27 oct 2007

La opinión de Rafael Rojas

  • La diversidad bajo control en Cuba/Rafael Rojas, historiador cubano exiliado en México y premio Anagrama de Ensayo por Tumbas sin sosiego
Publicado en EL PAÍS, 26/10/2007;
Con un uso preciso del lenguaje, los gobernantes cubanos hacen y deshacen periodos de la historia contemporánea de Cuba a su antojo. Entre esas élites, por lo visto, no hay acuerdo sobre si el “periodo especial” debe declararse superado o no. Lo que sí parece asunto del pasado es la “batalla de ideas”, tan ligada a la presencia física de Fidel en los medios insulares. La mera ausencia del líder produce una involuntaria distensión retórica, que moviliza la impertinente pregunta del por qué ahora. ¿Es que la enfermedad de Fidel conjura los peligros de “invasión”? O es que la isla nunca ha estado realmente amenazada en las últimas décadas y que el “peligro” no ha sido más que una excusa para reprimir opositores y postergar reformas.
Con la enfermedad de Fidel han perdido visibilidad política los artífices de la “batalla de ideas” y se ha operado un cambio significativo en el idioma del poder. El énfasis de la ideología ya no está puesto en la “unidad” y la “identidad”, sino en el “debate” y la “diversidad”. Los últimos discursos de Raúl Castro y Ramiro Valdés y las intervenciones públicas de nuevos líderes, como Mariela Castro Espín y Carlos Lage Codorniú, hablan ese lenguaje. Pero otros altos funcionarios, como Ricardo Alarcón y Felipe Pérez Roque, todavía sostienen el idioma confrontacional de la guerra fría.
Trátese sólo de un flanco experimental y pasajero, mientras Fidel se recupera, o de una estrategia de Estado, que aún no logra pleno consenso dentro de las élites, es preciso comprender el sentido de ese lenguaje para evitar otra frustración de expectativas reformistas. ¿Qué entiende por “debate” la clase política cubana? En esencia, una discusión entre “revolucionarios”, que excluye y deslegitima, naturalmente, a opositores y exiliados, sobre mínimas reformas económicas, como el traslado del “sistema de perfeccionamiento empresarial”, una autonomización mercantil del sector productivo de las Fuerzas Armadas, a toda la economía estatal.
¿Qué entiende por “diversidad” esa clase política? En síntesis, la diferenciación social generada por la inequitativa distribución del ingreso, el desequilibrio en el desarrollo regional y la nueva estratificación producida por el sistema mixto de corporaciones, la dispareja recepción de remesas y la doble circulación monetaria. “Diversidad” es, también, el mundo de las alteridades sexuales, genéricas, raciales y migratorias que, como en cualquier otro país occidental, se ha venido afirmando en la cultura cubana, por lo menos, desde mediados de los ochenta.
Las nuevas diferencias sociales son vistas con preocupación por las élites de la isla. Además de crear la base de un malestar cada vez más generalizado, esas diferencias hablan de una latinoamericanización de Cuba -aumento acelerado de la pobreza, la desigualdad, el desamparo, el crimen y la corrupción- que ya no ocultan los propios académicos del Partido Comunista y que amenaza el rol simbólico que cumple la isla dentro de la izquierda mundial. Lamentablemente, esas diferencias sociales son atribuidas, por Fidel Castro y el funcionariado más ideológico, a la introducción de elementos de mercado en la economía, de los noventa para acá, y no al fracaso de medio siglo de estatalización de la vida. Esa percepción del origen de la desigualdad y la injusticia en Cuba resta incentivos a un cambio estructural de la economía socialista.
La nueva diversidad cultural también es vista con preocupación por un liderazgo acostumbrado a concebir la sociedad cubana como una ciudadanía ho- mogénea, regida por los valores de la “identidad” nacional. El Ministerio de Cultura, por ejemplo, que hasta hace muy poco rechazaba en bloque los discursos y las prácticas de la “diferencia”, se ha adaptado a esa corriente de afirmación de alteridades que, en las últimas tres décadas, atraviesa la producción cultural cubana, suscribiendo el lenguaje de la diversidad, aunque con límites obsesivos. La diversidad reconocida es sólo cultural, no política, y se entiende como un reclamo de comunidades autónomas contra la globalización del mercado y la democracia. Esa idea de la diversidad también resta incentivos a una reforma, ya no económica, sino política del Estado cubano.
¿Puede haber reconocimiento pleno de la diversidad social y cultural bajo un régimen de partido único? Los gobernantes cubanos creen que sí. Sin embargo, los límites ideológicos que regulan la inclusión o la exclusión de sujetos en esa “república socialista” son demasiado evidentes. La república misma, constitucionalmente entendida, está adjetivada y, por tanto, controlada por una minoría hegemónica: la minoría comunista. La pluralidad real de la ciudadanía cubana, dentro y fuera de la isla, no puede ser reconocida bajo un régimen así porque quienes se oponen al partido único y a la economía de Estado quedan fuera, ya no de la distribución de derechos civiles y políticos, sino del debate sobre la posible reforma.
A esa diversidad controlada políticamente por el régimen de la isla podría oponerse el concepto de dignidad, desarrollado por José Martí en su pensamiento político. La formulación más conocida y, a la vez, más completa de esa noción se encuentra en el discurso “Con todos y para el bien de todos”, pronunciado en el Liceo Cubano de Tampa, el 26 de noviembre de 1891. Allí Martí dice la frase, que sus intérpretes fidelistas han hecho consigna, aislándola del cuerpo del discurso y atribuyéndole un significado parcial, de “yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
Por dignidad entendía Martí el reconocimiento de todos los derechos que asisten al ciudadano de una república moderna: desde los sociales y económicos -trabajo, educación, salud, vivienda, comida- hasta los civiles y políticos: libertad de asociación, de movimiento, de culto o de expresión. La dotación de esos derechos carecía de límites ideológicos o políticos, ya que, como se lee en el mismo discurso, hasta los propios enemigos de la independencia -cubanos autonomistas o anexionistas, hombres y mujeres, pobres y ricos, negros y blancos, criollos separatistas o peninsulares colonialistas- estaban incluidos en la república martiana.
Así entendida, como respeto al “carácter entero” de los ciudadanos o al “ejercicio íntegro de los demás”, la noción martiana de dignidad se acercaba, a fines del siglo XIX, a la comprensión contemporánea de ese concepto, que aparece en estudios como Las fronteras de la justicia (2007) de la filósofa norteamericana Martha C. Nussbaum. A partir de una relectura de Aristóteles, Kant y Rawls, Nussbaum sostiene que la distribución desequilibrada o incompleta de derechos económicos, sociales, civiles y políticos produce una pérdida del valor de la dignidad humana. Eso es, en esencia, lo que sucede en Cuba: la degradación de la dignidad del ciudadano por ausencia de derechos civiles y políticos o por falta de una “república con todos y para el bien de todos”.

Mexicanos en el exterior

El Presidente Calderón se reúne con líderes de las comunidades mexicanas en el exterior.
Viernes, 26 de Octubre Comunicado oficial
CGCS-214
El día de hoy en la Residencia Oficial, el Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, sostuvo una reunión con un grupo de líderes de las comunidades mexicanas en Estados Unidos.
Los participantes en la reunión se han destacado como representantes de distintas organizaciones de connacionales en ese país y como promotores de algunas de las iniciativas más importantes para la protección de los derechos de los mexicanos en el exterior.
Durante la reunión, el Presidente Calderón Hinojosa intercambió ideas con este grupo de líderes con el objetivo de coordinar las principales estrategias del Gobierno en materia de protección, asistencia consular y apoyo al desarrollo de las comunidades mexicanas en el exterior.
El Presidente estuvo acompañado por los titulares de las secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores, Desarrollo Social, Educación y Salud. En este sentido, la ocasión permitió a los encargados de los diferentes programas de atención y apoyo a las comunidades mexicanas en el exterior, conversar con este grupo con el objetivo de generar estrategias más eficaces en favor del desarrollo de las comunidades mexicanas en el exterior.
Durante el encuentro, los líderes comunitarios expusieron al Titular del Poder Ejecutivo sus consideraciones en torno a las áreas donde consideran que la acción del Gobierno mexicano y las representaciones consulares de México podrían ser de mayor apoyo para los mexicanos que residen en Estados Unidos. Las principales áreas abordadas en esta reunión fueron el fortalecimiento consular, las estrategias legales para mitigar el efecto de iniciativas legislativas contrarias a los migrantes, el diálogo político con instancias estadounidenses, las iniciativas de apoyo a la comunidad mexicana desde el ámbito del desarrollo económico, las acciones para mejorar la imagen de los mexicanos en el exterior y los programas de protección y asistencia en territorio mexicano.
Este encuentro se inscribe en una serie de actividades de análisis, consulta y acercamiento con las comunidades mexicanas en el exterior, que por instrucciones del Presidente de México, ha organizado la Secretaría de Relaciones Exteriores y que ha incluido a académicos mexicanos y estadounidenses en materia de migración y a los cónsules de nuestro país adscritos a las ciudades estadounidenses con comunidades mexicanas más numerosas.
El Primer Mandatario tiene programado encabezar la celebración del Consejo Nacional para las Comunidades Mexicanas en el Exterior, creado en agosto del 2002 con el objeto de proponer y coadyuvar en la promoción de las políticas y acciones de gobierno ante las demandas de las comunidades mexicanas que radican fuera del país, así como la Reunión Ordinaria del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, que convoca a un numeroso grupo de consejeros electos por las comunidades mexicanas en Estados Unidos y Canadá, junto con representantes de los gobiernos de las entidades federativas, académicos y especialistas en los principales temas de interés de los mexicanos en el exterior.
Asimismo, el Jefe del Ejecutivo ha instruido a la realización de una próxima reunión de Cónsules de México que servirá para instruirles sobre las estrategias específicas de protección y apoyo a las comunidades en el exterior en consideración a la importancia que día a día adquiere la atención a nuestras comunidades en el exterior.


Por otro lado, en EE UU, Rudy Giuliani afirmó que si es elegido presidente terminará con la inmigración ilegal en tan sólo tres años, utilizando la misma táctica policial que utilizó para reducir la tasa de criminalidad cuando era alcalde de Nueva York.
Giuliani manifestó que incrementaría la cantidad de agentes de seguridad fronterizos de los 12,000 actuales a 18,000, y construiría una muralla en la frontera con México con un sistema de vigilancia tecnológica para reducir la inmigración ilegal.
Giuliani aseguró que la expansión de la fuerza es la misma estrategia que empleó cuando era alcalde para reducir la tasa de criminalidad en Nueva York. Disponer de más agentes fronterizos tendría un resultado similar sobre la inmigración, sostuvo.
''Si hacemos esto durante dos o tres años, cambiaremos la situación'', recalcó.
Giuliani abordó un tema que genera profundas divisiones en el país y que incluso revela diferencias importantes entre los precandidatos republicanos a la presidencia.
El senador republicano John McCain, quien también aspira a lograr la candidatura presidencial de su partido, apoyó por ejemplo un fallido proyecto de inmigración que hubiese allanado el camino a la ciudadanía a casi 12 millones de inmigrantes indocumentados que se encuentran en el país.

La cultura no nos protege de nada: Jonathan Littell

La naturaleza del crímen de Estado en Los benévoloss de Littell
Mario Vargas Llosa escribió sobre el texto en diciembre del año pasado (El País, 03/12/2006); lo mismo hizo Adolfo García Ortega (EL PAÍS, 22/09/2007);
Epopeya del horror nazi/JOSÉ-CARLOS MAINER
Publicada en Babelia El País, 27/10/2007;
Sobre la memoria histórica -que es plural, egoísta y, sobre todo, personal- es muy difícil legislar. Conviene hacerlo sobre las consecuencias indeseables de la memoria sectaria del poder, pero, en lo que toca a las memorias personales o grupales, lo que procede es que se confronten, se rebatan y se repiensen. La novela contribuye poderosamente a ello porque es la manera más fértil de reducir la Historia a conciencia crítica del pasado. Y por eso, la narrativa prospera a favor de los periodos de transición, de las jornadas inciertas, cuando se está en el límite mismo de los olvidos. ¿Nos extrañará que todas las novelas británicas de los ochenta hablen en el fondo de la cercana catástrofe Thatcher? ¿O que muchas grandes novelas francesas recientes resuciten la lejana II Guerra Mundial, ya sea con la piedad crítica de Patrick Modiano, la sabiduría simbólica de Michel Tournier o la memoria en carne viva de Irène Némirovski (en la feliz recuperación de Suite francesa)?
Para confirmarlo, Jonathan Littell un escritor jovencísimo (nacido en 1967), norteamericano, ha escrito en un francés -peculiar pero espléndido- Les bienveillantes (Las benévolas), un relato de más de setecientas páginas que le granjeó los premios Goncourt (y de la Academia) de 2006 y la nacionalidad francesa. Gracias a la traductora María Teresa Gallego Urrutia, los lectores españoles tienen ahora la posibilidad de zambullirse en esta larga pesadilla que no ha brotado de la memoria, sino de la bibliografía, y que, a modo de rapsodia, enlaza ficciones e ideas previas acerca del mundo del nazismo. Me explico: la convicción del autor acerca de la "banalidad del mal" procede de Hannah Arendt (y le ha inspirado inolvidables perfiles novelescos de Eichmann y Himmler), pero Littell también ha visto El ocaso de los dioses, de Luchino Visconti, que asoció incesto, tragedia y suntuosidad al recuerdo del nazismo, igual que ha leído a Vassili Grossmann para evocar los días de Stalingrado y conoce muy bien las letras colaboracionistas de los olvidados Lucien Rebatet y Robert Brasillach, a los que ha hecho amigos de su protagonista.
Y se ha inventado, sobre todo, un diabólico personaje y narrador: Maximilien Aue es el hijo de una alsaciana y de un alemán, que combatió en las crueles tropas especiales en la Guerra Europea de 1914. También es homosexual, o mejor todavía, una suerte de hermafrodita que prefiere ser penetrado para no perderse el goce femenino. Es incestuoso, como ya he apuntado. Y es un criminal inaccesible a la idea de culpabilidad, aunque también es un joven cultísimo. Eligió ser alemán y, huyendo de una redada de la policía en medios homosexuales de Berlín, ha sido reclutado por las SS, donde llega a ser teniente coronel. Durante la guerra, vive sucesivamente la experiencia de la liquidación de judíos y comunistas en Ucrania, las pintorescas especulaciones étnicas de los científicos nazis en el Cáucaso, el espanto de Stalingrado, los lager de Polonia, y llega a dirigir el uso de mano de obra hebrea en Hungría, para concluir en el Berlín del hundimiento final. Y se ha salvado para poder contarnos -con una mezcla de probidad de funcionario, egoísmo de adolescente caprichoso y sentido poético- esta historia siniestra que esconde unos cuantos asesinatos a sangre fría. ¿Y la culpa? ¿Y el horror? En esta novela, la culpa y el horror se expelen. La repugnancia de Max por algunas servidumbres de su trabajo le lleva a padecer diarrea permanente, y esa dolencia se repite durante su idilio berlinés, aunque la complacencia en lo fecal también preside la caracterización de su mentor inválido, el pestilente Mandelbrod. Sangre y mierda: en pocas novelas se hacen tan físicamente evidentes estas dos respuestas y signos de la vida humana. Y porque está muy familiarizado con ambas, Aue puede reducir su testimonio a un estremecedor, meticuloso e imparcial relato, tocado de finos detalles de paisaje. Y puede justificarse, él y todos, gracias al venenoso concepto de Weltaschuung, visión personal del mundo. Precisamente por ella debe salvarse: porque sabe que todo ha debido ser así y hasta osa llamarnos "hermanos" a sus lectores.
Lo somos, por supuesto. No me parece casual que este Fausto perverso sea un refinado músico y helenista. Los largos capítulos del relato se titulan como las partes de un concierto barroco, su armonía predilecta: allemande, courante, sarabande, gigue... El título original, Les bienveillantes, traduce -como sabe cualquier lector francés de Esquilo- el nombre de las Euménides, los seres protectores y benévolos cuyo coro dio nombre a la última tragedia de La Orestíada, toda ella dedicada al horror y la venganza; pero las Euménides habían sido previamente las Erinias, el coro que hostigó a los personajes hacia el espanto. Y Aue ha sobrevivido indemne, para contárnoslo, bajo tan ambigua protección.

Entrevista: Jonathan Littell/por Jesús Ruiz Mantilla
"La cultura no nos protege de nada. Los nazis son la prueba"

Publicado en Babelia El País, 27/10/2007;
Una novela de casi mil páginas sobre un asesino nazi se ha convertido en el libro del año en Europa. Jonathan Littell asegura que con Las benévolas quiso responder a una cuestión: la naturaleza del crimen de Estado.
Hay que ser muy chulo para marcarse un libro de casi mil páginas sobre algo tan recurrente como el nazismo o el Holocausto, ganar el Premio Goncourt y ni molestarse en ir a recogerlo. Hace falta andar muy sobrado para conseguir las bendiciones de los popes de la literatura mundial como un salvador de la novela y después venir a decir que no sabe si volverá a escribir otra. Pero así es Jonathan Littell, un autor raro y controvertido, un tipo que manifiesta cierto aire de superioridad si se le insiste en algo que le molesta; que es políglota y nómada, entre nihilista y revolucionario -trabajó en ONG en Rusia y Chechenia-; que parece claramente desubicado en este periodo de la historia, amante de la cultura griega y de la música antigua; que nació en Estados Unidos (Nueva York, 1967), pero escribe en francés, su otra lengua madre: la de un país al que fue a caer con tres años y del que ha acabado escapando también para refugiarse desde hace un año en Barcelona. Por su nueva ciudad pretende que le dejen tranquilo, que nadie salga en su busca, esconderse de todo el ruido mundial que ha terminado armando Las benévolas (RBA en castellano. Quaderns Crema en catalán), una vasta y magistral novela que se adentra en el corazón de todas las tinieblas de la mano de Maximilian Aue, un verdugo nazi encargado de exterminar sin miramientos todo lo que se le ponga por delante. En Francia fue el libro del año la pasada temporada. A medida que aparecen las traducciones en los más de 20 países que han comprado sus derechos, sigue creando auténtico asombro por su ambición, por su contundencia, por cómo consigue desmontar tópicos y despojarnos de incertidumbres que nos dejan todavía más desnudos y sin respuestas ante el horror. La semana próxima se publica en España.
PREGUNTA: -Se le podría describir a usted como todo un renegado.
RESPUESTA: -¿Cómo dice?
P: -Para entendernos, renegado puede ser algo aplicable a quien se niega a escribir en su lengua materna, por ejemplo.
R: -Bueno, el francés es como si lo fuera también. Me eduqué allí.
P: -Es bilingüe desde niño entonces.
R: -Sí, sí.
P: -Pero lo ha elegido como idioma de expresión literaria y eso ya es algo. ¿Por qué?
R: -Quién sabe. Yo no lo puedo explicar más allá de porque me gusta.
P: -¿Le gusta o es un compromiso estético?
R: -Bueno, tengo una relación especial con la tradición literaria francesa, pero con la estadounidense también. Uno de mis escritores de referencia es Herman Melville. No es algo exclusivo. Mi ruso también es bueno, pero no escribiré en ruso.
P: -¿Por qué ha escrito una novela sobre el nazismo si es algo sobre lo que se ha insistido tanto?
R: -Bueno, sí, se ha escrito mucho. Pero eso no significa que se hayan respondido todas las preguntas. Aquí, en Las benévolas, el tema es el verdugo, el asesino, sobre el que también se ha escrito, pero yo he querido acercarme a ello desde un punto de vista diferente, con otra perspectiva. Y la cuestión sigue sin contar con respuestas adecuadas. Me fascina el tema del verdugo en general, más en el mundo nazi. Ahí se puede estudiar a fondo, hay mucho material, documentos, unos a disposición de los alemanes, otros que lo han estado a mano de los soviéticos... Por eso lo situé en ese periodo. No quería centrarlo en una época actual, más contemporánea. Se podría, pero...
P: -Además, se adentra usted, efectivamente, en la campaña rusa, que es lo más parecido al Apocalipsis que ha conocido la historia de la humanidad.
R: Cierto. Lo que fue el gran meollo de la guerra ocurrió en el Este. Yo, que me crié en Francia, sé que se le ha dado mucha importancia a la ocupación, la Resistencia y todo eso, pero no deja de ser poco más que un escaparate frente a lo que fue el enfrentamiento entre los soviéticos y los alemanes. Eso fue la esencia de la guerra.
P: -Sin embargo, para la novela, Rusia cumple el cometido de escenario también porque se sitúa ahí, pero le sirve para abordar lo que fue por entero un fenómeno como el nazismo.
R. Ése era el objetivo, no sé si lo he logrado o no, pero lo he intentado.
P: -Una de las cosas que más impactan del libro es que la filosofía, la ideología nazi, su manera de concebir el mundo estaba cimentada en bases culturales muy fuertes. Lo demuestra Max, el protagonista.
R: -Algunos historiadores no estarían de acuerdo con eso.
P: -Sí, pero más con usted, que en su libro lo desmenuza perfectamente.
R: -Ya, es que he sido criticado precisamente por ello.
P: -Está claro que las conclusiones a las que llegaron fueron salvajes, pero las bases eran muy fuertes.
R: -Si usted lo dice, ¿qué puedo añadir? No debería comentar el resultado. Hay muchas opiniones, yo tengo la mía, pero, en fin. No voy a ser yo quien juzgue. He intentado, desde luego, adentrarme en las bases de su ideología, he leído muchísimo sobre esto, pero tampoco todo, ni en alemán. Por ejemplo, fui incapaz de terminar Mi lucha. Creo que comprendo el sentido de muchos aspectos de su ideología, pero hay muchos otros que no conozco. Los más emocionales son los que me resultan más ajenos, por ejemplo.
P: -Ya, lo que le digo es que esa aproximación sorprende, me parece muy novedosa y atrevida en una novela.
R: -Desde muy joven, recuerdo que parecía algo más o menos refrendado que el comunismo ha sido una ideología más seria que el fascismo. Que tenía su propia racionalidad, su sentido interno y nadie se tomaba demasiado en serio a los nazis. Cuando me puse a investigarlo, me di cuenta de que su ideario también se basaba en raíces sólidas. Sus diferencias con el fascismo, su pensamiento económico, todo eso es complejo. Me pareció que era una visión del mundo muy construida, que no sólo se reducía a lo que un loco vociferaba por la radio, aunque eso también funcionara.
P: -¿Se ha pecado de un desprecio y una minusvaloración ligera del enemigo en ese aspecto?
R: -Tampoco. Hay que prestar atención a lo que los intelectuales de la época pensaban, sin ir más lejos. Los franceses, por ejemplo. En los años treinta, el estalinismo ya había eliminado a millones de personas, mientras que los nazis iban por unos miles de víctimas. Así que hacia el año 1937, Hitler parecía hasta una opción válida para muchos, eso sin entrar en factores de clase social. Si pertenecías a una familia acomodada, lo más probable es que te aliaras a la derecha y si no, a la izquierda, siempre con excepciones. Supongo que en España, lo mismo. En ese momento, con esa situación, el nazismo era una opción que después perdió todo crédito por los resultados. También debía haber caído el comunismo entonces, pero como ganaron la guerra, pudieron sobrevivir casi cincuenta años más.
P: -Una de las conclusiones que se pueden sacar en este aspecto es que no podemos sentirnos seguros ni siquiera acorazados por la cultura.
R: -Desde luego. Sólo los ingenuos pueden creer que la cultura te ayudará a ser majo.
P:-¿Ni eso nos vale?
R: -La cultura no nos protege de nada. Los nazis son la prueba. Puedes sentir una admiración profunda por Beethoven o Mozart y leer el Fausto, de Goethe, y ser una mierda de ser humano. No hay conexión directa entre la cultura con C mayúscula y tus opciones políticas.
P: -O éticas...
R: -Eso mismo. Lo que trato de mostrar, de todas formas, con un personaje como Max es que también, en un periodo de la historia, aliarse con los nazis, para muchos, fue una opción ética. No es que eligieran ponerse de parte de los malos. Igual que los comunistas, optabas por una cosa u otra. Ser un demócrata, también. Incluso ahora, que ser un demócrata supone formar parte de un lado que a veces ampara cosas horribles, que tiene sus errores. Los que eligieron a los nazis, lo hicieron siendo conscientes de que tomaban un camino para ellos ético, cuyos errores o imperfecciones debían ser mejorados.
P: -Pero todo aquel fracaso, aquel derrumbe ideológico nos ha hecho mucho más vulnerables, inseguros, nos ha dejado desnudos.
R: -Así es la vida.
P: -¿Quería probar en su libro que no queda nada a lo que aferrarse después de aquello?
R: -No soy un relativista.
P: -Ah, no.
R: -De ninguna manera. Mi trabajo lo que pretende es ayudar a comprender mejor las decisiones que cada uno tomamos y por qué las tomamos. Yo tengo las mías, mi propia ética, y no creo que ya sólo dispongamos de dos. Si tienes suerte, eliges las más decentes, incluso en tiempos difíciles podemos optar por cosas adecuadas, que eso es lo difícil. Hoy prácticamente nadie cuestiona el valor ético del capitalismo o la democracia y mira que hay cosas que se pueden cuestionar. Lo que me gustaría que aportara este libro es que hoy existen caminos éticos que se pueden seguir gracias a lecciones como aquélla. Aunque también ocurre que muchos chicos y chicas de cualquier Estado americano eligen marcharse a Irak a torturar gente. Éticamente están muy confundidos, está claro. Pero se puede entender esta confusión cuando existen juristas que en ese país legitiman la tortura, ¿qué puedes esperar? Cuando se les da una formación militar con arreglo a eso, ¿qué esperas? Si se pasan de la raya, ¿qué importa? O cuando contratas mercenarios para hacer el trabajo sucio, pues no deberían sorprendernos según qué atrocidades. No hay reglas. El problema es que las barreras que nos ponen no son sociales. No puedes esperar que alguien no te torture porque sea un buen tipo y se apiade, debes exigir que nadie torture a nadie, sencillamente porque existen leyes que lo prohíben y que eso se castigue.
P: -El caso es que contra el relativismo tampoco vamos a resucitar un absolutismo de blancos y negros. ¿Cuál es la salida?
R: -Cuando Dios desaparece, se nos presenta un dilema. Los valores deben referirse a algo, deben venir de algún lugar. En un mundo sin Dios, era difícil implantar un sistema ético y moral. Las ideologías vinieron a hacerlo, a reemplazarlo, pero también fracasaron, así que ahora no tenemos nada. Y los iPod no van a construirlo. Ni la venta y la compra o la publicidad. Estos valores en los que estamos del consumismo, el ganar dinero, no son nada. Nuestra sociedad se desliza por la memoria que le queda de haber formado parte de los buenos. Vive de los restos.
P: -Y cuando dice que nos deslizamos, ¿ni siquiera usted confiesa contar con una sólida moral?
R: -No digo que yo no la tenga, creo que la sociedad carece de eso.
P: -En Estados Unidos, ahora hay más predicadores que nunca en la tele. ¿De dónde salen?
R: -Mientras Estados Unidos retrocede hacia la religión, Europa regresa al nacionalismo, a las políticas de identidad. Cataluña es un buen ejemplo, los vascos, los belgas. Incluso los franceses, con ese Ministerio de Inmigración e Identidad nacional que ha creado el nuevo Gobierno. Hay crispación con los valores de identidad, lo que me parece muy negativo. Por otra parte, los intentos de construir ideologías positivas se basan en el ecologismo, la antiglobalización, son muy infantiles, inmaduras.
P: -¿Lo que se ha dado en llamar buenismo?
R: -No es que se basen en eso, hay críticos, como Chomsky, muy brillantes. Tampoco digo que haya que crear una nueva ideología; simplemente, que si existe la posibilidad de que emerjan nuevos valores, basados en el respeto por los seres humanos y por este mundo, bienvenidos sean.
P: -Pero la batalla ideológica sigue en pie. Más dulcificada, pero sigue en pie. Y en eso, los neocon, que serían la extrema derecha de nuestros días, parecen contar con ventajas.
R: -Los neocon están acabados. En Estados Unidos, sin duda, les queda un asalto.
P: -¿Bush ha arrasado con todo, incluso con lo suyo?
R: -Sí, si lo miramos bien, ¿qué son los neocon? Son gente que intentaron asaltar el poder ya con Nixon, Reagan y Bush padre y fracasaron porque nadie los tomaba en serio. Con Bush hijo lograron implantarse y su gestión ha sido un fracaso estrepitoso. Ya está, se acabó, fuera. Han fracasado.
P: -Bueno, lo intentaron hace años, no lo lograron, pero con el tiempo sí. ¿Quién le dice que ahora no existen otros más radicales que alcanzarán el poder en unos años?
R: -Entonces no les admitían por radicales. Reagan y Bush eran muy de derechas, pero no tanto como los Richard Pearl, Cheney o Rumsfeld y Wolfowitz. Por eso tampoco Bush ha contado con la gente de su padre. Bush Jr y Rove lograron una alianza en el Partido Republicano entre los neocon, los fundamentalistas religiosos y los liberales. Incluso los fundamentalistas y los neocon son diferentes. A los primeros lo que les interesa son comportamientos culturales, abortos, moral, y les da igual invadir países o la política exterior. Eso son planteamientos neocon y son los que han fracasado totalmente. La han jodido, se han ido al carajo y han dejado al país mucho peor de lo que lo encontraron. La cuestión para ellos es cómo salirse de Irak o Afganistán lo antes posible.
P: -Ya, ya, pero, ¿quién le dice que no volverán?
R: -Sí, aunque lo que la gente teme ahora es a los fundamentalistas religiosos. Los neocon eran un puñado de universitarios que no representaban a nadie, los otros han tejido toda una red de poder, con mucho dinero, son peligrosos de verdad. Gente que promueve ejércitos privados, uso de armas, esos sí que tienen peligro.
P: -¿Son lo más parecido a un nazi entre lo que se puede encontrar en estos tiempos?
R: -No me gusta comparar, es algo diferente. No digo que un buen día no den un golpe de Estado. Lo que alientan son gente armada hasta los dientes que para un demócrata pueden llegar a resultar molestos. Dan miedo los ejércitos privados, ya he tenido experiencias con ellos en sitios como Chechenia.
P: -Usted ha pasado parte de su vida en Rusia.
R: -Sí, cinco años. Dos años en Chechenia y el resto en Moscú.
P: -¿Cree que el foco sobre Rusia se ha descuidado y que han ocurrido cosas graves por allí mientras el mundo miraba a otra parte?
R: -Rusia, definitivamente, se ha convertido en un Estado fascista. Es evidente. La ideología oficial es racista hasta los huesos.
P: -¿Qué se podía esperar de un dirigente del KGB como Putin?
R: -Ya, aunque no creo que esta situación pueda perpetuarse, es muy débil. Una salida para Rusia es posible, éste es como el último aliento del sistema anterior y pueden perder el control hasta el punto de que surja algo interesante. Los rusos demócratas no están del todo desesperados, ven que merece la pena porque algo se puede hacer.
P: -Ya pero, mientras tanto, todo el panorama da mucho miedo.
R: -Claro, Rusia es un país terrorífico. Tengo un amigo íntimo árabe que vive allí al que le han dado unas puñaladas mientras iba a su apartamento en Moscú. Es horrible.
P: -
¿Usted llegó a tener problemas con las autoridades?
R: -En Chechenia, constantemente. Y eso que terminé allí mi labor en 2001, cuando todavía no había tanto conflicto.
P: -¿Qué hacía?
R: -Trabajar para una ONG. Acción contra el Hambre.
P: -Cuando terminó, ¿dónde fue?
R: -Trabajé sobre el terreno unos cuantos años y después decidí dejarlo para, por ejemplo, escribir este libro.
P: -¿Cuánto tiempo le llevó? Aunque es uno de esos libros que se escriben en la cabeza a lo largo de una vida.
R: -En fin, me lo han preguntado 20 veces, así que lo sabrá.
P: -Ya, pero cuéntelo.
R: -Pues pasé muchos años meditándolo, y me llevó unos cinco años trabajar a fondo en él, incluyendo la investigación, la escritura, la corrección... La escritura en sí duró poco.
P: -¿Y no le parece que el resultado es demasiado?
R: -¿Qué?
P: -Pues que se necesita a lo mejor menos de lo que ha escrito para dejar claro todo.
R. No lo entiendo.
P: -Que el trabajo suyo a lo mejor apabulla.
R: -No. ¿Por qué?
P: -A veces parece excesivo.
R: -Mire, es lo que tiene que ser... No sé.
P: -Es cierto que cada libro tiene su propia medida, su cuerpo.
R: -Bueno, yo me empeñé en conseguir lo que me propuse, que lo haya logrado es otra cuestión.
P: -¿Y qué quería conseguir? ¿Algo parecido a lo que se ha dicho, un Guerra y paz de nuestro tiempo?
R: - No, no, no, qué va. Sólo responder a una pregunta sencilla que me planteaba. Y me llevó a algo demasiado largo para lograr una respuesta.
P: ¿Cuál era la pregunta, la gran pregunta que se planteó?
R: -La naturaleza del crimen de Estado.
P: -¿La naturaleza del mal también?
R: -Para mí, lo que es el mal no tiene tanta importancia, eso hay que dejarlo en manos de perspectivas religiosas. El mal es un resultado, no es algo trascendente, ni el bien tampoco. Son acciones que no remiten a estados ajenos al ser humano, dependen de la voluntad de las personas.
P: -Seguramente, ha leído lo que Vargas Llosa dijo de su libro.
R: -Eh, pues no recuerdo.
P: -Dijo que era un libro impresionante pero que no dejaba resquicio de esperanza.
R: -Ya, es que yo no creo en la esperanza. No tengo esperanza en nada. Si nos fijamos en el mundo, es todo un espanto. Ser una persona decente se pone difícil. En Occidente creíamos que habíamos encontrado un equilibrio, pero para el resto de la humanidad, la vida es una pesadilla.
P: -¿Y no hay solución, no ve solución?
R: -Todos vamos a morir, ¿qué quiere que esperemos?
P: -¿No hay un hueco para la belleza?
R: -Bueno, sí. La belleza está por todas partes.
P: -Menos en su libro.
R: -Hay muchísima belleza en mi libro.
P: -Quizás arrasada por todo lo que le rodea.
R: -Hay mucha, una puesta de sol bonita lo es, ocurra lo que ocurra. Da lo mismo que la contemplemos desde el Tibidabo que desde, no sé, cualquier sitio. No cambia.
P: -A lo mejor son los ojos de quien observa los que pueden ensuciarlo todo, hasta lo bello. Nos resistimos a ver el mundo a través de esos ojos.
R: -Puede ser. La belleza existe a pesar de los seres humanos. Si todos desapareciéramos de este mundo, no acabaríamos con ello. La belleza no depende de quién la observe. Por supuesto que contamos con ella creada por los seres humanos, el arte, sin ir más lejos, pero la belleza existe, naturalmente.
P: -También la belleza se puede retorcer por personajes como éstos.
R: -¿Por quiénes?
P: Por los nazis.
R: -No, eso es demasiado simplón. Eso es propio de los psicópatas. Buscar la belleza o la excitación en el crimen. Pero en el caso del nazismo, hasta los crímenes, que eran una estrategia de Estado, debían ser ejecutados por gente de lo más normal.
P: -¿Qué piensa de aquellos intelectuales, críticos, víctimas que no creen legítimo escribir del Holocausto si no se ha tenido nada que ver con la experiencia? ¿No les teme?
R: -Me importan poco las reacciones, tampoco creo que se deba limitar a nadie. Todos tenemos derecho a un punto de vista.
P: -¿Y ha encontrado las respuestas que se planteó?
R: -Diría que algunos elementos se aclararon. Pero no creo que exista una respuesta. En fin, ya saben cómo funciona ese sistema, cómo se organiza el terror de Estado, puede que se me hayan aclarado cosas aunque persisten, para mí, misterios.
P: -¿Se puede imaginar cómo fue?
R: -Sigue siendo un misterio para mí. El hecho de organizar asesinatos masivos, el hecho de que sólo una persona pueda matar a otra me resulta extraño, raro, que mientras estamos aquí alguien pueda estar torturando en un sótano a un ser humano. Y eso que me he cruzado en la vida con gente que lo hace, con gente que ha asesinado, torturado con sus propias manos. A muchos. Pero aun así, me resulta extraño que en su cabeza quepa querer a sus hijos, a su familia y al tiempo torturar a sus semejantes o a hijos de otros. Intenté analizarlo y verlo a través de los ojos de Max, incluso él mismo trata de entender a quienes le rodean.
P: -¿Por qué dio a la estructura del libro una forma musical?
R: -Está bien contar con el contrapunto.
P: -Así que Bach tiene mucho que ver con este libro.
R: -Sí, sí, por supuesto. Me gusta mucho.
P: -Pero si ha dicho que no le queda esperanza y Bach proporciona bastante.
R: -Me proporciona belleza, no esperanza. Es bueno saber que ha existido gente que concibe el mundo como Bach. Él creía en Dios, creaba para Dios, su música depende de inspiraciones teológicas, en lo que creía. Yo no lo comparto, pero me quedo con toda la belleza. Bach es precioso, pero nunca evitaría que una persona hiciera daño a otra, aunque me puedo equivocar.
P: -Es que Bach trasciende lo teológico. Atraviesa lo divino y toca el alma de agnósticos y ateos también.
R: -La fuga es una expresión musical del misterio de la Santísima Trinidad. Tres partes en una.
P: -La Trinidad, ¿no es puro relativismo?
R: -Claro, claro, pero para los cristianos es fe.
P: -Ya, un dogma. Pero un dogma que viene a ser relativo: tres partes para un fin, tres prismas para un objetivo. Es el colmo de la relatividad. ¿Y usted toca algún instrumento?
R: -No, no. Me gusta la música antigua y barroca, Purcell, Monteverdi. El siglo XIX, ya no tanto.
P: -¿Y Wagner?
R: -¿Wagner? No, por Dios. ¡Qué horror! Mi límite está en Beethoven. Después de eso, me pierdo, puedo aguantar a Chopin.
P: -¿Por qué no le gusta Wagner?
R: -Porque es insufrible. Es como una papilla, pesada, pastosa. Menos mal que después, con Debussy y Schönberg, regresa la forma, aunque sea una forma discutible, pero es una forma.
P: -Aparte de la búsqueda de respuestas, este libro denota una ambición profunda. ¿Cuál era, artísticamente?
R: -Hacer una obra bien armada.
P: -Además ganó el Premio Goncourt...
R: -Hice todo por evitarlo pero, por desgracia, sí, me lo dieron.
P: -Pero no lo recogió.
R: -No lo quería.
P: -¿Por qué? ¿Por qué rechaza un premio que tanta gente ambiciona?
R: -No creo que los premios tengan que ver con la literatura. Tienen más que ver con la publicidad y el marketing, pero no con la literatura. No me gusta eso.
P: -Sí, pero bueno, es un buen premio, bien dotado, puede vivir ahora en Barcelona tranquilamente gracias a su impacto...
R: -Me vine aquí antes. Sí, el dinero está bien, es otra cosa. Es que no me gusta la competencia y toda esa basura, a no ser que te interese más el estatus social que el arte. Tampoco escribí este libro para ganar dinero, eso lo puedo asegurar.
P: -¿Qué es para usted la literatura? ¿Cómo se contagió de ella?
R: -Leyendo.
P: -¿Y qué es lo que leyó que le hiciera desear ser escritor? Porque hay libros que lo contagian y otros que no.
R: -Desde luego, hay autores que me marcaron, Bataille, Kafka, Beckett, Melville... Y otros tantos.
P: -¿Es de los que creen que la novela ha muerto?
R. Sé que existe ese debate, pero no le veo mucho sentido. Mis gustos literarios son prosísticos, incluso sigo descubriendo cosas que me impactan. No veo que haya que arreglar el género.
P: -Ese desprecio que dicen que ha mostrado usted por la cultura estadounidense, ¿es cierto?
R: -No, no.
P: -¿Se le ha malinterpretado?
R: -La gente ha escrito tanta porquería sobre mí que no le doy importancia. Hay elementos de esa cultura que no me gustan nada, pero no me puedo quejar. Desprecio ciertas maneras conservadoras, retrógradas y fascistas de ella, ese consumismo obsesivo, pero hay cosas muy interesantes al tiempo.
P: -¿Se siente un miembro de ese club de Bartlebys que fundó Enrique Vila-Matas?
R: -Bartleby el escribiente es un libro que me fascina. Ese personaje que no dejaba de decir que preferiría no hacerlo, en cierto modo, fue mi actitud con el Goncourt, que pasaran de mí.
P: -¿En qué anda metido ahora?
R: -Pues en nada. Apenas tengo tiempo para concentrarme en cosas serias con todo esto.
P: -Pero, ¿escribe?
R: -No.
P: -¿No quiere escribir otra novela?
R: -Ya veremos. Me paso la vida en cosas que me vienen de este maldito libro, estoy harto.
P: -¿Maldito libro? ¿Ya lo odia?
R: -No, haberlo escrito, no. Pero todo esto. Repetir esta entrevista 30 o 40 veces...
P: -No da muchas.
R: -Demasiadas para las que yo concedería. No le veo sentido a no ser que surjan cosas nuevas. Hay que hacerlo, es parte de su trabajo también, deben vender periódicos, es puro comercialismo, no tiene nada que ver con otra cosa. He hecho algunas entrevistas interesantes en las que han surgido algunos elementos nuevos y entonces valen.
P: -¿En ésta ha dicho algo nuevo?
R: -No.
P: -Pues añádalo.
R: -No tengo más que añadir. -

(¡orale!)

La última cena

Suben a Internet La última cena de Da Vinci en alta definición
La obra de arte cuenta con una resolución de 16 millones de pixeles, lo cual permitirá a los expertos examinar los detalles de la pintura del siglo XV que de otra manera no podrían ver
AP El Universal, Milán, Sábado 27 de octubre de 20070

8:50 Usted no necesita ir a Milán a ver La última cena, la obra maestra de Leonardo Da Vinci. Lo único que necesita es una conexión con la internet.
Desde el sábado, las autoridades colocaron en la internet una imagen de La última cena de 16 mil millones de pixeles, mil 600 veces más nítida que las imágenes tomadas con una cámara digital de 10 millones de pixeles.
La alta resolución permitirá a los expertos examinar los detalles de la pintura del siglo XV que de otra manera no podrían ver, incluyendo esbozos que realizó Leonardo Da Vinci antes de pintar el cuadro.
Hace posible también que las personas puedan ver los detalles como si estuvieran a unos pocos centímetros de la obra artística, a diferencia de las fotografías comunes, que suelen perder su nitidez cuando el ojo humano se acerca a ellas, expresó el curador Alberto Artioli.
“Es posible ver cómo Leonardo hizo transparentes las copas, algo que no se ve de otra manera”, manifestó Artioli. “También es posible notar el estado de degradación de la pintura”.
Además de permitirle a los expertos y amantes del arte estudiar la pintura desde sus casas, Artioli manifestó que el proyecto ofrece un documento histórico de cómo luce la pintura en el 2007, que será valioso para futuras generaciones de historiadores de arte.
El trabajo, en la Iglesia de Santa María de la Gracia de Milán, fue restaurado y el proyecto para revertir los daños de medio milenio terminó en 1999.
Leonardo pintó La última cena en seco, así es que la pintura es más delicada.
En los últimos años se han implementado más medidas para proteger el cuadro, lo que ha dificultado las visitas. Un total de 25 personas pueden ingresar cada 15 minutos a ver la pintura, y en todo el año la cantidad asciende a 320 mil visitantes.
Los visitantes tienen además que pasar por un sistema de filtración para ayudar a reducir la exposición de la obra de arte al polvo y otros contaminantes.
“La demanda es tres o cuatro veces mayor, pero no podemos satisfacerla por los esfuerzos de preservar la pintura”, dijo Artioli. mzr

La opinión del Padre Concha

Sobre Acteal
Crimen de Estado/Miguel Concha
Publicado en La Jornada, 27/10/2007;
Los sobrevivientes y lesionados de la masacre de Acteal, la mesa directiva de la Sociedad Civil Las Abejas y el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas presentaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en febrero de 2005 una petición “contra el Estado mexicano, por la actuación de miembros de grupos paramilitares que, con la aquiescencia y participación de agentes de la República”, ejecutaron el 22 de diciembre de 1997 a 49 indígenas tzotziles (19 mujeres, ocho hombres, 14 niñas, cuatro niños y cuatro más que aún no nacían), y dejaron lesionadas a 17 personas indefensas más (algunas con secuelas físicas y sicológicas graves hasta la fecha), en su mayoría menores de edad.
En marzo de ese mismo año, la secretaría ejecutiva de la CIDH informó que la petición había sido recibida y que se encontraba bajo estudio, para posteriormente transmitir el documento al Estado mexicano, a fin de que les remita su respuesta. En febrero del año pasado la CIDH informó que ya había transmitido las partes pertinentes de la petición al gobierno de México, fijando un plazo de dos meses para que éste presentara sus observaciones. Actualmente se está a la espera de que la CIDH se pronuncie por admitir el caso, para entonces pasar al estudio de fondo. ¿Será por eso que ahora se pretende volver a manejar la peregrina hipótesis de conflicto intercomunitario o religioso, para explicar esa serie de delitos de lesa humanidad, considerando además a los grupos paramilitares simplemente como “grupos de autodefensa”? Es posible, pues, como señala la petición, frente a los dramáticos hechos efectivamente sucedidos, que “los gobiernos estatal y federal se han negado a reconocer las evidencias que señalan el origen de la masacre, ya que la procuración de justicia con sus acciones ha pretendido confundir a la opinión pública sobre los verdaderos motivos, y ha dirigido sus investigaciones señalando que se trata de un problema religioso, intracomunitario e incluso de usos y costumbres”. Lo anterior confirma la hipótesis de que también en este caso el actual Estado mexicano, sin importar el color de quienes estén al frente del gobierno, no está dispuesto a reconocer los crímenes que comete contra la población civil, a hacer justicia a las víctimas y a satisfacer el derecho a la verdad de la sociedad.
Con base en testimonios y probanzas ministeriales, que se logró fueran admitidas en los expedientes, así como en los testimonios recogidos directamente por los peticionarios, el documento denuncia por acción al Estado mexicano, porque la masacre de Acteal fue producto de una política de Estado deliberada y encaminada a exterminar al EZLN, sus bases de apoyo, y a cualquier persona u organización de la sociedad civil cuyas demandas incomodaran al gobierno. Lo responsabiliza también por omisión, porque mientras ocurría la masacre, la Policía de Seguridad Pública se encontraba a escasos 200 metros del lugar de los hechos, sin que interviniera para evitar su consumación; y porque antes y durante su ejecución, las autoridades del gobierno de Chiapas fueron advertidas por distintos canales del riesgo de la misma, sin que actuaran para nada en consecuencia. Antes bien, como recordó la Sociedad Civil Las Abejas el pasado martes, funcionarios importantes de aquel gobierno pretendieron desaparecer el cuerpo del delito la noche misma de los hechos.
Por cierto que para fundamentar mejor su hipótesis de que la masacre de Acteal “se inscribió en un contexto de guerra irregular, preparada por la Secretaría de la Defensa Nacional, ideada por el general de división Miguel Ángel Godínez Bravo, ordenada por el entonces presidente de la República Mexicana Ernesto Zedillo Ponce de León, en febrero de 1995, y ejecutada por el general de división Mario Renán Castillo, en el que las acciones paramilitares fueron la clave en el plan de campaña del Ejército en Chiapas” –argumentada por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas en nueve de sus informes, entre los años 1995 a 2002–, los peticionarios ante la CIDH hacen referencia a una información del periodista Carlos Marín, publicada por el semanario Proceso el 3 de enero de 1998: “Esta estrategia de conjunto –dicen– entre el Ejército federal, los cuerpos policiacos de seguridad pública y los grupos paramilitares, respondía a un plan de campaña vigente desde 1994. Dicho plan fue dado a conocer el 3 de enero de 1998 por el periodista Carlos Marín dentro del semanario Proceso, en su artículo denominado ‘Plan del Ejército en Chiapas, desde 1994: crear bandas paramilitares, desplazar a la población, destruir las bases de apoyo del EZLN…’ En él describe un documento fechado en la Secretaría de la Defensa Nacional en octubre de 1994 y titulado Plan de campaña Chiapas, que confirma lo que el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas ha venido denunciando desde 1995: la existencia de grupos paramilitares en una lógica de guerra de baja intensidad o guerra irregular (...) De acuerdo a dicho documento –se añade–, el plan tenía como ‘objetivo clave: romper la relación de apoyo que existe entre la población y los transgresores de la ley’. Los servicios de inteligencia militar debían organizar secretamente a ciertos sectores de la población civil (…), quienes serán empleados en apoyo de nuestras operaciones. A cargo de instructores del Ejército quedaban el asesoramiento y apoyo a las fuerzas de autodefensa u otras organizaciones paramilitares”.
¿Será este el mismo periodista que el pasado jueves se lanzó en Milenio contra “los que medran con la versión marquista de la masacre de Acteal”? ¿Que hay culpables libres? Eso desde luego. Aparte de los autores intelectuales de esa masacre, y de la no reparación de daños, el Centro Fray Bartolomé de las Casas tiene perfectamente documentadas dos órdenes de aprehensión pendientes por ejecutar contra funcionarios de ese entonces, y 27 órdenes pendientes de aprehensión contra civiles indígenas que de alguna manera participaron en la masacre. ¿Que hay inocentes? Habrá que verlo ahora con extremo cuidado, pues de los 87 civiles procesados en siete causas penales, ha sido tramitada ante los órganos correspondientes de administración de justicia la apelación de 49 sentenciados a 26 años de cárcel el 23 de julio y el primero de octubre de este año. Dos procesados esperan además que por reposición del procedimiento nuevamente les sea dictada sentencia de primera instancia. ¿Tendrá que ver todo esto con las “revisiones históricas” de algunas informaciones y publicaciones recientes?

Hacias las elecciones en EE UU

  • Nueva York se adueña de la vida política/Barbara Probst Solomon, periodista y escritora estadounidense.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia

Publicado en EL PAÍS, 26/10/07):
Hace un año predije en EL PAÍS que Rudy Giuliani, a quien nadie otorgaba entonces ninguna opción, tenía verdaderas probabilidades de ser candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos. También señalé que España no debería fiarse de que Francia fuera siempre políticamente antiamericana. A pesar de sus rivalidades, Francia y Estados Unidos son viejos aliados, y España tiene que pensar qué postura le conviene adoptar en una Europa cambiante, en la que tantos países se han desplazado hacia la derecha. Pero ése es otro artículo.
De lo que quiero hablar aquí es de la serie más larga de la televisión estadounidense -la campaña presidencial-, que hasta ahora ha consistido en una especie de trailer que se proyecta desde hace dos años, sin que todavía hayamos podido ver la película propiamente dicha. En el artículo citado decía también que ésta iba a ser la primera vez desde que Franklin Delano Roosevelt fue presidente durante la Segunda Guerra Mundial que Nueva York y el noreste del país iban a desempeñar un papel tan importante en la política nacional estadounidense. Lo irónico es que ni a la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton -que es una mera inquilina del Estado de Nueva York- ,ni a Giuliani, considerado un buen fiscal de distrito pero demasiado autocrático como alcalde, se les tiene demasiado afecto en la región, pero su importancia en el ámbito nacional es indicativa del enorme giro geográfico producido. Cuando el nordeste perdió el poder económico del país y las ciudades industriales se quedaron desiertas, Nueva York vivió durante mucho tiempo -en realidad, hasta finales de los setenta- sumida en la bancarrota, y el poder político se trasladó a Tejas, el sur industrial, el suroeste y California.
Sin embargo, el comentarista de televisión Chris Matthews, nacido en Filadelfia y normalmente muy perspicaz, se equivoca al atribuir la renovada importancia política que ha adquirido repentinamente Nueva York a los cambios sucedidos en la ciudad. Es cierto que el resto del país ya no la llama la ciudad del pecado y que, de hecho, las estadísticas demuestran que Nueva York tiene uno de los índices de criminalidad más bajos -quizá el más bajo- de toda la nación. Y es verdad que ya no es una ciudad pobre, formada por diversos grupos étnicos, unas briznas de clase alta, profesores, artistas y unos cuantos bohemios; ahora es una rica capital financiera.
Mis amigos europeos suelen felicitarme por vivir en lo que consideran el oasis del vibrante Manhattan de Woody Allen, rodeado por el desierto que es Estados Unidos. Pero es todo Estados Unidos lo que está cambiando: los blogs, Internet, la población inmigrante -tanto legal como ilegal- que se ha ido extendiendo, la amplia red geográfica de universidades y escuelas que permite a los estudiantes trasladar fácilmente créditos y pasar un año, por ejemplo, en Minnesota y otro en Nueva York, y la gran variedad de centros culturales en todo el país, son elementos que han servido para allanar las diferencias entre unas zonas y otras.
Los comentaristas políticos en televisión se empeñan en dividir al país entre republicanos, demócratas e independientes, pero en realidad no somos un país de votantes, ni tampoco somos unos puritanos del siglo XVI; somos -y lo digo con cariño- un pueblo alborotado y cachondo, y el cine presenta una imagen más realista de nuestros líos políticos y nuestros indisciplinados dirigentes que los medios de comunicación. La razón por la que no se llegó a destituir a Bill Clinton fue que su popularidad se disparó durante la historia con Monica Lewinsky. La razón por la que Bush ganó las elecciones (aunque, en realidad, no las ganó) fue que los comentaristas, al principio, se pusieron de su parte porque les pareció la clase de persona de la que podrían ser amigos. ¡Ja! La razón por la que Gore tuvo tantos problemas fue porque era demasiado intelectual, y la razón por la que Barack Obama va peor de lo que debería es que suena demasiado a Harvard.
La tercera esposa de Rudy Giuliani se acercó a él, cuando todavía estaba casado, en un bar del neoyorquino Upper East Side, y el hecho de que a Giuliani le guste disfrazarse de mujer no parece preocupar a ningún votante, salvo a los de la derecha cristiana. El actor convertido en candidato republicano Fred Thompson conoció a su mujer actual (que podría ser su nieta) cuando ella coqueteó con él en la caja de un supermercado, comprando un emparedado de ensalada de atún, un 4 de julio. El Hall of Fame (galería de personajes famosos) de Idaho decidió la semana pasada hacer caso omiso del intento de Washington de expulsar al senador republicano Larry Craig de la Cámara por haber intentado supuestamente ligar con un gay en el baño de un aeropuerto, y mantiene sus planes de incluirle entre los homenajeados.
Si Hillary y Rudy acaban siendo los candidatos de sus respectivos partidos (todavía es demasiado pronto para saberlo), muchos neoyorquinos votarán por ella, pero sin ningún entusiasmo, porque la consideran demasiado halcón y demasiado ambiciosa. (Puesto que la ley prohíbe nombrar al cónyuge para un cargo en la Administración, resultaría extraño tener a Bill Clinton de embajador volante, quitándole poder al secretario de Estado). Es verdad que Giuliani desfiló con los gays, convirtió Nueva York en una ciudad segura, proporcionó asistencia a los inmigrantes, tanto legales como ilegales, y ha defendido la necesidad de controlar las armas. En muchos aspectos, es más progresista que Hillary. Pero el temor es que, para asegurarse la candidatura republicana, tenga que firmar un pacto con la derecha religiosa y les prometa nombrar a un juez conservador para el Tribunal Supremo, con lo que dará a dicho órgano los votos suficientes para revocar nuestras actuales leyes sobre el aborto.
Hasta la presidencia de George W. Bush, el “cinturón bíblico” -compuesto por varias zonas del sur, el suroeste y el sur del medio oeste- tenía escasa influencia religiosa en el resto del país. Dependiendo de donde viviera cada uno y de las costumbres de su familia, podía educarse en un ambiente religioso o nada religioso. (Los padres fundadores, en general, eran deístas, tenían una vaga idea de la existencia de un ser divino, pero no pensaben en un dios que descendiese sobre Estados Unidos para ordenarle cómo vivir. Es más, los padres fundadores tomaron la decisión de no definir Estados Unidos como nación específicamente cristiana.)
Sin embargo, la novedad más interesante de las próximas presidenciales es un factor con consecuencias más a largo plazo. Los demócratas, siempre más numerosos que los republicanos si no fuera por el distorsionado sistema de voto del Colegio Electoral, son ya, además, mucho más ricos, y multimillonarios como George Soros y el alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, así como la nueva hornada de pequeños pero numerosos donantes por Internet, están más próximos al ala de Obama y Gore dentro del partido. Bloomberg, con su enorme poder y riqueza, es el auténtico caballo de Troya político en la ciudad y el Estado de Nueva York (y la pesadilla política tanto de Hillary Clinton como de Giuliani). Nadie sabe exactamente cómo va a emplear ese poder. No ocupa las portadas de los periódicos, pero su apoyo tendrá consecuencias significativas para los candidatos políticos de Nueva York.
Me da la impresión de que el nuevo poder político del noreste de Estados Unidos acabará derivando en la creación de un Partido Demócrata al margen de Clinton (el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, es un claro favorito en ese sentido). En cuanto a los republicanos -me refiero a todos ellos, no sólo a Giuliani-, están muy ocupados tratando de reconstruir su partido, que está patas arriba por culpa del peor desastre presidencial de nuestra historia: George W. Bush.

Regreso a Acteal: continúa


Esta bitácora tiene casí todo el seguimiento al caso. Las cartas publicadas y sin publicar de Hirales, Anzaldo, y Cilia pueden leerse en este espacio. El debate seguirá, sin duda.
Columna Cartas marcadas/ Héctor Aguilar Camín.
Publicado en Milenio, 26/10/2007;
Con motivo de la publicación en la revista Nexos de la primera parte de una crónica mía llamada Regreso a Acteal (I. La fractura, Nexos, octubre 2007), se han sucedido en La Jornada diversas críticas y descalificaciones. Entre ellas a dos ex guerrilleros, Manuel Anzaldo y Gustavo Hirales, cuyos textos sobre la violencia en Chenalhó y la masacre de Acteal cito en mi texto.
Hirales ha enviado tres cartas a la redacción de La Jornada. Le hicieron corregir las dos primeras, antes de publicárselas, con sendas réplicas insultantes al pie de página. La tercera no la han publicado. Anzaldo mandó una carta que no han publicado. Mandaron otras cartas respondiendo imputaciones del diario los también ex guerrilleros Benjamín Palacios y David Cilia. Tampoco se han publicado.
Habrá que recordar que el derecho de réplica no es de la casa, sino del lector, y que está amparado legalmente.
Aparte de las descalificaciones a Hirales y Anzaldo, La Jornada ha publicado distintos textos descalificadores del mío y una nota en primera plana citando palabras sin fuente señalándome como no sé qué.
El día de ayer envié a la directora de ese diario, Carmen Lira, la siguiente carta:
“Colaboradores de La Jornada han descalificado la primera de tres partes de la crónica del Regreso Acteal I. La Fractura, que publiqué en la revista Nexos el mes de octubre. Si hubieran esperado a las dos partes que faltan, hubieran podido juzgar completo lo que escribí, en lugar de hacerse una opinión completa con la tercera parte que han leído.
“Pero ya que han empezado a corregirme les pido que lo hagan de verdad y que me muestren los errores y omisiones que encuentren en mi crónica. Me ayudarán a mejorarla.
“Respecto de lo que sucedió en Acteal no tengo una versión en la que creer, que defender o a la cual asirme. Quiero sólo saber la verdad de Acteal.
“Veo, como tantos, que hay culpables libres e inocentes presos, y que nos faltan saber cosas fundamentales sobre Acteal, cosas invisibilizadas por un proceso judicial que no ha hecho justicia a las víctimas ni ha castigado a los culpables de la matanza.
“Sus colaboradores ponen el énfasis en los culpables impunes. Tienen razón. Yo quiero ponerlo también en los inocentes presos.
“Respecto de la nota de primera plana publicada en ese diario citando a “Las Abejas” como fuente de unas declaraciones sobre mi texto, me gustaría saber el nombre del declarante, porque faltó en la nota, lo cual es faltar a la más elemental de las reglas del periodismo”.
Hay que decir que este viernes 26 de octubre la carta fue publicada completa en El Correo Ilustrado, con la siguiente:
Respuesta
La matanza de Acteal es uno de los hechos más ominosos en la historia reciente de México. Una herida en la conciencia nacional que sólo cicatrizará si se hace realmente justicia.
Las víctimas pertenecían a la organización indígena Las Abejas. Los 45 asesinados y ultrajados, en su mayoría mujeres y niños, oraban por la paz cuando un grupo paramilitar acabó con su vida.
Las Abejas, asociación en la que participan los familiares de los asesinados, juzga que la crónica de Héctor Aguilar Camín trata de desviar la verdad sobre Acteal y hacer creer que el Estado no tuvo nada que ver en esa masacre. Divulgó su posición mediante un comunicado colectivo, similar al que elabora cada mes, y que es leído en las ceremonias que honran la memoria de sus caídos. Nuestro corresponsal lo reportó en su nota. Así lo señaló este diario, como parte de la mejor tradición del periodismo que practica, y que consiste en dar la voz a quienes no la tienen. El declarante es la organización Las Abejas.
Ciertamente, como lo señala el escritor, algunos de los culpables del multihomicidio siguen libres. Son, sobre todo, los responsables intelectuales y algunos operadores directos del crimen. En su momento, varios libros e informes oficiales (de los que se hace eco Aguilar Camín) trataron de exonerarlos. La justicia ha dictaminado que todos los convictos son culpables. Los testimonios recabados por los organismos de derechos humanos corroboran que, en distintos grados y formas, eso es cierto. No hay, como señala el escritor, detenidos inocentes.
Un escrito está sujeto al escrutinio público desde el momento mismo en que se hace público. No importa que se anuncie que el texto forma parte de una serie. Las tergiversaciones sobre la realidad presentes en una entrega pueden y deben ser señaladas en el momento mismo de su aparición. ¿Por qué “Regreso a Acteal I. La Fractura” habría de ser la excepción?
Diversos colaboradores de este diario, conocedores de la problemática de la región desde hace años, han señalado numerosos errores, omisiones y falta de rigor en la crónica de Aguilar Camín. Tal y como él lo solicita, con toda seguridad lo seguirán haciendo. La memoria de Acteal es un asunto demasiado serio como para permitir que se desnaturalicen los hechos y se quiera tapar la responsabilidad –material e intelectual– de quienes perpetraron la masacre.
La Jornada
La opnión de
Pablo Romo Cedano*/Acteal, más que un banco de arena
Publicado en La Jornada, 26/10/2007;
A dos meses del décimo aniversario de la masacre de Acteal, se pretende reciclar una vez más la versión de que fue consecuencia de conflictos interreligiosos e intracomunitarios. Me refiero específicamente al artículo de Héctor Aguilar Camín en la revista Nexos del mes de octubre.
Hace 10 años los autores intelectuales de la masacre y sus cómplices intentaron explicar que las causas de los crímenes se debían a la lucha por un banco de arena y por cuestiones de diferencias religiosas entre católicos y protestantes. Esas versiones las circularon en ese tiempo los criminales que diseñaron la guerra de baja intensidad, los que formaron a los paramilitares, quienes brindaron impunidad a muchos homicidas e incrementaron la violencia del conflicto en todo el estado de Chiapas después de la masacre de Acteal.
Centenares de testimonios de personas del municipio de Chenaló, al que pertenece la pequeña comunidad de Acteal, recogidos antes y después de la masacre, no sólo por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, sino también por periodistas e investigadores honestos, revelaron en su momento, y lo siguen mostrando ahora, cómo un grupo de indígenas de localidades de este municipio fueron entrenados, armados y dirigidos por elementos de la policía de seguridad pública comandada por Jorge Enrique Hernández, secretario ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública de Chiapas, asesorado por el general de brigada DEM retirado Jorge Gamboa Solís, coordinador general de la policía del estado.
Muchas veces fuimos testigos desde el Centro Fray Bartolomé de la protección que la policía y el ejército brindaban a esos grupos armados cuando cometían sus acciones criminales. Lo denunciamos públicamente y ante el Ministerio Público. No fuimos testigos solitarios de estas complicidades.
La magnífica y pertinente cámara de Carlos Martínez registró, por ejemplo, a un contingente de la policía cuando escoltaba a los paramilitares que regresaban a sus comunidades el 25 de diciembre de 1997, mientras caminábamos en procesión a dar sepultura a los 45 cuerpos de las niñas y niños, mujeres y hombres masacrados.
Meses antes, el mismo Carlos Martínez y su cámara, con una pequeña delegación nacional e internacional, con miembros de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), sorprendimos a elementos de la policía del estado entrenando a civiles en un campo cercano a la comunidad de San Pedro Nixtalucum, en los Altos de Chiapas. En otra ocasión, el obispo Raúl Vera fue atacado por un grupo paramilitar custodiado por elementos del ejército en las inmediaciones de Bachajón.
Los testimonios recabados por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, que documentaban la existencia de grupos paramilitares, su formación y entrenamiento en Chenaló y en la zona norte del estado de Chiapas, fueron entregados también a la Procuraduría General de la República en un acto público el 3 de enero de 1998.
Desgraciadamente muchos han sido los muertos, no sólo en Chenalhó, que se han registrado en el contexto de esas operaciones (medio) encubiertas. Operaciones coordinadas y estudiadas con precisión, aunque no siempre ejecutadas de esa manera. Operaciones aprendidas en escuelas de contrainsurgencia de Estados Unidos y con asesores militares de varios países más, entre ellos Argentina y Guatemala, o también aprendidas en los manuales que editaba la Secretaría de la Defensa Nacional en ese tiempo.
Problemas en Chiapas por bancos de arena, por disputas de tierra, por diferencias de religión, de partidos políticos o ideologías, han existido y siguen existiendo, y no por ello se cometen masacres como la de Acteal.
Explicar la masacre de Acteal por disputas de esa índole no sólo insulta la inteligencia, sino la memoria de los muertos asesinados mientras oraban por la paz.
El abordaje indígena de los conflictos y de las diferencias es ciertamente otro que el de los mestizos o europeos, pero raramente los lleva a la muerte. Y esto aun cuando se trate de temas tan importantes y delicados como los religiosos.
La masacre de Acteal aún está en la impunidad en cuanto a los autores intelectuales. ¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que se investigue y se les castigue?
* Ex director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, actualmente coordinador del Observatorio de la Conflictividad Social