18 may 2010

Gobierno niega favorecer a cártel

Gobierno niega favorecer a cártel de Sinaloa
EFE
El Universal, Martes 18 de mayo de 2010
La National Public Radio de EU difundió hoy la primera parte de una investigación periodística en la que afirma que el gobierno de Calderón ha favorecido a ese grupo criminal en la lucha contra el narco
El gobierno mexicano rechazó que en la lucha contra el narcotráfico se haya favorecido al cártel del Pacífico, conocido como cártel de Sinaloa, como dijo una emisora en Estados Unidos, y aseguró que se ha combatido a todas las organizaciones por igual.
La National Public Radio (NPR) de Estados Unidos dio a conocer hoy la primera parte de los resultados de una investigación periodística en la que afirma que el gobierno del presidente Felipe Calderón ha favorecido al cártel de Sinaloa en la "cruenta guerra por rutas y negocios que ha dejado miles de muertos en México".
"Esto no es exacto, el gobierno federal combate con toda determinación al crimen organizado en todo el territorio nacional, y las autoridades han mantenido un apoyo a las autoridades estatales para reducir los espacios y las actividades de cualquier banda criminal", dijo el portavoz de la Secretaría de Gobernación, Luis Estrada.
El funcionario recordó que desde el 13 de mayo de 2008 el gobierno federal puso en marcha en el estado de Sinaloa el operativo conjunto Culiacán Novolato, que ha mantenido una actividad constante en contra de las organizaciones criminales.
"Incluso el jueves de la semana pasada, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, estuvo en Sinaloa para revisar las acciones de este operativo, y fue una gira de trabajo por los estados de Durango, Sinaloa, Sonora, Baja California, Coahuila, Michoacán y Nuevo León", recordó Estrada.
El portavoz afirmó que todas las organizaciones del narcotráfico han sido "atacadas de manera proporcional a su tamaño" , y recordó que desde el comienzo de la actual administración el 1 de diciembre de 2006, al 4 de febrero pasado se ha detenido a 72 mil personas por delitos contra la salud.
Precisó que el 27% de todos los detenidos corresponden al cártel del Golfo, entre estos a sicarios del grupo de Los Zetas que eran su brazo armado; un 24% son miembros del cártel del Pacífico (cártel de Sinaloa); el 17% pertenece al cártel de los Carrillo Fuentes, conocido como cártel de Juárez.
Asimismo, indicó que el 14% son elementos del cártel de los Beltrán Leyva; otro 13% forman parte del cártel de los Arellano Félix, conocido como cártel de Tijuana; y un 5% de otros grupos como la Familia Michoacana y el cártel del Milenio o de los Valencia.
"Estos porcentajes muestran que la lucha que se ha mantenido ha sido en contra de todos los grupos", destacó Estrada.
Añadió que la lista de cabecillas capturados del cártel del Pacífico está encabezada por Jesús Reynaldo Zambada, alias "El Rey Zambada" ; Vicente Zambada Niebla, alias "El Vicentillo" ; Oscar Orlando Nava, "El Lobo" ; Alfredo Beltrán Leyva, "El Mochomo" , quien fue capturado cuando pertenecía al grupo de Joaquín "Chapo" Guzman.
Asimismo, señaló que entre otros capos del cartel del Pacífico están Eduardo García Simental, "El Teo" o "El Tres Letras" , así como su hermano José García Simental, "El Chiquilín, además de Raydel López Uriarte, conocido como " El Muletas".
El portavoz de Gobernación agregó que no solo se han detenido a esos líderes reconocidos, sino también a 15 operadores financieros de esta organización, entre los que destacan Sandra Ávila Beltrán, alias " La Reina del Pacífico " y Dimas Díaz, conocido como "El Dimas".
Además se arrestaron a seis lugartenientes, 30 funcionarios gubernamentales coludidos y 16 mil 715 narcomenudistas de esta organización", precisó.
El alto funcionario agregó que la desarticulación del cartel no pasa solo por la detención de sus operadores, sino por la extradición de algunos de sus líderes más influyentes.
Entre los casos más sonados están el de Héctor "El Güero Palma", Miguel Ángel Caro Quintero y de Vicente Zambada "El Vicentillo".
"En resumen, el gobierno federal ha logrado debilitar las estructuras de mando y la operación de este cartel, no solo en Sinaloa, sino en todas sus redes a nivel nacional", aseguró el portavoz de Gobernación.
La declarada guerra contra el narcotráfico por el presidente mexicano ha dejado en el país más de 23 mil muertes en los últimos tres años. fml
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Los Zetas en Nuevo León

Publicado en Proceso # 1750, 16 de mayo de 2010;
Nuevo León, los nuevos santuarios de “Los Zetas”
Luciano Campos Garza
MONTERREY, NL.- El blindaje anunciado por el gobierno de Nuevo León para contener a los grupos del crimen organizado que salieron en desbandada de Tamaulipas y buscaron refugio aquí fue un fracaso: por los porosos límites de ambas entidades transitan tanto miembros de Los Zetas como del cártel del Golfo.

En la zona norte de Nuevo León, caracterizada por sus rancherías, llanuras, áridas planicies y páramos deshabitados, las fuerzas federales han detectado varios narcocampamentos con funciones de refugio y entrenamiento.

En lo que va del año, el Ejército y la Marina han desmantelado por lo menos cuatro de esos santuarios, en los que han sido decomisados poderosos arsenales y centenares de miles de cartuchos.

Una fuente del gobierno estatal que pidió no ser identificada manifestó que es imposible contener a los criminales que utilizan las carreteras y autopistas federales, así como las brechas, donde son todavía más indetectables y elusivos.

Y es que en la basta geografía nuevoleonesa de 51 municipios, no hay polos de desarrollo. El 90% de los 4.3 millones de habitantes de la entidad se concentran en Monterrey y en los 11 municipios de su zona metropolitana; los demás se localizan en zonas rurales, viviendo en las cabeceras municipales o en dispersas rancherías.

Es fácil pasar inadvertido en las praderas despobladas donde los narcos han establecido sus centros de entrenamiento, sobre todo cerca de los corredores que conectan a Monterrey con las ciudades tamaulipecas de Reynosa y Nuevo Laredo.

La guerra declarada es entre ellos, pero el Ejército y la Marina han tomado algunos de sus centros de adiestramiento, campos de tiro y casas de seguridad, luego de que, el 4 de marzo, el gobernador priista Rodrigo Medina alertó a la ciudadanía sobre la disputa entre los cárteles y anunció que se reforzaría la vigilancia policiaca estatal en los límites con Tamaulipas.

Pero una evidencia de que dicha estrategia no funcionó es que las fuerzas federales han debido incrementar su presencia ante la intensa actividad de ambas mafias.



Operativos y enfrentamientos



En un operativo por aire y tierra, a las cuatro de la tarde del domingo 14 de marzo, la Marina Armada de México tomó un rancho ubicado en el municipio de Bustamante, a 150 kilómetros al norte de Monterrey.

En el lugar fueron abatidos ocho sicarios, informó un comunicado de la Secretaría de Marina, que reportó a 60 hombres armados “pertenecientes a Los Zetas, mismos que se encontraban reorganizándose para sus actividades delictivas”.

La mayoría alcanzó a escapar, alertada por el ruido de los helicópteros y los vehículos que trataban de cercarlos. La fuente informó que, en el lugar, los pistoleros hacían prácticas de tiro y adiestraban a sus elementos.

La investigación posterior reveló que Los Zetas habían ocupado desde dos meses antes el rancho La Lagunilla, a un costado de la carretera a Colombia, y lo convirtieron en una base de operaciones. Al arribar, desalojaron al velador de la propiedad, que huyó sin avisar al dueño de la misma. Éste se enteró del uso que se daba a su inmueble cuando –de acuerdo con una fuente de la Procuraduría Estatal– fue publicada la información de la balacera que se desató en el área.

En el lugar fueron asegurados cinco vehículos, nueve armas largas y dos cortas, 35 cargadores, 717 cartuchos y diversos equipos de comunicación.

La casa principal del rancho, de ladrillo rojo, tuvo lustre en otro tiempo; ahora estaba descuidada y sucia, pero conservaba una cantina, una mesa de billar y cocina integral con acabados de madera. Aparte de muebles rústicos, había recámaras con varios colchones y clósets abiertos con ropa revuelta.

Cinco cabezas de venado pendían sobre la chimenea, además de un armadillo y un coyote disecados. Afuera, a los costados de la entrada principal, podía verse a un gran oso negro y a un puma atacando a una gacela.

En el patio se habían construido algunos cuartos que parecían destinados a los vigilantes, con techos cubiertos por cartones y con pisos que acumulaban abundante basura.

Cuatro días después, el 18 de marzo, El Ejército Mexicano dio otro golpe en un rancho del municipio de El Carmen, a 100 kilómetros de Monterrey, donde se encontraron 100 mil cartuchos calibre 9 milímetros, 5 mil cargadores –sobre todo de armas largas–, 22 granadas para fusil y cuatro armas largas y tres cintas metálicas para ametralladora antiaérea calibre 50.

El hallazgo, efectuado luego de una denuncia anónima, ocurrió a las 16:00 horas en una granja porcina que parecía abandonada en el camino al parque Aqua-Splash-Cortijo Los Villarreales, al oriente de la carretera a Monclova.

Casi un mes más tarde, el 14 de abril, el Ejército enfrentó a una caravana de sicarios en el municipio de Doctor Coss, Nuevo León. Según el parte oficial, los pistoleros pasaron de largo un puesto de revisión y fueron perseguidos por los militares hasta el poblado Comales, Camargo, ya en el estado de Tamaulipas.

En ese lugar, los delincuentes entraron al rancho Los Martínez, desde donde abrieron fuego.

En la refriega perecieron dos soldados y dos delincuentes. El poblado fue rodeado por los militares. Ahí se halló una bodega utilizada como campamento que, al parecer, fue abandonada antes de la irrupción militar.

En ese sitio había 19 camionetas –algunas con la letra “Z” pintada en los cristales–, 10 mil cartuchos de diversos calibres, 338 cargadores, nueve armas largas –la mayoría fusiles AR-15–, una subametralladora calibre .556 y tres pistolas.

También se reportaron 52 equipos de radio, 22 aparatos Nextel, seis tablas de tortura y 2.5 kilos de mariguana. En el interior de una pick up se encontraron dos cadáveres.

Los soldados ejecutaron otro operativo el 26 de abril, en el municipio de General Bravo, vecino nuevoleonés de Reynosa. En el rancho El Puerto se produjo un enfrentamiento en el que murieron tres pistoleros. Luego, en la zona se localizaron dos cadáveres de personas que habían perecido antes de la refriega.

Según el boletín de la Sedena, los militares liberaron a siete personas que estaban secuestradas. Hubo cuatro detenidos.

El aseguramiento fue de 40 armas largas, seis armas cortas, 10 mil cartuchos de diferentes calibres, 311 cargadores, cuatro granadas de fragmentación y 12 vehículos, uno de ellos blindado.

Al día siguiente, el Ejército reportó otro enclave en Sabinas Hidalgo, 80 kilómetros al norte de la capital, en donde fueron rescatadas 16 personas, entre ellas una mujer con un bebé de un año y cuatro meses de edad.

Una cantidad no determinada de pistoleros atacó a los soldados y se dispersó. Dos de los vigilantes de la casa murieron durante el enfrentamiento. Allí fueron halladas dos toneladas de mariguana, tres armas largas y seis cortas, un lanzagranadas y dos vehículos.

El más reciente golpe a la delincuencia organizada ocurrió la mañana del 11 de mayo, cuando elementos de la Séptima Zona Militar, apoyados por cuatro helicópteros, allanaron un campo de prácticas en el municipio de Higueras, a menos de media hora en coche de Monterrey. En el lugar murió un delincuente que hizo frente a los militares.

Ese sitio, ubicado en el camino a La Laguna, a un kilómetro de la carretera Marín-Higueras, es una huerta con cobertizos donde pernoctaban los ocupantes.

En su comunicado, la Sedena no precisó cuántas personas alcanzaron a escapar, aunque reportes de prensa calculan que eran unos 25 individuos que se perdieron entre los matorrales.

El decomiso fue mayor: 124 armas largas y 15 cortas, 29 granadas calibre 40 milímetros, 32 granadas de mano, tres cohetes antitanque, mil 375 cargadores para diferentes armas, cuatro bazucas, 5 mil cartuchos de diferentes calibres y 12 vehículos.

También había dos fusiles Barret calibre 50, usados como batería antiaérea, y dos cohetes útiles para atacar vehículos blindados.

En el lugar se recogieron chamarras, playeras, maletas, cachuchas y boinas con el escudo emblemático de Los Zetas. l


El noveno cártel: Los Zetas

El noveno cártel
Ricardo Ravelo
Publicado en Proceso # 1750, 16 de mayo de 2010;
En sólo 13 años, Los Zetas, grupo al que se integraron exmilitares y desertores del Ejército, pasó de ser un apéndice del cártel del Golfo a convertirse en una organización autónoma. Según la DEA, desde enero pasado puede considerársele como el noveno cártel. Ahora, esa organización, dirigida por el hidalguense Heriberto Lazcano, es la mejor armada y tiene influencia en 20 estados del país.
Hacia finales de 1997, el grupo armado de Los Zetas irrumpió en la escena pública como escudo protector del cártel del Golfo y de su líder, Osiel Cárdenas Guillén. Trece años después, con nuevos refuerzos y una diversificación de sus actividades criminales, el llamado “Ejército del Narco” es ya un cártel que lucha con denuedo por el control de una veintena de entidades federativas.
La mayoría de los integrantes de esa organización provenían del Ejército, en particular del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes). En el 97, muchos de ellos habían ingresado a la Procuraduría General de la República (PGR) como refuerzos en la lucha que emprendió el gobierno federal contra el narcotráfico. Pero muy pronto se engancharon en el negocio de las drogas.
Para 2003, año en que fue capturado Osiel Cárdenas, Los Zetas modificaron su esquema de operación, luego de una aguda crisis interna por el control del cártel del Golfo. Superadas las rencillas, las traiciones y el desorden en las operaciones, Eduardo Costilla, El Coss, se convirtió en el nuevo líder, en tanto que el grupo armado empezó a conformar su propia estructura criminal.
Durante los siguientes dos años, El Coss tuvo dos encuentros con Ignacio Nacho Coronel e Ismael El Mayo Zambada, representantes del cártel de Sinaloa. El propósito: sellar una alianza para controlar el tráfico de drogas y conformar un megaconsorcio criminal que pusiera fin a las matanzas al menos en los territorios dominados por ambos grupos criminales, según las averiguaciones previas PGR/SIEDO/UEIDCS/147/2007 y PGR/SIEDO/UEIDCS/082/2009.
Y aun cuando ese proyecto nunca fue abandonado por el cártel del Golfo –la segunda organización más poderosa después de la de Sinaloa–, en enero pasado la Drug Enforcement Administration (DEA) confirmó que Los Zetas se habían convertido en un nuevo cártel, bien estructurado y con amplio dominio tanto en el Pacífico como en el Golfo de México.
Los informes de inteligencia de la DEA indican que la separación de Los Zetas se debió a sus diferencias con la cúpula del cártel del Golfo por el acercamiento de éste al grupo rival de Sinaloa, así como por sus alianzas con La Familia michoacana y con los jefes del cártel del Milenio, los hermanos Valencia Cornelio, cuyo asiento es el estado de Michoacán.
Hill Glaspy, responsable de la DEA en McAllen, Texas, se refirió al convenio de los capos del Golfo y de Sinaloa en estos términos: “Está bien documentado que el cártel del Golfo ha formado alianzas con el cártel de Sinaloa y La Familia michoacana para emprender una guerra contra Los Zetas”.

Los Zetas rompieron con la cúpula del cártel del Golfo el 8 de enero último, lo que confirma la tesis de la DEA: que los vínculos entre ambas organizaciones criminales estaban sustentados en débiles acuerdos, declaró Glaspy.

Tres meses después del anuncio de la DEA, el 13 de abril, Ramón Pequeño García, jefe de la División Antidrogas de la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP), confirmó que los cárteles del Golfo y La Familia habían reanudado una vieja alianza. El colaborador de Genaro García Luna no se refirió en ningún momento a la organización de Sinaloa como principal socio del cártel que dirige El Coss.

Un funcionario de la SSP, quien solicitó el anonimato, comenta que la alianza estratégica de la organización del Coss es con la tríada de La Familia, el cártel del Milenio y el de Sinaloa; eso significa, añadió, que “estos grupos sumarán fuerzas para contrarrestar a Los Zetas”.

Esta nueva sociedad motivó que Los Zetas abandonaran Tamaulipas, su histórica base de operaciones, y se afincaran en Nuevo León. Hoy, en ese territorio se agudizaron las ejecuciones debido a las disputas de Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, hermano de Osiel Cárdenas, y El Coss, jefes emblemáticos del cártel del Golfo, con Heriberto Lazcano, El Lazca, jefe de Los Zetas, y su lugarteniente Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40.
La separación
La investigación de la Procuraduría General de la República sobre el cártel del Golfo –PGR/SIEDO/UEIDCS/082/2009– asienta que en 2005 Los Zetas adquirieron armas de alto poder como ningún otro grupo lo había hecho. Por esas fechas, añade el documento, dicha organización buscaba su independencia, al tiempo que enfrentaba a sus rivales, incluyendo a los miembros del cártel del Golfo.

Como parte de su estrategia, Los Zetas incorporaron a elementos del Ejército, muchos de ellos desempleados o desertores, y reclutaron en Guatemala a exintegrantes de las tropas de élite de las fuerzas armadas de ese país centroamericano, los ex Kaibiles, como consta en documentos obtenidos por Proceso.

Con vistas a convertirse en el noveno cártel que opera en el territorio nacional (los otros son: el de Tijuana, el de Colima, el de Juárez, el de Sinaloa, el de los hermanos Arellano Félix, el del Golfo, el de Pedro Díaz Parada –cuyo ámbito de influencia está en Oaxaca– y el del Milenio), Los Zetas diversificaron su abanico criminal y ahora obtienen millonarias ganancias no sólo por el trasiego de drogas, sino también por las extorsiones, pues convirtieron el secuestro en gran industria.

Hoy controlan, asimismo, el mercado de la piratería y el tráfico de personas, y cobran “derecho de piso” a comerciantes y a dueños de bares, cantinas y prostíbulos en varias regiones del país.

En marzo de 2009, luego de que la Policía Federal (PF) desarticuló una célula de Los Zetas en Pachuca, Hidalgo, dedicada al secuestro, se comprobó que en las actividades delictivas de ese grupo armado participan incluso mujeres y niños.

Proceso pidió al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) (solicitud 0002200084508) datos para conocer el número de miembros del cártel de Los Zetas y cuáles de ellos provienen del Ejército. Y aunque respondió que no podía atender la petición por considerar que era materia de seguridad nacional, el instituto aportó elementos que permiten entender la evolución de esa organización.

Para el IFAI, el rescate de criminales en los penales de Michoacán, Tamaulipas y Chihuahua, así como el ataque reciente a comandancias de las policías estatal y federal en Coahuila, Tabasco y Sonora deja en claro que “Los Zetas cuentan con la información, logística e infraestructura, independientemente del armamento de alto poder y tecnología de punta de que disponen, para organizar operativos de rescate y ataques de esa magnitud”.

Los Zetas enfrentan a los cuerpos de seguridad sin temor, e incluso han roto los cercos de seguridad en varias ocasiones y han ejecutado “a más de un elemento de seguridad”, dice el IFAI. A esto hay que agregar que los sicarios obtienen información de los expedientes relacionados con el cártel del Golfo, por lo que conocen los nombres de los funcionarios que participan en esas pesquisas.

Y, en alusión a Los Zetas, entre otros, añade el IFAI: “Debemos reconocer que los grupos de delincuencia organizada se encuentran mejor coordinados que en el pasado y que su poder trasciende hasta las más altas esferas del gobierno…”.

La averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/242/2008 indica que Heriberto Lazcano nunca ha dejado de reclutar personal militar y civil para el cártel de Los Zetas. Para el testigo Karem, citado en el documento, El Lazca es todo un capo:

A Lazcano se le vio hace poco tiempo por el rumbo de Ramos Arizpe, Coahuila, muy cerca de Saltillo, donde tiene varios caballos pura sangre que le costaron, cada uno, varios miles de dólares. Le gustan las carreras de caballos. Los asistentes a una carrera que se celebró en esa región fueron testigos de la muerte de uno de sus caballos preferidos, porque le habían dado de tragar mucha cocaína.

Desde que Lazcano se convirtió en el jefe de Los Zetas cambiaron las reglas y las estrategias de operación, según se desprende de la declaración rendida por Mateo Díaz López, El Comandante Mateo, contenida en la indagatoria PGR/SIEDO/UEIDCS/122/2006.

Díaz López declaró que tras la captura de Osiel, El Lazca comenzó a reclutar a desertores del ejército de Guatemala (ex Kaibiles) para capitalizar los secuestros, los homicidios y las extorsiones:

(Luego de) la detención de Osiel hubo muchos problemas dentro de la organización, ya que sus principales líderes, como Eduardo Costilla y Gregorio Sauceda, se desorientaron y querían esconderse, por lo que Lazcano, con clave Z-30, retomó la organización y los calmó.

Para poder sostener una organización con diversos giros, Lazcano generó una nueva estructura, dividida en células regionales especializadas por delitos, denominadas “estacas”, que son grupos de siete personas que operan a nivel municipal; se crearon los halcones o vigías, y se contrataron auditores a todos los miembros de la organización.

También cambiaron las reglas, y así Los Zetas comenzaron a consolidarse como cártel, según El Comandante Mateo:

El número Nextel de Lazcano lo grabé con las letras Md, pero cada vez que detienen a algún miembro de la organización, todos tiramos los teléfonos a la basura y compramos nuevos teléfonos y radios. Junto con la coerción también había incentivos.

Las reuniones de fin de año las realizó (El Lazca) para que todos los que trabajaban para la organización de Los Zetas se conocieran entre ellos; en esas reuniones se pagaban sus aguinaldos, participaban en rifas de casas y automóviles. En ese tipo de reuniones era cuando Heriberto Lazcano designaba al personal que se iba a ir con ellos a las diferentes plazas que tenían a su mando, entre ellas México, D.F., la cual está a cargo de El Rex.

Lo mismo sucedió con la forma de operar del cártel de Los Zetas, según la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/014 /2007, que contiene las declaraciones ministeriales de los testigos protegidos identificados como Rufino, Rafael, Gabriel y Geraldin, las cuales permiten conocer que se hace al interior de la organización.

Ellos dijeron que el jefe máximo es Heriberto Lazcano, en una estructura que detallan así:

En el nivel más bajo están quienes son denominados como Halcones, que son los “ojos de la ciudad” o vigilantes; en el siguiente nivel están los encargados de las tiendas o puntos (venta de droga), los de la productividad.

Les siguen los L o Cobras –ayudantes o encargados de dar seguridad a Los Zetas–, quienes andan equipados con un arma larga y una corta. El siguiente nivel, declararon los testigos, es el de Los Zetas Nuevos, exmilitares guatemaltecos que tuvieron entrenamiento especial y que siempre portan las mejores armas largas y cortas, además de granadas, chalecos antibalas y cascos.

Rufino comentó: Son los encargados de entrar a las casas, de revisarlas y de llevar el mando en los operativos. También se encargan de ejecutar a la gente porque suponen que eso les da más fuerza y hace honor a su categoría de nuevos zetas.

Además, según los testimonios, hay reglas establecidas. En caso de presentarse un enfrentamiento, los L o Cobras, por ejemplo, tienen orden de disparar sólo si lo ordenan Los Zetas Nuevos; en el caso de detenciones o levantones, los L son los encargados de esposar a los sujetos y de subirlos a los vehículos, mientras Los Zetas Nuevos dirigen el operativo.

Junto con los ex Kaibiles guatemaltecos, en ese nivel se encuentran algunos miembros del desaparecido Gafes, los más antiguos en esa organización, comentaron los testigos, y aclararon que si bien los Cobras o L son considerados “gente de confianza”, carecen de formación militar, por lo que sólo pueden llegar a ser comandantes. Es el caso de Miguel Treviño, El 40, quien opera en los estados de Nuevo León y Coahuila.

A esta categoría pertenecen también El Comandante Mateo, El Mamito, El Hummer, El Rex, El Caprice, El Tatanka y El Cholo, entre otros. Varios de estos zetas originales están presos o han muerto; los que aún viven se hacen llamar los licenciados, los maestros o los ingenieros, para evitar que se les identifique, declararon los testigos.
Los eslabones
Además de los diferentes niveles y categorías, el encargado (o comandante) de cada plaza cuenta con informantes, un contador y sus sicarios, quienes se encargan de la seguridad personal del comandante.

Por lo que atañe a los informantes, por lo general son personas con conocimientos del lugar donde operan y tiene relaciones con personas del entorno; además, están disponibles las 24 horas del día y dependen directamente del comandante de la plaza.

El contador, por su parte, es el responsable de las finanzas de la organización; es él quien paga los sueldos a los integrantes de la estructura, así como a los servidores públicos que están en contubernio con la organización. Al principal contador del cártel se le conoce como El Comandante Sol, según los testigos Rufino y Karem.

Las actividades criminales de Los Zetas se han diversificado, de acuerdo con el expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/147/2009. Hoy, este cártel domina el tráfico de drogas en 20 estados del país y tiene una alianza con la organización de los hermanos Beltrán Leyva y con el cártel de Tijuana. Sus ingresos provienen también de los secuestros, así como del robo de combustibles de la paraestatal Petróleos Mexicanos, empresa en la que altos funcionarios les ayudan para que realicen sus hurtos.

La indagatoria indica que otra de sus actividades es: …el robo condensado a Pemex, la invasión de terrenos para instalar bombas de robo de gasolina, el robo de autotransportes y la cooptación de funcionarios que trabajan en las aduanas.

Y los testigos agregan:

También se utilizan panteones abandonados para desaparecer a las personas que son asesinadas. Una vez que están muertas las llevamos a uno de esos panteones y las metemos a las tumbas que tienen en las lápidas otros nombres, de esa manera nunca las encuentran.
 

Heriberto Lazcano

Desde las entrañas del Ejército...
Ricardo Ravelo
Publicado en Proceso # 1750, 16 de mayo de 2010;
Luego de siete años en el Ejército, un cabo de infantería llamado Heriberto Lazcano decidió cambiar de camiseta y canalizar sus ambiciones en el terreno del crimen organizado. Creció a la sombra del jefe del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas, y tuvo como maestro al fundador de Los Zetas: Arturo Guzmán Decenas. Convertido en El Lazca, con fama de sanguinario, este exmilitar logró encumbrar a su grupo de sicarios a la categoría de cártel...
El 5 de junio de 1991, Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca, se alistó en las filas del Ejército con el afán de convertirse en una figura dentro de las filas castrenses. Su ambición de alcanzar una posición destacada en la milicia duró siete años. Como cientos de militares más que terminaron enganchados en el negocio de las drogas, el actual jefe máximo de Los Zetas decidió abrirse sitio en el mundo del narco. Ahora es uno de los capos más buscados dentro y fuera de México.
El 27 de marzo de 1998, según registros de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Lazcano causó baja del Ejército cuando había alcanzado el rango de cabo de infantería. Cañonazos de dólares y el poder ilimitado ofrecido por el narcotráfico lo sedujeron cuando tenía 24 años: poco después de su deserción se incorporó al cártel del Golfo, organización criminal que entonces recobraba su poder con el liderazgo de una nueva figura: Osiel Cárdenas Guillén, El Mata Amigos.
Según declaraciones ministeriales de los testigos protegidos Rufino y Geraldin, Lazcano fue llevado al cártel del Golfo por otro exmilitar que llegó a ser tan poderoso como actualmente es El Lazca: Arturo Guzmán Decenas, El Z-1, a quien tanto la PGR como la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal le atribuyen la fundación de Los Zetas, el llamado “ejército del narco”.
Geraldin, cuyo nombre es Alejandro Lucio Morales Betancourt, fue parte de ese “ejército”, donde se le conocía como Z-2. El 17 de noviembre de 2001 fue capturado y poco después se acogió al programa de testigos protegidos. En la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/111/2003 declara que el objetivo que se persiguió con la creación de Los Zetas como brazo armado del cártel del Golfo fue eliminar a todos los enemigos de Cárdenas Guillén.
La historia de Los Zetas confirma la versión de Geraldin, pues a finales de 1997 –cuando Cárdenas emergió de las filas de la extinta Policía Judicial Federal y se aprestó a tomar el control del cártel del Golfo– apareció Guzmán Decenas, personaje que sería clave para los planes de expansión de la organización criminal al eliminar a los rivales de Osiel; entre otros, a su principal opositor: Salvador Gómez Herrera, El Chava.

Guzmán Decenas nació el 13 de enero de 1976 en el estado de Puebla y se formó en el Ejército, donde, bajo el rigor castrense, estudió la secundaria y la preparatoria. Después ingresó al Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), cuerpo que se constituyó con vocación contrainsurgente y de combate al crimen organizado.

Antecesor de Heriberto Lazcano en la jefatura de Los Zetas, Guzmán Decenas fue uno de los tantos militares que a mediados de los noventa pasó a la Fiscalía Especializada en Atención de Delitos contra la Salud (FEADS) –desaparecida en 2003 debido a que estaba infiltrada por el narco– para reforzar la lucha antidrogas. Cuando fungía como mando policiaco en Miguel Alemán, Tamaulipas, fue “enganchado” por Cárdenas Guillén.

Según el testigo Rufino –cuyo nombre es Francisco Vázquez y quien se desempeñó como asistente personal de Osiel–, Guzmán Decenas planeó junto con el capo la creación de un grupo de protección, pues aquél temía ser asesinado por El Chava Gómez.

Antes de que Gómez Herrera eliminara a Cárdenas y la plaza de Tamaulipas quedara bajo su absoluto control, Osiel –según el testigo– decidió asesinarlo. El brazo ejecutor fue, dice Rufino, Guzmán Decenas, jefe y maestro de Heriberto Lazcano.

En un apartado de la averiguación previa, Rufino narra cómo fue asesinado Gómez Herrera: Osiel se encontraba en Tomatlán, Jalisco, en un rancho que se llama La Trementina, el cual Osiel utilizaba como refugio. Lo acompañan Eduardo Costilla, El Coss; Víctor Manuel Vázquez Mireles, Arturo Guzmán Decenas y el declarante… Por fechas está programado el bautizo de una hija que Osiel Cárdenas procreó con la señora Liliana Dávila. La ceremonia se celebraría en Tuxpan, Veracruz, y el padrino era Salvador Gómez Herrera.

Cómodamente sentado en un sofá, Osiel Cárdenas le habló por teléfono a El Chava Gómez y le dijo que no podría asistir al bautizo porque había sido operado de emergencia de la vesícula. Osiel mintió. En realidad (Cárdenas) aprovechó sus días de descanso para someterse a una cirugía plástica y a una liposucción.

El Chava Gómez comprendió el imprevisto y le deseó pronta recuperación. Pasaron los días sin ninguna novedad, hasta que Osiel fue a verlo tan pronto como se sintió recuperado de sus intervenciones estéticas. Acordaron verse en el puerto El Mezquital, en Tamaulipas. Salvador Gómez Herrera decidió quedarse refugiado en Tuxpan y días después viajó por lancha, pues temía que lo detuvieran después de haberse fugado de una casa de arraigo de la PGR junto con Osiel.

Osiel Cárdenas se desplazó desde Tomatlán en una camioneta Durango. Lo acompañaban en ese trayecto Arturo Guzmán Decenas y Víctor Manuel Vázquez Mireles, El Meme Cabezón. Después recogieron a Gómez Herrera en el puerto El Mezquital. Acababa de bajar de una lancha de su propiedad, utilizada para transportar droga desde Veracruz hasta Tamaulipas.

Después de saludarse, El Chava Gómez abordó la camioneta y se acomodó en el asiento del copiloto. Charlaron unos minutos entre risas y bromas. Cuando El Chava Gómez se reía a carcajadas, y esto lo sé porque me lo comentó Vázquez Mireles, Arturo Guzmán, que iba en el asiento trasero, sacó la pistola y se la vació al Chava en la cabeza. Luego sacaron el cuerpo y lo aventaron al monte, donde los animales le carcomieron toda la panza.

Guzmán Decenas terminó de conformar a Los Zetas, pero en noviembre de 2002 fue ejecutado en un restaurante de Matamoros, Tamaulipas. Durante su sepelio salieron a relucir las coronas. En una de ellas se leía, en letras grandes y doradas: “Te llevamos en el corazón. De tu familia: Los Zetas”.



La toma del poder



Después de la muerte de Guzmán, el liderazgo de Los Zetas fue asumido por Heriberto Lazcano, nacido en Apan, Hidalgo, en 1974. A sus 36 años, El Lazca o El Verdugo no sólo ha sabido mantenerse en el poder a sangre y fuego, sino que ha logrado expandir el radio de acción del grupo que encabeza, a grado tal que ya está afincado en 25 estados del país.

No es todo: de acuerdo con investigaciones ministeriales e informes de la Drug Enforcement Administration (DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos), Lazcano diversificó las actividades criminales de Los Zetas.

Primero operaban como grupo paramilitar dedicado a la protección de Cárdenas Guillén. Tras la captura del capo en 2003 –un día después de la celebración del cumpleaños de su hija, Celia Marlén Cárdenas Salinas–, Los Zetas cobraron mayor auge en el tráfico de drogas y tiempo después se convirtieron en un cártel bien organizado.

Según el informe Radiografía de los cárteles mexicanos, elaborado por la SSP, Los Zetas están estructurados en pequeñas células llamadas “estacas”, cuentan con expertos en contabilidad y administración de empresas y tienen el control de las policías estatales y municipales en una veintena de estados.

La SSP y la DEA coinciden en que Los Zetas ahora también venden protección, además de perpetrar secuestros, extorsiones y tráfico de personas, así como acciones de piratería y cobro de derechos de piso a comerciantes y a narcotraficantes que pretenden cruzar droga por los territorios que dominan.

A diferencia de Juan José Esparragoza Moreno, El Azul –negociador de pura cepa–, Heriberto Lazcano es proclive a la violencia y a la traición, según se destaca en un breve perfil criminal elaborado por la PGR con base en testimonios de personas que lo conocen.

El testigo Geraldin declara que el jefe de Los Zetas siempre ha separado sus relaciones personales de los negocios, en tanto que investigaciones de la PGR, así como fichas policiacas, afirman que recurre a métodos de tortura para doblegar a sus rivales, e incluso a los propios zetas que violan la disciplina interna.

Una de esas fichas dice que a quienes lo desobedecen o engañan, los ejecuta o los apanda. Si decide verlos morir poco a poco, ordena que les supriman la comida y el agua, hasta que perecen de inanición o deshidratados.

Una breve historia tomada de las declaraciones de otro testigo protegido, Karem, da cuenta del explosivo carácter de Lazcano cuando alguien no cumple su palabra. Narra que un día Alfredo Rangel Buendía, El Chicles –considerado en su momento uno de los hombres de mayor confianza del Lazca–, le pidió dinero prestado: “Quiero comprar fayuca, ayúdame con un préstamo, te lo devuelvo en un mes”, le dijo. Pero no cumplió. Y esto fue lo que siguió, según Karem:

Lazcano nos ordenó a todos los (sicarios) del cártel del Golfo que matáramos al Chicles, por lo que Iván Velásquez Caballero (a quien llaman El Talibán y tiene la clave L-50) le dijo que se acercara a un punto de la colonia Madero, de Nuevo Laredo, por lo que cuando llega El Chicles lo enganchamos, o sea, lo agarramos y lo íbamos a matar.

Rangel Buendía no fue asesinado y Karem explica la razón: “El Talibán habló con Lazcano y le dijo que él le iba a recuperar el dinero y que nada más lo castigara. Enseguida recibimos la orden de que lo mantuviéramos amarrado un mes. Nos autorizó (Lazcano) a que le diéramos agua y de comer una vez al día, para que no estuviera yendo seguido al baño”.

A Osiel Cárdenas le simpatizó el comportamiento sanguinario del Lazca, relata el exsubteniente Alejandro Lucio Morales Betancourt, quien actualmente es el testigo protegido Geraldin, en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/111/2003.

Recuerda que en 1999, cuando Lazcano se acababa de incorporar al cártel del Golfo, Cárdenas citó a Guzmán Decenas en una casa de seguridad en Reynosa, Tamaulipas, y le pidió juntar a 20 pistoleros para asesinar a Rolando López Salinas, El Roly, quien era amigo de Osiel.

Así sucede este asesinato, según Geraldin: Llegaron a una casa (situada) en Miguel Alemán, que está sobre la calle Décima. Solamente entraron al inmueble Arturo Guzmán y Lazcano, realizando disparos, pero fueron recibidos a balazos por la gente que se encontraba en ese lugar.

Lazcano disparó a un tanque de gas provocando su explosión y ante ello salimos corriendo de dicho lugar, en esa ocasión hubo muertos en esa casa, pero la Policía Ministerial se encargó de ocultarlos y de que no se supiera nada.

Otra historia que delinea el lado sanguinario de Heriberto Lazcano, también contenida en la indagación, ocurrió en marzo de 2002, cuando Guzmán y El Lazca torturaron y acribillaron a cuatro agentes de la Policía Ministerial de Nuevo Laredo que desobedecieron órdenes suyas, pues, según Rufino, “las policías pertenecen al cártel del Golfo, son empleados del narcotráfico, ellos obedecen y quien no hacía caso, pues simplemente le partían su madre o reventaban (ejecutaban) a la familia completa”.

Añade el testigo: En esa ocasión, esos agentes siguieron los vehículos de Arturo Guzmán y de Lazcano. Al ver que los seguían, se pararon y detuvieron a los policías. Lo peor es que los torturaron y a punta de madrazos los hicieron confesar que trabajaban para un grupo rival, el que encabezaba Dionisio Román García, El Chacho, operador de Joaquín El Chapo Guzmán. Luego los mataron y los quemaron en llantas. No quedaron ni los huesitos. A otros policías traidores también los incineraron en unos tambos de 200 litros de gasolina; se consumieron toditos. Luego mataron a El Chacho, a quien ejecutaron el 13 de mayo de 2002.



La era de las alianzas



Con sus métodos despiadados y su capacidad de fuego, Heriberto Lazcano convirtió a Los Zetas en el grupo paramilitar del narcotráfico más poderoso en América Latina, con ramificaciones en Estados Unidos y Europa. Aunque la mayoría de sus miembros están muertos o encarcelados, Lazcano se mantiene con la disciplina castrense como la más férrea, la que rige el comportamiento, el entrenamiento y las operaciones del grupo.

Si bien es cierto que Los Zetas han tenido bajas importantes, Lazcano nunca ha dejado de reclutar a jóvenes soldados para el grupo criminal, según narra el testigo David en la indagatoria PGR/SIEDO/UEIDCS/125/2007: Hasta el 24 de junio de 2007 Ezequiel Cárdenas Guillén, El Tony Tormenta, hermano de Osiel Cárdenas, y Heriberto Lazcano viajaron al sureste del país para reclutar a más militares. Tormenta y Lazcano se habían vuelto a juntar y estaban reclutando a muchos soldados de diferentes lugares, reagrupándose en Coatzacoalcos, Boca del Río y Cardel, Veracruz, así como en Campeche, para luego entrar a la Ciudad de México.

En 2007 comenzaron las rencillas entre el grupo del Golfo y Los Zetas. La causa de esas fisuras fue que Eduardo Costilla, El Coss, líder de la organización, y todo el corporativo criminal comenzaron a negociar con el cártel de Sinaloa el fin de su histórico enfrentamiento.

En un campo deportivo de Matamoros, Lazcano reunió a todos Los Zetas para preguntarles si estaban de acuerdo o no en sumarse a la organización del Chapo Guzmán.

Ataviados con ropa deportiva, los cerca de 400 miembros de Los Zetas reunidos tomaban agua y escuchaban hablar a su jefe, quien pidió que levantaran la mano quienes estuvieran de acuerdo en aliarse con los de Sinaloa. La mayoría rechazó la alianza. Y entonces decidieron romper relaciones con el cártel del Golfo, lo que derivó en enfrentamientos y asesinatos.

Lazcano y sus hombres no se cruzaron de brazos y vieron la oportunidad de asociarse. Entraron así al mundo de las alianzas y de las estrategias empresariales: trabaron relaciones con los Beltrán Leyva y con los cárteles de Tijuana y de Juárez, a raíz de lo cual se convirtieron en el llamado “cártel de los exmilitares”. El Lazca dejó de ser el cabecilla de un grupo armado y ahora se erige como líder máximo del cártel de Los Zetas.



El mito, la realidad...



Como a todos los capos, a Lazcano también lo rodea el misterio. En varias ocasiones ha intentado ocultarse tras las cortinas de su falsa muerte. En 2007 se dijo que había sido asesinado durante una carrera de caballos celebrada en Villarín, Veracruz.

El rumor corrió varios días hasta que, finalmente, las autoridades federales aclararon que quien había sido ejecutado era un personaje identificado como Roberto Carlos Carmona Gasperín. En otra ocasión, luego de un enfrentamiento entre soldados y zetas en Tampico, la abogada Silvia Raquenel Villanueva dijo que tenía conocimiento de que en ese tiroteo había sido asesinado Heriberto Lazcano. Ninguna autoridad confirmó el dato.

Lo cierto es que, de acuerdo con Rufino, Heriberto Lazcano vive junto con su familia en Pachuca, Hidalgo, donde presuntamente el Ejército lo protege.

Así lo dice el testigo: En el año 2001 Osiel Cárdenas Guillén le ordenó a Heriberto Lazcano, alias El Laz, Lazcano o El Pornográfico, tomar la plaza de Pachuca, Hidalgo… Heriberto Lazcano es originario del estado de Hidalgo; él, junto con su familia, tiene su domicilio cerca del Campo Militar de la ciudad de Pachuca, Hidalgo, y en esa ciudad que he referido reclutaron a la mayoría de todos los integrantes del grupo de Los Zetas. l

El padre de uno

Entrevista Marcos Giralt Torrente
"No creo en la literatura terapéutica"
NURIA BARRIOS
Babelia El País 15/05/2010;
En las paredes del luminoso piso madrileño de Giralt Torrente cuelgan los cuadros inmensos de su padre junto a lienzos, grabados y collages de otros artistas y un pequeño miró, que éste regaló al escritor cuando tenía tres años. "Él me regaló el cuadro y yo, un dibujo de unos bomberos apagando un fuego", cuenta Giralt con su hijo en brazos. De la misma manera le sostenía a él su padre, en 1968, en la fotografía que ilustra la portada de Tiempo de vida. Giralt Torrente, hoy, con 42 años, y su padre, en aquella imagen, se parecen como dos gotas de agua. El tiempo ha colocado, entre los brazos del escritor, un hijo que se llama como su abuelo: Juan.
PREGUNTA. Meses antes de morir, su padre le dijo: "Fíjate bien en todo, que luego podrás usarlo". ¿Estaba ya en usted la idea de este libro?
RESPUESTA. No, en absoluto. Durante los dos años que cuidé a mi padre apenas escribí, apenas leí. Aparté lo que era mi vida. Él murió en febrero de 2007 y, un año después, cuando mi cuerpo pudo despegarse del duelo, llegó la escritura para narrar la historia y me encontré inmerso en una prolongación del duelo. Había intentado retomar la novela en la que estaba trabajando cuando mi padre enfermó, pero yo ya no era el mismo. Intenté empezar algo nuevo y también fracasé. Entonces empecé a escribir sobre mi padre, y me di cuenta de que era eso lo que quería. Al acabar Tiempo de vida, sentí alivio y felicidad, pero también la conciencia de haber terminado una etapa de mi vida. Mi padre no murió para mí hasta que finalicé el libro.
P. Es la primera vez que se adentra en la no ficción y lo primero que salta a la vista es la transformación radical de su estilo.
R. Mi principal afán era que no hubiese ningún artificio literario. Mi voluntad era ser respetuoso con la verdad de mi recuerdo, incluso allí donde yo no salía muy favorecido. Así que prescindí de mi estilo, fui afinando la voz y quitando vicios de escritor hasta crear un estilo despojado, el único posible para este libro. Me he sentido como un principiante en muchas ocasiones, pero también he disfrutado de la libertad de éste. Intenté evitar, desde el principio, el sentimentalismo al narrar los acontecimientos. El reto me liberó y me incentivó: la frase corta, la atomización del pensamiento, el recurso a la enumeración, la reflexión...
P. Parte esencial de la intensa y ambivalente relación con su padre es el nacimiento de su vocación como escritor.
R. Al apellidarme Torrente, existe sobre mí el estereotipo de que mi abuelo (Gonzalo Torrente Ballester) fue determinante para convertirme en escritor. No es así: fue una figura muy cercana, pero sólo me acerqué a él, como escritor, cuando yo ya escribía. Mi vocación tiene más que ver con mi padre pintor, aunque nunca se lo dije. Mi cuarto de juegos fue su estudio. Siempre me atrajo lo visual, aunque también me gustaban las palabras, pues mi madre es una gran narradora, y durante un tiempo simultaneé las dos cosas: hacía collages y escribía. Luego me volqué en la literatura de una forma absolutamente adolescente, como un acto de rebeldía contra mi padre. Veo muchas cosas parecidas entre nosotros. Escribo de una forma muy pictórica: la forma en que crecen mis textos tiene un desarrollo más espacial que narrativo. Mi trabajo se parece al sondeo al que el pintor somete el lienzo. El arte, su arte, era el único terreno en el que no había riesgo de conflicto.
P. Una cita de Nietzsche abre el libro: "Contamos con el arte para que la verdad no nos destruya". ¿Echó de menos la ficción?
R. No. He trabajado sobre material de mi vida y no sobre material inventado, pero la forma de trabajar ha sido la misma que en mis dos novelas anteriores. Y he sufrido los mismos cambios anímicos que con ellas. Hay una relación muy profunda entre mi obra y el yo personal. Me identifico con lo que decía Matisse: "Yo no soy capaz de distinguir entre el sentimiento que tengo de la vida y la manera como lo traduzco". Tiempo de vida es un artefacto novelesco que narra de la mejor manera posible la historia que quería contar.
P.Tiempo de vida cuenta el cierre feliz de la relación con su padre, pero hasta el final cuestiona las reacciones, los gestos, los hechos al estar sometidos al plazo de la muerte. ¿Jamás se curan las heridas, las culpas pasadas?
R. Yo no creo en la literatura terapéutica. El libro no me ha hecho dejar atrás sentimientos dolorosos. Cuento mi verdad, pero abierto a buscar interpretaciones complementarias. En la vida nada tiene una sola explicación.
P. La muerte de su padre tuvo un efecto insospechado: "He perdido la rabia con la que antes escribía", dice en el libro. Usted, que se había hecho escritor de alguna manera contra él, compitiendo con él, llegó a dudar sobre su futuro.
R. Al comenzar Tiempo de vida constaté que había perdido la rabia, pero el libro mismo es la prueba de que no la necesito para escribir.

http://www.elpais.com/elpaismedia/ultimahora/media/201005/15/cultura/20100515elpepucul_3_Pes_PDF.pdf
El escritor Marcos Giralt Torrente acababa de matar a su padre en la novela Los seres felices cuando éste le llamó para contarle que estaba enfermo. El padre a quien había matado era literario, ficticio, podía tratarse del suyo o el de cualquiera. La voz del de carne y hueso paralizó al escritor y alarmó al hijo. Durante dos años, Giralt Torrente (Madrid, 1968) se volcó en intentar que sanara su padre y también la relación entre ambos, hecha de equívocos y reencuentros, de silencios y esfuerzo, de necesidad y admiración, pero asimismo de resentimiento y frustración. Un año después de la muerte de su padre, y apenas unos meses antes del nacimiento de su primer hijo, Giralt Torrente empezó a escribir Tiempo de vida, el relato fascinante y valiente de la vida con su progenitor, una historia de amor contada desde la muerte. "Una historia feliz", subraya el autor, porque permitió "cerrar el círculo de la relación tal como debería haber sido". Si en su novela anterior daba muerte a la figura paterna, en Tiempo de vida devuelve la vida al padre ya muerto. Tal es el poder alquímico de la escritura.

Visita del Presidente Calderón a EE UU

Calderón hablará de migración y narcotráfico en EEUU Por E. EDUARDO CASTILLO
The Associated Press
MEXICO -- El presidente mexicano Felipe Calderón comienza el miércoles una visita de dos día en Estados Unidos, la que se prevé estará marcada por dos temas que han dominado la agenda bilateral: la guerra al narcotráfico y la migración.
Calderón, en su primera visita de Estado al vecino país del norte, se encargó desde el inicio de su gobierno en poner el combate al crimen organizado como el asunto principal de su administración y de su relación con Estados Unidos.
La migración se ha mantenido con distintas intensidades en la agenda, pero en las últimas semanas el tema tomó un nuevo impulso por la aprobación de una ley antiinmigrante en Arizona.
"(Son) los dos grandes temas que son caros para México y frente a los cuales, hay que decirlo, el gobierno de Estados Unidos ha hecho un esfuerzo importante para reconocer", dijo a la AP José Luis Valdés, analista del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Calderón ha recibido en más de una ocasión el respaldo y apoyo de su colega estadounidense Barack Obama en ambos temas, de manera directa e indirecta.
La administración estadounidense ha dejado claro que en el combate al narcotráfico asume la responsabilidad que le toca y ha reconocido que la violencia de los carteles en territorio mexicano es alimentada por el consumo de drogas que hay en su país.
En materia migratoria, Obama ha dicho que impulsará una reforma integral y ha criticado por "irresponsable" la ley SB-1070 por la que Arizona convierte la inmigración en delito estatal.
Con ese tipo de comentarios se ha ubicado al lado de las posiciones del gobierno de Calderón, quien está a favor de una reforma migratoria que reconozca la contribución de los mexicanos en ese país y ha lanzado duras críticas a la ley en Arizona porque abren la puerta a la intolerancia y a la discriminación.
Valdés estimó que "los respaldos están más que dados", por lo que ahora los dos países deberían avanzar en terrenos más prácticos que incluyan metas específicas que puedan ser monitoreadas.
Funcionarios del gobierno mexicano han señalado que aunque la relación bilateral es muy amplia, el narcotráfico y la migración estarán presentes en la visita.
El embajador mexicano en Estados Unidos, Arturo Sarukhán, dijo la víspera a periodistas que el mandatario buscará resaltar que ambos países "triunfarán o se hundirán juntos" en la manera en que enfrenten juntos diversas temas que incluyen el combate al crimen organizado, la migración, pero también el impulso de la economía e incluso el cambio climático.
No se ha anticipado el anuncio o firma de acuerdos concretos durante la visita.
"Honestamente yo creo que no podemos esperar nada, porque los grandes problemas que salen en los titulares, el narco y la migración, no tienen para cuando resolverse, por lo menos en el mediano plazo", dijo a la AP Lorenzo Meyer, analista e investigador del Colegio de México.
Dijo que ambos problemas son tan estructurales que resolverlos va más allá de las buenas intenciones. Consideró que una muestra es que no se podrá desestimular la emigración mientras en México se creen apenas unos 300.000 empleos, cuando se ha reconocido que son necesarios más de un millón al año para satisfacer la demanda.
Calderón llega el martes a Washington procedente de España, donde realizó una visita oficial y participó en la cumbre América Latina-Unión Europea.
http://www.elnuevoherald.com/2010/05/18/721969/calderon-hablara-de-migracion.html#ixzz0oJF17POj
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México necesita transparencia contra narco: EU
AP
El Universal
WASHINGTON
Martes 18 de mayo de 2010
El gobierno estadounidense asegura que México debe tener más transparencia a fin de combatir la violación de los derechos humanos en su lucha contra el narco
El gobierno estadounidense opinó el martes que la justicia militar mexicana debe tener más transparencia en su encarnizada lucha contra el narcotráfico, a fin de combatir la violación de los derechos humanos.
''Es necesario avanzar en la transparencia de un sistema de justicia militar, para que la ciudadanía pueda ver que se logra justicia de una manera más clara'', dijo el subsecretario de Estado para el Narcotráfico Internacional, David Johnson, al referirse a México.
Johnson habló durante un audiencia sobre el estado de derecho en México y Colombia, celebrada por la subcomisión de Derechos Humanos del Senado estadounidense, en la víspera de que el presidente mexicano Felipe Calderón dispense una visita de dos días a su contraparte estadounidense Barack Obama.
Las críticas a las fuerzas mexicanas del orden por violaciones a los derechos humanos han arreciado desde que el gobierno de Calderón declarara en el 2006 una guerra frontal a los carteles del narcotráfico que ha causado al menos 22 mil 700 muertes.
Johnson agregó que las fuerzas armadas estadounidenses han brindado asesoría a sus contrapartes mexicanos sobre el sistema de justicia, porque ''es la transparencia lo que queremos reforzar''.
José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch, explicó durante la audiencia que la ''impunidad casi total de los abusos militares se origina en que la justicia militar mexicana no está estructurada para ventilar imparcialmente presuntas violaciones a los derechos humanos de civiles''.
Vivanco precisó que durante el gobierno de Calderón, solamente un soldado mexicano ha sido declarado culpable a consecuencia de la violación de derechos humanos.
La activista mexicana María Elena Morera afirmó durante la audiencia que organizaciones como la que ella representa buscan reforzar a la sociedad civil para generar mayor presión a favor de un mejor sistema de justicia.
Los presidentes de ambos países abordarán el miércoles en su cuarta reunión bilateral un amplio temario, que incluirá el estado de derecho y el fortalecimiento de las instituciones y la sociedad civil en México.
El encuentro también se concentrará en una posible reforma migratoria en Estados Unidos y en la necesidad de aumentar la seguridad a lo largo de la frontera binacional para combatir los flujos ilegales de droga y de armas, explicó el martes un alto funcionario del gobierno estadounidense que habló a periodistas a condición de no ser identificado porque no quiso adelantarse a la reunión presidencial.
Los senadores estadounidenses John McCain y Jon Kyl enviaron el martes una carta al presidente Obama solicitándole el envío inmediato de tropas a la frontera binacional.
''Le solicitamos que despliegue al menos seis mil efectivos de la Guardia Nacional para proteger nuestra frontera sur y que tres mil de esos soldados se concentren en la frontera Arizona-México'', señala la misiva.
Otro tema sobre la mesa será las oportunidades de crecimiento económico para ambos países.
Richard Trumka, presidente de la central sindical estadounidense AFL-CIO, envió el martes una carta a la presidenta de la cámara de Representantes Nancy Pelosi y al presidente de la bancada mayoritoria del Senado Harry Reid, denunciando al gobierno mexicano por ''continuar violando los derechos de los trabajadores mexicanos con impunidad casi total''.
''Desafortunadamente, Estados Unidos no ha presionado a México seriamente en este tema tan importante'', agrega la misiva.
Después de visitar la Casa Blanca el miércoles, Calderón prevé pronunciar un discurso el jueves ante una sesión conjunta del Congreso estadounidense.

El hijo de Pablo Escobar

Mi padre, Escobar, mató al tuyo/JULIA LUZÁN
Publicado en El País Semanal,16/05/2010;
El hijo de Pablo Escobar y el del ministro de Justicia colombiano asesinado por el narcotraficante hablan por primera vez de perdón y de amistad. Un encuentro antes del estreno en España de 'Pecados de mi padre'.
Sebastián tiene el mismo corte de cara, idéntico pelo rizado que Pablo Escobar. La mirada de los ojos negros, clavada a la del hombre muerto a balazos en el tejado de la casa escondite y al que el pintor colombiano Botero retrató como a uno de los caídos en los fusilamientos de Goya. Cuando camina, lo hace con los hombros caídos, las manos a la espalda, igual que su progenitor. Dicen que también habla como él lo hacía, de forma pausada, lenta. Y ahí acaban las coincidencias con su padre.
El hombre joven, de baja estatura y algo pasado de kilos que se toma un café a media mañana en el Círculo de Bellas Artes de Madrid es la viva estampa del narcotraficante colombiano más famoso, el heredero de una leyenda pesada como una losa. El niño al que bautizaron como Juan Pablo y que ahora es Sebastián Marroquí Santos son dos personas en un mismo cuerpo. Ciudadano argentino y con un pasado lleno de agujeros negros, conoce lo duro que es apellidarse Escobar, vivir con los mismos genes del hombre responsable del asesinato de miles de personas y de atentar contra el corazón del Estado de Colombia. Valiente, Sebastián se ha echado el fardo a la espalda y ha decidido, 16 años después de que su padre fuera abatido a tiros en Medellín, dar la cara y alejar la culpa de su vida. Lo ha hecho a voces, desde el documental Pecados de mi padre, dirigido por el argentino Nicolás Entel, un filme que cosecha premio tras premio desde que se estrenó en el Festival de Sundance (Estados Unidos) a finales del pasado año.
Jorge Lara y Sebastián Marroquí están hoy sentados frente a frente, preparados para la charla en este encuentro español. El hijo del que fue ministro de Justicia colombiano en 1982, ejecutado por orden de Escobar en 1984, y el hijo del narcotraficante. Todo un símbolo. Una expiación puesta en marcha al aceptar la oferta de Entel de reflejar el sufrimiento de los hijos de esa Colombia que se desangra a chorros desde hace muchos años.
La penitencia comenzó con la carta que escribió Sebastián a los hijos de Lara y de Galán -candidato a la presidencia de Colombia y asesinado por sicarios de Escobar en 1989-. "¿Cómo le escribes a una familia a la que mi padre hizo tanto daño? ¿Cómo puedes pedir perdón sin ofender? Soy consciente del daño que mi padre con sus actos le ocasionó al país y a la humanidad...". Todos se mostraron receptivos y Nicolás Entel preparó los encuentros. "Fueron cuatro años de trabajo", dice desde Argentina. "Contactar con Sebastián no fue difícil aunque tardé seis meses en convencerlo. Él ya había recibido muchas ofertas y creo que aceptó la mía porque, según él, sintió por primera vez que no se estaba explotando la imagen del padre ni se estaba glamourizando el estilo de vida de los gánsteres". Cuenta Entel lo duro que fue el encuentro. "Los hijos de Galán, los de Lara y el hijo de Pablo Escobar tuvieron una actitud excepcional. Todo transcurrió delante de las cámaras, no hay un solo segundo que no me hayan dejado filmar". Nicolás Entel guarda un recuerdo bellísimo de aquella reunión. "En determinado momento, Juan Manuel Galán abrió su billetera y le mostró a Sebastián Marroquí una foto de sus hijos. Ese gesto de humanidad tiene para mí un valor inigualable. Fue muy lindo".
Jorge Lara y Sebastián Marroquí se conocieron hace meses, en los días previos al estreno de la película en Bogotá, y ahora son amigos. Comparten edad -ambos tienen 32 años-, nacionalidad y la amargura del exilio. "Siempre acercarse a alguien en estas circunstancias", dice Sebastián, "es un reto. Nunca sabes si estás diciendo las palabras con el debido respeto. Encontrarnos fue difícil, pero ahora miramos al futuro, no queremos estar en el presente hablando permanentemente del pasado".
Una marea de sentimientos, de recuerdos, inunda la conversación. "El momento más duro para mí", continúa Sebastián, "fue encontrarme con Rodrigo Lara -el hermano mayor de Jorge, de 35 años- porque fue el primer golpe de acercarse, de no saber cómo iba a suceder". Ambos han echado capas de cal viva sobre el pasado, y levantarlas ahora les encoge el corazón. "Duele sacarlas, ponerlas encima de la mesa". Jorge Lara intuía hace tiempo que el encuentro con Sebastián llegaría. "Cuando nos tuvimos que ir de Colombia nos cruzamos en Suiza, casi en Alemania. Alguien siempre decía 'por ahí anda la familia de Pablo Escobar' y sabía que algún día nos tropezaríamos".
"No hay que mirar al pasado ni pensar en quién hay que vengar", dice el hijo de Escobar. "Hay que invitar a los colombianos a cortar con este ciclo generacional de violencia. La lógica hereditaria colombiana indica que yo debo ser la versión corregida y aumentada de mi padre. Si él dejó odios y enemistades con la familia Lara, yo debo continuar con ellos hasta que no quede nadie en pie. Esa es la espiral de la violencia".
En su calvario particular, Sebastián ha separado al padre del delincuente. En los recuerdos íntimos lo llama papá; en los hechos criminales, Escobar. Tras su paso al frente, Sebastián ha subido otro escalón, el de aparecer por primera vez en este reportaje con el hijo de Lara. "Para mí, el documental no concluye con los títulos de crédito, sino que es ahí donde comienza. La película son un montón de hechos que para mí tienen una carga histórica que es importante para Colombia. Y ahora tenemos el compromiso de seguir adelante porque yo no quiero eso de que se reconciliaron en el documental, para la foto. Mi país es lo que más quiero, y uno de los motivos por los que me animé a hacer este proyecto es para que no se borre de la memoria de la sociedad lo que ocurrió, para que no vuelva esa violencia que patrocinó el narcotráfico y para evitar que muchos jóvenes ingresen en esas bandas criminales y para que no se dejen seducir por falsas promesas. Es difícil salir adelante por la vía del narcotráfico".
Rodrigo Lara Bonilla, ministro de Justicia en el Gobierno de Belisario Betancur, en 1982, fue el primero en señalar a Pablo Escobar. Lo acusó en el Congreso de ser narcotraficante, denunció la existencia del "dinero caliente" dentro de la política. En marzo de 1984, Lara Bonilla fue más allá y ordenó el registro de Tranquilandia, el mayor laboratorio de cocaína del mundo. Acosado, Escobar hubo de renunciar a su escaño por el partido Nuevo Liberalismo, fundado por Luis Carlos Galán, otra de sus víctimas. Escobar juró vengarse de Rodrigo Lara Bonilla e inició una campaña de desprestigio del ministro que se convirtió en una pelea personal. "Eso fue lo que encaminó a mi padre a tomar la decisión de quitarle la vida", dice Sebastián. Aquella muerte fue el inicio de una guerra sin cuartel entre el Estado y los narcotraficantes.
El 30 de abril de 1984, los sicarios de Escobar mataron a Rodrigo Lara. Jorge tenía entonces seis años y medio y aún recuerda aquel día con absoluta nitidez: "Todavía veo la escena, mi hermano Pablo, de tres años, en brazos de la señora Oliva, y Rodrigo y yo mirando por la ventana. Escuchamos ruido, salimos a la puerta y vimos el auto de mi padre entrando al garaje con los cristales rotos. No lo comprendí del todo hasta el funeral en la catedral de Bogotá. Mi madre, Nancy, tenía entonces 27 años. Se quedó viuda y con tres hijos. Nos vinimos a Madrid con Oliva, una indiecita fea como un demonio a la que mi padre siempre tomaba el pelo: 'Oliva, el día en que me envíen como embajador a Europa, me la llevo y la caso con un príncipe'. En Suiza, la profecía de mi padre se cumplió. Se casó con un suizo que tiene un montón de casas, un Rolls-Royce... un príncipe".
Los Lara vivieron a salto de mata entre España, Suiza, Inglaterra, Francia. Exiliados del narcotráfico. "Tuvimos que salir del país porque Belisario Betancur, entonces presidente de Colombia, nos dijo que no podía garantizar nuestra seguridad. Nos tocó huir". Casualidades de la vida, Sebastián habla en este encuentro madrileño de una historia similar con su "nana" Olga. "Prácticamente idéntica. Olga ha encontrado también su príncipe azul en Argentina".
Cuando Pablo Escobar murió, en diciembre de 1993, Sebastián tenía 16 años. Aquel día perdió no sólo a su padre, también la libertad. Ser hijo de Pablo Escobar es un peligro. Hay que olvidarse del padre, negarle todas las veces, no contar a nadie quién era aquel hombre, "el mejor en hacer trampas; las hacía hasta jugando al Monopoly". El adolescente mimado y rico aprendió a la fuerza que debía hacer lo contrario que su padre para poder vivir con la cabeza alta. El principito que en la Hacienda Nápoles, la lujosa mansión de Escobar, montaba en elefante, acariciaba cebras, miraba a los hipopótamos, escuchaba el cuento de los tres cerditos y el lobo de boca de su amoroso padre. Aquella fue su vida. Esos, sus juguetes. "Me quedan recuerdos de todo. También de la violencia". Tardó en comprender a qué se dedicaba su padre. "Cuando era niño, yo le acompañaba en sus campañas de reforestación, plantó 100.000 árboles en Medellín". Admiraba a su padre, se sentía fuertemente unido a él. "Entre nosotros había una relación como de mayores. Siempre me decía: 'si quieres ser peluquero, te regalaré el mejor salón de la ciudad; si médico, la mejor clínica, puedes ser lo que quieras".
Recuerda Sebastián cómo su papá mandó levantar 5.000 viviendas para familias que vivían en el basurero municipal de Medellín. "Alcanzó a construir 1.000 y a entregarlas equipadas. En los barrios populares hizo canchas y las iluminaba para que la gente que trabajaba pudiera jugar de noche. Una gran contradicción: por un lado fomentaba el deporte para alejarte de la violencia y de las drogas, y por otro estabas metido en ella. La gente le tenía mucho cariño. Cuando llegaba la Navidad, compraba camiones de juguetes y yo le ayudaba a repartirlos. En 1984, cuando asesinaron al padre de Jorge, las cosas cambiaron. Cuando tú tienes siete años y ocurre un magnicidio en tu país, casi no te das cuenta de lo que está ocurriendo. Yo veía que mi mamá lloraba, que mi abuela lloraba, que estaban todos muy preocupados. Aquella noche no dormimos en mi casa y al día siguiente estábamos en Panamá. Viajamos en helicóptero, en vuelo rasante para evitar los radares. Con un médico a bordo porque mi madre estaba embarazada de ocho meses de mi hermana. Fue un cambio radical".
De Panamá, la familia Escobar se mudó a Nicaragua, "mi padre desconfiaba de Noriega". La amenaza de la extradición a Estados Unidos planeaba sobre su cabeza y los sandinistas acudieron en su ayuda. "No aguantamos allí mucho tiempo porque la nuestra ya era una vida de delincuentes, literalmente. Vivíamos encerrados, yo no podía ir al colegio, no tenía ni un juguete, siempre rodeado de hombres armados... La depresión en que entré era inaguantable. Me hacía preguntas. Por qué papá no está en la casa, por qué no duerme con la familia. Empecé a indagar. No con mucha conciencia todavía, pero mi padre ya no era el Pablo Escobar que donó las 50 canchas o las 1.000 casas, era Pablo Escobar el que había asesinado, el del cartel de Medellín".
Medellín, la segunda ciudad de Colombia, se ganó su mala fama gracias a las fechorías de delincuentes, paramilitares y narcotraficantes. Las balaceras dejaban muertos a mansalva. Reinaba el miedo y el terror. "Cuando mataron a mi padre, yo estaba en Bogotá y acababa de hablar por teléfono con él. Al poco me llamó una periodista y me dio la noticia: 'Juan Pablo, acaba de morir su papá'. No me avisó de que me estaba grabando. Me llené de rabia y solté: 'Los voy a matar a todos'. Reaccioné con violencia, pero me di cuenta de que ese camino me iba a llevar al mismo fin que mi padre. Estaba entre la espada y la pared. Por un lado, el único refugio seguro es tu padre, y por otro, los que te deberían proteger no lo hacen, tiran a matar. Estaba en una línea donde no sabes bien cómo ubicarte. Tenía 16 años y me había criado en un mundo donde la manera en que yo veía que se resolvían las cosas era con violencia".
El odio le duró pocos minutos. Sebastián llamó a otro periodista y, aún con la rabia dentro, se retractó de su exabrupto: "Renuncio a la venganza por la muerte de mi padre", dijo. Afirmó que lo único que le preocupaba era su familia y su educación, y que deseaba la paz en Colombia. "Me impactó mucho ver en el documental estas grabaciones que estaban perdidas. Recuperarlas fue casi un milagro". Cuenta Sebastián que en ese paralelismo entre los sentimientos de los hijos sin padre le sorprendió ver que Jorge experimentó lo mismo que él. "Me dieron ganas de empuñar un arma, de crecer, de hacerme fuerte y salir a matar a quienes habían asesinado a mi padre", recuerda Jorge Lara.
Sebastián es arquitecto, tiene un estudio en Buenos Aires con unos socios alemanes y proyecta viviendas unifamiliares. Gracias a lo que llama la docuterapia ha descubierto cosas tapadas por el olvido. "Es una herramienta de reflexión que te invita a rescatar las mejores experiencias y compartirlas, pero con mucho dolor. Es como abrir el baúl donde estaban guardadas con siete llaves".
Jorge vive entre París y Bogotá y planea afincarse definitivamente en Colombia. El hijo de Escobar ha regresado alguna que otra vez al país donde nació. Lo ha hecho con sigilo, enmascarado con su nombre actual porque "cuando en Colombia te quieren matar, generalmente lo logran". Su madre y su hermana también han regresado alguna que otra vez amparadas por el anonimato. Dice que para ellas es más fácil por el factor machista. "La guerra en Colombia ocurre, salvo muy escasos y crueles casos, entre hombres. La mujer no opina, se ocupa de la cocina, la ropa y los niños. Se ha visto sometida a esa violencia y a la del narcotráfico. Por eso mi madre y mi hermana corren menos riesgo que yo. Es una cuestión de género".
En Buenos Aires, los Escobar se han sentido a veces perseguidos. "Un estafador nos quiso sacar dinero. Fuimos a denunciarlo con nuestra identidad nueva, pero aclarándoles quiénes éramos antes, y acabamos presos. Mi mamá lo estuvo durante un año y ocho meses. La investigaron durante 13 años. Yo también estuve detenido cuarenta y tantos días; cuando me soltaron dijeron: 'ah, disculpe, fue un error'. Buscaban protagonismo. A cualquier funcionario judicial le da que puede ser una estrella si detiene a la familia de Escobar".
Ángela, la mujer de Sebastián, asiste a la conversación. Es una pieza clave en su vida. Llevan 19 años juntos. Ángela huyó con los Escobar de Medellín. "Ella también se cambió de identidad por seguirme. Si yo hubiera estado en sus zapatos, no sé si habría hecho lo mismo", dice el que fuera Juan Pablo y ahora es Sebastián mientras acaricia tiernamente la mano de la joven morena. En su nuevo proyecto de vida se plantean un futuro con hijos, algo impensable hasta hace poco: "Yo no quería que mi hijo viniera al mundo a pagar los pecados de su abuelo. Ya me parecía suficiente el que me tocara pagarlos a mí. Sentía que si teníamos un hijo, seguro que salía de la cuna para la cárcel sólo por un delito de parentesco".
Sebastián asegura estar, por fin, en paz con sus recuerdos. "No estoy dispuesto a seguir aceptando pagar por las culpas de mi papá. Ojalá que mis deudas terrenales ya estén saldadas". Jorge tercia: "Este hombre no puede ser malo saliendo así a la luz, poniendo la cara". Sebastián afirma que la suya es una elección y una promesa que se hizo a sí mismo hace 16 años. "Yo estuve con mi padre y sé cómo empieza y termina la historia, y sería poco inteligente por mi parte hacer lo mismo".
Vivir la vida como Escobar no es fácil. Sebastián lo resume en una frase: "Hay muchos prejuicios todavía". Tantos como para que le nieguen un visado para entrar en Estados Unidos: "Fui allí muchas veces hasta la muerte de mi padre. Cuando pedí la visa para ir al Festival de Cine de Sundance [para asistir a la proyección del documental de Nicolás Entel], me la dieron por cinco años y me duró tres días. Me la retiraron sin haberme sacado ni el billete".