PRI
PAN PUM, fuego
Las
elecciones mexicanas abren las puertas a una ofensiva judicial contra los
gobernadores derrotados
J.
M. AHRENS,
El País, México
13 JUN 2016
México
vive al contragolpe. La derrota del PRI en las elecciones del 5 de junio ha
puesto en manos del derechista PAN una formidable maquinaria de poder. En juego
estaban 12 gubernaturas. Poca cosa vista desde el telescopio global. Pero un
inmenso caudal sobre el terrero. En el país norteamericano los estados son una
fuente de financiación política clave, amén de un potente surtidor de voto
cautivos. Su control ha sido durante décadas motivo de las más obscenas luchas
políticas. Esta vez no lo fueron menos.
Veracruz
lo resume muy bien. En el tercer Estado más poblado de México, la batalla
electoral se libró en el fango. El punto de partida no podía ser más polémico.
El gobernador priísta Javier Duarte ha sumido al territorio en una vertiginosa
noche de violencia e impunidad. Durante su mandato los zetas ampliaron su
régimen de terror, 18 periodistas fueron asesinados ante la indiferencia
estatal y los escándalos de corrupción no dejaron de crecer. El hartazgo de la
población parecía asegurar la alternancia. La misma élite priísta, volcada
últimamente en iniciativas como la defensa del matrimonio homosexual o la
legalización del cannabis terapéutico, expresaba en privado su desesperación
con Duarte. Pero el pánico ante la pérdida de poder en un enclave donde jamás
se había registrado alternancia sellaron los conductos nasales.
El
candidato Héctor Yunes, del PRI, competía con su primo Miguel Ángel Yunes, de
la coalición PAN-PRD (derecha-izquierda). Ataques personales, insultos,
denuncias. La temperatura del enfrentamiento alcanzó su cumbre, cuando el
aspirante panista fue acusado de pederastia. La bomba logró recortar
distancias. Pero no batir al competidor. El 5 de junio, Miguel Ángel Yunes se
proclamó vencedor. Al poco de confirmarse su triunfo, de madrugada, habló con
este periódico. Era un hombre que en la nube de su gloria, exigía venganza. “Me
han atacado a mí, a mi familia y a mis hijos. Duarte acabará en la cárcel”,
contaba.
El
caso de Yunes es una muestra del cambio climático experimentado en México. En
otros estados, como Quintana Roo y Chihuahua, las elecciones también van a
derivar en acciones judiciales contra los antecesores priístas. Hay amenazas de
cárcel para los salientes y la certeza de que las procuradurías, meros
apéndices del ejecutivo, trabajarán para la eliminación política del adversario
caído. El pulso está asegurado. Y posiblemente también la erosión política del
PRI. La campaña, lejos de cerrarse el 5 de junio, seguirá por otros derroteros.
El péndulo está cambiando de signo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario