- El Gobierno mexicano sale en bloque a pedir disculpas por la tortura
- Después del jefe del Ejército, los responsables federales de policía y derechos humanos piden perdón por el video en que militares y policías torturan a una joven
Nota de PABLO
FERRI/EL País, México
18 ABR 2016
Renato
Sales y Roberto Campa, responsables federales de seguridad y derechos humanos
en México, se disculparon este lunes en nombre del Gobierno, por los actos de
tortura cometidos por militares y policías en contra de una joven, en un pueblo
de Guerrero.
La
semana pasada, la opinión pública mexicana atestiguaba el contenido de un video
de apenas cuatro minutos, en que una cabo y una agente de la policía federal
torturaban a una mujer de 21 años para sacarle información. Además de apuntarle
en el cráneo con un fusil, ambas le cubrían la cabeza con una bolsa,
asfixiándola durante unos segundos; luego la amenazaban con darle toques,
descargas eléctricas, o con echarle agua en una franela con que le habían
cubierto la cara antes de la bolsa, y así provocarle sensación de asfixia.
El
vídeo, que se grabó en febrero del año pasado, se compartió rápidamente en
redes sociales y el viernes a mediodía abría noticieros y medios digitales de
todo el país. Al día siguiente, el secretario de la Defensa Nacional, el
general de división Salvador Cienfuegos, calificaba de “repugnante” el episodio
y declaraba que “quienes actúan como delincuentes, quienes no respetan a las
personas, quienes desobedecen no sólo incumplen la ley, sino que no son dignos
de pertenecer a las fuerzas armadas”. Cienfuegos habló así en un acto de la
secretaría ante 26.000 militares.
Este
lunes han sido Sales y Campa quienes han condenado la actuación de las fuerzas
de seguridad, durante en un acto en San Luis Potosí. Sales, titular de la
Comisión Nacional de Seguridad y responsable por tanto de la estrategia de
seguridad a nivel nacional, ha dicho que este tipo de acto es “intolerable” y
que “procede pedir perdón y asumir las medidas necesarias para que estos hechos
no se repitan”. Campa, subsecretario de derechos humanos, dependiente del
ministerio de Interior, ha abundado en que sucesos así son intolerables y ha
señalado que es el momento de erradicar la tortura en todas las corporaciones
del país.
Hasta
el momento hay dos militares presos por el vídeo, procesados por la justicia
militar y tres policías federales suspendidos. La Secretaría de la Defensa
Nacional informó el viernes además de que supo del vídeo en diciembre pasado,
momento en que abrió una investigación. La fiscalía federal inició igualmente
sus pesquisas en enero, pero de momento no ha levantado acusaciones.
El
vídeo trasciende en un momento en que la comunidad internacional consolida sus
sospechas sobre el actuar deficiente de las autoridades mexicanas, en la crisis
de derechos humanos que vive el país. La semana pasada, la canciller alemana,
Angela Merkel, incluso ofrecía ayuda al presidente mexicano, Enrique Peña
Nieto, para investigar la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en
Iguala, en septiembre de 2014. Justo en esos días trascendían las desavenencias
entre el Gobierno y la comisión internacional de expertos que investiga el
asunto, auspiciada por la OEA. Desde hace meses, los expertos denuncian
veladamente los intentos de sabotaje que sufren por parte de algunos sectores
del Gobierno. En todo caso, ha pasado año y medio y el Ejecutivo de Peña Nieto
se muestra incapaz de cerrar un caso, que muestra la colaboración entre el
crimen organizado y corporaciones de policía municipales y federales.
El
año pasado, el relator de Naciones Unidas sobre tortura, Juan Méndez, publicaba
un informe devastador de la situación en México, al afirmar que la tortura en
el país era generalizada. Las autoridades no se disculparon entonces, sino que
negaron al relator, negando sus argumentos. Cuando Méndez pidió al Gobierno
visitar de nuevo el país para componer un nuevo informe a finales del año
pasado, el Ejecutivo le negó el permiso.
Igual
que Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
dependiente de la OEA, informó el mes pasado de que las fuerzas de seguridad en
México no rinden cuentas, lo que “facilita el uso excesivo de la fuerza letal
así como la impunidad en incidentes de violación a los derechos humanos”.
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