Sobrepoblación y hacinamiento en el sistema penitenciario.
En sólo 27 de los 387 centros de reclusión existentes se concentra más de la mitad de la
población carcelaria nacional, afirmó el diputado Enrique Aubry de
Castro Palomino (PVEM), secretario de la Comisión de la Defensa Nacional.
Destacó
que atender esta problemática “es una de las acciones más urgentes para mejorar
las condiciones en las prisiones del país” y emprender una profunda renovación
del sistema penitenciario. Sobre
todo, porque en México actualmente se encuentran recluidas 254 mil personas en
algún centro de readaptación (sic), en espacios diseñados para albergar 199 mil
reclusos, según estimaciones de la International Centre for Prision Studies
(ICPS), lo cual demuestra que es necesaria una mejor distribución, explicó.
En
un punto de acuerdo presentado ante la Comisión Permanente, el legislador llamó
a las autoridades responsables del control y operación de los Centros de
Readaptación Social estatales y federales, a establecer mecanismos de control
que permitan el respeto irrestricto del derecho al no hacinamiento, a la
salubridad y a otras condiciones materiales de reclusión óptimas.
Destacó
que lograr efectividad en los programas de reinserción social radica en
solucionar la sobrepoblación que afecta al sistema penitenciario.
“La
vulneración de los derechos de los reclusos se extiende a distintas áreas, como
la de trabajo, la educación, la alimentación, la salud, la familiar y la
recreación, entre otras, debido en buena parte a las condiciones de
sobrepoblación, precisó.
Advirtió
que aunque la población penitenciaria se ha duplicado, los mexicanos no se
sienten más seguros, debido a que el sistema penitenciario no cumple con sus
objetivos sociales y legales, dijo.
Por
lo tanto, continúo, se tienen que generar las políticas públicas necesarias que
posibiliten una profunda renovación del sistema penitenciario, mediante la
atención y solución de los problemas de sobrepoblación, hacinamiento,
infraestructura, insuficiencia de recursos y personal penitenciario, el cual no
está capacitado ni sensibilizado en el respeto de las garantías individuales.
Indicó
que, en términos generales, los empleados carecen de estabilidad laboral y
reciben remuneraciones muy bajas, condiciones que en conjunto propician
corrupción.
Además,
su formación profesional no es la idónea, ya que los cursos de capacitación son
de corta duración y los de actualización son escasos y poco formativos, lo que
confirma la inexistencia de una auténtica carrera penitenciaria.
El
legislador comentó que el personal penitenciario debe poseer un nivel
intelectual suficiente y capacitarse constantemente para actualizar sus
conocimientos, pues de la integridad, humanidad, aptitud personal y capacidad
profesional depende la buena dirección de los penales.
“El
sistema penitenciario requiere de una renovación general que solucione el problema
de la sobrepoblación y hacinamiento, en donde se respeten los derechos humanos
de los reclusos y en el que se instruya personal capacitado de carrera, el cual
ayude a reinsertar de manera efectiva a la población penitenciaria a la
sociedad”, aseveró.
Refirió
que una de las causas principales del incremento de la población penitenciaria
en los últimos años, se debe en gran medida a un mal diseño de la política
criminal estrechamente relacionada con la ampliación del catálogo de delitos
graves, y a la falta de criterios para imponer medidas cautelares, distintas a
la prisión preventiva.
El
legislador sostuvo que es momento de implementar medidas para que los centros
penitenciarios dejen de ser un motivo de vergüenza para los gobiernos y la
sociedad, a fin de que se conviertan en un desafío prioritario y en una urgente
exigencia de labor compartida e integral de las instituciones públicas.
Para
construir un sistema efectivo de reinserción social en el esquema penitenciario
nacional, se requiere respetar y seguir las recomendaciones de los instrumentos
internacionales en materia de derechos humanos, en cuyo marco las personas
privadas de su libertad, provenientes en su mayoría de los grupos más
vulnerables, frente al abuso de poder y la violación de derechos humanos,
podrán disponer de una esfera más amplia de derechos y garantías, subrayó.
El
punto de acuerdo fue turnado a la Primera Comisión de Gobernación, Puntos
Constitucionales y de Justicia de la Permanente, para continuar el proceso
parlamentario.
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