19 mar 2008

Irak

Un cúmulo de errores/ Editorial de El País, 20/03/2008;
La guerra de Irak ha llevado la muerte, la destrucción y el caos al país y a la región
20/03/2008
Cinco años después de una desastrosa invasión de Irak basada en mentiras y juicios equivocados,
George W. Bush no sólo no mostró ayer arrepentimiento alguno, sino que se reafirmó en su decisión e incluso en su ánimo de lograr la victoria, aunque se guardó mucho de definir en qué consistiría esa proeza. Está así en línea con su cómplice José María Aznar, quien, ignorando la realidad, ha llegado a afirmar que "la situación actual iraquí no es idílica, pero sí muy buena". No cabe mayor cinismo por parte de quienes, junto a Blair y Barroso, se citaron unos días antes en las Azores para preparar esta guerra que no sólo ha puesto patas arriba el castigado país, sino toda la región. Bush empezó un conflicto en el que han muerto cientos de miles de personas, pero quien deberá terminarlo, mal, será su sucesor en la Casa Blanca.
Fue un engaño justificar la invasión en unas armas de destrucción masiva que no existían. Fue un error empezar la guerra en nombre de la lucha contra el terrorismo, pues el régimen de Sadam Husein no era un problema en este sentido ni tenía nada que ver con Al Qaeda, aunque Irak se ha convertido desde entonces en la mejor escuela, ahora junto a Afganistán, de terrorismo yihadista. Y fue una enorme equivocación acabar con toda la estructura del Estado de Sadam Husein sin haber dispuesto antes de un recambio. De ahí sólo podía surgir el caos.
Bush y Aznar hablan de victoria pero hoy los iraquíes siguen viviendo en el miedo, no ya de un dictador, sino de la dictadura de la violencia. La producción de petróleo sigue estancada, así como el suministro de fuel y electricidad a los hogares. Aunque ha aumentado el número de soldados iraquíes y los atentados se han reducido, están al mismo insoportable nivel que en 2005. Y es de lamentar que se haya juzgado y ejecutado someramente a Sadam Husein, pues debería haber vivido para pagar por sus crímenes en la cárcel y contar cómo fue aliado de EE UU en otros tiempos. Y no ya un error, sino un crimen de guerra, fue sustituir las torturas del régimen anterior por otras de sus presos en Abu Ghraib.
Esta guerra dividió a Europa y distrajo los esfuerzos necesarios para estabilizar Afganistán y acercar a palestinos e israelíes. Ha dado nuevas alas a Irán y a sus aliados en la zona, de Hezbolá a Hamás, y a los chiíes. Irak ha pasado de ser uno de los pocos regímenes árabes laicos a convertirse en una república islamista.
Lo ideal sería una solución regional a esta guerra. Pero EE UU no va a encontrar aliados ni entre los occidentales ni en el mundo islámico para ello. Le corresponde acabarla, teniendo en cuenta que Irak, por la zona en la que se asienta y por las riquezas petroleras que contiene, no es Vietnam. La decisión es muy difícil, porque no es lo mismo invadir que retirarse precipitadamente de un país que se podría quebrar en tres (suníes, chiíes y kurdos) con consecuencias desestabilizadoras para toda la región y el mundo.

El Papa se solidariza con el Dalai lama


Benedicto XVI propone resolver con el diálogo la crisis del Tíbet
Papa ha pedido «diálogo» y «tolerancia» para superar la crisis por la que atraviesa el Tíbet.
«Sigo con profunda trepidación las noticias que en estos días llegan del Tíbet. Mi corazón de Padre siente tristeza y dolor ante el sufrimiento de tantas personas», confesó el Papa ante doce mil peregrinos congregados en la plaza de San Pedro con motivo de la audiencia general del miércoles.
«El misterio de la pasión y muerte de Jesús, que revivimos en esta Semana Santa --añadió--, nos ayuda a ser particularmente sensibles a su situación».
«Con la violencia no se resuelven los problemas, sólo se agravan», aclaró.
El Papa pidió las oraciones de los creyentes para que «Dios omnipotente, fuente de luz», «ilumine las mentes de todos y dé a cada uno la valentía para escoger la senda del diálogo y la tolerancia».
En los últimos días, protestas pacíficas de los tibetanos han provocado la pérdida de vidas humanas. Dado que los medios informativos extranjeros no tienen acceso al Tíbet, es difícil hacer una evaluación de los hechos.
Benedicto XVI tiene una buena relación con el Dalai Lama.
Recuerdo que lo recibió en audiencia privada el 13 de octubre del 2006; ; antes Juan pablo II lo recibio varias veces.
Tras el prmer encuentro con Benedictus el líder budista reconoció en declaraciones a los periodistas que el encuentro había sido "muy, muy agradable".
Fuente: Zenit

El caso Herrera Calles

Columna Fuerzas Armadas/Javier Ibarrola:
Denuncia perdida
Publicada en Milenio Diario, 19/03/2008;
En la residencia oficial de Los Pinos existe una oficina dedicada exclusivamente a recibir y analizar toda la correspondencia dirigida al Presidente de la República.
Generalmente se trata de quejas que particulares envían al Presidente en espera de una pronta solución. Poco se sabe de los resultados que arroja esa oficina o de las resoluciones a las que finalmente se llega.
Sin embargo, se supone que todas reciben la atención del caso después de ser turnadas a las áreas de responsabilidad respectiva.
Pero hay cartas que al parecer jamás llegan a ser atendidas cabalmente o que ni siquiera son puestas en el escritorio del Presidente.
Tal es el caso de una muy severa denuncia firmada por Javier Herrera Calles, quien fungiera hasta hace poco tiempo como coordinador de Seguridad Regional de la Policía Federal Preventiva.
El contenido no es nuevo, aunque no recibió mayor atención por parte de los medios de comunicación.
Como en todas las oficinas o corporaciones siempre existe gente inconforme que busca la manera de desacreditar o instigar a su propia fuente de trabajo y sus compañeros.
Sin embargo, cuando el trabajo infiere incluso la exposición de la vida misma, es difícil creer que las denuncias sean solamente un exabrupto.
La denuncia de Javier Herrera Calles, firmada con fecha 15 de febrero pasado, descarna el desempeño de la Policía Federal Preventiva y al titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.
Tampoco es nuevo el hecho de que García Luna sea criticado duramente por sus maniobras internas, manejo de su personal de confianza, creación de plazas y direcciones que luego no tienen sustento legal ni operatividad real.
Por ejemplo, describe Herrera Calles en su denuncia, la cual aseguró posteriormente que había llegado primero a García Luna que al presidente Calderón, “le ofrece crear una policía nacional con estándares internacionales de confiabilidad y capacidad para terminar con la delincuencia organizada, la que fue su responsabilidad combatir en los pasados seis años, creando el Cuerpo Federal de Policía con seis divisiones sin sustento legal como es su costumbre, presentando a los responsables de las mismas:
1. División de Proximidad Social, Francisco Garza Palacios.
2. División Antidrogas, Armando Espinosa de Benito.
3. División de Mandamientos Judiciales y Ministeriales, Edgard Eusebio Millán Gómez.
4. División de Información y Análisis, Facundo Rosas Rosas.
5. División de Fuerzas Federales de Apoyo, general Héctor Sánchez Gutiérrez.
6. División de Inteligencia Policial, Luis Cárdenas Palomino.
“Todas estas personas de su absoluta confianza con excepción del general Héctor Sánchez Gutiérrez, y con este nuevo modelo del cuerpo federal de policía se pretendía construir 500 estaciones de policía en poblaciones con más de 15 mil habitantes con mayor índice delincuencial, bajo la estructura de 50 comandancias regionales. Hasta la fecha no se ha construido alguna, operando únicamente con la infraestructura de la Policía Federal Preventiva.
La carta-denuncia de Herrera Calles es muy amplia y muy bien documentada.
Esto es lo que convence de su veracidad y del porqué no se ha sabido nada del seguimiento que la Presidencia de la República debió darle desde el momento en que la recibió.
El pasado día 2, Herrera Calles reveló a un diario capitalino que temía por su seguridad, pues señaló que tenía información de que la carta que envió a través de funcionarios cercanos al Presidente llegó primero a manos de García Luna, por lo que teme represalias.
El asunto no es menor, toda vez que toca el punto sensible de la seguridad, tema en el que el presidente Felipe Calderón ha puesto el futuro de su gobierno.
De ahí, es menester insistir en el tema, la importancia del señalamiento del secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván, cuando dijo que “la nación debe saber en qué trinchera se encuentra cada quién”.
Si una de las piezas claves del andamiaje oficial que tiene a su cargo la seguridad de la nación no atina a desarrollar con eficacia su trabajo y deja muchas rendijas por donde se cuela el desorden, es indispensable saber en qué trinchera se encuentra y a quién sirve.
México ya tiene suficientes enemigos como para solapar los de casa.
www.geocities.com/fuerzasarmadas_mexico

Te doy una canción...,



Te doy una canción. Fue escrita en 1969 por el cubano Silvio Rodrígezy se la dedico al primer amor de su vida: Emilia Sánchez.
Editada por primera vez en el álbum Días y flores...
Cuenta Silvio: "A Emilia yo le hice montones de canciones, le escribi -entre otras-, Ojalá, Te doy una canción...,
(...) Era una amiga íntima, una amiga muy querida. Ella estaba en La Habana en ese momento, había venido a estudiar medicina, pero estudió un año, luego no le gusto la carrera y se marchó a Camagüey y allí estudió literatura.... después se hizo profesora de literatura.
(era) una persona interesada también en la literatura, en la poesía, en la música (....) No era solamente una persona que disfrutaba de aquellas cosas, sino una persona comprometida con toda esa materia, como pretendía estar yo también. Ella, en ciertos aspectos, tenía lecturas que yo no había tenido; yo no había leído a (César) Vallejo, por ejemplo. El primer libro que yo leí de Vallejo me lo regaló ella...."
La influencia de Vallejo - y de otros poetas como Bob Dylan-, prendio en el jóven Silvio.
Fue incluida en los álbumes Mano a mano (grabado en vivo en una plaza de toros madrileña); En vivo en Argentina (en vivo junto con Pablo Milanés); y Entre amigos, de Luis Eduardo Aute (1983)
¡Bien!
Te doy una canción/Silvio Rodríguez
Cómo gasto papeles recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me ve nunca contigo....,.
Y cómo pasa el tiempo que de pronto son años
sin pasar tú por mí, detenida....,
Te doy una canción si abro una puerta
y de las sombras sales tú.
Te doy una canción de madrugada,
cuando más quiero tu luz....,.
Te doy una canción cuando apareces
el misterio del amor.
Y si no lo apareces no me importa(....):
yo te doy una canción.
Si miro un poco afuera me detengo:
la ciudad se derrumba y yo cantando.
La gente que me odia y que me quiere
no me va a perdonar que me distraiga.
Creen que lo digo todo, que me juego la vida,
porque no te conocen ni te sienten....,


Te doy una canción y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar (y también a escribir).....
Te doy una canción con mis dos manos,
con las mismas de matar.
Te doy una canción y digo: “Patria”,
y sigo hablando para ti.
Te doy una canción como un disparo,
como un libro, una palabra, una guerrilla:
como doy el amor...."
Por cierto ¿qué paso con Emilia Sánchez?...

¿El fin de las FARC?


El fin de las FARC;
Portada de la revista SEMANA, No. 1350, 15/03/2008;
Será largo y sangriento
La guerra colombiana lleva tantos años, que parece que el país estuviera condenado a padecerla para siempre. Casi medio siglo de lucha contra las guerrillas ha dejado una cicatriz en el rostro de la Nación. Por eso, durante varias décadas muchos colombianos han sido escépticos frente a un desenlace del conflicto que le ponga fin al baño de sangre. En alguna época se habló de que no había voluntad política de acabar con la guerrilla, en otra, de que a los militares no les interesaba porque dependían de su amenaza, o corrió la tesis de que era imposible derrotar a las Farc con un Estado famélico, ausente y corrupto.
Pero los acontecimientos de los últimos días han empezado a cambiar las percepciones históricas. La muerte en sólo una semana de 'Raúl Reyes' e 'Iván Ríos', dos miembros del Secretariado de las Farc, rompió el mito de que la guerrilla era invencible o de que no había interés en derrotarla. La sicología del país sobre la guerra está cambiando. Mientras hace 10 años apenas el 34 por ciento de los colombianos consideraba posible que las Fuerzas Armadas podían derrotar a la guerrilla militarmente, esta semana una encuesta de Gallup demuestra que el 75 por ciento lo cree posible. Y el primer paso para ganar una guerra es que la sociedad crea que es posible hacerlo. Pero no se trata sólo de percepciones, de la moral de una tropa o del estado de ánimo de una sociedad. El ataque al campamento de 'Raúl Reyes' demostró que la superioridad técnica y militar del gobierno es una ventaja definitiva. Y la muerte de 'Iván Ríos', asesinado a traición por uno de sus hombres de confianza, deja al desnudo el grado de resquebrajamiento de las Farc en el interior de sus filas.
Las muertes de estos dos hombres son un hito en la historia del conflicto armado colombiano. No tanto por la importancia militar, política o simbólica de cada uno de ellos, sino por lo que reflejan de la etapa de la guerra. Estas muertes marcan el fin de una era y el comienzo de otra.
Queda atrás un largo período en el que se consideraba que había un equilibrio entre gobierno y guerrilla, o lo que muchos llamaron un empate negativo. Empate que parecía irresoluble pues no permitía una victoria militar, pero tampoco hacía viable una paz negociada, pues ambos bandos aspiraban a una revancha para ganarle ventaja al otro, e intentar el triunfo militar. Ahora la correlación de fuerzas ha cambiado. Quedan pocas dudas sobre la superioridad del Estado, y la evidente debilidad de las Farc parece un hecho irreversible. Después de seis años de ofensiva sostenida, de miles de millones de dólares gastados en munición, de miles de soldados y policías caídos en combate y de tantas víctimas inocentes que han padecido los coletazos de la barbarie, se puede decir que está llegando la fase final de la guerra.
Pero el entusiasmo sicológico de un incipiente desenlace contrasta con el camino tortuoso, impredecible y violento que significa transitar hacia una solución definitiva. Los últimos capítulos de las guerras suelen ser difíciles, llenos de sorpresas desagradables y pueden ser prolongados.
En Perú, por ejemplo, la naturaleza mesiánica y autárquica de Sendero Luminoso hizo posible que con la captura de su principal líder, Abimael Guzmán, se desencadenara una derrota militar de la guerrilla, difícil de repetir en otros conflictos. Incluso, su manera de recurrir al terrorismo indiscriminado ya los había aislado políticamente y era una organización repudiada incluso por la izquierda radical peruana. A pesar de su derrota, persisten unos grupúsculos seudoguerrilleros a los que les queda mejor el traje de bandas criminales que el de revolucionarios alzados en armas.
En El Salvador, la guerrilla del Fmln controlaba parte del territorio, tenía buen respaldo campesino y había un empate militar que hizo posible un modelo de negociación donde se pactaron reformas profundas al régimen. El Fmln negoció desde una posición de fuerza, pues acababa de lanzar una ofensiva sobre la capital del país, y puso en jaque al gobierno. En todo caso, esta se considera la última negociación de la era de la Guerra Fría, que selló una paz política duradera, pero no redujo los índices de criminalidad.
Otro caso reciente que vale la pena observar es el de Irlanda, donde un conflicto centenario entre el IRA y el gobierno de Gran Bretaña finalizó en un acuerdo político. Al momento de firmar el pacto, el grupo separatista estaba infiltrado hasta el tuétano por los servicios policiales británicos, y se le habían cerrado espacios políticos y diplomáticos. Aunque pudo ser llevado a su mínima expresión como grupo armado, la negociación se hizo para garantizar una paz más duradera y una mayor legitimidad para el gobierno.
Posiblemente ninguno de los anteriores casos sea paradigmático para Colombia. El país empieza a darse cuenta de que algo importante está ocurriendo en la guerra: hay una ruptura del equilibrio existente y se hace necesario imaginar cómo será el final de la partida. Esa exitosa ofensiva militar no está dada por los episodios recientes, sino que es el resultado de decisiones estratégicas tomadas por el Estado.
La política de seguridad democrática, el aumento del gasto militar, el respaldo de Estados Unidos, la sofisticación en la inteligencia, la degradación de la guerrilla por el influjo del narcotráfico, el rechazo casi nacional contra la violencia guerrillera y hasta el cambio de paradigma luego del 11 de septiembre, han inclinado la balanza y garantizado un control del territorio que antes no existía y que ha sido crucial para debilitar a las Farc.
Al lado de estos saltos estratégicos hay una cantidad de virajes tácticos que han hecho más eficientes las campañas militares, como se ha visto en los meses recientes (ver recuadro). Se puede decir que la pérdida de territorio, el incremento en las deserciones y las desmovilizaciones, la ofensiva del Ejército a la retaguardia selvática de la guerrilla, y el incremento y la efectividad en los combates, son los principales signos de que el gobierno está ganando la guerra.
Pero la pregunta es ¿qué sigue? ¿qué tipo de final tendrá el conflicto? ¿Por qué los finales son tan complejos, difíciles y violentos?
Tres escenarios posibles La fase final de la guerra, si es que ha llegado, plantea tres escenarios posibles de resolución. El primero es el del aniquilamiento militar, similar a la manera como lo hizo Perú con Sendero Luminoso. Aunque hay sectores muy marginales del gobierno que creen posible un exterminio físico de las Farc, este es un epílogo muy improbable para la guerra colombiana. Básicamente porque a diferencia de Sendero Luminoso, que estaba localizado sólo en la sierra peruana, las Farc están desplegadas en todo el territorio. Son una organización más descentralizada y colegiada que puede sobrevivir a pesar de que sus cabezas sean golpeadas.
Y mientras el narcotráfico siga aceitando la guerra, las Farc tendrán una gran capacidad de reproducir su aparato militar. Apostar únicamente por el camino del plomo, sin crear ningún escenario político, es una elección costosa, sangrienta, y posiblemente con resultados poco sostenibles, pues la claudicación total de una guerrilla es un espejismo, sobre todo con la realidad geográfica, de narcotráfico y de falta de Estado que se vive en Colombia. Es utópico e ingenuo pretender que hasta el último guerrillero llegue en una bolsa negra.
Un segundo desenlace posible es el de una negociación política al estilo salvadoreño, o como las que ha conocido el país con otras guerrillas como el M-19 o incluso, como lo que se intentó en El Caguán. Esta idea de una pronta salida es todavía promovida por muchos sectores, especialmente de izquierda, pero cada vez menos gente la considera viable.
Básicamente porque las Farc no representan hoy en el país una fuerza social o política que les brinde legitimidad para exhibir y negociar una agenda de reformas. El M-19 pudo hacerlo en 1991, cuando pactó con el gobierno la realización de una constituyente porque, aunque era una guerrilla derrotada militarmente, supo interpretar lo que pasaba en el mundo -el fin de la Guerra Fría- y la coyuntura del país -la necesidad que tenían las propias elites de una modernización política-. En El Salvador sin duda había una agenda de reformas pendientes para transitar de una larga dictadura, a la democracia. Y el pacto de paz fue crucial para ello. En la Colombia de hoy eso ya no es posible. Hay una democracia claramente reconocida como tal, una Constitución garantista y progresista, y aunque muchas reformas están pendientes, no serán pactadas en una mesa de negociación con una guerrilla desprestigiada, aislada y criminalizada. Pero entre la derrota militar y la negociación al viejo estilo hay una tercera vía que posiblemente sea la que más se ajusta a la realidad de la guerra colombiana. Es una combinación de la presión militar con la apertura de un espacio de negociación con reglas de juego completamente distintas.
La presión militar se requiere porque aunque haya un cambio de tercio en la confrontación, aún no hay un punto de inflexión definitivo. "Las Farc han sufrido un fuerte debilitamiento, pero aún no están derrotadas. Con el desgaste que han experimentado posiblemente regresen a la guerra de la pulga. Hay grandes espacios de terreno que han desocupado los paramilitares que todavía no están bajo el control del Estado y su fuerza pública. Las Farc pueden recuperar este terreno y fortalecerse de nuevo", dice Gabriel Marcella, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos de Estados Unidos. Pero así como Uribe ha demostrado que sabe hacer la guerra, también tiene que abrir un espacio para el diálogo. "Todas las fórmulas están gastadas y habría que imaginar algo diferente", dice el ex senador Rafael Pardo. Y tiene razón. Los dos modelos que el gobierno ha probado para negociar son inaplicables para las Farc. El modelo que se probó con los paramilitares, y cuyo énfasis es la desmovilización, es inviable porque con las Farc es necesario contemplar además del desarme la reinserción política. Por eso la propuesta de negociación realista sería como lo plantea el analista Román Ortiz, "una negociación para facilitar su desmovilizacion y reinserción en el sistema democrático, no para modificar la estructura constitucional ni el orden social y económico del país".
¿Les sirve una oferta así a las Farc? Seguramente no al Secretariado, pero sí a muchos mandos medios que han empezado a sospechar lo que todo el país sabe: que jamás se tomarán el poder y que el tiempo corre en su contra. Mientras más tiempo pasen en el monte, más débiles y menos condiciones tendrán para una negociación que les sea favorable. Abrir una pequeña compuerta de diálogo hoy, manteniendo la misma presión militar, puede salvar vidas y ahorrar sufrimientos.
Ese espacio es necesario no tanto para demostrar la magnanimidad del gobernante de turno, ni para tirarles un salvavidas a las guerrillas, sino porque las Farc son el mayor obstáculo para la prosperidad colectiva de los colombianos.La guerra es una espiral de violencia y los colombianos deben buscar el camino menos doloroso y más rápido para salir de ella. Una solución exclusivamente militar, o una negociación sin objetivos claros significarían prolongar la agonía.
¿Está listo el país?
Pero, para que exista un epílogo a este conflicto, hay una serie de variables que van mucho más allá de los mapas desplegados por los generales, la estrategia militar, la capacidad de fuego, la moral de la tropa o la sensación de victoria que puede sentir una sociedad. Por un lado, el esfuerzo económico se tiene que mantener en este momento tan crucial. ¿Seguirá Estados Unidos, en caso de que gane un gobierno demócrata, apoyando a las Fuerzas Militares? ¿Cuántas veces más están los colombianos dispuestos a pagar impuestos al patrimonio para financiar la guerra?
A eso se suman también los temores por una recesión económica en el mediano plazo que merme la creciente inversión en defensa. Es un hecho que el buen desempeño económico del país en los últimos años ha permitido que se invierta un 6 por ciento del PIB en la política de seguridad. Otro gran interrogante que hay planteado sobre la mesa es el escenario regional.
El reciente conflicto diplomático con Venezuela, Nicaragua y Ecuador, que se suavizó en la cumbre de Río, demostró que en la región hay una pugna de dos proyectos políticos e ideológicos. Un proyecto de izquierda, que las Farc ven con buenos ojos, y que encarnan los presidentes Chávez, Correa y Ortega, y un proyecto de derecha, que representa Álvaro Uribe. La pregunta es si los procesos que viven los países vecinos pueden terminar ayudando a las Farc para que reviertan su crítica situación militar y política, y recuperen la iniciativa. Enorme preocupación causó el contenido del computador de Raúl Reyes sobre las relaciones entre las Farc y Chávez, y no menos grave fue encontrar el campamento de Reyes en territorio ecuatoriano.
Un tercer elemento crítico para el futuro es el narcotráfico. Mientras éste subsista, las Farc tendrán una inagotable fuente de financiación para alimentar su dialéctica de la dinamita y el plomo.
El último ingrediente es la tercera reelección del presidente Uribe. Para muchos, Uribe debe ser el mariscal de campo que toque las trompetas de la victoria y, por lo tanto, creen que debe seguir al mando. Sin embargo, es una visión facilista y mesiánica. El futuro de Colombia va más allá de Uribe. Así como la sociedad ha asimilado la política de seguridad democrática, casi toda la baraja de presidenciables debe entender lo que está en juego y está en capacidad de llevar la batuta. Pero, más allá de la importancia de la exitosa ofensiva y de las consideraciones geopolíticas y económicas, quizás el mayor reto de esta fase final de la guerra no es militar. Es poner a prueba la capacidad del Estado para incorporar en su proyecto de Nación a todo el territorio, aun las selvas húmedas olvidadas. Aunque las Farc sean una guerrilla que use métodos terroristas y que se criminalice a cada vez más, en la columna vertebral del conflicto colombiano subyace una falta de Estado. Hay un problema atávico de tierras, de injusticia, de falta de oportunidades, de cultura de la ilegalidad, entre tantos otros flagelos, de un país que está tan lejos de Bogotá y tan cerca de las Farc.
Un país extenso y vital que mientras sus grandes metrópolis saborean las mieles del siglo XXI está sumido en las penumbras del medioevo. Es muy probable que no sea con las Farc con las que se pacten las grandes reformas del país, pero promoverlas es un imperativo democrático de cualquier gobierno y un requisito para que todo el esfuerzo militar que se está haciendo -y que tanta sangre ha costado- termine por dejar un país mejor y con una paz sostenible. Y no el caldo de cultivo para que, a pesar de que las Farc sean derrotadas, se vuelva a reciclar la violencia en un ciclo interminable que empezó hace ya 200 años, al tiempo con la vida republicana.
La táctica también cuenta
Para que las Fuerzas Armadas hoy tengan la iniciativa en la guerra contra las Farc y hayan logrado romper el equilibrio que se mantuvo durante mucho tiempo, han tenido que dar muchos virajes en su táctica. Estos son algunos de los más importantes.
1 Inteligencia
•Una mayor coordinación entre los diferentes organismos de inteligencia.
•Se cambió el modelo de entrevista a los desmovilizados de manera que ahora se extrae mayor información de ellos y se analiza con más cuidado.
•Se incrementó la inteligencia en las cárceles donde hay presos de las Farc.
• Medios tecnológicos de última generación.-Un trabajo de infiltración de largo plazo en círculos cercanos a los jefes guerrilleros.
2 Los super tucanos
Se pasó de los bombardeos masivos con altos márgenes de error, a ataques precisos. Esto se logró porque se modificaron los sistemas de bombardeo y disparo de las aeronaves, además de que hay más aeronaves con funciones de inteligencia.
En los últimos bombardeos se ha usado la llamada 'bomba inteligente', conocida en el mundo porque se guía por un sofisticado sistema de ubicación del blanco que la hace prácticamente infalible.
3 Fuerzas especiales.
Son hombres altamente calificados, expertos en camuflaje, supervivencia y manejo de armamento diverso. Están capacitados tanto en operaciones tipo comando, que son altamente riesgosas y rápidas, como en operaciones prolongadas de penetración en el camp o enemigo, en las que pueden durar semanas sin ser detectados. Por ejemplo, pueden observar a pocos metros durante varios días un campamento guerrillero.
4 Desmovilizados
Los desmovilizados se han convertido en uno de los principales talones de Aquiles de las Farc. El impacto político, sicológico y militar que tienen dentro de la guerrilla las deserciones ha resultado más efectivo que el de las bajas en el campo de batalla.
Similar impacto está teniendo la organización de los presos en las cárceles que promueven abiertamente las deserciones y la disidencias dentro de las Farc.
5 La acción integral.
La presencia permanente de las fuerzas militares y de la Policía en zonas donde antes no había instituciones del Estado ha empezado a tejer una relación de confianza entre estas y las comunidades que habitan en estas zonas. Se incrementó la información que ha servido de base para muchas operaciones militares. Los esfuerzos en derechos humanos también han fortalecido el vínculo
Fuente: Semana.com

Las otras "Chinas"

Las otras Chinas/M. Á. BASTENIER
Publicado en EL PAIS, 19/03/2008;
La doctrina oficial de Pekín es que China alberga casi un centenar de minorías nacionales, pero que un 90% de la población es han, o sea, china-china. El pueblo tibetano es una de esas minorías que proyecta, aupada en los buenos sentimientos occidentales, el cine de Hollywood, y el exotismo de lamas que levitan, una imagen poderosamente distinta de la China circundante. Y esa nacionalidad no podía dejar pasar la ocasión de los próximos Juegos de verano en Pekín sin movilizarse, ante lo que las autoridades comunistas han parecido sentirse obligadas a cooperar, generando entre unos y otros los recientes disturbios de Lhasa y de provincias.
China proclamó el fiat imperial sobre Tíbet a mediados del XVII, y un siglo más tarde, en 1751, tuvo que sofocar una primera gran revuelta popular; pero Pekín estaba más atento a las formas, el vasallaje nominal, que a un gobierno efectivo de la provincia, con lo que la lamasocracia pudo gozar de una vasta autonomía.
La situación sólo cambió en la segunda mitad del XIX con el establecimiento del raj británico en la India. En 1903 una expedición militar, que mandaba sir Francis Younghusband, tomaba Lhasa e imponía un protectorado informal, sin que Londres pusiera en duda la teórica soberanía de Pekín. En 1911, mientras China se debatía entre el imperio y la república, los británicos apoyaron una sublevación en Tíbet que fue de nuevo aplastada por el poder central; pero ese primer periodo republicano hasta la victoria de Mao en la guerra contra Chiang kai-chek, en 1949, fue una rebatiña de taifas al mejor servicio del Dalai Lama -Gywala Rinpoche en litúrgico tibetano- porque apenas interfería en la gobernación local, máxime cuando en los años 20 las últimas tropas chinas tuvieron que evacuar el territorio.
Sólo en octubre de 1950, cuando Pekín se movilizaba ante el avance de las fuerzas de MacArthur en Corea, Mao envió al ejército para restablecer el dominio sobre la provincia; la India, como sucesora del imperio británico en el Hindustán, reconocía en 1954 los derechos chinos en la zona; y el 10 de marzo de 1959 estallaba la primera gran revuelta contemporánea del Tibet. A partir de entonces, la dominación han se hizo mucho más absorbente y el poder de los lamas y de la nobleza feudal fue efectivamente destruido; el que aún es hoy Dalai Lama se refugió en la India, donde comenzó a gestarse un irredentismo con gran éxito de público en Estados Unidos y Europa; el trek al Himalaya y la obra de autores como Alan Watts o Krishnamurti habían creado un espacio para el Tíbet en el imaginario colectivo de una cierta juventud occidental, así como un público fiel para la causa del monje de cráneo escrupulosamente rasurado.
La meseta tibetana se halla estratégicamente situada entre la China han y el subcontinente indio, con el Himalaya como glacis particularmente conflictivo porque la delimitación de la frontera en 1913-14, la llamada línea MacMahon, largamente favorable a Delhi que para algo estaba entonces bajo dominio británico, nunca fue aceptada por Pekín, y acabó por provocar entre los dos países un enfrentamiento militar que duró 40 días en el techo del mundo, en 1962. Y aunque Tíbet no posee grandes riquezas naturales, todo lo que una vez fue del imperio, China lo va a mantener, o reivindicar eternamente -como al norte del Amur, las tierras perdidas ante el zarismo-, además de que cualquier flojera en el control de la provincia repercutiría negativamente sobre la credibilidad de las pretensiones chinas en Taiwán.
Lo que Tíbet revela es la difusa densidad nacional china; los kurdistanes que la acechan, como el mismo Uiguristán, que en los confines del ex imperio del centro agita también su diferencia. Hay una doctrina han sobre la unidad de China que no consiente ni sombra de duda; pero esa unidad es más frágil de lo que aparenta. En los años 30 del pasado siglo, Chiang Kai-chek jugueteó con la idea de imponer la grafía occidental, lo que fue imposible -además de indeseable por el suicidio cultural que habría supuesto marginar la escritura ideográfica- porque habría mostrado al mundo como, pese a la existencia de la lengua oficial, el mandarín, las diferentes Chinas hablaban un chino también diferente, y sólo tenían lingüísticamente en común la transcripción de un léxico fonéticamente muy dispar. China es una algarabía de lenguas con vocación de llegar a ser política. Por eso, China es un acto de fe. Y en Tíbet perdura una fe alternativa.

Crisis en El Tíbet

El primer ministro chino, Wen Jiabao, acusó al Dalai Lama de estar detrás de los graves disturbios que se produjeron el viernes pasado en Lhasa, y de querer sabotear los Juegos Olímpicos de agosto.
Wen Jiabao afirma que el Dalai Lama es un mentiroso y le culpa de la protesta. "Tenemos un puñado de evidencias que prueban que estos incidentes fueron organizados, premeditados, pensados e iniciados por la camarilla del Dalai Lama", dijo Wen, quien calificó en varias ocasiones al Dalaia de mentiroso e hipócrita.
"Quieren sabotear los Juegos. Pero todo el mundo debe respetar la Carta Olímpica, y no politizarlos", dijo Wen ante cientos de periodistas en el Gran Palacio del Pueblo, con ocasión de la clausura de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional.
En tanto, el líder budista reclamó desde Dharamsala el fin de los enfrentamientos. "No usen la violencia. Incluso si 1,000 tibetanos sacrifican sus vidas, no ayudará. (y) Si la situación escapa al control, entonces la única opción será dimitir", dijo.

¡Cochinero!

¿Y si acaba ganando Jesús Ortega? /Ciro Gómez Leyva
Publicado en Milenio Diario, 19/03/200;
Cosas muy raras siguieron ocurriendo en la elección del PRD. Cuando Jesús Ortega aventajaba a Alejandro Encinas por cinco puntos en el PREP del partido, súbitamente la cifra del Distrito Federal se multiplicó, como los panes.
El total de votos contados en la capital se había estacionado la mayor parte del día en 50 por ciento. Pero a las ocho de la noche subió de golpe, en un chasquido, a 84 por ciento, lo que permitió a Encinas empatarle el marcador a Jesús Ortega: 42 a 42, con 70.95 por ciento del total nacional de los votos ya integrados. ¡Quién diablos estuvo frenando la información del DF!
Para esa hora ya se sabía que los Chuchos saldrían a dar sus números. Actas en mano informarían que, con 91.16 de los votos contados, Ortega aventajaba a Encinas por 27 mil votos. Y en porcentaje, 51.3 a 48.7.
Dos cosas quedaron claras entonces: los conteos rápidos no sirvieron (seguramente porque en los comicios internos del PRD, los más sucios de México, no hay condiciones normales para hacer ese trabajo) y sea Ortega, sea Encinas, el nuevo presidente del partido ganará por una nariz, en un cómputo que se hará hoy con palitos verticales y diagonales.
PRD 2008: el partido que se nutre de la leyenda del fraude electoral que le hicieron para arrebatarle la Presidencia de la República. Veamos. En el Tabasco de López Obrador, Encinas gana 7 a 1: sin comentarios. En el Chiapas de Sabines, Ortega gana casi 5 a 1: sin comentarios. En Zacatecas de Amalia García: Encinas, 8 a 1: qué decir. En el Estado de México: Ortega por más de 60 mil votos. En el DF, Encinas por más de 100 mil.
Que nunca más el PRD vuelva a denunciar un fraude electoral en contra. Por decoro. Por pudor. Por favor.

Extranjeros en las FARC

Militan 150 extranjeros en las FARC: Colombia
El gobierno identificó a 500 “turistas” que visitaron las bases de la guerrilla.
Publicado en Milenio Diario, 19/03/2008;
Digo Osorno, enviado, Bogotá, Colombia.
El Café Leyenda está a tope. Decenas de parroquianos elevan el murmullo. Afuera del lugar no cesan los peatones de una de las avenidas más bulliciosas de toda la ciudad. Dos soldados con uniformes impecables y cargando sus fusiles resguardan los alrededores. La pared frente a ellos dice: “A acabar, acabar, con el gobierno paramilitar”.
La bienvenida a este Café Leyenda, ubicado a unas calles del Palacio de Nariño, donde despacha el presidente Álvaro Uribe, tiene una pinta más escueta con graffiti negro, que solamente dice: “FARC-EP”. En el negocio de al lado, en cambio, hay loas en color rojo al jefe guerrillero asesinado apenas el pasado 1 de marzo: “¡Raúl Reyes vive!”
Hace unos días pasó por aquí una marcha contra el gobierno colombiano. En muros y ventanas de lugares públicos y privados quedaron ecos del malestar de algunos sectores contra el actual gobierno de derecha, y también de las simpatías de estos sectores de izquierda hacia la guerrilla colombiana.
Los ecos siguen ahí días después, conviviendo entre los consumidores de la zona comercial y los militares que juntan los brazos ante el leve frío de la tarde. Ecos de la guerrilla y soldados, parece que ya están habituados a ser parte del paisaje de esta ciudad capital.
Por la radio local, al mediodía, algunos programas transmiten reportes de sus periodistas enviados a zonas rurales indígenas donde se libran enfrentamientos entre milicias farianas y miembros del Ejército. Algunos bogotanos escuchan el transmisor como si oyeran un partido de futbol, nada más que en lugar de goles, travesaños y árbitros, los locutores hablan de rifles, balas y muertos.
En el Café Leyenda, el funcionario de la Policía Nacional colombiana con el que he quedado de verme me da una larga entrevista sobre el caso de los mexicanos fallecidos Juan González del Castillo, Soren Ulises Avilés, Natalia Velásquez, Fernando Franco y la sobreviviente Lucía Morett, que estaban en el campamento guerrillero atacado por el Ejército de este país.
“Aquí hemos tenido padeciendo desde hace mucho tiempo a los turistas de la guerrilla”, dice con voz de lamento.
De acuerdo con sus cálculos en ocho años por lo menos 500 extranjeros han visitado campamentos guerrilleros como muestra de solidaridad con las FARC.
Y según estas mismas estimaciones, 150 extranjeros han decidido de plano cargar un fusil al lado de las FARC o del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero en importancia del país, el cual ya sostiene negociaciones de paz con la administración actual.
Las fuerzas armadas colombianas dicen contar con esta información a través de registros de migración, operativos militares, portales de internet y confesiones de guerrilleros desertores. O bien cuando recogen cadáveres en campos de enfrentamiento, como en el caso del argentino Federico José Bruno, quien el 4 de septiembre de 1998 murió a manos del Ejército colombiano, cuando se encontraba haciendo fotografías al lado de guerrilleros del ELN.
El joven argentino de 27 años pretendía hacer un documental sobre la guerrilla. Era un cineasta que pasó casi un año viviendo en las periferias de Bogotá, antes de que su proyecto fuera aceptado por el grupo insurgente. Ya estando metido en la selva, escribió a quien sería su camarógrafo: “Pronto vendrás para acá, este país es un infierno pero me siento como en el cielo… estoy trabajando mucho, no sólo en fotografía, sino en computación y cartografía”.
Precisamente son los argentinos quienes en mayor medida se incorporan a la guerrilla de este país que tiene más de 40 años de existencia y una presencia importante en diversas regiones. De acuerdo con el gobierno colombiano, el jefe de la columna Teófilo Forero, la más importante de las FARC, es de origen argentino.
De guerrilleros de México en Colombia casi no hay reportes. “Venezuela, Cuba, Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay son los países de donde vienen la mayoría”, dice el funcionario, quien agrega que también de Holanda, Dinamarca, Irlanda, Suecia, República Escandinava y hasta algunos de China.
Apenas el año pasado, después de una operación militar contra las FARC, el Ejército colombiano encontró los diarios de Tanja Nijmeijer, una joven nacida en Holanda que se incorporó a la guerrilla desde 2002 y que ahí se encuentra hasta la fecha.
“Muchos son ingenuos, aventureros, les han metido en la cabeza por internet que la Colombia de hoy es similar a la Nicaragua de Somoza, a El Salvador de la Junta Siniestra, al Haití de los Duvalier, al Paraguay del Monarca de los Brutos, a la Argentina de los asesinos gobiernos militares. ¡Nada más falso!”, exclama.
La tarde sigue en el Café Leyenda. En las mesas de al lado, la gente ya está hablando sobre viajar a la costa de Cali para los días de vacaciones por la Semana Santa o de acudir por la noche a alguna de las funciones que hay en la cartelera de Bogotá por la Muestra Iberoamericana de Teatro.
La leyenda “FARC- EP” sigue dándole la bienvenida a los parroquianos que van ingresando.
Diego Enrique Osorno/ enviado, Bogotá

Fehmida Mirza


Fehmida Mirza, diputada -por tercera vez- del Partido Popular de Pakistán (PPP) fue nombrada hoy en la primera mujer en la historia de Paquistán en asumir la Presidencia del Parlamento y, de paso, en todo el mundo musulmán.
Sustituye a Chaudhry Amir Hussain, que pertenece a la formación que da apoyo al presidente del país, Pervez Musharraf, de la Liga Musulmana-Q (PML-Q).
Mirza obtuvo 249 votos a favor, para ganar cómodamente frente a su rival de la oposición Israr Tareen de la PML-Q.
La votación, fue precedida por la lectura de unos pasajes del Corán.
Perfil
Es empresaria y médica.
Originaria de la ciudad de Karachi, tiene 51 años
Creció en el seno de una influyente familia de la provincia de Sindh
Esta casada con ulfikar Ali Mirza, cercano amigo de Asif Ali Zardari, copresidente del PPP y viudo de Benazir Bhutto.
Se convierte en la decimosexta presidenta de la Asamblea Nacional, un cargo que ocupó por primera vez en 1947 el fundador de Pakistán, Muhammad Alí Jinnah, y por el que también ha pasado el ex primer ministro Zulfikar Alí Bhutto, padre de la fallecida Benazir Bhutto.
Son 76 las mujeres que integran la Asamblea Nacional, es decir, 16 más del cupo de 60 reservado para ellas, lo cual constituye un récord.
¡Felicidades Fehmida!

El asesor de Uribe

Piden que renuncie alto asesor de presidente Uribe (José Obdulio Gaviría):
Publicado por El Nuevo Herald, 19/03/2008;
The Associated Press
BOGOTA --Activistas pidieron la renuncia de un alto colaborador del presidente Alvaro Uribe por considerar que sus declaraciones estimulan un ambiente de violencia contra trabajadores de derechos humanos.
El asesor presidencial José Obdulio Gaviria "debe renunciar...pero además estamos analizando acciones" legales en su contra por calumnia o injuria, dijo en entrevista telefónica Iván Cepeda, del grupo Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado.
"Le solicitamos a usted, señor presidente, que lo destituya (a Gaviria): la incitación a la violencia es un grave delito", dijo por su parte el grupo no gubernamental Colectivo de Abogados, en una carta dirigida a Uribe y divulgada la víspera en el sitio de internet del grupo.
El Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado y el Colectivo de Abogados estuvieron entre los grupos que organizaron el pasado 6 de marzo una marcha nacional en honor a las víctimas del paramilitarismo.
Poco antes de la marcha, el asesor Gaviria dijo que no acudiría al acto porque estaba "convocada por las FARC", la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, recordó el Colectivo de Abogados en su misiva.
"Las declaraciones que hizo José Obdulio Gaviria generaron un ambiente propicio para la violencia que ya ha cobrado la vida de cuatro sindicalistas" en las últimas semanas, agregó el Colectivo.
Grupos locales y la oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos han denunciado que seis activistas, entre ellos los cuatro representantes sindicales, han sido asesinados y al menos otros 28 han recibido amenazas entre fines de febrero y comienzos de este mes en distintas zonas de Colombia por su vinculación a la marcha del 6 de marzo.
Algunas de las amenazas, recibidas por correo electrónico, son atribuidas a las "Aguilas Negras", o una nueva banda integrada por ex combatientes de otros grupos paramilitares ya desmovilizados.
En todo lo que va de 2008 han muerto 10 sindicalistas, incluyendo las últimas víctimas, de acuerdo con datos departamento de derechos humanos de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Más de 700 sindicalistas han sido asesinados en Colombia desde el 2001, de acuerdo con cifras del gobierno y aunque el número de asesinatos ha caído desde que el presidente Uribe asumió la presidencia en 2002 -a 25 en 2006- sólo un pequeño porcentaje de los casos ha sido resuelto.
El gobierno, a través del ministro del Interior Carlos Holguín Sardi, ha rechazado las amenazas a los activistas, pero no se ha referido al caso del asesor Gaviria.

Hoy es Jueves Santo, fin de la Cuaresma

Hoy es jueves Santo... Y aunque la semana Santa comienza el domingo de Ramos, el jueves es sagrado, grande, puro; es el día clave, que marca...