Colombia pretende destruir este año al menos 210,000 hectáreas de hoja de coca; 160,000 a través de fumigaciones aéreas con glisofato y 50,000 a ras de suelo. Según las autoridades colombianas el 2006 fueron destruidas un total de 214,000 hectáreas de cocales: ¡una cifra récord!
Pero, de acuerdo con cifras de con cifras de la Organización de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) y el Departamento de Estado, Colombia es el principal productor de cocaína. Prové el 90% de la cocaína que consume EE UU; por su parte Afganistán es el mayor proveedor mundial de heroína, aunque su mercado es Europa y Asia.
Según ONUDD las cifras en ese país asiático se han incrementado considerablemente en el ultimo año; Hay ¡165,000 hectáreas de amapola, un aumento del 59 por ciento en el último año!
Coincidencias en Colombia y Afganistán: las ganancias que genera el narcotráfico en ambos países sirve para financiar grupos armados (guerrillas y paramilitares y fundamentalistas talibán), que Washington considera terroristas. Y además, en ambos países se erradican los cultivos ilícitos con el apoyo de EE UU y con glisofato.
El uso del glisofato es el conflicto con Ecuador.
El lunes 11 de diciembre del 2007, Colombia (después de una suspensión de un año) reanudó la fumigación con glisofato en el área fronteriza con Ecuador. Ello reavivo el conflicto entre ambos países. El argumento colombiano en voz del general Jorge Barón, comandante de la policía antinarcóticos de ese país es que ese territorio fue utilizado por los narcotraficantes y la guerrilla de las FARC para sembrar cocales. Afirmo en un charla con periodistas, que la suspensión de las fumigaciones fue aprovechada por la guerrilla (las FARC) para ''sembrar..., más de 10,000 hectáreas''.
La respuesta del entonces presidente electo del Ecuador Rafael Correa fue que adoptaría ''una posición firme, de rechazo a esta situación". El argumento es que el glisofato provoca severos daños a la población, fauna y flora. Amenazo incluso con recurrir a las instancias internacionales; como a la Corte de la Haya. Demanda que no se atrevió a presentar el expresidente Alfredo Palacio quien solo acudió a la OEA.
Un día después, el 12 de diciembre, la Cancillería colombiana emitió un comunicado donde argumenta que el glisofato no hace daño y que según ellos "cuenta(N) con argumentos científicos y técnicos respecto de los efectos inocuos en la salud humana y el medio ambiente de la mezcla utilizada por el Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos Mediante Aspersión Aérea con Glifosato (PECIG) que ha adelantado en diferentes regiones del país, incluida la zona de frontera con el Ecuador. Dichos argumentos están sustentados en múltiples estudios nacionales e internacionales, entre los que se destaca el publicado por la Comisión Interamericana contra el Abuso de Drogas (CICAD-OEA) en abril de 2005."
Pero ello no calmó los ánimos, sino hasta que ambos presidentes alcanzaron un acuerdo para poner fin a la crisis desatada.Se reunieron en Managua, en la toma de posesión del presidente Ortega y acordaron formar una comisión tripartita -Ecuador, Colombia y un delegado de la OEA- para verificar no se use glifosato del lado ecuatoriano.
El uso del glisofato es el conflicto con Ecuador.
El lunes 11 de diciembre del 2007, Colombia (después de una suspensión de un año) reanudó la fumigación con glisofato en el área fronteriza con Ecuador. Ello reavivo el conflicto entre ambos países. El argumento colombiano en voz del general Jorge Barón, comandante de la policía antinarcóticos de ese país es que ese territorio fue utilizado por los narcotraficantes y la guerrilla de las FARC para sembrar cocales. Afirmo en un charla con periodistas, que la suspensión de las fumigaciones fue aprovechada por la guerrilla (las FARC) para ''sembrar..., más de 10,000 hectáreas''.
La respuesta del entonces presidente electo del Ecuador Rafael Correa fue que adoptaría ''una posición firme, de rechazo a esta situación". El argumento es que el glisofato provoca severos daños a la población, fauna y flora. Amenazo incluso con recurrir a las instancias internacionales; como a la Corte de la Haya. Demanda que no se atrevió a presentar el expresidente Alfredo Palacio quien solo acudió a la OEA.
Un día después, el 12 de diciembre, la Cancillería colombiana emitió un comunicado donde argumenta que el glisofato no hace daño y que según ellos "cuenta(N) con argumentos científicos y técnicos respecto de los efectos inocuos en la salud humana y el medio ambiente de la mezcla utilizada por el Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos Mediante Aspersión Aérea con Glifosato (PECIG) que ha adelantado en diferentes regiones del país, incluida la zona de frontera con el Ecuador. Dichos argumentos están sustentados en múltiples estudios nacionales e internacionales, entre los que se destaca el publicado por la Comisión Interamericana contra el Abuso de Drogas (CICAD-OEA) en abril de 2005."
Pero ello no calmó los ánimos, sino hasta que ambos presidentes alcanzaron un acuerdo para poner fin a la crisis desatada.Se reunieron en Managua, en la toma de posesión del presidente Ortega y acordaron formar una comisión tripartita -Ecuador, Colombia y un delegado de la OEA- para verificar no se use glifosato del lado ecuatoriano.
Hasta ahí las cosas aprentemente iban bien, incluso no afecto mucho la muere en un accidente de la la Ministra de la defensa del Ecuador.
Pero, con la información recientemente dada a conocer de que Afganistán se niega a usar glisofato, seguramente el asunto dará argumentos al gobierno de Ecuador para negarse a las fumigaciones.
Éste jueves 1 de febrero, un editorial del periódico El Tiempo, es contundente, dice que Colombia se queda sola con el glisofato.
Señala el editorial
"En momentos en que se encuentra en Colombia una nutrida misión de alto nivel de Estados Unidos, encabezada por el subsecretario de Estado, Tom Shannon, y la subsecretaria del mismo despacho para Asuntos de Narcóticos y ex embajadora en Colombia, Anne Patterson, se conoce la noticia de que el gobierno de Afganistán se negó a fumigar con glifosato los cultivos de amapola de ese país, por considerar que esto ocasionaría daños al medio ambiente, a los cultivos y a los pobladores de las zonas afectadas."
Señala el editorial
"En momentos en que se encuentra en Colombia una nutrida misión de alto nivel de Estados Unidos, encabezada por el subsecretario de Estado, Tom Shannon, y la subsecretaria del mismo despacho para Asuntos de Narcóticos y ex embajadora en Colombia, Anne Patterson, se conoce la noticia de que el gobierno de Afganistán se negó a fumigar con glifosato los cultivos de amapola de ese país, por considerar que esto ocasionaría daños al medio ambiente, a los cultivos y a los pobladores de las zonas afectadas."
Agrega que "Las razones esgrimidas por Afganistán son las mismas que alega el gobierno ecuatoriano para quejarse de las aspersiones realizadas por Colombia sobre los cultivos de coca en la zona fronteriza."
Concluye que "La decisión tomada por el gobierno de Afganistán, que enfrenta un problema de terrorismo y narcotráfico comparable al de Colombia, introduce un nuevo elemento de reflexión en el tema de las fumigaciones aéreas como estrategia eficaz contra la economía de la droga. Además de que le servirá al Ecuador en sus argumentos en contra del herbicida que E.U. promueve tercamente como el medio más recomendable para erradicar los cultivos ilícitos."
Seguramente habrá reacciones.
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