Nota de Aurora Vega
Excélsior, Pp, 12 de septiembre.- La Procuraduría General de la República (PGR) a través de estudios mecánicos, fotográficos, y de huellas establecen que los policías federales en el paraje de Tres Marías no sólo se excedieron en el uso de la fuerza, sino que se analiza el intento de homicidio como causa de su actuación.
Los estudios elaborados por la PGR han permitido establecer que los policías federales que participaron en un ataque a dos diplomáticos de la embajada de Estados Unidos —que acudían a un centro de capacitación de tiro de la Secretaría de Marina—, no sólo hicieron uso excesivo de la fuerza, sino que faltaron a todos los códigos de profesionalización y capacitación que marcan los protocolos de actuación policial, como lo es el hecho de que nadie puede disparar hasta que un policía federal no se vea amenazado por una arma de fuego.
La PGR ha establecido que ninguno de los funcionarios diplomáticos que viajaban ese día en la camioneta blindada Toyota iba armado, ni tampoco el capitán de la Secretaría de Marina que los acompañaba, por lo que todos los disparos provenían desde afuera hacia adentro.
La mecánica que la PGR ha utilizado para la reconstrucción de los hechos, no sólo determina el número de participantes, sino la forma precisa en que sucedió el ataque, ya que se elaboraron diagramas y mapas exactos sobre lo ocurrido en la carretera federal México–Cuernavaca el pasado 24 de agosto.
La dependencia federal en su análisis sobre los hechos, ha determinado que existen varias inconsistencias y anomalías en el procedimiento y actuación de los policías federales. En principio, al no presentarse en el momento el comandante del grupo, ni tampoco para que no se movieran las armas de fuego ni los vehículos que se habían utilizado en el atentado.
Funcionarios de la dependencia federal confirmaron que la PGR cuenta con varios elementos de prueba entre ellos videos que establecen la identidad de los participantes en el caso.
De acuerdo con la PGR alrededor de las 8:00 horas del pasado 24 de agosto, dos funcionarios de la embajada estadunidense, en un vehículo diplomático, se dirigían junto con un elemento naval a una visita a las instalaciones de la Armada de México en el cerro de El Capulín, municipio de Xalatlaco, cuando fueron alcanzados, al ingresar en un camino de terracería aproximadamente a cuatro kilómetros de la carretera libre México-Cuernavaca, por un vehículo cuyos tripulantes les mostraron armas de fuego.
Los testimonios de los agredidos señalan que dos vehículos civiles y hombres armados sin uniforme, les dieron la indicación de pararse, flanqueando la camioneta dos automóviles y quedándose uno atrás, por lo que el conductor del vehículo diplomático, maniobró para evadirse y reingresar a la carretera, momento en el cual los agresores abrieron fuego sobre el vehículo diplomático impactando con balas de grueso calibre los costados y la parte trasera.
En la indagatoria se precisa que el capitán de la Armada de México, ante los disparos del grupo agresor logró dar aviso a la base militar por lo que se desplazó un gran número de elementos logrando montar un cerco de seguridad que abarcó alrededor de cinco kilómetros a la redonda lo que permitió identificar a los agresores.
Según la declaración de las personas agredidas, del lugar de los hechos al centro naval sólo faltaban alrededor de 10 kilómetros para llegar, por lo que tras la persecución de los vehículos agresores se unieron cuatro patrullas más de la Policía Federal.
Los hechos asentados en la averiguación previa de la PGR, indica que de todos los vehículos participantes que se pusieron a disposición sólo cinco de siete, cuatro patrullas y un vehículo civil a pesar de que participaron dos vehículos más en el tiroteo.
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