5 abr 2009

El dragón en la historia

El dragón en la historia/Mario Vargas Llosa,
EL PAÍS, 05/04/09;
¿Qué es un dragón? Un animal mítico, enorme y pestilente, de una o varias cabezas, cuerpo de saurio o de serpiente, alas cartilaginosas parecidas a las de los murciélagos y patas de cocodrilo, que arroja fuego por las fauces y atraviesa las culturas y las épocas como encarnación de los miedos, pesadillas, malos instintos y fascinaciones malignas de toda índole -religiosas, sexuales, fantásticas- que han asediado a los seres humanos desde la noche de los tiempos. Con variantes, injertos y metamorfosis múltiples aparece en todas las civilizaciones y épocas históricas y es un personaje inevitable en el folclore, las leyendas, los mitos y la literatura infantil y fabulosa.
El dragón es una de las encarnaciones más espectaculares del mal, aquella vocación que inspiran el diablo o la naturaleza retorcida de los humanos de hacer daño al prójimo, envilecer y corromper lo existente, afear las conductas y los pensamientos y rendirse de manera abyecta ante la amenaza destructora del poderoso. Al dragón lo inventamos por lo mal que pensamos de nosotros mismos y por eso, ahora en el cine de ciencia-ficción como antes en la literatura y la pintura, luce siempre lozano y se renueva sin tregua, invulnerable a los siglos que lleva encima.
Si se lo aboliera de un plumazo, la cultura de Occidente y principalmente sus ficciones literarias, grabados y pinturas sufrirían una merma trágica. Para saberlo, basta con echar un vistazo a la exquisita selección de dragones que aparecen en Dragones de la política, libro en el que Pedro González-Trevijano, mediante una aleación de disciplinas que le son caras, la historia y las bellas artes, hace desfilar a una larga colección de los que llama dragohumanos, es decir, figuras de conquistadores, guerreros, aventureros, genocidas, superhombres a los que el servilismo y el fanatismo de las masas elevaron en vida a la condición de dioses y cuyas credenciales son, a menudo, de un lado, hazañas y realizaciones grandiosas y, del otro, sangrías y atrocidades indecibles.
La lista es abundante y va desde el homérico Aquiles, de existencia meramente literaria, a personalidades tan terrestres como las de Iosif Stalin, Mao Tse-Tung y Fidel Castro, pasando por una variopinta serie de héroes epónimos de todo color, religión y cultura, como Alejandro Magno, Aníbal, Julio César, Atila, Don Pelayo, el Cid, Ricardo Corazón de León, Gengis Kan, Juana de Arco, el papa Julio II, Hernán Cortés, Napoleón, Simón Bolívar, Hitler y muchos otros. Defendiera causas generosas, como la libertad y la justicia, o abominables, como el racismo, el lucro y la intolerancia religiosa o ideológica, esta familia tan diversa tiene, sin embargo, un denominador común: todos ellos deben su fama a las matanzas que perpetraron y padecieron, a las violencias indescriptibles que fueron dejando alrededor a su paso por la historia y el miedo y la veneración que inspiraron y que se proyectó en las obras literarias y artísticas con que fueron endiosados, ridiculizados o execrados.
Llamarlos dragohumanos nos permite entender mejor lo que les ha dado a todos ellos ese protagonismo de que gozan, al extremo de ser a menudo la encarnación de una época o de un país o de una situación histórica; y también, descubrir cómo en las exageraciones monstruosas de que está constituida la figura del dragón, por debajo de sus descomunales jetas, hediondas cavidades bucales, pezuñas mortíferas y los anillos y protuberancias de sus colas, estamos agazapados nosotros, los seres humanos comunes y corrientes, al igual de aquellos diestros danzarines que, zambullidos dentro de los carnavalescos dragones chinos, los hacen bailar y cimbrearse por las calles al ritmo de los címbalos, los tambores y las panderetas para felicidad de los chiquillos.
Es rasgo indeleble de la idiosincrasia del dragón ser, a la vez, majestuoso, imponente y ridículo, un ser que, al mismo tiempo que aterroriza y repugna, inspira burla y compasión. En los perfiles que González-Trevijano ha bosquejado de cada uno de los dragohumanos de su libro, estos rasgos contradictorios aparecen como una constante y sirven, mejor que cualquier interpretación sociológica, para medir el escaso o nulo espíritu crítico de esos pueblos que, por cobardía, espíritu servil y fanatismo deificaron de tal modo a sus héroes epónimos que los tornaron monstruos, seres semidivinos, sátrapas que, como carecían de frenos y tenían de antemano garantizada la impunidad para cualquier exceso, cometieron los desafueros y latrocinios más espeluznantes sin perder por ello esa suerte de hechizo mágico que ejercían sobre sus pueblos.
Para entender esto cabalmente hay que detenerse largamente en los grabados, cuadros y dibujos que acompañan a esos textos biográficos. Han sido elegidos con mucho gusto y el lector-espectador se deleita descubriendo la riquísima variedad de formas y apariencias con que los artistas de todas las épocas han procreado al dragón, y averiguando cómo este divo de la zoología fantástica ha atizado la fantasía de pintores, escultores y grabadores hasta dar luz a un verdadero mundo de dragones acaso tan diverso y promiscuo como el conglomerado humano. Pero, todavía más interesante, es advertir que los dragones del arte de una manera misteriosa resultan a menudo representaciones simbólicas de las peculiares psicologías e idiosincrasias de los dragohumanos, en las que aparecen destacados su histrionismo, su delirio mesiánico, su crueldad, su heroísmo, su sensualidad y sus manías y vicios.
Los surrealistas practicaban una serie de juegos que, como “el cadáver exquisito” -superposición de frases en la que quienes jugaban ignoraban la frase inventada por los jugadores que los precedían en el juego- a la vez que les hacían pasar un buen rato les deparaban a veces sorprendentes revelaciones sobre su mundo subconsciente. Algo de eso pasa en el curioso y sorprendente ensayo que es Dragones de la política. Las figuras que acompañan los textos son a menudo tan informativas como los textos mismos sobre las entrañas psicológicas y el espectro mental de estos gigantes que crearon y destruyeron imperios, salvaron a sus países de la esclavitud y esclavizaron a otros y, a veces, guiados por el empeño
maniático de realizar en vivo y dar carnalidad a una abstracta teoría, hicieron perecer a millones de seres humanos en hornos crematorios y campos de exterminio.
La Iglesia Católica decretó hace ya algunos años que el dragón más famoso de la Edad Media, aquél al que San Jorge dio muerte en Libia, luego de haber convertido a todo un pueblo aterrorizándolo con la amenaza de echarle encima a la bestia diabólica a la que tenía sometida, nunca existió y que, al igual que el propio San Jorge, no era más que una fantasía literaria semejante a las de los dragones que pululan por las novelas de caballerías, y, aquel santo, sólo un prototipo legendario, igual que el Amadís, Esplandián o Tristán de Leonís. Sin embargo, la desaparición teológica de San Jorge y su dragón no tiene efecto alguno en el plano fabuloso y en el inconsciente colectivo donde ambos se fraguaron. Eso resulta evidente gracias a la lectura, cargada de amena erudición, de sólida cultura histórica y artística, de Dragones de la política.
Una de las inesperadas conclusiones de este ensayo es que ningún otro quehacer humano resulta tan propicio para servir de caldo de cultivo al nacimiento y proliferación de dragones como la política, ya que hacia él se vuelcan más que a ningún otro, esos apetitos destructores que son la codicia de poder, el placer de mandar, de conquistar, de sojuzgar, de dominar al prójimo y de embriagarse en la ilusión de alcanzar un estatuto divino. Los dragones son, como los perritos falderos que aparecen en esos lienzos de interiores de los grandes acuarelistas y pintores dieciochescos, entes creados a nuestra imagen y semejanza, expresiones de una necesidad que persigue al ser humano desde los albores de la civilización y que sin duda lo acompañará hasta el final, la de predicar el bien pero sentirse irresistiblemente atraído por el mal, la de vivir en la permanente contradicción de abjurar del mal pero, valiéndose de la excusa del arte, llevarlo consigo a todas partes, y convivir con él y abrigarlo sin dejar de exorcizarlo. Eso ha producido, en el mundo de la ficción, ese engendro cuya fealdad es tan extrema que linda ya con cierta forma de belleza, y cuya crueldad no está exenta de un sustrato grotesco, patético y risible que la atenúa y, diríamos, hasta la humaniza. Porque no sólo la política está poblada de esos personajes. También la vida corriente, aunque en ésta los dragones no sean tan flagrantes y anden mejor disimulados.

Poder Judicial y transparencia

Poder Judicial y transparencia
ERNESTO VILLANUEVA
Revista Proceso www.proceso.com.mx, # 1692, 5 de abril de 2009;
El Poder Judicial había permanecido fuera del escrutinio público. Se pensaba que para cumplir su cometido debía tener una autonomía absoluta; es decir, dotarlo de recursos económicos y atribuciones y no preguntar más. Hoy esa tendencia ha ido cambiando. No es posible creer en el Poder Judicial como si de un acto de fe se tratase. Por el contrario, es necesario ejercer un escrutinio social amplio y riguroso. Me queda claro que no es una tarea fácil; antes bien, sinuosa y complicada porque buena parte de los investigadores del derecho – mal pagados y ricos en sueños– llevan a un ministro de la Suprema Corte de Justicia en sus ilusiones y piensan que, por tanto, sería un suicidio político hacer un estudio de rendición de cuentas y transparencia sobre el Poder Judicial. Estoy convencido, acaso porque no me anima esa ilusión, de que el Poder Judicial debe quedar sujeto a la rendición de cuentas. Entre los puntos que se deben estudiar, de manera limitativa, se encuentran los siguientes:
Primero. Es preciso vigilar el uso de recursos públicos para evitar actos de corrupción y para socializar el trabajo judicial de cara a la sociedad. De la misma forma, se impone analizar el trabajo jurisdiccional, de impartición de justicia, a efecto de verificar si se cumple con los principios de igualdad ante la ley y de seguridad jurídica. Igualmente, se puede contribuir a elevar la calidad doctrinal de las sentencias y de los actos de los juzgadores, ejercer escrutinio de los actores o demandantes sobre sus abogados y verificar si hay un razonable proceso de adopción de criterios comunes frente a casos judiciales similares. En la opacidad, dos casos prácticamente idénticos pueden ser resueltos de manera radicalmente distinta, circunstancia que puede hacer de la justicia formal una injusticia material por ignorancia, colusión o desinterés de los administradores de justicia que reciben un sueldo con cargo al erario.
Segundo. Es necesario otorgar el acceso público a las actas de las sesiones de los tribunales y de los distintos órganos del Poder Judicial cuando éstas no impliquen un debate para llegar a la resolución de una controversia judicial. Se trata de que los magistrados no discutan en la secrecía, sino de cara a la sociedad, circunstancia que permite acotar los márgenes de discrecionalidad, inhibir los eventuales procesos de casos de corrupción y, por el contrario, ampliar la legitimidad de las instituciones del Poder Judicial ante la opinión pública.
Tercero. Se debe instrumentar el derecho a saber sobre la existencia de un proceso judicial, el delito por el cual se investiga, así como toda la información relativa al caso concreto, con excepción de los datos personales cuando no haya anuencia expresa del titular de la información personal. Este es uno de los puntos medulares para saber qué se juzga y cómo se juzga en un sistema que apela a la transparencia como modelo de desempeño profesional.
Cuarto. Es indispensable establecer el derecho de conocer toda la historia profesional de jueces y magistrados: cuándo fueron nombrados; número y fecha de registro de su cédula profesional; bajo qué criterios y cuáles concursos de oposición aprobaron; qué resultados han tenido sus evaluaciones periódicas, para saber si los recursos de los contribuyentes están bien invertidos en juzgadores probos y capaces.
Quinto. Debe establecerse el derecho a conocer cuántos juicios lleva cada juzgado, cuál es el tiempo promedio que tarda en resolver los casos, cúantas órdenes de aprehensión han sido cumplidas, cuántas consignaciones se han hecho y cuáles no han sido procedentes y por qué, además de qué porcentajes de las sentencias han sido condenatorias. Es decir, con esta información podría evaluarse a los jueces y magistrados desde dos perspectivas: establecer su nivel de productividad y detectar probables casos de corrupción.
Sexto. Si la apertura informativa se materializa en el Poder Judicial, los actuales “juicios paralelos” en los medios tenderían a bajar. Este hecho arrojaría por tierra los argumentos de quienes defienden los “juicios paralelos”, es decir, de quienes argumentan que la ausencia de información de los poderes judiciales, su cercanía con el poder Ejecutivo y la falta de independencia e imparcialidad en la administración de la justicia constituyen incentivos para desarrollar tareas de escrutinio con el fin de proponer reformas en el diseño institucional de los poderes judiciales.
En fin, la apertura administrativa y de la actividad jurisdiccional podría abonar notablemente la confianza ciudadana con datos veraces más allá de las campañas de comunicación, cuyos contenidos casi nunca pueden ser verificados por la población.
evillanueva99@yahoo.com

Programa de recompensas

SE BUSCAN SOPLONES
RICARDO RAVELO
Revista Proceso www.proceso.com.mx, # 1692, 5 de abril de 2009;
El programa de recompensas anunciado en marzo pasado para fortalecer la lucha contra el narcotráfico entraña serios riesgos. Uno de ellos: puede ser utilizado por los propios capos para “limpiar sus territorios” de rivales. Además, sostiene Erubiel Tirado, especialista en temas de seguridad nacional, ofrece “pocas posibilidades de éxito”, pues evidencia que la Procuraduría General de la República claudica en su responsabilidad de investigar los delitos y a quienes los cometen. Opta por un recurso cuestionable: la búsqueda de soplones.
Atrofiada desde hace varias décadas por la corrupción y la infiltración del narcotráfico, y paralizada por su incapacidad para investigar los delitos, la Procuraduría General de la República (PGR) recurre a un nuevo instrumento para intentar abatir el tráfico de drogas y la violencia: el pago de recompensas.
Pero la medida con la que el gobierno apuesta a la captura de los capos y sus sicarios puede ser capitalizada por los propios narcotraficantes al convertir este instrumento del Estado en una de las principales armas para “limpiar sus territorios” de rivales, sostiene Erubiel Tirado, maestro en derecho por la London School of Economics y especialista en temas relacionados con la seguridad nacional.
Afirma: “El pago de recompensas ofrece pocas posibilidades de éxito, pues pone en evidencia que la PGR claudica en su responsabilidad de investigar los delitos (y a quienes los cometen) y trata de construir una red de delatores y soplones a los que con un pago millonario pretende atraer para que realicen el trabajo que la institución legalmente está obligada a realizar”.
Pero eso no es todo. El también experto en temas castrenses señala que el programa de recompensas de la PGR tiene un problema estructural de origen. Explica: “Nunca habrá dinero que alcance, sobre todo siendo el narcotráfico un fenómeno al que se le compara con una hidra de mil cabezas: se captura a dos cabecillas y enseguida surgen otros dos o más”.
–¿Esto quiere decir que el programa de recompensas puede precipitarse al fracaso? –se le pregunta.
–Es una medida mediática y de impacto, y probablemente funcione mientras el gobierno mantenga la chequera abierta. Cuando ya no haya dinero, no habrá soplones.
Pero el investigador advierte que el funcionamiento de este recurso, que en Estados Unidos es complementario y no básico en las investigaciones contra el crimen organizado, enfrenta un obstáculo mayor: la complicidad de buena parte de la sociedad con el narcotráfico.
Dice: “La PGR apuesta a la desarticulación de los cárteles capitalizando las deslealtades, venganzas y revanchismos que existen en esos grupos criminales. Pero la realidad es distinta: desde hace cinco años se ha demostrado, mediante encuestas, que la gente que conoce a un narco o a un vendedor de drogas prefiere guardar silencio y seguirse de filo.
“Hay otras limitaciones: puede que los cárteles se atomicen y se hagan impenetrables, que haya mucho mayor control sobre la gente que rodea a los capos. Pero lo más grave –insisto– es que la PGR claudica en su responsabilidad de investigar y abandona sus estructuras operativas y policiacas porque con ese tipo de programas, nos están diciendo que no funcionan para atajar al crimen.”
Erubiel Tirado observa que la ruta que sigue México, ahora con el ofrecimiento de recompensas, es la que transitó Colombia: “el gobierno de Felipe Calderón apuesta por frenar la violencia, que es un flagelo amenazante, pero aun si lo consigue, no es garantía de que se detenga el flujo de drogas que sigue llegando al país”.
El abogado Max Morales, amplio conocedor de las operaciones de la industria del secuestro en México, dice, a su vez, que el pago de recompensas puede detonar otro problema: la proliferación de los llamados caza recompensas, y mayor corrupción en la PGR, pues no existen controles para impedir, por ejemplo, que un funcionario de alto nivel utilice información y, por interpósita persona, la haga llegar a la PGR para capturar a un delincuente y beneficiarse del programa.
Tampoco observa –dice– que el Congreso haya determinado una partida especial para el pago de las recompensas, que la PGR viene ofreciendo desde 1997, cuando emprendió la búsqueda del secuestrador Daniel Arizmendi, El Mochaorejas.
–¿Qué le falta, en su opinión, al programa de recompensas?
– Que tenga un sustento, que algún notario dé fe de que las recompensas se pagan contra datos ciertos, no sólo por señalar a un presunto responsable.
Dicho programa se establece en uno de los momentos más críticos que enfrenta todo el aparato de seguridad: cuando la base social en que la PGR confía para captar las denuncias está infiltrada y controlada por el narcotráfico en más de 180 municipios del país, según reconocen la propia procuraduría y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal.
No es todo: la oferta de recompensas se hace oficial en medio de fuertes presiones del gobierno de Estados Unidos por la presunta protección que algunas estructuras gubernamentales ofrecen a varios cárteles; en un ambiente de falta de credibilidad que enfrenta la PGR por las infiltraciones que padece y, peor aún, cuando el programa de testigos protegidos cayó en crisis debido a que decenas de agentes ministeriales –la mayoría de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada– han sido sorprendidos utilizando la información de testigos e informantes para extorsionar a personas presuntamente relacionadas con el narcotráfico.
Por ejemplo, testigos protegidos consultados por este reportero –y que pidieron el anonimato por temor a represalias de la PGR– aseguran que se encuentran “frustrados y desesperados” debido a que desde hace varios años están siendo “utilizados por la SIEDO” para denunciar a capos importantes a los que sirvieron y que, sin embargo, no son detenidos.
Uno de los casos más sorprendentes, aseguran, es que la PGR dispone de un voluminoso expediente sobre el capo Sergio Villarreal Barragán, alias El Grande –quien opera para los hermanos Beltrán Leyva– y no lo pueden detener a pesar de que los testigos que lo incriminan han dado “pelos y señales” de los lugares que frecuenta en la Comarca Lagunera, como los bares El Grande (presuntamente de su propiedad) y La Masacuata, ubicado en Gómez Palacio, Durango.
Lo más grave, sostienen esos testigos, es que algunos agentes del Ministerio Público federal fueron destituidos por pérdida de confianza; tal es el caso de Ignacio Muñiz Chávez, quien tenía a su cargo la indagación sobre Villarreal Barragán.
Sobre Moisés Jiménez Hipólito, quien ocupó el puesto de Muñiz, los testigos aseguran que también perdió el control de la investigación, pues varios de sus subalternos “han extorsionado a empresarios del ramo automotriz, de venta y renta de casas que presuntamente están relacionados con el narcotraficante Sergio Villarreal Barragán”.
Excluidos o consentidos
El pasado 23 de marzo, el titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, anunció el acuerdo que oficializa “la delación” para capturar a los principales capos de la droga, ofreciendo recompensas hasta de 30 millones de pesos a quien aporte datos para detener a los jefes, lugartenientes y gatilleros de siete cárteles que operan en México.
El acuerdo fue publicado ese día en el Diario Oficial de la Federación y en él se incluye por primera vez la lista de cárteles y de sus principales capos. Sin embargo, en esa relación no aparecen cabecillas ni pistoleros de tres organizaciones criminales que también tienen una gran actividad en el país. Las razones de esta omisión no se explican en el acuerdo ni fueron abordadas por el procurador Medina Mora en su conferencia de prensa.
El acuerdo publicado expone que la PGR pagará hasta 30 millones de pesos a las personas que, con base en información veraz y confiable, conduzca a la captura de los 24 capos más importantes, y hasta 15 millones por 12 líderes de menor rango en el escalafón de cada uno de los grupos a los que pertenecen.
De los 37 nombres difundidos por la PGR, 15 pertenecen al cártel del Golfo (y al grupo armado Los Zetas), la segunda organización criminal más pujante y poderosa después del cártel de Sinaloa; ocho forman parte del grupo de los hermanos Beltrán Leyva, otros cinco están incrustados en el cártel del Pacífico (Sinaloa), cuatro son miembros de La Familia Michoacana: tres operan para los Carrillo Fuentes y sólo dos presuntos narcotraficantes son piezas del cártel de Tijuana, uno de los más golpeados durante el anterior sexenio y el actual.
En el rango más alto, las delaciones están tasadas en 30 millones de pesos. Se trata de capos como Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca; Jorge Eduardo Costilla Sánchez, El Coss; Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta (hermano de Osiel Cárdenas) y Gregorio Sauceda Gamboa, El Goyo. Todos ellos son miembros del cártel del Golfo.
Por parte del cártel del Pacífico figuran Joaquín Guzmán Loera –dueño de una fortuna de mil millones de dólares, según la revista Forbes–; Ismael Zambada García, El Mayo; Ignacio Coronel Villarreal, Nacho, y Juan José Esparragoza Moreno, El Azul.
De los Beltrán Leyva se cuenta a Arturo, El Barbas, y Mario Alberto, El General, así como a sus lugartenientes Sergio Villarreal Barragán, El Grande, y Édgar Valdez Villarreal, La Barbie. Y sólo dos figuras de la organización de los Carrillo Fuentes: Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, y Vicente Carrillo Leyva (detenido el miércoles 1 de abril en la Ciudad de México), vástago del extinto Amado Carrillo Fuentes, cuya “muerte oficial” fue declarada por la PGR en julio de 1997.
La PGR también incluyó a cabecillas y operadores de la organización denominada La Familia, cuya base se halla en Michoacán pero cuya expansión ya es vista como una amenaza en una decena de entidades. Ellos son: Nazario Moreno González, El Chayo; Servando Gómez Martínez, El Profe o El Tula; José de Jesús Méndez Vargas, El Chango, y Dionisio Loya Plancarte, El Tío.
Del cártel de Tijuana, desarticulado tras la captura de Benjamín y el asesinato de Ramón Arellano Félix, se incluyeron los nombres de quienes son considerados sus nuevos líderes: Teodoro García Simental, El Teo, El 68, El K-1, El Álamo 6, o El Tres Letras, así como a Fernando Sánchez Arellano, hijo de Enedina Arellano Félix.
Las tres organizaciones criminales excluidas de la lista publicada en el Diario Oficial de la Federación son el cártel de los hermanos Valencia, la organización Díaz Parada –una de las más importantes en el tráfico de marihuana en el Golfo de México– y las ramificaciones criminales de los hermanos Amezcua Contreras, precursores en el explosivo mercado de las drogas sintéticas.
El alcance de la PGR

En Estados Unidos, el programa de recompensas que ofrecen tanto el Buró Federal de Investigaciones (FBI) como la Drug Enforcement Administration (DEA) ha resultado poco exitoso, al menos en lo relativo a las más importantes figuras del narcotráfico en México.
Por ejemplo, tres años después de que Joaquín El Chapo Guzmán se fugó del penal de máxima seguridad de Puente Grande el 19 de enero de 2001, la DEA difundió en buena parte de Estados Unidos
carteles con la fotografía del capo. Se ofrecía una recompensa de 5 millones de dólares a quien aportara información para capturarlo, pero un lustro después nadie lo ha denunciado.
Desde que la DEA difundió el monto de la recompensa, a El Chapo Guzmán no se le consideraba una figura menor: la DEA ya lo tenía fichado con estos datos: “El Chapo Guzmán es buscado en el sur de California por conspirar para introducir cocaína a Estados Unidos, por posesión de droga para distribución, lavado de dinero y falsificación con fines ilícitos. Guzmán Loera ha asumido el control de su organización desde su fuga y la recompensa se ofrece conjuntamente con el Departamento de Estado”.
Otros capos emblemáticos, que figuran en las listas del FBI y de la DEA como “los más buscados”, son Ismael Zambada García, El Mayo, y Juan José Esparragoza Moreno, El Azul. Por obtener información que conduzca a las autoridades estadunidenses a detener a estos personajes, la DEA ofrece más dinero que la PGR: 5 millones de dólares. Desde 2005 se hizo pública la recompensa y hasta la fecha nadie se ha acercado a las autoridades de Estados Unidos para dar información sobre el paradero de ambos capos.
Primeras capturas
Dos días después de que el procurador Eduardo Medina Mora dio a conocer el acuerdo por el que se oficializaron las recompensas para la captura de narcotraficantes, un presunto delator telefoneó a la PGR y aportó la dirección del escondrijo de Héctor Huerta Ríos, La Burra, principal operador del cártel de los hermanos Beltrán Leyva en Nuevo León.
Su cabeza fue tasada en 15 millones de pesos y su nombre aparece en el acuerdo publicado el lunes 23 en el Diario Oficial de la Federación.
Su captura se ejecutó de la siguiente manera: Ese día, la SIEDO montó el operativo para detener al presunto cerebro financiero de los Beltrán Leyva y se dispuso de un taxi, legalmente registrado, supuestamente para trasladar al delator, quien previamente fue citado en una estación del metro. En adelante será la forma de operar de la PGR para mantener el sigilo en estos casos.
De acuerdo con una fuente consultada en la dependencia, el denunciante dio detalles del lugar exacto donde se encontraba Huerta Ríos, que fue detenido en Monterrey en vísperas de la visita a México –y precisamente a la capital nuevoleonesa– de la secretaria de Estado del gobierno estadunidense, Hillary Clinton.
Ese 23 de marzo también fue aprehendido en Saltillo, Coahuila, otro capo: Sigifredo Nájera Talamantes, El Canicón, miembro del cártel del Golfo. Por él se ofrecían 15 millones de pesos. Las capturas de Huerta Ríos y Sigifredo Nájera han sido las más publicitadas por el Ejército Mexicano y el presidente Felipe Calderón.
Edgardo Buscaglia, profesor e investigador del Instituto Tecnológico de México (ITAM), considera que las recompensas pueden funcionar sólo si la base social regional, que ya está focalizada y que protege a los capos, es neutralizada en sus zonas de influencia.
–¿Eso quiere decir que el programa de recompensas es un instrumento desarticulado?
–Si no va acompañado de programas de prevención social que les ofrezcan alternativas a las poblaciones socialmente marginadas y contaminadas por el narcotráfico, el riesgo que corre la PGR es que nadie denuncie. Esos grupos sociales reciben dádivas, mucho billete de las organizaciones criminales, y la PGR no puede competir contra el dinero que mueven los narcos.

Reportaje de Albertoo Nájar y Marcela Turati

Amar a Dios en tierra de narcos.../Reportaje
ALBERTO NáJAR Y MARCELA TURATI
Revista Proceso www.proceso.com.mx, # 1692, 5 de abril de 2009;
Ante los crímenes, secuestros y extorsiones perpetrados por narcotraficantes en México, la población más vulnerable se acerca a sacerdotes y obispos a pedir ayuda. Cuando algunos de los religiosos reclaman justicia desde el púlpito, emiten cartas pastorales llamando a organizarse contra las mafias o acompañan a las víctimas a poner denuncias, suelen recibir mensajes intimidatorios, amenazas de muerte y hasta golpizas, al punto de que a veces deben ser cambiados de diócesis.
En el sureste son Los Zetas.
En el norte, el cártel de Juárez. En la costa del Pacífico, la Federación de Sinaloa. Por todos los rumbos de México, del estado de Chihuahua a la frontera con Guatemala, los narcotraficantes amenazan a religiosos que apoyan o defienden los derechos de la población vulnerable ante los actos criminales, por lo que varios eclesiásticos han tenido que cambiar de diócesis.
Se trata de sacerdotes que acompañan a víctimas de la violencia a exigir justicia; de arzobispos que en sus homilías recomiendan a los padres de familia evitar que sus hijos se hagan narcotraficantes; de curas y monjas que escuchan a personas que sufrieron secuestro, extorsiones o asesinatos de familiares, así como de obispos que externan la idea de que sus fieles se organicen para poner un cerco a las mafias.
El director de la Casa del Migrante de Tenosique, Tabasco, fray Blas Alvarado Jiménez, desde hace meses recibe amenazas de Los Zetas, quienes controlan las vías del ferrocarril, cobran derecho de piso a coyotes, reclutan a pandillas para vigilar cargamentos y hasta exigen cuotas a fabricantes de juegos pirotécnicos.
“Los Zetas, aparte de manejar el tráfico de armas, de drogas y el secuestro, ahora están en el comercio de personas”, explica el religioso. Su negocio más reciente es la extorsión de indocumentados, a quienes los traficantes secuestran para exigir rescate, e incluso cobran por el derecho de esperar el paso del tren junto a las vías. Quienes no tienen dinero ni familiares que los respalden, son entregados al Instituto Nacional de Migración (INM) para que sean deportados.
Lo más curioso, continúa, es que los agentes de Migración obedecen sin chistar las instrucciones de los narcotraficantes. “Están involucrados, simple y sencillamente. Y si no, por lo menos son empleados de este grupo delictivo que pone a temblar a unos y a otros”.
Hace varios meses, fray Blas denunció ese contubernio ante un grupo de diputados federales que visitó la zona. Fue claro: En el sureste mexicano, dijo, los narcotraficantes rebasaron a las autoridades.
La respuesta de Los Zetas llegó pronto, cuando un feligrés le comunicó que un grupo de narcos le indicaron: “Diles a tus curitas que también los tenemos en cartera”.
Hasta ahora, fray Blas sigue en Tenosique porque, afirma, los delincuentes saben que su asesinato atraería reflectores internacionales y eso les arruinaría el negocio, pues saldrían a la luz pública la corrupción y la protección que las autoridades locales brindan al grupo armado.
Un frágil seguro de vida, ya que, comenta fray Blas, “no se han metido con nosotros de manera directa, pero cuando nuestra voz sea escuchada y se actúe contra ellos, estaríamos mucho más en riesgo”.
Narcos y judiciales
En Ixtepec, Oaxaca, el responsable de la Pastoral de Movilidad Humana, sacerdote Alejandro Solalinde, está amenazado de muerte desde que en mayo de 2007 denunció que algunos indocumentados hallaron un cargamento de droga en el tren donde viajaban.
A raíz de esa notificación, un grupo de soldados y agentes del INM bajaron costales de cocaína y mariguana frente a la Casa del Migrante, fundada por el propio Solalinde. Un par de semanas después, varios vecinos, azuzados por “personas muy conocidas acá que están en el narcomenudeo”, trataron de quemar el albergue cuando el sacerdote se encontraba dentro.
En el Istmo de Oaxaca operan células de Los Zetas que controlan el trasiego de drogas y personas, extorsionan a comerciantes y empresarios, secuestran indocumentados o participan en abusos sexuales.
Un caso se produjo en noviembre de 2008, cuando, en Ixtepec, 12 mujeres centroamericanas fueron plagiadas por un grupo vinculado a Los Zetas. En el ataque, señala el sacerdote, participaron agentes judiciales.
Solalinde ha presentado al menos 28 denuncias por ese tipo de hechos, pero ninguna ha prosperado. Mientras tanto, el hostigamiento sigue y, a principios de este año, un vendedor de drogas al menudeo intentó comprar un terreno adyacente a la Casa del Migrante.
“Eran personas vinculadas al narcotráfico, a la banda de secuestradores, a esa mafia tan grande”, señala el sacerdote. “Nos preocupó muchísimo que serían nuestros vecinos. Imagínese, iban a tener en los migrantes a clientes cautivos.”
El religioso consiguió dinero para comprar el terreno y, como en otros casos, la respuesta fue una amenaza. “Llegó un señor que me parece es de Guatemala –se llama Agustín– y me dijo: me da mucha pena, padre, pero los judiciales de Ixtepec dicen que lo van a matar”.
Y no se trata sólo de dichos, pues en enero de este año el periódico Reforma dio a conocer que, en el municipio oaxaqueño de Ejutla de Crespo, el sacerdote Juan Loera Pineda recibió una golpiza, hasta quedar inconsciente, por haberse pronunciado contra el narcotráfico.
Mientras tanto, en el norte del país, religiosas de Nuevo Laredo que auxilian a indocumentados han reducido al máximo sus actividades por amenazas de polleros protegidos por Los Zetas. Los pateros (como se conoce en Tamaulipas a los traficantes de personas) se quejan porque se les impide ingresar a los albergues de la Iglesia en la ciudad.
Así mismo, en Zacatecas, el párroco de Santiago Apóstol pidió a los feligreses impedir que sus hijos se involucren con narcotraficantes, y en respuesta fue amenazado de muerte. Sus superiores lo cambiaron de sede.
Más al norte, en Parral, Chihuahua, el obispo José Andrés Corral prohibió a los sacerdotes de la diócesis oficiar en funerales “de aquellos que notoria y abiertamente son parte del crimen”.
En esa entidad un cura de Cuauhtémoc y otro de Batopilas tuvieron que ser removidos de sus parroquias; uno por denunciar las actividades ilícitas de los narcotraficantes, y el otro por haber sido elegido para entregar el rescate de un secuestro y haber visto la cara de los plagiarios.
Al noroeste del país, la Diócesis de Culiacán patrocinó una campaña por televisión para contrarrestar la escalada de violencia desatada por la guerra entre el cártel de Sinaloa y los hermanos Beltrán Leyva.
Igualmente, el arzobispo de Durango, Héctor González Martínez, ha aconsejado a los jóvenes alejarse del narcotráfico, y su arquidiócesis lanzó la Exhortación pastoral por la salud y la vida en la que insta a narcotraficantes y secuestradores a dejar esas actividades.
“Por cada hombre que maten pueden pensar, escuchar el reclamo de Dios que les dice como a Caín: ¿dónde está tu hermano?... Es, pues, un gran pecado contra la moral social provocar la inseguridad pública y la violencia con ataques directos a personas o alterando el orden con fintas, escaramuzas, correos electrónicos, balaceras y ejecuciones. También es pecado mirar a Durango como tierra de nadie o disponible para quien la quiera tomar”, se lee en el documento.
Del discurso a la acción
En junio de 2005, los obispos de la región pastoral Noreste presentaron el documento Narcotráfico y violencia social, en el que señalan los efectos “demoledores” de los enervantes, del lavado de dinero y del tráfico de armas, además de denunciar las ejecuciones, los levantones, los secuestros y las irrupciones en domicilios particulares.
“Solamente la conversión a Dios nos lleva a tener conciencia de las consecuencias graves que tiene la colaboración con el narcotráfico, sea por acción o por omisión. Por acción colaboran quienes producen las drogas, quienes las transportan, quienes las distribuyen, quienes las consumen, quienes lavan el dinero producto del narco, quienes en el ejercicio de la autoridad impunemente permiten que se realicen todos esos actos. Por omisión son cómplices quienes no denuncian y quienes teniendo la responsabilidad de aplicar la ley, no lo hacen”, dice el documento, firmado por el arzobispo y los obispos auxiliares de Monterrey, así como por los obispos de Linares, Saltillo, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Ciudad Victoria, Tampico, Ciudad Valles y Matamoros.
En diciembre de 2008, la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS) presentó el documento El anhelo de la paz, la vida digna y los derechos humanos, en el que se habla de la necesidad de combatir la impunidad, la corrupción, la inseguridad social y las deficiencias del sistema de seguridad pública.
“El diagnóstico (de la CEPS) es que la violencia tiene causas sociales (…) y el Estado, a través del gobierno, tiene deber de atenderlas y no se atienden con la fuerza requerida”, explica el religioso Miguel Concha, superior de los dominicos.
La misma comisión, integrada por nueve obispos, invitó al cura italiano Luigi Ciotti –representante de Líbera, que reúne a mil 500 asociaciones y redes ciudadanas opuestas a mafias como La Cosa Nostra, La Camorra o La Ndrangheta– para exponer cómo participan los italianos en la lucha antimafia.
“El cristiano no puede ser espectador de la historia; al contrario, debe asumir sus responsabilidades frente a lo que sucede. Es bueno que la Iglesia se interese en estos temas. Es bueno también que se produzcan documentos, pero los compromisos no pueden quedarse sólo en el papel, deben traducirse en la realidad”, dijo Ciotti al ser entrevistado por La Jornada al salir de la reunión.
Uno de los asistentes fue el obispo Raúl Vera, de la Diócesis de Saltillo, quien comentó a Proceso: “Toda la gente tiene un familiar cercano o un conocido que ha sido víctima de alguna acción del narcotráfico. Y si nuestras estructuras pastorales funcionan, hay modo de generar sinergia con grupos de la sociedad civil. Así como nos organizamos para la defensa de los derechos humanos, tenemos que hacer un proceso para la defensa contra la violencia, pero incidiendo con las autoridades”.
Explicó que en el encuentro con Ciotti estuvo un grupo “no muy amplio” de representantes de varias diócesis, quienes concluyeron que deben hacer funcionar las estructuras pastorales para respaldar las iniciativas ciudadanas antimafia y exigir a las autoridades que se perfeccione la impartición de justicia y acabar con la impunidad.
“La Iglesia tiene que fortalecer sus cuadros pastorales. Existe esa experiencia en Italia. Desde la Iglesia se ha generado todo un proceso de reconstitución. Son proyectos donde están comprometidas las bases sociales y han logrado iniciativas de ley. Por ejemplo, una consiste en que el dinero confiscado al narcotráfico se aplique a programas sociales”, señaló.
Hacia la organización
En el trabajo de base realizado en zonas sometidas a la guerra entre cárteles o militarizadas, varios sacerdotes y religiosas han tenido que improvisar diferentes maneras de acompañar a sus feligreses.
El jesuita Javier Ávila, por ejemplo, no ha dejado de exigir justicia junto a las familias de las víctimas desde el 16 de agosto de 2008, cuando en la sierra Tarahumara fueron hallados los cadáveres de 13 parroquianos, la mayoría veinteañeros.
El día de la matanza él avisó a las autoridades de lo ocurrido, casi fungió como ministerio público por falta de funcionarios, coordinó el traslado de los cadáveres y ha protestado junto a las familias porque los asesinos andan sueltos y porque el gobierno no ha explicado por qué no había policías el día de la matanza.
El sacerdote Ávila, quien lleva 33 años en la sierra Tarahumara, manifestó: “Antes se sabía (de cultivos de enervantes) por rumores. Todo mundo se callaba. Un día, en Guadalupe y Calvo, (el obispo José) Llaguno y yo dimos una misa porque habían matado a alguien y escuché que la señora gritaba: ‘¿Por qué lo mataron si ya había pagado su cuota?’.
“Hace 20 años se aplicó aquí la Operación Marte. Los soldados empezaron a golpear, torturar, perseguir, asustar, meter miedo, y fundamos Cosyddhac (para levantar las denuncias por violaciones a los derechos humanos). Las siembras se ampliaban; más gente se metía en eso, y hubo quien me dijo: ‘Ay, padre, este año me fue muy mal con la sequía. Sembramos un pedacito para ayudarnos y llegó el Ejército. Nos quemó todo, y las siembras gruesas, que estaban adelantito de las nuestras, ni las tocaron’. Después aparecieron los grandes capos, los grandes cárteles, la lucha por los poderes, por las plazas, por ver quién manda.”
Otro sacerdote, éste de la zona baja de la Tarahumara, colindante con Sinaloa, dijo que desde la década de los cuarenta algunos sacerdotes tenían que pedir permiso a los narcos locales para atender a comunidades del barranco, y que alguno fue expulsado por indiscreto.
A veces, agregó, los curas llegan a las casas de los parroquianos y encuentran a sus familias empacando mercancía. “Yo les digo que no es bueno involucrarse porque se ponen en riesgo, pero la gente me ha dicho que los obligan bajo amenaza de quemarles sus casas o matarlos, les dan semillas apuntándoles con el arma y no les queda de otra porque llegan a supervisar. Ni les pagan. Toda la comunidad tiene miedo, pero no les queda de otra: si no se dio el maíz o frijol, tienen que emigrar a las pizcas”, explicó a la vez que pidió mantener su nombre bajo reserva.
Otro religioso que igualmente solicitó no revelar su identidad refirió que a finales del año pasado organizó un encuentro con productores del norte de Coahuila y que la misa de clausura se convirtió en una catarsis.
“De las 36 personas que había, al menos la mitad narró situaciones de extorsión, secuestro, amenazas. Los integrantes de una organización local de productores leyeron una amenaza en la que los delincuentes le exigían 150 mil pesos a uno de ellos a cambio de no hacerle nada.”
La misa duró dos horas. El celebrante dejó que todos hablaran y deshogaran la carga que llevaban, y reflexionó con ellos sobre la necesidad de impulsar salidas desde el respeto a los derechos humanos.
La conclusión colectiva fue esta: “Había que organizarnos, tomar conciencia de los hechos, dejar el miedo y apoyar a los productores a poner una denuncia; organizarnos con otras comunidades cristianas para manifestarse ante la llegada de personas extrañas a sus poblaciones; hacer talleres sobre derechos humanos y constitucionales que pueden ser violados durante la lucha contra el narco”.
De acuerdo con ese sacerdote, la jerarquía católica no está preparada para encarar la narcoviolencia, y sólo unos cuantos obispos, curas y religiosas se pondrán en la línea de fuego contra los criminales.
“Tenemos una jerarquía habituada a no acompañar al pueblo. Siempre se han echado para atrás. Harán declaraciones o análisis, pero le deben al país el impulso de una acción pastoral para enfrentar situaciones de dolor, incertidumbre, zozobra de sus integrantes, la denuncia de lo que ocurre y la defensa y protección de los derechos humanos”, remató.

Roberto Vidal Méndez

OTORGA JUEZ ARRAIGO POR 40 DÍAS CONTRA ROBERTO VIDAL MÉNDEZ
Lunes, 06 de Abril de 2009 Boletín 378/09
El Juzgado Sexto Penal Federal Especializado en Cateos, Arraigos e Intervención de Comunicaciones, otorgó arraigo por 40 días en contra de Roberto Vidal Méndez, por su probable responsabilidad en la comisión de los delitos de delincuencia organizada, contra la salud y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
La medida cautelar permitirá al Representante Social de la Federación allegarse de más elementos para robustecer la investigación El arraigo se cumplirá en el Centro Federal de Investigaciones, donde Vidal Méndez ya se encuentra interno.
Roberto Vidal Méndez fue presentado ante el agente del Ministerio Público de la Federación de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), por elementos de la Policía Federal el pasado 2 de abril, en virtud de una orden de localización y presentación librada en su contra, con la finalidad de tomar su declaración respecto de su probable relación con la delincuencia organizada. En los términos de ley, el Representante Social de la Federación estará en condiciones de determinar jurídicamente lo procedente.
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El perseguidor
JORGE CARRAZCO ARAIZAGA
Revista Proceso www.proceso.com.mx, # 1692, 5 de abril de 2009;
Enfurecido por la publicación de un reportaje en la revista electrónica Reporte Índigo en el que la periodista Anabel Hernández informó sobre la construcción de una residencia con un valor estimado en 20 millones de pesos, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Genaro García Luna, ordenó arrestar a cuatro personas y amenaza con presentar una demanda contra la reportera...
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) le pidió al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, tomar medidas de protección a favor de la reportera Anabel Hernández, a quien el propio funcionario pretende llevar ante la justicia civil por considerar que su trabajo periodístico ataca su privacidad y pone en riesgo la vida de sus familiares.
La petición de la CNDH es una consecuencia más del reportaje publicado por Anabel Hernández sobre la construcción de una residencia de García Luna estimada en 20 millones de pesos. En menos de una semana dos periodistas de la televisión por cable TVC y un vecino de García Luna, el profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM Roberto Vidal Méndez fueron detenidos por hechos relacionados con este asunto.
En lo que Anabel Hernández considera “una cacería de brujas” y “una agresión en escalada” del funcionario federal, Vidal Méndez fue detenido la mañana del jueves 2 por elementos de la Policía Federal Preventiva, dependiente de García Luna. De acuerdo con el profesor, los agentes le sembraron un arma de fuego y 25 mil pesos.
Vidal Méndez fue secretario de Seguridad Pública de Tabasco en el gobierno de Roberto Madrazo y uno de los críticos de García Luna. Es además testigo de la construcción de la residencia del funcionario federal, pues vive justo enfrente de la obra, en la colonia Jardines de la Montaña, al sur de la Ciudad de México.
La CNDH informó de la solicitud de las medidas cautelares luego de que la periodista interpusiera, el 31 de marzo, una queja ante el organismo por el anuncio hecho ese mismo día por García Luna de que la demandaría por el reportaje Construye Genaro García Luna su nueva residencia en Tlalpan, publicado la última semana de marzo por la revista electrónica Reporte Índigo en su edición 124.
El mismo 31 de marzo, García Luna declaró al periodista Salvador García Soto en su programa La Chuleta, que se transmite en Radio Fórmula, que un grupo de abogados privados está revisando el reportaje y, dijo, “pronto tendremos la demanda”.
Aseguró que se ponía a disposición de la justicia civil, “justo para que el juez, con lo que yo tengo acreditado de pruebas, califique lo que hay como una infamia en torno a mi persona”, pues, según él, está construyendo su residencia con recursos legales.
Y añadió que la información publicada por Anabel Hernández sobre sus bienes inmuebles, incluido su actual domicilio, “rebasa el esquema periodístico” y acusa a la reportera de escalar al ámbito personal y de “vulnerar a mi familia, mis hijos, que es un tema que está fuera de contexto”.
García Luna aludió a la serie de publicaciones de la periodista sobre él desde que trabajaba en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), así como de la época en que laboró en la Agencia Federal de Investigación (AFI) y su gestión en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
La periodista también ha incursionado en los antecedentes de colaboradores de García Luna, como el coordinador general de Inteligencia Policial para la Prevención del Delito de la SSP, Luis Cárdenas Palomino, quien en 1987 participó en el homicidio de un taxista en la Ciudad de México.
En noviembre pasado, Anabel Hernández publicó su libro Los cómplices del presidente, en el que señala que durante la campaña presidencial de 2006 García Luna realizó trabajos de espionaje a favor del entonces candidato del PAN, Felipe Calderón.
En sus declaraciones a García Soto, el titular de la SSP aseguró que al colocar su domicilio en internet, el reportaje de Anabel Hernández no sólo vulneró su seguridad personal y la de su familia, sino que implica un riesgo por “el combate frontal que tenemos contra el crimen”.
Ante el anuncio de la demanda, el mismo día de esas declaraciones la periodista interpuso una queja ante la Quinta Visitaduría de la CNDH, responsable del Programa de Agravios a Periodistas y Defensores Civiles de Derechos Humanos. La respuesta la obtuvo la noche del jueves 2, cuando el organismo informó sobre la solicitud al propio García Luna para que tome medidas cautelares no sólo a favor de la quejosa, sino también de su familia.
La CNDH le dio al funcionario de la SSP un plazo de tres días calendario para que responda si acepta o no la petición, aunque de acuerdo con funcionarios de la comisión podría llevarse más tiempo. De aceptarlas, deberá explicar en qué consisten.
En un comunicado de la CNDH, la Quinta Visitaduría explicó que la adopción de las medidas solicitadas obedece al “temor fundado de la periodista de Reporte Índigo de ser víctima de hechos contra la seguridad, la integridad física y la libertad de expresión de ella y sus familiares”.
Precisó: La periodista considera que está en riesgo su vida, la de su familia, la integridad de su hija y de manera particular su estado de gravidez como consecuencia de haber ejercido su derecho a la libertad de expresión, por lo que solicitó las medidas cautelares. Lo que se busca, dijo, “es evitar la consumación de hechos violentos de difícil o imposible reparación”.
Intimidaciones
A cargo de Mauricio Farah Gebara, la visitaduría añadió que de acuerdo con la quejosa, las declaraciones de García Luna en algunos noticiarios refieren que sus escritos “forman parte de una campaña orquestada por el crimen organizado”, además de dejar en claro su pretensión de demandarla por ataques a su vida privada y por poner en riesgo la vida de sus familiares.
En entrevista con Proceso, la periodista explica que las medidas consisten en pedirle a García Luna que “se abstenga de violar mis derechos y de hacer pronunciamientos que puedan incitar a que incluso terceros puedan tomar represalias en mi contra. Lo que le piden es que no viole mis derechos humanos y no coarte mi libre ejercicio periodístico”.
Autora también de publicaciones sobre los abusos de poder en el sexenio de Vicente Fox, dice que le asiste el derecho de tener protección de la PGR, pero “por razones obvias no es algo que piense”. La periodista cuenta con seguridad proporcionada por su empresa.
Asegura que tras la publicación del reportaje, García Luna “se inventó el rumor del supuesto atentado contra su familia y que por haber hecho públicas sus direcciones puede ser víctima de un delito”.
Sobre la denuncia, que de acuerdo con la periodista también ha sido anunciada por su coordinadora de asesores, Lissete Parra, asegura que no existe ninguna justificación. “No sé bajo qué concepto la pondría”.
Hasta la noche del viernes 3, ni la periodista ni la CNDH habían sido notificadas sobre la anunciada demanda.
“Mientras demanda o no, García Luna ya empezó una cacería de brujas”, dice Anabel Hernández con respecto a la detención de cuatro personas en relación con el reportaje. Las tres primeras fueron los reporteros Rosendo Alejandro Flores y Juan Lorenzo Jaime de la Torre, de la televisión por cable TVC, junto con el taxista que los transportaba. El cuarto fue el profesor universitario Roberto Vidal Méndez.
Los periodistas y el taxista fueron detenidos el 27 de marzo por la PFP cuando indagaban sobre una de las propiedades de García Luna en Paseos del Sur, en Tlalpan.
A pesar de haberse acreditado como periodistas y de tener el respaldado de su empresa, Flores y Jaime de la Torre permanecieron detenidos más de 15 horas. Los cinco agentes que los capturaron presentaron su parte informativo de dos cuartillas ocho horas después.
Los periodistas pasaron siete horas más detenidos en la delegación de la PGR en el Distrito Federal ubicada en Camarones. El agente del Ministerio Público federal tuvo que liberarlos pues no pudo acreditar la acusación de haber violado la Ley de Imprenta en relación con la vida íntima de un funcionario.
Las cámaras y los teléfonos les fueron confiscados, y de acuerdo con Anabel Hernández “se pudo corroborar que no había seguimiento contra la esposa de García Luna. Ellos dicen que nunca se encontraron con ella ni con su hija”.
Así mismo, acusa a García Luna de haber creado el rumor de que iban a atentar contra su familia. “Desató un escándalo. Los acusaron de llevar croquis sobre las propiedades del funcionario y querer perpetrar un atentado.
“Gracias a que el subdirector de Noticias dijo que eran reporteros, se paró el asunto. Pero ya se estaba diciendo que en 2008 encontraron a unos sicarios del cártel de Sinaloa que llevaban unos croquis iguales a los de los periodistas. En realidad, lo que los colegas llevaban eran hojas de la Guía Roji”, asegura la colaboradora de Reporte Índigo.
La detención
más reciente, ocurrida el jueves 2 a las 9:30 de la mañana, fue la de Roberto Vidal Méndez, profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM. Policías federales lo arrestaron cuando salía del programa de radio de Nino Canún.
De acuerdo con su abogado, Israel Trujillo, Vidal Méndez, un constante crítico del secretario, fue acusado de portación de arma y cohecho. Pero el acusado sostiene que tanto el arma como el dinero le fueron “sembrados” por la propia policía al mando de García Luna. Hacia la medianoche del viernes 3, se esperaba que Vidal Méndez saliera libre bajo caución. Sin embargo, su hijo Roberto Vidal Sánchez informó a la una de la madrugada del sábado 4 que “inexplicablemente se le negaba la libertad”, pese a que no se le acusa de delitos graves.
Vidal Méndez fue presentado ante la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), donde fue interrogado por elementos de esa dependencia entre las 9:40 horas de la noche del jueves 2 y las siete de la mañana del viernes 3.
El interrogatorio incluyó preguntas sobre un señalamiento en el que se menciona a Vidal Méndez durante las investigaciones sobre el atentado contra el exsecretario de Seguridad Pública de Tabasco, el general Francisco Fernández Solís, en marzo de 2007.
La única falta del profesor “es vivir frente a la casa que está construyendo García Luna”, considera la periodista.
Y agrega: “Quizás el secretario piense o supone que este vecino fue el que dio la información; lo cual me parece absurdo porque tendría que detener a todos los vecinos de Jardines de la Montaña, o a los barrenderos y a la policía particular que vigila la colonia. Es una arbitrariedad y creo que es una escalada de la agresión que inició con la detención de los periodistas”.
Autora de Fin de fiesta en Los Pinos. ¿Hasta dónde llegó la corrupción de la familia presidencial?, Anabel Hernández considera que la agresión puede escalar aún más, pues el mensaje es que “todos aquellos que investiguen mis propiedades, a la cárcel. Eso es muy grave para los periodistas, máxime cuando se trata del secretario de Seguridad Pública, quien tiene el poder sobre la policía federal. Es como si el trabajo de rendición de cuentas estuviera prohibido”.
A lo largo de una semana, en vez de explicar los recursos con que está construyendo su residencia, lo que García Luna ha hecho es perseguir a quienes, según él, están queriendo sacar a la luz pública los bienes que no puede justificar, asegura Anabel Hernández.
Añade: “Es muy grave que la rendición de cuentas se tope con rumores sobre supuestos atentados”. Peor todavía, que se anuncien medidas judiciales, aunque “a mí no me preocupa la demanda. ¿De qué me va a demandar? En Reporte Índigo tenemos los documentos que avalan la investigación que hicimos. Lo que me preocupa son las detenciones arbitrarias”.
Insiste: La demanda no se justifica. “Si esa fuera la norma, no se habrían conocido casos de corrupción en el mundo como el de Watergate, el Irán-contras o Montesinos (en Perú)”.

Florence Cassez

Relación turbulenta
HOMERO CAMPA
Revista Proceso www.proceso.com.mx, # 1692, 5 de abril de 2009;
Cómo fue que Florence Cassez –ciudadana francesa por la que aboga el presidente de su país Nicolas Sarkozy– se vinculó con el presunto secuestrador Israel Vallarta?
Con base en la declaración ministerial de Cassez tomada el día de su detención –9 de diciembre de 2005– y en una entrevista a su hermano Sebastián realizada en mayo de 2008 por Anne Marie Mergier, corresponsal de este semanario en París (Proceso 1647), es posible reconstruir la siguiente historia:
Cassez vivía en la ciudad de Calais, en el norte de Francia. Desde los 16 años se independizó de sus padres. Trabajaba en una tienda departamental de nombre Eurodif. Según ella, su hermano la invitó a venir a México, donde radicaba desde 1994. Él éstá casado con una mexicana de nombre Vanesa Mercado y trabajaba en la empresa Radiancy de México, dedicada a la distribución de quipo y productos de belleza.
Sebastián asegura que aportó 10% de las acciones de la empresa y se convirtió en socio. Ambos coinciden en que uno de los principales accionistas de la compañía era un judío de nombre Eduardo Cuauhtémoc Margolis Sobol, exagente de los servicios de inteligencia de Israel, el Mossad, quien se dedicaba también a otras actividades: venta de ropa, restaurantes, blindaje de autos, guardias de seguridad y negociaciones para la liberación de secuestrados.
Florence dijo que llegó a México en marzo de 2003, cuando tenía 28 años. Al principio vivió en la casa de su hermano en la calle Santos, en Toluca, y luego en la colonia Legaria, en la Ciudad de México. Empezó a trabajar en Radiancy, donde conoció a Margolis.
Poco tiempo después, su hermano le pidió que apoyara a su esposa Vanesa, quien tenía un negocio de importación de productos de belleza. Florence se encargaba de recibir los embarques de estos productos en la aduana del aeropuerto de Toluca.
Sebastián tuvo problemas con Margolis, pues éste le debía 155 mil dólares. Pretendió dejar Radiancy, pero Margolis y sus socios no querían devolverle el dinero que había invertido. Asegura que recibió presiones y amenazas de muerte contra su esposa y sus hijos.
Pese a todo, Sebastián creo su propia empresa: Systemes de Sante et de Beaute (SSB), también dedicada a productos de belleza. Margolis intentó bloquearlo y por medio de terceros interpuso demandas judiciales contra SSB.
Florence tuvo problemas con Vanesa. En julio de 2004 dejó de trabajar con ella y su hermano y se mudó de casa. Junto con su amiga Guadalupe Zavala, empleada de SSB, rentó un departamento en la calle de Puebla, en la colonia Roma.
Según Florence, en agosto de 2004 conoció a Israel Vallarta en las instalaciones de SSB ubicadas en la colonia Anzures. Afirma que Sebastián se lo presentó. “Era un cliente mío, pero no me gustaba”, declaró el hermano. Ella dice que ambos eran amigos y que “al parecer se conocieron en una exposición de productos de belleza, ya que la esposa de Israel, de nombre Claudia Martínez, tenía una clínica de belleza en Guadalajara”.
El inicio
De hecho, según Florence, cuando su hermano viajó a Francia en septiembre de 2004, le encargó a Israel que la llevara al médico. “Incluso le proporcionó mi número de celular para que se pusiera de acuerdo conmigo”.
“A partir de ese momento –declara ella– Israel comenzó a llamarme para invitarme a salir”. Comenta que al principio se resistió, pues “era casado”. Israel insistió y ella aceptó ir a comer. Él le comentó que se estaba divorciando. Las salidas se sucedieron y el 22 de octubre de 2004 empezaron una relación de noviazgo.
Al principio, Israel le platicaba de su negocio: la compra de autos accidentados que él y sus hermanos reparaban para posteriormente venderlos y le presentó a su familia y a sus amigos. Durante días Florence se quedaba con él en el rancho Las Chinitas. “Era una relación normal”, asegura ella.
En diciembre de 2004, Florence viajó a Francia para pasar la Navidad. Israel se fue a Zapopan Jalisco para ver a su esposa y sus hijos. Se reencontraron en enero de 2005. Ella no tenía empleo. Dice que se mantenía con unos ahorros que tenía en el banco francés Credit Mutuel. En febrero consiguió trabajo como decoradora de interiores en el despacho de arquitectos Yarden Desing. Iba a ganar 8 mil pesos mensuales, pero sólo duró un mes. La razón: los celos de Israel, quien le reclamaba que salía tarde.
Para entonces ella notó “que todas sus amistades se alejaron”. Le decían que Israel no le convenía. Lo describe “violento y prepotente”. Cuenta que le hizo varias escenas de celos. En una ocasión “agarró a un amigo mío por el cuello”; en otra puso un candado en el rancho Las Chinitas para impedir que ella saliera después de una fuerte discusión. Una vez entró al departamento de ella y esculcó sus cosas; para su mala suerte le encontró la foto de un exnovio. Israel enfureció. Rompió “diversos objetos del departamento” y la insultó por medio de un mensaje electrónico.
Pero después de los pleitos la buscaba. Le pedía que regresara con él. Y ella aceptaba.
En julio de 2005, Florence se fue a Francia a casa de sus padres. Por esas fechas su hermano Sebastián decidió regresar a su país junto con su esposa e hijos. Aparentemente ya nada ataba a Florence con México: ni familia ni empleo ni una relación amorosa estable… Pero regresó el 9 de septiembre de ese año.
¿Por qué lo hizo?
En su declaración ministerial afirma que “la situación con mi familia no era del todo buena” y que ante la inminente llegada de su hermano y su familia a Francia, su padre, quien conocía los problemas con su cuñada Vanesa, le pidió que se fuera. Además, estaban las insistentes llamadas de Israel a Francia para rogarle que regresara. Y ella de nuevo aceptó.
Pero, sostiene en su declaración, la relación con Israel iba a ser distinta: consiguió a través de internet un empleo como hooster en el hotel Fiesta Americana, en Polanco. Rentó un departamento en la calle de Hamburgo, esquina con Burdeos, en la colonia Juárez, para vivir de manera independiente de Israel.
De hecho, ya había mudado la mayoría de sus cosas. Comenta que el día que la detuvieron en una camioneta blanca junto con Israel –el 8 de diciembre, según Vallarta; la madrugada del 9 de diciembre, según los agentes de la AFI– llevaba ropa y un mueble a su nuevo departamento.

El caso de Florence Cassez

Un “thriller” lleno de trampas
HOMERO CAMPA, reportero.
Revista Proceso www.proceso.com.mx, # 1692, 5 de abril de 2009;
Como si fuera parte de una novela policiaca, el caso de Florence Cassez mezcla intriga, suspenso y espionaje. Su expediente –al que Proceso accedió– exhibe la maraña de intereses de las personas involucradas, así como numerosas contradicciones en las que han incurrido autoridades, acusados y víctimas.
El 31 de agosto de 2005, Valeria Cheja Tinajero, de 18 años, se dirigía a su escuela, el Colegio Vermont, en la Ciudad de México. Ocupaba el asiento del copiloto de su auto, un Seat rojo 2003. Al volante iba el chofer de la familia, Óscar Sergio Mena Serrano.
Pasaban de las 6:30 de la mañana y el tráfico ya era intenso. En la calle San Francisco Culhuacán, casi esquina con Taxqueña, se les cerró un auto Volvo “al parecer de color blanco”. Bajaron dos sujetos armados. Uno de ellos rompió con la cacha de su pistola la ventanilla del Seat del lado del chofer y sacó del vehículo a Mena Serrano. Los individuos se subieron al auto y pasaron a Valeria al asiento trasero.
Luego de recorrer unas cuadras abandonaron el Seat y subieron a la joven a una camioneta tipo Van. La taparon con una cobija. Diez minutos después la tenían en una casa de seguridad…
El jefe de la banda tomó el nextel de Valeria para comunicarla con su madre, Laura Maya Tinajero Ortega. Cuando ambas empezaron a hablar, el jefe arrebató el teléfono a Valeria y le advirtió a la madre: “tengo secuestrada a su hija”.
Eran cuatro los miembros de la banda. Su líder pidió al principio un rescate de 5 millones de pesos. Terminó por aceptar 180 mil pesos. El 5 de septiembre, seis días después de su secuestro, Valeria fue liberada a unas cuadras de su casa.
El 13 de septiembre de 2005, Valeria presentó una denuncia por secuestro ante el Ministerio Público. Se abrió así la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIS/190/2005. Como parte de ésta, elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) pidieron a Valeria que los acompañara a varios recorridos de reconocimiento por la zona donde tal vez la mantuvieron retenida. En una de esas ocasiones Valeria vio un Volvo. Se le “figuró” que era el auto utilizado en su plagio, pero ya no era de color blanco, sino gris. Luego comentó a los agentes que el conductor se parecía al jefe de la banda de secuestradores. Todo ello ocurrió en una avenida transitada: Viaducto Tlalpan, a la altura de la desviación a la carretera federal a Cuernavaca.
De acuerdo con el informe AFI/DGIP/PI/12307/05 y una declaración ampliada de Valeria, los agentes bajaron a la joven y siguieron al Volvo hasta que el auto ingresó a una casa ubicada en el kilómetro 29 de esa carretera, esquina con cerrada Ahuacatitla, en la colonia San Miguel Topilejo. Era el rancho Las Chinitas, donde vivía Israel Vallarta Cisneros, el conductor del Volvo que, al final, resultó gris plata.
Así, por casualidad, la AFI localizó a Israel Vallarta, presunto jefe de la Banda del Zodiaco y novio de Florence Cassez, ciudadana francesa sentenciada a 60 años de prisión por los delitos de secuestro, delincuencia organizada y portación de armas de uso exclusivo del Ejército, y cuyo eventual traslado a su país con base en el Tratado de Estrasburgo es analizado por una comisión binacional de México y Francia.
La captura
Después de que la joven Valeria Cheja identificó el auto Volvo color gris, los agentes de la AFI vigilaron los movimientos de Vallarta. Lo videograbaron y fotografiaron. Descubrieron así los talleres que tenía con sus hermanos en Iztapalapa y ubicaron a los familiares y conocidos que frecuentaba. El 3 de diciembre le presentaron a Valeria las fotografías de Vallarta. Lo reconoció de inmediato.
Según el parte informativo AFI/DGIP/PI/12498/05, a las 5:30 de la mañana del 9 de diciembre de 2005 el agente de la AFI que vigilaba el rancho Las Chinitas vio salir a Vallarta “en compañía de una persona del sexo femenino” en una camioneta Chrysler Voyager blanca. Se dirigían hacia la Ciudad de México. El agente se comunicó por radio con dos de sus compañeros que se encontraban en la carretera a Cuernavaca, en la entrada del pueblo de Topilejo.
Cuando Vallarta y su acompañante pasaron por ese lugar, los policías les marcaron el alto y se identificaron como agentes de la AFI. El parte policiaco afirma que Israel intentó tomar un arma larga que se encontraba en el piso del asiento del copiloto, pero uno de los agentes se le adelantó. El documento consigna que Israel agredió a los policías “física y verbalmente”, por lo que éstos hicieron “uso de la fuerza legítima” con el fin de arrestarlo. Después, pidieron a Florence que los acompañara. Ella accedió “de manera voluntaria”.
Los agentes subieron a Israel y a Florence a una camioneta Chevrolet Suburban con placas de circulación 954-RDA. El documento indica que se dirigían a las oficinas de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) en la Ciudad de México, pero que a la altura de un lugar conocido como El Mirador, Israel les manifestó que tenía secuestradas a tres personas en su rancho Las Chinitas. Dijo que los integrantes de su banda tenían instrucciones de que “si no regresaba en un tiempo determinado”, éstos matarían a los plagiados.
Los agentes pidieron apoyo de dos comandos de “reacción rápida”. Regresaron al rancho a las 7:15 y el propio Israel les abrió el portón con sus llaves. Atravesaron un patio empedrado y en un inmueble ubicado al frente del lado derecho encontraron a los tres secuestrados: Ezequiel Elizalde Flores, Cristina Ríos Valladares y el menor Cristian Ramírez Ríos.
¿Y dónde estaban los cómplices de Vallarta, los que estarían cuidando a los secuestrados y quienes los matarían si él no regresaba “en un tiempo determinado”? En ningún documento del expediente al que accedió Proceso se aclara este punto.
Lo cierto es que, luego del rescate de los plagiados, la AFI hizo un montaje de recreación para Televisa y TV Azteca.
En su primera declaración ministerial, Vallarta reconoció haber participado en el secuestro de seis personas, incluidas las tres encontradas en el rancho Las Chinitas. Aseguró que el jefe de la banda no era él, sino un sujeto llamado Salustio, alias Sagitario.
Al principio, los secuestrados se encontraban en una casa de seguridad ubicada en avenida Xochimilco número 54, en el pueblo de Santa Cruz Xochitepec, delegación Xochimilco. Israel dice que Salustio quería cortarle una oreja al niño Cristian, a lo que se opuso y lo cual motivó una pelea entre ambos.
“Si tanto quieres a las víctimas, llévatelas a tu casa”, le dijo Salustio. Israel trasladó a Cristina y a su hijo a Las Chinitas. Poco después Salustio le entregó a Ezequiel. En ese lugar permanecieron alrededor de dos semanas.
En su declaración preparatoria del 9 de marzo de 2006, Israel se retractó de su primer testimonio, pues dijo que lo firmó después de haber sido torturado. Se declaró inocente de cometer secuestros. Deslindó a Florence de cualquier responsabilidad en sus actividades y contó otra historia:
Manifestó que él y Florence viajaban en la camioneta Voyager blanca en la que transportaban unos muebles hacia el nuevo departamento que ella alquiló en la calle de Hamburgo, en la colonia Juárez. A la altura del kilómetro 27 de la carretera a Cuernavaca un camión de gas obstruía el paso. De repente varios vehículos particulares rodearon su vehículo y entre ocho y 10 agentes de la AFI vestidos de civil se acercaron para hacer, dijeron, una “revisión de rutina”. Lo bajaron de la camioneta y lo arrestaron.
En su declaración Florence sostuvo que cuando los detuvieron, los agentes de la AFI le dijeron que ya habían investigado las actividades de Israel, que se dedicaba al secuestro, pero que “sabían” que ella “no tenía nada que ver (…) que estuviera tranquila”.
Los agentes subieron a Israel y a Florence a una camioneta Suburban. Los condujeron a las oficinas de la SIEDO. Él asegura que lo golpearon todo el tiempo y, luego, lo bajaron del vehículo para meterlo en un edificio. Mientras, Florence permaneció en la vagoneta.
Israel afirma que lo llevaron a un sótano, lo desnudaron y lo torturaron: golpes con puño cerrado, trapos con sustancias sobre su boca, agua sobre nariz y boca al punto de la asfixia, golpes con un palo de escoba en las plantas de los pies, introducción de una parte de ese palo por el ano, descargas eléctricas… En el expediente se agrega un informe médico de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos –folio 57768-57769– en el que se enlistan 15 lesiones en diferentes partes del cuerpo, como excoriaciones, equimosis y quemaduras.
Vallarta sostiene que en su tortura participó “una persona de apellido Cárdenas Palomino”. Según esta declaración, se trataría de Luis Cárdenas Palomino, uno de los colaboradores más cercanos de Genaro García Luna, primero en la AFI y ahora en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). En la primera dependencia fue director general de Investigación Policial, y en la SPP es coordinador de Inteligencia para la Prevención del Delito.
Israel también afirma que en diferentes momentos le dijeron: “te pasaste de listo con alguien muy importante”. Le aseguraron que a Florence también la estaban torturando y le propusieron un acuerdo: que aceptara todo a cambio de dejar ir a su “novia francesa”. Él dice que accedió al trato.
Entonces cesaron los golpes. Le hicieron anotar nombres y números, así como firmar papeles. Lo vistieron y lo subieron a otra Suburban. Le pusieron al teléfono a Florence. Le dijo: “Tú ya te vas. Hice un trato con estas personas, que te van a ir a dejar a la embajada. Dí que perdiste tus documentos y vete a tu país. Quise hacerte feliz y no pude…”
Según el relato de Israel, los agentes lo llevaron de regreso al rancho Las Chinitas. Para entonces, dice, ya pasaba de la medianoche del 8 de diciembre de 2005. Llegaron al rancho y había mucho movimiento: sacaban muebles y metían objetos. Cárdenas Palomino era el que daba las órdenes. Vio a Florence cuando la llevaban caminando. “¿No que la habían dejado ir?”, le preguntó a uno de sus guardias. No hubo respuesta.
Lo llevaron a uno de los inmuebles y lo sentaron en un sillón viejo junto a Florence. Pasaron las horas y por la mañana un agente prendió un televisor que estaba frente a ellos. Se transmitía el noticiario matutino del canal 2 de Televisa. Unos minutos después, el periodista Carlos Loret de Mola anunció en la pantalla un enlace para transmitir el rescate de unos secuestrados. Israel dice que observó en la pantalla su propio rancho y luego otra toma de la cabaña en la que se encontraba. Se abrió la puerta y ya lo estaban videograbando. Lo levantaron, lo tiraron al suelo e hicieron “como que me esposaban…”.
Los testigos
Ezequiel Elizalde declaró que lo secuestraron la mañana del 4 de octubre de 2005. Dos hombres armados entraron al billar Elimen, propiedad de su padre, Enrique Elizalde, y se lo llevaron en una camioneta Chevrolet color gris tipo Van. Sus plagiarios pidieron 2 millones de pesos como rescate.
En su declaración, Cristina Ríos Valladares manifestó que la secuestraron junto con su esposo Raúl Ramírez Chávez, y el hijo de ambos, Cristian Hilario Ramírez Ríos, la mañana del 19 de octubre de 2005.
Viajaban en un Jetta azul rumbo a la escuela de su hijo, Centro Escolar Las Américas, ubicada en la colonia Estrella. Raúl Ramírez precisó que circulaban por la lateral de avenida Ferrocarril Hidalgo cuando un camión de redilas obstruyó el paso de autos que iban detrás de su vehículo, mientras que de una camioneta tipo Van color claro bajaron tres individuos encapuchados que portaban armas largas. Éstos los subieron a la camioneta y se los llevaron. Sus captores liberaron a Raúl para que consiguiera el dinero para el rescate de su esposa e hijo: 15 millones de pesos.
En su primera declaración tras ser liberados, el 9 de diciembre de 2005, ni Cristina ni su hijo reconocieron la imagen y la voz de Florence. Dijeron, además, que no habían sufrido ningún abuso físico o sexual. En declaraciones ampliadas cambiaron su versión.
El 14 de febrero de 2006, el niño identificó la voz de Florence como la de la persona que le sacó sangre y le dijo: “aprieta el brazo” con “acento raro (…) como de no mexicana”. Un día después Cristina Ríos recordó que escuchó la voz de Florence “desde la primera casa de seguridad” cuando “bromeaba con los demás cuidadores”. Además, su hijo le contó que le sacaron sangre, pero que no lo hizo un doctor, “sino una mujer, ya que le había visto la mano, la cual era muy delicada y suave”.
Ezequiel Elizalde es el único de los secuestrados que desde la primera declaración reconoció la voz de Florence como la de uno de sus captores. Dice que “hablaba con acento extranjero, al parecer de origen francés, ya que arrastraba la ‘R’”. Dice que esa mujer le llevó unos sándwiches y que le recomendó no hacerse “el héroe” ni hacer “pendejadas” porque “si no, íbamos a acabar mal”. También dijo que la pudo ver. Llevaba pasamontañas y lentes negros, pero se asomaba parte de su “cabello teñido color güero”. Afirma que tres días antes de que lo rescataran, “la mujer con acento extranjero” le produjo un piquete en el dedo meñique de la mano izquierda que le dejó una cicatriz (la cual posteriormente resultó ser una pequeña marca congénita). Además, lo amagó con enviarle un “regalito a su papá” y le dio a escoger entre un dedo o una oreja.
Hubo un testimonio más que incriminó a Florence: el de Leonardo Cortés López, de 29 años y comerciante de verduras que tenía un puesto “metálico sobre ruedas” en la esquina de las calles Norte 58-A y Oriente 91 en la Ciudad de México, muy cerca del domicilio de Cristina Valladares, quien además era su clienta.
Declaró que vio por televisión la liberación de Cristina y de su hijo y que en ese momento identificó a Florence como la mujer que “seguía” a su clienta cuando ésta iba de compras. Señaló que en una ocasión la “extranjera” vigiló a Cristina desde la farmacia Río Blanco, que se encuentra frente a su puesto de verduras.
Sin embargo, Cortés no pudo ratificar ni ampliar su declaración. La razón: murió el 21 de mayo de 2006 cuando la camioneta que conducía –una Pick-Up Chevrolet modelo 2001– volcó sobre la carretera El Arenal-Chimipal, en el estado de Hidalgo, según se asienta en la Averiguación Previa 1/1/667/2006 de la Procuraduría General de Justicia de dicha entidad.
Tanto en el auto de formal prisión que decretó la primera juez del caso, Olga Sánchez Contreras, como en la toca penal 198/2008 dictada por el segundo juez, Fermín Rivera, se otorga valor
probatorio a dichos testimonios, así como a otras “evidencias”. Una de ellas: Florence vivió en el rancho Las Chinitas durante los 15 días que estuvieron allí los secuestrados, aunque ella utilizaba una cabaña ubicada al fondo del rancho y los plagiados se encontraban en un inmueble ubicado casi al frente y a la derecha del portón de entrada.
Además, de acuerdo con el inventario de objetos y documentos requisados, los recibos telefónicos del rancho correspondientes a octubre y noviembre de 2005 están a su nombre.
Las relaciones
Del expediente del caso se desprende que Valeria Cheja era amiga de dos de las personas involucradas en su plagio: los hermanos Marco Antonio y José Fernando Rueda Cacho, quienes incluso fueron a su fiesta de cumpleaños.
Los hermanos Rueda Cacho tienen un primo de nombre Édgar Rueda Parra, quien cuidaba a los secuestrados, entre ellos su propia tía y su primo: Cristina Ríos Valladares y su hijo Cristian. De hecho, en varias declaraciones ampliadas, el menor señaló que la voz de uno de los secuestradores “se parece a la de mi primo Édgar” y que en una ocasión a éste se le salió preguntarle en voz alta a uno de sus compañeros “si ya le habían traído las medicinas” a su tía. Cuando se dio cuenta de su error, sólo dijo: “Chin”.
Israel Vallarta es cuñado de Alejandro Mejía Guevara, su supuesto cómplice, quien aparece como arrendatario de la casa de seguridad de Xochimilco, primer sitio en que estuvieron los secuestrados. No obstante, en un cateo realizado a esa finca el 28 de diciembre de 2005 “aparecen diversas identificaciones a nombre de Alejandro Jiménez Cortés, propietario del inmueble”, según consigna el documento de la diligencia de cateo.
Alejandro Mejía Guevara es amigo de Luis Fernando Rueda Cacho, quien convenció a su padre para que le prestara al primero 108 mil pesos, dejándole como garantía el auto Volvo gris utilizado en el secuestro de Valeria Cheja.
Sin embargo, la relación más intrigante es la que sostuvieron Israel Vallarta y Eduardo Cuauhtémoc Margolis Sobol, de origen israelí, exagente del Mossad y exsocio de Sebastián, hermano de Florence.
En su declaración preparatoria, Israel dijo que a mediados de 2002 llamó por teléfono a su “amigo” Sebastián. Éste le comentó que “estaba iniciando un negocio” y que quería platicárselo. Añadió que justamente se encontraba con uno de sus socios y lo invitó a unirse con ellos en el lugar en que se encontraban: el restaurante Cleint de avenida Masaryk, en Polanco. El socio era Margolis. Vallarta no aclaró qué clase de negocio le propuso Sebastián. Sólo refirió que después de comer y platicar se despidió de Margolis, e intercambiaron sus números telefónicos.
Agregó que a partir de ahí siguió viendo a Margolis, al margen de Sebastián. Lo invitó varias veces al rancho Las Chinitas y que, incluso, en una ocasión “tuvimos relaciones íntimas él y yo”. Aseguró que el israelí le tenía “tanta confianza” que le regaló un auto Passat que estaba a nombre de su empresa y un radio nextel para que ambos estuvieran en comunicación.
Vallarta sostiene que Margolis le platicaba de sus negocios, sobre todo los de su empresa de seguridad y mediación para liberar secuestrados, pero que empezó a contarle que “tenía información de personas secuestrables”. Israel afirmó: “Me di cuenta que era una persona muy peligrosa”. Comentó luego que éste le advirtió: “no intentes pasarte de listo. Cuidado con tu boca”. Según su versión se alejó de él y después se enteró de que había tenido problemas con Sebastián y que incluso había amenazado con hacerles daño a su esposa e hijos. Después empezó el noviazgo con Florence.
En su declaración, Israel afirmó que Margolis es el único que tiene el poder y el dinero para involucrarlo en las acusaciones de secuestro que actualmente enfrenta. Insistió en su inocencia y pidió protección para él y su familia. En la misma declaración describió que en la mañana del 10 de diciembre de 2005, un día después de realizado el montaje de rescate para la televisión, “una persona vestida de civil de color beige, ingresó en la galera en la que me encontraba (en las instalaciones de la SIEDO), me levantó, me golpeó con puños y pies y me dijo: ‘te manda los buenos días tu judío favorito. Que ya sabes: que si hablas te mueres tú y toda tu familia’, quedándome claro a quién se refería”.

Bruno Traven


El Misterio del escritor invisible
Publicado en El País Semanal (
www.elpais.com), 05/04/2009;
Se ocultó bajo infinidad de seudónimos. Borró todas sus pistas. Fue aventurero, curandero, marinero y escritor. B. Traven, el autor de 'El tesoro de Sierra Madre', llevó una vida tan misteriosa como su personaje. Por primera vez vemos su álbum de fotos.
Fue el rey del disfraz. Un escritor de éxito camuflado detrás de infinidad de nombres. El autor de obras maestras como El tesoro de Sierra Madre o El barco de la muerte pudo ser muchas otras personas, por ejemplo, Feige, un simple cerrajero polaco; un actor llamado Ret Marut; también un anarquista condenado en Múnich por revolucionario; un marinero de origen noruego llamado Traven Torsvan e, incluso, Hal Croves, un agente literario. Todos fueron él en alguna etapa de su vida, pero ¿quién fue B. Traven, el nombre bajo el que se cobijó? El hombre que nadie conoce -el título de una antología de sus cuentos- se dedicó durante toda su vida a esparcir pistas falsas sobre su identidad. Hoy, 40 años después de su muerte, se conmemora el Año Internacional Traven, una sociedad se dedica a dar a conocer sus obras, y especialistas y curiosos especulan aún sobre la realidad del autor del que Albert Einstein dijo que se llevaría sus libros a una isla desierta.
"La historia de mi vida es asunto mío", afirmó Traven en más de una ocasión. Se ocultó siempre como un fugitivo. "La única fecha que sabemos con certeza del misterioso escritor B. Traven es el día de su muerte", afirmó categóricamente la revista Stern en 1982. Su viuda, Rosa Elena Luján, con la que se casó en 1957, guarda en México la memoria de su marido y también sus secretos, aunque por primera vez ha accedido a mostrar las fotografías del hombre que nadie pudo retratar coincidiendo con la reedición en España de El tesoro de Sierra Madre (editorial Acantilado).
El hombre llamado B. Traven murió el 26 de marzo de 1969 en México DF. Su última voluntad fue que sus cenizas fueran esparcidas en el río Jataté, en la selva de Chiapas. Un lugar muy querido para el escritor que recorrió en infinidad de ocasiones. "En cuanto sienta que se aproxima mi fin, me refugiaré como una bestia en la maleza más tupida, donde nadie pueda seguirme. Ahí esperaré la sabiduría infinita con gran devoción y reverencia y volveré, en paz y con tranquilidad, a la gran unidad de la que surgí al nacer. Daré las gracias a los dioses si tienen a bien saciar con mi cadáver el hambre de zopilotes famélicos y perros abandonados, para que no quede ni un huesito blanco".
Traven forma parte de esa comunidad de escritores invisibles, aquellos que se esconden del público. "Los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor son su propiedad más valiosa", escribió el autor de El guardián entre el centeno, J. D. Salinger, uno de los autores más celosos de su vida, junto con Thomas Pynchon, otro de los ocultos de la literatura norteamericana. En el caso de Traven, tan sólo en sus libros se encuentran algunas respuestas al enigma de su vida: "¿Que dónde queda mi patria? En el lugar en el que esté y en el que nadie quiera saber quién soy, ni qué estoy haciendo, ni de dónde soy: ésa es mi patria, mi tierra" (El barco de la muerte).
Traven fue un maestro en fabricar falsas noticias sobre su vida. En algún momento hizo correr el rumor de que él podría ser el escritor Jack London -se suicidó en California en 1916; la leyenda dice que fingió su muerte y reapareció convertido en Traven-. Aseguraba haber nacido en Chicago el 5 de marzo de 1890, nunca asistió a la escuela y se enroló en un barco mercante antes de alcanzar la adolescencia. En otra ocasión afirmó que descendía de una saga de marinos y situó sus orígenes en el norte de Escandinavia. Siempre sostuvo que llegó por primera vez a México como grumete en un barco holandés, y sus libros reflejan los múltiples oficios que ejerció: marinero, recogedor de algodón, perforador de pozos de petróleo, panadero, explorador o curandero. Ni un dato más. Ni siquiera se pudo establecer con certeza el año en que nació, aunque posiblemente fuera entre 1880 y 1882. Cuentan que la revista Life llegó a ofrecer 5.000 dólares a cualquiera que ofreciera una pista para descubrir el misterio de Traven.
Karl. S. Guthke, posiblemente quien más se ha aproximado a la verdad sobre los orígenes del escritor, proporcionó las claves de su vida en B.Traven: biografía de un misterio. La investigación llevada a cabo por Guthke concluye que Traven fue Marut, uno de los líderes intelectuales de la República de Consejos Bávara de Obreros, Soldados y Campesinos de Múnich, creada poco después de terminada la I Guerra Mundial. Condenado a muerte, huyó de Alemania. Traven mató a Marut en 1924: "El bávaro de Múnich ha muerto", escribió en su diario el 26 de julio de 1924.
Jaume Vallcorba, editor de Acantilado y Quaderns Crema, sostiene que Traven fue un escritor genial. "Su personalidad tiene una enorme fascinación por el aura de secreto que se creó en torno a él. Se llegó incluso a decir que Traven era el seudónimo de Esperanza López Mateos [la hermana del que fue presidente de México de 1958 a 1964], su fiel colaboradora hasta su temprana muerte". Para Vallcorba están claros los orígenes del escritor: "Que fue Ret Marut no presenta ninguna duda; Traven era redactor de un periódico bávaro llamado Der Ziegelbrenner (el ladrillero) y fue condenado a muerte por sus artículos. Un buen día desapareció y apareció años más tarde en México". Traven fue en vida un autor muy popular. Sus libros cosecharon un gran éxito y millones de lectores. "Hace diez años", dice Vallcorba, "fui a México para conseguir sus derechos de autor y conseguí contactar con María Eugenia Montes de Oca, hija de Rosa Elena Luján, la viuda de Traven. Yo he visto su máquina de escribir y centenares de fotos que él sacó durante el tiempo que vivió en Chiapas, en la selva. He ojeado sus cuadernos y he visto las botas mexicanas que usó siempre. Es un personaje fascinante y un escritor magnífico, por eso he decidido publicar alguna de sus novelas, como El tesoro de Sierra Madre o El barco de la muerte, que estaba descatalogado".
En 1948, cuando John Huston llegó a México para rodar El tesoro de Sierra Madre quiso conocer a Traven. El escritor se hizo pasar por su secretario, Hal Croves. Un tiempo después, un periodista mostró una foto de Traven a Humphrey Bogart, que interpretaba el papel de Dobbs, uno de los buscadores de oro, en la película, y le preguntó si le conocía. Bogart respondió: "Claro que sí, amigo. He trabajado con este tipo durante 10 semanas en México".
Callado, reservado. Traven propiciaba equívocos a la menor provocación. "Un hombre que siendo uno, fue siendo otro al paso del tiempo", escribió Luis Suárez en el prólogo a las obras del escritor publicadas por la editorial Aguilar en 1969. Traven fue capaz de llevar a extremos insospechados su cautela frente al mundo. Al negar ser quien era a todos los que aseguraban haberlo conocido, se transformó así en un personaje de ficción.
'El tesoro de Sierra Madre', de B. Traven, acaba de salir a la venta publicado por Acantilado.

Miedo al futuro

Miedo al futuro/Reportaje
FRANCESC MIRALLES

Publicado en El País Semanal (www.elpais.com), 05/04/2009;
El pánico a lo que llegará puede paralizar nuestro presente. La solución: en vez de preocuparnos por lo que vendrá, ocuparnos por lo que sucede aquí y ahora.
El miedo al futuro es un fantasma capaz de hacer caer la Bolsa en picado, detener fábricas y mandar al paro a millones de personas. Detrás de esta crisis existe un poder intangible: el clima de desconfianza que podríamos llamar futurofobia. Algo ha cambiado y desconocemos lo que vendrá a continuación, pero nos asustamos por el mero hecho de no saberlo.
Podemos hacer un símil entre el pavor que está marcando este 2009 y el pánico anticipatorio que padecen las personas fóbicas. Quien tiene miedo a las aglomeraciones, por ejemplo, dispara sus alarmas antes de que se encuentre en la situación temida. Ese miedo “adelantado” a menudo provoca más sufrimiento que el momento que trata de evitar. Del mismo modo, la futurofobia resulta más angustiante y paralizadora que las propias pruebas que el destino va poniendo en nuestra senda, con crisis o sin ella.
Desde la revolución industrial, los avances técnicos, económicos y sociales hacían augurar a la población que los tiempos venideros serían siempre mejores. En el siglo XX, el optimismo hacia el futuro empezó a convertirse en temor. Dos guerras mundiales con un crack financiero en medio y la bomba atómica sembraron la idea de que el porvenir era imprevisible y peligroso. Los aires de esperanza tras el fin de la guerra fría duraron poco, ya que la amenaza se trasladó a otros frentes.
EL CIRCUITO DEL PÁNICO
“El problema de este siglo es que el futuro ya no es lo que era” (Paul Valéry)
Desde los atentados del 11 de septiembre, el miedo a nuevas agresiones ha guiado las políticas y los prejuicios de ambos bandos. Con la actual crisis económica, el pánico al futuro ya es un clima en el que debemos aprender a respirar. Para ello es importante comprender de qué manera incide en nuestro modo de pensar.
La periodista científica –además de poeta– Yaiza Martínez habla de un “circuito del miedo” descubierto recientemente en un estudio neurológico. Por las resonancias magnéticas efectuadas en 40 voluntarios norteamericanos se ha descubierto que la preocupación por lo que va a suceder se graba en el cerebro con la misma intensidad que un hecho negativo real. Al angustiarnos por el futuro activamos el “circuito del miedo”, lo cual explica por qué el pánico anticipatorio resulta más desagradable que la situación real. Cuanto más tiempo y energías dedicamos a pensar en lo que sucederá, nuestro miedo crece cada vez más.
Para desconectar este circuito, la solución es sustituir los pensamientos negativos que dejan falsos recuerdos por ocupaciones inmediatas. Dicho de otra forma: en lugar de pre-ocuparnos por lo que sucederá, nos ocupamos en lo que está sucediendo aquí y ahora.
El miedo, sin embargo, no es una emoción que podamos alejar a voluntad. Es más, se refuerza cada vez que tratamos de evitarlo. ¿Cómo podemos entonces deshacernos de él?
Según el pensador hindú Jiddu Krishnamurti, para desactivar cualquier temor, también la futurofobia, el único instrumento eficaz es nuestra capacidad de comprenderlo. En lugar de oponernos a él, debemos analizar las reacciones que genera en nosotros. Al observar fríamente lo que nos asusta, nuestro temor adquiere unas dimensiones proporcionadas, sin la inflación del pánico anticipatorio.
Nos preguntamos: ¿qué podría pasar en el peor de los casos? Y vemos que el resultado no es tan terrible como para que nos angustiemos de este modo. Podemos incluso plantear alternativas que llevaríamos a cabo en caso de que nuestro temor se hiciera realidad.
Identificar y comprender nuestros miedos nos permite sobreponernos a ellos, del mismo modo que la evitación sólo sirve para reforzarlos. En palabras del propio Krishnamurti: “Los seres humanos hemos desarrollado astutamente una red de escapes: entretenimientos, bebida, sexo, cualquier cosa nos sirve para escapar del miedo. Pero si queremos vivir como seres humanos tenemos que resolver el problema. Vivir con miedo es como vivir en la oscuridad, con un conflicto y una resistencia enormes. Cuanto mayor es el miedo, mayor es la tensión, mayor es la neurosis, mayor el impulso de escapar”.
Por tanto, lo primero que debemos hacer es no tener miedo al miedo. Si el futuro nos angustia, veamos cuáles son nuestros temores y por qué no los hemos resuelto todavía.
Dado que los humanos somos una especie eminentemente práctica, si la futurofobia no presentara ventajas, sin duda ya nos habríamos deshecho de ella. ¿Qué compensaciones hacen que evitemos enfrentarnos al miedo al futuro, que es el miedo a lo desconocido?
Podemos encontrar las claves en el célebre poema de Kavafis Esperando a los bárbaros. Narra la situación de una ciudad en la que todo está detenido ante una amenaza exterior: los senadores no legislan, el emperador no gobierna y el pueblo no hace nada. Cuando llega la noticia de que los bárbaros nunca llegarán, los rostros se vuelven graves y reina la confusión: “Y, ahora, ¿qué será de nosotros sin los bárbaros? Esta gente eran de algún modo una solución”.
Aplicando esta reflexión a la coyuntura actual, los bárbaros –la crisis y sus consecuencias– son la excusa ideal para perezosos y conformistas. Si no innovamos ni arriesgamos a causa de las malas perspectivas, no habrá manera de salir de esta situación.
Sobre esto, el psiquiatra y novelista argentino Pacho O’Donnell opina que esta clase de parálisis tiene su origen en el temor al incumplimiento de las expectativas que nos hemos formado: “El hombre no es una realidad ya hecha, sino que, por el contrario, está siempre haciéndose. Es esencialmente proyecto, está arrojado hacia el futuro. Ése es el horizonte de cumplimiento de sus expectativas, pero también de sus fracasos. (…) En este sentido, el miedo al futuro y el miedo al fracaso son casi equivalentes”.
En su opinión, la única manera de librarnos de la futurofobia es “valorar más el camino que la llegada”; es decir: disfrutar de cada momento presente con el que pavimentamos nuestra senda hacia el futuro.
EL MIEDO ES EL MIEDO
“Nunca temas a las sombras. Sólo significan que hay una luz brillando cerca” (Ruth E. Renkel)
Según el editor y escritor Juli Peradejordi, el miedo también nos ofrece enseñanzas para el futuro si sabemos leer su mensaje. Para explicar el sentido del miedo se sirve de la figura del espantapájaros.
En una primera lectura, el espantapájaros asusta a los pájaros. Pero si en lugar de salir huyendo, el ave decide acercarse, entonces se abre una tercera fase. “Cuando el miedo ha desaparecido tiene lugar una verdadera revelación: el espantapájaros no es un peligro, sino una oportunidad, ya que nos señala con precisión el lugar en el que podemos encontrar alimento. Por un baile de letras el miedo se ha convertido en el medio”.
Este juego de palabras nos revela algo altamente provocador: el miedo indica dónde se halla el tesoro. Cada temor descubre un aspecto no resuelto del que debemos ocuparnos. Así como los pájaros se nutren de los sembrados, el alimento de nuestro futuro es despejar las brumas que no nos dejan ver con claridad el horizonte.
Por tanto, bienvenido sea el miedo al futuro si nos sirve para ocuparnos de un tema no resuelto: cómo encaramos el resto de nuestra vida, cuáles son nuestras prioridades y qué vamos a hacer a partir de ahora mismo para alcanzar nuestras metas.
CADA UNO ES SU PROPIO ORÁCULO
“El curso
de la vida es impredecible. Nadie puede escribir su propia biografía por adelantado” (A. J. Heschel)
Entre los que se han ocupado de desmontar el espantapájaros está Veer Sharma, que toma las iniciales del término ‘miedo’ en inglés, fear, para dar la siguiente definición: “False evidence appearing real”; es decir, una evidencia falsa que parece real.
Cuando hablamos de futuro todo son estimaciones, porque el verdadero oráculo del porvenir es la propia persona. Lo que venga no caerá del cielo, sino que será el resultado de miles –o incluso millones– de decisiones personales que habremos tomado en el presente. Sin duda, nuestras expectativas condicionan el futuro, pero la buena noticia es que también podemos decidir cómo contemplamos el mundo para encontrar el rumbo adecuado.
Combatir La futurofobia
Libros
‘Sobre el miedo’, Jiddu Krishnamurti (Edaf).
‘No miedo’, Pilar Jericó (Alienta).
Películas
‘Corre, Lola, corre’, Tom Tykwer (Columbia).
‘Elling’, Peter Naess (Manga).
Discos
‘The future’, Leonard Cohen (Columbia).
‘Changes’, David Bowie (Emi).
¿CUÁLES SON TUS MIEDOS?
“No existe el miedo en abstracto, siempre está en relación con algo. Está el miedo a perder nuestro empleo, a no tener suficiente comida o dinero, (…) el miedo a no tener éxito, a perder nuestra posición en la sociedad, el miedo al dolor y a la enfermedad, a ser dominados, a no conocer jamás lo que es el amor o a no ser amados, a perder a nuestra esposa o a nuestros hijos, el miedo a la muerte, a vivir en un mundo que es como la muerte…
Debemos examinar nuestros temores en sí, y a la vez, examinar la red de escapes que hemos desarrollado para librarnos de ellos”.(Jiddu Krishnamurti)

Fuera de Agenda / Los lastres de Sinaloa

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