Buenos días, presidente; buenos días, señores funcionarios.
Marco Antonio Olvera, de Radio Latino California.....
Y una segunda pregunta, presidente, si me lo permite.
La gente que vive en los alrededores de lo que fue el Cisen, en la Magdalena Contreras, aquí al sur de la Ciudad de México, para los que están viendo en el interior de la República, ahora Centro Nacional de Información, está preocupada porque su economía se mueve en base a lo que genera o generaba el personal de ese órgano independiente.
Usted dice que ya no se espía a nadie en este país a partir que llegó su gobierno. Entonces, ¿qué hace ese personal que ya dejó de ser el Cisen y que sigue operando como el Centro Nacional de Información?
Y si ya no se espía, entonces, ¿ese personal pasaría a la Guardia Nacional?, porque según yo he investigado, ese cuerpo de élite ha sido entrenado en países como Israel, Rusia, Alemania y Estados Unidos para adelantarse a levantamientos sociales, atacar guetos delictivos e incluso para detectar y disuadir grupos fácticos que atenten contra la seguridad del país.
Qué me puede decir, presidente, por favor?
PRESIDENTE: Que ese organismo también se distorsionó. En vez de hacerse cargo de la inteligencia para la seguridad del Estado, para la seguridad de la sociedad, se dedicó a funciones políticas; la mayor parte estaba comisionada a espiar a dirigentes políticos, a periodistas, en los partidos, pero desde hace tiempo.
Quienes estuvimos en la oposición pues lo sabemos, desde hace años, o sea, quienes estuvimos en la oposición lo sabemos, desde hace años, me acuerdo del finado Dimas, en Tabasco. Ya sabíamos que en eso trabajaba.
Iba uno, por ejemplo, a desayunar al café Habana -histórico, porque ahí se conocieron Fidel y ‘el Che’ y estaba lleno de informantes, bueno, todavía hasta hace unos meses en nuestras oficinas de día y de noche- bueno, les puedo decir que hubo un tiempo cuando empezamos a luchar hace 30 años, 25, 30 años que enfrente de la casa de ustedes en Villahermosa permanecía gente de seguridad, de espionaje -que no de inteligencia- y que íbamos al cine y se metían al cine, en aquel tiempo que podía yo ir al cine, acompañaba yo a mi esposa al mercado e iban detrás y los teléfonos y la sonorización. No se puede hablar, no se podía hablar.
Yo garantizo que eso ya no está pasando, porque está prohibido. La instrucción que tienen en el gobierno: no perseguir a opositores, no escuchar en el teléfono o conversaciones telefónicas de opositores.
¿Qué están haciendo ahora?
Están ahora en las coordinaciones para la Guardia Nacional ayudando en información que tiene que ver con lo delictivo, que tiene que ver con la seguridad de la gente. Eso es lo que están haciendo ahora.
Nada de: ‘A ver, ve qué está diciendo Joaquín López-Dóriga o cualquier otro periodista’. Somos libres, sentirnos completamente libres; y si hay alguien que está escuchando en el teléfono y se le demuestra se le aplica la ley, porque eso es ilegal.
Pero ¿quién hacía eso?, un poco lo que dije en el Zócalo el lunes, ¿quién era el principal violador de los derechos humanos por excelencia?
El Estado.
¿Quién ordenaba las razias, las masacres, las desapariciones?
Sí, existen violaciones de derechos humanos entre grupos, pero también lo hacía el Estado.
¿Cuál es la diferencia?
Ya no hay violaciones de derechos humanos promovidas o toleradas por el Estado.
Ya nadie es perseguido, espiado, escuchado. Todos tenemos libertades de manifestación, de expresión y ejercer el derecho a disentir.
Por eso en este asunto de la Policía Federal, libre manifestación, libre manifestación de la idea.
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