16 oct 2007

El Gobernador de Cohuila

Por unanimidad, el Senado aprobó un manifiesto en el que, sin mencionar a Humberto Moreira, exhorta “a las autoridades” de Coahuila y federal a conducirse dentro de la ley, y demanda que si tienen pruebas, las aporten, pues no hacerlo “puede significar responsabilidades penales”.
En la sesión de este martes, esa cámara salió en defensa de los senadores panistas Guillermo Anaya y Ernesto Saro, a quien Moreira vinculó con el narcotráfico, y además respondió a las declaraciones de Ramírez Acuña, quien el viernes pasado acusó que el narcotráfico “llegó” a los partidos y a “algunos núcleos empresariales”.
Empero, las declaraciones del gobernador Humberto Moreira de que panistas tienen parentesco con el narcotráfico “no fueron imputaciones directas, fueron alusiones a lo que aparece en una revista”, aseguró el secretario de Gobierno de Coahuila, Homero Ramos Gloria.
Debate en El Congreso
-EL C. PRESIDENTE GONZALEZ MORFIN: Gracias, senadora. Tiene la palabra el senador Ricardo Monreal, del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, para referirse a la situación política nacional.
-EL C. SENADOR RICARDO MONREAL AVILA: Gracias, ciudadano presidente. Hace unos minutos, cuando aquí se discutía o mejor dicho se leía un pronunciamiento sobre un tema muy delicado, un pronunciamiento político firmado por los coordinadores de los grupos parlamentarios para solicitar que las autoridades de los tres niveles de gobierno se sujetaran al principio de legalidad que nuestra Constitución previene como un principio rector.
En ese momento solicité el uso de la palabra para referirme a este tema. Sin embargo el presidente de la Cámara consideró pertinente tratarlo en este apartado, y atendí su petición.
Pero por qué me inscribí en este tema.
Primero porque en distintos asuntos, en diversos temas, yo he expresado públicamente mi opinión en la mayoría de las ocasiones divergente con el Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional.

Lo he dicho abiertamente, no coincido con sus principios, su ideología, no coincido con su estrategia y sin embargo en esta ocasión yo quiero expresar que es muy lamentable que un gobernador de una entidad federativa pueda ligeramente hacer este tipo de expresiones.
Hoy en este pronunciamiento coincido con el y creo que es deber de todos los legisladores solidarizarnos con los dos compañeros senadores de Coahuila, quienes fueron acusados de estar vinculados con el narcotráfico.

Una acusación por supuesto temeraria, una acusación que por haber sido pronunciada por un Gobernador lleva una carga adicional a la de cualquier ciudadano.
Quienes vivimos en los estados sabemos que una expresión de un gobernador es una expresión de consideración, porque tiene bajo su cargo y responsabilidad el manejo de la procuración de justicia local y casi todo el control político del estado.
Por eso me pareció un precedente correcto el que ahora se ha establecido en esta Cámara de Senadores.
Muchos senadores hemos sido víctimas de esta estrategia de órganos del gobierno. Normalmente contra los opositores la Procuraduría General de la República o la Secretaría de Gobernación filtran o señalan presuntamente delitos o vínculos con la delincuencia, con el ánimo de descalificar, con el ánimo de eliminar de la escena política a los adversarios. Por eso sí es condenable la expresión del Gobernador de Coahuila.
Y el Senado de la República no debería quedarse solo en un mero pronunciamiento. El Senado de la República debería exigirle al Gobernador que presente la denuncie penal correspondiente ante la Procuraduría General de la República o que se retracte públicamente.
Porque no puede quedar en un simple anecdotario un pronunciamiento de tal magnitud y de tal peso de un Gobernador de una entidad federativa.
Como tampoco puede quedar en el aire un pronunciamiento de un secretario de Gobernación de facto que dice el fin de semana que tiene indicios de que en los partidos políticos hay personas vinculadas con el narcotráfico.
Cuando una personalidad, que cumple una función de esta naturaleza expresa una posición de esta naturaleza, no puede quedar desapercibida, y el Secretario de Gobernación debe también denunciar ante la Procuraduría General de la República los nombres de las personas que a su juicio, o con las pruebas que él tenga, están involucradas en posibles conductas delictivas; y si no es así el Secretario de Gobernación debe también retractarse públicamente.

El principio de legalidad no es un principio al que debe estar sometida esta Cámara para emitir un pronunciamiento, el principio de legalidad obliga a todos aquellos que disponen de autoridad para ceñirse estrictamente a lo que la ley y la Constitución le mandata. Cualquier otra cosa que hagan fuera de este principio están incurriendo en responsabilidad, y por eso me parece pertinente, presidente que no se quedara en esta mera expresión.Nosotros nos solidarizamos con los senadores que fueron agraviados, con sus familias, porque la presunción de inocencia no puede tirarse a la borda, ni puede permitirse, ni para ningún ciudadano, ni menos para ninguna autoridad extralimitarse y cometer este tipo de excesos. Es muy importante el precedente que hoy se fija, ciudadano presidente, ojalá y no quede en una mera expresión, porque frente a la confrontación y frente a la polarización que el país vive se presentarán muchos asuntos de éstos.
Más tarde que temprano se acusarán, se volverá a intentar desprestigiar por la vía del discurso a personas, a vidas privadas o a familias, cualquier autoridad tiene la obligación de apegarse estrictamente al principio de legalidad, por eso en esta ocasión coincidimos con el pronunciamiento a favor de los senadores de Coahuila.
Muchas gracias.
-EL C. PRESIDENTE GONZALEZ MORFIN: Gracias a usted, senador Monreal. Ha solicitado y se le concede la palabra al senador Federico Döring, del Grupo Parlamentario del PAN, en este mismo apartado de la agenda política.
-EL C. SENADOR FEDERICO DÖRING CASAR: Con la venia, presidente:Haciendo eco de la intervención del senador Monreal y un poco en el mismo espíritu, cuando él dice que tiene diferencias con el PAN, yo quisiera también, a pesar de las diferencias que pudiéramos tener entre grupos parlamentarios y sin que esto siente un precedente, manifestar mi respeto y mi solidaridad con el senador Monreal y hacer mía la intervención en cuanto al respaldo que le da a los compañeros senadores del PAN.
Así como hemos tenidos nuestras diferencias y hemos subido a esta tribuna a confrontarla, con esa misma vehemencia y con esa misma firmeza debemos de reconocer la actitud que hoy día tiene el senador Monreal, y retomar parte de lo que él dice.Como decían los romanos “la calumnia daña más a quien la profiere, que a quien la recibe”. No es suficiente que este Senado se solidarice y respalde a dos mexicanos íntegros, probos, con trayectorias políticas de tiempo atrás que jamás habían sido puestas en entredicho y que jamás habían sido cuestionas ni en su Estado, ni en sus administraciones municipales, ni por ningún otro actor, y eso es un asunto que también debemos de reconocer los senadores del PAN y los senadores del PRI.La madurez, la altura de mira, la capacidad para poner al Senado y a la política por encima de los intereses partidistas o de las agendas estatales, debemos de dar cuenta de eso públicamente y agradecerlo. Pero en esa misma tesitura no basta con apoyar a Ernesto Saro y al Guillermo Anaya.
Es de gente bien nacida saber reconocer los errores y saber ofrecer la disculpa, y el gobernador les debe una disculpa al senador Anaya y al senador Saro. Y si es gente bien nacida habrá de ofrecerla y de retractarse, y si no es gente bien nacida pasará como lo que es en la historia política del país y de su estado.
Muchas gracias.
-EL C. PRESIDENTE GONZALEZ MORFIN: Gracias, senador Döring.Continúe la secretaría con los asuntos en cartera.


Derechos de las mujeres

Debate en el Senado. martes 16/10/2007;
EL C. SENADOR GABINO CUE: Con el permiso de la Presidencia.
Compañeras senadoras y compañeros senadores: El día de mañana diecisiete de octubre conmemoramos el quincuagésimo cuarto aniversario del otorgamiento del reconocimiento constitucional del derecho de las mujeres a votar y ser elegidos a cargos de elección popular, fecha que sin duda nos llena de regocijo, pero sobre todo nos invita a profundizar en la reflexión respecto de los avances reales que se han tenido en materia del reconocimiento y respeto pleno de los derechos fundamentales de las mujeres.
Día a día las mujeres trabajan para ganar un espacio en el complicado escenario de la vida pública. Ya sea en el terreno laboral, social, cultural, educativo, económico y político, las mujeres abren brecha dejando huella a su paso.

En cada oportunidad, demuestran sus capacidades y fortalezas; afrontando retos y buscando soluciones. En pocas palabras, se han incorporado a la cotidiana dinámica que mueve a nuestra gran nación. Desafortunadamente, esa incorporación no ha sido plena e inmediata y si muy dolorosa.
Esta realidad nos compromete a todos, hombres y mujeres a seguir trabajando y uniendo esfuerzos para lograr la equidad de género y acceso a las oportunidades en igualdad de condiciones.
Desde el nacimiento a la vida independiente de nuestro país, por poner un ejemplo, las mujeres han sido protagonistas fundamentales del cambio, sin embargo, los beneficios de las reformas constitucionales les han llegado a cuenta gotas; el común denominador ha sido la exclusión y el rezago. De ahí que, no fue sino hasta 1953 cuando se les otorgó el reconocimiento constitucional del derecho a votar y ser votadas.
Si bien fue hasta 1955 cuando las mexicanas ejercieron por primera vez el voto, fue en 1970 cuando se inició realmente su participación en la vida pública de forma relevante.
Así, el reconocimiento de la ciudadanía plena de la mujer, a través del derecho a votar y ser votada, fue el primer paso que se dio en la construcción de una democracia plena, lucha que aún no hemos concluido, nos queda un largo trecho por avanzar si queremos llegar a niveles aceptables de democracia. Este hecho marca el comienzo del largo camino que las mujeres han tenido que recorrer para acceder a cargos de elección popular y, comenzar a influir en la toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida pública.
La vida democrática exige el respeto irrestricto de los derechos humanos, así como el acceso en condiciones de equidad e igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres al crecimiento y desarrollo de una nación.
En concordancia con este principio los gobiernos deben procurar la plena incorporación de todos los sectores sociales, sobre todo de aquellos que por su condición física o histórica se encuentran en desventaja o rezago. Tal es el caso de las mujeres.
En México, los movimientos de mujeres han logrado impactar de manera distinta a las instituciones y los espacios de poder en los tres ámbitos y niveles de gobierno y, de manera significativa, a las organizaciones de la sociedad civil organizada.
Podemos señalar que justamente han sido las mujeres y hombres comprometidos con esta causa quienes han puesto énfasis en la necesidad de introducir, establecer, promover e implementar agendas con perspectivas de género en el quehacer legislativo y parlamentario nacional.
Compañeras y compañeros senadores: Hoy, debemos reconocerlo, estamos aún muy lejos de la equidad de género que el Estado mexicano está obligado a promover.
Para la conclusión de la democracia mexicana la inclusión en la agenda nacional de una verdadera perspectiva de género, así como una real equidad de oportunidades e igualdad de derechos entre hombres y mujeres es un reto impostergable.
Incuestionablemente hemos avanzado en el proceso de incorporación de las mujeres en la vida pública, sin embargo los avances han sido muy cortos y a un elevado costo para las mujeres.
En el grupo parlamentario de Convergencia estamos convencidos de que son muchas las voluntades que plantean hacer de la igualdad y equidad de género el eje rector de nuestra sociedad.
Pasemos del discurso a los hechos. Los miembros de esta sexagésima legislatura tenemos la oportunidad y compromiso de trabajar para lograr la incorporación de la perspectiva de género de manera transversal en todas las actividades de la vida pública, y eliminar la brecha de desigualdad que aún existe entre mujeres y hombres.
Por eso debemos promover avances reales en la materia. Por qué no introducir en nuestra legislación, en lugar del principio de 70 por ciento como máximo de postulaciones por género que los partidos están obligados a realizar, el que las candidaturas a puestos de elección popular sean en igualdad de condiciones: cincuenta por ciento para hombres y cincuenta por ciento para mujeres.
Esa sí sería una verdadera política de equidad que el pueblo de México agradecería.
Compañeras y compañeros legisladores: Les conmino a que todas las acciones legislativas que realicemos tengan un verdadero sentido de equidad entre hombres y mujeres, con el propósito de poder lograr una verdadera democratización de la vida política y social que la ciudadanía tanto ha demandado.
Y a mis amigas y compañeras senadoras, sólo les digo que este Senado carecería de fuerza si no contara con la inteligencia y sensibilidad política de ustedes, mujeres comprometidas con el México que anhela la mayoría de nuestro pueblo.
Muchas gracias. (Aplausos)
-EL C. PRESIDENTE GONZALEZ MORFIN: Gracias, senador Cué.
También para referirse al mismo tema, tiene la palabra la senadora Amira Gómez Tueme, del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional.
-LA C. SENADORA AMIRA GRICELDA GOMEZ TUEME: Buenas tardes. Gracias, senador presidente.
Compañeras y compañeros: Efectivamente, mañana 17 de octubre, celebramos un aniversario más del reconocimiento del derecho al voto de las mujeres.
Este no es un tema que nos interese sólo a las mujeres. Nosotros esperamos que más que un avance democrático, la incorporación de la mujer a la vida política, signifique un cambio cultural; una manera de reivindicar a la mujer en todos los ámbitos.
Quiero decirles, que es un honor pertenecer al PRI. Partido que desde 1935 reconoció la importancia de la participación de las mujeres en política y promovió su intervención en las elecciones internas. Decirles que nosotras las mujeres somos herederas de aquellas que han luchado y luchan, todavía, por el derecho al voto; por el acceso a la educación; a la salud; contra las violaciones y las agresiones sexuales; contra la violencia doméstica y por el reconocimiento del trabajo, por qué no, no bien remunerado y por una participación política en condiciones de igualdad.
Los esfuerzos sobrehumanos que las mujeres hacemos, para conciliar el trabajo con otras actividades, igualmente esenciales, como son: la actividad familiar, la actividad política o actividades culturales, no han sido en vano y han dado como resultado una mayor participación de las mujeres en la actividad económica.
Como dueñas o directoras de empresas. En las actividades públicas, como legisladoras o encabezando la toma de decisiones.
Otras, como dirigentes sindicales y la mayoría, también, en nuestro país, como cabezas de hogar. Reconozco que aún persiste limitantes y obstáculos que hacen palpables las diferencias e inequidades de género. El dolor cotidiano, la pobreza y la violencia, bajo la cual viven tantas mujeres, como aquí se ha dicho, nos dan el valor y la determinación para continuar luchando, para lograr el cambio. Interpelamos a los hombres y los invitamos a movilizarse para poner fin a la violencia hacia las mujeres, y a las desigualdades, producto de quienes, todavía, pretender ejercer una dominación basada en la diferencia de sexos. Que por fortuna, cada vez son menos. Debo reconocerlo. No estamos contentas en avanzar sólo en el reconocimiento de los derechos democráticos. Debemos de terminar con las desigualdades que hay entre ambos sexos en materia de acceso a la riqueza; con el propósito de que forjemos juntos, mujeres y hombres, un mundo igualitario.
Las mujeres sabemos estar a la altura de las circunstancias; afrontando los retos para lograr conquistas mayores. Estamos más que nunca resueltas a continuar juntas, comprometidas para ofrecer a las futuras generaciones, un país democrático, un país plural, y con amplias oportunidades para el desarrollo de todas y todos. Un país de igualdad plena, entre mujeres y hombres.
Compañeras y compañeros: Nuevamente me congratulo por este día. Felicidades a todos. Muchas gracias. (Aplausos)
-EL C. PRESIDENTE GONZALEZ MORFIN: Gracias, senadora.
También para referirse al mismo tema, se concede la palabra a la senadora Claudia Corichi García, del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática.
-LA C. SENADORA CLAUDIA SOFIA CORICHI GARCIA: Gracias, senador presidente.
Senadores y senadoras: Mañana miércoles, como ya lo han dicho aquí, Blanca Judith y también Amira, celebramos todas las mujeres y hombres de nuestro país el 54 aniversario de la conquista del derecho al sufragio femenino.
Aunque la lucha por el reconocimiento al derecho al sufragio, se remonta hasta finales del siglo pasado, evolucionando con las asociaciones feministas, emanadas de la Revolución Mexicana, no fue sino hasta 1935, cuando sectores significativos de mujeres del país, agrupados en aquel entonces en el Frente Amplio Pro-Derechos de la Mujer, exigieron abiertamente el derecho al sufragio.
Lo que no se concretó hasta 1953, siendo México uno de los últimos seis países en América Latina, en reconocer el derecho de sufragio de las mujeres. Aunque no podemos negar que éste fue un avance significativo en la ciudadanización de las mujeres, no basta con el derecho a votar. Los obstáculos de la sociedad patriarcal, para que las mujeres podamos acceder a puestos de elección popular, continúan, hasta en este momento, de muy distintas maneras.
Han transcurrido 54 años, desde que se ejerció por primera vez este derecho; 54 años en que la actividad política de las mujeres se ha enfrentado a la oposición, a veces moderada, a veces burlona, a veces férrea de varios sectores de la sociedad, que no ven con buenos ojos nuestra participación en la toma de decisiones en este país; que no ven con buenos ojos el empoderamiento de las mujeres.
El lograr nuestro derecho al voto, fue producto de una lucha larga, de una exigencia, por muchos años no escuchada. Resulta paradójico que poco más de medio siglo después sigamos pugnando por nuestros más elementales derechos en los hechos.
Ayer fue el derecho al voto; hoy es el derecho por la igualdad de oportunidades; el derecho a estar proporcionalmente representadas en los espacios de toma de decisiones.
Y a pesar de las reformas al Cofipe de los últimos años, y que somos más de la mitad de los electores del país; para darnos idea de la disparidad existente, con respecto a la Cámara de Diputados, solamente 23.4 por ciento de los escaños son para mujeres. En esta Cámara de Senadores, solamente somos 23 mujeres que representamos el 18 por ciento del total de 128 senadores, como lo dijo Blanca Judith, de las 57 Comisiones ordinarias solamente cinco están presididas con mujeres, y con todo respeto, compañeras senadoras y senadores, incluso en la Junta de Coordinación Política de este Senado, no hay ninguna sola senadora mujer, la Mesa Directiva tiene nada más dos integrantes, por cierto, del PRD.
Con respecto a las 32 entidades federativas sólo hay en un récord histórico que pareciera que es algo así como una sesión de ciertos derechos dos mujeres gobernadoras, en cuanto al gabinete solamente de las 19 secretarías, cuatro están representando mujeres, de los once ministros de la Suprema Corte solamente dos son mujeres y finalmente a nivel municipal y según cifras del INEGI hasta el año 2006 sólo el 3.5 por ciento de los municipios o delegaciones se encontraban gobernados por una mujer, y aunque las mujeres siempre hemos estado presentes en la toma de decisiones, nuestro papel siempre estaba oculto a la luz pública y circunscrito al ámbito de lo privado y si bien en nuestro país no existe discriminación real, constitucional o legal en las leyes, en la Constitución, en lo escrito, sí existe una larga cadena de ataduras culturales que inhiben la postulación de mujeres a cargos de elección popular, a ocupar cargos de relevancia en las administraciones locales y federales e incluso en el sector privado son contadas con los dedos de una mano las mujeres que tienen un puesto de primer nivel, las acciones afirmativas han sido y son para muchas de nosotras fundamentales, incluso en mi partido acabamos de lograr, con mucho esfuerzo la aprobación de la cuota paritaria de género, 50, 50. Pero no es suficiente, hace mucho para revertir la culpa y la subordinación, el rincón del silencio y el patrón cultural al que hemos sido confinadas generalmente y que muchas no estamos destinadas a tener.
El ingreso de la mujer a la política aportó a la agenda local nuevas preocupaciones compartidas como la de la salud reproductiva, los derechos de los hijos dentro y fuera del matrimonio, la lucha contra la violencia de género, la lucha contra la violencia de poder y el abuso sexual contra la trata de personas y muchos temas más.
Queremos políticas de género transversales, presupuestos transversales con una visión de género, vamos a ver cuánto se asigna en el presupuesto en políticas de género, cuánto asignan nuestros compañeros diputados con el respaldo de los compañeros y compañeras senadoras, porque lo que no se refleje en el presupuesto es pura demagogia, compañeros y compañeras.
Vamos a ver si de verdad el tema de las mujeres es un tema de discurso o un tema de verdad, nuestro país es otro, nuestras prácticas políticas tienen que adecuarse a la realidad que vivimos, que este aniversario no sea solamente para festejar o para que podamos hablar y subir a hablar alguna de nosotras en esta tribuna, hablar de la disparidad o de lo que nos falta por hacer, que sea una disparidad para la reflexión de esta soberanía en la práctica cotidiana, en el ejercicio de la política, además en el ejercicio del trato hacia las mujeres, no solamente las senadoras. Yo decía un día, si las senadoras a veces, difícilmente podemos acceder a espacios, podemos acceder a un trato justo y equitativo, qué esperan las ciudadanas, las mujeres comunes, las mujeres olvidadas, las mujeres del rincón del silencio. No hay democracia con exclusión, no hay cambio social sin cambios individuales y culturales, al final de cuentas, el futuro de las mujeres que es el de la mayoría de la población es el futuro de nuestra nación, tenemos mucho por hacer, yo diría muy poco por festejar. Muchas gracias.
-EL C PRESIDENTE GONZALEZ MORFIN: Gracias, senadora.
Para referirse al mismo tema, tiene la palabra la senadora Ludivina Menchaca Castellanos, del Partido Verde Ecologista de México.
-LA C. SENADORA LUDIVINA MENCHACA CASTELLANOS: Gracias senador, Presidente.
Compañeras y compañeros:
Históricamente las mujeres hemos tenido que hacer frente a situaciones complejas derivadas de la discriminación que se vive al interior y al exterior de la familia, de la marca división sexual, del trabajo, de la lenta y tardía inserción en la vida laboral, política, cultural, económica, educativa y durante muchas décadas el rol de la mujer se limitó a las laborales familiares y domésticas que sin en cambio los cambios sociales y económicos nos impulsaron a salir del hogar y hoy muchas mujeres ejercen la jefatura de familia desempeñando una doble o una triple jornada, debido a que no hemos creado las condiciones necesarias para logra r un reparto equitativo al interior del hogar.
Muchas mujeres han dado una lucha constante para mejorar nuestras condiciones de vida, para abrir espacios y los ámbitos públicos y privados, y una de las luchas más largas fue para que se reconocieran nuestros derechos políticos.
Sabemos que dentro de las bases sociales de la Constitución del 17, la mujer continúo en el anonimato, en el anhelo de las mujeres para conquistar sus derechos políticos, se demostró en una gran lucha efectuada fundamentalmente en el periodo comprendido entre 1910 y 1953 que comprendió labores de ligas feministas, congresos estatales, nacionales, partidos localistas, clubes, etcétera.
Y fueron años de intensos esfuerzos que se consolidaron de manera paulatina en los diferentes estados de la República hasta que por fin, en 1947 se adicionó un artículo, el artículo 115 Constitucional para otorgar el voto municipal a la mujer y la posibilidad de ser votada, pero fue hasta 1953 cuando se reformó el artículo 34 constitucional que reconoce los derechos políticos de la mujer.
El reconocimiento del derecho al voto de la mujer siguió en 1974, una reforma a los artículos 4º, 5º, 30, y 123 de la Constitución para establecer que el varón y la mujer son iguales ante la ley.
La exposición de motivas de la iniciativa referida señaló lo siguiente, la elevación a norma constitución de la iniciativa presentada servirá de pauta para modificar leyes secundarias, federales y locales que incluyen para las mujeres modos sutiles de discriminación, congruente con todas las condiciones de desigualdad que éstas sufren en la vida familiar y colectiva.
Pero peso a ello, sabemos que la discriminación y violencia contra la mujer continúa, pues tienen que ver con patrones socioculturales de las conductas de mujeres y de hombres que es necesario modificar.
Y en las últimas décadas de la lucha para conquistar sociedades más justas, democráticas e igualitarias continúa, advertimos que se han dado paulatinamente cambios sociales, jurídicos y culturales que han permitido avanzar en algunas conquistas trascendentales de la población femenina en esta lucha por alcanzar la plena igualdad de nuestros derechos, prueba de ellos es la creación de la Comisión de Equidad y Género en el Instituto Nacional de las Mujeres, la Ley General para Igualdad entre los Hombres y Mujeres y la recién aprobada Ley General de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia.
No obstante, no debemos perder de vista, que no hemos logrado alcanzar la igualdad entre los hombres y mujeres, entre los géneros, en el ámbito político no fue sino hasta 1992 cuando se aprobó una reforma en materia electoral para establecer cuotas de género y participación política, esta ley obliga a los partidos políticos, como aquí ya bien se dijo, a incluir un porcentaje mínimo del 30 por ciento de candidaturas a un mismo género.
Así, durante los últimos 10 años, pues la presencia femenina en el Poder Legislativo ha representado entre el 13 y 17 por ciento y las estadísticas en otros cargos públicos pues tampoco son alentadoras, permítanme recordarles que solamente hemos tenido ocho secretarias de estado, cinco gobernadoras y una jefa de gobierno.
En las agrupaciones sindicales la situación no cambia, no cambia demasiado, se observa que pese a la masiva incorporación de la mujer en los sindicatos, el sector productivo, la mujer . . .
(Sigue 24ª parte)
… en los sindicatos, el sector productivo la mujer sigue teniendo poca participación en los cargos directivos de los sindicatos, aunque tiene una amplia participación en la base.
Y esos ejemplos nos hacen recapacitar en los factores que inhiben la participación de la mujer en la política formal y que lamentablemente seguimos tropezando con los patrones socioculturales que la consideran inferior y la única depositaria de las labores familiares y domésticas.
Compañeros, las mujeres hemos dado muestra de eficacia, de capacidad y responsabilidad en los ámbitos privados y públicos.
Sin embargo, hemos tenido que trabajar el doble para ganar credibilidad y espacios en la vida pública. Y por ello, si hoy queremos hablar de equidad y género y plena vigencia de los derechos humanos debemos crear los mecanismos adecuados para lograrlo. Por ello aprovecho esta ocasión, como bien también aquí aprovechó nuestra compañero Judith, a exhortar a esta Legislatura para que se siga dando muestra de compromiso para alcanzar la equidad y género.
No deja de ser doloroso para la población femenina de este país que la participación de la mujer en la vida política y de la nación, y en otros ámbitos, debe estar anunciada textualmente en nuestra legislación, ya que de lo contrario pues no hay forma de que se respeten nuestros derechos al parecer en el entendido de la exclusión de las mujeres por consigna y su inclusión por excepción.
Al incremento de la participación de la mujer política va más allá de la entidad ciudadana, va más allá de su derecho de sufragio. Se hace necesario un cambio político institucional con una gran transformación cultural que abran nuevos horizontes de igualdad.
No basta con modificar leyes, debemos impulsar políticas públicas tendientes a modificar esos patrones socioculturales que existen en el espacio privado; se deben modificar las relaciones de poder al interior de los hogares que le impiden a la mujer desarrollarse plenamente.
Y es necesario también destacar que no se trata una razón del género de privilegiar a la mujer, se trata de proporcionar el equilibrio que refleje la composición de la sociedad, incluyendo la visión de la mujer en la toma de decisiones en la vida pública de nuestro país.
Porque sin la participación activa de la mujer y la incorporación del punto de vista a todos los niveles del proceso de adopción de decisiones, no se podrá lograr los objetivos de igualdad, de desarrollo, de paz, de democracia y vigencia plena de los derechos humanos.
Por su atención, muchas gracias. (Aplausos)

Lavado de dinero en Perú

El ministro peruano del Interior, Luis Alva Castro, reveló esta semana que las mafias de narcotraficantes ''lavan'' cada año unos dos mil millones de dólares en este país.
Alva Castro ofreció estas cifras durante una rueda de prensa en el Palacio de Gobierno de Lima, junto al presidente peruano, Alan García, en la que además anunció la desarticulación de una mafia que blanqueaba activos por más de $461 millones. La banda está supuestamente vinculada al fundador de la
desaparecida aerolínea Aerocontinente, Fernando Zevallos, un capo de la droga que en el 2005 fue condenado a 20 años de prisión en Perú por narcotráfico.
La Policía investiga unos diez casos vinculados al narcotráfico, entre ellos el denominado ''Zeta'', iniciado en el 2005 y que involucra a 19 extranjeros y más de 90 peruanos, así como a 34 empresas nacionales y 32 foráneas ligadas al conglomerado comercial de Zevallos.
En ese contexto, el presidente García instó a la Fiscalía y al Poder Judicial a que aplique la ley de pérdida de dominio, promulgada en julio pasado, para que los bienes incautados al narcotráfico se puedan poner "al servicio productivo de la Nación''.
La norma se refiere a la extinción de los derechos o títulos de bienes de procedencia ilícita a favor del Estado sin compensación.

Fuente: EFE

Más sobre el Che

  • Sobre el mito del Che/Josep Ramoneda
Publicado en EL PAÍS, 16/10/2007):
En tiempos nada épicos como los que vivimos resulta difícil entender que pudiera llegar a mito popular una figura como la de Ernesto Che Guevara. Estos días se ha conmemorado el 40 aniversario de su muerte, asesinado en una emboscada en Bolivia. Una celebración que, como corresponde a un buen santo, ha venido acompañada de un milagro ecuménico: un médico cubano ha devuelto la vista al que comandaba al grupo que mató al Che, como una prueba más de la bondad universal de la revolución castrista. Pero el mito ya no está para grandes alardes. Lo que corresponde a este momento es explicar por qué aquel revolucionario que prefirió la guerrilla al ejercicio del poder llegó a ser un icono universal. Al fin y al cabo, el estudio comparado de mitos puede ser un instrumento útil para entender las diferencias entre las distintas épocas y generaciones.
Cada momento tiene sus iconos. Y los asume como lo más natural del mundo, precisamente porque dicen mucho de las frustraciones colectivas. Y, sin embargo, no son evidentes. ¿Alguien se habría imaginado, para poner un ejemplo de actualidad, que Francia se entregaría a un hombre de tamaño enorme, rudo y melenudo como el jugador de rugby Sebastián Chabal, que ni siquiera es titular en el equipo nacional?
¿Por qué el Che? ¿Por qué su imagen llegó a estar en todas partes casi sin distinción de clase e ideología como ocurre con los verdaderos mitos, aquellos que no son de nadie? Sin duda hay muchos factores que confluyen en la creación de un icono universal. Factores históricos: la figura del Che debe verse en el marco del proceso de descolonización y de la toma de palabra por parte de los países colonizados. Del mismo modo que la última oleada revolucionaria del siglo XX, -la que culmina en el 68- con su carácter anticapitalista y antisoviético a la vez, era caldo de cultivo sensible a un producto que se presentaba libre de las ataduras del duro poder. También encontraríamos factores semióticos: probablemente el fortuito encuentro entre un cliché del fotógrafo cubano Alberto Korda y el editor italiano Feltrinelli resultó decisivo en la creación de una imagen que sería más mito que el propio Che representado en ella. Y, por supuesto, factores morales: el eterno mito de la autenticidad, que todavía encanta a alguna gente. Como si ser un déspota por coherencia en las propias ideas mereciera mayor respeto que no ser un déspota. E incluso factores de sensibilidad colectiva, pasada la resaca de la guerra a principios de los sesenta hubo una cierta necesidad de creer en el happy end. La coincidencia en el tiempo de Kennedy, Kruschev, el papa Juan XXIII y la propia revolución castrista, hizo soñar por unos pocos años que todo era posible. Duró poco y, todo hay que decirlo, si llega a durar mucho podía haber terminado perfectamente en una catástrofe universal.
Pero para mí la verdadera razón del mito del Che está en el fracaso de la revolución cubana. Desde la invasión de Hungría en el 56, la ignorancia sobre los regímenes de tipo soviético ya no era coartada aceptable desde ningún punto de vista. La revolución cubana parecía distinta. Surgió en un continente muy maltratado y sus líderes tenían una imagen libre e independiente. Hay en el Caribe algo de anárquico y libertino que parecía contraindicado con la glacialidad de morgue de los regímenes comunistas del Este. Y la izquierda de todo el mundo puso mucha ilusión en ella. Ernesto Che Guevara fue astuto: se alejó a tiempo. Abandonó a Fidel porque probablemente intuyó que la confluencia con el modelo de tipo soviético era imparable. Y lo hizo en nombre de valores muy atractivos: autenticidad, fidelidad al ideal, insumisión, desapego por el poder, y un cierto acento libertario. Lo demás lo puso la muerte, que siempre tiene su papel en la construcción de los pedestales.
A medida que la revolución cubana se iba cerrando, a medida que Fidel se iba enrocando, bajo la presión de Estados Unidos, y se iba entregando en manos de la Unión Soviética, a medida que la delación y la persecución se extendieron, a medida que la gente empezó a irse, el mito del Che iba creciendo. Él representaba lo que la revolución pudo haber sido y no fue. Una representación segura, por indemostrable. La imagen del Che acribillado completó la figura. Y la crueldad de las dictaduras latinoamericanas con los que más o menos siguieron sus pasos acabó de acrecentar al personaje. El mito se fue extendiendo. Un mito que, como casi todos, no comprometía a nada. Y, sin embargo, permitía salvar la supuesta pureza de origen de la revolución cubana y ser indulgente con sus desvaríos.
Es propio de los santos huir de la realidad. Y esto es lo que hizo el Che. Dejó la cruda realidad de una Cuba en construcción, en la que realmente se jugaban cosas muy serias, y se fue a una aventura que se sabía perfectamente inútil y que no llegaba siquiera a promesa. Pero eso le daba aureola de autenticidad. Hoy esta aureola algunos la otorgan a los terroristas suicidas: auténticos hasta el extremo de matar y morir por sus ideas. Con la autenticidad presuntamente libertaria de Ernesto Che Guevara la izquierda ajustaba cuentas con su propia conciencia y encontraba una manera de salvar al castrismo, por lo menos en los fundamentos. Dos vías que conducían a la parálisis. O a la contemplación, si se prefiere, ya que hablamos de vidas de santos.
Y fue un mito. No forzosamente mejor ni peor que algunos de los mitos de ahora, porque lo que proyectaba era una insatisfacción profunda ante una sociedad que definitivamente no fue por los caminos de reconciliación que algunos habían soñado. Dentro de cuarenta años, quizás algunos se pregunten por qué la muerte convirtió a Diana de Gales en un mito universal o por qué Bin Laden es un icono de los tiempos que corren, o por qué el horror-espectáculo se ha hecho un hueco en los medios a través de los snuff movies sin apenas debate público. Y posiblemente para algunos será tan inexplicable como puede ser ahora el mito del Che. Lo cual sólo significa que nunca debemos perder el hábito de interrogarnos sobre el presente, de someter al principio de la sospecha a todo lo que se erige sobre nuestras cabezas.


Che, las razones de un mito/Alfonso S. Palomares, periodista
Publicado en EL PERIÓDICO, 16/10/2007;
Ahora, con motivo del 40° aniversario del asesinato del Che en el altiplano boliviano, desde los diversos medios de comunicación nos han inundado con un diluvio de crónicas, reportajes y artículos diversos. El Che era un hombre exagerado, para quien la palabra revolución tenía el significado de redención. Y las redenciones se cobran desmesurados tributos de sangre. De ahí la carga pasional y apasionada que tienen las palabras que llueven sobre él. Pasiones encontradas y contradictorias. Unos le retratan como referente de la mitología de todas las rebeliones, y la encarnación de la pureza original de la revolución cubana y de muchas revoluciones sin destino. Otros, como un hombre frío, autoritario y brutal dispuesto a sacrificar en el altar absoluto de la revolución a quienes se oponían o planteaban dudas, aparte de los enemigos, por supuesto. Pero, en el caso del Che, una imagen ha valido más que millones de palabras. Al hablar de imagen me refiero a la famosa foto de Alberto Korda en la que aparece Ernesto Guevara, el Che, con la estrella de comandante en la boina, el pelo en un armónico desorden y mirada de visionario. Un rostro verdaderamente hermoso. Esa imagen ha sido la más reproducida del planeta en las cuatro últimas décadas.
A PRINCIPIOS de enero de 1966, un año y 10 meses antes de su muerte, se celebró en La Habana la Conferencia Tricontinental. La gran cita de los revolucionarios y guerrilleros de tres continentes: Asia, África y América. Así como de los intelectuales que creían que la revolución cubana era el camino para la liberación de los pueblos y de los pobres. La palabra revolución llevaba la carga de la esperanza. Revolución también significaba, sobre todas las cosas, la destrucción del imperialismo encarnado por Estados Unidos. Revolución e imperialismo eran más que dos palabras, eran un cargamento de ideologías encontradas y sobre esas dos palabras se balanceaban los entusiasmos y las repulsas de la mayoría de los asistentes.De España fuimos dos periodistas: el redactor jefe de la revista Triunfo, Eduardo García Rico, y yo. No acudió ninguna representación de los partidos clandestinos, ni de otros estamentos culturales situados en el paisaje de la izquierda. En el largo viaje desde Barajas a Rancho Boyeros (había que hacer escala en Gander, Terranova) coincidimos con Mario Vargas Llosa, acompañado de su esposa, Patricia, embarazada de su primer hijo, Álvaro. El joven Mario acababa de tener un éxito muy vistoso y reconocido con la novela La ciudad y los perros, y alineaba sus entusiasmos políticos con el castrismo. En el avión iban también Josephine Baker, Alberto Moravia y otros escritores menos conocidos.En los salones del hotel Habana Libre, antes Hilton, en donde se celebraban las sesiones de la conferencia, lucían los uniformes de las más variadas guerrillas y guerrilleros que luchaban por cambiar el mundo en los tres continentes. El Che ya no estaba, andaba buscando nuevos campos de batalla, pero su espíritu y sus planteamientos estratégicos flotaban sobre la conferencia, y sus mensajes se repetían como rosarios monótonos. Nadie conocía su paradero (a no ser Fidel y su cercanísimo entorno): unos decían que estaba en África; otros, que ya estaba en un lugar de América Latina. Ya había fracasado en su aventura congoleña, pero no se sabía ni se decía. Incluso Salvador Allende, que venía de perder unas elecciones, lo ignoraba. Me lo dijo con toda rotundidad.Un día, a escritores, periodistas y observadores nos llevaron a visitar Pinar del Río y comimos en un restaurante de amplios ventanales que daban a una montaña cubierta literalmente por una gigantesca fotografía del Che, un montaje desmesurado. En mi mesa, a mi derecha, se sentaba Hildita Gadea, la hija mayor del Che, que entonces tenía 14 años y murió antes de cumplir 40. Le preguntaron por papá y respondió que estaba haciendo la revolución.En la conferencia se aceptaba que había que hacer la guerra mundial contra Estados Unidos, y se proclamaba como dogma la consigna del Che de que había que crear uno, dos, tres Vietnam, muchos Vietnam, en el camino hacia la victoria… Hasta la victoria siempre. Era un error y un disparate, pero lo aplaudíamos, porque la revolución era una alucinación colectiva de cierta izquierda. La URSS estaba en otra cosa: la coexistencia pacífica con Estados Unidos.
TODOS aquellos planteamientos delirantes fracasaron estrepitosamente: unos, ahogados en sangre; otros, por abandono. Sin embargo, el Che sigue siendo un mito. Hay varias razones para ello, entre otras la de que murió joven y de forma violenta, pero la principal es la de que los marginados de la tierra lo ven como un símbolo de la esperanza y quienes sueñan con cambiar el mundo, lo toman como ejemplo; los inconformistas y soñadores, como el icono de las apuestas por lo imposible. Encarna el arquetipo del hombre dispuesto a dar la vida por sus ideas, y la dio. Lo peor de los hombres dispuestos a dar la vida por sus ideas es que también lo están a matar por ellas. Esa es la cara oscura del Che.

Las rebeliones de los justos

Las rebeliones de los justos/Ian Buruma, autor de Asesinato en Amsterdam. La muerte de Theo van Gogh y los límites de la tolerancia.
Publicado en LA VANGUARDIA, 16/10/2007;
Traducción: Claudia Martínez
En determinados círculos intelectuales, se ha puesto de moda considerar al ateísmo como un signo de educación superior, de una civilización mucho más evolucionada, de iluminismo. Éxitos editoriales recientes sugieren que la fe religiosa, en verdad, es un signo de retraso, la marca de primitivos atascados en el oscurantismo que todavía tienen que ponerse a tono con la razón científica. La religión, nos dicen, es responsable de la violencia, la opresión, la pobreza y muchos otros males.
No es difícil encontrar ejemplos que respalden estas aseveraciones. Ahora bien, ¿la religión también puede ser una fuerza para el bien? Por cierto, ¿existen casos en los que la fe religiosa salga al rescate incluso de aquellos que no la tienen?
Dado que yo nunca tuve ni los beneficios ni los infortunios de adhesión a alguna religión, podría ser un tanto hipócrita de mi parte defender a quienes sí los tuvieron. Pero al ver por televisión a los monjes birmanos desafiando a las fuerzas de seguridad de uno de los regímenes más opresivos del mundo, cuesta no ver cierto mérito en la creencia religiosa. Birmania es un país profundamente religioso, donde la mayoría de los hombres pasan algún tiempo como monjes budistas. Incluso el dictador birmano más secuaz debe dudar antes de desatar la fuerza mortal sobre hombres vestidos con las túnicas de color castaño y azafrán de su fe.
A los monjes birmanos, junto con monjas vestidas con túnicas rosas, se les sumaron estudiantes, actores y otros que quieren deshacerse de la junta militar. Pero fueron los monjes y las monjas los que dieron el primer paso; se atrevieron a protestar cuando otros prácticamente se habían dado por vencidos.
Los románticos podrían decir que el budismo es diferente de otras religiones - de hecho, que es una filosofía más que una fe-. Pero el budismo ha sido una religión en diferentes partes de Asia durante muchos siglos y, al igual que cualquier otra fe, se puede utilizar para justificar acciones violentas. Basta con analizar el caso de Sri Lanka, donde el budismo está ligado al chauvinismo étnico en la guerra civil de lenta evolución entre los singaleses budistas y los tamiles hindúes. De la misma manera que los budistas arriesgaron sus vidas para defender la democracia en Birmania, los cristianos hicieron lo propio en otros países.
El régimen de Marcos en las Filipinas se vio condenado a la ruina a mediados de los ochenta desde el preciso momento en que lo enfrentó la Iglesia católica. Miles de ciudadanos comunes desafiaron a los tanques cuando Marcos amenazó con aplastar el “poder del pueblo” por la fuerza, pero la presencia de curas y monjas le dio a la rebelión su autoridad moral.
Muchos disidentes políticos en Corea del Sur se inspiraron en sus creencias cristianas y lo mismo es válido en China. Y nadie puede negar la autoridad religiosa del Papa Juan Pablo II como incitador de la rebelión de Polonia contra la dictadura comunista en los años 1980.
Los verdaderos creyentes no dudarían en ver la mano de Dios en estos acontecimientos conmovedores. La principal oponente de Ferdinand Marcos, Cory Aquino, en realidad hacía alarde de tener una comunicación directa con el Señor. Pero el poder moral de la fe religiosa no necesita una explicación sobrenatural. Su fuerza es la creencia misma - la creencia en un orden moral que desafía a los dictadores seculares o, incluso, religiosos-. Quienes se oponían activamente a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial muchas veces eran devotos cristianos. Algunos daban refugio a judíos - a pesar de sus propios prejuicios- simplemente porque creían que era su deber religioso hacerlo. Tampoco la fe tiene que estar depositada en un ser sobrenatural. Los hombres y mujeres que encontraron fuerza en su creencia en el comunismo resistieron a los nazis con igual tenacidad.
Pese a la terrible violencia de los fanáticos islamistas, no debería olvidarse que la mezquita también puede ser una base legítima de resistencia contra las dictaduras principalmente seculares de Oriente Medio hoy. En un mundo de opresión política y corrupción moral, los valores religiosos ofrecen un universo moral alternativo. Sin embargo, el peligro de todos los dogmas, religiosos o seculares, es que conducen a diferentes formas de opresión. La rebelión contra el dominio soviético en Afganistán fue encabezada por guerreros santos que luego impusieron su propia forma de desgobierno.
Es más, el liderazgo carismático puede ser problemático incluso cuando adopta una forma benigna. La condición estilo Madonna de Cory Aquino en las Filipinas resultó inspiradora en los días impetuosos del “poder del pueblo”, pero poco hizo para apuntalar las instituciones de una democracia secular. En Polonia, tras ganar la batalla contra el comunismo, el movimiento Solidarnosc pronto se vio cercenado por conflictos entre demócratas y creyentes seculares que recurrieron a la Iglesia en busca de una guía.
La fe tiene un papel especialmente importante que desempeñar en la política en circunstancias en que a los liberales seculares termina ganándoles la impotencia. El momento en que más se necesita a los liberales es cuando hay que hacer acuerdos, pero no son tan útiles frente a la fuerza bruta. Es ahí cuando los visionarios, los románticos y los verdaderos creyentes se sienten motivados por su fe para correr riesgos que la mayoría de nosotros consideraría aventurados. En general, no es beneficioso estar gobernado por estos héroes, pero es bueno tener héroes alrededor cuando se los necesita.

Reformas al Código de Justicia Militar

La coordinadora del grupo parlamentario de Alternativa en la Cámara de Diputados, Marina Arvizu, presentó este martes una iniciativa para reformar el Código de Justicia Militar para que los miembros del Ejército que cometan delitos, en que también concurran civiles, sean juzgados en el orden común o federal.
Esta fue la propuesta presentada este martes 16 de octubre, de acuerdo a la versión estenógrafica.

El Presidente diputado Cristián Castaño: Se concede el uso de la tribuna a la diputada Marina Arvizu Rivas, del Grupo Parlamentario de Alternativa, para presentar iniciativa que reforma y adiciona diversas disposiciones del Código de Justicia Militar.
La diputada Aída Marina Arvizu: Los relatos de abuso sexual en Latinoamérica son conocidos y algunos son emblemáticos. Las denuncias esporádicas, especialmente cuando los responsables pertenecen a fuerzas policíacas o militares, cuesta mucho hacer denuncias públicas, tanto por factores sociales como por el miedo de las mujeres a ser estigmatizadas. Más aún cuando se dan en el contexto de una guerra convencional o no, donde las violaciones a los derechos humanos son comunes y las vejaciones sexuales son consideradas un mal menor por quienes sólo quieren sobrevivir.
En un conflicto armado, en una situación de tensión política o policiaca, la violencia menos visible es la violencia sexual contra las mujeres. Miles de historias se guardan en lo más íntimo, ya sea por vergüenza o por temor a las represalias. Mujeres de México, Colombia, Chile, Perú y el resto del continente comparten un secreto común: el de haber sobrellevado estas torturas durante algún episodio de la historia de sus países.
La historia del Ejército y las Fuerzas Armadas es, sin lugar a dudas, la historia de México, al ser una expresión del pueblo y símbolo del patriotismo. Sin embargo, en los últimos tiempos la actuación del Ejército y las Fuerzas Armadas se ha visto lesionada cuando alguno de sus miembros ha faltado al honor militar y a la responsabilidad que tiene con el pueblo de México.
En el contexto de nuestro país las mujeres sufren de manera específica las consecuencias de la militarización al crearse un clima de inseguridad e intimidación, sobre todo en las regiones donde existen antecedentes de organización indígena-campesina, y hasta hace muy poco, de crimen organizado.
Según los informes de Amnistía Internacional desde 1994 a la fecha se han documentado 60 agresiones sexuales contra mujeres indígenas, campesinas y urbanas por parte de integrantes de las Fuerzas Armadas, sobre todo en los estados de Guerrero, Chiapas y Oaxaca.
Impunidad y racismo encontraron las hermanas Méndez Sántiz, tres mujeres tzeltales violadas en un retén militar en Altamirano, Chiapas, en marzo de 1994; Delfina Flores y Aurelia Méndez, mujeres tlapanecas de Guerrero, fueron violadas por cinco soldados el 3 de diciembre de 1997. Las 12 mujeres indígenas de la zona de Loxichas, Oaxaca, violadas por efectivos del Ejército Mexicano en 1997; las mujeres nahuas Victoriana Vázquez Sánchez y Francisca Santos, también de Guerrero, interceptadas y violadas por militares en casas abandonadas en abril de 1999.
Valentina Rosendo, agredida sexualmente por ocho soldados del 41 Batallón de Infantería en Barranca del Bejuco, Acatepec, Guerrero, en febrero de 2002. Inés Fernández Ortega, violada en su casa por once soldados el 22 de marzo de 2002 en Barranca Tecoani, Ayutla de los Libres, en Guerrero.
Las 23 mujeres agredidas sexualmente en Atenco, por fuerzas de seguridad en mayo de 2006; las 13 mujeres de Castaños, Coahuila, que el 11 de julio de 2006 fueron víctimas de una violación tumultuaria por parte de 13 soldados, y recientemente las cuatro menores violadas en Nocupétaro, Michoacán. Y no podemos olvidar el caso de Ernestina Ascencio.
Los cuerpos de las mujeres se han convertido en campo de batalla para un sistema y un gobierno patriarcales que desarrollan una guerra no declarada contra nosotras. La violación es una colonización que degrada la sexualidad de las mujeres.
Análisis de género en otras regiones del mundo señalan que en contextos de conflicto político militar la sexualidad femenina tiende a convertirse en un espacio simbólico de lucha política y la violación sexual se instrumenta como una parte para demostrar poder y dominación sobre los hombres del grupo enemigo, cualquiera que éste sea. Chiapas, Atenco, Castaños, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Michoacán, no son una excepción.
Las violaciones sexuales a mujeres por parte de integrantes del Ejército, en general, no han recibido justicia.
A excepción del caso de Castaños, en todas las denuncias la justicia militar es quien ha juzgado a los soldados delincuentes.
El fuero de guerra se encuentra arraigado en la tradición jurídica mexicana y es dable para poder juzgar a quienes cometen delitos contra la disciplina militar.

En este contexto el Constituyente del 17 redactó el artículo 13 constitucional, el cual es muy claro respecto a los lineamientos que debe de seguir dicho fuero al señalar que los tribunales militares sólo y de manera exclusiva pueden atender de delitos y faltas contra la disciplina militar. Éste es sin lugar a dudas el límite y criterio de los alcances de la jurisdicción militar.
Lo anterior nos da claridad para establecer que el artículo 57 del Código de Justicia Militar, se excede, otorga y amplía la jurisdicción militar, lo cual contraviene el espíritu del Constituyente.
Quiero ser muy precisa y dejar en claro que no podemos juzgar a una institución tan noble como es el Ejército y las Fuerzas Armadas, por elementos que no respondieron a la confianza que les fue conferida por la sociedad y por las instituciones.
Sin embargo, atendiendo este criterio, la presente iniciativa propone reformar el artículo 57 del código, para que cuando en delitos del orden común o federal concurran militares y civiles, ambos sean juzgados por tribunales del fuero común o federal, quedando a disposición de esta autoridad, sin perjuicio de que los militares sean procesados por la disciplina militar.
Si bien es claro que la reparación del daño resulta de una sentencia jurisdiccional, llama la atención que la jurisdicción militar se reserva conocer delitos del fuero común, pero paradójicamente rechace conocer las reclamaciones en vía penal de las víctimas u ofendidos por la reparación del daño.
Consecuentemente, también esta iniciativa prevé el establecimiento de un fondo de compensación que no pretende sustituir la reparación del daño ni se ajusta a sus lineamientos, sino que busca disminuir de manera significativa e inmediata el impacto del delito en quienes fueron víctimas en la comisión de un ilícito por parte de militares.
El caso más representativo es el de las mujeres de Castaños, toda vez que han presentado estrés postraumático significativo y la conducta delictiva les generó conflictos familiares y sociales.
Por tanto, es urgente y de obvia justicia social que el estado las auxilie y compense el perjuicio que les causó la comisión del delito, con independencia de la llamada reparación del daño.
Por ello, de conformidad con lo antes expuesto, someto a la consideración de esta honorable soberanía el siguiente proyecto de decreto que reforma los artículos 57, fracción II, inciso a), e inciso e); el 58; el 83, fracción VI. Adiciona un quinto párrafo al artículo 80, adiciona una fracción VIII al artículo 422 y un segundo párrafo al artículo 435. Asimismo le adiciona al artículo 436 un Bis y un Ter, del Código de Justicia Militar.

Por su atención, gracias. Pido que se inserte mi intervención íntegra en el Diario de los Debates.
El Presidente diputado Cristián Castaño Contreras: Así se hará. Muchas gracias, diputada Marina Arvizu Rivas. Se turna a la Comisión de Defensa Nacional.(...) Dígame, diputada Arvizu.
La diputada Aída Marina Arvizu Rivas (desde la curul): Por favor turnar mi iniciativa con opinión a la Comisión de Equidad y Género.

El Presidente en SLP

El presidente Felipe Calderón aseguró en SLP que en seguridad no tendrán cabida quienes se aparten del deber o que traicionen al país.
Al inaugurar la nueva Academia Superior de Seguridad Pública federal -antes instituto de formación policial- instruyó a integrantes de la Policía Federal Preventiva “a no dar ni un paso atrás en la protección de los mexicanos”, a no ceder ninguna plaza a criminales y a no claudicar ni titubear en el rescate de los espacios públicos.
El señalamiento surge a tres días de la captura de 25 elementos de la PFP en Tamaulipas por sus presuntos nexos con narcotraficantes del cartel del golfo, a quienes al parecer les permitieron el paso de casi 12 toneladas de cocaína incautada en Tampico hace unos días.

Empero, una nota de Reforma de este martes 16 de octubre señala que nueve de los 25 agentes detenidos el viernes en Tampico, fueron puestos en libertad, por no existir pruebas de su presunta vinculación con el Cártel del Golfo, informaron ayer fuentes de la PGR.
El Presidente estuvo acompañado en rápida visita a SLP por los titulares de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña; Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza; Defensa, Guillermo Galván Galván; Seguridad Pública, Genaro García Luna, y el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora.
Discurso del presidente Calderón en el evento Nuevo Modelo Institucional de Policía
Muy buenos días.
Contador público Marcelo de los Santos Fraga, Gobernador de San Luis Potosí.
Licenciado Jorge Lozano Armengol, Presidente Municipal de San Luis Potosí.
Señores diputados, senadores potosinos, señores secretarios, distinguidos integrantes del presídium, representantes de la sociedad civil, señoras y señores:
El 1 de diciembre al tomar posesión como Presidente de México dije que para enfrentar los problemas del país sería necesario realizar cambios en las políticas públicas y en las instituciones.
Que el objetivo central debería ser que las instituciones públicas sirviesen a los ciudadanos, en particular, señalé que las dependencias responsables de la seguridad pública necesitaban transformaciones profundas para incrementar sustancialmente su eficacia.
Lo dije convencido de que los resultados de estas instituciones son vitales para recuperar la fortaleza del Estado y la convivencia social, para recuperar la seguridad de que nuestra vida, la de nuestras familias y nuestro patrimonio estarán protegidos.
Como parte del esfuerzo de transformación, instruí al Gabinete de Seguridad para que iniciara una lucha frontal con la delincuencia en las regiones asoladas por el crimen y para que se presentara al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma con el objeto de mejorar la procuración y la administración de justicia.
Asimismo, para que se iniciara la depuración y el fortalecimiento, la modernización de nuestros cuerpos policíacos.
Hoy me da gusto constatar a partir de la presentación y el informe que nos ha rendido el Secretario de Seguridad Pública, que el Nuevo Modelo de Formación Policial en México está en marcha.
Este esquema definirá el perfil de nuestras fuerzas de seguridad en el Siglo XXI, se trata de un cambio a fondo para contar con una policía científica, honesta y profesional.
Precisamente, la Academia Superior de Seguridad Pública de San Luis Potosí, que hoy inauguramos, sintetiza este nuevo modelo educativo.
Aquí se prepararán policías de los tres órdenes de Gobierno con los más altos estándares de calidad y con las mejores tecnologías para combatir el crimen.
Como hoy hemos podido constatar, esta institución cuenta con el equipo para acceder a Plataforma México, sistema informático y de comunicaciones que proveerá de información e inteligencia a las instituciones de seguridad pública de los tres órdenes de Gobierno para combatir a la delincuencia.
Por todo ello confío en que desde estas instalaciones egresarán policías con identidad histórica, con elevada preparación y con vocación de servicio, oficiales que estén a la vanguardia en la técnica, la ciencia y la tecnología policiales, mandos con sentido estratégico, capacidad de liderazgo y visión de futuro.
Para lograrlo en este plantel se impartirán, por ahora, tres especialidades.
Se ofrecerá formación inicial para la Policía Federal con perfil de investigación, se brindará educación para suboficiales con nivel técnico superior universitario, se ofrecerá una especialidad de alta dirección para mandos policiales federales, estatales y municipales.
Los jóvenes oficiales de policía que estudiarán en esta academia tienen una responsabilidad muy importante con México y con su gente, ustedes se formarán aquí en los valores del honor, la justicia, la lealtad, la honradez y el servicio a la Patria.
Como policías de carrera ustedes saben mejor que nadie, que estar en las filas de la Policía Federal es y debe ser luchar por las mejores causas y los más altos ideales de la sociedad, es estar preparados para velar por la paz, la justicia, la seguridad y el orden en el territorio nacional.
El liberal Melchor Ocampo afirmó que para que México se salve se necesita justicia plena y una policía buena.
De ustedes depende que los ciudadanos sigan recobrando la confianza en los cuerpos policíacos, recuerden siempre que sin seguridad no hay paz ni bienestar social, sin seguridad no hay desarrollo, sin seguridad no hay futuro para México.
De esa magnitud, de esa importancia es su responsabilidad.
Con el propósito de dar un mayor significado al nuevo modelo de formación policial que hoy presentamos, hemos modificado el marco legal para renovar la imagen de los vehículos y los uniformes de la Policía Federal.
A partir de ahora los colores oficiales de los vehículos aéreos, marítimos y terrestres de esta corporación estarán uniformados de manera semejante a como lo están las policías de vanguardia en todo el mundo.
Desde luego, este cambio de imagen no es lo más importante, lo importante es que debe ir acompañado de un cambio permanente de actitud. Para portar con dignidad los nuevos colores de la Policía Federal, se requiere un espíritu inquebrantable de honor y patriotismo, de lealtad y valentía, de integridad y dedicación.
Sólo bajo la guía de estos atributos, nuestra Policía Federal estará a la altura de los desafíos y las exigencias de nuestra sociedad.
Las instituciones de servicio como la Secretaría de Seguridad Pública, sólo se fortalecen con la probidad de sus miembros, con el respeto permanente a su ética y a sus valores, con el orgullo de dar lo mejor de sí mismos en beneficio de la comunidad.
Por eso, en esta corporación, no tienen ni tendrán cabida las conductas que se aparten del deber o que traicionen a la corporación o al país.
Señor Gobernador:
Mi presencia en San Luis Potosí también tiene el propósito de refrendar mi compromiso inquebrantable con los potosinos y con su seguridad.
Como Presidente de México sé muy bien que tener una policía preparada, patriota y honesta es importante, indispensable para ganar la batalla a los delincuentes, pero no es suficiente.
También es necesario avanzar en el mejoramiento de las condiciones laborales de nuestras fuerzas del orden.
Por ello mi Gobierno se ha preocupado y se ha ocupado por mejorar la calidad de vida de quienes velan por la seguridad de las mexicanas y los mexicanos.
Este compromiso se manifiesta en un esfuerzo permanente por asignarles un salario decoroso, estabilidad laboral y opciones de desarrollo profesional.
Para seguir avanzando en esta dirección, quiero anunciar que he instruido a los secretarios de Hacienda y de Seguridad Pública para que constituyan dos nuevos fondos de prestaciones en beneficio de los integrantes de la Policía Federal y de sus familias.
El primer fondo permitirá a los oficiales y al personal administrativo de esta Secretaría, contar con un financiamiento para comprar una vivienda digna, como parte de este compromiso me da mucho gusto haber entregado el día de hoy los primeros certificados de crédito a trabajadores de esta institución.
El segundo fondo consiste en la creación de un seguro de vida e invalidez en beneficio de los oficiales y sus dependientes económicos, con ello garantizamos a nuestros policías que sus seres queridos no quedarán en el desamparo en caso de que algo les ocurra durante el cumplimiento del deber.
De manera adicional, he solicitado e instruido a la Secretaría de Educación Pública un esquema de becas educativas para los policías, sus cónyuges y sus hijos para que puedan concluir su bachillerato, y se abran, además, nuevas opciones educativas para estudios profesionales.
Todas estas acciones son reflejo del compromiso que tiene el Estado mexicano con quienes arriesgan la vida a diario para proteger la integridad física y el patrimonio de nuestras familias.
Ustedes han puesto en esta tarea todo su arrojo, empeño y capacidad, aún a costa de la vida han encarado con firmeza a quienes siembran la zozobra, la violencia y la muerte entre los mexicanos.
Señoras y señores:
Alfonso Reyes escribió que el respeto a la Patria va a acompañado de ese sentimiento que todos llevamos en los corazones y que llama patriotismo.
Amor a nuestro país, deseos de mejorarlo, confianza en nuestros destinos, ese sentimiento debe impulsarnos a hacer por nuestra Nación todo lo que podamos.
Hoy más que nunca nuestro país requiere de policías honestos, comprometidos y valientes para dar la batalla contra la delincuencia y el crimen organizado y por la seguridad pública de México.
Necesita policías que hagan valer el código de ética de su corporación, proteger al inocente y al débil de la violencia y el abuso, respetar los derechos constitucionales de cada ciudadano en la libertad y en la justicia.
Señoras y señores, jóvenes policías:
Están ustedes aquí porque México confía en ustedes.
Que frente a la amenaza del crimen respondan con valor, con firmeza y contundencia, que frente a la corrupción del crimen haya un rechazo categórico de una policía que se honra en servir y que no está al mejor postor.
Para enfrentar esas pruebas yo apelo a su honor personal, al aprecio de su buen nombre, a la memoria que quieran dejar a sus hijos para que sirvan a la causa de la seguridad y la justicia con honestidad y con valor.
Instruyo a todos los integrantes de la Policía Federal a que hagan la parte que les corresponde en la lucha por construir un México donde impere la ley, el orden, la tranquilidad y la justicia.
Los instruyo a cumplir leal y patrióticamente con sus tareas y responsabilidades, a servir con un elevado sentido de justicia y lealtad, a actuar con honor, valentía, rectitud y responsabilidad.
Los instruyo a no dar ni un paso atrás en la protección de las mexicanas y los mexicanos, a no ceder ninguna plaza a las organizaciones criminales, a no claudicar ni titubear en el rescate de los espacios públicos en poder de los delincuentes, a no dar tregua ni cuartel a los enemigos de México, a vestir este uniforme y a portar las armas que se les entregan con responsabilidad y con dignidad.
Al hacerlo ustedes no sólo honrarán su lema que es proteger y servir a la comunidad, sino que estarán cumpliéndole a México y a los mexicanos.
Enhorabuena, muchas felicidades.

El evangelio según el Papa

  • El evangelio según Benedicto XVI/Eugenio Trías, filósofo y miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO

Publicado en EL MUNDO, 15/10/2007;

Si tuviera que referirme al principal evento que se ha producido en el ámbito occidental en lo que va de año, descartaría hechos bélicos, políticos o de índole social. Tengo presente las condiciones que configuran la auténtica noticia: novedad, naturaleza sorprendente del asunto, relevancia, significación, impacto. Todos estos rasgos se dan en algo que puede pasar desapercibido, por mucho que se haya hablado de ello una y otra vez. Me refiero a la aparición, en las librerías, de un libro del pontífice romano, Benedicto XVI, sobre Jesús de Nazaret (en español, en traducción de Carmen Bas Alvarez).
La prueba de fuego de todo gran teólogo consiste en afrontar el difícil reto de aproximarse a la figura del inspirador de la religión cristiana. Muchas veces esa aventura constituye el testamento teológico del autor. También sucede esto en el caso del actual Papa. Su condición pontifical añade un importante realce a la noticia. El propio Benedicto avisa de que su obra es susceptible de diálogo y de controversia. No habla en ella desde el magisterio eclesiástico que le inviste. Pero en la lectura no es posible olvidarse de su condición pontifical. Eso da al libro un carácter sencillamente insólito. El lector una y otra vez se ve asaltado por la doble naturaleza del teólogo que la escribe y del Pontífice que permite su publicación.
Sucede con Jesucristo algo semejante a lo que ocurre con Sócrates. Es cierto que éste se halla presente en los diálogos platónicos que lo sitúan como principal personaje. Sócrates, que Platón adoptó como gran protagonista de sus magistrales piezas filosófico-literarias, aparece también en Jenofonte en un texto bastante opaco que -quizás por su misma falta de luminosidad- fue entendido en el pasado como más fidedigno, como fuente histórica (como si la naturaleza obtusa de un documento fuese prueba de historicidad). Es sabido que Sócrates inspiró también movimientos muy diferentes de las ideas que se reflejan en los diálogos de Platón: las llamadas escuelas menores socráticas (cirenaicos, megáricos, etcétera).
Dentro de los diálogos platónicos suelen ser los primeros, los diálogos socráticos, los que en una primera impresión parecen acercarse más a la historicidad específica de Sócrates. Durante mucho tiempo se tendió, en cambio, a desdeñar en nombre de la crítica histórica la versión, muy elaborada literariamente, y desde luego modificada por las propias doctrinas platónicas, que se descubre en los grandes diálogos del discípulo, Protágoras, Gorgias, Fedón, Banquete, Fedro, República, Filebo. Pero al final suele aceptarse también el testimonio platónico como especialmente fidedigno. Reconozco que la comparación puede resultar poco pertinente. Pero pienso que, en cierto sentido, nos permite disipar malos entendidos.
La figura de Jesús de Nazaret dio lugar a un número muy amplio de movimientos religiosos minoritarios. Generalmente se trata de tradiciones que terminan culminando en colecciones de hechos y de dichos. Según la naturaleza de la comunidad, la selección opera de modo diferenciado, destacándose el énfasis específico que se quiere resaltar. Disponemos de las Pseudos-Clementinas (cuyo componente judeocristiano puede perseguirse hasta el Corán islámico), o del Evangelio de los ebionitas, o de las múltiples familias gnósticas. Hay evangelios de Pedro, de Tomás, de Felipe, de María Magdalena; hasta de Poncio Pilatos. Ese amplio caudal literario suele encuadrarse en el epígrafe de Evangelios Apócrifos: unos, relativos a la doctrina, otros, a la vida (infancia, descenso al infierno tras la muerte, resurrección y ascensión, vida y muerte de María). Se dispone de un material muy extenso que contrasta con la enigmática nebulosa de la presencia histórica de Jesús de Nazaret, de quien apenas hay otro testimonio exterior que el del historiador judío Flavio Josefo.
Por esa razón la figura de Jesús de Nazaret se presta como nadie a la floración de una suerte de crítica histórica que persiga su rastro con espíritu detectivesco. Lo que termina hallándose es, demasiadas veces, documento de los principios doctrinales del que lleva a cabo la encuesta. De ahí la decepción que suelen producir libros en los que se advierte siempre la voluntad nada imparcial del intérprete. Hay también recreaciones novelísticas meritorias (pero que tampoco sirven de verdadero acercamiento al nervio vital del personaje).
Quienes durante los primeros siglos establecieron el canon de los textos de la Iglesia no se equivocaron. Sucede en algún sentido como con Sócrates. Este se halla regiamente instalado en los grandes diálogos platónicos. Y al final la misma crítica histórica -que es o debería ser siempre crítica filológica- los acepta como la mejor versión de esa figura. Frente a tanta suspicacia prevalece al fin la sensatez: el Sócrates del Fedón y de El Banquete es, quizás, el que mejor nos permite aproximarnos a ese enigmático personaje.
Con Jesús de Nazaret sucede algo análogo. El mejor modo de conocerlo, reconocerlo y estimarlo consiste en acudir a esa magnífica selección que son los Evangelios canónicos, cuatro relatos enteros y verdaderos, donde doctrinas y eventos se hilvanan con auténtica maestría. La figura de Jesús aparece, además, sesgada a través de cuatro perspectivas que se complementan, pero que acusan máximo contraste. El teólogo que mejor se acerca a Jesús es el que asume la crítica histórica (y los conocimientos de que se dispone respecto al contexto histórico), y que pone todo ello al servicio de una rigurosa exégesis del texto evangélico en sus cuatro versiones.
Si se quiere conocer de verdad a Jesús, léanse las magníficas monografías de teólogos protestantes y católicos que se acercan al personaje a través de esos relatos de los cuatro Evangelios. Pienso en Joachim Jeremías, en Ulrich Luz, en C. H. Dodd, en Romano Guardini, en Schnackenburg. Me salen bastantes nombres protestantes, pues la teología protestante ha sido en muchas circunstancias pionera. Son además (algunos de ellos al menos) los que cita el propio Pontífice.
En este sentido, el libro del Papa Benedicto me parece clarividente en la metodología adoptada. No voy a entrar en la valoración de los presupuestos teológicos del Pontífice. Pero la premisa desde la cual se acerca a la figura, la elección de los textos evangélicos como materia principal y la necesidad de subordinar la crítica histórica a la exégesis de éstos me parecen el mejor modo de aproximarse a la realidad y a la significación del personaje.
Se destaca, en las mejores páginas del libro, el Evangelio de Juan como el que, quizás, nos conduce a ese diálogo paterno-filial a través del cual se esclarece la figura de Jesús. Resalta en él su naturaleza divina a la vez que humana. Con el Evangelio de Juan ocurre lo mismo que con la versión platónica de Sócrates. Está lleno de doctrina teológica y de figuras simbólicas. Es sorprendente y original. Marca distancia con los otros tres pero sin contradecirlos. Y atestigua la procedencia de fuentes que no se hallan recogidas en los sinópticos, y que desde el punto de vista de la crítica histórica terminan despertando curiosidad e interés.
Hubo un tiempo en que se creyó que esa sobrecarga teológico-simbólica era prueba suficiente de su escasa historicidad. Como si los documentos fuesen siempre más fidedignos si poseían un carácter menos elaborado por la inteligencia, o fuesen tanto más históricos cuanto más obtusos. El Evangelio de Juan establece, como se sabe, un contraste grande con los otros tres: con la sobriedad trágica de Mateo, con el estilo personalísimo de Lucas, con la vivacidad de Marcos.
La figura de Jesús, a través de las páginas de este Pontífice teólogo, aparece realzada por el encuadre exegético y teológico. A contraluz van desgranándose aquí y allá las principales controversias de ese fecundo siglo XX tan pródigo en avances teológicos.
Esa teología, en Alemania, puede gozarse en las aulas universitarias, confiriendo a éstas un relieve que redunda en todas las materias de enseñanza. Esa misma teología en nuestro país vive, con demasiada frecuencia, en un coto cerrado eclesiástico, de lo que se resiente la formación universitaria, que suele ser analfabeta en asuntos teológicos.
En Alemania es frecuente que muchas personas de las más diversas carreras posean, como optativa Nebenfach -o carrera complementaria- teología. Sucede con filólogos, filósofos, economistas, astrofísicos, sociólogos… Muchos de ellos no son creyentes, pero saben que la formación teológica es indispensable para adquirir auténtica solvencia intelectual.
En nuestro país no se siente ni siquiera la necesidad de esa formación. Se ha transitado con máximo desparpajo de un romo nacional-catolicismo a un generalizado agnosticismo descerebrado. En lugar de una seria confrontación crítica con la teología abunda el más convencional de los tópicos agnósticos o ateos. No se tiene ni siquiera conciencia de la extraordinaria carencia que constituye la ignorancia de esas importantes controversias exegéticas y teológicas.
A este excelente libro de Benedicto el Pontífice se le pide a veces lo que por fortuna no da: un acercamiento a un Jesús histórico-mundano, cuando no novelesco, que permita aproximarnos a lo único que al parecer a algunos despierta interés en su figura: su doctrina moral, social o política. Con ser sublime su concepción ética, ésta se halla en Jesús de Nazaret subordinada al que constituye el verdadero núcleo de su mensaje religioso -de salvación-.
La reducción a figura puramente ética -cuando no política- del personaje es, entonces, la gran coartada. Pero la relevancia de la figura, cuyo papel en la propia gestación del cristianismo se ha discutido (R. Bulltmann), trasciende toda ética y política, o toda doctrina social. Hace referencia a aquello por lo que adquiere verdadero relieve histórico. Su notoriedad es, ante todo, religiosa.
La religión, como supo expresar en su estilo desgarrado Kierkegaard, debe nítidamente distinguirse de la ética, de la estética y, desde luego, de la teoría política. Exige un salto. O una reformulación de la razón (en términos de razón fronteriza). Acertaba Kierkegaard en saber que lo más fecundo de la figura de Jesús de Nazaret se halla en su carácter paradójico: en ser divino y humano.
La paradoja y la ironía se subrayan en los Evangelios, sobre todo en Juan. Hay en ellos, además de la ironía trágica de los dramaturgos griegos y de la ironía romántica que el propio Kierkegaard asume, la gran ironía juánica. Todo el texto del evangelio de Juan se halla bañado de ironía y paradoja. Por eso es, dentro de ese extraordinario cuarteto de voces diferenciadas que son los cuatro Evangelios, el primer violín. Quizás por eso es, también, el que aparece en primer plano en este evangelio según Benedicto XVI

La Academia Pontificia Eclesiástica

Benedicto XVI ha nombrado presidente de la Academia Pontificia Eclesiástica, en la que se forman los sacerdotes diplomáticos de la Santa Sede, al arzobispo Beniamino Stella, de 66 años, hasta ahora nuncio apostólico en Colombia y precedentemente en Cuba. Sustituye al arzobispo español, monseñor Justo Mullor García, quien presentó su renuncia tras haber cumplido los 75 años de edad.
Los candidatos a la Academia Pontificia Eclesiástica, fundada por el Papa Clemente XI en 1701, deben haber recibido un título universitario y otro en Derecho Canónico. El programa de estudio incluye idiomas y dura entre tres y cuatro años. En la Academia hay un promedio de 35 estudiantes provenientes de al menos 20 países.
La Santa Sede cuenta con el servicio diplomático más antiguo del mundo. Sus orígenes estan en los primeros siglos, cuando los legados papales eran enviados para representar a los pontífices en concilios importantes o por otros motivos. De hecho, se da constancia de que hubo un legado en el Concilio de Nicea, en el 325.
Aunque la misión de los primeros representantes papales fue de carácter eminentemente espiritual, comenzó a haber cambios entre el siglo V y el VIII, cuando los Papas mandaban emisarios temporales a las ceremonias civiles especiales así como a eventos religiosos.
A mitad de siglo XV surgió la representación papal permanente y ya en el siglo XVI la historia registra el establecimiento de nunciaturas apostólicas en distintos países, con un intercambio de representantes entre esos países y la Santa Sede. La primera nunciatura apostólica se estableció en Venecia en 1500.
Como se afirma en la Convención Diplomática de Viena del 18 de abril de 1961, los Embajadores de la Santa Sede, llamados nuncios apostólicos, son considerados los decanos del cuerpo diplomático del país en el que están acreditados.

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