9 mar 2020

Qué pena el Presidente, no entiende el 68 femenino/Pablo Hiriart

Qué pena el Presidente, no entiende el 68 femenino/Pablo Hiriart
Uso de Razón
El Financiero, 9 de marzo de 2020
Emocionante e impresionante fue ver a miles y miles de mujeres tomar las calles de distintas ciudades del país en una de las manifestaciones más genuinas de hartazgo y exigencia de cambio desde el movimiento estudiantil del 68.
México no está postrado ante sus problemas y un gobierno incompetente. La fuerza femenina mostrada ayer refleja un país vibrante y en pie. Hay futuro.
Ninguno de los agravios contra las mujeres nació en este gobierno –como en el 68 los problemas no empezaron con Díaz Ordaz.
Pero la antipatía que ha enseñado el Presidente hacia el movimiento femenino detonó una reacción nacional de mujeres, humildes, clase media y acomodadas, que codo a codo enseñaron pancartas y gritaron y lloraron por un alto a la violencia feminicida.

Díaz Ordaz y sus voceros en los medios señalaron a infiltrados extranjeros y al comunismo como los manipuladores de estudiantes.
López Obrador y sus más obtusos seguidores acusaron, todavía ayer, a la derecha infiltrada y al neoliberalismo como los manipuladores de las manifestaciones de mujeres en diversos puntos de la república.
AMLO no ha entendido nada del problema, como en su momento tampoco lo entendió Gustavo Díaz Ordaz.
Sucede, y el Presidente no comprende, que cada día matan a diez mujeres en el país. Y que el responsable de garantizarles su seguridad es el gobierno que él encabeza.
Antes también asesinaban mujeres por el hecho de serlo, sin embargo esas cifras y esa saña que vemos en casi todo el país superan todo lo que hemos vivido.
Por eso es a él a quien le gritan “ya basta”, no en abstracto, no al viento ni al neoliberalismo ni a los conservadores, porque él prometió acabar con la violencia hacia las mujeres y el delito se ha disparado.
Le molesta a López Obrador que le recuerden que la crueldad de la violencia de género en su gobierno alcanza picos inhumanos y corta a quien se atreve a mencionarlo: “No quiero que el tema sea nada más feminicidios, ya está muy claro que se ha manipulado mucho sobre este asunto en los medios”, dijo en la conferencia matutina en Palacio hace dos semanas y solicitó que se le preguntara sobre la rifa del avión presidencial.
¿Manipulación de los medios? Nadie manipuló ayer a las mujeres para que salieran a gritar su enojo y exigir un cambio.
No es un complot ni lo quieren tumbar, como supone el Presidente en su infinito egocentrismo, sino una manifestación espontánea ante una emergencia feminicida, que demanda acción para frenar la violencia contra la mujer.
Esa violencia, hay que repetirlo, no la inventó AMLO. Pero en lugar de combatirla como prometió, desdeña el tema y ofende con historias de manipulación de los neoliberales en la causa feminista, igual que hizo Díaz Ordaz con el cuento de comunistas extranjeros que movían a los estudiantes en el 68.
Su enojo también deriva de que las mujeres le ganaron la calle, y no hubo aparato gubernamental ni financiamiento partidista a la movilización.
Le ganaron la calle a él, que había sido el dueño de banquetas y avenidas.
Por tanto, todo el que las tome y no sea incondicional suyo, seguro está movido por esa mano invisible que lo quiere desestabilizar. Egocentrismo puro. No hay tal mano oculta, sino un grito de enojo y desesperación que el Presidente no digiere.
El feminicidio creció casi diez por ciento en 2019 respecto a 2018, lo que es una barbaridad contra el aumento de 2.5 por ciento en homicidios dolosos. Cuatro veces más.
Cortó al apoyo a las estancias infantiles para beneficiar a madres trabajadoras, porque al Presidente le gusta que el recurso para la mujer salga directamente de su mano, sin la intermediación de la sociedad ni de personas especializadas en el cuidado de infantes.
Se acabó el dinero para refugios de mujeres golpeadas, porque es él quien reparte.
Respondió ayer que la mayoría del dinero destinado a programas de bienestar, es para mujeres. ¿Y? Las están matando, ¿no se entiende eso?
Dice que su gobierno es feminista porque hay muchas mujeres en el gabinete.
Sinceridad, por favor. Todos hemos visto cómo utiliza de florero a una mujer brillante, Olga Sánchez Cordero, nada menos que secretaria de Gobernación, a la que le quitó el control de sus tres principales funciones: seguridad, migración y relación con los partidos políticos (no conocía ni el texto que se iba a presentar como proyecto de nuevo Código Penal Federal).
El Presidente no ha entendido la profundidad del movimiento que se manifestó ayer y seguirá hoy. Lo tendrá que comprender, por el bien del país y de su propio cargo.

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