El
comando yihadista de Saint-Denis estaba listo para “pasar a la acción”
- El presunto cerebro de los atentados de París no está entre los ocho detenidos
CARLOS
YÁRNOZ París6 el País, 18 NOV 2015
El
popular barrio parisino de Saint-Denis vivió el miércoles siete horas en estado
de sitio. Una joven yihadista se suicidó al hacer estallar su cinturón con
explosivos y al menos otro supuesto terrorista murió en una operación policial
y militar que convirtió la zona en un escenario bélico. Con el apoyo de
helicópteros, camiones, soldados de camuflaje, francotiradores y en medio de
tiroteos y explosiones, las fuerzas de seguridad ejecutaron el primer golpe al
amplio comando formado para la matanza del viernes. La policía detuvo a ocho
personas. Cinco agentes y un transeúnte resultaron heridos.
Las
fuerzas del orden francesas han reaccionado a los atentados del viernes con
celeridad y contundencia. Gracias al estado de excepción decretado, se ha
detenido a 60 personas y 118 han quedado confinadas en lo que en Francia se
denomina asignación de residencia. Se han hecho en apenas cuatro días 414
registros y se han requisado 75 armas de fuego.
El
confinamiento o asignación de residencia permite a las autoridades mantener
vigilados o, al menos, controlados a los sospechosos de terrorismo o de
colaboración con terrorismo. Pueden quedar inmovilizados en sus propias casas o
en el lugar que las autoridades decidan. Es una medida excepcional que solo se
puede poner en marcha bajo el estado de excepción que Francia quiere ahora
prolongar hasta mediados de febrero.
La
movilización es enorme y se percibe en la calle; sobre todo en los transportes
públicos. Según los datos facilitados este miércoles por el Gobierno, están en
alerta 58.000 policías y 50.000 gendarmes, que trabajan en las investigaciones
bajo la autoridad de la fiscalía de París.
Mientras
tanto, sigue en vigor la prohibición de organizar manifestaciones en la vía
pública. La medida se impuso el sábado y estará en vigor hasta el jueves.
La
operación ha sido el primer golpe a yihadistas implicados en la matanza del
viernes en París. El nuevo grupo, armado y con explosivos, se enfrentó a tiros
y bombazos con las fuerzas de seguridad. Estaba listo para dar otro zarpazo. “A
la vista de su organización y determinación, ese comando podía pasar a la
acción”, afirmó anoche el fiscal de París, François Molins.
El
móvil en la papelera
En
el interior del piso fueron arrestadas tres personas. En la calle, minutos
después de arrancar el operativo, la policía detuvo a otras tres, una de ellas
herida de bala en un brazo. También fue capturado un hombre que facilitó el
alojamiento al comando y otra persona relacionada con él.
Durante
las siete horas de la operación, los vecinos fueron obligados a recluirse en
sus casas. “El inmueble entero se movía. La tierra temblaba”, repetían algunos
vecinos.
La
mujer que se hizo estallar un cinturón de explosivos es la octava suicida de
los al menos cuatro grupos de terroristas que actuaron coordinadamente: uno en
la sala Bataclan, otro en los distritos 10 y 11 de París, un tercero junto al
Estadio de Francia y el cuarto el desmantelado el miércoles en Saint-Denis.
Desde
la matanza del viernes, la policía seguía la pista de varios terroristas huidos
del mismo amplio comando. Los investigadores estaban convencidos de que en los
atentados simultáneos habían participado varias personas más, además de los
siete suicidas. Los hechos descubiertos en las horas posteriores, como el
hallazgo en Saint-Denis de un coche usado por los terroristas o el
descubrimiento el sábado de uno de ellos en la frontera franco-belga,
confirmaron esas pistas.
Una
clave para los investigadores fue, según confirmó Molins, el hallazgo de un
móvil en una papelera cercana a la sala Bataclan, donde los terroristas mataron
a 89 personas. Un mensaje SMS encontrado en el teléfono decía textualmente: “On
est parti on commence” (Vamos allá, empezamos).
El
mensaje fue enviado a las 21.42, justo antes del ataque a Bataclan. La policía
investiga quién fue el destinatario, probablemente alguien en el extranjero.
Tras el análisis del móvil y los datos de geolocalización, la policía pudo
llegar hasta un hotel de Alfortville, en el departamento de Val-de-Marne, unido
al gran París. A raíz de escuchas de teléfonos y un posterior testimonio, los
investigadores dedujeron que en el piso de Saint-Denis se hallaba Abaaoud.
Fue
en ese hotel de Alfortville donde Salah Abdeslam, hermano de Ibrahim —uno de
los suicidas que se hizo estallar el viernes— alquiló dos habitaciones antes de
los ataques. Salah Abdeslam alquiló al menos el Volkswagen Polo negro que
usaron los atacantes de la sala de fiestas. Vivía en Molenbeek y es, junto a
Abaaoud, el yihadista más buscado por las policías de toda Europa.
En
el ataque múltiple, los tres grupos que intervinieron emplearon otros tantos
coches alquilados en Bélgica por los hermanos Abdeslam. El seguimiento de ambos
revela una cadena de despropósitos por parte de las autoridades, informa Lucía
Abellán. Los dos fueron interrogados por la policía a principios de este año,
pero quedaron en libertad porque “no mostraban signos de constituir una posible
amenaza”, admitió la fiscalía federal belga, que desarrolla una investigación
paralela a la francesa.
Como
casi medio millar de ciudadanos en Bélgica, Ibrahim Abdeslam había intentado en
enero viajar a Siria para unirse al Estado Islámico. Turquía, fuertemente
presionada por la UE para descubrir y frenar estas rutas que atraviesan su
territorio, lo impidió. Cuando Ibrahim volvió a Bélgica en febrero, los dos
hermanos fueron interrogados por las autoridades. “Sabíamos que estaban
radicalizados y que podrían ir a Siria, pero no parecían ser una amenaza.
Incluso si lo hubiéramos comunicado a Francia, dudo que pudiéramos haberlos
frenado”, reconoció con pasmosa franqueza el portavoz de la fiscalía a la
agencia France Presse.
Las
autoridades no lograron reunir pruebas de participación en grupo terrorista. Sí
tenían constancia, en cambio, de que Salah Abdeslam había participado en robos
y tráfico de drogas. Las autoridades holandesas lo pararon en un control
rutinario en febrero y descubrieron que llevaba marihuana.
El
sábado por la mañana, al día siguiente de la matanza, Abdeslam cruzó la
frontera de Francia a Bélgica pese a que policías franceses le pararon e
identificaron cuando iba acompañado por dos individuos detenidos después.
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