El
SAT logró lo imposible: unir a todas las religiones... pero en su contra/RODRIGO
VERA
Revista
Proceso # 1974, 30 de agosto de 2014
Lo
que no ha podido verse en la historia de la humanidad lo acaba de conseguir el
SAT: unió a cristianos, musulmanes, judíos, budistas e hinduistas indignados
por las exigencias del organismo fiscal, que les pide cuentas claras de los
dineros que manejan, incluidos los diezmos. Los dirigentes de esas expresiones
religiosas alegan que sus organizaciones no tienen infraestructura para hacer
lo que les pide Hacienda. Aparentemente ésta busca poner orden en un ámbito en
el cual no son extraños los negocios turbios donde de plano fluye dinero del
crimen organizado.
Mediante
boletines y declaraciones a los medios, obispos y cardenales de la Iglesia
católica así como pastores de las evangélicas son los principales
cuestionadores de las autoridades hacendarias por esta medida.
La
Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice),
presidida por el pastor Arturo Farela Gutiérrez, decidió dar un paso más y
emprender un litigio judicial contra esas disposiciones del SAT que afectarán a
las más de ocho mil asociaciones religiosas del país.
En
sus oficinas, Farela Gutiérrez se encoge de hombros y se queja: “Las iglesias
no podremos cumplir esas imposiciones hacendarias. Para qué darle tantas
vueltas al asunto. ¡Es imposible! ¡No se puede!”.
–¿Qué
medidas tomarán entonces?
–No
nos queda otra más que interponer un amparo contra esas disposiciones del SAT.
Sólo así podremos darle protección a las a las 700 asociaciones religiosas
aglutinadas en la Confraternice.
–¿Cuándo
pondrán el amparo?
–En
septiembre. Nuestros abogados en materia fiscal ya están trabajando en ello. Y
nuestro principal alegato jurídico tiene precisamente como base la
imposibilidad material de dar cumplimiento a un acto de autoridad. Será un
juicio de amparo ante un juez de Distrito en Materia Administrativa.
Enfundado
en un traje oscuro, el influyente líder religioso se recarga en el asiento,
abre los brazos e invita a otras iglesias a sumarse a su lucha legal: “Todas
las que deseen integrarse a nuestro amparo podrán hacerlo, pues esa imposición
hacendaria nos afecta por igual. Creo que la vía legal es el camino idóneo para
defendernos”.
–¿De
plano las iglesias no estarán en condiciones de cumplir con ese requerimiento
para el próximo 1 de enero?
–Por
supuesto que muchas iglesias no estarán en condiciones. Necesitarán mucho más
tiempo. En un principio esa medida iba a comenzar a aplicarse este 1 de
septiembre. Luego las autoridades la aplazaron para el 1 de enero. Pero no. Eso
es imposible. Las condiciones del país no lo permiten.
“Por
ejemplo nosotros tenemos templos en lugares apartados de los Altos de Chiapas,
de la zona huichol, de la sierra Tarahumara o de la montaña alta de Guerrero.
¿Cree que en esos remotos rincones los indígenas van a tener internet y
computadoras para enviar electrónicamente comprobantes fiscales? ¡Claro que no!
No existen las condiciones técnicas, humanas y geográficas para hacerlo.
“En
las mismas zonas urbanas se complicarán las cosas. Imagínese cualquier misa
dominical en los templos a la hora de recolectar las limosnas; a cada feligrés
que aporte dinero se le tendrá que ir dando su respectivo comprobante fiscal.
Será una labor de nunca acabar, principalmente en la Basílica de Guadalupe, el
santuario más concurrido.
“Nosotros
estamos a favor de la legalidad y de pagarle al fisco. No somos evasores
fiscales ni queremos serlo. Desde 1992, cuando se constituyeron formalmente las
primeras asociaciones religiosas, hemos cumplido nuestras obligaciones
hacendarias. Pero ahora nos oponemos a las nuevas disposiciones porque sólo
complicarán las cosas.”
“No
es por lucro”
Estas
disposiciones fueron dadas a conocer por el SAT el pasado 8 de mayo mediante
oficio dirigido a las asociaciones religiosas.
Ahí
señala que como asociaciones religiosas cuyo fin no es el lucro, “no pagarán el
ISR (Impuesto Sobre la Renta) por los ingresos propios que obtengan como
consecuencia del desarrollo del objeto previsto en sus estatutos, siempre que
dichos ingresos no sean distribuidos a sus integrantes”.
En
conferencia de prensa el sábado 16, el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera
López, explicó que la falta de tecnología “en la inmensa mayoría de las
parroquias de México” impedirá cumplir con la facturación electrónica.
Consideró
que “las autoridades deberán esperar. México todavía no tiene la
infraestructura para realizar esto”, pues muchas localidades del país ni
siquiera tienen “señal” de internet.
Eugenio
Lira, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM),
resaltó la disparidad de recursos tecnológicos: “No todas las asociaciones
religiosas, incluso católicas, tienen la misma infraestructura; no es lo mismo
un convento de clausura que una diócesis”.
El
vocero de la arquidiócesis de México, Hugo Valdemar, dijo por su parte: “Nos
parecen cambios insensibles, fuera de lugar. No es posible que se nos quiera
tratar como empresas, cuando tenemos una naturaleza distinta”.
La
CEM emitió un comunicado el martes 12 en el cual dice recoger las voces no sólo
de los más de 100 obispos que aglutina, sino también de las “diversas
asociaciones religiosas de diferentes denominaciones”. Prácticamente todas las
iglesias –asegura el organismo cúpula de la jerarquía católica– “han
manifestado su preocupación por las dificultades humanas, económicas y
geográficas para adoptar el esquema electrónico”.
Y
exhorta a las autoridades hacendarias a “profundizar el diálogo”, ya que sólo
así podrán tener “un conocimiento más preciso sobre la naturaleza y realidad de
las asociaciones religiosas”.
En
el mismo sentido se manifestó Eliézer Gutiérrez, vocero de la iglesia La Luz
del Mundo, quien le recordó al SAT: “No somos empresas que nos dedicamos a una
cuestión de lucro. Tenemos algunas circunstancias y consideraciones
particulares que nos gustaría platicar con las autoridades hacendarias”.
Al
SAT –encabezado por Aristóteles Núñez Sánchez– prácticamente se le fueron
encima los representantes de las 8 mil 54 asociaciones religiosas del país. De
éstas, 8 mil 21 son cristianas (católicas, evangélicas y ortodoxas), 17
orientales (hinduista, budista y krishna), 10 judías, dos islámicas y cuatro
catalogadas como “nuevas expresiones”, según las cifras actualizadas de la
Secretaría de Gobernación dadas a conocer por el diario Reforma.
El
pastor alude a la lujosa capilla de la Virgen de San Juan de los Lagos,
edificada en la colonia Tezontle de la capital hidalguense por el
narcotraficante Heriberto Lazcano, El Lazca, fallecido jefe de Los Zetas. Al
lado de la capilla El Lazca también mandó construir el moderno y bien equipado
Centro de Evangelización y Catequesis Juan Pablo II. Incluso hizo colocar ahí
una placa conmemorativa de bronce que reza: “Donado por Heriberto Lazcano
Lazcano”. Y debajo de su nombre ordenó estampar el salmo 143: “Señor, escucha
mi oración, atiende mis plegarias, respóndeme, tú que eres fiel y justo”.
La
capilla siempre tuvo un nutrido número de fieles y todos los servicios
religiosos, presididos por sacerdotes de la arquidiócesis de Tulancingo, a
cargo de Domingo Díaz. En 2010, la PGR inició una investigación para saber
cuánto dinero lavó El Lazca en ese complejo religioso.
En
ese tiempo el entonces vocero del episcopado, Manuel Corral, reveló que la
Iglesia no tenía el control administrativo de las 60 mil capillas del país,
como la de Pachuca. Y se lamentaba: “Los tentáculos del narcotráfico pervierten
y corrompen a quien se les pone enfrente. Se extienden por todos lados. Ahora
brincaron a la Iglesia” (Proceso 1775).
Pero
desde años antes los cárteles mexicanos ya financiaban obras pías, como ocurría
en la diócesis de Tijuana en los ochenta y noventa, cuando los hermanos
Arellano Félix apoyaban económicamente al entonces obispo Emilio Berlie, para
que construyera varias parroquias y un lujoso seminario. Incluso estos
narcotraficantes –gracias a la mediación de Berlie– tuvieron encuentros
privados con el entonces nuncio apostólico Gerónimo Prigione (Proceso 937).
La
misma Basílica de Guadalupe –el santuario mariano más importante del mundo– ha
sido objeto de multimillonarios y oscuros negocios sin que las autoridades
hacendarias hagan nada. El más reciente es la construcción del moderno mall
religioso-comercial Plaza Mariana, que será operado por el empresario Carlos
Slim y por el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México,
con miras a tener como clientes cautivos a los alrededor de 20 millones de peregrinos
y turistas que anualmente visitan el santuario.
Nunca
se ha sabido a dónde fueron a parar los donativos que durante años estuvieron
aportando los fieles para la construcción de la Plaza Mariana, que luego se
encargaría de construir Slim en un terreno donado por Andrés Manuel López
Obrador cuando era jefe del gobierno capitalino. El fisco no ha metido las
manos en este escabroso asunto, pese a las protestas de agrupaciones de
comerciantes y de algunos jefes delegacionales de la Gustavo A. Madero que se
quejan del salvaje mercantilismo emprendido por el cardenal Rivera con el culto
guadalupano (Proceso 1726, 1783 y 1794).
El
mismo cronista de la Villa de Guadalupe, Horacio Sentíes, siempre ha dicho que
“el principal misterio de la basílica no es la aparición de la virgen sino la
desaparición de las multimillonarias limosnas que dejan en el santuario los
fieles guadalupanos”.
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