11 oct 2015

“Su dolor es mi dolor”/GLORIA LETICIA DÍAZ

Revista Proceso # 2032,  a 10 de octubre de 2015..’
 “Su dolor es mi dolor”/GLORIA LETICIA DÍAZ
Durante su visita a México la semana pasada, el titular de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el príncipe jordano Zeid Ra’ad al Hussein, se mostró conmovido por los relatos de activistas sociales y familiares de desaparecidos y el desdén de las autoridades al respecto. Les dijo a sus interlocutoras: “Su dolor es mi dolor”.
Informado con antelación por decenas de expedientes enviados desde su oficina en México acerca de la situación que guarda este país en materia de derechos humanos, Zeid Ra’ad al Hussein no daba crédito a lo que de viva voz cuatro mujeres familiares de víctimas de desaparecidos le narraban la tarde del lunes 5.
 Nombrado en septiembre de 2014 por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, como titular de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), Al Hussein­ confesó sentirse “aterrado” por el desdén de las autoridades frente a la tragedia.
 Durante 40 minutos escuchó las historias de Tita Radilla, hija de Rosendo Radilla, el líder social desaparecido por militares en Guerrero en 1974; de Cristina Bautista, madre de Benjamín Ascencio Bautista, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecido en Iguala el 26 de septiembre del año pasado; de Virgina Buenrostro, quien busca desde noviembre de 2010 a sus hijos David y Joselyn, así como a su yerno, José Ángel Mejía, y a Juan Manuel Salas, un empleado de su marido, quienes fueron secuestrados por presuntos miembros del crimen organizado.
 Al Hussein también escuchó a Grace Fernández, hermana de Dan Jeremeel Fernández Morán, a quien se vio por última vez el 19 de diciembre de 2008. En su desaparición presuntamente están implicados elementos del área de inteligencia militar del 33 Batallón de Infantería de Torreón, Coahuila, que presuntamente formaban parte de una banda delincuencial de la zona.

 El grupo de mujeres habló en nombre de los casi 26 mil desaparecidos en México y de los cientos de víctimas de la guerra sucia.

Al Hussein, príncipe jordano de 51 años, escuchó con atención la breve exposición de Cristina Bautista, quien hizo una breve presentación en náhualt y luego habló en español, según narraron Grace Fernández –activista de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México, que tiene documentados 519 expedientes– y Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

Tita Radilla, presidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos de México (Afaddem), dijo: “Tengo una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; de qué me sirve si no sé dónde está mi papá ni los cientos de desaparecidos (durante las décadas de la guerra sucia en México)”.

Bautista habló de la tragedia que viven los padres y madres de los normalistas desaparecidos y del coraje que los embarga por “las mentiras históricas” de gobierno de Enrique Peña Nieto. Les duelen, dijo, los llamados de las autoridades federales que les insisten en que superen la tragedia. Esa situación de incertidumbre, agregó, la comparten los familiares de los 26 mil desaparecidos en México.

Fernández y Virginia Buenrostro, activista de la Asociación Mujeres Organizadas por los Ejecutados, Secuestrados y Desaparecidos de Nuevo León, narraron al representante de la ONU los horrores de la “guerra contra el narcotráfico” y sus secuelas: los miles de desaparecidos y ejecutados, las fosas clandestinas con cuerpos sin identificar, la corrupción de autoridades coludidas con el crimen organizado y la incompetencia de autoridades judiciales para investigar y localizar a las víctimas.

Al Hussein abrazó a las mujeres y les dijo: “Su dolor es mi dolor. Me preocupa la situación que hay en México. Sabía que algo grave pasaba aquí (por los reportes que recibió de su oficina), pero estoy aterrado de lo que estoy escuchando. No puedo creer que esto esté pasando”.

En un encuentro con organizaciones sociales el mismo lunes 5, en el que estuvieron los familiares de los desaparecidos, el Alto Comisionado confió que tampoco en su momento daba crédito al “bombardeo” que desde México se soltó en abril pasado contra el relator especial contra la tortura, Juan Méndez, tras la divulgación de su informe en el que expuso que la tortura es “generalizada” en este país.

“¡Imagínese cómo nos tratan a nosotros!”, le comentó Grace Fernández a Al Hussein. Y añadió: “Si a ustedes les dicen mentirosos y exagerados, ¿qué podemos esperar de quienes nos gobiernan. Ustedes (la ONU) son los que nos tienen que ayudar”.

Casos documentados

El titular de la OACNUDH también escuchó testimonios de casos emblemáticos de sobrevivientes de tortura, familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales, a un defensor y a un periodista agredido. También tuvo un encuentro con representantes del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo.

El presidente de esa organización, Raymundo Ramos Vázquez, acompañó a una adolescente que fue víctima de abuso sexual en un cuartel militar, y entregó a Al Hussein un documento con 23 casos de ejecuciones extrajudiciales y 22 desapariciones forzadas atribuidas a elementos de la Marina y del Ejército.

“El Alto Comisionado nos explicó que quería conocer de voz de las víctimas su sentir ante la falta de justicia, la falta de atención de la PGR (Procuraduría General de la República) en este tipo de casos, (que) primero nos dice que denunciemos, pero no consigna a nadie; además, da un trato indigno a las víctimas, las estigmatiza y les niega el acceso a la justicia. (Al Hussein) quería saber cómo se vive la impunidad”, comenta Ramos Vázquez a la reportera.

El miércoles 7, en entrevista con Proceso, el representante de la ONU no pudo ocultar la conmoción que dos días antes le provocó el encuentro con activistas sociales y familiares de desaparecidos:

“No puedo imaginarme ese tipo de sufrimiento. Estoy bastante afectado porque uno siente que defiende los derechos humanos de las personas, pero cuando vemos a una madre o a una hija o a un hijo que no pueden encontrar la justicia, cuando sus seres amados no están ahí, es inimaginable ese sufrimiento. Estoy muy impactado.”

En su mensaje, leído el mismo miércoles 7, Al Hussein dijo: “Para un país que no se encuentra en medio de un conflicto, las cifras (de víctimas) son simplemente impactantes: 151 mil 233 personas asesinadas entre diciembre de 2006 y agosto de 2015, incluyendo miles de migrantes (centroamericanos) en tránsito.

“Desde 2007 hay al menos 26 mil personas cuyo paradero se desconoce. Muchas posiblemente son resultado de desapariciones forzadas; miles de mujeres y niñas son abusadas sexualmente o se convierten en víctimas de feminicidio.”

Y remató: “Prácticamente nadie ha sido condenado por esos crímenes”.

Al Hussein, de rostro afilado y rubia barba, recurrió a una analogía para explicar a la reportera lo que pasa en México:

“Es como la historia de un campesino al que le roban un pollo. Va a ver a la policía o a la autoridad del pueblo y pregunta: ‘¿Dónde está mi pollo’? Y le dicen: ‘Nosotros no sabemos ni lo vamos a saber ni te podemos ayudar’… Si no pueden encontrar al ratero y no pueden encontrar al pollo, si nadie sabe dónde está ni le interesa buscarlo, la gente se siente frustrada.”

Diplomático jordano de amplia experiencia en el sistema de Naciones Unidas, pieza fundamental para la creación de la Corte Penal Internacional, oficial de asuntos políticos en la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas en la ex Yugoslavia, Al Hussein recurrió también a una metáfora para resumir lo que vio en México ante la reticencia de las autoridades a aceptar las observaciones de organismos internacionales, en particular para atender el caso Iguala:

“Un hombre o una mujer que tiene problemas de espalda, por ejemplo, se da cuenta de que tiene que ir a ver a un doctor pero no quiere ver al doctor. Sabe que, si va a verlo, le va a decir que necesita cirugía y esto va a ser un proceso muy largo y engorroso. Va a tener que estar fuera de su trabajo seis meses.

“Y siempre que alguien le recuerde a este individuo: ‘Tienes que ir a ver al doctor, necesitas operarte’, él reaccionará negativamente porque sabe que va a ser difícil atenderse.

“Pienso que en ese punto estamos; es un momento muy preciso que tanto la comunidad de derechos humanos internacional y la regional (la Comisión Interamericana de Derechos Humanos), así como el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, todo mundo, han dicho que las recomendaciones del GIEI (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes) en relación con Iguala se tienen que implementar.”

Solidaridad

El titular de la OACNUDH también habló sobre la investigación de los expertos y de su solicitud para entrevistar a elementos del 27 Batallón de Infantería.

Ojalá, expuso, ese aval pueda “inculcar ese sentido de urgencia, y esta urgencia anime al gobierno (de Peña Nieto) para que el ciudadano mexicano pueda sentir que hay un cambio verdadero, que puede acudir a la policía, que puede logar que sus derechos se respeten, pues habrá justicia para los ciudadanos. Eso es lo que todos queremos”.

En las conclusiones previas a su visita, Al Hussein alertó sobre la “reciente y preocupante tendencia” de rechazar las observaciones de organismos internacionales, contraria al papel que juega México en el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, donde es considerado un promotor activo.

“En lugar de matar al mensajero –recomendó–, enfoquémonos en el mensaje. Señalar problemas estructurales, así como intervenir en casos específicos, es una parte importante de la asistencia técnica que ofrecemos a muchos países”.

Cuestionado por la reportera sobre por qué esperar que el gobierno de Peña Nieto reaccione de manera distinta de como suele hacerlo ante los informes como el del Comité contra la Tortura, el del relator Juan Méndez o el de los expertos de la CIDH, el representante de la ONU esboza una sonrisa y alza los hombros:

“No sé cómo van a reaccionar. Espero que con base en nuestras deliberaciones, porque no hay nada de lo que se dijo en la conferencia de prensa que no se haya dicho en las reuniones que hemos tenido con ellos. No creo que se sorprendan.

“Sería una muestra de madurez del Estado decir: ‘Reconocemos que tenemos estos problemas, es decir, 98% de casos penales no resueltos –una cifra oficial que en cualquier país se considera una crisis–, y que necesitamos prestarle la atención para reducir este porcentaje’.

“Claro, eso debe hacerse con respeto a los derechos humanos, sin atajos, sin tratar de resolverlos con tortura, sino con una capacidad investigadora y forense adecuada. Así, las personas empezarán a sentir que sí hay un remedio cuando se están violando sus derechos.”

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