Benedicto
XVI le anticipó al cardenal Bertone su intención de renunciar
El
secretario de estado emérito habla en una entrevista sobre sus desafíos junto
al papa Ratzinger
Ciudad
del Vaticano, 11 de febrero de 2014 (Zenit.org) Rocío Lancho García |
Benedicto
quería renunciar "antes de Navidad", pero tras una "posterior
reflexión y oración tomó la decisión irrevocable de dar el anuncio en la
memoria de la Virgen de Lourdes",
el 11 de febrero de 2013. Lo ha asegurado el cardenal Tarcisio Bertone, uno de
los hombres más cercanos al papa emérito y el que fue su secretario de estado
durante siete años.
Lo
hizo en una entrevista concedida a Marinella Bandini, periodista de Il Giornale
precisando que conoció esta noticia ya a mediados del 2012. Cuando pensaba al
viaje a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud en julio de 2013.
Entonces decía "soy anciano y no me siento capaz de afrontarlo".
El
purpurado cuenta como vivió el periodo de la renuncia de Benedicto XVI:
"El Papa había madurado la decisión desde hacía tiempo, me habló ya a
mediados de 2012. Sentía el peso de la edad, sobre todo porque para gobernar la
barca de Pedro y para hacer frente a los desafíos de la Iglesia en nuestro
tiempo era necesario, como dijo, el vigor tanto del cuerpo como del alma".
Asimismo especifica que el papa emérito quería haberlo anunciado antes de
Navidad pero "yo, que era el único que lo sabía, le decía: debe publicar
el volumen sobre la infancia de Jesús, no faltemos este don que hace a la
Iglesia". Además, "estaba en proceso la encíclica sobre la fe y el
Año de la Fe apenas iniciado, por ello buscaba insistir sobre el
aplazamiento... Pero él, después de posteriores reflexiones y oraciones tomó la
decisión del anuncio en la fiesta de la Virgen de Lourdes". El cardenal
advierte: "Benedicto XVI ha repetido varias veces: es el Señor que guía la
Iglesia. Este acto debe ser interpretado y comprendido en la fe de la Iglesia,
no a través lecturas puramente humanas".
El
antiguo Secretario de Estado habla también en la entrevista de su relación con
Benedicto XVI. Y aunque ésta comenzó cuando vino a Roma como prefecto de la
Congregación para la doctrina de la fe, reconoce que ya le había conocido y
estimado como estudioso, ya durante el Concilio. "Nuestras relaciones han
sido siempre marcado por estima y confianza recíproca", afirma. Y añade
"ha habido siempre una obediencia filial y una colaboración total. También
en este año lo he visto varias veces, he hablado con él por teléfono. Es
intelectualmente lucidísimo y dotado de una memoria extraordinaria".
Por
otro lado, afirma que Benedicto XVI "será recordado como un gran Papa,
también por sus iniciativas de reforma, su capacidad de comunicar alegría y su
santidad personal, que tiene el sello de la ternura y la humildad. El primero
que lo recuerda es precisamente el Papa Francisco que está muy unido a él
también como un sabio consejero. Le quiere mucho y esto es un ejemplo para
todos".
Hablando
de la reforma de la Curia, el cardenal Bertone afirma que en tiempos más
recientes recordamos la querida por Pablo VI, profundo conocedor de los
dinamismos del gobierno central de la Iglesia, y la de Juan Pablo II".
Explica que ambos dialogaron intensamente con los sujetos interesados y con las
conferencias episcopales mundiales.
"Ahora
la Curia con el número creciente de organismos necesita definir mejor las
competencias, de operar la racionalización y de un esfuerzo de coordinación.
Hasta ahora el secretario de estado es el referente entre los dicasterios y el
Papa, el coordinador de la unidad de las direcciones y de la armonización de
los actos", explica el cardenal. Por eso, recuerda que se ha propuesto la
figura de un moderador de la curia, que debería desarrollar exactamente esta
tarea, o sea que es necesario estudiar bien la cosa. Añade que el consejo de
los ocho cardenales tiene entre otras cosas la difícil tarea de armonizar las
diferentes funciones a los jefes de la Iglesia.
Benedicto
XVI estaba concientes de la multiplicidad de organismos de la Curia y de la
necesidad de coordinación y racionalización, asegura el cardenal. "Tenía
presente el problema y estaba convencido de la necesidad de afrontarlo. Sin
embargo, su reforma se centró en gran medida en la conversión de los corazones
de la gente y se centró en cuestiones urgentes y difíciles como la de dotar a
la Iglesia de la legislación contra la pedofilia, contra el blanqueo de dinero
y la lucha contra el terrorismo", asegura su entonces secretario de
estado.
También
se afronta en la entrevista el delicado asunto del Vatileaks, a lo que el
cardenal responde con precisión: "No veo en qué debería pedir perdón sobre
la fuga de documentos reservados que estaban en la mesa del Papa". Anunque
lamento no haber sido capaz de frenar el escándalo. Con el Papa Benedicto hemos
compartido este sufrimiento y debo decir que he sentido el apoyo de su
confianza. Era un ejemplo de paciencia y de rectitud de juicio. Conociendo bien
mi compromiso y mi fidelidad me ha defendido siempre. También el papa Francisco
en el primer encuentro en la Capilla Sixtina después de la elección me ha
dicho: 'Le doy las gracias por su fidelidad y su lealtad".
Asimismo
el purpurado está convencido que "al menos en parte las decisiones de
Francisco están orientadas por la lectura de las conclusiones de investigación
y de sus conversaciones con Benedicto XVI, pero no creo que ese 'dossier' sea
tan determinante". Se refiere al documento que los cardenales Herranz,
Tomko y De Giorgi elaboraron por encargo del papa emérito tras el escándalo de
la fuga de documentos. Además cree que las decisiones de Francisco, al mismo
tiempo "estén motivadas por las reflexiones hechas por los cardenales
durante las congregaciones generales antes del cónclave, y de las informaciones
progresivamente asumidas en la gran red de relaciones que mantiene".
Otro
tema delicado que se afronta en la entrevista es el Instituto para las Obras de
Religión (IOR), equivocadamente llamado el banco del Vaticano. El cardenal
explica que a veces se ha atribuido un poder casi absoluto al secretario de estado,
como si todo derivase de una sola voluntad de centralización, mientras hay
competencias específicas ejercidas de conformidad con el Estatuto". Y
recuerda que la Junta del Consejo de Superintendencia, la Dirección General y
la Comisión Cardenalicia de Vigilancia desarrollan cada uno las tareas
específicas.
Finalmente,
el cardenal Bertone señala que no hay ningún cambio de la doctrina moral sino
una actitud pastoral dirigida a las situaciones de nuestro tiempo y a los
desafíos que la cultura dominante nos pone. La Iglesia Madre viene al encuentro
con misericordia pero ve con claridad a las dificultades que atraviesan los
jóvenes, familias y toda la sociedad.
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