2 nov 2008

La peor calificación de Bush

Según un sondeo publicado el viernes por The New York Times y CBS News, el índice de favorabilidad del presidente republicano es de sólo el 22 por ciento. "No se veía algo así desde los tiempos de Harry Truman en 1952", explicó el rotativo.
Pero la cosa es aun peor para Bush. Su impopularidad es incluso más baja que la de Richard Nixon en pleno escándalo de Watergate, a mediados de los 70. Refleja la pésima gestión de un presidente que el próximo 20 de enero le entregará un país alicaído a Barack Obama o John McCain, que este martes se enfrentan en unas elecciones históricas.
En Irak el balance no es más favorable; el balance, a la fecha, son más de 4,000 soldados muertos, 30,000 heridos y el desembolso de un billón de dólares (un millón de millones).
Lo curioso del asunto, sin embargo, es que al Presidente no parece preocuparle en exceso ese legado. Un blog de The New York Times recordaba el viernes que,cuando el periodista Bob Woodward le preguntó cómo cree que será juzgado por la historia, el Presidente le contestó: "¿La historia? No sabemos. Para entonces todos estaremos muertos".

Obama arriba

En busca desesperada de la seriedad/Paul Krugman
Publicado en El País Semanal 02/11/2008;
Es posible que todos los sondeos y opiniones generalizadas se equivoquen, y que John McCain, inesperadamente, gane. Ahora bien, en estos momentos da la impresión de que el triunfo demócrata es inevitable: una victoria sólida, tal vez incluso aplastante, de Barack Obama; gran aumento del número de escaños demócratas en el Senado, tal vez incluso suficientes para darles una mayoría a prueba de bloqueos parlamentarios, y también un amplio avance demócrata en la Cámara de Representantes.
Hace sólo seis semanas los resultados parecían ajustados e incluso levemente favorables a McCain. El momento decisivo de la campaña se vivió a mediados de septiembre, coincidiendo con la repentina intensificación de la crisis financiera tras la bancarrota de Lehman Brothers.
Pero ¿por qué la crisis económica y financiera ha beneficiado de una forma tan abrumadora a los demócratas?
Con todo el tiempo que he dedicado a presentar argumentos contra el dogma económico conservador, me gustaría creer que la mala situación convenció a muchos estadounidenses, por fin, de que las ideas económicas de la derecha son erróneas y las ideas progresistas son las acertadas. Y no cabe duda de que hay algo de eso. Hoy, cuando incluso el propio Alan Greenspan reconoce que se equivocó al creer que el sector financiero podía autorregularse, la retórica reaganesca sobre la magia del mercado y los males de la intervención del Gobierno resulta ridícula.
Además, McCain parece asombrosamente incapaz de hablar sobre economía como si fuera un asunto serio. Ha tratado de responsabilizar de la crisis a su culpable favorito, las asignaciones presupuestarias especiales del Congreso, una afirmación que deja atónitos a los economistas. Inmediatamente después de la quiebra de Lehman, McCain declaró: "Los cimientos de nuestra economía son sólidos", por lo visto sin saber que estaba repitiendo casi al pie de la letra lo que dijo Herbert Hoover después de la crisis de 1929.
No obstante, sospecho que la razón fundamental del espectacular giro en las encuestas es algo menos concreto y más etéreo que el hecho de que los acontecimientos hayan desacreditado al fundamentalismo del libre mercado. En mi opinión, a medida que la situación económica ha ido oscureciéndose, los estadounidenses han redescubierto la virtud de la seriedad. Y eso ha beneficiado a Obama, porque su rival ha llevado a cabo una campaña tremendamente poco seria.
Piensen en los temas que han centrado la campaña de McCain hasta ahora. McCain nos recuerda, una y otra vez, que es un heterodoxo, pero ¿qué significa eso? Su heterodoxia parece definirse como un rasgo independiente de su personalidad, no vinculado a ninguna objeción concreta contra la manera de gobernar el país durante los últimos ocho años.
Por otro lado, ha criticado a Obama diciendo que es un "famoso", pero sin explicar en concreto qué tiene eso de malo; se da por supuesto que las estrellas de Hollywood tienen que caernos mal.
Y es evidente que la elección de Sarah Palin como candidata republicana a la vicepresidencia no tuvo nada que ver con sus conocimientos ni sus posturas; fue por lo que era, o lo que parecía ser. Se suponía que los estadounidenses debían identificarse con una hockey mom parecida a ellos.
En cierto sentido, es comprensible que McCain haga campaña apoyándose en nimiedades; al fin y al cabo, en otras ocasiones ha funcionado. El caso más notable fue el del presidente Bush, que si logró colocarse a un paso de la Casa Blanca y que todo dependiera de una cuestión de papeletas mariposa y perforaciones mal hechas fue sólo porque gran parte de los medios, en vez de prestar atención a las propuestas políticas de los candidatos, se centraron en sus personalidades: Bush era un tipo simpático con el que uno podía tomarse una cerveza, mientras que Al Gore era un tieso sabelotodo; y eso era lo importante, no ese lío de los impuestos y la Seguridad Social. Y seamos francos: hace seis semanas parecía que la atención de McCain a las nimiedades estaba dándole buenos resultados.
Pero eso era antes de que la perspectiva de una segunda Gran Depresión captara la atención de la gente.
La campaña de Obama no ha estado tampoco libre de tonterías; en sus primeras fases estaba llena de un vago optimismo. Pero el Barack Obama que ven los votantes hoy es un hombre sereno, tranquilo, intelectual y enterado, capaz de hablar sobre la crisis financiera con una coherencia que McCain no tiene. Y, cuando parece que el mundo se viene abajo, uno no recurre a un tipo con el que le gustaría tomarse una cerveza, sino a alguien que quizá sepa realmente cómo arreglar la situación.
La reacción de la campaña de McCain al ver que disminuyen sus posibilidades de victoria ha sido significativa: en vez de argumentar que McCain está más preparado para hacer frente a la crisis económica ha hecho todo lo posible para volver a frivolizar las cosas. ¡Obama se junta con radicales de los años sesenta! ¡Es un socialista! ¡No ama a Estados Unidos! A juzgar por las encuestas, no parece que esté sirviendo de nada.
¿Persistirá la nueva exigencia de seriedad del país? Quizá no; ¿se acuerdan de que se suponía que con el 11-S iban a acabarse las frivolidades? Pero, de momento, parece que los votantes sí están interesados por los temas que de verdad son importantes. Y eso es malo para McCain y para los conservadores en general: en estos momentos, para parafrasear al cómico Rob Corddry, la realidad es claramente progresista. -

El fin de la era Bush

Bush o los años del caos
El crédito internacional del Tío Sam está en suspenso. Otros países le ven como una amenaza
Juan Jesús Aznarez,

El Pais Semanal, 02/11/2008;
Hace siete años, sobre las ruinas de las Torres Gemelas, el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, enumeró las dos opciones de Estados Unidos: cambiar su estilo de vida u obligar a los terroristas a renunciar al suyo. El halcón acometió la segunda, explicitada en el memorando de objetivos de Douglas J. Feith, estratega del Pentágono: "Transformar Oriente Próximo y al mundo del islam". La transformación ocurrió, pero no en la dirección apetecida. Los cruzados de George W. Bush y Dick Cheney, jaleados por fundamentalistas protestantes con acceso a la Casa Blanca, conquistaron Bagdad y sus pozos petroleros y redujeron a cenizas las estructuras políticas, militares y estatales de Sadam Husein.
Cuando quisieron sustituirlas por una institucionalidad plural y amiga, que irradiara democracia en una región ajena a ella, no supieron hacerlo porque habían desembarcado en tierras culturalmente extrañas, con impaciencia, sin la preparación adecuada. Los progresos en Irak son reversibles, anticipa el Pentágono.
Las sangre y los balazos, el bombardeo de bodas y tertulias durante el fuego cruzado entre marines y terroristas o insurgentes, tienen sus consecuencias. La mayoría de los árabes, hasta el 88% en algunos sondeos, cree que los marines no son liberadores, sino aliados de los judíos, ocupantes del sagrado suelo de Mahoma o ladrones de yacimientos de crudo. La guerra preventiva de Bush, ejecutada sin pedagogía previa, permitió a los yihadistas tocar a rebato contra el perro americano. La invasión del país árabe se acometió con errores, y el coste en vidas y riquezas fue superior al previsto, según ha admitido la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Las políticas de Estados Unidos han pasado factura incluso a sociedades afines: el 89% de los franceses, el 83% de los canadienses o el 74% de los británicos creen que ejecuta esas políticas ignorando los intereses de terceros, según datos del Centro de Investigación Pew.
Cerca del 60% de los europeos rechaza el liderazgo norteamericano. Y 33 países, de los 47 consultados por el centro Pew, niega su concepto de democracia. "El mundo necesita democracia, pero no lo que aquí llaman democracia, porque en el léxico político norteamericano quiere decir sometimiento", según Miguel D'Escoto, activo promotor de una reforma de Naciones Unidas. "Está bonito que se reúnan el G-8 o el G-20, pero nosotros aquí venimos a imponer la decisión del G-192 (Asamblea General de la ONU) porque eso es la democracia: la decisión de la mayoría, y no de una minoría".
Independientemente de las polémicas sobre la democracia americana, el 11-S fue la catarsis del volantazo de Bush. Pero la impopularidad de su Administración había comenzado antes, a lo largo de los primeros ocho meses de su mandato, con el desprecio que mostró por el cambio climático, el abandono del Protocolo de Kioto, el rechazo de Tribunal Penal Internacional o el progresivo distanciamiento de Washington de las iniciativas antibalísticas y antinucleares.
Al Qaeda aprovechó el caos para extenderse a bombazos por Irak, Afganistán, Pakistán e incluso Europa, y para poner de manifiesto los límites o los fracasos de la guerra global de Estados Unidos contra el terrorismo. La catastrófica caída del crédito norteamericano permanece en suspenso a la espera del desenlace de la disputa electoral entre dos candidatos muy diferentes en su enfoque de la diplomacia. La vaguedad de las alusiones de McCain al multilateralismo le han restado credibilidad, pues parece invocarlo con la pistola en la sobaquera. La carrera del republicano, ferviente defensor de la invasión de Irak antes de producirse y de mantener la ocupación militar durante decenios si hace falta, no se ha caracterizado por su apego a la diplomacia. Contrariamente, parece incubar cierta aversión hacia la herramienta más preciosa del multilateralismo. "Bomb, bomb, bomb, bomb Irán", cantó durante una concentración. Frecuentemente imprevisible, en ocasiones hacia el lado de la moderación y en otras hacia el extremismo, esas coplas y otros exabruptos han sido percibidos en campaña como emitidos por un ultra.
"No es que Bush no haya tratado de agrupar a otras naciones en la persecución de sus metas. Seguramente lo ha hecho", resume Richard N. Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, en un artículo publicado en Foreign Affairs. "Pero lo ha hecho de una manera que ha llevado a otros países a pensar que Estados Unidos es una amenaza para sus intereses nacionales". -

Bruce Riedel

Ricard González ENTREVISTA a BRUCE RIEDEL, ASESOR DE OBAMA.
Publicado en el portla de El Mundos; domingo 02/11/2008 18:28 (CET)
A pesar de haber hecho del cambio en Washington su 'mantra' personal, Barack Obama sabe que debe contar con el apoyo de aquellos que han trabajado en la Administración pública durante las últimas décadas. Entre ellos, Bruce Riedel, que se retiró de la CIA en 2006 después de casi 30 años de servicio y con un premio honorífico del Departamento de Estado. Una de sus áreas de especialización es Pakistán, por lo que su conexión con la campaña de Obama estas semanas es realmente fluida.
-¿Cuál es su evaluación del proceso de transición democrática en Pakistán?
-El país está atravesando un proceso complejo y difícil. Ya ha transitado este camino tres veces anteriormente y todas ellas acabaron en una dictadura militar. El país sufre una crisis económica severa, además de los golpes de una poderosa insurgencia en las zonas tribales. Y al igual que en el pasado, el Gobierno es inestable y no controla al Ejército ni a los servicios secretos.
-¿Hay pues alguna razón para el optimismo?
-Sí, los principales actores internacionales, como EEUU, Arabia Saudí e incluso la India y China, están interesados en el éxito de este Gobierno porque temen que Pakistán se convierta en un estado fracasado que perjudique su propia estabilidad.
-¿Cuáles han sido los principales errores de la política estadounidense hacia Pakistán?
-El principal ha sido poner todos los huevos en la cesta de Pervez Musharraf, un dictador que incumplió sus promesas y rompió el Estado de derecho y la sociedad civil. Eso no ha sido precisamente de ayuda para el país en su lucha contra el extremismo islámico de Al Qaeda y los talibanes.
-¿Qué oportunidades proporciona en la lucha antiterrorista la
elección de Asif Ali Zardari como presidente?
-Zardari es un líder político astuto que ha visto a su mujer morir por la causa de un Pakistán democrático y un islam moderado y tolerante. Ya en su discurso inaugural, incidió en un punto clave para el éxito de la lucha contra el extremismo: Pakistán no participa en ésta por por el bien de EEUU, como piensa la mayoría de la población, sino del propio país. Es fundamental que Zardari cambie este punto de vista entre los ciudadanos paquistaníes. El papel del presidente no es nada fácil, porque debe satisfacer a la vez a la calle y a EEUU.
-George W. Bush ha autorizado en las últimas semanas incursiones terrestres del Ejército de EEUU en Pakistán. ¿Cree que estas acciones son legítimas?
-Sí, pero sólo en una situación excepcional. Por ejemplo, si se tiene concimiento del paradero de algún líder de Al Qaeda y el Gobierno paquistaní se resiste a actuar. Hay que entender que no existe una salida unilateral al problema en las zonas tribales. La colaboración con Islamabad es imprescindible y estas incursiones la perjudican enormemente.
-¿Qué diferencia a
John McCain y Barack Obama respecto a Pakistán?
-El senador McCain fue un firme defensor de la política de Bush de apoyo total a Musharraf. Obama, en cambio, hace ya dos años llamó a un cambio de relación con Pakistán que no estuviera basada sólo en Musharraf y en la ayuda militar, sino en las fuerzas democráticas paquistaníes. Por ejemplo, los senadores Obama y
Joe Biden patrocinaron una ley en discusión en el Senado que triplica la ayuda económica a Pakistán, que ascendería a más de 10.000 millones de euros para la próxima década. Por tanto, una presidencia de Obama traería un cambio sustancial en la política de EEUU hacia Pakistán.
-La Administración Bush acusó al ISI, los servicios secretos paquistaníes, de estar detrás del

atentado contra la embajada india en Afganistán. ¿Lo cree posible?
-No sé si las acusaciones son ciertas, pero está claro que el juego del Ejército paquistaní en Cachemira y Afganistán es complejo y mantiene contactos con grupos extremistas. El nuevo presidente debe dejar muy claro al Ejército que este doble juego se debe terminar. Pakistán es el país más peligroso del mundo y su estabilidad crucial, por la existencia en su suelo de bases de Al Qaeda, de armas nucleares, y de un vacilante proceso de democratización con resonancias en el conjunto del mundo musulmán.
-¿Existe realmente el peligro que Pakistán caiga bajo la órbita de los extremistas islámicos?
-No a corto plazo; los islamistas sacaron un resultado muy malo en las últimas elecciones. Pero a largo plazo, si Pakistán no es capaz de desarrollar una sociedad civil y un Estado de derecho fuertes, la alternativa islamista radical puede volverse muy real.

Refundación del imperio

La refundación del imperio/JUAN JESÚS AZNÁREZ
Publicado en El País Semanal (www.elpais.com) 02/11/2008;
Hace poco más de cinco años, cuando los halcones de la Casa Blanca ultimaban la invasión de Irak, Barack Obama participó en un mitin contra la guerra. Sus palabras ante las 2.000 personas
reunidas en la Plaza Federal de Chicago fueron proféticas. Tras invocar el alistamiento militar de su abuelo al día siguiente del bombardeo de Pearl Harbor (1941), y el suyo propio si así evitara un atentado como el que demolió las Torres Gemelas de Nueva York, el candidato demócrata denunció ante los concentrados que la intervención norteamericana en Irak era apasionada y apresurada, apegada a la política y no a los principios. Incluso si Estados Unidos tiene éxito, será necesaria una larga ocupación, con un costo y unas consecuencias imprevisibles, dijo entonces. "Sé que una invasión sin motivos claros y sin un amplio apoyo internacional empeorará el conflicto en Oriente Próximo, provocará que el mundo árabe siga sus peores, y no sus mejores, instintos y reforzará la capacidad de Al Qaeda de captar reclutas".
Nadie le hizo caso. Y un año después, el candidato favorito en todas las encuestas, el nuevo presidente de Estados Unidos si aciertan, viajó a Irak acompañado por dos senadores y su asesor en política exterior, Mark Lippert. Se reunió con los mandos de las tropas desplegadas en el país árabe, conversó con los corresponsales atrincherados en la Zona Verde y escuchó las detonaciones de los morteros mientras seguía por satélite el partido de los Redskins, el club de Washington en la liga del fútbol americano. El día anterior, cinco marines murieron en una emboscada, y un general confesó al curioso senador de Illinois que por tres dólares un niño podía colocar una bomba. Durante su posterior reunión con miembros del Gobierno interino iraquí, observó que sonreían mucho, pero los ojos de los políticos a las órdenes de Washington no transmitían emoción alguna. Todo era lúgubre y sombrío. Poco antes de regresar a Estados Unidos, Mark Lippert preguntó a un veterano oficial qué debía hacer Estados Unidos para mejorar la situación en Irak. "Marcharnos", fue la respuesta, según revela el propio Obama en su libro La audacia de la esperanza.
Los marines siguen en Irak y el candidato demócrata desea su pronta salida. Para conseguirlo, deberá ganar las históricas elecciones del próximo martes y levantar la deteriorada imagen de su país en el mundo. Durante los ocho años de administración de George Bush han sucedido muchas cosas, pero pocas buenas. Satélites de Estados Unidos orbitan el planeta, 761 bases del Pentágono en 151 países lo circunvalan, la hamburguesa es imbatible en Papúa Nueva Guinea y nadie puede acercarse al poderío de una economía con trillones suficientes para curar el sida, librar varias guerras a la vez y aterrizar en Marte. Pero el imperio acusa fatiga y descrédito: perdió aliados durante su cruzada contra el terrorismo; gastará 700.000 millones de dólares contra la recesión, igual millonada en la manutención de sus legiones en Irak y Afganistán; y la factura anual de su dependencia energética ronda los 450.000 millones de dólares.
La potencia despilfarró buena parte de su reputación al batirse a solas en varios frentes, porque sola se metió en ellos, y experimenta una cierta sensación de orfandad. Bush inauguró su presidencia con el peor atentado de la historia y la termina con el descalabro económico más grave desde la Gran Depresión de 1929. El ranchero de Tejas se marcha pulverizado por la crisis económica y las ansias de cambio, rechazado por el 73% de sus compatriotas, según la empresa de sondeos Gallup, y sin haber sabido adaptarse a un mundo progresivamente refractario al unilateralismo, globalizado, imposible de entender en blanco y negro. Aunque la fuerza de Estados Unidos sigue siendo descomunal, no puede afrontar en solitario los complejos desafíos del siglo en curso.
"El mundo ha sido diseñado por Estados Unidos desde el final de la II Guerra Mundial, pero entra en un periodo de cambio multipolar", precisa el periodista especializado en relaciones internacionales Fareed Zakaria en su libro The Post American World. El poder de dictar y ser obedecido declinó, y si hubiera que datar el comienzo de la inflexión descendente, el 11 de septiembre del 2001 sería una buena fecha. Cuando el terrorismo acabó con las Torres Gemelas de Nueva York, el arsenal del imperio se puso en marcha con la delicadeza de un elefante en una cacharrería. Al grito de democracia y libertad, pateó puertas e instituciones, ignoró las recomendaciones de la ONU y marchó a la carga arrasando la verdad y las conciencias. Sadam Husein fue ahorcado, y la misión liberadora parecía factible, pero no lo fue.
Una rotación de 895.000 soldados no ha aplastado la insurgencia ni garantizado una normalización improbable a corto plazo. La enmarañada situación geopolítica del país y el sectarismo se mezclan con el desquiciamiento asociado a las decenas de miles de muertos civiles, los 3,5 millones de refugiados o desplazados, y la diáspora de médicos, maestros, abogados y profesionales formados. A partir de Irak y del engaño de las armas de destrucción masiva, todo fueron tropiezos en la guerra global contra el terror: el enfriamiento de relaciones con importantes socios de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), el caudal de muertos en la antigua Mesopotamia, la insurgencia talibán desde un Pakistán asilvestrado, las ínfulas nucleares de Irán, las tensiones con Rusia y Siria o la urticaria venezolana.
Las barbaridades cometidas en Guantánamo y Abu Ghraib minaron la autoridad moral de EE UU, y una calamidad sobrevoló el resto: el progresivo aislamiento del césar. "Definitivamente, los americanos no estamos contentos con nuestra mala reputación. Hemos sufrido un enfermizo espasmo de unilateralismo y soberbia. Guantánamo y las alegaciones de torturas tienen parte de la culpa", según Robert Kagan, asesor del partido republicano en política exterior.
El ganador de este martes -Barack Obama o John McCain- afrontará retos enormes en su tortuoso camino hacia la recuperación del crédito: primero deberá cerrar Guantánamo y proscribir la tortura, y después reconducir las alianzas y prioridades de un país sobrado de ideas y de recursos, capaz de integrar en casa culturas y razas diversas, pero acechado por enemigos jurados y un terrorismo escurridizo y potencialmente devastador. Irak, Irán, Afganistán y Pakistán son un quebradero de cabeza, y pueden serlo también Somalia, Sudán, Zimbabue y el Congo. Paralelamente, poderes emergentes, aunque comparativamente pequeños -China o India, entre ellos- le disputan mercados, cancillerías e influencia política. Los imperios nunca afrontan problemas menores.
Un intenso dinamismo mundial aguarda al nuevo inquilino de la Casa Blanca. Aunque Pekín colabora con Washington en la desnuclearización de Corea del Norte, rivaliza en otros ámbitos; Rusia añora pasados esplendores; Bolivia es un polvorín y en Cuba puede haber cambios. Algunas de las transformaciones detonadas por la desordenada irrupción en Irak son peligrosas: los nuevos cismas islamistas nutren la guerra santa de Bin Laden, que sueña con megatones y el extermino del infiel, y el sometimiento del oficialismo suní facilitó el despliegue chií por el golfo Pérsico; también se activaron las esperanzas del independentismo kurdo, con millones de nacionalistas en Turquía, Siria, Irán e Irak.
"No puedo imaginar lo que tiene que ser llegar de nuevas y tener que lidiar con todo esto", comentó Bush refiriéndose al legado que deja a su sucesor, según una filtración publicada por The New York Times. McCain, compañero de partido, lo imagina bien porque a la administración saliente "se les fueron las cosas de las manos". La complejidad de la agenda del próximo presidente sólo es comparable a la asumida por el demócrata Franklin Delano Roosevelt (1933-1945) en 1933, con el New Deal (nuevo trato) como eje. Sus primeros cien días se desarrollaron con el país hundido en un abismo económico. Prometió la prosperidad doméstica y la supremacía norteamericana en el mundo, y fue a por ellas. Para lograrla combatió en Europa y Asia contra el fascismo, Hitler y el expansionismo japonés. Más de medio siglo después se le recuerda en la orla de los próceres nacionales.
El maltrecho crédito norteamericano permanece a la espera del desenlace de la disputa electoral entre dos candidatos muy diferentes en su enfoque de la diplomacia: el republicano McCain, de 72 años, miembro de una dinastía militar, a veces paloma y a veces halcón en su larga trayectoria política, sugirió atacar a Corea del Norte incluso con la oposición del Corea del Sur. Recientemente, sin embargo, retomó el valor de la diplomacia y pide "escuchar a nuestros aliados. No podemos hacer todo lo que queramos". El ex piloto de la guerra de Vietnam no aporta grandes novedades en política exterior, si acaso su convocatoria a una Liga de Democracias, casi rivalizando con la ONU, y de improbable aceptación internacional por tanto.
Barack Obama, de 47 años, el carismático senador que encandiló al mundo prometiendo escuchar, convencer y entender la diferencia, representa el cambio. De ser cierto y factible lo prometido, el mundo asistirá al nacimiento de una nueva y esperanzadora manera de hacer política y resolver crisis internacionales. Licenciado en Derecho por Harvard, lamenta los fallos en que frecuentemente ha incurrido la política exterior estadounidense por haberse fundamentado en supuestos erróneos: ha ignorado las aspiraciones legítimas de otros pueblos, minado la credibilidad norteamericana y hecho del mundo un lugar más peligroso. El demócrata ofrece enmendar el rumbo de Bush y su valido Cheney, que resucitaron políticas no vistas desde la guerra fría.
La nueva Administración heredará el 20 de enero de 2009 un ejército con más potencia de fuego que la suma de los ocho siguientes, pero también un país sacudido por fortísimas turbulencias: una crisis financiera susceptible de precipitarle en la recesión con pérdidas de millones de empleos; la necesidad de importar el 60% del crudo que consume; y conflictos de enrevesado formato: difusos y bíblicos en Oriente Próximo, a punto de cocción en países institucionalmente frágiles, y religiosos o étnicos en África, Europa o Asia. Pocas de esas crisis son solucionables a cañonazos. La pasada semana, el parlamento paquistaní alertó sobre la futilidad de los bombardeos norteamericanos en las zonas tribales con refugios talibanes si la diplomacia no cierra filas con el islam moderado en la lucha por pacificar el avispero afgano-paquistaní.
Estados Unidos tiene que recuperar habilidad e influencia si desea volver a ser un líder respetado y un catalizador de valores, según un informe del Instituto de Estudios Diplomáticos de la Universidad Georgetown. Que lo consiga dependerá de tres factores: el impacto de las fuerzas desencadenadas por la globalización sobre la economía y las políticas norteamericanas, la redistribución del poder global entre los nuevos poderes, estatales o no, y los costes ambientales de la prosperidad económica y sus consecuencias en la salud. El segundo factor, según el informe, depende de las lecciones que las élites de EE UU puedan extraer de los complejos conflictos de Irak y Oriente Próximo; y el tercero, de la habilidad de su sistema político para construir un centro de decisión bipartidista, neutralizador de las guerras entre republicanos y demócratas en las tomas de decisión en política exterior.
El replanteamiento es imprescindible porque las mutaciones internacionales son profundas. La capacidad de Estados Unidos para influir en las decisiones de Rusia, China, India, Japón, Corea del Sur o Turquía ha disminuido porque las naciones buscan su propio rumbo, según el grupo que redactó el informe, compuesto por académicos y políticos. "La política exterior norteamericana será progresivamente difícil en una era en la que los poderes principales (Europa entre ellos) están con nosotros en algunos asuntos y contra nosotros en otros". Contra Washington están los gobiernos y sociedades convencidas de que la subordinación de la fuerza política a la militar en la lucha contra el terrorismo, en lugar de debilitarlo, lo expandió a través de inquinas y grupos relativamente pequeños y de funcionamiento autónomo. "El mundo contemporáneo es más complejo que el de la Guerra Fría", afirma el informe de la Georgetown.
Para administrarlo con equidad, el ex canciller nicaragüense Miguel D'Escoto, presidente de la Asamblea General de la ONU, invoca al diálogo y la moral, aunque no cree que la nueva Administración estadounidense vaya a aplicarlas. "El hombre es un animal de costumbres y cuando se ha acostumbrado a la mentalidad de dueño (EE UU) es muy difícil hacerlo cambiar, pero tiene que cambiar. El mundo no aguanta más ese comportamiento", dice en su despacho de Nueva York. La crisis no es tanto económica o política como ética, según D'Escoto. "Y aquí si hablas de justicia social y de normas ético-morales en el comercio mundial, la respuesta tradicional es 'business es business', o sea, el lucro, sin normas morales".
Pero al igual que la salvación de los negocios aconsejó a Bush aceptar, a regañadientes, la convocatoria de una conferencia mundial sobre la regulación de los sistemas financieros globales, el próximo día 15 en Washington, algunos analistas proponen otra conferencia sobre la nueva orientación del liderazgo norteamericano para la solución de conflictos internacionales. "¿Qué le aconsejaría al próximo presidente de Estados Unidos?", preguntaron a Zbigniew Brzezinski (1928), ex asesor de Seguridad Nacional con Jimmy Carter (presidente de 1977 a1981) y analista del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales. "Yo le diría que acometa la crisis de credibilidad que observamos en el mundo sobre nuestro liderazgo. Debe consultar a los aliados, no actuar unilateralmente". El mundo necesita de unos Estados Unidos en forma porque los fracasos de la locomotora mundial benefician a pocos. Dos ejemplos: el fiasco iraquí complicó las relaciones de EE UU con los vecinos del país ocupado, Turquía entre ellos; y las hipotecas basura de Wall Street desangraron los mercados globales. Si la Bolsa de Nueva York acumuló pérdidas del 25% en tres meses, en la alemana alcanzaron el 28%, en la china el 30%, en la japonesa el 37%, en la brasileña el 41%, y en la rusa el 61%.
Barack Obama propondrá un nuevo consenso internacional contra las redes terroristas, apoyadas a veces por Estados cómplices, y previsiblemente conversaciones directas entre Washington y sus enemigos. Pero nadie debe esperar bajo su eventual mandato movimientos radicales o una renuncia de EE UU al empleo de su arsenal en solitario.
La guerra preventiva de Bush careció de una estrategia que el mundo pudiera entender, y recordó los errores de Vietnam, según Obama. Nació sin la legitimidad requerida por la empresa y perdió adeptos incluso entre los gobiernos que aportaron tropas, que no pudieron sostener ante sus sociedades una campaña de objetivos poco claros y empapada en sangre y destrucción. Como ocurrió en el caso de España, que retiró a sus tropas. "La Casa Blanca se sintió engañada cuando Bono (José Bono, ex ministro de Defensa) prometió que todo se haría coordinadamente, y también le pareció intolerable que el presidente español (Rodríguez Zapatero) pidiera a los otros países de la coalición que la abandonaran. Eso no gustó ni a los demócratas", según recuerda un observador europeo.
Barack Obama propugna coaliciones como la promovida por George H. W. Bush en 1991 para expulsar a Irak de Kuwait. La argamasa de aquella fue el mantenimiento del orden mundial, mientras que la espoleta de la forzada en la reciente invasión de Irak fue la seguridad nacional, el temor a nuevos ataques terroristas. El candidato demócrata es un rupturista made in USA, nada aventurero en sus propuestas: aboga por la progresiva retirada de las tropas de combate de Irak, dejando un gobierno amigo, o al menos no enemigo, y batallones de seguridad y adiestramiento. "¿Estamos decididos a usar la fuerza siempre que un régimen despótico aterrorice a su pueblo? Y si es así, ¿cuánto tiempo nos quedamos allí para que la democracia eche raíces?", se pregunta.
Poco amigo de soluciones militares, se pronunció contra las armas nucleares y a favor de un mano a mano con Hugo Chávez, Kim Jong Il o Mahmoud Ahmadineyad sobre distensión y reactores nucleares, o sobre el enriquecimiento de uranio de Teherán y su apoyo a Hamás y Hezbolá. Nicholas Burns, subsecretario de Estado para asuntos extranjeros hasta su jubilación en abril, compara en Newsweek las diferencias de este nuevo método con las directrices aplicadas hasta ahora. "Nunca me permitieron entrevistarme con un iraní", explica en referencia a sus tres años de destino diplomático en Irán bajo Bush.
El poder de la negociación seduce a Obama, un hombre dispuesto a discutir a fondo y replantear viejos conflictos, entre ellos el que enfrenta a Israel y a la Autoridad Palestina, cuya negociación contaría presumiblemente con el acompañamiento diplomático de EE UU, Líbano, Siria y Arabia Saudí. El perfil de Obama, un ingenuo y peligroso soñador, según sus críticos, cumplió con las expectativas de quienes pedían un mea culpa del imperio. Lo emitió al denunciar la tendencia de Estados Unidos a ver los conflictos y a las naciones bajo el prisma de la guerra fría, tolerar o apoyar a tiranías amigas, y fomentar la corrupción y la degradación medioambiental cuando sirvieron a los intereses nacionales. Los promotores de este comportamiento tenían la convicción, según Obama, de que "los Big Macs e Internet supondrían el fin de los conflictos históricos".
El pensamiento del contendiente demócrata sintoniza con el análisis de Joseph S. Nye, profesor en Harvard, para quien la estrategia del próximo presidente debe combinar la fuerza militar con el poder de captación de la política, de la ayuda social, los intercambios de programas o los contactos entre militares. "En la lucha contra el terrorismo debemos usar la fuerza contra su núcleo, pero nunca podremos ganar si no conquistamos el corazón y la mente de los moderados", señala Nye. Por ejemplo, la coerción en Abu Ghraib abarrotó los banderines de enganche de Al Qaeda.
Desde el trauma del 11-S, Estados Unidos "ha sido exportador de miedo y rabia más que promotor de nuestros tradicionales valores de esperanza y optimismo. Guantánamo es un icono más poderoso que la Estatua de la Libertad", subraya el profesor. Obama acude al rescate del simbolismo de la escultura regalada por Francia en el año 1886, abrazando el multilateralismo como receta para la solución de las crisis y el rediseño de las instituciones internacionales. Lo hará, según propia confesión, para garantizar el liderazgo de su país y reforzar la legalidad internacional. Una de sus reflexiones resume las intenciones del hombre aparentemente destinado a hacer historia: "No podemos imponer la democracia a punta de pistola".

Dios y las armas

Aquí aman a Dios y a las armas
En la América más profunda, Obama ha suscitado un debate sobre el cambio y la integración. También ha despertado el fantasma de la esclavitud y la discriminación. El martes, la solución a este conflicto
TIMOTHY GARTON ASH
Publicado en El País Semanal (www.elpais.com), 02/11/2008;
En Warsaw, Misuri, hay un fantasma que me habla constantemente a través de las bocas de extraños. Es el fantasma de la esclavitud, y su sombra es alargada y cruza incluso las calles de este alegre pueblo situado al borde de un lago, en un soleado día de otoño. Un voluntario local de la campaña de Obama me cuenta sobre una mujer que, durante una encuesta, le respondió que ella iba a votar por Barack pero su hija no -y la mujer bajó la voz- "porque es negro". Ni tampoco su hijo: "Él es todavía más racista". Qué terrible que se sintiera obligada a decir eso de sus propios hijos. A mi alrededor, todo está lleno de la parafernalia comercial de terror y broma de Halloween, pero ésos son los verdaderos fantasmas y las verdaderas brujas de Estados Unidos.
Misuri es importante. Es una veleta nacional. Situado en el centro del país, donde el este se une con el oeste y el norte con el sur, lleva cien años escogiendo al vencedor en todas las elecciones presidenciales salvo en las de 1956. En los sondeos de opinión, es uno de los pocos Estados que todavía están indecisos. Por eso organizó aquí Obama mítines masivos hace unas semanas, y por eso Joe Biden y él estaban de nuevo aquí este jueves. Por eso la organización de Obama en Misuri planeaba utilizar a sus 25.000 voluntarios para llamar aproximadamente a 1,3 millones de puertas durante los últimos cuatro días de campaña.
La mayor parte de estos votantes tan decisivos se encuentra en las cuidadas afueras de San Luis y Kansas City, pero cada voto de las zonas rurales, entre cuyas glorias locales está uno de los más importantes presidentes demócratas, Harry Truman, cuenta. Y en estos momentos estoy en el corazón del corazón rural: una tierra hermosa y de suaves colinas, llena de rocío que al amanecer se eleva desde los estanques, árboles de todos los posibles rojos, amarillos y cobres impresionistas del otoño, pintorescas escenas de vacas que pastan una hierba rozagante, y carteles de "se vende tierra" y "Jesús es Nuestro Señor".
En la esquina de las calles Van Buren y Kosciuszko (por Tadeusz Kosciuszko, es decir, el luchador polaco por la libertad que fue la inspiración para llamar Warsaw a la ciudad), veo una casa muy pulcra, pintada de blanco, con un letrero en la ventana que dice: "Esta casa está protegida por Dios". Delante ladra un perro guardián (¿será un perro que se llama Dios?). Y en el césped hay otro letrero: "Se vende". Dios protege, pero aquí la gente tiene problemas de dinero y de vivienda, como en todas partes. Y los cazadores no sólo cazan por deporte. Un buen disparo puede poner un pavo o una codorniz en la mesa para cenar. Así que los republicanos dicen que Obama quiere quitarles las armas. Un anuncio de McCain en una emisora local de música country declara, con una voz profunda de vaquero: "Amamos a nuestro Dios y amamos nuestras armas"; casi parece que "armas" también lleva mayúscula. Y los "progresistas", continúa, quieren quitárselas, porque "no sintonizan con nuestra América".
Esperaba que la raza fuera un asunto importante en esta zona, pero me llama la atención hasta qué punto están a flor de piel las viejas heridas y los viejos prejuicios. Ni siquiera tengo que preguntarlo; sale a relucir todo el tiempo. En la sede local de la campaña de McCain, cuatro acogedoras señoras me transmiten su entusiasmo por Sarah Palin. Cuando empezamos a hablar del tema inevitable, una de ellas dice que la gente tiene miedo de que la llamen racista si dice algo en contra de Obama. Otra recuerda que, cuando era niña, no muy lejos de aquí, el Ku Klux Klan seguía en activo y había carreteras por las que un negro no podía andar a salvo. Añaden que, en el siglo XIX, Warsaw era un pueblo de esclavos, aunque Cole Camp, fundado por luteranos alemanes en el mismo condado pero a unos pocos kilómetros al norte, no lo era. De modo que en Misuri la gente luchó entre sí durante la guerra civil, y Warsaw fue incendiado y arrasado varias veces.
A varios kilómetros de distancia, en Sedalia, un antiguo oficial del ejército, acérrimo republicano durante muchos años, me dice que va a votar por Obama. Está asqueado por las mentiras del Gobierno de Bush sobre Irak. Pero le resultaría más fácil si Obama fuera blanco. Es más, le sería difícil votar por él si fuese verdaderamente afroamericano (es decir, "descendiente de esclavos negros americanos", explica al forastero). Esos tipos están "furiosos" por dentro, añade. Por suerte, Obama no es verdaderamente afroamericano, sino un estadounidense con un padre africano. Aun así, se siente un poco "intranquilo".
Quiero que quede clara una cosa. No estoy aquí, en absoluto, como un progresista urbano lleno de condescendencia, como un turista cultural que llega de Europa decidido a despreciar a estos patéticos patanes retrógrados y a criticarlos por racistas. Ni muchísimo menos. La gente con la que he hablado es gente decente, honrada, afable, que reconoce y se debate sinceramente con el problema de los vestigios del racismo, no pretende propagarlo. Y tampoco pretendo sacar la simplista conclusión de que "la raza decidirá esta elección presidencial". Mi estudio ha consistido en una muestra totalmente acientífica de alrededor del 1% de la población (que asciende a 2.070 habitantes, según el cartel de la carretera) de un pueblo en la zona rural conservadora de un Estado decisivo.
Hay dos impresiones, no obstante, que me gustaría compartir con ustedes. La primera, pese a que quienes quizá son los mejores encuestadores y expertos del mundo están de acuerdo en que Obama está asegurándose una sólida victoria en el colegio electoral, me parece que en estas elecciones existen incógnitas especiales, incógnitas conocidas e incógnitas desconocidas, que todavía podrían inclinar la balanza en cualquier sentido. Si hay demasiadas personas con demasiadas dudas secretas sobre las diferencias de Obama, McCain podría ganar por los pelos. Si la campaña de base de Obama, tan magníficamente organizada, consigue llevar a las urnas a votantes a los que los encuestadores no han llegado nunca -jóvenes, pobres, minorías étnicas, incluso sin techo (un juez de Ohio acaba de permitir que los sin techo se inscriban para votar dando como domicilio un banco del parque)-, la victoria podría ser abrumadora. Yo sólo sé lo suficiente para dudar de la sabiduría de los que dicen que saben. Que quede claro que no lo han leído aquí antes que en ningún sitio. La semana que viene, todos podremos decir que "ya lo sabíamos".
El otro elemento peculiar de esta elección es que la naturaleza extraordinaria de Obama y su extraordinaria campaña de base han suscitado una amplia conversación nacional, no sólo sobre el futuro de Estados Unidos, sino sobre su difícil pasado. El mapa de Misuri está extrañamente lleno de nombres europeos: Warsaw, Dresden, Windsor, Odessa, Versailles (pronunciado a la americana, "Verseils"). Viejas ciudades europeas con mucha historia, que incluye derramamientos de sangre y conflictos étnicos. Pero no creo que en ninguna de ellas, ni siquiera en la Varsovia polaca, las heridas de las viejas disputas sigan siendo tan profundas o doliendo tanto como en sus tranquilas homónimas de Misuri, donde unas simpáticas señoras republicanas pueden contarte sin titubear quién hizo qué a quién hace casi 150 años.
La campaña de Obama quizá prefiere concentrarse en el futuro, pero esta difícil conversación sobre el pasado de Estados Unidos se refiere también a su futuro. Es un diálogo doloroso y tal vez un poco arriesgado, pero representa una posibilidad de curación, sobre todo si un número suficiente de estadounidenses vence sus dudas secretas, su inquietud, y sigue el llamamiento de Obama, curiosamente expresado, a "unirnos como una sola nación, un solo pueblo y, una vez más, escoger nuestra mejor historia".

Elección racista o racional

Elección racista o racional, el dilema
J. Jesús Esquivel,
Revista Proceso (www.proceso.com.mx), 2 de noviembre de 2008;
WASHINGTON, 31 de octubre (apro).- La elección presidencial de este martes 4 de noviembre es, sin duda, un evento histórico y excepcional en la historia política de Estados Unidos, por la creciente posibilidad de triunfo de Barack Obama, el candidato del Partido Demócrata, quien puede investirse como el primer presidente negro de la nación que hasta principios de la década de los años 70 seguía practicando y estableciendo medidas racistas.
El mundo entero está pendiente de la elección estadunidense por dos factores: la posibilidad de triunfo de Obama y la felicidad que daría a la mayoría de los países del planeta el ver eliminados de Washington los vestigios de la presidencia imperialista, arrogante, belicosa y unilateralista que impuso George W. Bush desde enero de 2001.
Una victoria electoral de John McCain, el candidato presidencial del Partido Republicano, es considerada por una enorme mayoría de los votantes estadunidenses como la continuidad, en los próximos cuatro años, de la doctrina Bush. Para el resto del mundo la eventual derrota de Obama tendría otras connotaciones:
A la victoria de McCain se la canalizaría como un triunfo racista y la sociedad estadunidense quedaría ante el mundo como una población conservadora, arrogante y manipulada por las políticas y razones extremistas de Bush, quien después de unir a todo el planeta tras los ataques terroristas del martes 11 de septiembre por razones humanitarias, siete años después logró fragmentar al mundo entero y consiguió que aumentaran los enemigos de Estados Unidos enmarcados en los movimientos e ideologías del radicalismo islámico y la práctica del terrorismo puro.
Las encuestas sobre la tendencia electoral, previas a los comicios del 4 de noviembre, sostienen sin empacho que la sociedad estadunidense quiere un cambio y dar vuelta a la página del ostracismo que impuso Bush con su presidencia imperial y bélica. De ahí que Obama esté posicionado como el gran favorito para ganar la elección.
McCain promete y asegura que él no dará continuidad a las políticas de Bush, y es posible que lo haga en algunos aspectos pero está claro que no puede, aunque quiera, desligarse del conservadurismo falso que impera en la ideología republicana.
Un ejemplo de que McCain se ajustaría a las políticas conservadoras de su partido, es su renuencia a buscar una reforma migratoria integral para resolver el problema del estatus de residencia de entre 11 y 12 millones de inmigrantes indocumentados.
Antes de convertirse en el candidato presidencial, McCain era el defensor y promotor más intrépido de la reforma migratoria integral en el Congreso federal estadunidense.
Otro caso de las falsas promesas de McCain de deslindarse de la doctrina de Bush es la amenaza que como candidato presidencial ya lanzó contra Rusia, tras la decisión de este país de invadir a Georgia por la disputa de Osetia del Sur.
McCain propone ofrecer respaldo militar a Georgia por la invasión injustificada de Rusia. Al candidato presidencial republicano ya se le olvidó que Estados Unidos invadió e injustificadamente a Irak en marzo de 2003.
No hay duda que el mundo entero y el sector más razonable de la sociedad estadunidense apuesta a una victoria de Obama para darle vuelta a la página de desolación, de miedo al terrorismo y de pánico a las invasiones de Estados Unidos con potenciales a desatar una nueva guerra mundial Y del mismo modo, la comunidad mundial tiene también en mente el hecho de que la sociedad estadunidense es extremadamente impredecible y aún no puede quitarse de encima los prejuicios raciales.
En las elecciones presidenciales de 2000, la mayoría de los estadunidenses que participaron en los comicios coincidió en que Bush no tenía la capacidad para ser presidente de su país y por eso voto a favor del entonces candidato demócrata Al Gore, pero la razón y la lógica fueron eliminadas por una intervención de la Corte Suprema de Justicia que manchó de dudas y le impuso la sombra de ilegitimidad a la Casa Blanca.
Cuatro años después, en las elecciones de 2004, nuevamente el mundo entero gritaba a los cuatro vientos que Bush era un mal para su país y para el planeta, pero sorprendentemente y, tal vez, atemorizados por la práctica de la Casa Blanca de generar e implantar pánico en la sociedad con amenazas terroristas que nunca pudieron comprobarse, la mayoría -aunque mínima-- de los votantes estadunidenses optó por la reelección de Bush, por encima de la candidatura del demócrata John Kerry. Se equivocaron y ahora lo saben, por lo cual ya ni siquiera tiene sentido recordarles a los estadunidenses: "Se los advertimos".
Con una crisis económica y una debacle financiera que ha devastado al bolsillo de los estadunidenses y que, incluso, llevó a Bush a aplicar medidas socialistas como la nacionalización parcial de la banca privada (con parte del paquete de 700 mil millones de dólares para el rescate financiero), los votantes estadunidenses, por lógica, no tendrían otra opción más que elegir al candidato del cambio, razón por la que, según el resultado de las encuestas de la tendencia electoral, favorecen a Obama.
Un triunfo de McCain sería irracional, aunque no contrario al sentimiento racista que aún se percibe y se palpa en un enorme sector de la población estadunidense afiliada al Partido Republicano. Lo único seguro es que este martes 4 de noviembre se agregará un nuevo capítulo a la historia de Estados Unidos y será definido por una victoria racista a favor de McCain, o por un triunfo racional de Obama.

Obama el Poeta

Obama: el Presidente como Poeta/Ariel Dorfman, su más reciente libroes Otros septiembres (Seix Barral, 2007).
Revista Proceso (www.proceso.com.mx), 2 de noviembre de 2008;
La mayor revelación acerca de quién es Barack Obama me la ofreció Toni Morrison, la Premio Nobel estadunidense, durante un almuerzo a principios de este año. Estábamos en medio de las feroces primarias entre Hillary y Obama, y Toni se había abstenido hasta ese momento de anunciar su adhesión al primer candidato de origen africano-estadunidense que tuviera la posibilidad real de ocupar la Casa Blanca. Ella era muy compinche y admiradora de Hillary y también de Bill Clinton, al que había llamado, en un controvertido artículo en el New Yorker en 1998, el primer presidente negro de este país, pese, advertía, "a su piel blanca".
-Mañana -me dijo Toni- voy a mandarle una carta abierta a Barack Obama, contándole que, por primera vez en mi vida, es mi intención apoyar públicamente a un candidato a la presidencia, apoyarlo a él. Y no es por su raza. Esa jamás debería ser la razón de que votemos por una persona ni tampoco para votar en contra. He hablado con Barack varias veces en las últimas semanas y siempre termina la conversación con la misma frase: "I'd like to have your endorsement (me gustaría que me apoyaras en forma abierta)". Y yo siempre me río y le digo que lo estoy pensando. Bueno, lo he pensado bastante y ahora estoy lista. -Y Toni me miró a mí y también a Richard Ford, el gran novelista estadunidense, que almorzaba con nosotros ese mediodía. ¿Y quieren saber por qué? Muy sencillo. Porque Barack Obama es un poeta.
Un poeta.
En los meses que siguieron he retornado muchas veces a esa definición de Toni y la encuentro cada vez más sagaz. Ya había reparado yo -¿quién podría no hacerlo?- en la excepcional inteligencia de Obama, el uso sólido y sutil del inglés que despliega, especialmente cuando se compara con el desastre idiomático de Bush. Y nada de lo que ha sucedido a lo largo de este año electoral me ha hecho cambiar de parecer. Por el contrario, la jerigonza de McCain, y para qué hablar de la masacre de la lengua de Shakespeare en la boca incoherente de Sarah Palin, confirman cada día más la calidad lingüística de Obama, la certeza de que estamos ante un gran artífice de las palabras. Pero, ¿poeta?
Toni no hablaba tan sólo de alguien elocuente, de alguien que amaba las palabras, es decir, que las consideraba amigas íntimas y carnales, sino de algo más: un ser humano animado por una visión trascendental: a visionary, nos dijo Toni ese domingo a finales de enero mientras atacábamos una buena merienda sureña acá en Carolina del Norte.
Confieso que me gustó, al principio, aquella dilucidación de Toni porque ayudaba a explicar la ventaja que Obama fue paulatinamente forjando entre los votantes, su capacidad de convencer y de inspirar, la importancia de tener un candidato a la presidencia que era capaz de mover a multitudes y especialmente a los jóvenes en el país que le brindó a la humanidad un rapsoda como Walt Whitman y un primer magistrado como Abraham Lincoln.
Es sólo ahora, cuando parece casi seguro que Obama será, efectivamente, elegido presidente de esta república, que me he puesto a profundizar en las consecuencias de que un poeta pudiera, en efecto, dirigir los destinos del país más poderoso del mundo. Es sólo ahora que me he permitido especular, no acerca de cómo Obama ha de ganar las elecciones, sino acerca de cómo habrá de gobernar. Es sólo ahora, al contemplar la exacerbada crisis que el terremoto financiero ha ido dejando atrás, que comprendo tal vez la importancia histórica de que en este preciso momento catastrófico aparezca alguien que disponga de lo que Toni llamó ese día la "imaginación creativa".
Porque de lo que se trata es, justamente, de imaginar una alternativa a esto que llamamos realidad, esto que, se nos insiste, es excesivamente complejo y vasto como para poder controlarlo. Vivimos en un mundo que se precipita hacia un desastre ecológico y moral, un mundo donde se nos viene encima un cataclismo alimentario y energético como no hemos visto en siglos, un mundo de guerras incesantes y de un terrorismo tenaz, un mundo donde las armas nucleares van a proliferar como una plaga y donde las plagas van a proliferar como si fueran átomos y electrones desenfrenados, un mundo cada vez más interconectado y cada vez más indiferente al dolor ajeno. Lo más fácil, cuando hay tanta confusión aparentemente indomable, es guarecerse en respuestas y refugios del pasado que fortalezcan la identidad más tradicional, buscar en las más oscuras catacumbas del fundamentalismo las certidumbres que el presente empecinadamente nos niega.
En condiciones tan dramáticas, la existencia de una visión poética en un líder poderoso cobra su verdadera magnitud. Porque vislumbrar las palabras múltiples y claras con que lentamente vamos entendiendo lo que nos pasa hoy es indispensable para anticipar las soluciones a los difíciles años que se aproximan. Ya lo dijo Shelley antes de morir en el mar de su exilio italiano: los poetas son los "desconocidos legisladores de la humanidad", los que preparan con sus palabras el vocabulario en que se han de escribir las leyes más justas del mañana, los que nos señalan la urgencia de un futuro ineludiblemente diferente y definitivamente más bello.
Hay muchas posiciones que ha tomado Barack Obama con las que, por cierto, discrepo, y no me cabe duda de que durante su estancia en la Casa Blanca quedaré desilusionado en más de una ocasión. Pero la ilusión que no estoy dispuesto a abandonar es mi creencia en la necesidad de que este presidente poeta, en la coyuntura actual de su patria, va a tener que explicar a los hombres y mujeres de Estados Unidos las dimensiones profundas y permanentes del trastorno al que se enfrentan y que no se resuelve con cambiar tan sólo un par de políticas; mi esperanza de que les lance el desafío de que no habrá tal cambio sin la participación masiva, diaria y ojalá clarividente del pueblo estadunidense, un pueblo que hasta ahora ha mostrado en forma mayoritaria una ignorancia virulenta y obstinada ante los problemas del planeta que habitamos y gozamos y sufrimos todos.
Pero es también el estadunidense un pueblo lleno de esperanzas, un pueblo que parece haber alcanzado por fin la madurez como para reconocer que requiere de un ser insólito como Obama para salir del marasmo en que nos deja Bush; hombres y mujeres que intuyen tal vez que hace falta reinventar este país y sus sueños si han de sobrevivir a los grandes retos y combates que se avecinan. Falta por ver si esos ciudadanos van a recibir y hacer suyas las palabras alucinadas y medidas y sabias que -es mi presagio- va a regalarles Barack Obama; falta por ver si vamos a merecerlas y a acompañar esas palabras desde nuestra propia poesía cotidiana.
Antes de que sea demasiado tarde.
El más reciente libro de Ariel Dorfman es Otros septiembres (Seix Barral, 2007).

Mouriño Atanes

Protección de Estado
Alejandro Gutiérrez, reportero
Revista Proceso (www.proceso.com.mx), 2 de noviembre de 2008;En una decisión inédita, la Procuraduría General de la República (PGR) tuvo que dar marcha atrás a su estratagema para impedir que el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) conociera documentos del gobierno español sobre una supuesta investigación por blanqueo de capitales en contra del empresario español Manuel Carlos Mouriño Atanes.
Para salir al paso del escándalo político, el pasado 30 de octubre la dependencia anunció que había recibido autorización del gobierno español para entregarle al IFAI la información que había solicitado este organismo.
El 23 de mayo último, Proceso pidió a la PGR (mediante la solicitud SISI 0001700077208) que le entregara copias de la respuesta que España había dado a una solicitud formulada por México en 2003 para conocer si el padre de Juan Camilo Mouriño, actual secretario de Gobernación, era investigado en España por operaciones con recursos de procedencia ilícita.
En ese año, el director general de Asuntos Policiales e Internacionales y de Interpol-México, Ricardo Gutiérrez Vargas, envió un fax a Carlos Miguel López Torres, agregado de la PGR para la Unión Europea y Suiza, en el que le pide "verificar con carácter de muy urgente si Manuel Carlos Mouriño Atanes es investigado en España por blanqueo de capitales, además de ser dueño de seis empresas en ese país" (Proceso 1547).
Secretismo
En su afán por que esa información permaneciera oculta, la PGR recurrió al juicio de amparo para que el IFAI no pudiera conocer los documentos. Por este motivo, en su sesión del pasado 29 de octubre, los comisionados del instituto lanzaron severas críticas contra la actitud secretista del gobierno. Incluso el comisionado presidente, Alonso Lujambio Irazábal, consideró la estrategia de la PGR como "una tontería del tamaño de una catedral", y la describió como "una chicanada".
Fue significativo que los cinco comisionados, incluido el presidente, fijaran una postura tan uniforme acerca de este caso, con argumentaciones jurídicas ampliamente fundamentadas, que pusieron al descubierto las maniobras de la PGR para blindar al papá del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.
El mismo día hubo reacciones en el Senado y en la Cámara de Diputados. El senador priista Manlio Fabio Beltrones consideró que el amparo solicitado por la PGR era improcedente.
El senador del PRD Ricardo Monreal aseguró que la actuación de esa dependencia era ilegal, "porque al ampararse la PGR está protegiendo a familiares de funcionarios deshonestos, en vez de representar los intereses del Estado".
El secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, celebró que la procuraduría se desistiera del amparo. Dijo que era el principal interesado en que el caso se aclarara y aseguró que en México y España no hay ninguna investigación contra su padre.
La historia de Mouriño Atanes es parecida a la de muchos de sus compatriotas que en diversas épocas vinieron a "hacer la América". En Campeche construyó un emporio gasolinero y de transporte de combustible que se convirtió en el Grupo Energético del Sureste (GES), el cual también cuenta con una división de franquicias.
En 2000 regresó al puerto de Vigo, en España, donde estableció el Grupo Corporativo GES, constituido por cuatro fábricas, dos oficinas y dos locales de restauración. De acuerdo con información del Club Financiero Vigo, en México tiene 48 gasolineras, 58 locales, tiendas de conveniencia y franquicias, todas ellas con un total de mil 394 empleados.
Además, cuenta con una decena de empresas más, entre las que destaca el Grupo Gándara Censa, que preside desde el 17 de diciembre de 2004, según el folio 223 del libro 2615 del Registro Mercantil de España, uno de los cinco gigantes mundiales en la producción de calderas y componentes de acero de tamaño monumental para las ramas minera y metalúrgica, los sectores nuclear y naval, las industrias química y petroquímica, y para centrales hidráulicas de energía.
"Chicanadas"
En entrevista telefónica con Proceso el jueves 30 de octubre, Juan Pablo Guerrero dice sentirse "satisfecho por la reconsideración de la PGR que permite al IFAI cumplir su tarea y solventar la información". Manifiesta su confianza en que esta dependencia no vuelva a recurrir al amparo contra las resoluciones del instituto, pues "quedó claro que esa vía no sólo no tiene perspectiva jurídica favorable, sino que sentó un precedente que le generó significativos costos políticos".
Explica la diferencia entre el caso Mouriño Atanes y otros en que las dependencias gubernamentales han decidido ampararse contra acciones de la justicia federal. Dice que cuando se le pidió a la Secretaría de Hacienda información acerca de los fideicomisos públicos, media docena de funcionarios de la Subsecretaría de Egresos, excepto el subsecretario Carlos Hurtado, se ampararon para no cumplir la resolución.
Lo mismo ocurrió cuando el instituto solicitó copia de las actas de la junta de gobierno del IPAB y del Fobaproa. En esa ocasión también se ampararon varios servidores públicos, aunque en algunos juzgados les respondieron que sus solicitudes eran improcedentes porque en su calidad de funcionarios públicos estaban obligados a entregar la información solicitada.
"En estos dos casos los servidores públicos argumentaron que no entregaban la información porque si lo hacían podían incurrir en violación a la Ley de Instituciones de Crédito, y por ello ir a la cárcel."
Antes de recurrir al amparo, sólo un mes y medio después de la solicitud de este semanario, presentada el pasado 23 de mayo por Rogelio Flores, coordinador del banco de datos de este semanario, la PGR negó la información con el argumento de que es confidencial.
Por ello, el día 16 de julio la revista gestionó un recurso de revisión (folio 2008002314) ante el IFAI, instancia que lo aceptó y designó a Juan Pablo Guerrero como el comisionado ponente del caso.
El pasado 18 de agosto, Guerrero citó a la PGR a una audiencia, "a fin de que cuente con todos los elementos que le permitan presentar ante el pleno del IFAI un proyecto de resolución debidamente fundado y motivado". De nuevo el representante de la procuraduría dijo que no proporcionaría la información, puesto que es confidencial. Advirtió que si ésta se daba a conocer, ello lesionaría las relaciones entre México y España.
La comisionada María Marván Laborde no sólo consideró una "trampa jurídica" el proceder de la procuraduría, sino que criticó a la dependencia por argumentar que requería de la autorización de España para entregar la información, "cuando el interesado de la información es México, no es España", además de que "la investigación inicia en México", lo cual no respaldaba la argumentación jurídica invocada por la PGR.
El comisionado persistió en sus intentos y realizó otro apercibimiento para que el pasado 12 de septiembre se le permitiera la entrada a las instalaciones de la PGR, "a fin de verificar in situ la información clasificada". De esta manera, precisó, podría determinar si ésta reunía las condiciones para considerársele reservada o podía ser entregada a Proceso.
Ese mismo día, la PGR comunicó a Guerrero que había conseguido que la juez cuarto de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal, María Guadalupe Rivera González, le otorgara una suspensión provisional para no verse obligada a exhibir ante el IFAI la información solicitada. Para ello, tramitó un juicio de amparo indirecto por medio de Adrián Franco Zevada, coordinador general de Asuntos Internacionales y Agregadurías de la procuraduría.
Esta juez es la misma que el 21 de septiembre de 2007 rechazó el amparo que Proceso promovió para garantizar su derecho de acceso a las boletas y actas electorales de la elección de 2006. En esa ocasión, la revista presentó un recurso de revisión contra Rivera González.
En el juicio de amparo de la PGR por el caso Mouriño Atanes, el 7 de octubre pasado, Rivera González citó al representante de Proceso y se le ordenó emplazarlo a juicio como "tercero perjudicado".

Los presuntos "narcoterroristas"

Caso Morelia: confesiones "bajo tortura"
Jorge Carrazco Araizaga y Francisco Castellamos J., reporteros
Revista Proceso (www.proceso.com.mx), 2 de noviembre de 2008;
Los tres acusados de hacer estallar granadas en Morelia el 15 de septiembre, aseguran a Proceso familiares y vecinos de los implicados, estaban en Lázaro Cárdenas cuando se produjeron los atentados. Afirman también, junto con los arraigados, que fueron secuestrados y "torturados física y psicológicamente" para que se declararan culpables. La defensa impugna y reclama los videos transmitidos por televisión donde aceptan su responsabilidad, y los detenidos presentan denuncias ante la CNDH por el trato recibido...
A partir de confesiones obtenidas "bajo tortura", y en medio de múltiples irregularidades, la Procuraduría General de la República (PGR) mantiene bajo arraigo a los tres presuntos responsables del ataque terrorista del 15 de septiembre en Morelia, Michoacán -el cual dejó ocho muertos y 106 heridos-, a pesar de que numerosos familiares y vecinos aseguran que los acusados se encontraban en Lázaro Cárdenas en el momento de los atentados.

Juan Carlos Castro Galeana, Julio César Mondragón Mendoza y Alfredo Rosas Elicea, indiciados como autores del ataque con granadas, fueron "levantados" y torturados por hombres armados en Lázaro Cárdenas, y luego llevados a una casa de Apatzingán, donde recibieron nuevos tormentos, antes de que las autoridades federales se hicieran cargo de ellos.
De acuerdo con la averiguación previa PGR/SIEDO/UEITA/110/2008, los acusados aseguran que fueron "levantados" y durante varios días torturados física y psicológicamente para que se confesaran culpables de los atentados e integrantes de Los Zetas.
Según sus declaraciones ministeriales, a las que Proceso tuvo acceso, los "levantones" se produjeron entre el 18 y el 23 de septiembre en Lázaro Cárdenas, ciudad portuaria de la zona controlada por La Familia, que en su disputa con Los Zetas por el dominio del narcotráfico en Michoacán habría ofrecido su propia investigación para dar con los culpables.
Pese a que la titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), Marisela Morales Ibáñez, dio fe ministerial de una llamada anónima que reveló la ubicación de los ahora detenidos, una tarjeta informativa, proporcionada a este semanario por un miembro de un organismo de inteligencia, señala que el 18 de septiembre "hubo una reunión entre las autoridades de seguridad en el estado de Michoacán y La F. (La Familia), en unas cabañas en las inmediaciones de Cuitzeo (cuartel de seguridad), acordando que detendrían a varios sujetos" para imputarles los atentados de Morelia y el ataque con granadas a la Subprocuraduría de Michoacán en Lázaro Cárdenas, ocurrido en agosto pasado.
Como responsable de la operación, el organismo de inteligencia identifica a una persona conocida como El Tutas y precisa que tres días antes de que la PGR informara sobre la detención, los supuestos responsables de los atentados fueron retenidos "a las orillas de Cuatro Caminos (cerca de Apatzingán), en un predio propiedad de alguien a quien llaman El Becerro".
Sin embargo, la versión oficial es que el paradero de los implicados no se supo sino hasta la tarde del día 24, cuando aparecieron en la sierra de Antúnez, en Apatzingán, a raíz de una llamada anónima que se recibió en el teléfono 53-46-81-21 de la PGR en la Ciudad de México.

La titular de la SIEDO los presentó ante la prensa dos días después, el viernes 26, como confesos de haber lanzado las dos granadas la noche del Grito de Independencia en el centro de Morelia: una en la plaza Melchor Ocampo, frente al Palacio de Gobierno, y otra en el cruce de las calles Madero y Quintana Roo.
La subprocuradura aseguró que, asistidos por la defensa de oficio, dijeron ser zetas. Además, la PGR difundió un video en el que los detenidos no sólo se declaran culpables, sino que, inducidos por el Ministerio Público, dan detalles de cómo supuestamente lanzaron las granadas. Ese video es uno de los aspectos impugnados por la defensa de los detenidos, a cargo del abogado Mario Patricio Solano, quien asegura que las primeras declaraciones de sus defendidos ante el Ministerio Público adscrito a la SIEDO las hicieron con los ojos vendados, sin abogado y sin una revisión médica que certificara las torturas recibidas, por lo cual presentaron sendas quejas ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Mientras tanto, hasta la semana pasada la PGR había omitido citar a familiares y vecinos de los detenidos, quienes buscan demostrar que la noche del 15 de septiembre los acusados estaban en Lázaro Cárdenas, su lugar de residencia, en el momento del ataque en Morelia. Al menos 15 personas, la mayoría vecinos, se han ofrecido para atestiguar.
Y uno de los familiares señala: "Que el mismo Leonel Godoy (gobernador de Michoacán) le pregunte a sus padres. Los papás de él viven a tres cuadras de donde reside uno de los detenidos".
Retenidos desde el 27 de septiembre en el Centro Nacional de Arraigos de la PGR, en la colonia Doctores de la Ciudad de México, el pasado 13 de octubre los acusados tramitaron un amparo ante el Juzgado Séptimo de Distrito de Amparo en Materia Penal en el DF en contra de su arraigo, concedido por la justicia federal a la Unidad Especializada en Investigación de Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas (UEITA) de la SIEDO.
Los delitos que les imputan son delincuencia organizada, terrorismo y portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército. El arraigo en su contra, de 40 días, se cumple el próximo 5 de noviembre, pero puede ampliarse hasta por el mismo período.
La PGR no sólo ha evitado llamar a los testigos ofrecidos por los acusados, sino que tampoco ha respondido a las peticiones de la defensa para entregar los videos de los hechos ocurridos en la plaza Melchor Ocampo, así como los de las casetas del perímetro que corresponde a los tramos carreteros de Lázaro Cárdenas, Apatzingán y Morelia, registrados entre los días 18 y 26 de septiembre, lapso en el que los hoy acusados estuvieron secuestrados y fueron entregados a la PGR.
Los videos son fundamentales para la defensa, dice el abogado, no sólo para verificar los señalamientos sobre su secuestro y traslado, sino para determinar el momento y lugar en que la PGR se hizo cargo de ellos.
Los "levantones"
Según informes recabados por Proceso en Apatzingán, el 25 de septiembre, a las 10 de la mañana llegó al aeropuerto de esa ciudad un avión Caza 229, matrícula XB-BIC. Después de hora y media se acercó al aparato una camioneta tipo Suburban, con vidrios polarizados.
De ella fueron bajadas tres personas con los ojos vendados, esposadas y golpeadas. Las subieron al avión y de ahí las llevaron a la Ciudad de México, aseguran testigos del traslado.
Del arribo del avión ni siquiera se informó al comandante de la 43 Zona Militar, con sede en Apatzingán, general Julio Abdón Pedroza Jurado. Sólo fue enterado un teniente que se encontraba de guardia en el aeropuerto, Pablo L. Sidar.
En cuanto la SIEDO dio a conocer la noticia de la captura de los tres presuntos zetas, varios periodistas llegaron a Apatzingán para indagar el lugar y la hora de la aprehensión. Nadie les pudo dar razón: ni la delegación de la PGR ni la procuraduría estatal ni la Zona Militar.
"No nos enteramos de nada. Ya ve que eso se guarda sigilosamente. Vienen de México, hacen el operativo, se los llevan y no avisan a nadie", fue la breve respuesta de algunas autoridades locales consultadas.
No obstante, familiares y vecinos de los detenidos -entrevistados por Proceso en Lázaro Cárdenas y en la Ciudad de México- detallan, como testigos y a partir de relatos de los propios arraigados, la manera como ocurrieron los "levantones" y las torturas, las condiciones de su entrega a la PGR y sus primeras declaraciones ante la SIEDO.
Al presentar a los presuntos implicados, la subprocuradora Marisela Morales se limitó a decir que, gracias a una llamada anónima recibida por la PGR el 24 de septiembre, los acusados "fueron ubicados y detenidos" en un domicilio de Apatzingán y de ahí traslados a la Ciudad de México.
Pero los familiares afirman que "fueron levantados en Lázaro Cárdenas, en diferentes domicilios y días, por desconocidos armados, quienes después de varios días de torturarlos los entregaron a las autoridades".
El primer secuestrado fue Juan Carlos Castro Galeana, identificado como El Grande, de 38 años. Su hermana Magali y su esposa, Esperanza Fajardo Ruiz, relatan que el 18 de septiembre, poco antes de las 14:00 horas, fue "levantado" cuando estaba en el taller de hojalatería y pintura "González", en Lázaro Cárdenas, donde trabajaba.
Se encontraba con el dueño del negocio y con otro trabajador -a quienes la PGR no les ha tomado declaración- cuando llegaron tres sujetos en una camioneta blanca marca Mitsubishi, sin placas. "A punta de pistola, le ordenaron subirse a la camioneta. Lo golpearon y le taparon la cara.
"Ahí empezó el tormento. Le preguntaban que por qué había aventado las granadas, cosa que él negaba. Luego lo ataron de manos con cinta canela y lo golpearon con tablas. Nos dice que después lo arrastraron por un río y ahí pasó una noche. También cuenta que lo tuvieron todo un día con los brazos extendidos, siempre con los ojos vendados", refiere Magali.
Además, amenazaron con degollar a su esposa, a uno de sus hermanos y a él mismo si no se declaraba culpable. No sólo eso: tenía que responder tal y como se lo ordenaban; si se equivocaba, lo golpeaban más, añade.
Pese al castigo, durante el cual le dieron mucha agua y escasa comida, se percató de que estuvo en tres lugares distintos, en uno de los cuales había varias personas.
De acuerdo con los parientes de los acusados, el segundo "levantado" fue Julio César Mondragón Mendoza, al que la PGR identificó con el alias de El Tierra Caliente, de 35 años de edad y trabajador de una constructora. El domingo 21 de septiembre, alrededor de las 15:00 horas, cinco personas armadas lo abordaron cuando lavaba su carro afuera de su casa.
Yudith Medina Ayala, esposa de César Mondragón, dice que los cinco sujetos lo subieron con violencia a un carro. El patrón fue el mismo: tortura física y psicológica, mediante amenazas de muerte, para que se responsabilizara de los ataques terroristas.
Su esposo le contó que fue colgado de los pies con una cadena y azotado, y que también le pegaron con una tabla y lo quemaron con cigarrillos, además de meterle la cabeza en una bolsa de agua con alguna otra sustancia, como les ocurrió a las otras dos personas.
César Mondragón recibió además fuertes golpes en la nariz. Su "retrato hablado" fue el que hizo circular la Procuraduría General de Justicia de Michoacán a los pocos días de los atentados.
El tercer "levantón" fue el de Alfredo Rosas Elicea, alias El Socio y/o Valiente, de 45 años, padre de tres hijos y también dedicado a la construcción. Fue sacado con violencia de su casa. Su secuestro fue el más breve, pero él resultó más lastimado porque se negaba a inculparse. "Le rompieron cinco costillas, está en riesgo de perder un oído y le provocaron diabetes", manifiesta su esposa Julia Sánchez Vázquez.
"A mi esposo le decían: 'tú aventaste la granada'. Pero no quería aceptar. Por eso fue al que más golpearon. En varios momentos, desvanecido, lo tuvieron que bañar para que volviera en sí. Tan mal estaba, que después de haber sido presentado en la SIEDO estuvo internado durante cinco días en la Torre Médica", en la colonia Tabacalera, añade Julia Sánchez.
A diferencia de la familia de El Grande, las esposas de los otros dos detenidos no interpusieron denuncia por desaparición. "No dimos parte porque pensamos que se trataba de un secuestro y que íbamos a recibir una llamada pidiendo dinero por su rescate", explica Yudith Medina.
En sus declaraciones ante la SIEDO, los detenidos testimonian que los plagiarios en ningún momento los dejaron solos, pero que cuando los agentes de la PGR llegaron a la casa donde estaban retenidos, los encontraron en el piso, vendados, esposados y atados de los pies.
Los familiares relatan: "Cuando los agentes les preguntaron quiénes eran, contestaron: 'somos los zetas'. Esa era la indicación. Fue cuando se los llevaron al aeropuerto de Apatzingán. Al aterrizar en la Ciudad de México, volvieron a ser amenazados: 'Bueno, ya saben cuál es la verdad y lo que tienen que decir. Si no, se los va a llevar la chingada'".
Según la constancia de la denuncia anónima, que forma parte de la averiguación previa, la SIEDO no pudo saber el origen de la llamada, pues el identificador de llamadas decía "externo". Sin embargo, el trabajo ya estaba hecho para la oficina de Marisela Morales.
El denunciante dijo: "Quiero denunciar a las personas que aventaron las granadas el 15 de septiembre en Morelia, porque lo que hicieron no tiene madre. Están en la sierra de Antúnez, allá en Apatzingán. Están amarrados, en una casa con portón blanco de lámina. La casa está en construcción. Se encuentra a un lado de un campo de futbol rápido y enfrente se ve una antena grandota. No hay pierde. Nomás que vayan por ellos rápido.
"Estos güeyes son zetas. A uno de estos le dicen Juan Carlos Castro Galeana, alias El Grandote. Éste aventó la granada que mató toda esa gente. Es como de 1.90 de estatura, fuerte, robusto, chino, de 35 a 40 años de edad, de tez morena clara. A otro le dicen Julio César Mondragón Mendoza, alias El Tierra Caliente. Es como de 35 años, 1.70 metros de estatura. Está pelón. Tiene barba y bigote; es güero. Otro es Alfredo Rosas Elicea, alias El Socio y/o El Valiente. Este es más viejo, como de 45 años de edad. Es flaco, con cabello corto y negro; moreno."
El final de la llamada no coincide con lo informado por la PGR, pues el denunciante sostenía que había "otro sujeto (al) que le dicen El Flaco". En seguida, la constancia de la llamada registra que el denunciante anónimo "agregó que sus compañeros los amarraron en esa casa para evitar que quieran desertar porque están arrepentidos de lo que hicieron. Tienen que ir pronto por ellos porque si no les ganan.
"El jefe es un sujeto al que le dicen El César, a quien he visto por el poblado de Lázaro Cárdenas, Michoacán. También es zeta. Si no me creen, vayan a la casa que les digo y verán que lo que les digo es cierto."
A pesar de que la llamada se hizo a las 14:00 horas del día 24, fue cerca de las 16:00 horas del día siguiente cuando llegaron al lugar sólo tres agentes de la SIEDO: José Martín Zarza Escamilla, Ignacio Moreno Aguilar y Armando Javier Rojo Olivar.
Moreno Aguilar relató en su parte informativo: "Nos ubicamos en el zaguán de la casa. Escuchamos gemidos de personas... Les pedimos que salieran con las manos en alto y escuchamos que decían que no podían salir porque estaban amarrados y esposados... Una vez en el interior encontramos en una estancia a tres individuos... sentados en el piso... y vimos que estaban amarrados de sus pies, esposados y vendados de la cara".
Cuando fueron interrogados, continúa, "manifestaron pertenecer al grupo de Los Zetas" y que sus compañeros los tenían en esa casa desde el 16 de septiembre, "ya que nosotros tres fuimos los que lanzamos las granadas... Nos tienen aquí porque cuando nos dimos cuenta del daño que habíamos causado (...) le reclamamos al sujeto que le dicen El Bola. Por lo que ellos pensaron que desertaríamos de la organización y pondríamos en riesgo la identidad de varios integrantes, por lo que ellos mismos nos trajeron aquí, nos golpearon, esposaron y vendaron la cara".
Según sus familiares, a los indiciados sólo les quitaron la venda de los ojos antes de firmar la declaración en que se inculparon. Después, sus interrogadores de la SIEDO les pidieron que "con ademanes" explicaran cómo habían arrojado las granadas. Esa actuación fue la que difundió la PGR por televisión...

Infiltración del crimen organizado

Hasta lo más alto
Ricardo Ravelo
Revista Proceso (www.proceso.com.mx), 2 de noviembre de 2008;
La enemistad entre los titulares de la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública no sólo inmoviliza al gobierno federal y torna estéril su cruzada contra el narco y crimen organizado. También muestra que ambas instituciones son tan porosas que los capos ya se posicionaron en ellas. La infiltración es de tal magnitud que convierte en sospechosos a los propios Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna.
Las diferencias entre los mandos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y la Procuraduría General de la República mantienen al gobierno de Felipe Calderón prácticamente sumido en la falta de credibilidad y sin una estrategia eficaz en su lucha contra el crimen organizado.
En los casi dos años de administración calderonista, las filtraciones de información, la presunta protección a narcotraficantes, las pugnas de poder y los vicios en ambas dependencias se han exacerbado, lo que impide que la cruzada contra los cárteles de la droga sea exitosa.
Aunado a ello en los últimos días aparecieron narcomantas en varios estados en las que el titular de la SSP, Genaro García Luna, y varios agentes de esa dependencia son señalados como protectores del cártel de Sinaloa que encabeza Joaquín Guzmán Loera El Chapo.
A raíz de la captura de Jesús Zambada García, El Rey, su hijo Jesús Zambada y otros miembros del cártel de Sinaloa, dos de los colaboradores de García Luna, Víctor Gerardo Garay Cadena y Luis Cárdenas Palominos, comisionado interno de la PFP y coordinador de inteligencia de la SSP, respectivamente, fueron interrogados por elementos de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) por la presunta protección a los sicarios de esa organización.
El 30 de octubre, tres días después del interrogatorio, cuando todo parecía indicar que ambos serían arraigados, García Luna ejerció "fuertes presiones" ante la PGR para que los liberaran, aseguró a Proceso una fuente interna de esta última dependencia. Así mismo, policías federales, particularmente de la Agencia Federal de Investigación (AFI), acusan a García Luna de estar coludido con el cártel de Sinaloa desde el sexenio pasado, cuando fungía como director de la AFI. El 31 de octubre Garay Cadena renunció a su cargo.
Y por esas mismas causas -la protección a los sicarios del cártel de Sinaloa y los mensajes de las narcomantas- también fueron citados a declarar a la SIEDO cerca de 70 agentes federales, en particular elementos del Grupo de Operaciones Especiales de la PFP que operaban bajo las órdenes de Garay Cadena.
El comisario Javier Herrera Valle, excomisionado de la PFP y quien recientemente fue despedido de la SSP, asegura que García Luna se ha convertido en un funcionario intocable, a pesar de su negro historial y los señalamientos que lo vinculan con la protección al narcotráfico.
"García Luna, al menos eso me mandó decir Juan de Dios Castro Lozano (subprocurador de derechos humanos de la PGR), es el funcionario consentido del presidente Calderón. Creo que por eso no se le toca", dice Herrera Valle.
-¿Usted cree que García Luna es el hombre consentido del gabinete o existen complicidades oscuras que lo unen con el presidente?
-Ya no sé qué pensar ni qué decir. No he recibido respuesta de mis cartas, en las que denuncio la corrupción. Pero no tengo duda de que García Luna es intocable, y esto es muy peligroso para el país.
Inamovible
Los señalamientos de que García Luna está presuntamente coludido con el cártel de Sinaloa no son nuevos. Según datos de la PGR, las presuntas relaciones de este personaje con el narco datan de 2005 y él ni siquiera ha sido investigado por ello.
La averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/106/2005, integrada contra la célula de los hermanos Beltrán Leyva -cuando mantenían una sólida sociedad con el cártel de Sinaloa y controlaban el estado de Guerrero-, contiene revelaciones que implican al titular de la SSP en la presunta protección de este grupo criminal.
Se trata de transcripciones de llamadas telefónicas, correos electrónicos enviados por personas que se identificaron como miembros del cártel del Golfo -en 2005 había una fuerte pugna entre Los Zetas y los Beltrán Leyva por el control de Acapulco y Zihuatanejo, dos plazas boyantes del narco-, en los que denunciaron que García Luna recibía pagos millonarios de los Beltrán Leyva.
Al igual que otros mensajes, un telefonema recibido el 15 de mayo de 2005 en la PGR pasó a formar parte de una constancia ministerial. El reporte dice:
En el micro 0696 que corresponde a las oficinas de la visitaduría general, en el período de guardia nocturna, se recibió al teléfono 5228618399 llamado anónimo de una persona que se dijo integrante del cártel del Golfo, para denunciar a los elementos de la Agencia Federal de Investigación (en 2005 García Luna fungía como director de la AFI) de las plazas de Acapulco y de Zihuatanejo, Guerrero, que el día de ayer, catorce de mayo, en la tarde detuvieron a cinco zetas, (y) que en lugar de ponerlos a disposición del Ministerio Público y les trasladaran a la cárcel, los entregaron al cártel de Arturo Beltrán Leyva, que no estaba bien que los elementos de la AFI le jugaran al narcopolicía.
En otro reporte, por el cual García Luna tampoco fue molestado y mucho menos investigado, registrado en la averiguación referida, contiene un dato contundente: que el actual secretario de Seguridad Pública recibía dinero del cártel de Sinaloa:
De antemano sabemos que el director de la AFI, Genaro (García) Luna está coludido con la organización de Arturo Beltrán Leyva, quien ha recibido grandes cantidades de dinero por medio de un director de nombre Domingo González (el mismo a quien Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, le entregó un millón de dólares para que le brindara protección a él y a su jefe Arturo Beltrán Leyva), mismo que se encuentra prófugo de la justicia en el vecino país de Belice.
El mensaje, presuntamente enviado por personal del cártel del Golfo a la PGR, termina con una advertencia: Esperamos su actuación a esta acción reprobable lo antes posible y exigimos pongan a disposición a nuestros cinco compañeros y en libertad a sus familiares o de lo contrario dejaremos caer todo el rigor y coraje sobre esos narcopolicías. Si no hay reacción, en cinco días difundiremos toda esta información a todos los medios de comunicación y dos días después recibirán nuestro mensaje particular contra aquellos bandidos o narcopolicías.
Además de los mensajes que ha recibido el presidente Felipe Calderón sobre la descomposición interna en la SSP y la corrupción (tráfico de plazas, "dobleteo" de viáticos y colusión de policías y altos mandos de la PFP con el narco), García Luna sigue inamovible en su cargo y su posición ahora parece reforzarse con la reaparición de Jorge Tello Peón -su mentor-, quien fungió como subsecretario de Seguridad Pública en el sexenio de Ernesto Zedillo y desapareció de la escena pública poco después de la fuga de El Chapo Guzmán en enero de 2001.
Los señalamientos de que García Luna sirve a los intereses del narco han surgido por varias vías, pero de nada han servido pues él sigue en el cargo, a pesar de todo.
El 1 de agosto de 2007, por ejemplo, el procurador Eduardo Medina Mora recibió una carta firmada por un testigo protegido -cuyo nombre y clave se omiten por temor a represalias-, la cual se refiere a la relación que mantuvo García Luna como director de la AFI con Alberto Pliego Fuentes (ya fallecido), quien presuntamente estaba ligado al negocio de la efedrina.
De acuerdo con una fuente consultada, Pliego Fuentes, a quien entre otras capturas se le atribuyó la de Daniel Arizmendi, El Mochaorejas, tenía relación con el cártel de los hermanos Amezcua Contreras, conocidos como pioneros en la producción y tráfico de drogas sintéticas y, a través de sus relaciones con altos mandos de la AFI, obtenían la sustancia química, que es la base de las llamadas drogas de diseño.
Recientemente estalló la crisis al interior de la SSP, cuando cientos de agentes federales, tanto de la AFI como de la PFP, endurecieron sus posiciones y se lanzaron a la calle a protestar contra García Luna por sus yerros en la lucha contra el narcotráfico.
Los inconformes exigieron limpieza en la institución, retiro de "mandos corruptos" y frenar el proyecto de unificar a la AFI y a la PFP bajo un mando único, lo que a su juicio significa "darle más poder a García Luna para servir a intereses dudosos".
El 20 de octubre último, de nueva cuenta se puso en evidencia la presunta protección que mandos de la AFI y de la PFP ofrecen al cártel de Sinaloa, en particular a Ismael Zambada García El Mayo, así como a sus familiares.
Ese día se desató una balacera en las inmediaciones de la colonia Lindavista, al norte de la Ciudad de México, donde familiares de El Mayo Zambada, entre ellos su hermano Jesús Zambada, habían rentado una casa. Durante el enfrentamiento, derivado de una supuesta denuncia anónima que alertó a las autoridades sobre la presencia de los capos, aparecieron cuatro agentes federales que repelieron el fuego en defensa de los presuntos narcotraficantes del cártel del Pacífico.
Según información de la PGR, uno de los agentes que brindó apoyo a los Zambada es Ulises Rodríguez Rodríguez, quien fue presentado como exintegrante de la desaparecida Policía Judicial Federal. De acuerdo con datos consultados en la SSP, este personaje en realidad se llama Marco Antonio Valadez Rico, un elemento activo de la PFP adscrito a la Dirección General de Aeropuertos y Fronteras, bajo las órdenes de Óscar Moreno Villatoro.
Los otros tres policías, que también operaban en el círculo cercano de García Luna, son: Carlos Gerardo Castillo Ramírez, adscrito al área de Despliegue Regional de la AFI, José Guillermo Báez Figueroa, quien trabajaba en la Coordinación de Despliegue Regional de la PFP, y Francisco Montaño Ochoa, agente ministerial del Estado de México, territorio que hoy se disputan Los Zetas, La Familia y el cártel de Sinaloa.
Promesas incumplidas
En la PGR la situación es aún más crítica. En varias décadas son pocos los procuradores que no han resultado "salpicados" por la corrupción o por sus nexos con el crimen organizado.
Los últimos dos de los antecesores de Medina Mora: Rafael Macedo de la Concha y Daniel Cabeza de Vaca se comprometieron a depurar a la PGR con discursos triunfalistas. Ambos fracasaron.
El primero se vio inmerso en varios escándalos, entre ellos se le señaló como protector de Los Zetas, según la averiguación previa PGR/GRO/ACAAMA/413/2005-; el segundo, quien despachó en la PGR durante los últimos 20 meses del gobierno de Vicente Fox, reconoció su fracaso, incluso declaró que sus agentes estuvieron a punto de capturar a El Chapo Guzmán, pero éste logró escapar, dijo antes de abandonar su cargo.
Medina Mora, al ser ratificado por el Senado en diciembre de 2006, declaró: "El compromiso de la PGR es recuperar los espacios perdidos que la delincuencia nos ha arrebatado. Los mexicanos pueden tener la certeza de que viven en un país de leyes, con pleno respeto a los derechos humanos, con efectividad y transparencia en la aplicación de la justicia".
Y agregó: "La gran responsabilidad de la institución es evitar el temor y promover la confianza de los mexicanos en las instituciones encargadas de procurar justicia...
Casi dos años después de aquel discurso, en el que también se comprometió a sanear a la PGR, Medina Mora ahora enfrenta uno de los conflictos más graves: la infiltración del narcotráfico en la SIEDO, la subprocuraduría más importante en las investigaciones contra el crimen organizado.
Según información de la misma procuraduría, la célula de los hermanos Beltrán Leyva logró tejer una amplia red de informantes -secretarias, agentes del Ministerio Público, fiscales, policías- que les informaban con antelación sobre los operativos realizados en contra de su organización.
Entre los informantes figuran poco más de una treintena de agentes del Ministerio Público que aportaban información a los hermanos Beltrán Leyva, así como datos confidenciales de expedientes en curso de investigación. A cambio de esos favores, recibían gratificaciones mensuales de entre 350 mil y 400 mil dólares.
De entre las piezas más importantes que desde la SIEDO servían a los hermanos Beltrán Leyva destacan: Miguel Colorado y Fernando Rivera, quienes hacían mancuerna con Antonio Mejía y Jorge Alberto Zavala. Hoy los cuatro están presos en el penal de Puente Grande, Jalisco, en tanto que Javier Jiménez Sánchez, El Pinocho, agente de la AFI adscrito a la SIEDO, y José Antonio Cueto López, exagente de la extinta Policía Judicial Federal y presunto enlace entre los Beltrán Leyva y altos funcionarios de la SIEDO, están prófugos.
Al estallar el conflicto en la SIEDO, que puso en entredicho el trabajo de saneamiento prometido por Medina Mora hace dos años, éste intentó justificarse al declarar que se dio un relajamiento del control del personal y de la custodia de los datos contenidos en expedientes de la subprocuraduría.
Y añadió: "No se habían venido practicando mecanismos de reclutamiento y selección con la regularidad que marca la normatividad y, además, no se hacían, quizá, con el rigor y con la profundidad que se requiere.
No es la primera vez que piezas del cártel de Sinaloa se infiltran en la estructura del poder. El escándalo en la SIEDO es similar al que se dio durante el gobierno de Vicente Fox, cuando los Beltrán Leyva "engancharon" al jefe de giras presidenciales, Nahúm Acosta, quien mantenía una estrecha relación con Arturo Beltrán.
Ese vínculo fue descubierto por elementos de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA), así como por grabaciones que fueron entregadas a la SIEDO en las que se le recomendaba investigar "lo que ocurría en la casa número uno de México".
Poco antes de que se descubriera la infiltración de los narcos en Los Pinos, en octubre de 2001 los miembros emblemáticos del cártel de Juárez -Vicente Carrillo, Ismael El Mayo Zambada, Javier Torres Félix, El JT, Arturo González Hernández, El Chaky, entre otros- crearon una red de informantes en la PGR y en la Secretaría de la Defensa Nacional.
Entre los informantes había militares y fiscales. Uno de los jefes del grupo era Francisco Tornez Castro o Víctor Manuel Llamas Escobar, conocido como El capitán Tornez, responsable de la recopilación y procesamiento de información sustantiva, generada por las células infiltradas en varias dependencias federales, que luego era entregada a los cárteles de Juárez y de Sinaloa.
Las operaciones de entonces son similares a las que recién se descubrieron en la SIEDO.

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