Revista
Proceso 2087, 30 de octubre de 2016...
Por
los caminos de Duarte.../NOÉ
ZAVALETA
BOCA
DEL RÍO, VER.- Hace una década, cuando era subsecretario de Ingresos de la
Secretaria de Finanzas y Planeación (Sefiplan) –en
el sexenio del priista Fidel Herrera Beltrán–, Javier Duarte de Ochoa llegó a
vivir a una casa campestre de dos plantas y con cochera para dos automóviles,
ubicada en las inmediaciones del Club de Golf de Xalapa.
Ahora
el gobernador con licencia posee nueve residencias en los municipios de Boca
del Río, Veracruz, Emiliano Zapata y Córdoba, así como un lujoso rancho en una
exuberante zona montañosa, muy cerca de la cabecera municipal de Fortín de las
Flores. Además, la PGR busca posibles propiedades suyas en Ixtapa-Zihuatanejo,
Guerrero, y también en Estados Unidos y Europa.
La
procuraduría indaga asimismo inmuebles que los colaboradores más cercanos de
Duarte pudieron comprar a través de prestanombres en Costa Rica, Texas, Madrid,
Bilbao, La Coruña y Cataluña, como consta en la investigación ministerial
1135/2016. Diligencias similares realiza la Agencia de Investigación Criminal
de la PGR.
Duarte,
quien fue expulsado del PRI el pasado martes 25 tras no presentarse a una
audiencia, continúa prófugo de la justicia luego de que la PGR emitiera una
orden de aprehensión contra él por los presuntos delitos de peculado, lavado de
dinero, desvío de recursos y delincuencia organizada.
Sin
embargo, tuvo tiempo para llevarse sus cosas más esenciales. Por ejemplo, la
Casa Veracruz –residencia oficial del mandatario en turno– fue desvalijada días
antes de que el gobernador anunciara en un noticiario de Televisa (el espacio
conducido por Carlos Loret de Mola) que pediría licencia al cargo por
“responsabilidad” y por “amor a Veracruz”, a fin de enfrentar el medio centenar
de denuncias en su contra. En vez de eso, escapó.
“El
lujo está por dentro”
En
Boca del Río, municipio gobernado por Miguel Ángel Yunes Márquez (hijo del
gobernador electo), Duarte de Ochoa posee cuatro lujosos penthouses: dos en la
Torre Pelícano, uno más en la torre Levant –de reciente construcción y donde
aún se están realizando los acabados–, más otro en la Torre Financiera
Américas, a un costado de la cual, en septiembre de 2011, fueron arrojados 34
cadáveres, cada uno rotulado con una “Z” en el torso.
Al
preguntar por los dos departamentos y unas oficinas ocupadas por Duarte de
Ochoa como mandatario, un empleado de la Torre Pelícano, en el 741 del bulevar
Ávila Camacho, arruga la frente y dice: “Tenemos instrucciones de no dejar
pasar a nadie de la prensa… usted sabe lo delicado del asunto. Todos los
administradores están ocupados, le voy a pedir que se retire”.
Más
adelante, en el 933 del bulevar Miguel Alemán, frente a la Playa Oro, un enorme
letrero se eleva sobre el puente peatonal de la Torre Levant, con el eslogan:
“Vive más seguro frente al mar”. Ahí, un nivel más arriba del piso 23, Duarte
de Ochoa posee un inmueble de 370 metros cuadrados, el más espectacular del
condominio.
La
investigación ministerial 1135/2016 también da cuenta de un departamento más,
ubicado dentro de la Torre Financiera Américas, frente a la plaza comercial del
mismo nombre. Es un lujoso condominio construido en el sexenio de Duarte y con
una vista privilegiada hacia el Golfo de México.
En
todos los condominios de Boca del Río que se le atribuyen a Duarte, empleados
de mantenimiento, encargados de recepción y choferes rechazan hablar del
gobernador con los enviados de Proceso. Tras varias preguntas, alguno dice:
“Sólo sabemos lo que ha salido en la tele”.
A
un kilómetro de la comandancia del VI Batallón, en el municipio de Emiliano
Zapata, el gobernador prófugo posee otra residencia en el exclusivo
fraccionamiento Tres Pasos, detrás de unos portones eléctricos y árboles
frondosos.
“Es
una casa de dos plantas, la más bonita del lugar; tiene vivos color naranja y
melón. Por fuera no se ve el lujo, está por dentro. Ya no se le ha visto por
aquí (a Duarte)”, dice un vecino. Cuando el gobernador llegaba o salía de ahí,
rompía la tranquilidad del fraccionamiento un convoy de camionetas blindadas,
con avanzada y retaguardia de la Policía Estatal Acreditable.
El
pasado 6 de abril Duarte de Ochoa negó que fuera multimillonario y sólo admitió
que posee dos casas, una en el popular barrio de La Huaca, en el puerto de
Veracruz, y la otra obtenida por herencia familiar en la zona centro de
Córdoba, cuyo valor no excedía de 800 mil pesos.
Sin
embargo, la PGR y fuerzas federales, incluidos efectivos de la Marina-Armada de
México se apostaron frente al rancho El Faunito, una fastuosa hacienda ubicada
en la región montañosa central del estado.
Un
arroyo cruza la propiedad, que cuenta con caballerizas, una veintena de cuartos
y helipuerto, según los taxistas que por 35 pesos llevan ahí a los curiosos.
Desde
lo alto del Centros de Estudios Tecnológico Industrial y de Servicios (CETIS)
143 se alcanza a ver el riachuelo y la nave principal de la hacienda, así como
el empedrado camino principal.
“Aquí
Duarte siempre llegaba en helicóptero. Eso sí, cada que venía, horas antes,
llegaba un convoy de la Marina, entiendo que para cuidar al señor”, comenta un
poblador de Fortín de las Flores, el municipio veracruzano que sólo tiene 73
kilómetros cuadrados.
“Fotos
de fuera, sólo de fuera”, grita un agente de la Policía Estatal Acreditable,
con su rifle de asalto apuntando al suelo. Tras mostrarle las identificaciones
de Proceso, entra en la caseta de vigilancia.
En
el segundo semestre de 2015, en una conversación informal con Duarte, el
reportero sacó a colación esos cuantiosos bienes patrimoniales, pero el
mandatario contestó:
“Sí,
voy seguido al Faunito, no salgo de ahí. Pero ese rancho es propiedad de Franky
García, que es muy amigo mío. Él sí tiene mucho dinero, no yo”. Y calificó la
información sobre sus posesiones como “rumorología” y “leyendas urbanas”.
En
abril pasado, ya con una docena de denuncias penales en su contra por
enriquecimiento ilícito, Duarte dio una rueda de prensa para reporteros locales
en la cual afirmó que estaba “ahorrando” para su futuro:
“Tengo
una sola cuenta bancaria, donde se me deposita mi salario. De ahí vive mi
familia y pago mis gastos: las colegiaturas de mis hijos, las actividades de mi
familia… y donde me queda un poquito para ir ahorrando para mi retiro, ahora
que concluya mi mandato como gobernador.”
Ante
la insistencia de la prensa local, Duarte retó a los reporteros para que
cotejaran los bienes de su declaración patrimonial y los remitió a dos casas:
la de La Huaca y la de su natal Córdoba: “Les doy las direcciones para que
hagan periodismo de investigación”.
En
el reportaje Duarte se tomó todo el tiempo para huir se da cuenta del
desvalijamiento de Casa Veracruz, de donde un camión de mudanzas se llevó
muebles, alhajas, computadoras, máquinas industriales de lavado, obras de
arte, guardarropa de Karime Macías e hijos; no así las prendas de Duarte, quien
regaló muchas de ellas, la cava y artesanías a sus empleados (Proceso 2086).
En
un nuevo recorrido por la Casa Veracruz, ubicada en la calle Guillermo Prieto,
colonia 2 de Abril, se comprobó que incluso fue desmantelado el módulo de la
Policía Estatal Acreditable construido en este sexenio para custodiar a la
familia Duarte Macías.
Las
cuatro camionetas 4×4 de la Fuerza Civil ya fueron retiradas. Puertas y
ventanas de las oficinas quedaron abiertas de par en par, pero no se ve ni un
guardia. Sólo se ve, mal estacionada, una camioneta Suburban blanca con los
sellos de la Ayudantía de la Oficina del Gobernador.
En
las inmediaciones de la calle Guillermo Prieto ya no monta su aparatosa guardia
la decena de escoltas y policías estatales asignados al gobernador. Desde
afuera la Casa Veracruz, con imponentes vitrales europeos y amplias cocheras,
parece abandonada.
De
los empleados de la residencia oficial, algunos ya se reincorporaron a la
Subsecretaría de Gobierno, al DIF estatal o al Palacio de Gobierno. En la
incertidumbre permanecen quienes manejaban las redes sociales de Duarte, quien
pese a su confesa adicción a éstas no ha vuelto a tuitear desde el 12 de
octubre, cuando pidió licencia al cargo y felicitó al gobernador interino
Flavino Ríos.
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