La intolerancia de todos los días/JORGE MUNGUÍA ESPITIA..
El pasado 9 de diciembre se otorgó el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el campo de Lingüística y Literatura, a Alberto Ruy Sánchez, por su destacada actividad como escritor y editor. Ha publicado libros de poesía entre los que destacan El bosque erotizado (2006), Decir es desear (2011) y Escrito con agua (2017).
Además, de ensayos como Con la literatura en el cuerpo (1995), Elogio del insomnio (2011), así como Octavio Paz: cuenta y canta la higuera (2014).
Dentro del relato y la novela algunas de sus obras son Los demonios de la lengua (1987) y La huella del grito (2001), y el Quinteto de Mogador, integrada por las narraciones: En los labios del agua, Los jardines secretos de Mogador, Nueve veces el asombro y La mano el fuego.
Como impresor dirige la editorial Artes de México y la revista del mismo nombre, en donde expone la diversidad cultural del país y además edita libros para un público infantil como Xocolatl. El xoloitzcuintle mexicano y Un huipil para la Muerte, y para adultos, entre los que están El chile. Fruto ancestral, México en sus imágenes y Guadalupe-Tonantzin.
Hace unos días apareció en librerías su más reciente novela: Los sueños de la serpiente (Ed. Alfaguara. México; 2017. 300pp.).
La historia inicia a partir de un collage de figuras y pensamientos de un hombre viejo que las envía a un supuesto descendiente, alter ego de Ruy Sánchez, quien hace la narración y presenta las experiencias de aquel sobre el siglo pasado, particularmente lo vivido durante el estalinismo y el asesinato de Trosky. El protagonista conoce profundamente la forma de gobierno de la Unión Soviética por haber sido asesor del jefe de la Policía Secreta.
El vínculo le permite conocer a detalle los entresijos del crimen y la trampa en que se vio envuelta Sylvia Ageloff, amante del homicida Ramón Mercader. Asimismo, describir la personalidad fanática de éste, que lo llevó a la realización de actos perversos para imponer el “comunismo” encabezado por el adalid de las clases dominadas: José Stalin. Paralelamente a la anécdota central se entrecruzan sucesos referentes al momento presente que describen la permanencia de actitudes autoritarias que, a través de la vigilancia del Estado y sus instituciones, amedrentan a los más.
En Los sueños de la serpiente Ruy Sánchez analiza el deseo perverso. Uno de los mayores anhelos de los hombres es el poder. El acceso a éste les permite a los sujetos sentirse superiores por conseguir subordinar a otros. El hecho aumenta la vanidad y hace creer a los opresores que sus ideas, valores, formas, maneras, modos… son los superiores y deben ser impuestos para lograr una subordinación total. La integración permite un adecuado funcionamiento de la forma de gobierno despótica y acrecienta los privilegios de los mandones. Ante esto, cualquier rebeldía o disidencia es castigada, y en casos extremos se aniquila a los desobedientes. Sin embargo, el oprobio de estos actos genera, a pesar del miedo provocado, la indocilidad que enfrenta el autoritarismo de múltiples maneras, como la subversión inmediata, la crítica y, con el tiempo, la memoria y la poética que nombra los agravios.
La novela Los sueños de la serpiente es una denuncia del autoritarismo que no sólo está en el pasado, sino que se reproduce todos los días a través de la intolerancia. La novela continúa con el trabajo de excelencia narrativa que define la obra de Alberto Ruy Sánchez.
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