El
caso Wallace, más turbio que nunca´/ANABEL
HERNÁNDEZ
Revista Proceso, portada # 1961, 31 de mayo de 2014;
El
descubrimiento de una segunda acta de nacimiento de Hugo Alberto Wallace
Miranda, tan oficial como la primera, da un vuelco al caso que se sigue por el
presunto secuestro y homicidio de esta persona, cuyo cadáver sigue sin
encontrarse. Ahora resulta que el desaparecido, quien de haber sido realmente
asesinado habría hecho una llamada telefónica de ultratumba, tiene dos nombres,
dos fechas de nacimiento, dos CURP y dos lugares donde vio la luz.
Una
llamada telefónica de alguien que supuestamente estaba muerto. Una madre que
afirma que su hijo ha sido asesinado. Un cadáver que no aparece. Una muestra de
ADN que atribuyó a la víctima el sexo femenino. Y testimonios autoinculpatorios
presuntamente obtenidos bajo tortura…
Esos
habían sido, sobre todo, los factores implicados en el expediente judicial
abierto por el secuestro y homicidio de Hugo Alberto Wallace Miranda hasta que,
nueve años después de que éste desapareció, en los últimos días el caso ha dado
un vuelco debido a nueva información que pone en duda incluso su muerte.
En
el momento en que se fecha el secuestro y homicidio de Hugo Alberto, el 11 de
julio de 2005, tenía otra acta de nacimiento. De acuerdo con ese documento
oficial, cuya copia certificada fue obtenida por Proceso, su nombre es Hugo Alberto
Miranda Torres y nació el 12 de octubre de 1969 en el Distrito Federal. En 1975
la misma persona obtuvo otra acta de nacimiento con el nombre de Hugo Alberto
Wallace Miranda.
Según
los registros oficiales de la Consejería Jurídica del Gobierno del Distrito
Federal y de la Secretaría de Gobernación (Segob), la primera acta de Hugo
Alberto es auténtica y fue presentada por el interesado para obtener la Clave
Única de Registro de Población (CURP) el 24 de febrero de 2010, es decir, casi
cinco años después de su supuesto homicidio.
El
acta recién descubierta fue ingresada por la acusada Brenda Quevedo Cruz ante
el Juzgado Decimosexto de Distrito de Procesos Penales Federales del Primer
Circuito el 14 de mayo pasado, día en que se cerraba el plazo para entregar
pruebas en su defensa dentro la causa penal 35/2006-II.
Desde
el principio el caso Wallace ha sido un enigma, no despejado ni con las
confesiones de quienes se supone participaron en su secuestro y asesinato.
La
llamada
El
12 de julio de 2005 María Isabel Miranda Torres, luego de no tener noticia de
su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda, descubrió en unas cuantas horas, al
encontrar su camioneta Cherokee en una calle de la colonia Extremadura
Insurgentes en la Ciudad de México, que la noche anterior su hijo había sido
secuestrado, asesinado y descuartizado con una sierra eléctrica en el diminuto
baño de un departamento ubicado en Perugino número 6, a unas cuadras de donde
estaba el vehículo, e inmediatamente supo el nombre de uno de los responsables,
según ha dicho ella misma.
En
su declaración ministerial, quien también se autodenomina María Isabel Miranda
de Wallace expuso que su versión proviene de un transeúnte que nunca ha sido
identificado por su nombre ni citado a declarar, así como de un niño que vivía
en el edificio de Perugino, quien habría asegurado a ella y a su hermano
Roberto Miranda que la noche del 11 de julio escuchó disparos y vio cómo
bajaban por la escalera un cuerpo ensangrentado.
La
señora Miranda de Wallace refiere que después de descubrirlo todo recibió una
fotografía donde su hijo aparecía desnudo y le pedían un rescate. Ella dio los
nombres de los supuestos responsables, se adjudica la captura de cuatro de
ellos y desde 2005 sostiene que su hijo está muerto.
Pero
conforme a los testimonios que constan en la causa penal 32/2006-II, el único
niño del edificio, Erik Figueroa, declaró que ni siquiera durmió ahí la noche
del 11 de julio, sino en casa de su abuela, y que el único diálogo que tuvo con
unas personas el 12 de julio fue cuando le preguntaron por una mujer que él no
conocía.
A
petición de la señora Miranda de Wallace, el mismo 12 de julio la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal hizo una primera inspección en el
lugar, pero no encontró allí ninguna prueba ni indicios sobre los hechos.
El
13 de julio la entonces llamada Subprocuraduría de Investigación Especializada
en Delincuencia Organizada (SIEDO) se presentó en el mismo departamento, pero
tampoco halló ni un solo rastro. En el reducido baño donde presuntamente habría
sido descuartizado Hugo Alberto con una sierra eléctrica no había rastros de
sangre. La regadera tenía un tendedero donde colgaba la ropa de Juana Hilda
González, quien vivía en el inmueble.
Concluida
la revisión, el departamento no fue protegido ni asegurado como escena de un
crimen, y la administradora lo rentó a una persona llamada Rodrigo de Alba
Martínez, quien nunca lo ocupó.
En
las primeras declaraciones, a las que se confiere una mayor confiabilidad, los
habitantes del edificio afirmaron que no escucharon la noche del 11 de julio
ningún ruido ni vieron movimientos extraños.
Asimismo
en el expediente de la averiguación previa abierta por la PGR hay constancia de
que una tarjeta de crédito de Hugo Alberto Wallace Miranda fue usada el 20 de
julio de 2005, con cargos que superaron los 12 mil pesos, incluyendo una comida
en el restaurante Los Arcos por más de 3 mil pesos y compras en Liverpool de
Perisur; pero ni la PGR ni la madre de la presunta víctima pidieron los videos
que pudieron registrar quién usó la tarjeta. Tampoco se siguió esa línea de
investigación.
El
22 de julio de 2005 José Enrique Wallace Díaz, esposo de María Isabel Miranda,
declaró a las autoridades –según consta en el expediente– que no tenían
noticias de Hugo Alberto y que nadie había pedido un rescate. “Quiero decir que
probablemente lo que ocurrió a mi hijo fue una desaparición, ya que no puedo
decir que se trate de un secuestro”. La última declaración rendida por él hasta
ahora ocurrió el 23 de septiembre de ese mismo año, cuando pidió a las
autoridades no investigar más.
Desde
entonces Wallace Díaz no se ha vuelto a presentar a declarar en el caso pese a
los múltiples citatorios del juzgado y a los edictos publicados.
El
1 de noviembre de 2005, de acuerdo con el expediente de la causa penal, del
celular de Hugo Alberto, que no había sido cancelado, entró una llamada al
teléfono 55-54-56-30-24 y un hombre dejó este mensaje:
“Qué
onda. Mira, ando hasta la madre, güey; ya sé que te fallé, pero me vale verga.
¿Qué? Aquí, puto… Qué onda, güey. Mírame, aquí pisteando, güey. ¿Sabes qué,
güey, sabes quién me jugó…?”
Cuatro
personas relacionadas con Hugo Alberto aseguraron a la PGR que la voz era de
él: Vanessa Bárcenas Díaz, su exnovia; Carlos Colorado Martínez, Rodolfo
Munguía e Isabel Neri Lujano. Pero la PGR nunca siguió esa línea de
investigación.
Problemas
con la justicia
Hugo
Alberto tenía antecedentes penales, y aunque públicamente su madre ha intentado
desvirtuar ese hecho, el gobierno de México tuvo que reconocerlo dentro del
expediente de extradición de Brenda Quevedo Cruz 1:08-MC-00085, radicado en la
Corte Federal de Distrito para el Distrito Norte de Illinois, Estados Unidos.
Allí
la AFI informó en el oficio DGRP/DAMJ/7988/2008 que en sus sistemas localizaron
un antecedente de orden de reaprehensión contra Hugo Alberto Wallace Miranda
librada por el juez decimotercero de Distrito de Procesos Penales Federales del
DF dentro de la causa penal 196/2001, “en virtud de que en sentencia definitiva
se declaró que era penalmente responsable en la comisión del delito de
contrabando, condenándolo a tres meses de prisión”, señala el documento.
En
junio de 2004 la orden de aprehensión fue cancelada porque el juez sustituyó la
pena de cárcel por una multa de 14 mil 665 pesos.
El
15 de noviembre de 2005 Vanesa Bárcenas Díaz, exnovia de Hugo Alberto, declaró
que éste le había manifestado que tenía problemas legales. “Me dijo que en una
ocasión lo buscaron para detenerlo supuestamente por dedicarse al narcotráfico,
pero él adujo que en realidad era por la ropa que le enviaban, no sabía de
dónde, y porque las personas que se la mandaban algo habían hecho. Hugo Alberto
me comentó que eso era como narcotráfico y que por ese motivo estuvo huyendo
por varios estados del país”, señaló Vanesa.
Las
dos actas
Con
cada una de las actas de Hugo Alberto Wallace Miranda, una fechada en 1970 y
otra en 1975, obtuvo constancias de la Clave Única de Registro de Población
(CURP), expedidas por la Segob.
El
acta de nacimiento número 1, cuya autenticidad fue corroborada en archivos del
Gobierno del DF, se expidió el 15 de enero de 1970 en la delegación Milpa Alta,
Juzgado 8 (libro 1, número de acta 27), bajo el nombre de Hugo Alberto Miranda
Torres, nacido el 12 de octubre de 1969 en el “Sanatorio Tuxpan” del DF.
Como
su padre quedó registrado Jacinto Miranda y como su madre Isabel Torres, de 31
y 21 años de edad, respectivamente.
Como
abuelos paternos figuran Luis Miranda y Consuelo Jáimez, y como abuelos
maternos, Alfredo Torres y Mónica Romero.
El
acta de nacimiento número 2, que ha sido presentada por la madre de Hugo
Alberto en el caso de su supuesto secuestro y homicidio, fue expedida el 19 de
noviembre de 1975 en Texcoco, Estado de México (libro 12, acta 2371), y allí
quedó asentado el nombre de Hugo Alberto Wallace Miranda, quien según el
documento nació el 12 de octubre de 1969 en Coatlinchan, Texcoco, Estado de
México.
En
calidad de padres fueron identificados José Enrique Wallace Díaz y María Isabel
Miranda Torres, de 37 y 24 años, respectivamente.
Los
abuelos paternos serían Arturo Wallace Ramírez y María Luisa Díaz Solórzano, y
los maternos, Fausto Miranda Romero y Mónica Torres de Miranda.
Del
análisis del contenido de las actas de nacimiento 1 y 2 se desprende que entre
ambas hay cambios en los nombres o apellidos del registrado, de su padre, de su
madre y sus abuelos.
Igualmente,
usando el acta 1, Hugo Alberto tramitó personalmente la inscripción de la CURP
el 24 de febrero de 2010, casi cinco años después de su presunta muerte.
En
la cédula obtenida directamente en la Segob hay dos leyendas inscritas: la
primera: “Existe una posible inconsistencia en esta CURP, verifíquela y en caso
de ser necesario acuda a un módulo”.
Y
la segunda: “CURP certificada: implica que esta información fue verificada con
el Registro Civil”.
Con
el nombre de Hugo Alberto Wallace Miranda y su acta de nacimiento se había
tramitado la inscripción de otra CURP el 13 de septiembre de 1999.
Por
si fuera poco, Hugo Alberto nació en tres lugares diferentes, de acuerdo con
sus dos actas de nacimiento y una declaración de su madre: el “Sanatorio
Tuxpan”, del DF (acta 1); “Coatlinchan, Texcoco” (acta 2), y hospital Dalinde,
de la colonia Roma de la Ciudad de México (entrevista con Isabel Miranda
publicada en el portal Animal Político el 8 de diciembre de 2010).
Además,
en declaraciones a los medios Isabel Miranda ha dicho que el nombre de su madre
es Mónica Torres Jáimez, pero resulta que el apellido Jáimez es el que, en el
acta de nacimiento 1, corresponde a la abuela paterna de Hugo Alberto.
La
“prueba” de ADN
El
acta de nacimiento descubierta no sólo pone en cuestión la muerte de Hugo
Alberto, sino también la prueba de ADN que la PGR dio por buena para afirmar
que el secuestro y el homicidio ocurrieron y que ha servido para dictar
condenas que van de 78 a 131 años de prisión a César Freyre, Juana Hilda
González y los hermanos Alberto y Antonio Castillo Cruz, a quienes, junto con
Jacobo Tagle y Quevedo Cruz, se responsabiliza de haber cometido ambos delitos.
Hasta
ahora, pese a las supuestas confesiones de Freyre, González y Tagle –quienes
aseguran que las mismas fueron obtenidas mediante tortura–, no se han podido
localizar los restos de Hugo Alberto.
La
única prueba pericial obtenida en los nueve años del presunto homicidio
apareció seis meses después del suceso en el departamento de Perugino 6, y
luego de que durante meses el inmueble no fue custodiado.
En
la nueva revisión hecha por la SIEDO se encontró una gota de sangre en el baño
y una licencia de conducir vencida de Hugo Alberto Wallace Miranda, aunque él
tenía otra con vigencia indefinida que hasta la fecha no ha aparecido.
La
gota de sangre fue comparada con muestras de ADN de Isabel Miranda y de Enrique
Wallace, quien aparece como padre de Hugo Alberto en el acta de nacimiento 2.
La muestra coincidió genéticamente, pero pese a que los peritos de la PGR
primero dijeron que tenía cromosomas XX, es decir, de mujer, en una audiencia
realizada en julio de 2006 en el Juzgado Decimosexto de Distrito de Procesos
Penales Federales del DF la perito planteó que había sido un error de dedo y
que se trataba de cromosomas XY, es decir, de hombre.
Dado
que la pareja Wallace-Miranda tiene una hija, la defensa de los inculpados
pidió una nueva prueba, pero la muestra de la única gota de sangre encontrada
ya no existía. La PGR dio por cierto el secuestro y homicidio de Hugo Alberto
Wallace Miranda con esa prueba de ADN, pero si el padre biológico no se
apellida Wallace sino Miranda, como indica el acta de nacimiento 1 de Hugo
Alberto, la historia sería muy distinta.
Una
vez ingresada el acta de nacimiento descubierta, el Juzgado Decimosexto de
Distrito de Procesos Penales Federales deberá desahogar la prueba conforme a
derecho y encontrar la verdad y transparencia en el turbio caso.
Fuentes
consultadas por Proceso informaron que, luego de que Quevedo presentó el acta
como prueba, se intentó tener acceso directo al libro del Registro Civil de la
Ciudad de México donde se encuentra, pero se dijo que el libro fue llevado a un
juzgado. Dicha acta se considera fundamental, y tanto en el Registro Civil como
en la Segob hay documentos que la respaldan, de modo que, se ha advertido, no
podría perderse.
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