Los
jesuitas celebran los 200 años de su restauración con un papa de la Compañía
El
papa Francisco es el primer pontífice jesuita de la historia de la Iglesia.
Tras su elección, el superior general, Adolfo Nicolás, SJ, afirmó que
tener un papa de la Compañía fue "una sorpresa inesperada". Y admitió
que siempre pensaron "que un papa nunca sería jesuita porque nunca lo
había sido".
Ahora, la Compañía
de Jesús conmemoran los doscientos años de su restauración: una importante
efeméride para esta orden fundada por el español Ignacio de Loyola en 1540. Con
motivo de este aniversario, el prepósito general ha escrito una carta a todos los
miembros de la Compañía invitándoles a evitar “cualquier señal de triunfalismo
o de orgullo”.
En
la misiva, el general de los jesuitas recuerda que “en muchas partes del mundo
se han programado estudios en profundidad, publicaciones, reuniones y
conferencias académicas para promover un mayor conocimiento y comprensión de la
compleja realidad de la Suspensión y Reconstitución de la Compañía”. Pero pide
que “durante el 2014 se realice el estudio histórico en profundidad también en
la oración personal y comunitaria, en la reflexión y el discernimiento”, para
que la atención no se centre sólo en el pasado, sino que este sea entendido y
apreciado “con el fin de proceder en el futuro”.
La
conmemoración de la Restauración comenzará oficialmente el día 3 de enero,
fiesta del Sacratísimo Nombre de Jesús, y concluirá el día 27 de septiembre,
aniversario de la confirmación de la Compañía en 1540.
Vol.
XVII, No. 25 15 noviembre 2013
Padre
General
Conmemoración
del segundo centenario de
la Restauración de la Compañía de Jesús
Queridos
hermanos y amigos en el Señor,
Hace ya casi dos años, el día 1 de
enero de 2012, escribí a todos los superiores pidiéndoles que comenzaran la
preparación de la conmemoración, el año 2014, del segundo centenario de la
Restauración de la Compañía de Jesús. Con la presente carta deseo invitarles a
todos, jesuitas y colaboradores nuestros, a toda comunidad, obra apostólica,
Región y Provincia de la Compañía a celebrar el 200 aniversario de la
Restauración de la Compañía con humilde y sincero agradecimiento al Señor, con
deseo de aprender de nuestra historia y viviéndolo como una ocasión de
renovación espiritual y apostólica.
2014 va a ser un año importante
para el estudio de nuestra historia como Compañía. En distintos lugares del
mundo se han programado estudios académicos, publicaciones, conferencias y
reuniones de estudio para impulsar un conocimiento más profundo y ayudar a
entender mejor la compleja realidad de la Supresión y de la Restauración de la
Compañía: sus causas, sus principales protagonistas y sus consecuencias. Estoy
muy agradecido por el trabajo que se ha hecho hasta ahora, y espero que un
esfuerzo tan importante de investigación y de estudio de la historia prosiga
también después de 2014. Como bien sabemos, memoria e identidad están ligadas
por profundos vínculos: el que olvida su pasado no sabe quién es. Cuanto mejor
conozcamos nuestra historia y cuanto más profundamente la comprendamos, mejor
nos entenderemos a nosotros mismos y mejor conoceremos nuestra identidad como
cuerpo apostólico en la Iglesia.
Deseo también que durante 2014
nuestra oración personal y comunitaria, por medio de la reflexión y el
discernimiento, den profundidad al estudio de la historia. Pienso que el mejor
modo de entrar espiritualmente en este año tan especial - 200 aniversario de la
Bula Pontificia Sollicitudo omnium ecclesiarum, promulgada por el Papa Pío VII el
7 de agosto de 1814 - es buscar la gracia que san Ignacio nos propone en la
Contemplación para alcanzar amor: pedir al Señor "cognoscimiento interno
de tanto bien recibido, para que yo enteramente reconosciendo, pueda en todo
amar y servir a su divina majestad" (EE 233). En otras palabras, no sería
deseable que nuestra atención quedara fijada sólo en el pasado. Desearíamos
comprender y estimar mejor nuestro pasado para así seguir caminando hacia el
futuro, en nuestra vida y nuestra misión de hoy, "con renovado impulso y
fervor" (CG 35, Decreto 1).
Permitan que les proponga algunos
temas que puedan ayudarles en su oración, reflexión y discernimiento durante el
año próximo.
1.
Fidelidad creativa: ¿Qué significa para nosotros hoy el hecho de que la
Compañía, si exceptuamos el Imperio Ruso, lo perdiera todo durante la Supresión
y que fuera capaz de comenzar de nuevo cuando carecía de recurso alguno? Más
aún, ¿qué podemos aprender de los esfuerzos de la Compañía restaurada por ser
fiel al legado de Ignacio en unas circunstancias tan diferentes?
2.
Amor a nuestro Instituto: Según la importante carta titulada Por amor a nuestra
Compañía y a nuestro Instituto (1830), escrita por una de las figuras más
significativas de la Compañía restaurada, el P. General Jan Roothaan, una
tentación que podía amenazar a algunos miembros de la Compañía restaurada era
amarla, podríamos decir, de modo externo y superficial: valorando la riqueza
que suponía tener muchas instituciones, sintiendo el honor de ver que otros les
estimaban, el orgullo de ser de nuevo poderosos e influyentes. En dirección
opuesta, el P. Roothaan procuraba impulsar el amor hacia la realidad interior
de la Compañía: hacia su Instituto, sus valores espirituales, hacia un modo de
proceder enraizado en los Ejercicios Espirituales. ¿Qué significado tiene para
nosotros, en el día de hoy, esta llamada de atención a centrarnos sobre todo en
el conocimiento y amor de nuestro Instituto?
3.
Relación fraternal: Otra de las figuras importantes de este período fue San
José Pignatelli, que, en aquellos difíciles tiempos en que vivían expulsados y
sin techo, supo infundir unión, fortaleza y ánimo en sus hermanos. Alentó, en
medio de la supresión, la comunicación, la amistad y la esperanza entre los
antiguos compañeros. En estos días, ¿no dice algo a nosotros, llamados por la
CG 35 a vivir la "comunidad como misión", el testimonio de aquellos
hombres, que en tiempos de crisis se desvelaban por sus hermanos?
4.
Misión universal: Uno de los rasgos de la Compañía restaurada era su notable
actividad y su espíritu misionero. Ya en el generalato del P. Roothaan, de los
5.209 miembros de la Compañía, el 19% trabajaba fuera de las provincias en que
habían entrado. Muchas de las provincias de Asia, África, América y Australia tienen
su origen en estos años de la Compañía restaurada. ¿Qué significado puede tener
hoy para nosotros este fuerte sentido de misión universal de la Compañía recién
restaurada?
5.
Fe en la Providencia: Los que nos precedieron en la Compañía vivieron tiempos
que eran todo un reto: la Supresión, la precaria existencia de la Compañía en
el Imperio Ruso; el reconocimiento de la Compañía a nivel sólo local, hasta que
no llegó su Restauración universal en 1814; los difíciles y frágiles comienzos
de la Compañía restaurada. ¿Qué podemos aprender de la paciente resistencia que
tuvieron nuestros hermanos durante aquel turbulento período, de su fortaleza,
de la fe y la confianza que mostraron en la Providencia de Dios y en la
presencia del Espíritu en la Iglesia?
Quiero repetir de nuevo lo que ya les
pedí en mi anterior carta sobre el año 2014: que nuestra conmemoración de la
Restauración - que comienza oficialmente el día 3 de enero, fiesta del
Sacratísimo Nombre de Jesús, y concluye el día 27 de septiembre, aniversario de
la confirmación de la Compañía en 1540 - evite cualquier señal de triunfalismo
o de orgullo. Espero sin embargo que, aun sencilla y modestamente, todas las
comunidades, regiones y provincias de la Compañía hagan un esfuerzo por
conmemorar este aniversario de modo memorable y lleno de significado a nivel
personal y comunitario.
Contemplando este hito de nuestra
historia como Compañía, demos humildemente gracias a Dios porque nuestra mínima
Compañía sigue existiendo: porque nosotros mismos, miembros de la Compañía,
seguimos encontrando en la espiritualidad de San Ignacio un camino hacia Dios;
porque seguimos creciendo gracias al apoyo y el estímulo de nuestros hermanos
en comunidad, porque experimentamos aún el privilegio y el gozo de servir a la
Iglesia y al mundo, especialmente a los más necesitados, por medio de nuestros
ministerios. Pido a Dios que la conmemoración agradecida de este 200
aniversario de la restauración de la Compañía sea bendecida por una más
profunda asimilación de nuestro modo de vida y por el compromiso cada más
creativo, generoso y alegre de entregar nuestras vidas al servicio de la mayor
gloria de Dios.
Fraternalmente
en el Señor,
Adolfo
Nicolás, S.I.
Superior
General
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