19 ago 2008

¿El origen de la tragedia?

Historia de un pequeño imperio Carlos Acosta Córdova, reportero.
Publicado en la revista Proceso (http://www.proceso.com.mx/) No. 1659, 17 de agosto de 2008; Los cientos de esquelas por el asesinato de Fernando Martí Haik que atestaron las páginas de los principales diarios del país fueron producto más de la indignación y consternación de la sociedad que por la jerarquía empresarial del padre del adolescente asesinado. Si bien superaron a las publicadas por el fallecimiento del empresario Isaac Saba Raffoul a fines de julio pasado, fueron mucho menos que las que motivó la muerte de Soumaya Domit, la esposa de Carlos Slim, en marzo de 1999. Ello se debe a que Alejandro Martí García, líder en el ámbito de la venta de ropa y artículos deportivos y en el del entrenamiento físico –Tiendas Martí y Sport City son las empresas insignia del emporio creado por él–, está lejos de tener la estatura de los empresarios mexicanos más ricos. 

Alvaro del Portillo a los altares

El Tribunal de la Prelatura del Opus Dei cerró el pasado 7 de agosto en Roma la fase instructora de la causa de beatificacioń de monseñor Álvaro del Portillo (1914-1994), sucesor de Josemaría Escrivá de Balaguer.
Una nota de la agencia de noticias Zenit señala que "El Tribunal de la Prelatura y el Tribunal del Vicariato de Roma, han trabajado durante cuatro años en el estudio de testimonios de personas que han querido confirmar la santidad de don Álvaro, como todo el mundo le conocía.
Normalmente la fase instructora la realiza sólo un Tribunal, pero en esta ocasión, y siendo una de las primeras causas que está llevando adelante la Prelatura del Opus Dei, el Vaticano concedió dos Tribunales.
El Tribunal del Vicariato cerró su estudio el pasado 26 de junio, la segunda concluyó en días pasados, abriendo ahora de forma oficial el camino hacia la positio.
El tribunal de la Prelatura ha clausuró sesiones el 7 de agosto, en un acto que ha tenido lugar en el aula magna Juan Pablo II de la Universidad de la Santa Cruz, en Roma. El Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, presidio el acto.
Monseñor Álvaro del Portillo nació en Madrid el 11 de marzo de 1914, murió en Roma el 23 de marzo de 1994.
EI 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote.
En 1946 fijó su residencia en Roma, al igual que san Josemaría, y entre tros cargos, fue consultor de varios dicasterios de la Curia Romana y, especialmente, en la participación en los trabajos del Concilio Vaticano II.
Desde 1975 estuvo al frente del Opus Dei.
EI 28 de noviembre de 1982, al erigir la Obra en prelatura personal, el Papa Juan Pablo II le nombró Prelado del Opus Dei, y el 6 de enero de 1991 le confirió la ordenación episcopal.
Por cierto, fue interesante que Moseñor Del Portillo personalmente haya solicita registro como Asociacion Religiosa al gobierno mexicano. Hay una carta por ahí.

Ante la inseguridad y la violencia: CEM

Con mayor frecuencia se escuchan reclamos sociales de seguridad ante violencia
Comunicado de Prensa de la Arquidíocesis de Oaxaca;
Oaxaca, 17 de agosto de 2008:
Con mayor frecuencia se escuchan los reclamos sociales de seguridad ante la violencia, y el crimen que se hacen presentes en tanto en las ciudades como en las poblaciones rurales más apartadas de nuestro estado y de nuestro país. La seguridad es una exigencia para la convivencia armónica y para el desarrollo económico que necesita nuestro pueblo. Un clima de inseguridad nos impide avanzar en todos los sentidos.
Necesitamos reconocer que no es suficiente emitir leyes más severas, pues mientras existan las condiciones de impunidad y de falta de respeto a la legalidad, que se alimentan con la corrupción casi institucional, las leyes seguirán siendo letra muerta. Urge una revisión profunda de todos nuestros organismos y estructuras sociales para ver en que medida somos también partícipes del deterioro social que a final de cuentas nos va a dañar a todos.
Frente a un problema tan complejo no podemos quedarnos con una sola perspectiva. Algunos señalan la pobreza como causa de la inseguridad, de la violencia y del crimen; desde esa visión todos los pobres y sólo ellos serían los potenciales criminales. Sin embargo el deterioro de los valores afecta a todos por igual, a ricos y pobres. Cada día parece que el valor de la persona humana se mide por sus bienes materiales. De esto somos responsables todos.
De muchas formas, hemos entrado a la competencia que tiene como meta tener más. Nos está moldeando una mentalidad materialista que reconoce que vale más quien tiene más. Cuando el dinero es puesto como valor supremo, todo lo demás se convierte en medio; y para conseguirlo puede utilizarse todo incluido el secuestro y el crimen. En ese ambiente se alimenta fácilmente, la venganza, la violencia, el rencor, la envidia, desprecio por la vida... Lo más sórdido de nuestra condición humana puede desarrollarse sin dificultad. Por eso hay voces que quieren legalizar la muerte ya sea en el aborto, la eutanasia o como castigo a criminales.
Es urgente recuperar el valor profundo del ser humano. Cada persona debe en primer lugar reconocer su propia dignidad, y reconocer la dignidad de sus semejantes para vivir de acuerdo a ella. El recuperar los valores fundamentales de la persona humana es una tarea que todos debemos asumir con enorme responsabilidad si verdaderamente nos sentimos responsables no sólo de nuestra propia vida sino de la vida de los que nos rodean. Es indispensable que la familia, la escuela, las iglesias y todas las instituciones sociales revisen si están cumpliendo con el objetivo de servir verdaderamente a la formación de hombres y mujeres que se respetan a si mismos y que son capaces de respetar y de colaborar con otros para el bien común por encima de sus diferencias sociales, políticas y económicas.
En este momento de nuestra historia, partidizar, o particularizar cualquier esfuerzo por mejorar la sociedad es sólo un reflejo de los intereses egoístas que sólo buscan ventajas personales. Esforcémonos por buscar juntos el bien de toda la sociedad.
+ José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera-Oaxaca
+ Oscar Campos Contreras
Obispo Auxiliar de Antequera-Oaxaca

Russia and Georgia

The Russians yearn for respect in the same way as a street kid with a knife/By Max Hastings
THE GUARDIAN, 18/08/2008;
Seldom since the 1968 Russian invasion of Czechoslovakia has the west found itself in such a muddle as it is today about events in Georgia and South Ossetia. Among rightwingers, hawks are suddenly back in fashion, and not only in Washington. David Cameron wants Georgia admitted to Nato in quick time. Russian threats to Poland are compared to the Cuban missile confrontation.
In truth, of course, this remains a small crisis by comparison with those of the cold war, even if some of the principals, in Moscow as well as Washington, talk as if Stanley Kubrick was writing their lines. It is nonetheless a real one, because Moscow has shown its readiness to use force in its proclaimed sphere of influence.
Since the collapse of the Soviet Union, US policy in eastern Europe and beyond has sought to exploit Russian weakness to install pro-western regimes wherever fertile soil could be found. In Washington’s perception, this does not represent aggression or even unreasonable assertiveness, because its honourable objective is to replace tyranny and repression with democracy and freedom.
The Russians do not care sixpence about these fine things. They perceive only that American missiles are on their way into Poland and the Czech Republic, while Georgia is becoming a US puppet. A Russian academic living in the west inquired in my hearing a few weeks ago: “What would George Bush say if our government announced that it was installing an anti-missile system in Cuba?”
Even those of us who deplore US attempts to include Georgia and Ukraine in Nato should not lose sight of the fact that, if Moscow’s will prevails in the states around Russia’s borders, precious few human rights are likely to be available to their citizens. Thirty years ago many western Europeans were too ready to acquiesce in eastern Europe’s indefinite enslavement by the Soviet Union. In the name of “peaceful coexistence”, it was deemed prudent to allow the Poles, Czechs, East Germans, Hungarians and so on to remain, often literally, behind barbed wire.
It was one of the happiest events of the past century when the Warsaw Pact collapsed, and the nations of eastern Europe became free. Granted the problems of Romania and Bulgaria, it is astonishing how successfully the other former Soviet satellites have embraced democracy and the European Union.
Many British people are so preoccupied with the relatively minor inconveniences imposed by the EU upon this country that they ignore its triumph in bringing peace and stability to many societies that had not known these things in living memory.
Yet Russian exceptionalism persists. It remains unlikely that, in the foreseeable future, it will want to join the EU or share its values. For almost half a century, Russia saw everything through the prism of its second world war experience and that of the cold war. Today its people are obsessed with the collapse of the Soviet Union and their perceived loss of status in the world. Far from recognising this as the consequence of political and economic failure, most Russians from Putin downwards blame western malice and domestic traitors succumbing to western intrigues.
Moscow’s behaviour today should be seen not as a reflection of “oil arrogance”, though this plays a part, but of neurosis about its own weakness and failure. The Russians yearn for respect, in the same fashion as any inner-city street kid with a knife. They will become willing to play with the west by western rules only if or when they no longer perceive those rules as disadvantaging themselves. Today they cannot compete on the EU’s terms, still less those of the US, so they make up their own.
It is unnecessary for the west silently to acquiesce in the Russians’ excesses, but it must tread cautiously in the face of their sensitivities. America must stop pretending that democracy is, of itself, the answer to all the world’s ills. Washington is already learning painful lessons about this in the Muslim world. Few people doubt that, even if Russian elections are flawed, Putin’s policies command overwhelming support among his own people.
While the west can offer political and economic encouragement to nations on Russia’s borders, it is folly to go further, seeking to include them in western security organisations, or bribe them to accept US military installations. Such policies merely provoke violent Russian virility displays, to which the west can make no effective response.
Edward Lucas, an impassioned hawk, wrote before the latest Georgian imbroglio: “The west is losing the new cold war, while hardly having noticed that it has started.” The Bush administration today talks of gallant little Georgia in 2008 as if it was gallant little Poland in 1939. As so often, it draws the wrong lesson from history. Britain and France had to fight Hitler. But in September 1939 both countries found themselves in the grotesque position of having offered security guarantees to Poland, while being incapable of doing anything practical to frustrate the German invasion.
It is several bridges too far today to pretend that the west can defend Georgia, or indeed Ukraine. The only sensible advice Washington and its allies can offer their governments is to rub along as best they can with the Russians, and avoid offering them military provocations.
Appeasement gained such a bad name in the 1930s that it is sometimes forgotten, especially by Washington’s neoconservatives, that it is often indispensable. It can be defined by more honourable names. Most of the world’s problems cannot be “solved”, least of all by force of arms. They must be managed or endured, in the hope that better times will come, as they often do.
In a world which has seen within the past 20 years the peaceful transfer of power to the black majority in South Africa, as well as the peaceful collapse of the Soviet European empire, it seems absurdly pessimistic to suggest that current difficulties with Russia can be resolved only through confrontation.
American foreign policy is still cursed by post-cold war triumphalism, and aspirations to the “victory” of democracy and capitalist values, while that of Russia languishes under the stigma of defeat. These sensations inspire excessive hubris in both. If Barack Obama wins the US election, the highest hope of the rest of the world must be for a revival of traditional diplomacy, an understanding of the virtues of talking to everybody: the Iranians, the Syrians, Hamas - and the Russians. Successful diplomacy also requires recognition of banal principles of give-and-take, you-win-some-you-lose-some.
US policy towards Moscow for almost two decades has been based upon the assumption that since the Russians were losers, their wishes could be ignored or defied on every front. No useful business could result from such a posture. Putin conducts an ugly polity, and his Russia is not a place where even most successful Russians want to live. But the west will find it easier to coexist with this tormented, intransigent, melancholy and oil-rich neighbour when Russia feels comfortable with itself, not when its nose is rubbed in its long history of failure.

Miguel Angel Granados Chapa

Revisan dilación en caso Granados Chapa
Jenaro Villamil, Carlos Monsiváis, Carmen Aristegui y José Gutiérrez Vivó, entre otros, acompañaron a los demandados.
Nota de Abel Barajas
Reforma (http://www.reforma.com/)
Ciudad de México (19 de agosto de 2008).- Edgar Elías Azar, presidente del Tribunal Superior de Justicia del DF, informó que el Consejo de la Judicatura capitalino revisará el expediente de la demanda por daño moral presentado contra el periodista Miguel Ángel Granados Chapa, para establecer si existe dilación en el caso.
El hoy diputado federal del PRI, Gerardo Sosa Castelán, demandó desde el 4 de agosto de 2004 a Alfredo Rivera Flores y Granados Chapa, porque presuntamente le causaron un daño moral con la publicación del libro "La Sosa Nostra. Porrismo y gobierno coludidos en Hidalgo", del que el primero es autor y el segundo el prologuista.
A 4 años con 15 días de iniciado el litigio y más de mil 500 fojas de por medio, el Juez Vigésimo Noveno de lo Civil del DF, Miguel Ángel Robles Villegas, no ha emitido aun la sentencia y le restan todavía varias diligencias por desahogar en el procedimiento 638/04.En breve entrevista, el magistrado Elías Azar dijo que la Comisión de Disciplina Judicial será la responsable de verificar las actuaciones, aunque no quiso entrar en detalles ni señalar a los probables responsables de retrasar este juicio de carácter civil."Hoy mismo voy a solicitar que se lleve ese expediente a la Comisión", advirtió ayer.
Perla Gómez Gallardo, la abogada de Granados Chapa, acusó ayer a la defensa del legislador priista, encabezada por Verónica Castro Halbeica, de alargar el juicio mediante solicitudes de pruebas desvinculadas del caso, aunque también responsabilizó a la autoridad jurisdiccional."A través de 'chicanas' tenemos un proceso de 4 años en el cual no se ve una solución. Lamentablemente es por parte de la contraparte (la dilación), pero bajo el auspicio de un Poder Judicial que no responde adecuadamente a esta situación y no estamos hablando solo de este caso.
"Si empezamos a hablar sobre la revisión crítica del Poder Judicial ¿cuánto se tarda un juicio para darle una sentencia certera a un demandado?", cuestionó la litigante.
En este asunto también están demandados las editoriales Miguel Ángel Porrúa y Libraria, la primera por publicar el libro y la segunda por realizar la tipografía.Sosa también incluyó en su demanda al diseñador de la portada Enrique Garnica Ortega y hasta a Héctor Rubio Traspeña, el fotógrafo que capturó el retrato del autor que aparece en la contraportada del libro.
El periodista Alfredo Rivera Flores comentó que en su texto únicamente se limita a narrar el papel de la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad Autónoma de Hidalgo, sobre la que dijo que Sosa construyó su carrera política, al haberla presidido.
Granados Chapa y Rivera comparecieron ayer por la mañana ante el Juez Vigésimo Noveno de lo Civil, para la realización de la junta de peritos, donde se presentaron unos exámenes psicológicos practicados a los periodistas, con los que Sosa pretende probar la intención de un daño moral.
Los demandados fueron acompañados en la diligencia por una veintena de personalidades como Carlos Monsiváis, los comunicadores Rafael Rodríguez Carmen Aristegui y José Gutiérrez Vivó, la ex contralora capitalina Clara Jusidman, el abogado Javier Quijano y el director de la Fundación Manuel Buendía, Omar Martínez.
"Hay un interés sorprendente en este asunto, me llama mucho la atención", dijo el juez Robles al iniciar la audiencia. "¿Su nombre cuál es, por favor?", le preguntó al autor de Plaza Pública.
A media diligencia, que se extendió a 2 horas y media, Robles pidió a Javier Quijano abandonar el juzgado, por interrumpir la audiencia en forma reiterada. Quijano atendió la petición.
Granados Chapa señaló en la diligencia que la defensa de Sosa hizo mal uso de sus datos personales y familiares, al incluirlos sin su autorización en el dictamen psicológico que le practicaron. El próximo lunes, los demandados volverán a comparecer.
***
Acoso a Granados Chapa/Javier Corral
En El Universal( http://www.eluniversal.com.mx/) 19 de agosto de 2008
Toda persona tiene legítimo derecho de buscar resarcir su imagen, limpiar su honor o defender su buen nombre cuando sienta y pruebe que una información le agravia. La justicia debe ser expedita siempre y, en un supuesto como el anterior, rigurosamente cumplida.
Pero nadie que reclame para sí una intachable reputación tiene derecho a aprovecharse de los vacíos legales y las contradicciones legislativas para convertir un proceso judicial en un simple acto de molestia, de acoso, o lo que es peor, de intimidación a la libertad de expresión; mucho menos, fincarse en la dilación y en la negligencia de los juzgadores para vencer por la vía de la “fatiga procesal”. Cuando los jueces dejan correr del tiempo puede volverse simplemente irreparable el daño, en caso de que existiere, y ese mismo transcurrir puede constituirse en una de las formas más deplorables de inhibir el derecho a la libertad de información.
Por eso es tan reprochable la conducta observada por el juez 39 de lo civil para el DF, Miguel Ángel Robles Villegas, que se ha tomado ¡cuatro años! en el desahogo de la demanda que por daño moral interpuso el diputado federal del PRI, Gerardo Sosa Castelán, en contra de los que participaron en la elaboración, diseño, edición e impresión del libro La Sosa nostra: gobierno y porrismo coludidos en Hidalgo, que documenta los manejos del legislador cuando éste era rector de la Universidad Autónoma de Hidalgo. Entre los demandados, además del autor de la obra, Alfredo Rivera Flores, está el fotógrafo Héctor Rubio Traspeña, y quien la prologó, Miguel Ángel Granados Chapa, el periodista más completo ética y profesionalmente del país.
Sin emitir sentencia alguna, el juez ha mantenido en primera instancia el juicio desde agosto de 2004 hasta la fecha, y de esta manera ya ha convertido el proceso en un auténtico castigo para los demandados. No sólo por la lentitud con que obra, sino por algunas medidas absurdas en la instrucción del juicio: se llevó más de dos años emplazar a los demandados, se han desechado sin razón pruebas fundamentales para la defensa y se han aceptado pruebas inadecuadas de la parte actora como periciales en sicología a cargo de los demandados, que no tienen ninguna relevancia en juicios de esta naturaleza. También se ha recurrido a otros absurdos procesales como haber acusado a la abogada defensora de falsificar su propia firma.
Nadie niega que Sosa Castelán tenga en la ley acreditado el derecho a reclamar la reparación de un posible daño moral; por los elementos que conozco podría afirmar que no le asiste la razón, así ofrezca tres testigos de la altísima consideración que de sí mismo tiene. De lo que casi no tengo duda es de que más que una batalla judicial por defender su nombre, ha planteado un acoso en contra de comunicadores libres, y ha encontrado un juez a modo.
Profesor de la FCPyS de la UNAM

De la columna Bajo Reserva

Dice la columna Bajo Reserva de El Universal de este martes 19 de agosto:
"La PGR vive una historia negra, llena de misterios y mucho trasfondo, cuentan en la Suprema Corte de Justicia. La institución tendrá que devolver 19 cheques por 5 millones 877 mil dólares, que fueron girados a nombre de la dependencia en el sexenio de Ernesto Zedillo por un presunto lavador de dinero del cártel del Golfo, encabezado en ese entonces por Juan García Ábrego.!
"Bajo reserva es elaborada con aportaciones de periodistas y colaboradores de EL UNIVERSAL previamente verificadas.", señala una nota del periódico.

Los responsables son beneficiarios

¡Maman y dan de topes!, primero el rating personal y despues....,
La opinión de Federico Reyes Heroles.
El costo de la foto /Federico Reyes Heroles
Publicado en Reforma (
www.reforma.com, )19 de agosto.
¡Basta!, grita la gente. ¿Basta de qué? Basta de esta incapacidad de las autoridades para simplemente reunirse a hablar, de coordinarse. Cómo puede ser que la democracia nos trajera esto, se preguntan muchos. La añoranza del autoritarismo merodea. Por cierto, aquello no era el paraíso pero las deficiencias -corrupción, complicidad, etcétera- caminaban desnudas frente a los ciudadanos. Hoy se disfrazan de falsa ideología, de purismo democrático. No que la democracia era la panacea, no pregonaban que lograríamos un mejor gobierno. Farsantes. Mentirosos.
Antes, dicen -lo que quiera decir antes-, tenían las cosas bajo control, ahora es un desgarriate, un desorden. La violencia callejera aumenta, el secuestro nos invade, las calles son territorio del desastre. ¿Democracia? ¿Para qué? Los principales responsables del descrédito de la democracia -ahí están las cifras- son sus beneficiarios. Beneficiarios del acceso al poder, beneficiarios de la pluralidad, beneficiarios del presupuesto, de la nómina. Viven de la democracia. Maman y dan de topes. Ahora resulta que justifican su patética actuación por el ejercicio de la diferencia, de una "visión del mundo", cuando en realidad son pleitos de quinta. No me siento a la mesa a menos que sea "cumbre" (dice Marcelo Ebrard). Nuestros principios nos impiden colaborar con el "ilegítimo". Con su miopía y vanidad están sembrando la semilla autoritaria.
Azules, tricolores, amarillos se reparten los municipios. Qué bueno, viva la pluralidad. Pero esa pluralidad no es razón para no compartir información, para no coordinar policías, para no colaborar en acciones conjuntas. Se les ha olvidado que su principal responsabilidad es para con los ciudadanos no con los colores de su camiseta. Cómo va a ser que me saque la foto, eso iría contra mis principios. No importa que los asesinatos continúen, que los plagios sofoquen las conciencias de millones. Primero va mi "rating" personal, por cierto, cómo van las encuestas. Pero en las propias encuestas ya viene la factura. Seguridad, señores, eso es lo que pedimos, gritan las cifras.
¿Qué impacto tendrá esto en las elecciones del 2009 o las del 2012?
El sentido común, pero también las cifras enseñan que el ciudadano premia a los eficaces. La ceguera consiste en pensar que el fracaso del capitán beneficia a quienes quieren sucederlo. Falso. Heredar un naufragio no es buen negocio para nadie. La competencia por el poder se da de todas formas, en una buena condición, con rumbo claro y el velamen lleno o haciendo agua. De hecho los que ambicionan llegar deberían querer un mejor escenario, en seguridad, en energéticos, fiscal, en lo que sea. Pero no es así, el fracaso de Calderón en seguridad no le da mayores ventajas a AMLO -por cierto cada vez más remotas- o a Ebrard. Si el PRD de verdad quiere ser una opción electoral fuerte más vale que arregle su desastre interno, que dejen de ser los campeones de las clausuras, que la inseguridad en la capital disminuya para que el jefe de Gobierno sea campeón. Pero Ebrard no lo logrará si no se coordina con los gobernadores aledaños y por supuesto con las autoridades federales.
Los incentivos de las democracias no deben de ser al fracaso del adversario, negativas, sino al éxito propio y de los adversarios. Fox quiso acabar con el PRI, era su obsesión. Después decidió eliminar a AMLO. Resultado: el PAN estuvo a nada de perder la Presidencia. El PRI se dedicó seis años a bloquear a Fox y esa estrategia lo llevó a su peor derrota histórica. Los seguidores de AMLO están ofuscados con el presidente Calderón y todo indica que regresarán al triste tercer lugar, 20 puntos por debajo del PAN y del PRI. ¡Vaya éxito! Si siguen con el jueguito de la ilegitimidad del Presidente, de tomar las calles un día sí y otro también, de torpedear toda reforma, terminarán entregando el poder. No lo digo yo sino las necias cifras. Síganle. Ya sólo faltan 11 meses para la elección y la caída no se detiene.
De dónde viene el desánimo por la democracia, la respuesta es clara. Proviene de esa vocación perversa y suicida de algunos políticos encumbrados que nos perjudica a todos. Fox se tardó tres años en aceptar la foto con la dirigencia priista y lo único que logró fue retrasar los acuerdos. Su infinita vanidad le costó muy caro a México. María Elena Morera lo ha puesto muy claro, no nos den la foto, pero reúnanse, abóquense al problema, gobiernen. No es un capricho de México Unido contra la Delincuencia sino un mandato de ley. El deterioro de la seguridad en el área metropolitana es el peor negocio para las ambiciones expresas del jefe de Gobierno. Su flamante secretario de Seguridad ha dicho que se reunirá con quien sea necesario. Pero el titubeo de su jefe le hace el trabajo más difícil. El deterioro de la seguridad en la capital también es un pésimo negocio para el Presidente y para el PAN. La eficacia federal pasa por la enorme vitrina de la capital.
Pero más allá de cálculos partidarios, el deterioro de la seguridad es terrible para los verdaderos demócratas. La cultura autoritaria asocia seguridad con mano dura. La democracia es atractiva hasta que no toca los bolsillos o la seguridad personal. En ese momento los ciudadanos -allí están los estudios de Przeworski de NYU- por más educados que sean empiezan a pensar en otras opciones, las duras. La generación de la alternancia -municipal, estatal y federal-, los señores legisladores, todos pueden pasar a la historia -gracias a su vanidad e ineficacia- por haber resucitado el ánimo autoritario. Habrá factura con nombres y apellidos. El costo de la foto quedará registrado en los anales de la estolidez.

El IFE de la seguridad pública

¿La cereza del pastel!
Columna Itinerario Político/Ricardo Alemán
Publicado en El Universal, (www.eluniversal.com.mx) 19 de agosto de 2008;
Tienen razón los jefes reales del PRI, Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones, cuando simultáneamente acusan al presidente Calderón de “lavarse las manos” y “fallar” en el combate al narco. El fracaso está a la vista de todos.
Más aún, si por el escándalo New’s Divine el reclamo colectivo al fracaso de la seguridad pública en el DF fue cesar al titular de la SSP, Joel Ortega, y al procurador Rodolfo Félix, ante el fracaso federal debemos reclamar la salida de Genaro García Luna y Eduardo Medina Mora, jefes civiles del gabinete de seguridad federal que han fracasado en su desempeño.
Y si existen dudas del fracaso, pregunten a habitantes y gobernantes de Chihuahua, Sinaloa, Baja California, Michoacán, Sonora, Tamaulipas… Lo que empezó como una aceptada estrategia de operativos militares y policiacos en las regiones con influencia del crimen organizado —para recuperar presencia territorial— terminó en fracaso estruendoso, pero no sólo del gobierno federal, sino de los tres órdenes y de los tres poderes de la Unión.
Y en tanto jefe del Estado y del gobierno, Calderón es el responsable número uno del fracaso en la seguridad pública, la lucha contra el crimen, el narco, el secuestro y todas las variables de la delincuencia. Pero si Calderón es el titular del Ejecutivo, tienen igual responsabilidad en esta crisis los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Ya el presidente de la Corte, Guillermo Ortiz Mayagoitia, se aventó la puntada de responsabilizar de la criminalidad a Ejecutivo y Legislativo. El líder de la bancada del PRI en el Senado y jefe real del partido acusó al gobierno de las “fallas” en esa materia, en tanto que atacado por oportunismo y populismo el Presidente respondió a la crisis proponiendo cadena perpetua a secuestradores. Y la cereza del pastel, de la manera irresponsable de ver y atender el problema, López Obrador salió con su chabacanería del día: “Es más peligrosa la mafia política que la delincuencia organizada”. Chulada de gobernantes, políticos, líderes, legisladores y juzgadores.
Pero la mejor muestra de que todos han fracasado y que a todos les vale madre la indignación social por la inseguridad es la guerra declarativa emprendida por todos. La espoleta que detonó la crisis de inseguridad fue el crimen del joven Fernando Martí. Esa situación desató un potente “¡Ya basta!” de la opinión pública que exhibió a gobiernos, políticos y partidos de todos los signos. En su primera reacción todos tropezaron e hicieron el ridículo.
Al final, y en apego institucional, Calderón convocó al Consejo Nacional de Seguridad Pública y anunció la firma de un Acuerdo Nacional por la Legalidad y la Seguridad. ¿Qué van a acordar? Ninguno de los mortales lo sabe, a pesar de que los ciudadanos son origen y destino del Estado. Lo que sí sabemos es que ya empezó la guerra por el control político de la nueva estructura de poder y seguridad a construir a partir de la reforma que da carácter de ley federal al Sistema Nacional de Seguridad Pública. ¿De qué hablamos?
De que hoy vence el plazo para que el Presidente designe al secretario técnico del CNSP, máxima instancia del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Entre sus facultades destacan regular y evaluar la selección, formación, ingreso y certificación de policías de todo el país, y crear las bases de datos de criminales y policías.
El decreto que valida la reforma constitucional lo firmó Calderón el 18 de junio. El artículo 19 transitorio dice: “Dentro de los dos meses siguientes a la entrada en vigor del presente decreto, se creará una instancia de coordinación integrada por representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, además del sector académico y la sociedad civil, así como de las conferencias de seguridad pública, procuración de justicia y de presidentes de tribunales, la cual contará con una secretaría técnica que coadyuvará y apoyará a las autoridades locales y federales, cuando así lo soliciten”. ¿Qué quiere decir?
Que todos quieren para sí al “secretario técnico” del CNSP, porque esa será una suerte de IFE de la seguridad pública. ¿Y por qué guerrean Paredes y Manlio contra Calderón? Porque quieren ese cargo para alguno de los suyos, de entre César Camacho y Emilio Rabasa. ¿Por qué Ebrard dice sí, luego no, luego quién sabe? Porque junto con su amiga Elba Esther quiere el cargo para su amigo Roberto Campa Cifrián, actual secretario ejecutivo del SNSP.
El procurador Medina Mora empuja, a su vez, a Gerardo Lavega (director del Inacipe), en tanto que el Presidente propone al doctor Moisés Moreno, hombre de todas sus confianzas. Esa es la disputa, por esos gritos y sombrerazos. Y claro, nadie descarta la caída de cabezas.

La Biblia, el libro de Monsiváis


El País Semanal preguntó a 100 escritores cuales erán los 10 libros que les habían cambiado la vida, concretamente ¿Qué 10 libros han cambiado tu vida?
Carlos Monsiváis (1938-) quién se denomina el "último escritor público de México" dijo que en primer lugar La Biblia, para su amiga Elena Poniatowska el texto segarado esta en segundo lugar; y en seguida:

2. En busca del tiempo perdido, Marcel Proust;
3. Obra completa, Jorge Luis Borges;
4. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes;
5. Canto general, Pablo Neruda;
6. Adiós a Berlín, Christopher Isherwood;
7. España, aparta de mí este cáliz, César Vallejo;
8. Piedra de sol, Octavio Paz;
9. Los miserables, Víctor Hugo; y
10. Casa sombría, Charles Dickens.
***
Pero la pregunta tenía trampa.
Dice Benjamín Prado, que la pregunta de EL PAÍS parece sencilla, pero tenía trampa. Ya que de lo que se trataba "era entre otras cosas, qué obras y autores nos habían abierto la puerta de la literatura o metido en la sangre la vocación de escribir. No se trataba de saber cuáles nos gustan más, nos han influido más profundamente o consideramos más importantes. Por eso es rara la poca presencia de libros infantiles o juveniles, que son los primeros que suelen llamar la atención y marcar la línea de salida del futuro.
En efecto, la idea era recabar la opinión de 100 escritores de habla hispana para que recomendaran los 10 títulos que más huella les han dejado.
Pero bueno la pregunta fue interesante. Hoy conocemos más de esos escritores.
Aprovecho para compartir parte de una entrevista que le hizo Jorge Ricardo a Monsiváis en el suplemento cultual de Reforma, (2/04/2008), con motivo de sus 70 años de vida.
No está de más decir, que Carlos es autor de Días de guardar, Amor perdido, Entrada libre, Escenas de pudor y liviandad; ganador de los premios Nacional de Periodismo, Xavier Villaurrutia, Anagrama de Ensayo, Nacional de Ciencias y Artes y de Literatura de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, entre otros muchos galardones.
-¿Su definición de Dios sigue siendo: "Es algo que me excede, pero no es algo que me nulifique al excederme"? ¿Agregaría algo al respecto?
-Muy poco, la trascendencia ocupa un lugar distinto en cada una de las vidas. Yo la vivo a fondo leyendo poesía, escuchando música, analizando los procesos de la épica, un género literario y una realidad extraordinaria. El lugar de los seres humanos en el cosmos es insignificante o nulo, pero cada uno persiste en las tareas inevitables porque, aparte de las grandes razones (formar un hogar, deshacerlo, construir la Patria desde el sueño, etcétera), está el atisbar la trascendencia, que, como nadie, despliegan los poetas, por ejemplo San Juan de la Cruz: "Y todos cuantos vagan/ de ti me van mil gracias refiriendo,/ y todos más me llagan/ y déjame muriendo/ un no sé qué que quedan balbuciendo". Esta última línea, por sí sola, me resulta una prueba de la existencia de Dios sin adjuntarle iglesias.
Carlos Monsiváis supo desde niño que pertenecía a las minorías religiosas, es o era Anabaptista. Actualmente pertenece a las minorías que combaten la homofobia, la discriminación, a la derecha política, a la izquierda acrítica y de las causas perdidas y "cada vz mas ganables".
-¿Usted siempre ha sido de izquierda?
-Creo que sí. O sé que sí, desde mi primer impulso radical que me vino de la fe sentimental en la República española, y desde mi primera filiación ideológica, concentrada en la Reforma liberal y en don Benito Juárez.
-¿Qué es ser de izquierda actualmente?
-Las respuestas son amplias y desbordan la entrevista, incluso la ahogarían. Sé lo que me interesa de la izquierda, que sea crítica, que no admire incondicionalmente la dictadura de Fidel Castro, que sitúe en perspectiva el autoritarismo con frecuencia inadmisible de Hugo Chávez, que se oponga a la derecha, que denuncie sin tregua a la corrupción, que saque conclusiones del fracaso del socialismo real, que sea antirracista a fondo, que no sea nacionalista pero que sí defienda los intereses nacionales, que se oponga a la desigualdad, el mayor problema del País...
-¿Es cierto que usted tiene el récord del mexicano con mayor asistencia a marchas?
-Tanto como eso no, pero sé que desde 1953, a mis 15 años de edad, asistí a la marcha en contra de la ejecución de los esposos Rosenberg, electrocutados por ser espías atómicos. Desde entonces, sí que he fatigado el cemento, como se decía antes. Sin embargo, tuve una mala experiencia en 2003, en la segunda marcha contra la invasión de Iraq. Al verme, un grupo de jóvenes creo que de la UAM, devotos del comandante Fidel Castro, y al tanto de que yo había presentado el libro de Huber Matos, el revolucionario al que se acusó de "traición a la patria" y que se pasó casi treinta años en la cárcel, comenzaron con su rosario de insultos, felices con su intolerancia. El razonamiento más conspicuo fue "¡Mierda!", aderezado con la bisutería homofóbica de la izquierda más tradicional. No conozco a esos jóvenes pero los imagino tomando en este mismo instante el Cuartel Moncada.
-¿Cuántos versículos de la Biblia memorizó?
-Los suficientes como para que al leer en la secundaria un relato de Mark Twain (aquél donde aparece un personaje que sufre un debilitamiento mental luego de memorizar quinientos versículos) me dominase un miedo pavoroso, el mismo que desde entonces me ha impedido llevar la cuenta.
-En su autobiografía apuntó: "Me correspondió nacer del lado de las minorías", ¿considera que aún es parte de alguna minoría? ¿Cuál?
-Cuando escribí esa frase me refería necesariamente a la minoría protestante. Ahora pertenezco a varias minorías, que ya apunté en la respuesta a una de sus preguntas.

El modelo vietnamita

El modelo vietnamita/Jorge Castañeda
Publicado en EL PAÍS (www.elpais.com) , 18/08/08;
Hace unas semanas, el flamante Emerging Markets Forum, dirigido por Harinder Kohli y The Centennial Group, una especie de Davos de los mercados emergentes, organizó una reunión de alto nivel en Hanoi, después de haber hecho lo mismo en España, en Uruguay y en Marruecos. Dicha reunión permitió a varios participantes, incluyendo al que escribe, formarse una idea, sin duda inicial y superficial, pero no por ello menos fascinante, del “modelo vietnamita”. Se trata, como es bien sabido, de la combinación de un férreo régimen de partido único, en el clásico estilo socialista (que va desde el mausoleo de Ho Chi Minh, idéntico a los de Lenin y Mao, hasta una prensa acrítica, oficial, y propagandista) con una economía de mercado casi salvaje, apenas regulada, pero tan boyante que le ha brindado al país casi 15 años de un crecimiento anual del 8%, y más de 18.000 millones dólares de inversión extranjera el año pasado, uno de los montos más altos del mundo con relación al PIB.
Es cierto que actualmente la economía de Vietnam atraviesa por zonas de turbulencia -un repunte inflacionario, quizá un cierto aletargamiento- pero, de todas maneras, su desempeño a lo largo de los últimos 15 años es impresionante. A ello se debe que, junto con la perpetuación en el poder del Partido Comunista, el país sea percibido por varias otras naciones que hoy se encuentran en una situación semejante a la de Vietnam hace 20 años, como un modelo digno de emular. Huelga decir que la nación más tentada por este esquema es Cuba.
Se ha mencionado repetidamente a lo largo de los últimos años que quien condujo siempre la antigua y estrecha relación de la isla con Hanoi fue Raúl Castro. Se sabe también que volvió muy entusiasmado con lo que vio, en Vietnam, durante su viaje a aquel país para asistir en abril de 2005 a los festejos conmemorativos del 30º aniversario de la toma de Saigón por los tanques del general Giap y los guerrilleros del Vietcong. Entusiasmo, por cierto, que contrasta con la reacción del hermano mayor de Raúl, quien supuestamente lamentó que los vietnamitas se hubieran vuelto revisionistas y partidarios del capitalismo. Y sobre todo es casi una perogrullada afirmar que Vietnam constituye un ejemplo mucho más adecuado y viable para Cuba que China -una analogía imposible- para salir del atolladero en el que se encuentra.
Pero el esquema vietnamita representa igualmente una opción atractiva para aquellos Gobiernos que buscan hacer negocios con La Habana y normalizar sus relaciones con ella, sin correr los riesgos que podrían implicar una exigencia de democratización: un éxodo migratorio masivo o un enfrentamiento directo. Así, reformas económicas con altos niveles de crecimiento en el horizonte, aunado a un control político total del poder y de la estabilidad por parte de las Fuerzas Armadas y del Partido Comunista, parecería ser la mezcla ideal anhelada por Raúl Castro y muchos de sus amigos y aliados, hipotéticos o reales, para la isla: he allí la tentación vietnamita.
Por desgracia, incluso un sobrevuelo breve y distante de la experiencia de Vietnam sugiere que la emulación cubana consiste probablemente en un sueño guajiro. Habría muchos factores que explicaran por qué, pero como prenda basten tres botones. En primer lugar, la sociedad vietnamita constituye un conglomerado mucho más jerarquizado, homogéneo y aislado del resto del mundo que la cubana; el país ha derrotado lo que denomina cinco ataques imperiales a lo largo de los siglos (los mongoles, los Han, de China, Francia, Estados Unidos, y de nuevo, los chinos de la República Popular), gracias a su disciplina y su sentido de sacrificio absolutamente inverosímiles.
Contrario senso, y quizá para bien, la sociedad cubana reviste exactamente los rasgos opuestos: la diversidad, el caos, el calor humano y la hospitalidad, la práctica perenne de “resolver”, y su coexistencia más o menos pacífica, durante mucho más tiempo que sus vecinos, con tres manifestaciones de dominio externo, a saber: España durante el siglo XIX, EE UU hasta 1959, y la URSS durante los siguientes 30 años. Todo ello nos conduce al segundo factor.
En Vietnam se ha consolidado la propiedad privada a lo largo y ancho de la economía. Abarca la tierra, la vivienda, los negocios pequeños y grandes, los millones de motonetas, y las decenas de millones de teléfonos celulares; en Cuba prácticamente no existe. Debido a los rasgos culturales anteriormente descritos, el pueblo vietnamita parece haber aceptado un intercambio que otros pueblos no tolerarían: el libre acceso a la propiedad privada, a múltiples bienes de consumo, y a una prosperidad relativa, sin ningún acceso a ninguna libertad de ningún tipo. A algunos cubanos quizá también les agradaría este quid pro quo, pero a muchos más tal vez no, razón por la cual, por lo menos a lo largo de los últimos dos años, Raúl Castro no se ha atrevido a permitir la propiedad privada de casi nada, por temor a perder el control del proceso sucesorio. Acaba de ofrecerle a los cubanos la oportunidad de volver al campo y recibir pequeñas extensiones de tierra en usufructo por 10 años; tierras que no pueden poseer, vender, alquilar o hipotecar. Veremos si esto seduce a alguien. Sí seduciría a muchos la plena propiedad de su casa, pequeños negocios, tierras, o un acceso generalizado a las comunicaciones, ya que tal vez decidirían conversar interminablemente con otros cubanos y venderles sus bienes a otros cubanos, también: los que residen del otro lado del estrecho de Florida.
Se trata, por supuesto, del tercer factor, y no es despreciable. La población de Vietnam alcanza 85 millones de habitantes; dos millones y medio de vietnamitas se hallan fuera de su país, muchos en EE UU, pero muchos otros repartidos por todo el mundo. Algunos quieren volver, otros no; a algunos se les permite la adquisición de propiedades en su patria anterior, a otros no; pero no representan un elemento significativo de la ecuación económica, política o internacional de su país.
En cambio, existe aproximadamente un millón y medio de cubanos en el exilio, casi todos ellos concentrados en Miami, a 150 kilómetros de La Habana; representan casi el 15% de la población cubana total, y mantienen vínculos notablemente cercanos con sus familiares en la isla, a pesar de medio siglo de dificultades y obstáculos en materia de viajes, remesas y comunicaciones.
Este exilio cubano jamás obtendrá la satisfacción de haber derrocado a Fidel Castro, pero muy posiblemente pueda disfrutar de la oportunidad de comprar un tajo considerable de su legado. Impedírselo por la fuerza probablemente resulte imposible; convencerlo por las buenas de que desista de hacerlo, o persuadir a los cubanos de la isla de no vender sus propiedades hipotéticamente recién adquiridas, también se antoja improbable. Por tanto, si Cuba persiste en seguir el camino de Vietnam, cambiando para seguir igual, quizá acabe en el peor de todos los mundos posibles: sin una verdadera economía de mercado nacional, y sin un sistema político democrático.

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