Ante la insistencia de algunos medios informativos -concretamente la agencia Notimex-, según los cuales, la diócesis de San Cristóbal de las Casas, admitiría la posibilidad de ordenar sacerdotes a indígenas casados, el obispo Felipe Arizmendi Esquivel, ha salido al paso, explicando tanto la intención de la carta del Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el cardenal Francis Arinze, como la convicción que el prelado tiene de obedecer las indicaciones del Vaticano.
Dice el texto: ¿SACERDOTES CASADOS EN CHIAPAS?
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Algunos medios informativos han difundido una carta que, desde septiembre pasado, me escribió el Cardenal Francis Arinze, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y que acaba de publicar su revista oficial, Notitiae. En ella me transmite la palabra de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre el No. 58 de nuestro Plan Diocesano de Pastoral y sobre el Directorio para el Diaconado Permanente, que deben ser corregidos, pues contienen “graves ambigüedades doctrinales y pastorales“.
La agencia de noticias NOTIMEX, al presentar la nota, afirma: “El Vaticano canceló por ‘inadmisible’ parte del plan pastoral de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el cual prevé la apertura a la ordenación sacerdotal de indígenas casados”.
¿En verdad alentamos la posibilidad de ordenar como sacerdotes a diáconos permanentes casados?
JUZGAR
El 1 de octubre de 2005, en la Reunión Interdicasterial que tuvimos en Roma, en presencia de varios cardenales y obispos, me preguntaron sobre el No. 58 de nuestro Plan, que decía en su versión original: “Iluminados por el Espíritu y guiados por el Magisterio de la Iglesia universal, escuchar con atención y discernir la solicitud de algunas comunidades para que diáconos indígenas casados puedan ser admitidos a la ordenación sacerdotal, previa formación conveniente, dispuestos a asumir en la fe la decisión de la Santa Sede”.
Les respondí que, desde que hicimos esta primera redacción, nunca pensamos ordenar presbíteros a hombres casados. El texto insistía en tres puntos: Primero, escuchar con atención la petición de algunas comunidades, que nos pedían dar ese paso. Esto es real y no lo podemos ocultar ni negar. Sienten la necesidad de sacerdotes, inculturados en sus pueblos. Esta petición se oye constantemente en muchos ámbitos eclesiales, también en Roma, y no sólo en nuestra diócesis. Por ejemplo, en el Sínodo mundial de Obispos, que se realizó en octubre de 2005, en presencia del Papa Benedicto XVI, varios Obispos hablaron en el mismo sentido, como consta en la Proposición 11: “La centralidad de la Eucaristía en la vida de la Iglesia hace sentir, con agudo dolor, el problema de la grave falta de clero en algunas partes del mundo. Muchos fieles se ven de esta manera privados del Pan de vida. Para salir al encuentro del hambre eucarística del pueblo de Dios, que frecuentemente y en periodos largos debe prescindir de la celebración eucarística, es necesario recurrir a iniciativas pastorales eficaces. En este contexto, los padres sinodales han afirmado la importancia del don inestimable del celibato eclesiástico en la praxis de la Iglesia Latina… Algunos han aludido a los «viri probati» [ordenación sacerdotal de varones casados de probada virtud, ndt.], pero esta hipótesis ha sido considerada como un camino que no se debe recorrer”. Los cardenales y obispos, junto con el Papa, escucharon atentamente esta alusión, aunque no la aprobaron. Lo mismo hemos hecho nosotros, pues los fieles tienen derecho a ser escuchados por sus pastores. Escuchar no equivale a aprobar.
Segundo: Nuestro No. 58 pedía discernir tal solicitud, guiados por el Magisterio de la Iglesia universal. Este discernimiento implica analizar las razones de su petición y, al mismo tiempo, confrontarla con el Evangelio y con la doctrina de la Iglesia. Al hacerlo, somos conscientes de que nuestra Iglesia, avalada por la experiencia de siglos y guiada por el Espíritu, está por el celibato como condición para el sacerdocio, aunque no se pueden negar excepciones que los mismos Papas han hecho en casos particulares. Yo estoy convencido de la bondad del celibato sacerdotal y nunca abogaría por su no obligatoriedad. Al discernir, pues, la solicitud, estábamos seguros de la negativa.
Tercero: Afirmábamos estar dispuestos a asumir en la fe la decisión de la Santa Sede, porque nada haríamos fuera de esta comunión eclesial con Pedro y bajo Pedro. Era, por tanto, otro “candado” que nosotros mismos nos poníamos. Se nos dijo en Roma que, pues su respuesta sería negativa, esta expresión hace aparecer a la Santa Sede como intransigente e incomprensiva. Para nosotros sólo quería indicar nuestra disposición a acatar siempre lo que Roma decidiera.
A pesar de las explicaciones que di sobre el sentido de este No. 58, como no satisfacían, en ese mismo momento prometí hacer una nueva redacción. Así lo cumplimos inmediatamente y quedó de la siguiente manera: “Escuchar con atención la solicitud que están haciendo algunas comunidades para que diáconos indígenas casados puedan ser admitidos a la ordenación sacerdotal, y ayudarles a discernir su petición, iluminados por el Espíritu Santo y guiados por el Magisterio de la Iglesia universal, advirtiendo con toda claridad que no hay esperanzas de que la Iglesia cambie su práctica, que viene del Evangelio y de la tradición de muchos siglos, y seguirá admitiendo al sacerdocio sólo a hombres célibes”.
Desde hace más de un año hicimos el cambio y lo enviamos a Roma; lo reenviamos en otros escritos; lo remitimos nuevamente en septiembre pasado, y esperamos el juicio que se emita al respecto. No cambiamos la primera parte del texto, porque debemos seguir escuchando a nuestro pueblo, pero insistimos en la necesidad del celibato sacerdotal.
ACTUAR
Debe quedar muy claro, y lo repito con insistencia: No alentamos la expectativa “de un diaconado permanente orientado hacia el sacerdocio uxorado (casado)”. No promovemos el sacerdocio de diáconos casados. Escuchamos peticiones de algunos fieles en ese sentido, pero no alentamos tal esperanza. Los diáconos permanentes son permanentemente diáconos, y no los encaminamos al presbiterado.
Agradecemos a la Santa Sede su preocupación por nuestra diócesis y valoramos su servicio por que se conserve la ortodoxia; pedimos sinceramente nos disculpen por los dolores de cabeza que les damos. Pero tenemos la obligación pastoral de hacerles llegar las inquietudes de nuestro pueblo, de dialogar y aclarar lo que consideramos que no corresponde a la realidad, y de proponer soluciones a las necesidades concretas de nuestras Iglesias locales.
Desde hace tiempo estamos haciendo la revisión de algunos contenidos del Directorio Diocesano para el Diaconado Permanente, elaborado por mis antecesores, para que concuerde con los respectivos Directorios Nacional y Universal.
Seguiremos fortaleciendo “la pastoral vocacional, con vistas al sacerdocio célibe”. Dios nos está regalando más vocaciones y esperamos reabrir nuestro Seminario Mayor en unos cuatro o cinco años. De 16 seminaristas que había en el año 2000 (10 en el Menor y 6 en el Mayor), ahora son 31 (8 en el Menor y 23 en el Mayor).
Reitero mi plena comunión con la Santa Sede y mi obediencia al Sucesor de Pedro, con la decisión sostenida de servir al Señor y a su Iglesia, en orden al Reino de Dios.
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas
Algunos medios informativos han difundido una carta que, desde septiembre pasado, me escribió el Cardenal Francis Arinze, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y que acaba de publicar su revista oficial, Notitiae. En ella me transmite la palabra de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre el No. 58 de nuestro Plan Diocesano de Pastoral y sobre el Directorio para el Diaconado Permanente, que deben ser corregidos, pues contienen “graves ambigüedades doctrinales y pastorales“.
La agencia de noticias NOTIMEX, al presentar la nota, afirma: “El Vaticano canceló por ‘inadmisible’ parte del plan pastoral de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el cual prevé la apertura a la ordenación sacerdotal de indígenas casados”.
¿En verdad alentamos la posibilidad de ordenar como sacerdotes a diáconos permanentes casados?
JUZGAR
El 1 de octubre de 2005, en la Reunión Interdicasterial que tuvimos en Roma, en presencia de varios cardenales y obispos, me preguntaron sobre el No. 58 de nuestro Plan, que decía en su versión original: “Iluminados por el Espíritu y guiados por el Magisterio de la Iglesia universal, escuchar con atención y discernir la solicitud de algunas comunidades para que diáconos indígenas casados puedan ser admitidos a la ordenación sacerdotal, previa formación conveniente, dispuestos a asumir en la fe la decisión de la Santa Sede”.
Les respondí que, desde que hicimos esta primera redacción, nunca pensamos ordenar presbíteros a hombres casados. El texto insistía en tres puntos: Primero, escuchar con atención la petición de algunas comunidades, que nos pedían dar ese paso. Esto es real y no lo podemos ocultar ni negar. Sienten la necesidad de sacerdotes, inculturados en sus pueblos. Esta petición se oye constantemente en muchos ámbitos eclesiales, también en Roma, y no sólo en nuestra diócesis. Por ejemplo, en el Sínodo mundial de Obispos, que se realizó en octubre de 2005, en presencia del Papa Benedicto XVI, varios Obispos hablaron en el mismo sentido, como consta en la Proposición 11: “La centralidad de la Eucaristía en la vida de la Iglesia hace sentir, con agudo dolor, el problema de la grave falta de clero en algunas partes del mundo. Muchos fieles se ven de esta manera privados del Pan de vida. Para salir al encuentro del hambre eucarística del pueblo de Dios, que frecuentemente y en periodos largos debe prescindir de la celebración eucarística, es necesario recurrir a iniciativas pastorales eficaces. En este contexto, los padres sinodales han afirmado la importancia del don inestimable del celibato eclesiástico en la praxis de la Iglesia Latina… Algunos han aludido a los «viri probati» [ordenación sacerdotal de varones casados de probada virtud, ndt.], pero esta hipótesis ha sido considerada como un camino que no se debe recorrer”. Los cardenales y obispos, junto con el Papa, escucharon atentamente esta alusión, aunque no la aprobaron. Lo mismo hemos hecho nosotros, pues los fieles tienen derecho a ser escuchados por sus pastores. Escuchar no equivale a aprobar.
Segundo: Nuestro No. 58 pedía discernir tal solicitud, guiados por el Magisterio de la Iglesia universal. Este discernimiento implica analizar las razones de su petición y, al mismo tiempo, confrontarla con el Evangelio y con la doctrina de la Iglesia. Al hacerlo, somos conscientes de que nuestra Iglesia, avalada por la experiencia de siglos y guiada por el Espíritu, está por el celibato como condición para el sacerdocio, aunque no se pueden negar excepciones que los mismos Papas han hecho en casos particulares. Yo estoy convencido de la bondad del celibato sacerdotal y nunca abogaría por su no obligatoriedad. Al discernir, pues, la solicitud, estábamos seguros de la negativa.
Tercero: Afirmábamos estar dispuestos a asumir en la fe la decisión de la Santa Sede, porque nada haríamos fuera de esta comunión eclesial con Pedro y bajo Pedro. Era, por tanto, otro “candado” que nosotros mismos nos poníamos. Se nos dijo en Roma que, pues su respuesta sería negativa, esta expresión hace aparecer a la Santa Sede como intransigente e incomprensiva. Para nosotros sólo quería indicar nuestra disposición a acatar siempre lo que Roma decidiera.
A pesar de las explicaciones que di sobre el sentido de este No. 58, como no satisfacían, en ese mismo momento prometí hacer una nueva redacción. Así lo cumplimos inmediatamente y quedó de la siguiente manera: “Escuchar con atención la solicitud que están haciendo algunas comunidades para que diáconos indígenas casados puedan ser admitidos a la ordenación sacerdotal, y ayudarles a discernir su petición, iluminados por el Espíritu Santo y guiados por el Magisterio de la Iglesia universal, advirtiendo con toda claridad que no hay esperanzas de que la Iglesia cambie su práctica, que viene del Evangelio y de la tradición de muchos siglos, y seguirá admitiendo al sacerdocio sólo a hombres célibes”.
Desde hace más de un año hicimos el cambio y lo enviamos a Roma; lo reenviamos en otros escritos; lo remitimos nuevamente en septiembre pasado, y esperamos el juicio que se emita al respecto. No cambiamos la primera parte del texto, porque debemos seguir escuchando a nuestro pueblo, pero insistimos en la necesidad del celibato sacerdotal.
ACTUAR
Debe quedar muy claro, y lo repito con insistencia: No alentamos la expectativa “de un diaconado permanente orientado hacia el sacerdocio uxorado (casado)”. No promovemos el sacerdocio de diáconos casados. Escuchamos peticiones de algunos fieles en ese sentido, pero no alentamos tal esperanza. Los diáconos permanentes son permanentemente diáconos, y no los encaminamos al presbiterado.
Agradecemos a la Santa Sede su preocupación por nuestra diócesis y valoramos su servicio por que se conserve la ortodoxia; pedimos sinceramente nos disculpen por los dolores de cabeza que les damos. Pero tenemos la obligación pastoral de hacerles llegar las inquietudes de nuestro pueblo, de dialogar y aclarar lo que consideramos que no corresponde a la realidad, y de proponer soluciones a las necesidades concretas de nuestras Iglesias locales.
Desde hace tiempo estamos haciendo la revisión de algunos contenidos del Directorio Diocesano para el Diaconado Permanente, elaborado por mis antecesores, para que concuerde con los respectivos Directorios Nacional y Universal.
Seguiremos fortaleciendo “la pastoral vocacional, con vistas al sacerdocio célibe”. Dios nos está regalando más vocaciones y esperamos reabrir nuestro Seminario Mayor en unos cuatro o cinco años. De 16 seminaristas que había en el año 2000 (10 en el Menor y 6 en el Mayor), ahora son 31 (8 en el Menor y 23 en el Mayor).
Reitero mi plena comunión con la Santa Sede y mi obediencia al Sucesor de Pedro, con la decisión sostenida de servir al Señor y a su Iglesia, en orden al Reino de Dios.
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas
Este tema es añejo en San Cristobal de las Casas.
Una declaración mía, al periódico El Universal (13/02/2000) generó una fuerte reacción del obispo Samuel Ruiz García. El problema se ocasionó por un reportaje exclusivo para el periódico La Jornada, donde se publicó una foto en prmera plana con Don Samuel ordenando a 100 diaconos casados.
Visto en retrospectiva, la historia fue interesante. Y la publicación de la nota -en interiores y de fin de semana-, me generó una llamada teléfonica de un amigo sacerdote -muy cercano a Don Samuel- quien me reclamó amistosamente por mi declaración argumentando que le le estaba haciendo ruido innecesario y quien se beneficiaba era el gobierno de EZPL. Ese amigo común desafortunadamente ya falleció.
Mi pecado entonces fue haber opinado sobre lo que leí, ví e interprete en el reportaje. Y muchas veces lo que se ve no es.
A retrospectiva, comparto la nota de hace siete años y el comunicado de la Diócesis de San Cristobal de las Casas.
Hubo además algunas columnas que comentaron el asunto. Por ello mi interés en el tema. Ah y fue precisamente cuando se dio la salida del nuncio Don Justo Mullor. Ese fue el quid del asunto y el ruido que generó en la Curia Vaticana.
Además, modestía aparte, parece que tuve razón, no por el asunto de la ordenación de diaconisas -¡obviamente nunca se dio!-. Yo jamás dije tal cosa sino que comente que no había gustado a la Santa Sede y a gente de la CEM la ordenación de 100 diacanos indigenas casados. Además, la foto que se publicó hizo ver como que se ordenaban a mujeres -éstas nunca se separaron de sus maridos-; Don Samuel mismo lo reconoce.
Curiosamente en aquel tiempo Vlady (QEPD) pinto un cuadro que denomino precisamente: Diaconisas: Alguién lo debe tener, yo lo ví en una exposición en la casa Lamm, el mismo día que se presento el retrato que pinto Vlady de Don Samuel Ruiz.
Pero insisto,a veces, lo que se ve no es.
Estas es la nota y la respuesta.
El Universal, domingo 13 de febrero del 2000
Diaconisas, posible error del ex nuncio.
Felipe de Jesús González y Óscar Gutiérrez/Reportero y CorresponsalEl Universal
La salida de Justo Mullor como nuncio apostólico en México podría deberse a que no advirtió al Vaticano, o bien no impidió la ordenación de más de 100 diaconisas en la diócesis de San Cristóbal de las Casas de manos del obispo Samuel Ruiz García, un tema que históricamente no se ha resuelto al interior de la Iglesia.
De acuerdo con fuentes consultadas en la Iglesia, más que por presiones políticas, la remoción tuvo su base en la ordenación de diaconisas el 23 de enero en el municipio de Huixtán, y al anuncio de la diócesis de que el siguiente paso sería la ordenación de personas casadas.
Para el ex asesor de la Dirección de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Fred Álvarez Palafox, no es descartable esta posibilidad, habida cuenta de que en la Iglesia pesan mucho más las cuestiones de doctrina que las presiones de tipo político.
El derecho canónico señala que sólo el varón bautizado puede recibir válidamente la ordenación?, es decir, hay una condición sine qua non de que solamente un varón puede alcanzar este grado, si bien existe una discusión en el mundo para permitir que las mujeres puedan ser ministras de culto, como ocurre en otras iglesias.
Álvarez Palafox reconoció que además de posibles factores políticos, probablemente esa ordenación no haya gustado a la jerarquía en Roma.
Además, añadió, los obispos conservadores de México podrían haber hecho señalamientos en este sentido, porque una cosa son las cuestiones políticas y otras muy serias para la Iglesia, las cuestiones doctrinales.
Mullor García tuvo conocimiento del diaconado en pareja el 10 de diciembre de 1998, cuando junto con los obispos Ruiz García y Raúl Vera López visitaron comunidades de la zona norte de Chiapas.
En la celebración de una misa, en Bachajón, una pareja le pidió sus buenos oficios para que interviniera ante el Vaticano en la búsqueda de la aprobación de esta figura eclesiástica.
Al respecto, Mullor García dijo que la Iglesia católica no permitía este tipo de diaconado pero que estaría pendiente de esta demanda y que la turnaría al papa Juan Pablo II. (hasta ahí la nota)
De acuerdo con fuentes consultadas en la Iglesia, más que por presiones políticas, la remoción tuvo su base en la ordenación de diaconisas el 23 de enero en el municipio de Huixtán, y al anuncio de la diócesis de que el siguiente paso sería la ordenación de personas casadas.
Para el ex asesor de la Dirección de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Fred Álvarez Palafox, no es descartable esta posibilidad, habida cuenta de que en la Iglesia pesan mucho más las cuestiones de doctrina que las presiones de tipo político.
El derecho canónico señala que sólo el varón bautizado puede recibir válidamente la ordenación?, es decir, hay una condición sine qua non de que solamente un varón puede alcanzar este grado, si bien existe una discusión en el mundo para permitir que las mujeres puedan ser ministras de culto, como ocurre en otras iglesias.
Álvarez Palafox reconoció que además de posibles factores políticos, probablemente esa ordenación no haya gustado a la jerarquía en Roma.
Además, añadió, los obispos conservadores de México podrían haber hecho señalamientos en este sentido, porque una cosa son las cuestiones políticas y otras muy serias para la Iglesia, las cuestiones doctrinales.
Mullor García tuvo conocimiento del diaconado en pareja el 10 de diciembre de 1998, cuando junto con los obispos Ruiz García y Raúl Vera López visitaron comunidades de la zona norte de Chiapas.
En la celebración de una misa, en Bachajón, una pareja le pidió sus buenos oficios para que interviniera ante el Vaticano en la búsqueda de la aprobación de esta figura eclesiástica.
Al respecto, Mullor García dijo que la Iglesia católica no permitía este tipo de diaconado pero que estaría pendiente de esta demanda y que la turnaría al papa Juan Pablo II. (hasta ahí la nota)
¡Ese mismo día vino la respuesta!
Diocesis de San Cristobal de Las Casas, Chiapas
13 de febrero de 2000
Ante la nota periodistica que aparece hoy en el diario El Universal bajo eltitulo "Diaconizas, posible error del ex Nuncio", considero indispensablehacer los siguientes comentarios y aclaraciones:
1. -Es absolutamente falsa la informacion de la ordenacion de ciendiaconisas en la Diocesis de San Cristobal de Las Casas. Desde el Concilio Vaticano Segundo se restauro en la Iglesia el ministerio de los diaconospermanentes casados y, dadas las caracteristicas del desarrollo eclesial delas poblaciones indigenas en Chiapas, consideramos como un ministerio muyadecuado el diaconado permanente, sacramento que se confiere solo avarones, pero siempre con el acuerdo y la colaboracion de la esposa y la comunidad.
2. -Con motivo del Año'o Jubilar Diocesano tuvo lugar la ordenacion dediaconos, preparados durante años de servicio y estudio, en la comunidad de Huixtan; en la ceremonia cada ordenado fue acompañado por su esposa, pero con absoluta claridad de que la ordenacion corresponde al varon, segun las normas de la Iglesia Catolica, a las que siempre nos hemos ceñido.
3. -Es inaceptable la interpretacion que hace el señor Fred AlvarezPalafox, ex asesor de la Direccion de Asuntos Religiosos de la Secretariade Gobernacion, el asociar la falsa informacion sobre la ordenacion de diaconizas con la decision de la Santa Sede de dar una nuevaresponsabilidad a Su Excelencia al Arzobispo Justo Mullor. Desconocemos la intencion del sen'or Alvarez Palafox y de los reporteros que aluden a "fuentes consultadas de la Iglesia", pero ciertamente en la nota que nos ocupa no sirven a la verdad.
4. -El Señor Nuncio Apostolico ha cumplido su tarea respetando la vida propia de cada diocesis y acompan'ando con atencion y respeto los procesospastorales correspondientes. Tal ha sido su comportamiento hacia la Diocesis de San Cristobal de Las Casas y le estamos agradecidos por susa portes iluminadores y fraternos.
Atentamente,
+Samuel Ruiz Garcia
Obispo de San Cristobal de Las Casas
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