26 mar 2007

La computadora de Rasguño

Publicado en la Revista colombiana Semana No 1299, /24/03/2007; El computador de Rasguño.
La confesión de Hernando Gómez Bustamante ha sido muy jugosa, pero es probable que haya exageraciones y omisiones.
La historia parece no tener fin. Trece años después de haberse iniciado el proceso 8.000, el país sigue hablando del tema. Esta vez por cuenta de la entrevista que la semana pasada publicó el diario El Tiempo en la que el narcotraficante Hernando Gómez Bustamante afirmó que él y el cartel del norte del Valle también entregaron dinero para la campaña a la presidencia de Ernesto Samper. Esta es tan sólo una de las explosivas declaraciones de quien es considerado como uno de los capos más poderosos e importantes del país en las últimas dos décadas.
Cuando tenía tan sólo 28 años, en 1986, Gómez Bustamante era un simple empleado de una gasolinera. Su nombre estaba reportado en la central de deudores morosos y no tenía ninguna propiedad. Tan sólo dos años más tarde, en 1988, su capital declarado era de 5,600 millones de pesos. Se escudó con la fachada de ser un próspero ganadero, lo cual le sirvió para despistar a las autoridades y camuflarse en la sociedad vallecaucana. Para ese momento, en el mundo de la mafia ya era conocido con el alias de 'Rasguño' y muchos sabían que su repentina fortuna la había conseguido convirtiéndose en la mano derecha de José Orlando Henao Montoya, uno de los miembros del 'clan Henao', una poderosa organización del narcotráfico en el norte del Valle en los años 90. Tras el asesinato de Henao, el 5 de noviembre de 1998, 'Rasguño' quedó al frente del cartel y fue consolidando su poder hasta ser el jefe de lo que hoy se conoce como el cartel de esa región.
A comienzos de 2000, su relativo anonimato se acabó cuando la justicia estadounidense lo solicitó en extradición y lo incluyó en la lista de los 10 narcos más buscados del mundo. Empezó a huir y a sentir el acoso de las autoridades. Hace tres años la Fiscalía y la Policía le incautaron más de 200 propiedades valoradas en más de 100 millones de dólares. Durante un tiempo se escondió en México, protegido por quienes fueron sus principales socios en el tráfico de drogas: los carteles mexicanos. En junio de 2004 fue arrestado cuando intentaba entrar a Cuba con un pasaporte falso. Hace un mes las autoridades cubanas lo deportaron y está preso en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, a la espera de ser extraditado hacia Estados Unidos. Desde allí. 'Rasguño' encendió el ventilador.
“Vi una discusión de Castaño con Henao sobre el magnicidio de Gómez”
A pesar de la saturación que ha habido sobre el proceso 8,000, las revelaciones de la entrevista de 'Rasguño' son muy jugosas. Contó que el cartel que él dirigía entregó 3,000 millones de pesos a la campaña de Ernesto Samper para la Presidencia. Dijo que "manejaba" congresistas y alcaldes. También que mensualmente giraba 500 millones de pesos en sobornos a miembros de la Fuerza Pública y la Fiscalía para que lo mantuvieran al tanto de operativos en su contra. Aseguró que ha entrado en contacto con tres de los narcos más buscados del mundo: Diego Montoya, alias 'Don Diego'; Wílber Varela, alias 'Jabón', y Juan Carlos Ramírez, alias 'Chupeta', para convencerlos, al igual que muchos de sus antiguos empleados, de entregarse a las autoridades.
No menos revelador resulta el hecho de que 'Rasguño' afirma que uno de los jefes paramilitares desmovilizado, que hoy está preso en la cárcel de Itagüí, se quedó con parte de su fortuna ilegal y con el control de sus rutas de tráfico de drogas. 'Rasguño' también dijo que fue testigo de una reunión entre su antiguo jefe, el narcotraficante Orlando Henao, y el ex comandante de las AUC Carlos Castaño, en la que se planeó el magnicidio de Álvaro Gómez.
En otra parte importante de sus revelaciones, 'Rasguño' cuenta pormenores del negocio del tráfico de drogas. Explicó cómo le compraba droga a las Farc y cómo eran las relaciones con los principales capos de los carteles mexicanos, y habló de la importancia estratégica de Venezuela como puente para el envío de cargamentos de coca.
Aunque sin duda las declaraciones de 'Rasguño' son explosivas y reveladoras, no se sabe qué tan exactas son. Como sucede con frecuencia con este tipo de personajes cuando deciden hablar, algunas de las cosas que ha dicho son verdad, otras están infladas y otras sencillamente las omiten.
Aquellas en las que todo el mundo coincide en que pueden ser verdad tienen que ver con lo relacionado con los pormenores del negocio del tráfico de drogas. Desde hace varios años, numerosos informes de agencias antinarcóticos han alertado sobre la importancia estratégica que tiene Venezuela como refugio de narcos y puente para el envío de drogas. De allí cobra validez la afirmación de 'Rasguño' cuando dice que: "Venezuela es el templo del narcotráfico. Es muy fácil traficar porque allá no consiguen a nadie".
'Rasguño' también tiene razón, y está sustentado en informes de inteligencia y operativos, cuando dice que los carteles mexicanos de la droga son los que "hoy ponen las condiciones y prácticamente están manejando el negocio". Es bien conocido que los narcos mexicanos se han apoderado y desplazaron a carteles y traficantes colombianos de las principales rutas de distrubición de cocaína.
Las que podrían ser infladas son las afirmaciones sobre la financiación electoral. A pesar de que el proceso 8,000 se concentró exclusivamente en el cartel de Cali, la verdad es que en la práctica los narcotraficantes contribuyen siempre a múltiples campañas y a múltiples candidatos. Sin embargo, estas financiaciones no siempre son de montos monstruosos, y generalmente se hacen por "la orillita". En otras palabras, no se tramitan a través de la cúpula de la campaña ni en la tesorería central, sino que se canalizan en el nivel regional o a través de parlamentarios que apoyan al candidato. Es muy probable que el cartel del Norte del Valle hubiera participado en esa forma en la elección de 1994. Lo que puede ser exagerado es el monto de 3,000 millones de pesos. Con el dólar a 800 pesos, esto equivaldría a cuatro millones de dólares, cifra casi comparable a la del cartel de Cali. Una contribución de ese monto ya requeriría ser tramitada a través de las jerarquías de la campaña, como se hizo con el cartel de Cali. Algo de esa dimensión hubiera sido mencionado en la confesión de Santiago Medina, que se 'despachó' con todo lo que sabía y que esperaba beneficios con la justicia mientras más datos suministrara. En su famosa indagatoria no hay una sola referencia al cartel del Norte del Valle. El mismo 'Rasguño' reconoce no haberse reunido nunca con ningún directivo de la campaña y se limita a decir que le pidieron una contribución cuyos detalles exactos no recuerda. No es imposible que en esas circunstancias esté exagerando un poco la nota para aumentar su importancia en el momento de su llegada a Estados Unidos. En cuanto a la confirmación que hace el ex ministro Fernando Botero de este aporte, hay que tener en cuenta que éste tampoco nunca lo mencionó en el pasado y que en su última entrevista en televisión manifestó que quería que el país supiera toda la verdad. Ante esa confesión, una omisión de cuatro millones de dólares sería sospechosa. Por otra parte, es sabido que Botero está obsesionado con hundir a Samper y a Horacio Serpa a cualquier costo.
Aunque muchos están impresionados con la confesión de 'Rasguño', la realidad es que con ésta puede pasar lo mismo que ocurrió cuando el país conoció las declaraciones de Salvatore Mancuso ante la Fiscalía en las que reconoció centenares de crímenes: con el tiempo se terminó descubriendo que no contaron ni el 10 por ciento de la verdad.
Es por esto que no sería absurda la tesis que propuso el ex fiscal Alfonso Gómez Méndez. "En la declaración hay muchas cosas que nos interesan a los colombianos y que debemos dilucidar. Hay temas como el de la vinculación de funcionarios con los 'Pepes', el tema de Álvaro Gómez, Venezuela, los paramilitares que estarían delinquiendo. Lo que no puede pasar es que todo quede como una declaración de prensa que no se puede confirmar o controvertir. Eso no sirve para hacer un juicio. Tenemos derecho a saber cuáles son los congresistas y alcaldes a los que él se refiere y eso es un tema que no les interesa y no le van a preguntar en Estados Unidos", dijo el ex fiscal a La W Radio.
La propuesta de Gómez Méndez básicamente consiste en pedirle al gobierno que le garantice la vida a 'Rasguño', utilizando todos los medios posibles, y suspender la extradición del capo mientras fiscales y magistrados de la Corte Suprema de Justicia tienen la oportunidad de indagar al capo para poder abrir formalmente varias investigaciones para establecer la veracidad de lo que dijo. Para Gómez Méndez es claro que todos estos temas, cuya aclaración es fundamental para los colombianos, pasarán a ser automáticamente marginales frente a la justicia norteamericana, la cual está más interesada en las rutas de los carteles mexicanos que en la minucia de la historia de la corrupción política en Colombia. Por eso, si 'Rasguño' es extraditado antes de rendir versión ante las autoridades colombianas, el país podría perder la oportunidad de aclarar y saber la verdad sobre hechos muy graves que han ocurrido en las últimas décadas.

Muammar Gaddafi

  • El nuevo Gaddafi /Anthony Giddens, sociólogo británico.
Tomado de EL PAÍS, 25/03/2007);
Aparte de Fidel Castro, Muammar el Gaddafi es el último revolucionario que queda. En su mayoría, los que creían hace treinta o cuarenta años que se podía derribar el capitalismo y dar paso a un mundo diferente hace tiempo que han desaparecido. Ya no hay utopías y la política ha dejado de ser un asunto glamuroso.
Antes, Gaddafi no podía ser más antioccidental. Libia apoyaba al IRA y a otros grupos terroristas, proclamando constantemente la superioridad de su forma de Gobierno frente a cualquier otro rival. Aún hoy en día, al igual que en Cuba, los objetivos de la revolución se anuncian en todas las vallas disponibles. La imagen del Líder, como se conoce a Gaddafi dentro de su país, aparece por doquier.
Sin embargo, Gaddafi decidió en 2003 que su país debía comenzar a abrirse al resto del mundo. Libia estaba pasándolo mal a causa de las sanciones impuestas por la ONU y puede que a su dirigente le preocupara que, después de Irak, los estadounidenses centraran su atención en el país norteafricano. Renunció a su programa de desarrollo de armamento nuclear, en ese momento bastante avanzado, y, sin aceptar formalmente su responsabilidad en el desastre de Lockerbie, abonó indemnizaciones a los familiares de los fallecidos.
Libia es un país pequeño, con unos seis millones de habitantes. Y pobre, pese a sus enormes reservas de petróleo y gas. Sin embargo, su presencia internacional es considerable, gracias a la importancia de Gaddafi. Lo que ocurra en él podría influir no sólo en el Norte de África, sino en todo Oriente Próximo. ¿Hasta qué punto es auténtico el cambio de rumbo de Gaddafi? ¿Qué posibilidades existen de realizar una reforma eficaz en el país?
Para indagar en estas cuestiones fui a Libia hace unos días, con la intención de debatir con Gaddafi. Tres éramos los implicados. El moderador era David Frost y Benjamin Barber, un afamado experto en teoría de la democracia, participaría también en el encuentro. La conversación, que será emitida por la BBC y también a través de Internet, se prolongó durante hora y media. También contó con la asistencia de un buen número de periodistas. Era la primera vez en cuarenta años en el poder que Gaddafi participaba en un debate en público. Normalmente, en las raras ocasiones en que habla con los medios de comunicación, se limita a dar sus opiniones.
Para mí, este debate era un elemento esencial de la propia apertura de Libia al mundo después de años de aislamiento. Estábamos decididos a que no fuera un acto anodino o algo que pudiera dar a Gaddafi la oportunidad de pavonearse delante del público televisivo. Habría que presionarle con cuestiones relativas a la democracia, la reforma económica y los derechos humanos.
Libia se proclama un país democrático, supuestamente gobernado directamente por el propio pueblo. Gaddafi no tiene mucho tiempo para la democracia representativa. Como declaró durante la charla, la democracia occidental le parece una farsa. ¿Qué clase de democracia es esa, se preguntó, en la que un partido que tiene el 40% o menos de los votos gobierna en nombre de todo el mundo?
Personalmente, yo no tengo tiempo para esa clase de discusiones y así lo dije. Es falso que la democracia no cuente con respaldo popular en los países occidentales: más del 95% de la población de esas sociedades, votantes y no votantes, está de acuerdo en que quiere vivir en una democracia multipartidista. El sistema libio conduce a la dictadura, ya que Gaddafi ocupa el vacío dejado por la falta de mecanismos de gobierno eficientes. Libia necesita una nueva Constitución, en la que el sistema representativo tenga un papel fundamental.
No sé si al final Gaddafi aceptará este principio, pero tengo la impresión de que podría acabar haciéndolo. En lo tocante a reformas económicas, es mucho más abierto: lo que tenía que decir a este respecto me pareció alentador. Al contrario que muchos políticos de los países en vías de desarrollo, su idea de la globalización no es negativa, y reconoce que Libia debe cambiar para prosperar económicamente. Acepta la necesidad de reformar el sistema bancario, además de la diversificación económica, la formación de empresarios y el desmantelamiento de las ineficientes empresas estatales. En los últimos tres años se han hecho avances impresionantes para alcanzar esos objetivos.
En el contexto de otros Estados de partido único, Libia no es un país represivo. Gaddafi lleva una vida sencilla y parece que tiene realmente buena fama entre gran parte de la población. Nuestro debate sobre los derechos humanos se centró principalmente en la libertad de prensa. ¿Permitiría él una mayor diversidad de opiniones en el país? Por el momento no existe tal cosa, por lo menos en los medios de comunicación oficiales.
Para mí, la respuesta depende sobre todo de si se podrá acceder libremente a Internet y a múltiples canales de televisión. En realidad, lo segundo ya ocurre: parece que casi todas las casas de Libia tienen una antena parabólica, y aparentemente Internet está a punto de extenderse también por el país. Gaddafi ha respaldado un programa propuesto por Nicholas Negroponte, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), gracias al cual todos los habitantes del país, empezando por los escolares, podrán acceder por 100 dólares a ordenadores con acceso a Internet.
La gran pregunta es: ¿conseguirá Libia avanzar realmente sola cuando Gaddafi se retire de escena? Algunos dicen que sí, pero yo me inclino a pensar lo contrario. Si su deseo de cambio es sincero, y a mí me parece que sí lo es, Gaddafi podría tener un papel clave a la hora de atemperar el conflicto que, de otro modo, podría surgir cuando la modernización se afiance.
Al final del debate, David Frost nos preguntó a todos cuál sería nuestro futuro ideal para Libia dentro de dos o tres décadas. Yo contesté: una Noruega del Norte de África, un país próspero e igualitario que mire al futuro. Es difícil de conseguir, pero no imposible.