“La
izquierda radical mexicana es inmovilista y hace el juego al statu quo”
El
presidente del PRD apuesta por las reformas pactadas con los otros dos grandes
partidos
LUIS
PRADOS / SALVADOR CAMARENA, reporteros.
El País, 4 ABR 2013
Foto de Jesús
Zambrano. / SAÚL RUIZ.
Jesús
Zambrano (Empalme, Sonora, 1953) conversa con EL PAÍS pocas horas antes de
partir rumbo a Montevideo, donde asistirá a un seminario de partidos
progresistas en el que también participan los expresidentes de Brasil y Chile,
Lula da Silva y Michelle Bachelet. El dirigente de izquierdas lleva consigo una
experiencia nueva: la participación del PRD en el Pacto por México, la agenda
de reformas estructurales consensuada con el Gobierno del PRI y la oposición de
derechas del Partido Acción Nacional (PAN), que ha configurado un gran centro
político en este país.
Su
estatura como líder de una izquierda moderada, posibilista, ha crecido al
tiempo que el número de sus enemigos, que consideran una “traición” que el PRD
firmase el Pacto por México y que han llegado incluso al insulto personal en
algún acto público.
Zambrano niega ser un “colaboracionista” –“no me quita el sueño que me critiquen por construir acuerdos por el bien de México”- y dice sentirse con “autoridad política, seguro de estar haciendo lo correcto”. Es más, está convencido de que su partido “se ha fortalecido con el pacto” y así se verá en las elecciones regionales del próximo 7 de julio.
Zambrano
asegura que el Pacto por México “no está en riesgo”, pese a las divisiones
internas en su partido y en el PAN o a las movilizaciones de los maestros en
los Estados de Guerrero y Oaxaca contra la reforma educativa.Zambrano niega ser un “colaboracionista” –“no me quita el sueño que me critiquen por construir acuerdos por el bien de México”- y dice sentirse con “autoridad política, seguro de estar haciendo lo correcto”. Es más, está convencido de que su partido “se ha fortalecido con el pacto” y así se verá en las elecciones regionales del próximo 7 de julio.
Los
peligros, en su opinión, vienen de otros lados. Empezando por una “izquierda
conservadora, que tiene la idea equivocada de que construir acuerdos con
nuestros eternos adversarios del PRI es traicionar nuestras convicciones”. Esas
posiciones radicales de izquierda, añade, “se sitúan, a final de cuentas, en el
conservadurismo, en el inmovilismo y le hacen el juego al statu quo”.
Las
resistencias al cambio llegan también “de las presiones de los poderes
fácticos, que han actuado con mucha inteligencia, y son como el viento, que no
se ven pero se sienten”, y de algunos senadores, “particularmente del PAN”, que
anteponen sus intereses particulares a los de la nación.
Pero
la verdadera amenaza para el pacto, advierte, sería un último “coletazo del
dinosaurio”. “La tentación de volver a hacer del presidente de la República el
ogro filantrópico del que habló Octavio Paz, que todo lo da y todo lo niega,
según cuál sea su humor”. “Si el PRI tiene esa tentación”, afirma, “de pensar
que ya regresaron a la presidencia y que no los van a sacar en 40 años y que
van a barrer en las elecciones de julio se equivocan. Además de que esos
tiempos ya pasaron, si lo intentaran estarían desbarrancando el Pacto por
México, que se sustenta en la gran pluralidad política que se ha asentado en el
país en los últimos años, significaría que no han entendido nada de la
evolución de este país”.
De
momento, el Pacto por México está beneficiando políticamente al presidente
Enrique Peña Nieto, cuyo plan de reformas ha sido aplaudido por la comunidad
internacional.
Zambrano, sin embargo, hace una matización importante.
Zambrano, sin embargo, hace una matización importante.
“El pacto
surge de una reflexión del PRD después del resultado de las elecciones
presidenciales del pasado julio donde ninguna fuerza logró tener mayoría en el
Congreso. Pensamos que el país corría el riesgo de mantenerse en una disputa
poselectoral eterna y sin acuerdos parlamentarios que permitieran a México dar
un salto adelante”.
“Nosotros corríamos el riesgo de quedarnos como una
oposición por sistema fuera del sistema. Además, para el PRD existía el peligro
de que el PRI y el PAN se pusieran de acuerdo y construyeran una hegemonía. Lo
que está haciendo Peña Nieto solo puede hacerlo por la participación de la
izquierda que le da legitimidad”.
-Ya
en el pasado se dieron otros acuerdos nacionales que generaron grandes expectativas
de cambio y que al final se frustraron. ¿Cuál es la diferencia esta vez?
“Lo
nuevo”, responde Zambrano, “es que el PRI ha reconocido en su regreso a la
presidencia que solo no puede, que el centro de gravedad del país se desplazó
hacia la izquierda. Pensaban que iban a ganar por amplia mayoría y no lo
lograron, tuvieron que asumir que había que contar con la segunda fuerza
política”.
Zambrano
reivindica para el PRD la idea de recuperar el territorio del Estado,
amenazado, en los últimos sexenios, por el avance del crimen organizado y los
poderes fácticos, y los resultados ya logrados como en el sector educativo. “El
Pacto por México ha contribuido a desmontar la parte del caciquismo sindical
más nefasta, ha buscado recuperar la rectoría del Estado en la educación que le
había sido arrebatada por la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de
la Enseñanza (SNTE)”.
El
líder del PRD afirma que Peña Nieto “ha resultado ser un presidente más
pragmático de lo que se podía pensar”, y que la propia existencia del acuerdo
“ha llevado al Gobierno más lejos de lo que se podría esperar”. Confiesa que la
detención de Elba Esther Gordillo, la líder vitalicia del SNTE, le tomó por
sorpresa. “Durante las conversaciones que tuvimos nunca se habló de detener a
La Maestra, aunque sí de que era un obstáculo para la modernización de la
educación. Peña hizo lo que nadie se había atrevido a hacer. Y lo pudo hacer
por el pacto”.
El
acuerdo será sometido a dos pruebas de fuego en los próximos meses.
Primero con las elecciones regionales de julio. La equidad en el acceso a los medios y a los recursos públicos es una línea roja que el PRD no está dispuesto a permitir cruzar al PRI. “Si quisieran ganar a la vieja usanza, el pacto desbarranca. Y todavía les quedarían dos años sin mayoría en esta legislatura y veríamos que significa un escenario de confrontación”.
Primero con las elecciones regionales de julio. La equidad en el acceso a los medios y a los recursos públicos es una línea roja que el PRD no está dispuesto a permitir cruzar al PRI. “Si quisieran ganar a la vieja usanza, el pacto desbarranca. Y todavía les quedarían dos años sin mayoría en esta legislatura y veríamos que significa un escenario de confrontación”.
Después,
con la reforma energética y la apertura de Pemex a la inversión privada.
Zambrano sostiene que para esto último no es necesario modificar el Artículo 27
de la Constitución, que garantiza la propiedad del petróleo por el Estado, y un
tema tabú para parte de los mexicanos. Sin embargo, el perredista admite que
van a discutir a fondo “partiendo de reconocer que Pemex no puede seguir con el
mismo régimen que le ha situado en el atraso (…) Nosotros decimos hay que
quitarle esa carga fiscal, porque de cada 100 pesos que le entran 70 se van a
Hacienda. Para compensar ese hueco tendría que hacerse una reforma hacendaria
integral, progresista, que acabe con los todos esquemas que permiten que más de
400 grupos corporativos no paguen impuestos, que evaden más de 400.000 millones
de pesos (32.000 millones de dólares)”. Acepta, no obstante, que discutirían la
apertura del artículo 27: “Nosotros ya hemos puesto sobre la mesa cómo se puede
hacer, que ellos digan ‘no, eso no, para poder lograrlo hay que privatizar todo
esto’, (les diríamos) ‘a ver, danos la razón’”. ¿Pero lo discutirían? “Lo
discutiríamos, por supuesto que hay que discutir”.
-¿Y
qué pasa si fracasa el Pacto por México?
“Si fracasa habrá una involución
política y estancamiento en el desarrollo del país. Nuestro referente siempre
han sido los Pactos de la Moncloa, que años después permitieron que una
izquierda moderada, responsable, moderna, la de Felipe González, llegara al
poder, y que España entrara en el terreno de la modernidad europea”.
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