"Durante casi 20 años he tenido la oportunidad de encontrarme con mis lectores en este espacio. Fui "bavoceador" como decía el querido Germán Dehesa, pero ha llegado el momento de transitar. Ya nos reencontraremos. Adiós a Reforma."
Los mismos/Federico
Reyes Heroles
Reforma 23-Jul-2013.-
"Si
quieres que las cosas cambien, no hagas siempre lo mismo". Albert
Einstein
Es
Tabasco, es Aguascalientes, es Coahuila, es Michoacán, son los Pronósticos
Deportivos, la Estela de Luz, las delegaciones de la capital, los partidos,
todos, rebasando los topes de campaña, los legisladores federales ocultando información.
Son los tricolores, los azules, los amarillos, los verdes y de todos los
colores. Y qué decir del ex ministro Góngora o de la magistrada congelando una
demanda que afectaba los negocios de su esposo. Pero también los funcionarios
de la Sedesol desviando recursos públicos. Es en el Norte, en el Sur, en el
Este o el Oeste. No hay ideología de la pureza, no hay geografía de la pureza,
no diferencia por género, tampoco por edades.
Hay,
eso sí, una pérdida generalizada de referentes éticos. Peor aún, los que se
dicen o se decían defensores de una nueva ética, los azules, los amarillos,
demuestran que pueden ser igual de pillos que los tricolores y cometer las
mismas mañas en las elecciones. ¿Y el elector?, pagando las credenciales con N
candados, pagando al costoso IFE, al cual le hemos cargado funciones y más
funciones, como si fuera la única salvación, la única isla de integridad del
país, lo hemos sobrecargado tanto en cuestiones que no están en su origen que
corre el riesgo de un mal desempeño. El organismo "ciudadanizado"
(todos somos ciudadanos) está en manos de las cuotas de los partidos, los
cuales -a través de sus legisladores- se dan el lujo de hacérnoslo ver sin el
menor recato. No nombramos consejero electoral porque todavía no nos ponemos de
acuerdo de a quién le corresponde, le pertenece.
Pero
no sólo es el sector público, ¡bueno fuera! Los privados se las gastan a sus
anchas. Presionan y corrompen a jueces y magistrados, abren así expedientes
para dañar a sus enemigos, sean ellos empresas o instituciones como la Bolsa
Mexicana de Valores. Los dineros, el antaño llamado "chayote" sigue
estando presente en columnas financieras que agarran campañas en contra de X
para dañar su prestigio y su precio accionario. Buscan las mejores fórmulas, no
de planeación fiscal, que es legal, sino de evasión. Pero eso es lo más burdo y
banal. Lo más elaborado es la llamada "captura", yo, laboratorio, te
invito a un congreso anual, te alojo a ti y tu mujer en el mejor hotel con todo
pagado y, como sé que te gusta el golf, pues da la casualidad de que tienes a
tu disposición un campo de 18 hoyos o los que necesites. De postre un
espectáculo con algún artista de moda. De pasadita te presento mis nuevos
productos y, sin decirte nada, te pido que no cuestiones por qué la
presentación es de 8 cápsulas cuando el tratamiento es de 10, así que tu
paciente o la institución de seguridad social, el Estado o las aseguradoras,
tendrán que comprar dos cajas.
¿Y
por qué en México hay un porcentaje tan alto de cesáreas? ¿Será acaso por una
deformación de las mujeres que, a diferencia de otros países, no están
fisiológicamente preparadas para el parto natural? O quizá hay otra
explicación, no será que para el médico es más fácil establecer, de acuerdo a
sus intereses, la fecha de la cesárea. Entramos allí a la llamada "zona de
confort", me va bien, sé que hay irregularidades -por llamarlas de la
forma más amable- pero mejor no me meto en líos. No importa que mi actitud
oculte algo y, a la larga, agrave la situación, calladito te ves más bonito.
Pero eso sí, después viene el reclamo, este país de porquería no tiene remedio.
¿Y tú, qué hiciste para mejorarlo? Y la sociedad civil tampoco se escapa, las
vanidades subdividen causas provocando una absurda competencia que debilita a
la ciudadanía, se come a sus pares. Seguimos siendo los mismos.
En
esto el parteaguas es la conciencia -¡Hegel estará feliz!-, una situación es
suponer y otra saber. Si el médico jugando golf en la Riviera Maya no se ha
dado cuenta del juego que trae el laboratorio, pues es inocente y, de pasada,
un ingenuo. Pero si se percata de la trampa del empaque y no actúa, se vuelve
cómplice. La creación de ciudadanía y por ende de una sociedad más íntegra, más
transparente y más justa, pasa por la conciencia. De allí la necesidad de la
denuncia sistemática en contra de las irregularidades, marrullerías y
corruptelas. Pero ese camino también puede caer en una zona de confort. Como
cualquier empresario, el "vendedor de moral" ambiciona tener una
porción mayor del mercado y, al final, desea quedarse con el monopolio, el
monopolio de la moral. Allí la frontera es muy sutil pero dramática: de la
denuncia fundada a la siembra de sospecha por mercadotecnia hay un abismo
ético. Unos prueban, otros especulan o juegan a otros intereses. ¿Cómo queremos
que las cosas cambien si seguimos siendo los mismos?
Durante
casi 20 años he tenido la oportunidad de encontrarme con mis lectores en este
espacio. Fui "bavoceador" como decía el querido Germán Dehesa, pero
ha llegado el momento de transitar. Ya nos reencontraremos. Adiós a Reforma.
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