17 ago 2005

El discurso de la discordia

Parte del discurso de Tony Garza, en la aceptación del premio al Diplomático Distinguido, en la Universidad de Denver, Colorado, ayer 16 de agosto de 2005. Dijo:

El Decano Farer me ha pedido que esta noche comparta con ustedes mis perspectivas sobre las relaciones entre México y los Estados Unidos, y lo que el futuro tiene reservado para estas dos grandes naciones. He pasado la mayor parte de mi vida inmerso en la apasionante cultura de México, por haber crecido en el sur de Texas, luego por haber estudiado en México, y ahora por haber pasado casi tres años en su capital. Ningún otro país tiene un impacto sobre los Estados Unidos como México, y ningún otro país está tan conectado a los Estados Unidos y a su pueblo a un nivel tan elemental.

Cuando mantenemos el equilibrio, cuando “acertamos”, notamos muy levemente la notable coexistencia entre mexicanos y estadounidenses. Cada día intercambiamos visitantes y hombres de negocios, diplomáticos y manos campesinas, académicos y artistas y, mientras las cosas van bien, ese intercambio y la energía que genera pasa desapercibida en su mayoría. Sin embargo, cuando algo sale mal, esos asuntos brindan el contenido a lo que parece ser una cantidad interminable de programas de noticias por cable y de radio hablados, 24 horas al día.

El hecho es que casi siempre nos preocupan eventos o amenazas inminentes de otras partes del mundo, y algunos ven esto como una evidencia de que subestimamos nuestra relación con México. Y, a pesar de que es cierto que esta parte del mundo no siempre es el principal objetivo de nuestra política exterior, eso no quiere decir que nuestra relación con México es de menor importancia.

México es una democracia líder y un poder económico en América Latina, así como un miembro sólido de nuestra sociedad norteamericana. Ningún reto del resto del mundo podrá cambiar esto.

Como líderes diplomáticos, políticos, académicos y empresariales, debemos trabajar hacia una visión de las relaciones México-Estados Unidos que no sea exclusivamente estadounidense o mexicana sino algo nuevo, una visión que sea única y respetuosa de nuestros respectivos orgullos históricos. Nuestra meta debería ser una nueva visión norteamericana que ofrezca inspiración y dirección, no sólo a la relación México-Estados Unidos, que ya de por sí es dinámica, pero también al resto del continente.

A lo largo de los Estados Unidos, México y Canadá, compartimos el ideal de un continente libre del terrorismo, competitivo en la economía global, y a favor de instituciones democráticas fuertes. La nueva visión norteamericana debe alimentar esas metas, al mismo tiempo que respeta nuestras diferencias en cuanto a identidad nacional.

Tratar de alcanzar esta visión implica trabajo conjunto cercano, y comunicación respecto a una amplia agenda común que comience por la seguridad de nuestras fronteras, y dependa del flujo legal de personas y bienes. Ambos países deben cooperar a favor de la protección de nuestros ciudadanos en cuanto a la violencia derivada del narcotráfico y el crimen organizado. Ambos países deben competir de manera efectiva en el mundo. Ambos países deben atender la pobreza mientras promueven el desarrollo responsable en sus comunidades y la educación de la fuerza laboral del futuro. Y ambos países deben lidiar con una convergencia que es motivada por los mercados y, sí, ambos países deben hacer todo esto teniendo de fondo una relación histórica que no ha sido siempre fácil.

Ésta, es una relación compleja, con grandes oportunidades para un futuro seguro y próspero, pero llegar a ello requiere de cierto entendimiento real – no estar en total acuerdo – sobre cómo atender los problemas que compartimos y los obstáculos que enfrentamos.

Piensen en la migración. Posiblemente el asunto más sensible, del que más se habla y el reto menos comprendido que enfrentan nuestras dos naciones. Los políticos en ambos países se apresuran a decirle a sus contrapartes cómo resolver el problema, pero poco es lo que cambia y las condiciones actuales cada vez son más alarmantes, y cada día son más descontroladas.

El presidente Bush ha dicho que “Nuestro sistema migratorio es obsoleto – inapropiado para las necesidades de nuestra economía y los valores de nuestra nación”. Él ha hecho un llamado a favor de un sistema migratorio humano y racional, que rechace la amnistía, pero que ponga en contacto a los trabajadores dispuestos a trabajar con los empleadotes dispuestos a contratar trabajadores en apoyo de nuestra creciente economía. Y la reforma migratoria debe permitirnos supervisar quién entra y sale de los Estados Unidos, dándonos la oportunidad de enfocar nuestros recursos a detener a aquellos que pudieran tratar de hacernos daño. Parece bastante simple.

Pero la realidad es que hay serios obstáculos políticos para reformar las leyes migratorias estadounidenses. Me preocupa que los mexicanos y sus líderes, o aún los estadounidenses, no vean en su totalidad la dificultad de implementar la propuesta que ha sugerido el presidente Bush. No sólo se trata de un asunto de la izquierda contra la derecha, o de demócratas contra republicanos, porque la migración afecta a las personas de tantas maneras, y la mayoría de las veces las perspectivas de la gente sobre estas cuestiones se forman a partir de verdades a medias o expectativas poco realistas.

Pero la reforma migratoria es crucial para los intereses nacionales de ambos países. He tratado de dejar en claro, ante los líderes mexicanos, que la reforma será más factible cuando el pueblo estadounidense y nuestros líderes sientan confianza en cuanto a la seguridad de nuestra frontera, y en cuanto a que México esté creando oportunidades económicas reales para sus ciudadanos.

El trabajo conjunto para que nuestra frontera sea más segura y menos vulnerable, además de acelerar el desarrollo económico de México, reducirá las presiones migratorias y creará un clima que nos permitirá generar soluciones de mayor alcance para los otros retos que enfrentamos.

Claramente, México tiene un papel central en cualquier estrategia dirigida a lograr un continente norteamericano libre de terrorismo. Y han sido firmes aliados en nuestros esfuerzos contra el terrorismo. México se da cuenta, al igual que nosotros, de que un ataque terrorista en algún puerto de entrada comercial como Laredo, Texas, afectaría profundamente la economía norteamericana.

Piénsenlo. El comercio total entre los Estados Unidos y México en ambas direcciones es de cerca de 300 mil millones de dólares, y Laredo, Texas, es el mayor puerto de entrada terrestre de los Estados Unidos. Cerca del 50 por ciento de nuestro comercio con México pasa únicamente a través de esta ciudad. Traten de imaginar el impacto, no sólo sobre México, sino sobre los Estados Unidos, que tendría que nueve mil camiones de carga que cruzan el puente “World Trade” en Laredo diariamente, de repente se detuvieran debido a algún ataque o amenaza terrorista.

Piensen en los empleos que se perderían aquí en los Estados Unidos, no en México, y piensen sobre el impacto que tendría sobre los consumidores, una vez más, aquí en Estados Unidos.

Afortunadamente, hemos tenido éxito en varios frentes, incluyendo en la implementación de programas contra el terrorismo y el contrabando que expeditan los cruces fronterizos, al tiempo que aseguran que el tráfico comercial se mantenga libre de contrabando o armas. Al asegurar nuestra frontera compartida contra los extremistas, los Estados Unidos y México han encontrado un punto de interés común en un área delicada.

A pesar de nuestros éxitos, nuestro intercambio económico y cultural con México sufre la amenaza de la continua violencia mortal causada por el narcotráfico a lo largo de la frontera. Los cárteles de la droga y la violencia que provocan en la región están destruyendo la trama social y económica de nuestras comunidades fronterizas. Si esa violencia se controla, de Matamoros a Tijuana, minará seriamente las inversiones, el turismo y la calidad de vida de nuestros ciudadanos mucho más allá de la frontera, tanto al norte como al sur.

Hace varias semanas ordené el cierre temporal de nuestro consulado en Nuevo Laredo como resultado de una balacera entre cárteles rivales de narcotraficantes y una invasión a una casa en la que se utilizaron armas de tipo militar. El cierre permitió que nuestro personal de seguridad tuviera tiempo de evaluar los riesgos potenciales a nuestros empleados estadounidenses y mexicanos, al igual que a los ciudadanos de ambos países que visitan el consulado para solicitar servicios. El consulado se reabrió al público sólo después de que los más altos niveles del gobierno mexicano me aseguraron que se asignarían los recursos para afianzar la seguridad de nuestra gente.

Hay quienes han dicho que ordené el cierre para castigar al gobierno mexicano por fracasar en el control de la violencia en la región. Y hasta cierto punto es verdad, y he sido muy claro: mi responsabilidad primaria como embajador es la seguridad de los ciudadanos de Estados Unidos, y no vacilaré en tomar medidas cuando se encuentren en riesgo.

También tomé esas medidas para enfatizar que la seguridad de la región fronteriza puede ser un esfuerzo conjunto, y que simplemente echar culpas no sería productivo. Los Estados Unidos están comprometidos a hacer su parte para restaurar la ley y el orden en la región fronteriza, y reconocemos la cooperación y compromiso que estamos viendo por parte de la administración del presidente Fox en este esfuerzo.

Pero los líderes en ambos lados de la frontera se dan cuenta que no podemos permitir que los capos de la droga y sus gorilas controlen esa franja de tierra que representa el dramático punto de convergencia en nuestra visión compartida de una América del Norte segura y próspera. Entre más tiempo continúe esa violencia, más difícil será para muchos estadounidenses hablar de los mexicanos como nuestros socios confiables y con los cuales compartimos intereses. Una respuesta agresiva a la violencia fronteriza es una manera de evitar que se hable de construir muros, cuando lo que más nos conviene es construir puentes.

Y ciertamente México es, literal y culturalmente, un puente crucial hacia el resto de Latinoamérica. Una de las mejores maneras en que podemos aumentar la prosperidad es eliminando barreras al comercio, y permitiendo la creación de más empleos competitivos y precios más bajos para los consumidores.....,

No se equivoquen: los estadounidenses son un pueblo generoso. Nos involucramos en proyectos de desarrollo y en ayuda internacional no sólo como parte de un frío cálculo para sostener gobiernos tambaleantes, sino como una forma de compartir los beneficios con los que hemos sido bendecidos.

En todo el continente americano la gente da la bienvenida al intercambio cultural del arte, la música y el contacto personal con estudiantes y turistas, y al diálogo con líderes económicos y cívicos de los Estados Unidos.

Sin estos intercambios, en el continente somos vistos comúnmente como los apagadores de fuego que llegan en medio del caos, apagan las llamas y se van. Esto puede resolver las necesidades inmediatas, pero estamos desperdiciando una oportunidad adicional para mostrar lo mejor de los Estados Unidos, de hablar de nuestro país al tiempo que sacamos las chequeras... para demostrar nuestro continuo compromiso con el desarrollo de la región... para construir puentes, en vez de ofrecer únicamente salvación financiera.

Tras siglos de cataclismos y revoluciones en el Nuevo Mundo, hemos reconocido lo que puede pasar cuando la promesa económica no se cumple. Si las economías fracasan en la distribución, la gente pierde la esperanza y la fe en sus instituciones públicas, y dan la espalda al comercio y a la democracia, y se inclinan por el tipo de demagogia que comúnmente ha plagado a América Latina.

Este ha sido el caso en Venezuela, donde la democracia ahora enfrenta una prueba seria, y en Cuba, el último bastión de la tiranía en medio de un continente de democracias. Un país donde el dictador ha resistido tercamente cualquier avance hacia la apertura, el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales del pueblo cubano.

El próximo año será crucial para la evolución de la democracia en América Latina. Varios países tendrán elecciones nacionales, incluyendo México. Por segunda ocasión en la memoria histórica, los votantes mexicanos depositarán sus boletas en unas elecciones que serán transparentes y competitivas - y con un resultado incierto... El sistema político mexicano no se ha "revolucionado" de la manera dramática como se esperaba cuando Vicente Fox fue elegido en julio del 2000, pero los cambios han sido significativos.

Cuerpos independientes electorales de los estados y a nivel federal vigilan que las elecciones sean libres y justas, y monitorean los gastos de campaña. La legislatura y el poder judicial han desempeñado mejores papeles en la realización y revisión de políticas y el Presidente Fox ha respetado el mandato constitucional de la presidencia. La prensa lleva a cabo un importante papel al generar la discusión y difundir la investigación, en vez de únicamente reproducir consignas partidarias.

Estos cambios pueden parecer menores, pero tomados en conjunto, muestran que los mexicanos se están moviendo hacia una forma de gobierno que realmente les da una voz en sus instituciones y que respeta todas sus ramas de gobierno - y sí, incluso significa que los mexicanos están ocasionalmente frustrados por algo nuevo: los empantanamientos políticos que bien conocemos en Estados Unidos.

La visión del Presidente Bush es la de un hemisferio que sea seguro, próspero y democrático. Estamos alentando la evolución de la democracia y la increíble transformación que trae, buscando maneras de extender los beneficios en todos los niveles de la sociedad. Podemos y debemos trabajar hacia la generación de un nuevo "Sueño para las Américas" para toda la gente del continente, mientras continuamos siendo una guía para el mundo... Ciertamente algo ambicioso, pero digno del hombre que dio origen a la celebración de esta noche.

Otra vez, gracias por la oportunidad que me dan de visitarlos hoy. Para Tom y Joy mis agradecimientos, así como al Comité Universitario por honrarme con este extraordinario premio. Disfruten de la velada y que Dios nos bendiga a todos. * * * *

Patricia Ruiz, de Milenio Diario, pregunto al vocero presidencial hoy, : Ya conocemos y usted lo acaba de leer, el pronunciamiento de cancillería y las declaraciones del Presidente. Sin embargo, no conocemos la posición que pudiera tener la Presidencia de la República en esta declaración que hace el embajador de Estados Unidos en México, admitiendo tácitamente y directamente que castigó al Gobierno mexicano, por lo que él considera que no está siendo una lucha eficaz en contra del narcotráfico y mandó a cerrar el consulado. Por favor yo le quisiera pedir una declaración sobre este punto en concreto.
Respuesta: Sobre este punto en particular, será la cancillería mexicana la que fije la posición. El subsecretario Gerónimo Gutiérrez está hoy en Washington y esperamos que en el transcurso del día haya una comunicación oficial sobre este punto de parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
La cancillería emitió el siguiente comunicado:
etín SEGOB/SRE/PGR
México, D. F., a 17 de Agosto de 2005 Boletín SEGOB/SRE/PGR

MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS ESTABLECEN EL PROGRAMA OASIS PARA PROTEGER A LOS MIGRANTES Y PROCESAR PENALMENTE A TRAFICANTES Y TRATANTES DE PERSONAS

La Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República informan que, como parte de las medidas para proteger a los migrantes, evitar la impunidad y fortalecer la seguridad fronteriza, han acordado con la Oficina de Protección de Fronteras y Aduanas del Departamento de Seguridad Interior de los Estados Unidos, iniciar el Programa Oasis consistente en el procesamiento penal de traficantes y tratantes de personas en la región fronteriza.

Los propósitos de dicho Programa son los siguientes:

1. Garantizar la seguridad y protección al migrante.

Ante el inicio de la temporada de verano y las condiciones climáticas extremas a lo largo de la frontera, los dos gobiernos convinieron profundizar medidas que permitan salvaguardar la integridad física de los migrantes (especialmente de grupos vulnerables), desalentar el tráfico de los mismos y la trata de personas, mediante:

• Campañas de prevención sobre los riesgos a que son expuestos los migrantes por los traficantes.

• Intercambio de información en tiempo real ante emergencias.

• Capacitación a personal de ambos países encargados de la atención a migrantes.

• El combate a organizaciones de tráfico y trata de personas permitirá salvar vidas en la región fronteriza.

2. Combate al crimen organizado de traficantes de migrantes y tratantes de personas.

• Las autoridades de los dos países profundizarán los esfuerzos de cooperación en materia de intercambio de inteligencia, procuración de justicia y combate al crimen organizado transnacional, en el marco de los mecanismos bilaterales existentes.

3. Evitar la Impunidad.
Las autoridades de los dos países profundizarán los esfuerzos de cooperación en materia de intercambio de inteligencia, procuración de justicia y combate al crimen organizado transnacional, en el marco de los mecanismos bilaterales existentes.

4. Seguridad fronteriza.
El combate a las organizaciones delictivas que lucran con el fenómeno migratorio, así como la protección a los migrantes, incidirá en una mayor seguridad en la región fronteriza.

Estas medidas dan muestra de los esfuerzos de cooperación bilateral para atender la problemática en la frontera común, en un espíritu de colaboración y responsabilidad compartida que, por un lado, reconocen la necesidad de proteger al migrante y, por el otro, combatir los fenómenos de tráfico y trata de personas. El Programa se orienta hacia la búsqueda de una migración legal, segura, ordenada y respetuosa de los derechos de los migrantes.