Revista
Proceso
# 2071, 10 de julio de 2016..
El gobierno fabricó
la “rebeldía” del SNTE/MATHIEU TOURLIERE
La
noticia cimbró: el SNTE –domado y sometido tras la detención de Elba Esther
Gordillo– se alebrestó de pronto contra la reforma educativa, esgrimiendo
argumentos parecidos a los de la CNTE. Parecía que al gobierno federal le
estallaba de pronto un nuevo frente de batalla… Pero no es así. La oportuna
rebeldía del sindicato oficialista le permitirá a la Segob, a la SEP y a
Presidencia dividir a los profesores, fingir que atiende las exigencias de los
inconformes, postergar los cambios de calado, fortalecer al gremio “charro” y
ganar tiempo.
El
jueves 7, el oficialista Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE, que defendió a capa y espada la reforma educativa) desplegó en los
principales periódicos una lista de 10 “resolutivos” que exigen la modificación
de aspectos fundamentales de esa reforma.
Por
medio de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el gobierno federal expresó su
entera disposición a discutir estos puntos e instaló de inmediato una mesa de
trabajo con el gremio.
Sin
embargo, gran parte de los reclamos son idénticos a los que detonaron la
insurrección de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación
(CNTE) contra la reforma educativa hace tres años, y que la administración de
Peña Nieto siempre rechazó negociar.
Es
más: también son los mismos que denunció Elba Esther Gordillo Morales –la
exdirigente del SNTE– a finales de 2012 e inicios de 2013, cuando anunció que
derrumbaría la reforma educativa. Días más tarde, la líder fue detenida y
posteriormente encarcelada por desvío de dinero.
El
SNTE integró el diálogo en medio de la propagación del movimiento magisterial
disidente en el país –que en las últimas dos semanas reportó acciones en la
zona metropolitana de la Ciudad de México y los estados de Nuevo León, Chiapas,
Oaxaca, Morelos, Michoacán, Guerrero, San Luis Potosí, Baja California, Sinaloa
y Veracruz–, en el que los docentes rebasaron a los líderes oficialistas.
Según
Francisco Bravo, integrante de la Dirección Política Nacional de la CNTE, el
despliegue formó parte de una estrategia del gobierno para desactivar el
conflicto magisterial y reinstalar al SNTE –al que tiene controlado– como interlocutor
en materia educativa.
Argumentos
idénticos
Entre
los planteamientos más importantes del SNTE destacaron los resolutivos tercero,
cuarto y quinto, en los que el sindicato oficialista exigió “replantear todo el
proceso” de evaluación docente, para eliminar en ello “toda visión o acción
sancionadora o punitiva”. Planteó la necesidad de “contextualizar” la
evaluación para hacerla “más realista” y que garantice “el respeto a la
dignidad y prestigio profesional de los maestros”.
Ello
contrasta con la postura de apoyo incondicional al proceso de evaluación que
adoptó el SNTE desde inicios de 2013, y que el propio Juan Díaz de La Torre
resaltó el pasado 23 de junio en un acto conjunto con Aurelio Nuño Mayer, el
secretario de Educación, en el que el sindicalista aseveró que los “verdaderos
maestros” participaron en la evaluación docente.
Bravo
denuncia en entrevista que la eliminación de la evaluación punitiva “es una de
nuestras principales insistencias”, y recordó que “hasta hace unas semanas el
SNTE decía que la evaluación estaba fabulosa”.
El
SNTE no se limitó a pedir modificaciones al proceso de evaluación, sino también
a encontrar soluciones “a los distintos problemas que han surgido en torno” a
su aplicación.
Entre
ellos, exigió que las autoridades educativas abran espacios a los profesores
para revisar su proceso de evaluación, con la finalidad de evitar “ceses
injustificados y descuentos indebidos”, otro reclamo que viene denunciando la
CNTE desde hace meses.
“Para
nosotros cada uno de los 3 mil 360 despidos fue injustificado, en tanto que no
derivó del mal trabajo en las aulas, de algún delito o de falta grave”, recordó
Bravo, al añadir: “Sólo fue porque no presentaron esto que llamaron
evaluación”.
El
sindicato oficialista también pidió al gobierno “que se respeten los derechos
adquiridos por los docentes en el programa de Carrera Magisterial”, y solicitó
que se tome en cuenta este estímulo en el momento de calcular las primas
vacacionales, el aguinaldo o la cotización para la jubilación.
Durante
el conflicto, la CNTE ha denunciado que esta separación del estímulo al salario
base es parte de las consecuencias de la reforma educativa y genera una caída
en los ingresos de miles de maestros. Este punto originó el levantamiento del
magisterio en entidades como Nuevo León, Coahuila o Chihuahua, donde los
docentes prácticamente nunca se movilizan.
Bravo
subrayó que varias reivindicaciones de la CNTE no figuran en los resolutivos
del SNTE, entre ellos el fundamental: la abrogación de la reforma.
El
sindicato oficialista tampoco exigió suprimir la modificación del artículo 73
constitucional, que instaura la autonomía de gestión de las escuelas, no
considera el acceso directo de los egresados de las normales al servicio
educativo ni plantea una visión precisa sobre el modelo educativo.
Estrategia
gubernamental
El
sindicalista sostiene que “este documento no lo elaboró el SNTE sino el
gobierno”, ya que el sindicato oficial “no tiene decisiones propias”. Explicó
que todos los líderes seccionales del SNTE “están metidos en corruptelas” y
desvían parte de los 160 millones de pesos mensuales que recibe el sindicato
cada mes como cuotas, por lo que el gobierno los tiene maniatados.
“¿Por
qué estos puntos? Porque son los que causan el mayor reclamo entre los maestros.
El gobierno hizo un análisis previo y determinó que son las medidas que más
lastiman a los maestros”, plantea Bravo.
Agrega
que en las últimas semanas, los líderes del SNTE fueron rebasados por la
inconformidad de los maestros y se descubrieron incapaces de controlar las
movilizaciones. “Los docentes ya no confían en sus representaciones seccionales
en los estados y toman la protesta por sí mismos en las calles”, insistió.
Según
el profesor, los planteamientos del SNTE responden a una estrategia “integral”
de la administración de Peña Nieto, a través de la cual alcanzaría tres
objetivos: no dar “muestras de debilidad” ante la CNTE ni “admitir una derrota
en una de las 11 reformas estructurales que planteó”; recomponer el
sindicalismo institucional como instrumento de control de los maestros, y
detener el rebase al SNTE.
“Son
dos vías: Nuño cita al sindicato oficial para que entregue la petición formal,
y por otro lado la Secretaría de Gobernación atiende a la CNTE y crea
condiciones que afectan la capacidad de negociación, porque el mensaje que
quieren dar a los maestros es ‘ya lo estamos trabajando’.”
A
raíz de la apertura de la mesa de negociaciones entre la Segob y la CNTE, el
pasado 22 de junio –tres días después de la violenta represión en Nochixtlán–,
el magisterio disidente se convirtió de nuevo en interlocutor del gobierno
federal, por primera vez desde el inicio del paro nacional, el 15 de mayo
anterior.
Ésa
fue una de las razones por las cuales el gobierno reactivó el SNTE: “Hay una
disputa por la interlocución entre el SNTE y la CNTE”, dice.
Según
él, el gobierno busca demostrar que se puede cambiar la reforma educativa
“desde adentro” y con el SNTE, y con ello aislar a la CNTE, que exige su
abrogación o suspensión.
“Darán
la impresión de que atienden las exigencias de los maestros, y algunas se van a
atender. Pero estas medidas no tocan el corazón de la reforma y pueden ser
pasajeras, y dentro de un año o dos, cuando el asunto se haya descompuesto,
pueden volver a aplicar la ley como la conciben ahora.”
Reconoce
que a través de esta estrategia el gobierno podría desactivar la propagación
del movimiento magisterial en el país; sin embargo, afirma que los maestros
sabrán que cualquier “solución real” a estas demandas será “producto de la
CNTE”.
Reacción
en cadena
En
la noche del martes 5 la CNTE consiguió un nuevo encuentro con Osorio Chong, el
cual duró menos de media hora. En este lapso el magisterio entregó al gobierno
federal sus propuestas educativas y recibió a cambio la “contrapropuesta” de la
administración, que consistió en un documento de una hoja y media, impreso en
papel no membretado ni firmado, que aborda la educación en términos genéricos.
En
ese documento la Segob evocó su disposición a “facilitar un proceso de diálogo con
la Secretaría de Educación Pública en torno al modelo educativo” y aseguró “la
participación del magisterio nacional y sociedad en general en esta materia”.
Ambas partes acordaron que la CNTE consultaría con sus bases para elaborar una
respuesta al documento del gobierno, por lo que la siguiente reunión con Osorio
Chong se agendó para este lunes 11.
Sin
embargo, el mismo martes el SNTE llevó a cabo una sesión extraordinaria, de la
cual emanaron los 10 puntos mencionados previamente; el miércoles Nuño recibió
en las instalaciones de la SEP a Juan Díaz de la Torre; y el jueves se instaló
una mesa de trabajo SNTE-SEP.
En
ese momento, los secretarios generales de la CNTE se encontraban en sus
respectivos estados, iniciando el proceso de consulta sobre el documento de
Gobernación. Bravo no cree que fuera una coincidencia: “El gobierno pensó en
todos estos momentos, en las inercias que traíamos”.
Nuño
afirmó el miércoles que la SEP analizaría “de manera detallada, puntual,
sensible, profesional y responsable” cada uno de los puntos presentados por el
SNTE.
El
propio Peña Nieto, quien durante años asentó con firmeza que la reforma
educativa “no se negocia”, dio un giro radical a su discurso, al declarar el
miércoles 6 que la derogación o la abrogación de la reforma “no es competencia
del Ejecutivo”; es decir, ni de la SEP ni de Segob, ni tampoco de la
Presidencia de la República.
Desde
el estallamiento del movimiento magisterial, Nuño adoptó una postura cerrada al
diálogo con la CNTE. Nunca recibió a los integrantes del magisterio disidente
en la SEP y, al contrario, repitió hasta el cansancio que no negociaría la
reforma educativa.
Por
su parte, el SNTE siempre salió a defender esa reforma –incluso la evaluación–,
a condenar los brotes de violencia derivados de las acciones de la CNTE y a dar
su pleno respaldo al Ejecutivo federal.
El
pasado 18 de mayo, por ejemplo, De la Torre expresó duras críticas contra los
líderes de la CNTE, al afirmar que “cometen un gran error, no sólo porque
lesionan la imagen del magisterio, sino porque no consiguen absolutamente nada
en términos de calidad de vida para los maestros”.
Conflicto
añejo
Desde
la llegada al poder de Enrique Peña Nieto, Elba Esther Gordillo se opuso a la
reforma educativa. Dos meses más tarde el gobierno le cobró con cárcel los
descarados actos de corrupción a los que se prestó durante sus 23 años al
frente del magisterio.
El
20 de diciembre de 2012, un día después de la aprobación del texto en la Cámara
de Diputados –con 351 votos a favor, 85 en contra y ocho abstenciones–, La
Maestra arremetió contra “una reforma meramente administrativa” y planteó: “Yo,
Elba Esther, asumo la responsabilidad de decir que no, porque ése es mi papel”.
El
14 de febrero de 2013 el SNTE de Gordillo distribuyó a los maestros agremiados
el folleto ¿Por qué luchamos hoy? en el cual presentó los “riesgos y
limitaciones” que contenía la recién aprobada reforma educativa, y anunció que
el sindicato adoptaría una serie de medidas –tanto en el plano social y
político como en los tribunales– para modificarla.
Tres
años y medio más tarde, los mismos reclamos de Gordillo siguen siendo la base
de las reivindicaciones de la CNTE.
El
SNTE criticó entonces la creación del Sistema Nacional de Evaluación, cuyo
proceso evaluativo se convertiría en “un instrumento para cancelar estímulos
ganados, realizar despidos o evadir la responsabilidad del Estado a otorgar
prestaciones de seguridad social”.
Asimismo,
señaló que el sistema de autonomía de gestión de las escuelas sería una forma
disfrazada para el Estado de “delegar en los padres de familia su
responsabilidad de sostenimiento de las escuelas” y abriría la puerta a
fenómenos como “contratación a prueba, despidos, pulverización de la jornada y
outsourcing”.
El
SNTE también advirtió que la reforma desaparecería el ingreso automático al
servicio educativo de los egresados de las escuelas normales y denunció que la
reforma educativa se había impulsado “desde la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OCDE)”, argumento que se escucha en todas las
manifestaciones de la CNTE en la capital.
En
los párrafos finales del folleto de 14 cuartillas, se le recuerda al gobierno
que “el SNTE ha sido garante de la estabilidad social y la gobernabilidad en
México” y anunció que promovería
un juicio de amparo.
Si bien Bravo reconoce que los argumentos de Gordillo coincidieron con los de la CNTE, afirmó que ambas partes seguían intereses encontrados. “Ella sabía que en el fondo querían desbaratar el sindicato, lo que afectaba a su poder. Anticipó lo que sucede hoy: iba a haber un rebase de los maestros respecto de sus dirigencias formales”.
El 26 de febrero de 2013, 12 días después de la distribución del folleto y en medio de la campaña de Gordillo para derrumbar la reforma, las autoridades la detuvieron en el aeropuerto de Toluca. La Procuraduría General de la República (PGR) de Jesús Murillo Karam la acusó de malversación de fondos provenientes del SNTE por un monto que supuestamente alcanza los 2 mil millones de pesos.
La detención y el procesamiento de la dirigente, tres meses después del regreso del PRI al poder, tuvieron buena recepción en la opinión pública nacional e internacional, ya que el enriquecimiento descarado de Gordillo y la corrupción en el SNTE eran conocidos por todos.
Sin embargo la PGR dejó intocado a Juan Díaz de la Torre, su delfín y mano derecha en el sindicato, y los demás dirigentes sectoriales, quienes también operaron estructuras opacas y desviaron millones de pesos.
“El encarcelamiento de Elba Esther fue para hacer una limpieza en el sindicato”, sostiene Bravo. “Lo que menos le interesa al gobierno es saber si hay corrupción en el sindicato. Lo que le interesa es saber cómo llevar a cabo su reforma, y si por ello tienen que mover gente, lo hacen; Elba Esther representaba un obstáculo”.
Hasta el pasado miércoles 6, el SNTE nunca había elevado la voz contra la reforma educativa.
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