El
mayor lobby latino de EE UU se reúne alarmado por la crisis de los niños
Las
principales voces latinas se unen para exigir soluciones humanitarias,
indignadas por el discurso del ala dura republicana, y critican la respuesta
del presidente Obama
Nota de PABLO
XIMÉNEZ DE SANDOVAL
El País, Los Ángeles 20 JUL 2014 -
En impreso, 21 de Julio.
El
principal grupo de presión de Estados Unidos en favor de la comunidad latina
celebra este fin de semana una conferencia anual que ha quedado sumergida bajo
la tormenta política en torno a los niños indocumentados que cruzan solos la
frontera y que han desbordado las instalaciones de Texas. La convención en Los
Ángeles (California) del Consejo Nacional de la Raza (CNLR), con sede en
Washington, se convirtió en un termómetro de la indignación entre la élite
latina por el uso político que se ha hecho de lo que consideran un problema
humanitario con complejas raíces. La críticas se centraron en el ala dura
republicana, que pide el sellado de la frontera y da pábulo a las quejas sobre
las enfermedades de los inmigrantes o su impacto sobre los servicios públicos,
pero también en el presidente Barack Obama, por responder pidiendo más dinero
para “un sistema que atrapa a los inmigrantes”, en palabras del congresista
Luis Gutiérrez.
Clarissa
Martínez de Castro, vicepresidenta de la oficina legal del CNLR, explicaba el
sábado por la mañana que “hay varias razones” por las que la organización se ha
volcado en este asunto. “Primero, la gravedad de la emergencia humanitaria. Es
ridículo hablar de crisis por 50.000 niños”. Para esta organización es
importante que se deje de hablar de crisis en la frontera y el debate se centre
en la atención humanitaria. Aparte, “es alarmante el discurso de odio” desde
partes de la derecha del país cuando se trata de “niños desesperados”. “Se está
utilizando esto solo para atacar al presidente”, dice Martínez. Por último, al
CNLR le preocupa que detrás de todo esto “hay un sustrato de cómo nos ven a los
latinos”.
Durante
una mesa redonda sobre la política actual en inmigración, Martínez recordó que
hace solo un año, muy poco antes de la conferencia anterior, se acababa de
aprobar el Senado de EE UU un proyecto de reforma migratoria que, sin ser del
todo convincente para los líderes del CNLR, aportaba soluciones a largo plazo
para 11 millones de indocumentados en el país. Un año después, aquel acuerdo no
se ha convertido en ley porque está bloqueado en la Cámara de Representantes
(cámara baja del Congreso), donde la mayoría republicana se niega a someterlo a
votación.
Sin
embargo, destacó Martínez de Castro, las voces en favor de la reforma
migratoria integral no han hecho más que crecer. “Nunca se había visto un
consenso como este sobre ningún tema”, aseguró. Por eso se quejó del uso que
algunos líderes republicanos hacen de la actual llegada masiva de niños
indocumentados desde Guatemala, El Salvador y Honduras, huyendo de la violencia
y la miseria. “Están intentando cambiar a narrativa y decir que 50.000 niños
sin papeles están poniendo al país de rodillas”.
Los
lobbies latinos ponen sus esperanzas en las próximas elecciones parciales al
Congreso, que se celebran en noviembre, para que la reforma avance o, por lo
menos, los republicanos sientan cierta presión del electorado. Martínez recordó
que el 75% de los latinos son ciudadanos con derecho a voto, una cifra que es
del 93% entre los jóvenes. “Nos vamos a asegurar de que la gente paga el precio
del daño que han hecho”, llamando a votar masivamente en noviembre. Varias
voces en la conferencia reconocieron las dificultades para lograr es cambio,
pues tradicionalmente, mientras el voto latino no hace más que crecer cada
cuatro años en las elecciones presidenciales hasta el punto de que algunos
analistas ya consideran imposible ganar la presidencia sin contar con ellos, no
ocurre lo mismo en las elecciones legislativas. La mayoría de los republicanos
de la Cámara de Representantes no tienen nada que temer de sus electorados
latinos.
Marielena
Hincapié, directora ejecutiva del National Immigration Law Center, explicó que
solo el Congreso puede dar una solución a largo plazo a los 11 millones de
indocumentados del país, pero reclamó del presidente Barack Obama que utilice
sus poderes ejecutivos, como ha prometido hacer aunque aún no ha concretado
cómo, para frenar las deportaciones que “destrozan comunidades”. “¿Cómo puede
un niño aprender nada en el colegio cuando no sabe si su madre va a estar en
casa cuando vuelva?”, se preguntó. “Es inhumano y es antiamericano”. El pasado
mes de marzo, la presidenta del CNLR, Janet Murguia, que fue asesora de Bill
Clinton en la Casa Blanca, llamó al presidente Obama “deportador en jefe”, una
etiqueta brutal que lo ha hundido entre las comunidades latinas, tras asegurar
que ha deportado a cerca de 2 millones de personas durante su mandato, más que
ningún otro presidente.
Hincapié
considera que las próximas “seis a ocho semanas” son críticas en este debate.
El presidente ha prometido tomar medidas ejecutivas ante la parálisis del
Congreso. Pero las tomará probablemente en septiembre, antes de las elecciones.
Mientras, con el Legislativo de vacaciones, “es el momento de hablar con todos
nuestros representantes”. La decisión que tome Obama la va a tomar con la
información que reciba estas semanas, asegura Hincapié.
La
crisis de los niños inmigrantes apareció en todos y cada uno de los discursos
que se oyeron el sábado, desde la presidenta del CNLR, Murguia (que apareció en
el escenario escoltada por Mickey Mouse y Minnie Mouse; Walt Disney Co., una de
las empresas más grandes de California, es uno de los patrocinadores del
evento), hasta el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, el alcalde de la
ciudad y el congresista Luis Gutiérrez, considerado uno de los principales
batalladores por la reforma migratoria en el Congreso. “Es una situación que
rompe el corazón”, dijo el arzobispo en sus breves palabras, y recordó que
hasta el papa Francisco se ha referido a lo que ocurre en Texas. “Hay que
seguir luchando por la justicia, no solo por estos niños, sino por todos los
atrapados en el sistema migratorio”, dijo Gómez.
El
Consejo Nacional de La Raza fue fundado en 1968 y hoy alberga más de 300
organizaciones afiliadas de ayuda a los latinos en EE UU en 41 Estados. El
alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, dio la bienvenida al mayor lobby latino
del país a una ciudad que definió como “la capital norte de América Latina” en
sus palabras en la jornada del sábado. Garcetti, angelino de cuarta generación,
recordó que sus propios abuelos llegaron cruzando la frontera hace 100 años.
Garcetti
reclamó “una reforma migratoria ya”. “Como padre y como alcalde de una gran
ciudad latina no voy a aceptar” la situación de los niños indocumentados. El
alcalde fue ovacionado cuando recordó algunas de las medidas que ha tomado su
Ayuntamiento. La semana pasada, Los Ángeles anunció que la policía local dejará
de cooperar con la Patrulla Fronteriza (policía federal de aduanas) y no les
entregará indocumentados para su deportación. “Estoy orgulloso de tener la
cuidad más segura desde 1949 porque trabajamos con las comunidades, no contra
ellas”.
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EE UU discutirá con Centroamérica la crisis de los niños migrantes
El presidente Obama recibirá a sus pares de Honduras, Guatemala y El Salvador en la Casa Blanca el viernes 25
SILVIA AYUSO Washington
El País, 19 JUL 2014 -
Publicado en la edición México, el 21 de julio.
El presidente Barack Obama ha decidido discutir cara a cara con sus pares centroamericanos la crisis de las decenas de miles de menores no acompañados que en los últimos meses han llegado hasta Estados Unidos procedentes sobre todo de Guatemala, Honduras y El Salvador. Para ello, recibirá el próximo viernes 25 en Washington a los presidentes Otto Pérez Molina, Juan Orlando Hernández y Salvador Sánchez Cerén, ha informado la Casa Blanca.
La agenda de los mandatarios, a los que acompañará el vicepresidente estadounidense Joe Biden, que a su vez viajó en junio a Guatemala por el mismo motivo, será apretada.
Obama y sus colegas centroamericanos discutirán cómo “reforzar nuestra colaboración en curso para frenar el flujo de inmigrantes indocumentados de Centroamérica a México y a Estados Unidos”, de acuerdo con la información oficial.
Una charla en la que se analizará la cooperación para “promover la migración segura, legal y ordenada” entre Centroamérica y EE UU. Ahí entra, precisa el gobierno norteamericano, “el retorno de familias para los tres países”, en el marco de la “nueva oleada” de deportaciones de adultos acompañados de menores que el Departamento de Seguridad Nacional anunció esta semana.
Obama también quiere discutir con los presidentes centroamericanos “cómo podemos trabajar con otros miembros de la comunidad internacional para promover el desarrollo, el crecimiento económico y la seguridad en la región”. Ese es el otro aspecto que Washington está tratando de reforzar con el fin de atajar la raíz de lo que identifica como el detonante de la migración centroamericana: inseguridad y falta de oportunidades para los jóvenes en sus países de origen.
Poco antes del anuncio de la Casa Blanca, el presidente salvadoreño había confirmado las negociaciones para celebrar un encuentro de este tipo, al que acudirá con sus colegas de Honduras y Guatemala, dijo, con el objetivo de “reafirmar la voluntad que hay de los tres países que se tiene que ver esto como un problema de derecho de los niños y de los adolescentes”.
“No se les puede dar trato que no esté basado en una política de derecho”, subrayó Sánchez Cerén en rueda de prensa, informa Juan José Dalton desde San Salvador.
El gobierno estadounidense está haciendo grandes esfuerzos internos y en la región para tratar de afrontar la crisis en la frontera que ha supuesto la masiva llegada de menores centroamericanos no acompañados a sus fronteras en los pasados meses: hasta 57.0000 desde octubre.
La reunión con sus colegas centroamericanos tendrá lugar además cuando se agota el tiempo para que el Congreso apruebe la partida de 3.700 millones de dólares que Obama ha solicitado para afrontar la crisis, y que prevé fondos tanto para aumentar el número de centros de acogida de indocumentados, como la cifra de abogados de inmigración para acelerar los procesos migratorios y agentes de patrulla, pero también para programas en Centroamérica.
A punto de que los parlamentarios inicien su receso estival en agosto, no se ha registrado sin embargo ningún avance legislativo que le permita a la Casa Blanca un respiro.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, dijo el jueves no sentirse demasiado optimista respecto de las posibilidades de aprobar la partida antes del cierre por vacaciones.
El principal escollo: las demandas de algunos legisladores, sobre todo republicanos, de que cualquier aprobación de fondos se ligue a una reforma de la ley de 2008 que impide la deportación directa de menores de países no colindantes con EE UU o incluso a la derogación de medidas de alivio migratorio como la acción ejecutiva por la que Obama derogó las deportaciones de menores indocumentados -bajo ciertas condiciones- hace dos años, y que acaba de renovar por otros dos más.
Aunque el propio Obama había aventurado en un principio la posibilidad de revisar la ley de 2008, al final no la incluyó en la propuesta enviada la semana pasada al Congreso, consciente del fuerte rechazo que la idea desata entre sus propios colegas de partido.
“Tan importante como atender esta crisis humanitaria (en la frontera) es que no nos apresuremos a cambiar nuestras leyes de forma tal que podamos poner a estos niños en peligro de muerte o de abusos”, advirtió este mismo viernes el senador demócrata Robert Menéndez.
También los presidentes centroamericanos han criticado la mera idea de revocar las garantías que se aprobaron bajo el gobierno del republicano George W. Bush.
“No se puede proceder en ningún momento a una deportación inmediata, tiene que establecerse un proceso”, declaró Sánchez Cerén. “Y nosotros lo que estamos pidiendo es que se respete ese proceso. Esa misma posición vamos a reafirmar ante esta reunión con el Presiente Obama”, agregó.
El problema para el presidente estadounidense: el tiempo. El Departamento de Seguridad Nacional ya ha dejado claro que la necesidad de lograr los fondos solicitados por el mandatario es una cuestión urgente.
Según declaró su máximo responsable, Jeh Johnson, la semana pasada ante el mismo Congreso que sigue debatiendo la concesión de los recursos, ante las inversiones extraordinarias que ha requerido la crisis de menores migrantes de los últimos meses, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se quedará sin recursos “a mediados de agosto” y la patrulla fronteriza hará lo propio “para mediados de septiembre”.
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