23 sept 2007

Las debilidades del Cisen

Entrevista / Las debilidades del Cisen/Ernesto Núñez, reportero
Jorge Tello Peón, David Robillard y Raúl Benítez Manaut. Panel.
Seguridad nacional. Un ex director del Cisen; el gerente de Kroll México, una de las consultorías más prestigiadas en seguridad, y un especialista en Fuerzas Armadas analizan el estado de los sistemas de inteligencia
Suplemento Enfoque de Reforma, 23 septiembre 2007;
Los ataques del Ejército Popular Revolucionario a instalaciones de Petróleos Mexicanos constituyen una escalada en el nivel de amenaza de los grupos armados en México, y pusieron en evidencia las deficiencias del Centro de Investigación y Seguridad Nacional.
Ante esto, las instancias gubernamentales encargadas de la seguridad e inteligencia deben actuar con mayor coordinación y eficacia. Esta ofensiva del EPR es una oportunidad para revisar el estado en que se encuentra el Cisen, su eficacia, sus trabas burocráticas y su actuación en relación con otras instituciones.

Éstas son algunas conclusiones generales a las que llegan tres especialistas de primer nivel en el tema: Jorge Tello Peón, quien se convirtió en 1989 en el primer director del Cisen, tras la extinción de la Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional. Tello Peón fue subsecretario de Seguridad de Gobernación y subsecretario de la Secretaría de Seguridad Pública.
David Robillard, quien dirige en México la empresa Kroll, consultoría con presencia mundial y 30 años de experiencia en control de riesgos y amenazas a la seguridad, que asesora a gobiernos y grandes corporaciones.
Y Raúl Benítez Manaut, miembro del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, experto en temas de seguridad nacional y Fuerzas Armadas.
-¿Cómo dimensiona usted los ataques recientes del EPR a ductos de Petróleos Mexicanos?
Jorge Tello Peón: Para "dimensionar" se tienen que definir parámetros. ¿Políticos, militares, económicos o sociales?
En términos económicos, los costos de estos atentados son extraordinariamente altos y han sido profusamente comentados en la prensa nacional. La suspensión de actividades industriales y el desplazamiento de la población han sido cuantificados y señalados por los medios de comunicación. Como síntoma de permisividad delictiva e indicador de ingobernabilidad son hechos alarmantes. No sólo está la custodia de instalaciones estratégicas sino la disponibilidad de información sensible sobre infraestructura básica y el acceso al material explosivo.
Los efectos sobre la imagen nacional ante el mundo son también de enorme gravedad. El mensaje de inestabilidad política e inseguridad jurídica y física, en una lógica global donde el país compite, es extraordinariamente dañino: son los inversionistas, con la sensibilidad del capital internacional; es el turismo; pero es también el gobierno de nuestros vecinos y socios comerciales. La pregunta será: ¿pueden los mexicanos hacerse cargo de su país y ofrecer al mundo los niveles de seguridad que demanda la región, como compromiso de un Estado libre y soberano con la comunidad internacional?, ¿pueden -podemos- en un tiempo donde la guerra al terrorismo tiene la más alta prioridad en las agendas mundiales, ofrecer garantías?
El fenómeno no constituye una amenaza relevante en términos de capacidad militar: efectivos, capacidad de fuego, soporte logístico, financiamiento. Tampoco hay elementos para suponer que el llamado EPR tenga capacidad para convocar a una movilización social de masas. La falta de legitimidad de un movimiento que opta por la violencia como arma para alcanzar supuestos objetivos políticos, no tiene capacidad de desencadenar movimientos o expresiones secuenciales, cuando las vías constitucionales están abiertas. Sus causas no son las de los mexicanos, y menos aún sus formas.
Las soluciones de violencia no tienen cabida en un momento en que hay evidencias de la eficacia del debate político. Con las deficiencias que se le quieran atribuir a las instituciones democráticas nacionales, se goza de la vigencia del Estado de Derecho, que con todo lo precario que sea, proporciona cauces legales para dirimir diferencias y controversias.
La presencia del proyecto subversivo es fundamentalmente regional y no tiene una cobertura nacional. Su falta de presencia y representatividad genera una penetración social irrelevante. ¿De parte de quién actúan? La "aritmética política y social" no da para este tipo de soluciones. Algún analista político calificó a estas expresiones violentas como una "patología ideológica". Resabios de una lucha ideológica cuyo fracaso fue evidente en el siglo XX. Hoy, tienen una lógica sectaria y criminal, muy difícil de convencer como vía alternativa, aun reconociendo los desequilibrios sociales que se quieran utilizar como justificación.
David Robillard: Independientemente de su magnitud y de los daños provocados, cualquier acto de sabotaje con intenciones de protesta o desestabilización política debe ser considerado grave. Sin embargo, en el caso de los recientes ataques en ductos de Pemex estamos ante un evento de magnitud sin precedentes en México. Las afectaciones han sido considerables y de distintos tipos.
Estas explosiones fueron un golpe patrimonial para Pemex. Es por todos conocida la precaria situación financiera que arrastra la paraestatal desde hace décadas y su urgente necesidad de inversiones. Estos actos vienen a agravar aún más la situación. Asimismo, si bien los ataques parecen planeados para evitar pérdidas humanas, los daños a la población civil son considerables. Decenas de comunidades vivieron momentos de gran tensión y centenares de familias tuvieron que ser desalojadas.
Sumado a esto, las explosiones afectaron gravemente la actividad económica, no sólo de los estados donde ocurrieron, sino de todo el país. La interrupción en el suministro de hidrocarburos (en especial de gas natural) ha generado elevadas pérdidas para dueños y empleados de numerosas empresas nacionales y extranjeras. Pero los daños van más allá. Las explosiones ocurrieron en México, pero sus efectos se sintieron más allá de sus fronteras al afectar cadenas productivas internacionales. Además, este tipo de eventos tienen serias repercusiones en la imagen de estabilidad que México goza y que permite la participación de nuestro país en el mercado mundial y la llegada de importantes inversiones a territorio nacional.
Éstos son sólo algunos efectos que producen los actos de sabotaje como los que acabamos de presenciar. Mal se haría en minimizarlos y no darles la atención que merecen. Por el contrario, requieren de toda la atención. Dar con los responsables y presentarlos ante tribunales es fundamental para evitar que otros grupos armados repliquen la estrategia e imiten a quienes decidieron cometer estos actos contra las instalaciones de Pemex.
Raúl Benítez Manaut: Primero, hay que tener en cuenta todas las hipótesis posibles. Si fue o no el EPR. Parece que sí, pues no han desmentido la autoría y responsabilidad de los atentados.S
egundo, ¿por qué lo hacen? No es creíble el argumento de solicitar la liberación de dos líderes capturados. Además no se conoce a ciencia cierta si el gobierno los capturó -y probablemente torturó o desapareció- o no. El gobierno ha desmentido que los tenga presos.Tercero, puede significar una especie de colombianización y mutación del EPR como guerrilla de izquierda, hacia formas de terrorismo o realización de tácticas de sabotaje. El EPR podría "trabajar" para alguien más. Por ejemplo, para algún cártel del narcotráfico, para desviar la atención de los servicios de inteligencia, que están concentrados en la estrategia del Presidente de golpear muy fuerte a los grandes cárteles y extraditar a sus líderes.
En Colombia, a inicios de los años noventa, los llamados "extraditables" desataron una gigantesca campaña de atentados para evitar las extradiciones a Estados Unidos. Esperemos que no sea el caso.
Cuarto, podría ser una respuesta oculta para bloquear el paquete de ayuda de Estados Unidos, en materia de seguridad. Se sabe que se avecina el paquete de ayuda, sin embargo, con estos actos, en Estados Unidos se puede pensar que es más necesaria la ayuda, por los atentados del EPR.
Quinto, significa también una subida de nivel del poder de fuego del EPR, y que sus células han sido entrenadas para el manejo de explosivos y de sistemas de activación a distancia que no se conocían en México.
-¿El Estado mexicano está preparado para prevenir ese tipo de ataques o para reaccionar adecuadamente una vez que se han perpetrado?
Jorge Tello: Los procesos de este tipo requieren de respuestas institucionales de largo plazo, de ahí que sea indispensable la fortaleza de instituciones de Estado, independientes de las coyunturas de gobierno. Las sorpresas son inevitables. Lo son para las sociedades más avanzadas del mundo. Sea el Metro de Tokio o Londres, las Torres Gemelas de Nueva York, las oficinas federales de Oklahoma, o la estación de Atocha en Madrid.
México tiene instituciones capaces de atender estos fenómenos, pero su mejor prevención y combate requiere de un sentido de continuidad que se ha descuidado, y que la presente administración está retomando. Los fenómenos políticos requieren atención política y los sociales de atención de carácter social. El EPR puede ser consecuencia de contradicciones políticas y sociales, pero mantiene un perfil delictivo y de terrorismo que exige respuestas especializadas de carácter jurídico, de inteligencia, de operación policial y, acaso, militar, que no pueden sustituirse ni tampoco improvisarse.
En un proceso cíclico, cabe suponer que los hechos de referencia, con sus enormes costos, fungirán como catalizador para fortalecer las respuestas del Estado. Aunque cínico, en una lógica de eficacia se puede afirmar que "al ladrón se le pesca más rápido si sigue robando".
Tomará un poco de tiempo, con costos altos, pero se contendrá, y eventualmente se consignará a los responsables.
David Robillard: La seguridad nacional es un trabajo que tiene varios frentes y debe adecuarse constantemente a situaciones cambiantes. Hoy este tipo de ataques son uno de los más importantes, junto al crimen organizado. La globalización permite que circulen con libertad y por todo el mundo bienes, servicios, capitales, información y personas. Esto ha traído grandes beneficios, pero al mismo tiempo riesgos que es necesario prever. Aunque los antecedentes en México de atentados son reducidos en comparación con otras experiencias internacionales, ningún país puede decirse a salvo.Por ello, muchas naciones del mundo deberán poner más atención a grupos armados dedicados al sabotaje, y México no es la excepción. El objetivo es adecuar las estructuras de inteligencia a los nuevos retos. Como país debemos adquirir conciencia de la situación y generar una amplia cultura de seguridad y protección.
Hoy estas amenazas son más serias, difíciles y complejas que antes. Las explosiones en Guanajuato, Querétaro, Veracruz y Tlaxcala nos muestran la existencia de grupos mejor preparados, con una capacidad logística y militar inéditas, y dispuestos a aumentar la violencia de sus acciones. Por lo tanto, requieren una adecuación en nuestra capacidad para prever estos ataques con la anticipación suficiente para evitarlos o, cuando menos, saber reaccionar con oportunidad cuando ocurren. Es fundamental construir un plan de contingencia que prevea diferentes escenarios y la mejor manera de enfrentarlos. Para ello, se debe contar con la información más completa y precisa posible, a fin de tomar las mejores decisiones.
En este sentido, cabe recordar que ésta no es la primera vez que la comunidad de inteligencia mexicana ha enfrentado retos súbitos e inéditos, y la experiencia pasada nos permite suponer que la presente adaptación sucederá de manera rápida y eficaz. El trabajo de inteligencia es complejo y requiere de recursos y conocimientos muy específicos y especializados. Requiere también de una ardua planeación en la que están involucradas numerosas instituciones y oficinas de gobierno. Por ello, es clave la coordinación entre equipos de trabajo a fin de construir informes de inteligencia lo más certeros y completos posible. Sólo de esta manera estaremos en condiciones, como país, de mantener niveles aceptables de seguridad nacional.
Raúl Benítez: Ésta es una pregunta que tiene doble dirección. Sí está preparado, pero también no están las instituciones de seguridad nacional listas para enfrentar esta amenaza. Como la capacidad destructiva del EPR subió de nivel, el gobierno tiene que analizar el impacto de los atentados, qué buscan, y quién o quiénes podrían estar haciéndolo. Esto requiere tiempo, trabajo interinstitucional coordinado -esto no siempre es así, pues hay una gran competencia al interior del gobierno-, se necesita también cooperación internacional, y un trabajo de inteligencia profesional que sólo algunas agencias del gobierno tienen. ¿Cuáles son las principales debilidades del sistema de inteligencia y de seguridad nacional?, ¿está el Cisen jugando el papel para el cual fue creado?
Jorge Tello: La historia de los sistemas de inteligencia es la historia de sus fracasos, se dice con frecuencia. Y es natural, los éxitos no se registran, no por ser secretos sino porque muchos de ellos son eso: "éxitos", por no existir. El Cisen, desde su creación, ha demostrado su institucionalidad y su vocación de servicio al Estado. Ha sido "cantera" de cuadros de seguridad para instituciones federales y estatales, lo que ha provocado un proceso de renovación y regeneración de personal, mucho más allá de lo recomendable en instituciones de su tipo.También es cierto que no fue excepción su caso en la falta de continuidad de apoyos institucionales para su mantenimiento y operación, en el pasado reciente. La debilidad de nuestras instituciones es producto, en mucho, de la falta de cultura de Estado en la administración pública mexicana, y en particular de una cultura de inteligencia. No hay mal que por bien no venga. La necesidad crea al órgano. Los problemas nos recordarán hoy, la necesidad de tener un sistema de inteligencia profesional al servicio del Estado.
David Robillard: La experiencia internacional es clara. Los atentados ocurren con gran frecuencia y en todo el mundo; preverlos y evitar daños mayores es una tarea cada vez más compleja. Países como Estados Unidos, Inglaterra y España -con una larga experiencia en trabajo de inteligencia- siguen sufriendo ataques y amenazas que no ha sido posible evitar.
Es fundamental que cada país cuente con servicios de inteligencia profesionales y eficientes. La comunidad de inteligencia mexicana está formada por instituciones y funcionarios profesionales y experimentados. Sin embargo, parece que ha llegado el momento de dar el siguiente paso y emprender algunos cambios en el funcionamiento y la dinámica de trabajo.
La tendencia mundial en materia de inteligencia apunta hacia la generación de grupos de trabajo donde la coordinación y la circulación de la información es clave para tomar las mejores decisiones y mitigar los efectos negativos de cualquier ataque. Por ello, es importante invertir recursos en capacitación, infraestructura y equipo de alta tecnología. Sumado a ello, sería altamente redituable para el país contar con un servicio civil de carrera para los funcionarios de las oficinas de inteligencia. Con lo anterior, se podrán desarrollar recursos humanos cada vez más profesionales y con la estabilidad laboral necesaria para desempeñar las delicadas tareas que tienen encomendadas.
La sociedad mexicana debe entender que contar con un servicio de inteligencia profesional es fundamental para la seguridad de todos. Tener un buen conocimiento de la realidad y generar escenarios con información de diferentes fuentes es fundamental. La identificación oportuna de riesgos y amenazas puede evitar daños mayores y permite mantener un clima de tranquilidad y estabilidad en todo el país. Esto se logra sólo mejorando la coordinación y el trabajo en equipo de quienes, desde diferentes áreas, están dedicados a estas tareas.
Raúl Benítez: El sistema de inteligencia de México tiene como principal debilidad la competencia entre las distintas agencias y las distintas secretarías de Estado. Cada quien trabaja por su lado, y hay mucha desconfianza entre ellas. También está el fantasma de la corrupción, y la realidad de que el sistema puede ser traspasado por agentes corruptos, por ejemplo, es el caso en el pasado de los temidos judiciales federales. Los narcotraficantes tienen una gran capacidad de persuasión, a través del arma más poderosa: el dinero.En el caso del Cisen, es lo más profesional que hay en México, junto con la inteligencia que desarrollan las Fuerzas Armadas. Sin embargo, su personal no es estable, es "de confianza", o sea, que entra y sale. La Ley de Seguridad Nacional de 2005 no resolvió este grave problema.
El Cisen fue creado a fines de los ochenta para tener un aparato de inteligencia que superara las deficiencias del pasado, por ejemplo, la elevada politización de su trabajo. En aquella época trabajaba para el PRI básicamente. En los noventa se fue profesionalizando poco a poco, sin embargo no había una ley que lo regulara, y no hay control parlamentario, ni mucho menos ciudadano.
Una debilidad del Cisen es que está bajo el paraguas de la Secretaría de Gobernación. Los sistemas modernos de inteligencia de Estado deben trabajar para el Presidente, que es el jefe del Estado. Sin embargo, el Cisen pasó varias pruebas con éxito, la más difícil de ellas fue el cambio de gobierno de Ernesto Zedillo a Vicente Fox.
Ha tenido directores generales muy capaces y conscientes del desafío que tienen en sus manos. Sin embargo, ante nuevas amenazas como el incremento del poder de fuego del EPR, enfrenta uno de los desafíos más graves que se le ha puesto en los últimos tiempos.
Es difícil criticar prematuramente su acción frente a los atentados, pero ciertamente deben estar listos para evitar una tercera ronda, pues el país va a demandar soluciones rápidas y contundentes. Lo más peligroso de un probable próximo atentado es que polarizaría mucho en términos políticos al país, y, como en muchos países que han afrontado situaciones similares, como España, vendrán debates muy duros sobre los derechos de los terroristas, la mano dura, la acción constitucional o no de los servicios de inteligencia, los derechos humanos, etcétera.
¿Qué es el Cisen?
El Centro de Investigación y Seguridad Nacional nació el 13 de febrero de 1989, como una institución de inteligencia civil y contrainteligencia, bajo el mando del secretario de Gobernación.
Antecedentes:
· 1942. Departamento de Investigación Política y Social (DIPS).
· 1947. Dirección Federal de Seguridad (DFS).· 1967
. Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (DGIPS).
· 1985. La Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional (DGISN), fusiona la DGIPS y la DFS.
Misión: · Desarrollar y operar un sistema de investigación y análisis de inteligencia estratégica, táctica y operativa que genere información privilegiada para la toma de decisiones, que alerte sobre amenazas y riesgos internos y externos a la seguridad nacional, y que preserve la integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano en el marco de un gobierno democrático y de respeto al Estado de derecho.
Fuente: Ley de Seguridad Nacional expedida en el 2005.
Directores:
· Jorge Carrillo Olea, febrero de 1989.
· Fernando del Villar Moreno, octubre de 1990.
· Eduardo Pontones Chico, enero de 1993.
· Jorge Tello Peón, enero de 1994.
· Alejandro Alegre, mayo de 1999.·
Eduardo Medina-Mora Icaza, diciembre del 2000.
· Jaime Domingo López Buitrón, octubre del 2005.·
Guillermo Valdés, diciembre del 2006.
Fuentes: Cisen y Centro de Información de REFORMA.

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