El
periodismo en la era de internet/Alfonso S. Palomares, periodista.
El
Periódico |28 de marzo de 2012
El
fantástico mundo de internet con su variada enredadera de terminales está
conformando la nueva civilización de las comunicaciones, que afecta
profundamente al periodismo tal como lo hemos conocido y lo reconocemos. Ante
el diluvio de informaciones y opiniones que desaguan las redes sociales se ha
producido una verdadera inundación de noticias y otros sucedáneos. Y, ya saben,
está ocurriendo lo que ocurre con las inundaciones, donde lo primero que falta
es el agua potable. En esta inundación informativa lo que falta es la marca de
fiabilidad y credibilidad que da el sello del periodismo. De ahí que el
periodismo y los periodistas sean más necesarios que nunca, pero reconociendo
también que las nuevas tecnologías lo están revolucionando hasta el punto de
encuadrarlo en un determinismo tecnológico.
LAS
NUEVAS artes de la comunicación están perturbando el paisaje de una manera
visible. Gran parte del dinero ya no está en los bancos, sino que circula de
una manera histérica por las redes manejado por las oscuras manos de lo que
llamamos mercados. Las altas competiciones deportivas ya no tienen lugar en los
estadios sino en las pantallas, como nos demuestra el hecho de que las
disciplinas más espectaculares en los próximos Juegos Olímpicos de Londres se
hayan programado en función del número potencial de televidentes. La justicia
ya no se desarrolla en juzgados discretos sino que se escenifica en los
espacios mediáticos. E incluso la religión ya no programa sus solemnidades para
el interior de las catedrales sino para que sus ritos provoquen grandes
movimientos de masas.
Se
está produciendo una verdadera revolución, en el sentido más profundo y clásico
de la palabra. Pero volvamos al periodismo para analizarlo desde su definición
esencial, como una actividad que consiste en recolectar y sintetizar
información relativa a la actualidad o que pueda interesar en el arco del
presente. Y después jerarquizarla, valorar su importancia y editarla en el
medio que sea, porque las circunstancias del medio (ideología, especialización
y cercanía) influyen en la jerarquía de las noticias sobre los hechos y los
acontecimientos concretos. También conviene decir que las variadas
circunstancias jamás deben servir de coartada para falsificar la realidad
sustancial de los hechos, aunque puedan contemplarse y contarse desde distinta
perspectiva. Una montaña no es lo mismo cuando se la ve al anochecer o con las
luces del amanecer, desde una cara o desde la otra. Pero nunca hay que cambiar
la montaña por un río.
Las
nuevas tecnologías no han cambiado el objeto de comercio del periodismo, que es
la información, pero sí la forma de presentarlo. Durante un largo periodo
histórico la información fue un bien escaso. Hoy es un bien sobreabundante y
constante y la tecnología permite a todos ser transmisores y receptores, y de
ahí viene la confusión al pensar que todos somos periodistas, que hemos llegado
al periodismo total y, por tanto, al fin del periodismo. Por esa misma razón es
básico el papel del verdadero periodismo, porque solo un periodismo responsable
evitará que lo importante se diluya en la trivialidad y el sensacionalismo
sustituya al análisis responsable.
Las
redes han cambiado la forma de comunicación de los gobiernos, de las empresas,
de las instituciones y de las personas con proyección pública. En el decorado
de las redes sociales, Twitter ocupa un lugar destacado, en el que puede servir
de fuente periodística, ya que es utilizado por los emisores como propaganda,
publicidad y adorno de la propia imagen. A los periodistas les corresponde
separar el trigo de la paja. El periodismo tiene que servir de conciencia
crítica ante el poder, y basarse en dos elementos sustanciales, que son la
credibilidad y la fiabilidad, y para lograrlo hay que partir de la objetividad,
ya que las personas que desean estar verdaderamente informadas quieren tener
garantías sobre la ética, la honestidad y la deontología de los medios que les
informan. Aquí se puede abrir el debate sobre el amarillismo de ciertos medios
que son capaces de retorcer el cuello a la realidad en aras de sus objetivos
conspiranoicos. Pero ese es otro debate.
Para
mí, el disco duro de referencia de lo que entendemos por periodismo sigue
siendo el periódico diario, por una razón práctica: es el que nos da una visión
global, con las noticias jerarquizadas y articuladas en sus secciones y
apartados, así como los análisis explicando las raíces de ciertos
acontecimientos. Creo que los periódicos nos dan las claves para entender mejor
lo que se mueve por las redes y se proyecta en las pantallas.
EL
HECHO DE de que el periódico permanezca inmóvil durante un día permite
consultarlo y ver cómo sobre los escenarios de la víspera se sigue moviendo la
historia con los nuevos acontecimientos y las actuaciones de los diversos
personajes. Los periódicos, si se adaptan al imperativo de los cambios,
sobrevivirán a las crisis para convivir con las nuevas tecnologías como
referentes necesarios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario