20 ene 2008

Krauze y Granados Chapa

Opiniones sobre Mouriño
Xenofobia de izquierda/Enrique Krauze
Reforma, 20/01/20008;
Hay muchos mexicanos con los que comparto la condición de descendiente de inmigrantes. Uno de ellos es Andrés Manuel López Obrador. Su abuelo, don José Obrador Revuelta, nació en Ampuero (Santander, España) y vino a "hacer la América". Aquí estableció su comercio, aquí fundó su familia, aquí procreó a su hija -doña Manuela Obrador-, aquí nació su famoso nieto. Tener un cuarto de "sangre" española no hace al "Peje" menos mexicano.
Puedo apostar que ninguno de los críticos de AMLO ha usado jamás el argumento antiespañol en su contra. Por eso sorprende, entristece y avergüenza que sus partidarios hayan sacado a colación ese prejuicio contra Juan Camilo Mouriño. Además de las previsibles caricaturas de gallegos obtusos de barba cerrada, fumando puros y zezeando, la prensa doctrinaria de izquierda (casi no hay otra) así como los diversos blogues y voceros de la misma filiación han publicado perlas como éstas: "Más que un alfil... Solamente es un ESPAÑOL DE MIERDA", Bloguero de Zacatecas, en Wikiobeta.com, 08/01/2008. "Hacía falta que llegara un gallego para vigilarnos". En El Desván, 16/01/2008. "El gran problema del 'españolito' será su inexperiencia", Gerardo Fernández Noroña. "Yo quisiera verlo jugársela por México, y no por el billete y el poder que le otorga el puesto. Padre Español y madre Mexicana. Los españoles reconquistan México y nosotros los indígenas permanecemos impávidos viendo cómo se llevan lo mejor de nosotros...", Mensolin, desde México, en El sendero del Peje, 1/17/2008. "El usurpador facilitó la reconquista económica española, ahora promueve la reconquista política. Espero la respuesta de los adeptos del PRIAN". Jorge, desde Washington, en El sendero del Peje, 1/17/2008. La decisión... constituye un pago por su intervención financiera y política en la campaña del 2006, al PP de España, en manos hoy de neofranquistas, encabezados por José María Aznar y Mariano Rajoy, que piensan que por conducto de Mouriño podrán tejer sus redes de dominio económico y político sobre nuestro país más libremente, y fortalecer lo que ya se llama abiertamente "la nueva conquista española" (...), Luis Javier Garrido, La Jornada, 18/enero/2008.
La xenofobia ha sido patrimonio histórico de la derecha. En el altar de la pureza nacional, la derecha fascista y nazi asesinó a millones de personas. Pero ahora, en México, está sucediendo una transformación inesperada: ya no sólo la derecha yunquista (anti-indígena, antisemita, antiamericana) sino la izquierda, ha adoptado el fanatismo de la identidad nacional. El asunto no es sólo lamentable sino contradictorio.
Llama la atención que las publicaciones de izquierda que fustigan la llegada de un "gachupín" a la Secretaría de Gobernación sean las mismas que denuncian la xenofobia del gobierno de Estados Unidos y le reclaman (con plena razón) una política migratoria justa para los 11 millones de compatriotas que radican allá. Llama la atención que esas mismas publicaciones, donde trabajan editores y columnistas inmigrantes o hijos de inmigrantes -vascos, argentinos, chilenos, libaneses, judíos-, reanimen los sentimientos más atávicos de odio racial. Llama la atención que esos mismos medios que ahora hacen escarnio de los "baturros" hayan resaltado en su momento trayectorias como las de Rosario Marín (mexicana inmigante que llegó a ser Secretaria del Tesoro en Estados Unidos) o Antonio Villaraigosa (el alcalde de Los Ángeles, descendiente de mexicanos).
Sin hacerse eco del aborrecible sentimiento xenofóbico, autores respetables han argumentado que el nombramiento de Mouriño en la SEGOB es ilegal. He escuchado y leído argumentos distintos. Aunque en lo personal no considero que la condición legal de Mouriño lo inhabilite para el puesto, creo que su caso, por obvias razones de futurismo político, requerirá del más diáfano esclarecimiento. Pero ese legítimo reclamo de transparencia podría haberse hecho sin destapar la cloaca de una de las más antiguas e inútiles pasiones de México: el odio al extranjero.
Es absolutamente deseable que los mexicanos seamos dueños de nuestro destino económico y que el beneficio que de allí se desprenda llegue a quienes más lo necesitan. Pero más allá de esa convicción general, el debate particular está abierto: ¿cuáles son, en las circunstancias actuales, las mejores prácticas económicas para hacer valer la soberanía nacional y la justicia social? La necesaria discusión de este tema no debe enturbiarse con las aguas negras que provienen de la cloaca xenofóbica.Criticar a alguien por su ascendencia extranjera no puede ser, en México, una bandera de izquierda. Supongo que, al menos en esto, López Obrador estaría de acuerdo conmigo. No estarlo sería arrojar un estigma de odio contra su propio abuelo a quien, estoy seguro, avergonzarían las caricaturas y frases que acuñan y dibujan los peregrinos "en el sendero del Peje".
Columna PLAZA PÚBLICA/Miguel Ángel Granados Chapa
Un madrileño en el gabinete mexicano
Reforma 20/01/2008;
La importancia de la participación política del nuevo secretario de Gobernación viene desde la LVIII Legislatura, donde fue nombrado titular de la Comisión de Energéticos sin otra calificación que los negocios familiares
Antes de que algunos lectores arrojen lejos de sí esta página, irritados, suponiendo por el título de esta columna que haré un alegato aldeano, xenofóbico sobre el nombramiento de Juan Camilo Mouriño Terrazo como secretario de Gobernación, aclaro que sólo me refiero al modo en que una porción de la prensa española presentó tal designación. Incluyo tres de los principales diarios de Madrid y uno de la Coruña, editado en Galicia, de donde proviene la familia del nuevo huésped de Bucareli.
El País dedicó un espacio en su primera plana a Mouriño. El encabezado dice: "Un madrileño dirigirá la lucha contra el crimen en México". En la nota respectiva identifica al nuevo secretario como "un economista de 36 años nacido en Madrid e hijo del dueño del Celta de Vigo". En su nota de la página cinco la cabeza insiste: "Un madrileño dirige el Ministerio del Interior" y en la información que sigue, además de reseñar la importancia de sus funciones como jefe de la Oficina de la Presidencia, reitera su oriundez y la de su padre, Carlos Mouriño Atanes, "presidente y propietario del Celta de Vigo desde que se hizo con el mayor paquete accionarial del club de fútbol gallego por cuatro millones de euros. Mouriño Atanes emigró a México en 1978 en busca de oportunidades, cuando su hijo Juan Camilo, Iván para la familia, apenas tenía siete años. Hoy, el padre del recién nombrado ministro de Gobernación es dueño del Grupo Energético del Sureste, que controla una amplia red de gasolineras en el estado de Campeche".
Divergentes en casi todas sus ediciones cotidianas, rivales permanentemente, El Mundo coincide en este caso con El País en el enfoque sobre Mouriño, que privilegia su liga con España: "Un gallego, ministro del Interior de México", dice el diario dirigido por Pedro J. Ramírez. En la nota se lee que se trata de "un hijo de gallegos, nacido en Madrid pero criado en México" y añade: "Aunque nació en Madrid (1971) Mouriño vivió en Vigo hasta los ocho años, fecha desde la cual se trasladó a vivir a México (1978) con su familia. Diez años después obtenía la nacionalidad mexicana y renunciaba a la española, tal como obliga la ley. No obstante, su tez blanca y unos potentes ojos verdes siguen denunciando su genuino origen gallego".
Por su parte, el conservador ABC dice que "El responsable de la política interior mexicana nació en Madrid de padres gallegos". Esta misma frase "nacido en Madrid de padres gallegos" es la primera de la información donde, al igual que en los otros periódicos citados, se recuerda que es "hijo de Carlos Mouriño, presidente del club de fútbol Celta de Vigo", y que "adoptó la nacionalidad mexicana cuando contaba 18 años". Finalmente, La opinión, diario coruñense, encabeza su nota diciendo "Calderón nombra al gallego Juan Camilo Mouriño ministro del Interior de México", y en ella se establece que "Galicia tiene representación en las más altas instancias de México" en la persona de este "economista gallego... hijo del empresario Carlos Mouriño, presidente del Celta de Vigo".
Si la prensa española se muestra de ese modo ufana de la oriundez del nuevo funcionario mexicano es comprensible que en el otro extremo haya en México quienes expresen, con mezquindad a mi juicio, molestia y preocupación por ese mismo origen, sobre todo en el marco de lo que se llama "la reconquista española". Con mayor fortuna que Isidro Barradas, que en 1829 fracasó en su encomienda de hacer retornar a la nueva nación independiente al redil hispano, empresarios y financieros provenientes de España han adquirido enorme relevancia en la vida económica de México, mucho mayor que la desarrollada en décadas anteriores por esa comunidad.
Hoy, son españoles dos de los principales bancos que operan en México (Santander y BBVA), el principal competidor de Telmex, Telefónica, cuya envergadura queda clara cuando es capaz de contratar al ex secretario de Hacienda Francisco Gil; el mayor grupo editorial y periodístico, Prisa, que al margen de la ley posee 50 por ciento de las acciones de XEW y, a pesar, de que siendo su inversión neutra carecería de facultades de decisión las toma, como se ha hecho evidente en estos días. También es notoria la presencia española en la generación de energía, a través de Gas Natural, Iberdrola, Unión Fenosa y Agrupación Internacional de Servicios Energéticos, SA, filial de Endesa, presente en México desde 2001 y que al año siguiente firmó un acuerdo marco con la Comisión Federal de Electricidad para varios negocios conjuntos. Opera cuatro plantas de cogeneración eléctrica y está por comenzar la producción de energía eólica en La Ventosa, Oaxaca. Endesa, "uno de los mayores grupos eléctricos privados en el mundo" según se califica a sí mismo, ocupa la cuarta posición en esa actividad en el mundo y es "la primera multinacional eléctrica de América Latina". Su importancia no es sólo económica: a partir de marzo su ex presidente Manuel Pizarro podría tener relevancia en el gobierno español. Por lo pronto ocupa el lugar número dos en la planilla de candidatos al parlamento, sólo detrás de Mariano Rajoy, el líder del Partido Popular. Para colocar a Pizarro en ese eminente lugar, Rajoy dejó fuera de la lista al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón.Mi preocupación por el papel de Mouriño no tiene que ver con su origen, sino con la naturaleza y la legalidad de su papel en el poder público. Su primera actuación relevante fue presidir la Comisión de Energéticos de la LVIII Legislatura, cuando la bancada panista estuvo encabezada por Felipe Calderón. De 40 comisiones, al PAN le correspondió presidir 16. Mouriño ya había sido distinguido al hacerlo candidato de representación proporcional y se le privilegió, entre sus 205 compañeros, con la presidencia de una comisión, para la cual estaba calificado sólo por su relación con los negocios paternos, vinculados a Pemex: 38 gasolinerías en la península de Yucatán y estados aledaños y transporte de combustible por cuenta de la paraestatal. Tal vez la causa de esa súbita fortuna política fue la participación de los Mouriño en el financiamiento de la campaña presidencial de 2000, como Amigos de Fox que fueron. En una entrevista con La voz de Galicia, efectuada en julio pasado (y sintetizada por Proceso el 6 de enero de este año), el ahora secretario de Gobernación dice que su padre apoyó al PAN a partir de la elección de 1994: "Fue el primer empresario importante en la zona (Campeche) que decidió sumarse a un partido político distinto al PRI... Y eso por supuesto nos marcó a todos... y cuando tocó la siguiente elección yo participé como candidato (en 1997)".
¿Era mexicano el empresario Carlos Mouriño?
Debió haberlo sido, aunque en la discusión abierta sobre la oriundez del nuevo secretario no se haya citado que se naturalizara, porque de lo contrario no hubiera podido vincularse a un partido, ya que el segundo párrafo del artículo 33 constitucional dice que "los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país". A su vuelta a España, en marzo de 2000, Mouriño actuó llanamente como súbdito del Estado español al ingresar al mundo de los negocios, algo que sólo pudo hacer tras capitalizarse con sus operaciones mexicanas.Como jefe de la Oficina de la Presidencia Mouriño ejerció un enorme poder, y en su despliegue desahogaba una agenda muy nutrida, de la que se sabía de tanto en tanto. En el proceso de elección de rector de la UNAM, por ejemplo, el año pasado, invitó a conversar con él a por lo menos dos de los aspirantes, el doctor Juan Antonio de la Peña y el doctor José Narro, que fue elegido por la Junta de gobierno. Antes de esos momentos, Proceso se había interesado por conocer la evidencia documental de las andanzas de Mouriño y en agosto solicitó una relación de las personas con las que el funcionario se reunió en los primeros nueve meses de la administración. La Presidencia rehusó satisfacer el pedido, y sólo hasta hace 11 días, el 9 de enero el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) resolvió que esa información debe ser provista al solicitante. La búsqueda de los datos correspondientes debió haber iniciado ya (se dio a Los Pinos un plazo de 10 días para hacerlo) y el hecho de que Mouriño ya no trabaje allí no debe impedir que se conozca. Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com

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