Revista
Proceso
No. 1990, 20 de diciembre de 2014
La
calma en Juárez, producto de un narcopacto/J.
JESÚS ESQUIVEL
Hace
tres años Ciudad Juárez todavía era un infierno: Los tiroteos, las ejecuciones,
las matanzas y extorsiones eran cosa de todos los días y en todas partes. Ahora
no. La plaza vive una inusitada calma pese a que el Cártel de Juárez fue
descabezado con la captura de Vicente Carrillo Fuentes. Informes de
inteligencia y fuentes consultadas por Proceso señalan que dos grupos del
Cártel de Sinaloa buscan el liderazgo de la organización delictiva, pero
extrañamente lo están haciendo en paz.
Ese
capo “tenía tiempo (por lo menos dos años) que no mandaba en el Cártel de
Juárez, pero era una figura clave en la reorganización de mando; él aprobó la
llegada de la gente de Sinaloa para hacerse cargo del negocio”, dice a este
semanario un agente federal estadunidense, quien como su colega mexicano aceptó
la entrevista a condición de que no se revelara su nombre ni el de la
dependencia a la cual representa.
Desde
principios de este año, según los informes de inteligencia de varias
dependencias federales de Estados Unidos, “la plaza de Ciudad Juárez” estaba
sometida a una “limpia” que llevaba a cabo la gente de Sinaloa que llegó para
hacerse cargo del cártel tras “la jubilación” del Viceroy.
El
agente estadunidense apunta que “aunque siguen reportándose asesinatos en
Ciudad Juárez”, la plaza vive una “paz relativa” en términos estadísticos por
cuanto a las ejecuciones que había casi a diario hace tres años debido al
pleito entre varios grupos del narcotráfico por el control de esta zona de
trasiego de drogas.
Añade
que el año pasado los miembros del Cártel de Sinaloa y los que dejó Carrillo
Fuentes a cargo de la organización establecieron “un acuerdo para calmar la
plaza”.
Desde
la celebración de ese presunto pacto, a Ciudad Juárez comenzaron a llegar gente
de Sinaloa y sicarios profesionales de otros estados del norte de México
empleados por la organización que ahora dirige Ismael El Mayo Zambada García.
La
mayoría de los ejecutados en Ciudad Juárez a raíz de ese acuerdo son supuestos
delincuentes que en el auge de la guerra militarizada desatada por Felipe
Calderón contra el narcotráfico tenían aterrorizada a la población juarense con
las matanzas indiscriminadas que perpetraban a toda hora y en todos lados.
“Los
muertos de ahora son pandilleros de Los Aztecas, Los Mazatlecos, gente del
Cártel del Golfo, algunos de La Línea y de Los Beltrán Leyva que se habían
asentado aquí. El Cártel de Sinaloa ha ‘limpiado’ casi toda la plaza, pero aún
no terminan el ‘trabajo’. Su objetivo es quedarse con estas rutas del tráfico
de drogas que son de las más importantes para meter droga a Estados Unidos,
pero en acuerdo con el de Juárez”, abunda el funcionario mexicano.
Calma
inusual
Los
agentes entrevistados, uno en Ciudad Juárez y el otro en El Paso, Texas,
coinciden en hablar de un hecho insólito al que aún no le encuentran
explicación: Desde el arresto de Carrillo Fuentes el tema de la transición
quedó paralizado, no obstante que la plaza sigue relativamente tranquila.
“Hasta
hace unas semanas quien mandaba aquí era Jesús Salas Aguayo, El Chuyín, porque
tenía la bendición de la gente de Sinaloa; pero ahora se habla de que está
confrontado con la gente de Socorro Vázquez Barragán, El Cachorro, quien
pertenece a otra fracción de Sinaloa”, matiza el funcionario mexicano, y
afirma: “No están peleados, pero ninguno de los dos es de Juárez y hay mucha
gente molesta por eso”.
Cuestionado
sobre las posiciones de mando de El Chuyín y El Cachorro, el agente
estadunidense sostiene que, según los informes de inteligencia más recientes de
la dependencia con la cual trabaja, “estos dos personajes colaboraban juntos en
el tráfico de drogas y en la limpia de la plaza, y los dos manejaban a los
grupos tácticos que están a cargo de esa tarea en Ciudad Juárez”.
Respaldados
por los sicarios que integran La Línea –la agrupación que reclutó y formó El
Viceroy para proteger sus intereses–, El Chuyín y El Cachorro eran los dos
jefes del Cártel de Juárez, según las fuentes; pero tras la captura de Carrillo
Fuentes las cosas cambiaron.
Una
fuente consultada en la capital chihuahuense, especializada en asuntos del
narcotráfico, quien por razones de seguridad pide que se omita su nombre,
cuenta al reportero que los integrantes de La Línea ha tenido desencuentros con
los del Cártel de Sinaloa porque tácticamente éstos los han reemplazado con
otros sicarios.
“La
situación está muy tensa. Se teme que pueda desatarse otra guerra por la plaza,
ahora entre La Línea y la gente de Sinaloa, y eso a nadie le conviene. La plaza
está en paz y puede notarse el cambio”, asegura la fuente consultada.
En
Ciudad Juárez ha repuntado notablemente la vida nocturna, uno de los
termómetros sociales que se aplican en esta zona norteña del país para medir la
tranquilidad.
En
un recorrido nocturno que realizó Proceso por el centro de Ciudad Juárez, cuyos
edificios están en remozamiento para darle una cara más amigable y nueva a la
ciudad, los antros y los bares estaban llenos. La gente caminaba por las calles
con tranquilidad. Había vendedores ambulantes por todos lados y una cola
larguísima en los puentes fronterizos que conectan El Paso con Juárez.
Muchas
personas, en su mayoría jóvenes, esperan hasta dos horas en la fila con tal de
entrar a Juárez a divertirse en sus antros y bares, que cierran religiosamente
a las dos de la mañana.
“Este
bullicio es el mejor ejemplo de que la plaza está controlada. La gente de La
Línea, la del Chuyín y la del Cachorro están por todos lados, pero tienen la
orden de solamente actuar contra quienes se tiene que actuar, no contra los
civiles, como se hacía antes”, explica el agente mexicano.
–¿Y
contra quiénes se tiene que “actuar”? –se le pregunta.
–Contra
los vendedores de droga al menudeo, contra los halcones de Los Aztecas o de
otros grupos criminales dedicados a la extorsión y al secuestro.
Los
informes de inteligencia y las fuentes consultadas sostienen que hasta antes de
la captura de El Viceroy, sinaloenses como El Chuyín no estaban físicamente
todo el tiempo en Ciudad Juárez; operaban desde otros puntos del estado de
Chihuahua. Desde Ciudad Cuauhtémoc, por ejemplo.
Según
la radiografía que tiene el gobierno de Estados Unidos sobre el nuevo Cártel de
Juárez, y conforme a la explicación que da el agente entrevistado en El Paso,
el Cártel de Sinaloa no había definido quién gobernaría la plaza; de ahí que
hubiera varios mandos. Pero ahora está en la urgencia de hacerlo, antes de que
pueda darse una confrontación con La Línea.
“Creíamos
que la plaza iba a quedar en manos del Chuyín porque tenía el visto bueno de
Carrillo Fuentes, pero ahora que lo detuvieron, los de La Línea ya no están tan
de acuerdo en eso porque son ellos quienes conocen las rutas del tráfico de
drogas de esta zona y a la gente que permite que se mueva la mercancía”,
destaca el agente estadunidense.
–¿Hay
colaboración de las autoridades de Ciudad Juárez con los miembros del “nuevo
Cártel de Juárez”, como usted le llama? –se le cuestiona al agente de Estados
Unidos.
–Para
que Ciudad Juárez funcione conforme a los intereses de una agrupación criminal
como el Cártel de Juárez tiene que haber colaboración de las autoridades
locales, o por lo menos de las agencias policiales.
Aunque
no lo dicen, pareciera que los juarenses están de acuerdo con la nueva
modalidad que impera en términos del control de la plaza. Nadie se atreve a
hablar directa o públicamente del tema porque tiene miedo de que lo levanten
sicarios de La Línea por hablar de más, pero en privado la mayoría de los
pobladores de esta ciudad fronteriza que fueron consultados por el reportero
afirman que ahora se sienten más seguros y con mayor tranquilidad al salir a la
calle.
“No
es que esto sea lo ideal, pero no hay duda de que estamos mejor que hace tres años,
cuando había matanzas por todos lados”, dice un juarense mientras disfruta una
cerveza en uno de los bares de la zona centro, que está en plena remodelación.
La
dueña de una tienda de ropa localizada no muy lejos de la línea fronteriza
comenta: “Ya no hay muchas extorsiones. Sí se oye que todavía hay gente de Los
Aztecas o de Los Mazatlecos que llegan a extorsionar negocios, pero ya no como
antes”.
“Vea
usted: ya pasan otra vez los negociantes que se van a El Paso a comprar ropa al
mayoreo y que meten sus mercancías cargando para no pagar impuestos. Eso ya no
se hacía. De este lado de la línea (el lado mexicano) apenas pasaba uno y ya lo
estaban esperando esos cabrones que pedían dinero por el derecho de piso”,
anota otro comerciante, dueño de un puesto de burritos.
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