En 2012 fue condecorado por la SSP en un acto encabezado por el secretario Genaro García Luna y el entonces presidente Felipe Calderón. Le dieron la medalla al honor por representar fielmente los valores de la Policía Federal.
Revista
Proceso
# 1912, 23 de junio de 2013.
La
conducta de altos mandos y exjefes de la Policía Federal, como Armando Espinosa
de Benito y Sergio Quiroz Padilla –protagonista de este reportaje–, muestra que
las corporaciones no se han saneado. Lejos de eso, sus abusos y probables
delitos siguen impunes o, peor aún, se les premia con ascensos y medallas,
siempre y cuando colaboren a mantener el indecoroso estilo de vida de sus
superiores.
Tras
la publicación del reportaje “El policía millonario” (Proceso 1910), Armando
Espinosa de Benito, exjefe de la División de Investigación de la Policía
Federal (PF), y su familia cerraron súbitamente sus cuentas de Facebook donde
durante meses exhibieron su excentricidad de ricos y bienes por más de 38
millones de pesos, que no se justifican ni con todos los salarios que el
exfuncionario percibió durante los 12 años que permaneció en la Agencia Federal
de Investigación (AFI) y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal.
Pero
la historia continúa. Se relaciona con él a Sergio Quiroz Padilla, exjefe de
unidad de la División de Investigación, quien se hizo rico en tiempo récord,
igual que su protector. De hecho se le abrieron dos averiguaciones previas y
existen señalamientos de que derrochaba dinero en efectivo y exigía regalos
costosos a sus subalternos como cuota del botín que obtenían abusando de sus
cargos.
En
1999 Quiroz Padilla, originario de la colonia Guerrero, era cadenero de los
giros negros del Grupo Titanium en la Ciudad de México. Con sólo la
preparatoria terminada, en 10 años se convirtió en director de la Sección
Segunda del Estado Mayor de la PF. En 2011 lo nombraron coordinador de
Investigación de Campo de la División de Investigación de la PF. A sus 43 años,
ahora es uno de los nuevos integrantes del equipo de seguridad de Grupo Carso,
que encabeza precisamente “el policía millonario”, Espinosa de Benito.
Éste
lo llama “el limpiafocos”, por su
estatura (dos metros). En las oficinas de la PF en Legaria, donde lo recuerdan
por escupir, patear e insultar a sus escoltas, prefieren el apodo de Jaime
Duende, como el personaje de alcohólico patán que interpreta el actor Facundo.
Hace
unos años, cuando estaba en la AFI, Quiroz Padilla registró como su domicilio
un departamento en la unidad Revolución, en la avenida Politécnico Nacional,
donde vive su madre, la pensionada del IMSS Guadalupe Padilla Gallo. Sin
embargo, posee una residencia con valor comercial de 9 millones de pesos en
Fuente del Saber número 46, Fuentes del Pedregal, delegación Tlalpan.
Además
tiene tres inmuebles en el Estado de México y Morelos (Lomas de Cocoyoc), que
valen más de 13 millones, una colección de motocicletas y vehículos de lujo,
como la camioneta Lincoln que esconde en uno de sus predios, así como una
colección de relojes Rólex y Hublot.
Siguiendo
el ejemplo de Espinosa de Benito, Quiroz Padilla también metió a cuatro
familiares en la PF.
Maestro
y alumno se mimetizaron en más de 13 años de trabajar juntos, primero en la AFI
y luego en la SSP. En una fiesta de Halloween organizada por las hijas de
Espinosa de Benito, éste se disfrazó de verdugo y Quiroz Padilla de
Frankenstein. Tal es la simbiosis que Quiroz Padilla remodeló una de sus casas
para que fuera idéntica a una de Espinosa de Benito.
Vidas
paralelas
“Mi
jefe es un pendejo, todo lo que tiene lo tiene gracias a mí”, solía decir
Quiroz Padilla, bajo la influencia del alcohol, a sus escoltas y a cualquiera
que quisiera oírlo en la PF.
En
2002, en su currículum oficial, registró que durante cuatro años trabajó en los
bares y table dance del Grupo Titanium en el Distrito Federal, como cadenero y
sacaborrachos.
En
1999 ingresó a la Policía Judicial Federal con un cargo ínfimo. Año y medio
después conoció a Espinosa de Benito, quien se hizo muy cercano a Genaro García
Luna, entonces director de la AFI, y a su incondicional Luis Cárdenas Palomino.
Espinosa de Benito y Cárdenas Palomino son compadres. Entre todos formaron una
especie de hermandad que les ha permitido seguir impunes por los actos de
corrupción, abusos e ilegalidades que cometieron en 13 años.
La
suerte y el patrimonio de Quiroz Padilla cambiaron a la par que los de su guía.
Según su declaración patrimonial, en 2002, bajo las órdenes de Espinosa de
Benito, era jefe de departamento en el área de Investigación de Delitos de la
AFI y ganaba 10 mil pesos mensuales. No tenía ningún bien. Al año siguiente
ganaba 15 mil pesos mensuales.
De
pronto su vida comenzó a cambiar. Ese mismo año compró de contado una casa en
Paseo de las Aves 409, fraccionamiento Valle Dorado, en Tlalnepantla, Estado de
México. Su precio comercial es de 4.5 millones de pesos, aparentemente muy lejos
de sus posibilidades económicas. La boleta predial del inmueble sigue a nombre
de la antigua propietaria, pero él se conduce como dueño.
Años
después Quiroz Padilla mandó remodelar esa casa hasta dejarla como una réplica
de la residencia que Espinosa de Benito tiene en Cerro de Macuiltepec 74,
colonia Campestre Churubusco. Tienen la misma cantera gris en la fachada, su
ventanería alemana blanca se parece y el portón de la cochera es del mismo
color. La residencia de Quiroz Padilla no aparece en ninguna de sus
declaraciones patrimoniales.
El
1 de octubre de 2006 Espinosa de Benito fue nombrado director de Crimen
Organizado y nombró a su protegido subdirector del área. Quiroz Padilla se
compró una residencia en la calle Villa Tepalzingo número 14, Lomas de Cocoyoc, y la puso a nombre de su
madre, Guadalupe Padilla Gallo.
Según
los registros de la tesorería municipal de Atlatlahucan, la residencia abarca
los lotes 25 y 26 de la manzana 66, con lo que suma más de 900 metros
cuadrados, y tiene un valor comercial de 7 millones de pesos. Cuenta con un
amplio jardín, donde el excadenero construyó una palapa de mampostería; ahí
estaciona cuatro cuatrimotos y dos motocicletas. Tampoco está registrada en sus
declaraciones.
En
un recorrido se comprobó que la residencia de Espinosa de Benito y la de Quiroz
Padilla tienen acabados similares, los mismos postes de lámparas solares en los
amplios jardines (éstas idénticas a las del segundo piso del Periférico
capitalino) y las mismas lámparas de piedra en la banqueta, iguales a las que
iluminan las afueras de las oficinas de la PF en Legaria, donde despachaban
ambos jefes policiacos.
En
2007 Espinosa de Benito se llevó a Quiroz Padilla a la PF. Al año siguiente el
segundo adquirió a crédito el departamento C 401, calle 5 de Mayo número 5, en
la colonia San Lucas Tepetlacalco, de Tlalnepantla. Es el único inmueble que
registró en su declaración patrimonial, donde le atribuye un costo de 734 mil
pesos.
Poco
menos le costó la camioneta pick up Lincoln Mark LT negra, de cuatro puertas y asientos de piel
–descripción obtenida en el control vehicular del Estado de México–, la cual
guarda en el estacionamiento del departamento. El precio de factura fue de 567
mil 399 pesos.
Sin
embargo, las camionetas que habitualmente usa son una General Motors blindada y
una Lincoln Navigator.
En
2010 Espinosa de Benito fue nombrado jefe de la División de Investigación de la
PF y designó a su discípulo como coordinador de Investigación de Campo de la
División de Investigación y comisario. El 1 de marzo de 2012, antes de terminar
el sexenio de Calderón, Quiroz Padilla compró a su subalterno Gustavo Cortés
Valdés –esposo de su hermana Guadalupe Quiroz Padilla– la residencia en el
número 46 en Fuente del Saber 46, en Fuentes del Pedregal, que tiene un terreno
de 525 metros cuadrados.
El
inmueble tiene la misma estructura que la casa de Espinosa de Benito en la
calle Loarca número 20, en el cercano fraccionamiento Parques del Pedregal. Es
de tres niveles; en el de abajo hay un salón de fiestas con puerta a un amplio jardín.
En
el Registro Público de la Propiedad consta que la transacción fue de 5.5
millones de pesos, sólo 500 mil pesos más de lo que su cuñado y su hermana
pagaron en 2008 y mucho menos que el valor comercial de la propiedad: 9
millones. En esa casa pintada de color salmón y con reja, muy distinta al resto
del fraccionamiento, vive actualmente Quiroz Padilla.
El
jefe quiere un BMW
Los
dos mandos policiacos siguieron la costumbre de exigir cuotas a sus
subalternos, tan arraigada en las corporaciones mexicanas de todos los niveles.
En la División de Investigación se seguían casos de secuestro, extorsión y
narcotráfico. Espinosa de Benito acumuló denuncias públicas y averiguaciones previas por su presunta
colusión con cárteles de la droga.
Como
muestra de los “regalos” que Quiroz Padilla demandaba a sus subalternos, están
los relojes Rólex y Hublot. Fuentes de la PF señalan que, cuando bebía de más,
Quiroz Padilla presumía que Espinosa de Benito le había pedido un BMW blanco de
dos plazas, y él con los “muchachos” se lo había comprado. También afirmó que
le obsequió el Rólex con diamantes que exhibió en el video de su fiesta en
Lomas de Cocoyoc que su familia subió a las redes sociales.
Quienes
lo vieron recuerdan cómo Quiroz Padilla llegaba a las boutiques Carolina
Herrera, en plaza Antara, o Ferragamo, en Presidente Masaryk, Polanco, y
compraba siempre en efectivo.
Espinosa
de Benito fue destituido de la jefatura de la División de Investigación de la
PF en enero pasado. Semanas después le tocó su turno a Quiroz Padilla. En abril
ambos consiguieron trabajo en el grupo Carso e incluyeron en el equipo al
suboficial Marcos Roberto Cárdenas López, a Porfirio Javier Sánchez Mendoza
–que se quedó en lugar de Quiroz Padilla en la PF– y a los yernos de Espinosa
de Benito: Rafael Navarro y Erick Friedman, así como a su primo político
Alfredo Renaum.
Todos
ellos siguieron cobrando en la PF aunque ya no se presentaban a trabajar.
Cuando fueron descubiertos, Espinosa de Benito, Quiroz Padilla y Navarro
presentaron su renuncia el 6 de junio, con fecha del 16 y 6 de mayo,
respectivamente. Cárdenas López, Sánchez Mendoza, Friedman y Renaum siguen
cobrando en la PF.
Valores
policiacos
La
madrugada del 1 de octubre de 2011 los vecinos de la calle Paseo de las Aves,
del fraccionamiento Valle Dorado, Tlalnepantla, se despertaron sobresaltados.
Estaban acostumbrados a los gritos, majaderías y balazos al aire del jefe de la
PF Sergio Quiroz Padilla, que vivía en la cuadra, pero lo que presenciaron
superaba todo lo anterior.
Liliana
Hernández Martínez, quien vivía en unión libre con Quiroz Padilla, salió
corriendo de su casa descalza y vestida sólo con un pequeño camisón, sangrando
de nariz y boca, visiblemente golpeada. Buscaba a su hija Heribel y huía de los
puños del jefe policiaco, que la superaba por mucho en altura y fuerza. Minutos
antes la joven de 17 años había salido corriendo, también en pijama, para
escapar del golpeador.
Así
quedó asentado en la averiguación previa que abrió el 4 de octubre de 2011 la
fiscalía desconcentrada en Miguel Hidalgo, agencia de investigación H2, de la
Cruz Roja Polanco.
La
señora Hernández preguntó por su hija en la casa de una vecina, que la subió a
su coche para buscar a Heribel. Por suerte la encontraron. Cuando regresaron,
otra vecina estaba tocando a la puerta del policía federal con el apoyo de una
patrulla estatal. Quiroz Padilla, alcoholizado, salió, la empujó y gritó: “¡No
sabes con el chile que te estás metiendo!”.
Los
vecinos narran que, en poco tiempo,
llegaron más de 10 unidades de la PF para proteger la huida de Quiroz
Padilla en una camioneta Explorer blindada de color dorado. Así quedó asentado
en la averiguación previa.
Según
declararon las afectadas en la denuncia, la pelea comenzó porque Quiroz Padilla
llegó a su casa ebrio y comenzó a insultar y golpear a su mujer. La hija mayor,
Heribel, bajó a la estancia y preguntó qué pasaba. Él la insultó también, por
lo que su madre le ordenó que subiera a su cuarto. El corpulento oficial federal
atacó a Liliana con puñetazos en la cabeza y Heribel quiso protegerla, pero
Quiroz Padilla la jaló del cabello y la arrastró por las escaleras hasta abajo,
y la comenzó a patear. Liliana a su vez intervino para salvar a su hija hasta
que Heribel consiguió subir las escaleras y encerrarse en una habitación con su
hermana pequeña.
Quiroz
Padilla se volteó y se concentró en golpear a su mujer con los puños, en todo
el cuerpo, hasta que la dejó sin aliento. Aprovechando que Liliana no podía
moverse, el alto mando federal subió las escaleras y sujetó del brazo a su hija
menor. En ese momento sonó el teléfono celular de Heribel y ella trató de
contestar.
¡Hija
de la chingada, si alguien se estaciona afuera de la casa les va a cargar la
chingada!”, gritó Quiroz Padilla y le arrebató el teléfono. Cuando intentó
patearla otra vez, Heribel bajó corriendo las escaleras y salió descalza a
pedir ayuda. Todo esto se lee en la denuncia que ella presentó días después en
la Agencia del Ministerio Público de Tlalnepantla.
Cuando
llegaron las unidades de la PF, Quiroz Padilla usó como escudo a su hija menor
y escapó con la ayuda de sus compañeros. Fuentes de la PF afirman que Liliana
Hernández llegó esa madrugada, muy golpeada, a las oficinas de la PF en
Legaria, con la esperanza de que alguien la ayudara a rescatar a su hija menor.
Aseguran que Espinosa de Benito conoció todo el episodio.
En
2012 Quiroz Padilla fue condecorado por la SSP en un acto encabezado por el
secretario Genaro García Luna y el entonces presidente Felipe Calderón. Le
dieron la medalla al honor por representar fielmente los valores de la Policía
Federal.
**
Beneficiarios
del nepotismo/ANABEL HERNÁNDEZ
Revista
Proceso
# 1912, 23 de junio de 2013.
Estos
son los nombres de familiares de Sergio Quiroz Padilla, quien como colaborador
cercano de Genaro García Luna pudo colocarlos en la nómina de la Policía
Federal (PF).
Gustavo
Calles Valdés: cuñado. En mayo de 2011 lo metió como director general de la
Coordinación de Servicios Generales de la corporación. Licenciado en economía.
Tiene sueldo de PF04, superior a 100 mil pesos mensuales. Despacha en las
oficinas de la colonia Industrial Vallejo.
María
Guadalupe Quiroz Padilla: hermana. Esposa de Gustavo Calles Valdés. Ingresó en
junio de 2006 como jefa de departamento en la Dirección General de
Administración de la PF. Ganaba 18 mil 63 pesos. En 2007 dejó de laborar.
Edith
Concepción Quiroz Padilla: hermana. Secretaria bilingüe. Ingresó en abril de
2010 como jefa de departamento en la División de Investigación a la dependencia
donde su hermano era su superior jerárquico. Como suboficial 17 devenga 20 mil
913 pesos al mes. Trabaja en las oficinas de Legaria y se afirma que es “los
ojos y oídos” de Quiroz Padilla en la PF.
Victoria
Quiroz Padilla: hermana. Secretaria. Ingresó en enero de 2012 como analista en
la Coordinación de Servicios Generales de la corporación, de la que su cuñado
es director general. Trabaja en las oficinas de la colonia Industrial Vallejo;
su sueldo mensual neto es de 21 mil pesos.
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