20 ene 2008

Fenando Savater, entrevista

No soy idiota: Fernando Savater
Nayeli Ceceña Álvarez, entrevista a filósofo español.
Publicado en el suplemento Enfoque de Reforma, 20/01/2008;
Un filósofo en política.
En la Grecia antigua se llamaba idiotas a quienes creían que la política era asunto sólo de los políticos, pues no entendían lo que era vivir en democracia
Nayeli Ceceña Álvarez(20 enero 2008).- Más que filósofo, el español Fernando Savater prefiere describirse como profesor de filosofía. Sin embargo, son múltiples las facetas que lo definen y tareas que lo ocupan: novelista, escritor dramático, traductor, catedrático, activista político, ensayista y autor de artículos periodísticos.
Conocido por utilizar un lenguaje simple y claro en sus escritos e intervenciones públicas, Savater sostiene que "a veces hay que repetir las cosas fundamentales para que no se olviden del todo", como expresó el 29 de septiembre durante su intervención en la presentación oficial del nuevo partido de la escena política española, Unión, Progreso y Democracia (UPyD).
En su libro más reciente, Diccionario del ciudadano sin miedo a saber, el catedrático asegura que "en una democracia, políticos somos todos" y advierte que "uno de los mayores peligros de las democracias es que se configure una casta de 'especialistas en mandar', o sea políticos profesionales que se conviertan en eternos candidatos de los partidos a ocupar los cargos electivos". Para luchar contra ello propone "abrir las listas de los partidos o incluso fundar otros nuevos que sirvan como alternativa a los ya existentes". Las elecciones generales españolas están programadas para el 9 de marzo y, aunque Savater no figura en las listas del nuevo partido es, junto con el escritor Mario Vargas Llosa, uno de los personajes clave dentro de sus filas, encabezadas por la ex eurodiputada socialista Rosa Díez.
En entrevista para Enfoque en su departamento de Madrid, Savater habla sobre su papel en la política, explica su visión de la democracia y desarrolla la postura de UPyD a unos meses de la contienda electoral.
'Lo menos que puedo hacer es hacer política'
-¿Qué hace un filósofo en la política?
-Los filósofos, o los profesores de filosofía, somos ciudadanos como los demás. En una democracia todos somos políticos. Lo raro es que a la gente le asombre que las personas hagan política, puesto que en una democracia, precisamente, todos tenemos la obligación de ser políticos. La diferencia entre una democracia y una dictadura es que en la dictadura sólo hacen política unos cuantos y en la democracia tenemos todos la obligación de hacer política. Los griegos tenían la palabra idiota para el que no quería meterse en política porque no entendía lo que significaba vivir en democracia. Yo he estado en política desde siempre. En la época de Franco era más difícil porque te metían en la cárcel, y ahora afortunadamente es más sencillo, salvo en el País Vasco donde te pueden pegar un tiro. De modo que, como filósofo, estaría bueno que después de haberme pasado la vida reflexionando sobre los valores, la sociedad y la convivencia, diera ejemplo no metiéndome en política, siendo idiota en el sentido griego del término. Lo menos que puedo hacer es hacer política.
-¿Cómo se define usted? ¿O es que ya no hay lugar para las definiciones ideológicas?
-Lugar, sí, pero las definiciones ideológicas normalmente te las ponen los demás, que se pasan la vida definiéndote y poniéndote nombres. Muchas de esas definiciones son formas de no pensar. Al utilizar izquierda, derecha, fascista, bolchevique, no se piensa. Lo importante es explicar las razones, hacer argumentaciones de lo que uno piensa y de lo que uno quiere, no poner un rótulo y esconderse detrás.
América Latina y la democracia mexicana
-¿A dónde va la democracia?
-La democracia va evolucionando con las personas. La democracia no es nada, somos nosotros. Los seres libres nunca se preguntan qué va a pasar, sino qué vamos a hacer. De modo que lo importante no es hacia dónde va la democracia, sino hacia dónde vamos nosotros utilizando la democracia como instrumento político.
-Usted ha sugerido que en América Latina se anhela la democracia, mientras que en Europa existe cierto hastío hacia ella.
-Es verdad que a veces nosotros ya con democracias más maduras, más experimentadas, conocemos también los aspectos rutinarios y menos entusiasmantes de la democracia. Los aspectos burocráticos, los aspectos un poco miserables que tiene la vida colectiva -no la democracia, sino la vida colectiva-. Y en América Latina, como por desgracia normalmente todavía las democracias son frágiles, hay más afán de la democracia, más lucha por la democracia, más vocación democrática, precisamente porque ahí todavía se está viviendo la ilusión de conseguir democracias plenas, que funcionen bien y que tengan una función social completa.
-¿Cómo define la democracia mexicana?
-México tiene un problema muy grave que es la corrupción. Sobre todo quiero decir la impunidad de la corrupción. Personas corruptas hay en todos los países, pero lo grave es que esas personas estén impunes, que no haya nunca un escarmiento claro a los que hayan cometido delitos de corrupción. Eso es un problema porque eso hace que la gente se desvincule de la democracia, que no se lo crea y que la vea como una ficción, como un teatro. Por eso la tarea importantísima en este momento en México es acabar y extirpar todo atisbo de corrupción. A partir de ahí, evidentemente México es un país muy complejo, con muchas desigualdades todavía, es un país que tiene grandes bolsas de pobreza y algunos de los millonarios más grandes del mundo. Las sociedades muy desequilibradas, muy polarizadas, son sociedades inseguras. La mejor forma de buscar seguridad es buscar justicia porque las sociedades son más seguras cuanto más justas son. Y, claro, cuanta más injusticia, más inseguridad. Si se quiere conseguir una sociedad segura, en la que la gente pueda estar por la calle tranquilamente y no tema a la delincuencia, lógicamente, en cuanto aumente la justicia y se compensen las desigualdades y los vacíos educativos, se podrá conseguir. Todo eso es importante rehacerlo. Sobre todo, insisto, acabar con esa corrupción que pervierte lo demás.
Se puede ser progresista de izquierda o de derecha
¿Es mera suerte o cómo explica que apenas echa a andar un partido y ahora resulta que, ya sean los socialistas o los derechistas, tendrán que negociar con él?
-Nosotros esperamos eso. Esperamos tener suficiente representación en el Parlamento como para que quien gane mayoritariamente las elecciones tenga que contar con nosotros. De hecho, las ideas que propusimos en nuestro manifiesto electoral -una reforma constitucional para delimitar las funciones del Estado y de las autonomías, una reforma de la Ley Electoral, una reforma que garantice el uso del castellano en la educación, etcétera- han sido incorporadas, por supuesto sin citarlas, por el Partido Popular (PP), al cual, por cierto, en su época no le faltaron años para llevarlas a cabo y no lo hizo. Ahora Mariano Rajoy (presidente del PP y candidato a la Presidencia del gobierno español) las ha incorporado a su discurso, lo cual revela que lo que decimos tiene cierto eco. Si fueran cosas disparatadas o que no interesasen a nadie, nadie las recogería. Sin embargo, el hecho de que nos hemos encontrado con medio manifiesto nuestro en las últimas declaraciones de Rajoy es tranquilizador. Por lo menos desapercibidos no pasamos, aunque nos hagan el silencio y nos hagan el apagón informativo.
-¿Esa situación refleja un descreimiento en los partidos?
-A veces hay aburrimiento de partidos que ya, más que litigar por el bien público, están litigando por su propia supervivencia. Hay algunos partidos que dan la impresión de que lo que les interesa es el partido, ganar ellos, colocar a su gente, tener poder e influencia y tener acceso a las fuentes económicas, y ya lo de la gente es una cosa que la tienen a beneficio de inventario. Eso hace que mucha gente se desentienda y busque fórmulas nuevas, gente distinta, menos burocracia, unas propuestas más imaginativas. Eso es lo que nosotros hemos intentado ofrecer.
-¿En qué han fallado el PSOE y el PP?
-De cada uno se puede señalar una lista. Fundamentalmente el PSOE ha fallado en su política frente a los nacionalismos y su política territorial. Por razones de oportunismo político se ha apoyado de manera desmedida en los nacionalismos y ha tolerado, y alentado, la postura nacionalista en muchos campos, llevando al país a una situación complicada porque hoy, efectivamente, los nacionalismos tienen peso e importancia y se ha creado una especie de sentido común de que hay que ser nacionalista de algún sitio. Lo más grave no es que los nacionalistas en sí sean nacionalistas, sino que todos los que no lo eran o no lo son tengan que poner cara de nacionalistas y portarse como nacionalistas de su región o ciudad para no sentirse desplazados por los demás. Eso es un gravísimo error. La izquierda debería ser lo más alejado del nacionalismo. El PSOE debería dar una visión internacionalista, cosmopolita, unitaria, que no ha dado.
En cuanto a la derecha, tiene unas posturas muy conservadoras, próximas al clericalismo. Consideran que todavía España tiene que ser monocromáticamente católica obligadamente, que la materia Educación para la Ciudadanía, por ejemplo, que es una cosa de sentido común, es una agresión a los curas y al derecho de los padres a educar en la religión. Y luego tienen una serie de asuntos, de costumbres, como oponerse a cualquier utilización de células embrionarias para cuestiones médicas, lo cual a estas alturas del siglo XXI ya es un poco retrógrado.
-¿En qué coinciden con el PSOE?
-En general en nuestra política. La política de UPyD en el terreno social, en el de los servicios públicos, etcétera, es una política más bien de izquierda. La mayoría de las personas que estamos ahí o que hemos pensado los planteamientos, creemos que la sociedad no es simplemente un conjunto de individuos que no tienen nada que ver unos con otros, sino que es eso: una sociedad. Es decir, somos socios, y por lo tanto, estamos para ayudarnos, para colaborar, para mostrar solidaridad. Creemos que la esfera pública hay que defenderla, que hay que defender los derechos públicos, la educación, la sanidad, que todo eso no se puede dejar a la privatización ni al deseo de grupos de cada uno. En el campo de las costumbres y en el de las asistencias sociales tenemos más que ver con el PSOE que con partidos de derecha.
- ¿Y con el PP?
-En la defensa de la idea de una unidad del país, de la patria, la idea de unos símbolos compartidos que deben ser defendidos. En la idea de una lucha contra el terrorismo, sin ningún tipo de concesión política ni de reconocimiento político al adversario terrorista y una postura más firme frente al nacionalismo. Eso lo han hecho mejor, a ratos porque tampoco siempre, pero lo han hecho mejor los políticos del PP. Ahí coincidiríamos más con ellos. De hecho, en muchas de las luchas del País Vasco hemos coincidido.
-UPyD apuesta por el progreso, ¿qué es ser progresista?
-Es tener como ideal la lucha contra los tres males fundamentales que aquejan hoy a los ciudadanos, que son la tiranía, la miseria y la ignorancia. En unos países hay más tiranía, es decir, más falta de libertades formales. En otros países lo peor es la miseria que naturalmente no deja a la gente reflexionar y vivir socialmente de una manera digna. Y en otros sitios lo peor es la ignorancia, personas que, como no tienen instrucción ni educación y viven con ideas del siglo XII en el siglo XXI, difícilmente logran encontrar solución a sus problemas. Progresista es el que lucha contra esas tres lacras y, en cambio, reaccionario es el que fomenta esas lacras. Hay gente de izquierda que fomenta las tiranías, como el caso de Fidel Castro y el caso de China. Hay otros que por intereses económicos, no les importa la miseria ajena, siempre que ellos tengan buenos negocios. Y hay otros que confían en la ignorancia para poder vender su populismo, su demagogia y sus engaños. No solamente no les molesta la ignorancia, sino que les viene bien, les favorece. Se puede ser reaccionario de izquierdas o de derechas, lo mismo que se puede ser progresista de izquierdas o de derechas.
-¿Qué es lo nuevo que ofrece UPyD a los españoles?
- Lo nuevo es intentar aprovechar aspectos positivos de la izquierda y aspectos positivos de la derecha. Es decir, no pensar nuestras posturas políticas simplemente diciendo esto es lo que conviene al partido, porque acabamos de empezar, sino creemos que ésta es la oferta social y no nos importa si unos dicen "es que eso es de derecha" o "es que eso es de izquierda". Muy bien, pues nos parece bien aunque sea de derecha o de izquierda. Rechazar ese tipo de marbetes, de lemas que te dejan sin discurso. Nosotros vamos a defender nuestro discurso porque creemos que eso es lo que es bueno y sin importarnos que sea calificado por algunos de derecha o de izquierda.
-¿Cuál es su mercado de votantes?
-En este país todavía hay un 40 por ciento de gente que por una u otra razón no vota. Para empezar, sin necesidad de ir a los votantes tradicionales del PSOE y el PP, tenemos los que ya no votan a ninguno de los dos partidos. Hay gente que por desinterés no ha votado hasta ahora y otros que fueron muy activos políticamente y que lo han ido dejando por decepción, por desengaño. A esa gente es a la que en primer lugar quisiéramos darle un partido que votar. A la gente que dice "es que a mí no me convence ninguno". Pues vamos a darles una nueva opción. Luego hay mucha gente del PSOE que no está de acuerdo con la política que está siguiendo el gobierno actual y hay mucha gente de derechas que no está de acuerdo con posturas retrógradas y clericales de su partido. Con esa gente también confiamos para que busquen una alternativa en nosotros.
Fernando Fernández Savater.
Nació en: San Sebastián, España, el 21 de junio de 1947.
Formación académica: filósofo por la Universidad Complutense de Madrid. Doctor Honoris Causa por varias universidades de Iberoamérica, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México.
Obra: es autor de más de 50 libros, entre los que se encuentran Ética para Amador (1991), Los caminos para la libertad: ética y educación (2003) y Diccionario del ciudadano sin miedo a saber (2007).Premios: Premio Nacional de Ensayo (1982), Ortega y Gasset de periodismo (2000), el Grinzane Cavour a la lectura (2003) y el premio Sajarov del Parlamento Europeo a la defensa de los derechos humanos, recibido en nombre de la plataforma cívica contra el terrorismo Basta Ya (2000).
Militancia: Unión, Progreso y Democracia, partido creado en septiembre de 2007.
consulte: http://www.upyd.es/

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