12 sept 2007

Desplegado alternativo

Desplegado alternativo/ Denise Dresser
Publicado en Reforma, 10 septiembre 2007:
A los ciudadanos de México
Al Congreso de la Unión
A la Comisión Ejecutiva de Negociación y Acuerdos parala Reforma del Estado
El proyecto de reforma electoral incluye la remociónde los actuales integrantes del Consejo General delIFE. Al respecto expreso:
1. El IFE no puede cumplir su papel de árbitro electoral si no cuenta con la confianza de los partidos cuyo comportamiento regula. Durante más deuna década, el IFE mantuvo esa confianza, pero actualmente ya no lo hace debido a eventos que contribuyeron a minarla, como la cuestionable integración de su Consejo General en 2003, el desafuero, y los errores y omisiones que los mismos consejeros cometieron antes y después de la elección presidencial.
Las instituciones son el producto deacuerdos y consensos de diferentes actores sociales ypolíticos; si esos acuerdos fundacionales cambian, las instituciones deben hacerlo también. Hoy el argumento de la "inamovilidad" equivale a una defensa de un statu quo que ya no funciona; basta con recordar la elección del 2006 y sus secuelas. Ante la pregunta tan popular que se lanza para justificar la resistencia acambios en el IFE - "qué pasará si la elecciones de2009 otra vez dejan inconformes a los perredistas ybuscaran destituir al Consejo otra vez"- habría que responder lo siguiente: es indudable que el PRD necesita aprender a perder, pero las instituciones deben estar constituidas y operar de tal modo que la izquierda no tenga margen para pensar que su derrota fue ilegítima.
2. Actualmente diversas voces argumentan que la remoción de los consejeros sería ceder al "capricho" yal "chantaje" del PRI y del PRD. Dicen que el nuevo consejo quedaría en una situación de debilidad de entrada porque en su designación tendrían mano los líderes del PRI y del PRD y consecuentemente se integraría por cuotas partidistas. Sugieren que sullegada operaría bajo una lógica estrictamente política. Pues esto es exactamente lo que pasó en el2003 cuando se negoció tras bambalinas la llegada deLuis Carlos Ugalde et. al., sólo que el capricho fue del PRI y del PAN y las cuotas fueron decididas por ellos.
Los consejeros actuales del IFE fueron electos por los mismos métodos que sus defensores-contradictoriamente- denigran. Por ello, habrá que resolver el problema de fondo, promoviendo la selección de los consejeros a través de un proceso alternativo, amplio, consensual, transparente y decara a la ciudadanía. Sólo así sería posible blindaral IFE de la discrecionalidad caprichosa y chantajista que produjo el actual Consejo General, por el cual demasiadas personas parecen dispuestas a dar la vida.
3. Los errores del Consejo General del IFE no fueron"puntuales" y "marginales", sino que tuvieron un impacto decisivo y negativo, tanto la noche de la elección como los días posteriores a ella. Específicamente el comportamiento de Luis CarlosUgalde el 2 de julio -aunado a la falta de información precisa sobre las "actas reservadas"- le abrió una rendija de oportunidad a López Obrador para cuestionar el profesionalismo y la imparcialidad del IFE. En unasola noche, y a golpes de inexperiencia y falta depreparación, el Consejo General minó una década de trabajo. No cabe duda que AMLO emprendió una cruzada equívoca contra la institución, pero nueve consejeros le proveyeron armas para hacerlo.
Quizás el régimen deresponsabilidades de los servidores públicos nocontempla la incompetencia como motivo para la remoción, pero debería.
4. La verdadera autonomía del IFE no depende de la inamovilidad de los consejeros, sino de los procesos através de los cuales se les elige y las atribucionesque se les dan para fiscalizar y sancionar y contenertanto a los partidos como al Ejecutivo mismo. Hoy muchos hablan de la autonomía del IFE como si existiera, cuando para asegurarla y fortalecerla falta mucho por hacer. Que el IFE pueda establecer controversias constitucionales ante la Suprema Cortesi otros poderes lo presionan. Que la fiscalizacióndel IFE no quede en manos de quienes quisieran acorralarlo.
La necesidad de una contraloría autónoma que no sea nombrada por los partidos. La necesidad deun mecanismo de integración para su consejo que garantice la pluralidad y la representatividad. Es allí donde está la verdadera batalla en favor de la autonomía del IFE; no en la defensa de sus consejeros sino en la remodelación de sus reglas y el apuntalamiento de sus atribuciones.
5. El debate sobre la permanencia o salida de losconsejeros ha permitido que las televisoras desvíen la atención del asunto medular para la reforma electoral:el fin de la contratación de "spots" en los medios, la reducción del tiempo y los costos de campaña partidistas. Esta propuesta debe ser celebrada ydefendida incluso con más ahínco que la permanencia de los consejeros. 6. Resulta paradójico que quienes firman desplegados en defensa del IFE nunca propusieron desplegados encontra de la llamada "Ley Televisa" ni intentaronmovilizar a la opinión pública en su contra, cuando fue una batalla decisiva para la calidad de la vida democrática en México. Por ello, es imperativo reconocer que importa más la emancipación política delos partidos vis-^-vis los medios, que la inamovilidadde los consejeros en puestos que no supieron ocupar y cuya selección fue cuestionable.
7. Nuestra democracia necesita una reforma que corrijalos errores del sistema electoral luego de una décadade operación. Uno de esos errores fue sacrificar -através de negociaciones cupulares- la ciudadanizacióndel IFE, contribuyendo así a la erosión de sucredibilidad y a la caída en la confianza entre los principales partidos que alguna vez inspiró. Otro error fue la instalación de una partidocracia multimillonaria, subyugada por los medios y resistente a la fiscalización. Si la reforma electoral no desata estos nudos, la democracia mexicana permanecerá amarrada por ellos. Si la reforma termina siendo "amodo" de los partidos, el costo lo pagaremos quienes financiamos un sistema perverso de extracción sinrepresentación.
8. El IFE necesita ser una institución verdaderamenteciudadana y que los ciudadanos la valoren incluso mejor de lo que lo hacen ahora. Se le debe conferir autonomía real con la que no cuenta en este momento para garantizar su independencia de los partidos. Por eso me opongo a cualquier medida -tal y como lo es la defensa a ultranza de la inamovilidad de los consejeros- que busque justificar e institucionalizar la falsa autonomía del actual Consejo General frente a los partidos, ya que implicaría la sumisión permanentedel instituto frente a ellos.

Columna Razones/Jorge Fernández Menéndez
Excelsior, 11/09/2007;
Una respuesta a Denise Dresser
Me asombró el llamado "Desplegado alternativo" quepublicó en Reforma, ayer, Denise Dresser. Me asombró porque Dresser es una mujer sin duda inteligente, preparada y comprometida, pero su texto es un compendio de errores. La tesis principal de Denise es que la remoción de los consejeros del IFE no sólo no debilita la autonomía de ese Instituto, que "hoy muchos hablan de la autonomía del IFE como si existiera", y finalmente regresa al capítulo al que mayor atención periodística y profesional le ha dedicado en los últimos meses: la llamada Ley Televisa, acusando a quienes nos oponemos a la remoción de los consejeros de que "nunca propusieron desplegados en contra" de dicha ley. Para Denise importa más "la emancipación política de los partidos vis-à-vis los medios, que la inmovilidad de los consejeros". Se equivoca en casi todo.
Dice Dresser que el IFE mantuvo durante una década la confianza de los partidos pero que la perdió por "lacuestionable integración de su Consejo General en el2003, el desafuero y los errores y omisiones que los mismos consejeros cometieron". Dice que el PRD debe"aprender a perder" pero que "las instituciones debenestar constituidas y operar de tal modo que laizquierda no tenga margen para pensar que su derrota fue ilegítima". ¿De qué está hablando? La integración del Consejo del IFE se basó en las normas legales quelos partidos impusieron. En la elección de 2003, elPRD participó pero se marginó por errores notorios de Pablo Gómez y la decisión "inamovible" de reelegir alentonces consejero Jesús Cantú. Comenzó una larga serie de vetos a numerosos postulantes. El Consejo que está en funciones es el que fue elegido por más de dostercios de los votos. El IFE no tuvo nada que ver conel tema del desafuero. Y en las elecciones se cometieron errores, no cabe duda, pero ninguno como dice Denise "con un impacto decisivo y negativo".Señala, en ese sentido, el tema de las "actas reservadas", aquellas sobre las que se tenían dudas,que no se incorporaron al PREP y dice que eso "le abrió una rendija de oportunidad a AMLO paracuestionar el profesionalismo y la imparcialidad del IFE... en una sola noche, concluye, a golpes de inexperiencia y falta de preparación, el Consejo general minó una década de trabajo (sic)". Perdón, pero, ¿no sabía AMLO dónde estaban esas actas, no lo sabían sus representantes, entre ellos Horacio Duarte? Por supuesto que sí porque siempre se hizo lo mismo con las actas con dudas. El dato duro es que los resultados de los estudios de conteo rápido de la noche del 2 de julio, el PREP y el resultado final, incluido el posterior conteo "voto por voto" de un tercio de los paquetes electorales, dieron prácticamente el mismo resultado. Habla del trabajo del anterior Consejo del IFE como sino hubiera habido conflictos con sus integrantes. Puesnada más alejado de la realidad. En su momento la elección de José Woldenberg fue muy cuestionada por algunos de los mismos que ahora proponen destituir a los consejeros. Después de la elección de 97 se desató un fuerte debate entre quienes sostenían que el IFE debía ser un árbitro de la contienda, encabezados por Woldenberg y Jacqueline Peschard, y quienes sosteníanque debía ser un actor, entre ellos Juan MolinarHorcasitas y Alonso Lujambio, por una parte, y Jesús Cantú y Jaime Cárdenas por la otra. En las eleccionesde 2000, Vicente Fox expresó una y otra vez su desconfianza en el IFE. Y si la elección de 2000 hubiera sido tan cerrada como la de 2006, la suerte de aquel IFE seguramente hubiera sido otra. Se trataprecisamente de que los partidos "aprendan a perder", porque sin voluntad política y democrática no hayinstitución electoral que sirva.También los miembros de la Corte o los del Banco deMéxico son elegidos por los partidos. ¿Cuando algunode los partidos "no aprenda a perder" en una decisión legal o no le guste la política monetaria del país también habrá que cambiar a los miembros de la Corte odel Banco de México? No se trata de defender, tampoco, la inamovilidad de los integrantes de cualquier organismo autónomo, pero existen mecanismos legalesque permiten removerlos sin vulnerar las formaselementales de un sistema democrático. Si los consejeros pueden ser acreedores de un juicio político, ¿por qué los legisladores no lo iniciaron?; si la elección fue ilegítima ¿qué hacen en curulessurgidas de esa elección?
Dice Denise que el tema central es el de las televisoras y el dinero. Con respecto al primero sería bueno que nos explicara por qué, con la nueva ley, los partidos tendrán ahora 41 millones de pesos por día de campaña cuando antes tenía 29 millones, de los cuales,además, habrá que descontar la publicidad en radio y televisión, que era superior, dicen, a 70 por ciento.
¿Para qué quieren cuatro millones de dólares diarios con el fin de hacer campaña si no van a comprar publicidad? La principal mancha del proceso electoralde 2006 no fueron los errores que pudiera habercometido el IFE, sino sus aciertos, como descubrir que180 mil spots, un tercio del total, no fueron reportados por los partidos. ¿Cómo y quién los pagó?
La propuesta de utilizar tiempos oficiales conviene, sobre todo, a los partidos, porque no reducen susprerrogativas. A los medios los afectará marginalmente: el año pasado la publicidad electoralfue 2% de la facturación de Televisa, 10% de otros grupos importantes, y de más de 30% de las estaciones pequeñas en los estados. La propuesta provocará lo contrario de lo que quiere Denise: una concentración aún mayor, porque sólo resistirán los que tengan economías en escala. Y con respecto a los desplegadosde rechazo a la llamada Ley Televisa quizá Denise tenga razón: hay muchos que no querríamos salirfestejando en las fotos con algunos de los personajesmás oscuros de la historia política del país.

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