El
Papa y la respuesta cristiana a la barbarie de Ruan
Tras
el asesinato del abad Jacques Hamel, el arzobispo de la ciudad, Lebrun: «la
Iglesia no puede abrazar más armas que las de la oración y la fraternidad»
Vatican Insider, 27/07/2016
ANDREA
TORNIELLI
«Estamos
verdaderamente perturbados…». El padre Federico Lombardi atraviesa el atrio de
la Sala de prensa vaticana visiblemente conmovido. Por primera vez en Europa un
sacerdote fue asesinado bárbaramente por exaltados atacantes islámicos. «¡Es
una noticia terrible! Han matado a un ministro de Dios y atacado a los fieles
que participaban en la misa. Esta violencia horrible se dio en un lugar sagrado
en donde se anuncia el amor de Dios. Nos afecta profundamente este contraste
entre el anuncio del amor de Dios y este odio ciego». El portavoz vaticano no
olvida «la serie de violencias que en estos días ya nos han perturbado y que
han afectado particularmente a los pueblos francés y alemán».
Francisco
se estaba preparando para el viaje a Polonia, que comienza hoy por la tarde.
Fue advertido de lo sucedido por su secretario. El Papa participa «al dolor y
al horror por esta violencia absurda, con la condena más radical de toda forma
de odio y con la oración por las personas afectadas». Por la tarde, como
siempre antes de sus viajes, Bergoglio fue frente al ícono de la «Salus Populi
Romani» en la Basílica de Santa María Mayor, y allí también rezó por el abad
Jacques Hamel. «El Santo Padre —se lee en el telegrama enviado por el
Secretario de Estado Parolin al arzobispo de Ruan— está particularmente turbado
por este acto de violencia que tuvo lugar en una iglesia durante una misa,
acción litúrgica que implica la paz de Dios para el mundo. Pidió al Señor que
inspire en todos pensamientos de reconciliación y de fraternidad en esta nueva
prueba». Palabras que corresponden al real estado de ánimo del Papa y de sus
más cercanos colaboradores, convencidos de que se trata de la única respuesta
cristiana posible para contrarrestar esta barbarie. Francisco sabe que
alimentar «una guerra de religión» es justo lo que los terroristas quieren, y
no olvida que atentados semejantes a los que están sacudiendo ahora Europa
representan el amargo pan cotidiano de los cristianos, de los hebreos y también
de muchísimos musulmanes que son víctimas del fundamentalismo islamista.
El
programa de la visita polaca, según confirman a la prensa las fuentes
vaticanas, no sufrió ningún cambio. No habrá mayor seguridad. El Papa, como
siempre lo ha hecho, viajará en un automóvil modesto y sin blindaje, recorrerá
algunos trayectos en el «papamóvil» descubierto, en constante contacto con la
gente.
Claro,
en el entorno papal hay cierta preocupación por la señal que representa el
asesinato de ayer. En el Vaticano hay quienes se interrogan cuál será la estrategia
de los terroristas y también se temen posibles consecuencias, como el peligro
de acciones violentas contra los musulmanes que viven en nuestros países. «¿Qué
hay que hacer para garantizar la seguridad en nuestras iglesias?», se pregunta
uno de los colaboradores del Pontífice, que concluye: «perturbarán nuestras
vidas, pero no debemos darles la victoria».
El
arzobispo de Ruan, Dominique Lebrun, estaba en Cracovia con un grupo de
jóvenes. Antes de volver a Francia declaró que «la Iglesia no puede abrazar más
armas que las de la oración y la fraternidad». «El odio sembrado para fomentar
el enfrentamiento entre culturas y religiones, evocando agitando fantasmas del
pasado —se lee en el editorial de «L’Osservatore Romano»— debe ser rechazado de
cualquier manera y prevenido por todos». El cardenal Angelo Scola, arzobispo de
Milán, dijo: «¿Cómo no ver en este asesinato extendido al corazón del
cristianismo el valor del martirio que regularmente los cristianos celebran en
la santa misa?». Otro de los prelados más cercanos a Francisco observa: «El
padre Hamel se convirtió en mártir sobre el altar, con su oblación total a
Dios. Esperemos que la sangre derramada sea semilla para nuevos cristianos».
Este
artículo fue publicado en la edición de hoy del periódico italiano La
Stampa.
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