Canción
para la esposa ajena
(Mujer)
Tal
vez guardes mis libros en alguna gaveta,
sin
que nadie descubra cuál relata tu historia,
pues
serán simplemente los versos de un poeta,
tras
de arrancar la página de la dedicatoria...
Y
pasarán los años... Pero acaso algún día,
o
acaso alguna noche que estés sola en tu lecho,
abrirás
la gaveta —como una rebeldía,
y
leerás mi libro —tal vez como un despecho.
Y
brotará el perfume de una ilusión suprema
sobre
tu desencanto de esposa abandonada.
Y
entonces, con orgullo, marcarás la página...
y
guardarás mi libro debajo de tu almohada..."José Angel Buesa.
*
Poema
de la culpa
Yo
la amé, y era de otro, que también la quería.
Perdónala
Señor, porque la culpa es mía.
Después
de haber besado sus cabellos de trigo,
nada
importa la culpa, pues no importa el castigo.
Fue
un pecado quererla, Señor, y sin embargo
mis
labios están dulces por ese amor amargo.
Ella
fue como un agua callada que corría …
Si
es culpa tener sed, toda la culpa es mía.
Perdónala
Señor, tu que le diste a ella
su
frescura de lluvia y su esplendor de estrella.
Su
alma era transparente como un vaso vacío:
Yo
lo llené de amor. Todo el pecado es mío.
Pero,
¿cómo no amarla, si tu hiciste que fuera
turbadora
y fragante como la primavera?
¿Cómo
no haberla amado, si era como el rocío
sobre
la yerba seca y ávida del estío?
Traté
de rechazarla, Señor, inútilmente,
como
un surco que intenta rechazar la simiente.
Era
de otro. Era de otro que no la merecía,
y
por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.
Era
de otro, Señor, pero hay cosas sin dueño:
Las
rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.
Y
ella me dio su amor como se da una rosa
como
quien lo da todo, dando tan poca cosa…
Una
embriaguez extraña nos venció poco a poco:
Ella
no fue culpable, Señor … ni yo tampoco!
La
culpa es toda tuya, porque la hiciste bella
y
me diste los ojos para mirarla a ella.
Sí,
nuestra culpa es tuya; sí, es una culpa amar,
sí,
es culpa de un río cuando corre hacia el mar.
Es
tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,
que
sería pecado mayor si no la amara.
Y
por eso, perdóname Señor, porque es tan bella,
que
Tú, que hiciste el agua, y la flor, y la estrella,
Tú,
que oyes el lamento de este dolor sin nombre,
Tú
también la amarías, ¡si pudieras ser hombre!
En voz del autor:
http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz.php&wid=135&t=Poema+de+la+culpa&p=Jos%E9+%C1ngel+Buesa&o=Jos%E9+%C1ngel+Buesa
Poema
del pecado
“Vamos
que se hace tarde”, me dijiste;
pero
yo me quedé mirando al mar,
con
el hastío de un pecado triste,
pues
no hay nada más triste que un pecado vulgar.
Tú,
la mujer ajena,
yo,
el hombre sin ayer,
ya
el mar borró tus pasos en la arena,
pero
hay cosas más hondas en un atardecer.
Yo
me imagino como fue el regreso,
si
ya él estaba allí,
si
tú como otras veces, pudiste darle un beso,
y
si al besarlo no pensaste en mí.
Y
me imagino lo que habrás sentido
si
después,
al
quitarte el vestido,
rodó
un poco de arena hasta tus pies.
Ya
sé que fue un pecado
triste
y vulgar;
pero
el viento soplaba de aquel lado
y
se llevó el pecado sobre el mar.
Y
al cruzar una acera,
ladrón
de cosas que no tienen fin,
para
pagarte un beso a mi manera,
fui
cortando las rosas de un jardín.
Tal
vez mañana,
como
hay sueños que han sido y que no son,
tú
abrirás como siempre la ventana
y
saldrás a esperarlo en el balcón.
Y
como una sorpresa,
como
una burla fina y cruel,
colocarás
mis flores en la mesa,
sin
que tiemble tu mano en el mantel.
Tal
vez vuelva a la playa
por
andar en la arena, no por ti;
ya
me dijiste que aunque yo no vaya,
tú
irás todas las tardes por allí.
Y
si nos tienta algún pecado
triste
y vulgar,
el
viento sopla siempre de aquel lado
y
se lo lleva todo sobre el mar.
José
Angel Buesa. Poeta cubano nacido en
Cienfuegos en 1910 y fallecido en el exilio, en Santo Domingo en 1982. Publicó
su primer libro de poesías a los 22 años de edad y continuó con una producción
constante que se difundió ampliamente por todos los países de habla hispana.
Se
e ve obligado a abandonar cuba par para empezar una peregrinacion por
varios paises, España, Islas Canarias El Salvador, y Santo Domingo Republica
Dominicana
Sus
principales obras son: La fuga de las horas (1932), Misas paganas (1933), Babel
(1936), Canto final (1936), Oasis, Hyacinthus, Prometeo, La Vejez de Don Juan,
Odas por la Victoria y Muerte Diaria (todas de 1943), Cantos de Proteo (1944),
Lamentaciones de Proteo, Canciones de Adán (ambas de 1947), Poemas en la Arena,
Alegría de Proteo (ambas de 1948), Nuevo Oasis y Poeta Enamorado (1949)
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