5 ene 2009

Duele Gaza


Hamas y tropas israelíes libran intensos combates en las calles de Gaza
La lucha se da casi cuerpo a cuerpo
Soldados del Ejército israelí continuaron avanzando hoy sobre la ciudad de Gaza, bajo la luz rojiza de las bengalas, pero se encontraron con una férrea defensa de los milicianos de Hamas; empero, lograron tomar el control de varios objetivos buscados.
El parte oficial del Ejército israelí afirma que mataron a 100 milicianos de Hamas y capturaron a otros 100.
La cadena de TV árabe Al Jazzera, informó que por lo menos tres soldados israelíes murieron en los combates.
La dramática cifra global de víctimas, según fuentes del gobierno palestino, llega a 600 muertos y 2,700 heridos.
Anoche Israel reconoció la muerte de tres soldados por disparos de uno de sus tanques desplegados en Gaza, lo que eleva a cuatro el total de bajas.
Junto a los tres soldados israelíes que fallecieron, otros 20 resultaron heridos -cuatro de ellos de gravedad- por el disparo de un tanque que por error golpeó el inmueble en el que se encontraban los militares, en el norte de la franja de Gaza, según informó un portavoz de las Fuerzas Armadas israelíes
En lo que sí coinciden ambos bandos es que los enfrentamientos más duros se registraban esta noche. Los más importantes tienen lugar en los alrededores de la ciudad de Gaza, en una franja de tierra que se extiende desde el barrio Tufah hasta Beit Hanun, norte de la Franja.
Miles de palestinos han abandonado sus hogares para refugiarse en un lugar seguro, que no existe.
Las escuelas de la Agencia de Naciones Unidas están repletas. La mayoría del millón y medio de habitantes de la franja, dividida en tres porciones por el Ejército israelí, vive sin luz, sin agua, con escasos alimentos... No se había visto hasta ahora en Gaza a gente buscando comida en vertederos. Las escenas ofrecidas por canales de televisión árabes son horripilantes: demasiados niños auscultados a los que los médicos cierran los ojos para taparles enseguida con una manta. Un centenar en 10 días.
A todo esto, e l presidente francés, Nicolas Sarkozy, en misión de paz en Oriente Medio, pidió hoy un alto el fuego "lo más pronto posible".
En conferencia de prensa en Ramallah junto al mandatariio palestino, Mahmud Abbas, Sarkozy dijo que la Unión Europea trabajaba por lograr una tregua.
Al mismo tiempo, y en un lenguaje diplomático que intenta no herir a ninguna de las partes, el mandatario francés condenó tanto los ataques con cohetes de Hamas y la ofensiva militar israelí.
Parado junto a Sarkozy, Abbas –enfrentado con Hamas- pidió un alto el fuego "inmediato e incondicional", en el décimo día de una ofensiva israelí en Gaza.
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HAY AL MENOS 24 HERIDOS
Tres soldados israelíes mueren en Gaza por un misil lanzado por error desde sus tanques
La cifra de soldados muertos desde el inicio de la operación asciende a cuatro
Del lado palestino, sólo el lunes murieron más de 100 personas, la mayoría civiles
El Ejército ya avanza en los territorios densamente poblados del norte de Gaza
Portal de el Mundo.es
martes 06/01/2009 04:01 (CET)
AFP REUTERS
GAZA.- Tres soldados israelíes murieron y, al menos 24 según France Presse, resultaron heridos por un proyectil de tanque israelí lanzado por error durante la ofensiva contra militantes palestinos en la Franja de Gaza, dijo el martes un portavoz del Ejército de Israel. Cuatro de los soldados están, además, graves.
Un portavoz militar israelí declaró que un tanque disparó el lunes hacia un edificio que los soldados habían ocupado en el norte de la Franja de Gaza.
Uno de los heridos está en estado crítico, informó el diario 'Haaretz' en su edición 'online'. Por lo tanto, la cifra de soldados israelíes muertos desde el inicio de la operación militar en la Franja de Gaza asciende a cuatro.
Con la caída de la noche, los combates entre los soldados israelíes y los milicianos palestinos recrudecieron.
Testigos informaron sobre tiroteos y ataques con tanques. Según el diario 'Jerusalem Post', el Ejército avanzó por primera vez en los territorios densamente poblados del norte de Gaza. Varias viviendas de palestinos fueron destruidas. Combatientes de Hamas lanzaron granadas contra las tropas israelíes.
100 palestinos mueren en los ataques el lunes
Según medios de prensa israelíes, en los enfrentamientos del lunes se estima que murieron unos 100 palestinos. La autoridad sanitaria en Gaza informó por la noche de, al menos, 50 muertos y otros 150 palestinos heridos, la mayoría civiles, según la autoridad sanitaria.
El incidente del 'fuego amigo' de Israel ha causado, por su parte, el mayor número de bajas del Ejército israelí desde que
lanzó hace más de una semana su ofensiva contra la Franja de Gaza.
Según el servicio online Y-Net, que cita fuentes militares, en los combates registrados al norte de Ciudad de Gaza, otros 30 soldados fueron heridos, nueve de ellos de gravedad.
El diario 'Haaretz' indica que los israelíes murieron como consecuencia de disparos de sus propias filas. Otro soldados resultó gravemente herido.

Paraíso inhabitado


"a mí me apasiona la literatura es porque me apasiona la vida. Porque he vivido mucho. Porque me gusta vivir..." Ana María Matute
Gabriela Cañas entrevista a Ana María Matute: "Soy un limonero enamorado de un abeto"
(Dice: "Goethe decía que él era un abeto enamorado de un limonero. Porque tenía pasión por los países mediterráneos. Yo soy un limonero enamorado de un abeto.")
Publicada en El País Semanal (www.elpais.com), 04/01/2009;
Ana María Matute, como el mundo literario sabe muy bien, no es una autora de cuentos infantiles, aunque ha escrito muchos. Es una novelista con una gran capacidad de fabulación. Una novelista muy galardonada (Premio Nadal, Planeta, Nacional, de la Crítica, Fastenrath y del Café Gijón, entre otros), que en los últimos años la hizo famosa su trilogía medieval: Torre vigía, Olvidado rey Gudú y Aranmanoth. Ahora, después de ocho años sin publicar y de meses de hospital, ha logrado sacar por fin su siguiente novela, Paraíso inhabitado (editorial Destino), el relato en primera persona de los primeros años de vida de una niña que se llama Adriana y que comparte muchas, muchas cosas con la gran Ana María.
Tiene 83 años y el humor de una niña. Después de ocho años sin publicar, la reconocida novelista vuelve al mundo de la infancia y la imaginación con 'Paraíso inhabitado'.
Ana María Matute ha pasado ocho meses casi ininterrumpidos en el hospital. Tiene los huesos de cristal, como ella misma explica, y ya se está recuperando, aunque son evidentes los estragos de las dolencias que la han mantenido lejos de su casa y de la literatura, si es que esto segundo fuera posible. Se ayuda de una muleta para caminar y es más delgada y menuda de lo que yo imaginaba. Le ha costado estar preparada al mediodía. Asegura que a esas horas todavía está torpe y adormilada porque se queda despierta hasta muy tarde leyendo. "¿Qué
otra cosa iba a hacer?", se pregunta en voz alta con una mueca cómica.
Nos recibe en su casa de Barcelona, un sobreático estrecho que comparte con su hijo y su nuera en el que las estancias y los pasillos se reducen aún más por culpa de los libros apilados a veces desordenadamente de su único hijo. Dice que en sus tiempos a las niñas no las educaban; que sólo les enseñaban modales que ella desprecia. Sin embargo, ejerce impecablemente el papel de solícita anfitriona. "¿Que ha venido hoy de Madrid? Entonces podemos comer juntas, no va a estar sola por ahí". Y así hacemos, tras la entrevista comemos juntas en el pequeño restaurante que hay junto a su casa, donde la llaman Ana Mari. Se ha sumado una de sus mejores amigas, una editora mucho más joven que ella que la trata con mimo. Pero para entonces, Ana María Matute, bien despierta, ya ha hecho gala de esa viveza que le desborda y de ese sentido del humor que tanto aprecian los que la quieren y la tratan.
Es conocido que ella siempre ha contado cuentos a su hijo primero, a sus sobrinas después, y también a los niños de Sitges, que corrían a su casa a escuchar su último relato. Sin duda, Ana María Matute se encuentra cómoda en el papel de cuentista. Porque a lo largo de toda la conversación, al igual que dos días más tarde ante un nutrido grupo de periodistas, Ana María Matute bromea, gesticula cómicamente y, sobre todo, incorpora paréntesis que incluyen tonalidades diferentes de voz.
"Uno de los personajes de un cuento infantil que escribí, un cuento muy bonito...". Y de pronto, se para y pone una voz grave, de narrador: "Dijo ella, modesta". Y a los postres, se le escapa una frase hecha, tras la cual se acerca a mi oído de nuevo la voz del narrador: "Dijo ella, original". Y es difícil no reírse. No dejarse llevar por el torrente de esta mujer que ahora parece físicamente tan vulnerable y que se queja de tener un cuerpo que ya no le sigue mientras disfruta de una cabeza que está, asegura, tan mal como cuando tenía 20 años. "Porque yo siempre he estado un poco p'allá. Como todos los escritores". Sólo deja de hacer bromas cuando al final de la entrevista le pido que describa a sus duendes favoritos.
-Ana María, ¿cómo son los gnomos?
-Hay de muchas clases. ¡Huy! Hay muchos tipos de criaturas de la hierba. No son todos iguales. Ni mucho menos. Tienen diferentes nombres. Depende también de las zonas. Los que más conozco son los de bosque. Pero es que hay tantos... Mira, la gente asocia a la palabra hada la capucha, la varita... Ésas no existen. Un hada, para empezar, es de sexo indeterminado. Puede ser una criatura no precisamente guapa. O puede ser bellísima. Y hay de muchas formas y tamaños. Hay personas a las que ves por la calle y te das cuenta. Ésta es un hada. Disimulan, pero tú te das cuenta. Siempre tienen algo...
-¿Qué es?
-Se les nota. No sé...
-¿Y cómo son los trasgos?
-Hay dos vertientes. Hay el trasgo bello, bellísimo, que va por las veletas. Hay otro trasgo malo, feo, que hace barrabasadas. También hay el trasgo subterráneo, el trasgo del sur, el del rey Gudú [su gran novela Olvidado rey Gudú].
-En 'Olvidado rey Gudú' los trasgos aparecían y desaparecían por las chimeneas. Siempre me han dado miedo las grandes chimeneas.
-Todos los niños los ven, lo que pasa es que luego se olvidan. Pero no entiendo por qué te daban miedo las chimeneas.
-Me parecía que por ahí podía aparecer cualquier cosa.
-Y así es. Los trasgos, además, se acuestan tranquilamente en las brasas. Juegan con las ratas. No llegan a ser ni malos ni buenos. Su naturaleza es así. Les gusta mucho gastar bromas, pero gastar bromas pesadas a los humanos. Eso les gusta mucho. Y hay de todas clases. Por ejemplo, cuando un hombre se emborracha puede llegar a ver a un trasgo. Y si él bebe se puede hacer visible a los humanos; demasiado visible a los humanos. Porque es el punto en el que se parecen, cuando están embriagados.
-Usted da envidia. Es una persona, una escritora, capaz de recrear la infancia una y otra vez, de manera que en realidad ha logrado alargarla enormemente. La ha revivido muchas veces.
-La mayoría de las personas, por no decir que todo el mundo, están marcadas por la infancia. Por el niño que fueron. Puede que no se den cuenta, puede que no lo aprecien, pero están marcados. Y yo, especialmente. [Se ríe]. El mundo de la infancia me parece importantísimo. Lo que se vivió de niño es algo que no se separa nunca de ti. Influye en tus actitudes. El niño que fuiste está ahí dentro, aunque esté medio asfixiado, pero está ahí dentro. Y sale cuando menos lo pensamos.
-Sí, pero usted además ha adornado esa infancia, fabulando sobre ella, redescubriendo el mundo, rescatando recuerdos que otros hemos olvidado.
-Es la memoria, la memoria literaria, que además se transforma. Porque la memoria es una cosa muy misteriosa. Por ejemplo, tú tienes un recuerdo con un hermano o con un amigo de la infancia. Pues bien, yo lo cuento de una manera, y él, de otra. Eso es muy misterioso.
-De alguna manera, usted es una superviviente. No, de alguna manera, no; de muchas. [Se ríe]. Lo digo porque me parece que usted ha sido capaz de superar muchas cosas gracias precisamente a esa capacidad suya de tener su propio mundo.
-Eso es verdad. Siempre he tenido como la balsa del náufrago. Tengo mi mundo y ése no me lo puede quitar nadie. Eso me ha salvado. Me ha salvado muchas veces.
-Durante su infancia, teniendo en cuenta que empezó a escribir a los cinco años, es evidente que la literatura y esa capacidad suya fue lo que la salvó.
-Sí, sí. Y eso que mi infancia no fue mala, sino incomprendida, que no es lo mismo. Lo que pasa es que mi madre no me entendió nunca de niña. Luego, cuando ya era mayor, entonces sí, fíjate qué cosa. Y entonces ya se murió, cuando podíamos haber sido unas buenas amigas. Mi madre era un ser muy especial. Era muy severa. Así como mi padre era amable, mediterráneo, bon vivant, mi madre, en cambio, era muy castellana. Sin embargo, cuando se dio cuenta de lo que yo hacía me apoyó, aunque no dijera nada, y tuvo un gran respeto por ello. Y eso que en aquella época, que una niña saliera escritora era una cosa... [pone cara de escándalo], vaya, de locos. Casi de prohibirlo. Mi madre no. Al revés. A veces pienso que mi madre hubiera querido ser -fíjate, ¡pobre de mi!- como yo. Ella tuvo una vida más holgada, pero que no le satisfacía.
-Primero la favoreció y luego la entendió verdaderamente cuando era mayor.
-Sí, ella me ayudó muchísimo. Yo entonces escribía a mano y luego pasaba los borradores a máquina. Y, entonces, ella era la que me dictaba. Sólo ella podía hacer esto. Nadie lo hubiera podido hacer. Yo no hubiera podido con nadie más que con ella. Ella me dictaba y yo le hacía así [levanta una mano imperativa], y añadía, quitaba. Y ella seguía haciendo punto. Ja, ja. Me ayudó mucho. Y luego, otra cosa muy importante para mí, y es que -yo nunca pude sospecharlo- [con voz queda] cuando me casé, ¡aquel infausto día en que yo me casé! [con gesto y voz de exagerada desesperación], mi madre me dio una caja de cartón. Me dijo: "Toma, esto es tuyo". "¿Qué es esto?". "Es lo que escribías cuando eras pequeña". "¿Tú lo has guardado, mamá?". "Sí". "¿Y por qué no me lo decías?". Silencio.
-Ésos son los cuentos que luego terminaron en la Universidad de Boston. ¿Por qué allí?
-Porque me los pidieron. Y allí siguen. Ahora, cuando editan un libro con aquellos cuentos, ellos envían las fotocopias; siempre con mi permiso previo. A veces me han preguntado que por qué no los he enviado aquí a una universidad más próxima, de Madrid o Barcelona. [Se ríe]. Porque no me lo han pedido. Los únicos que me lo han pedido son ellos.
-¿Por qué ha tardado tanto tiempo en publicar este libro? Ya en 1987 tenía usted este proyecto con el título y todo, 'Paraíso inhabitado'.
-Es que he estado muy enferma. No podía. Empezaba y me quedaba a medias. En cuanto al título, bueno, es que siempre lo tengo. Yo cuando me pongo a escribir un libro ya sé el título, como sé también, casi, casi la última frase del libro. Lo que me cuesta más es la primera página. Hasta que encuentras el tono. Es como una sinfonía. Y cada libro tiene su tono.
-¿Cómo nota que ha encontrado ese tono?
-Porque me va bien, porque no tengo que llenar la papelera de folios arrugados y estar diciendo qué mal está esto, no sirvo para nada; es una porquería, no me gusta nada. Cuando no pasa eso, ya sé que he encontrado el tono.
-¿Cuál es el tono de esta nueva novela? ¿Cómo lo definiría?
-No lo sé. Es en primera persona, un relato contado por una mujer de 80 años, pero que conserva recuerdos de los primeros años de su vida.
-Ahí cuenta usted ese detalle tan mágico del azucarillo dentro del cuarto oscuro, que cuando la castigaban en el cuarto oscuro un día partió un terrón de azúcar y vio un magnífico destello azul.
-¿Lo ha leído usted?
-Sí.
Ah, ¿y le ha gustado?
-Sí.
-¿Sí?
-De verdad.
-Pero el libro no es autobiográfico, aunque hay muchos detalles, sí, como el del azucarillo. De la casa de Madrid, en la calle de José Abascal.
-Este libro parece relatar el final de la infancia, que termina de una manera abrupta. El padre desaparece, muere el amigo, comienza la guerra...
-El coche se ha roto, el amante de la tía se ha muerto y el unicornio ya no está.
-Me parece que así fue el final de su propia infancia, interrumpida también por la Guerra Civil.
-Sí, fue terrible. La guerra fue terrible. Nos marcó mucho a todos. A los que éramos niños en aquella época. Fíjate en que los escritores de mi generación no se han librado de hablar en algún libro o en muchos de la Guerra Civil. Más bien empezaron hablando de ella. Como yo. Bueno, miento. Yo no empecé con la Guerra Civil porque Pequeño teatro y Los Abel no versan sobre la guerra, aunque ya en Los Abel hay algunas cosas, como el incendio de la iglesia.
Indudablemente es una experiencia muy traumática. Es tremenda. Yo todavía ahora no soporto los fuegos artificiales. Tienen el mismo sonido que las bombas. Los bombardeos aquí en Barcelona fueron terribles. Por mar y por aire. Nosotros vivíamos en la calle de Platón y entonces veía el mar desde mi cuarto y pasaba un miedo espantoso. Te sientes tan impotente... Mi padre decía: cojámonos todos de la mano, contra el muro maestro. Y así nos quedábamos todos... [Se queda quieta, en suspenso, con cara de susto]. También me acuerdo de las colas. Nosotros, que éramos unos niños de clase burguesa, de esos que no salían más que con las tatas [pone cara de horror], teníamos de pronto que ir a hacer colas para conseguir el pan, sin que a nadie le importara. ¡Para nosotros era fenomenal! Porque teníamos libertad de entrar y salir... Parecíamos ratones deseando salir del queso. Mi hermano mayor y yo descubrimos la libertad. La disfrutamos mucho.
-He comprobado que mucha gente de su edad rechaza, quizá por miedo, los intentos de recuperar la memoria histórica, de remover esa parte del pasado.
-Es que de la guerra quizá ya no te queda el miedo, pero sí la tristeza, el desgarro y un despertar de odios. Entiendo que los que no han vivido la guerra tengan un sentimiento distinto, pero a mí me escalofría. Volver a repasar, a recordar. Me acuerdo del intento de golpe de Estado de Tejero [en 1981]. Yo iba con mi hijo en un taxi y oímos los tiros a través de la radio. ¡Mira!, me entró una desesperación... ¡Otra vez no! ¡No, por Dios, otra vez no! Mi hijo me preguntaba: "¿Pero qué te pasa, mamá?". El taxista y él empezaron a hablar de lo que estaba pasando y yo sólo decía: "No, otra vez no. No lo resistiré".
-Usted dice que durante la guerra se hizo roja perdida.
-Sí. Total. Me acuerdo de que mi hermana y yo [se ríe]... Éramos pequeñas. Yo cumplí los 11 años aquel mes de julio de 1936. Mi hermana tenía dos años más. Estábamos las dos en nuestro cuarto. Hacía calor. Y mi hermana de pronto me dice: "Oye, Ana María, si yo fuera pobre yo sería roja". Y yo le dije: "Y yo también". Y nos dimos la mano. [Se ríe otra vez].
-Y después escribió usted un libro sobre la guerra, 'Luciérnagas', que tuvo que publicarse censurado.
-Sí, bueno. Es que yo cambié... Imagínate. Como toda mi generación. La mayoría, vaya. Los padres eran de derechas y los hijos no. Aunque al principio era muy exaltada. Ahora ya no lo soy tanto. Ahora ya me he atemperado... Bastante. [Más risas].
-Inmediatamente después de la guerra conoce usted el éxito literario. Por cierto, no entiendo por qué se tardó tanto en publicar su primer libro, teniendo en cuenta que el editor ya se lo había pagado.
-Bueno, yo no tuve ocasión de llevar mi libro Pequeño teatro hasta mucho tiempo después, hasta que no tuve 19 o 20 años. Lo llevé a la editorial Destino en un cuadernito cuadriculado escrito a mano. Entonces había unos cuadernitos que tenían las tapas de hule negro, y en él, para humillar a los números, que los odiaba, lo llevé. Me costó mucho que me recibieran. El entonces director de Destino era Ignacio Agustí. Cuando por fin me recibió me dijo: "No, mira, esto lo pasas a máquina". Porque yo era una cría. Parecía más niña de lo que era. "Lo pasas a máquina y entonces lo traes y ya te avisaremos". Entonces lo pasé a máquina. Mi madre me ayudó. Y lo mandé. Y al cabo de una semana o diez días yo salía de casa y resulta que me encontré a Ignacio Agustí en la calle porque vivía al lado de casa. Y él me vio y se quitó el sombrero. Hasta entonces me había tratado como a una niña, claro. "¡Señorita Matute!". Y yo toda, ¡ay!, ¡ay! Y me dice: "Hemos leído su libro. Nos ha gustado... ¿Pero usted qué edad tiene?". Y hablamos. "Pues, venga, que lo vamos a publicar, sí. Venga usted, pero con su padre, porque usted es menor de edad". Se lo dije a papá, y él, asombrado, claro. Yo seguí escribiendo, y animada por todo esto envié Los Abel al Premio Nadal y quedó tercera el año en que ganó Delibes. Y en la editorial me dijeron: "Estupendo, pero en lugar de publicar Pequeño teatro vamos a publicar primero Los Abel, que está más madura. "Ah, pues sí, sí, estupendo". Y 11 años más tarde mandé Pequeño teatro al Planeta y gané el premio [en 1954].
-Es curioso, sí, cómo ocurrió todo.
-Sí, aunque en el ínterin yo escribí otras cosas.
-Ha escrito muchos cuentos para niños, aunque algunas veces defiende usted la literatura infantil y otras veces ha abominado de ella o más bien ha rechazado que la encasillaran en ese registro.
-Sí, es que a veces me ha dado mucho coraje que vengan algunas bobas a que les dedique un cuento a sus niños. [Más risas, aspavientos]. "¡Ese cuento no es para niños!". "¿Ah, no? Ah, como lo había visto escrito por usted...". Vamos, es que los menos son los libros escritos para niños. Pero no abomino de la literatura infantil. Al contrario. Me gusta mucho. Y creo que empecé a hacerlo en un momento en el que nadie lo hacía en España. En cualquier país es importante la literatura para niños. Ahora las cosas han cambiado. Pero en aquel tiempo recuerdo que no había aquí más que Elena Fortún y Antonio Robles. Había otros, claro, pero eran muy malos.
-Aún hoy me parece que el que en España se dedica a la literatura infantil sigue estando un poco ninguneado.
-Bueno, el que quiera escribir sólo para niños... Yo lo hice sobre todo por mi hijo. Porque era pequeñito y escribía para él. Dejé de escribir para mí. Ahora le hace gracia.
-Usted parece especialmente predispuesta a este tipo de literatura, ya que defiende la escritura llana y sencilla, que no es tan fácil de conseguir; de hecho, usted dice que es muy difícil.
-Sí. Es que yo quiero que me entienda todo el mundo. Yo no quiero torturar al lector. No. Hay muchos escritores a los que les encanta torturar al lector. ¡A mí no! [Proclama con dureza]. A mí me gusta que me entiendan. Para eso escribo. Además, no soy tan elitista.
-Me da la impresión de que es usted poco elitista y también poco vanidosa.
-Es que encuentro que la vanidad es una cosa tan tonta... El orgullo es otra cosa. La vanidad es el primo pobre del orgullo. A mí me daría tanta vergüenza ser vanidosa...
-Usted ha dicho que de pequeña pensaba que escribiría para vengarse de los adultos, de los gigantes.
-Alguna vez lo he dicho, sí, pero son cosas que se dicen. Son frases que se hacen.
-Bueno, pero volviendo al principio, lo cierto es que la literatura le ha rescatado al menos de muchas cosas.
-Sí, lo que pasa es que quizá la palabra venganza no sea la adecuada, aunque queda muy bien dicho así. Es para hacer ver a las personas mayores los errores que cometen o que cometían antes. Ahora han cambiado las cosas. Ahora quizá se peca de todo lo contrario. Sigue sin haber comprensión. La comprensión no ha prosperado. Lo que ha prosperado es la tendencia, no sé cómo explicarlo, de querer hacer a los niños mayores antes de tiempo. Pero las cosas siguen su orden natural. Un hijo de ahora quizá sabe muchas cosas, pero de oídas, no de vividas, que son las importantes.
-De niña siempre dijo usted que tenía más amigos que amigas.
-Y de adolescente y de joven también. Y luego es que no había escritoras. No había. Sólo estaba Carmen Laforet, a la que sólo traté por teléfono. Ella vivía en Madrid y yo aquí.
-Luego sí que ha tenido usted muy buenas amigas y muchas de ellas muy interesantes, como Carmen Balcells, Joana Salabert, Esther Tusquets...
-Oh, sí. Claro. Muchísimas. Escritoras y no escritoras. Y de todas las clases sociales. Ahora tengo amigas muy buenas e inseparables. Ahora tengo más amigas que amigos. Y suelen ser mucho más jóvenes que yo. Con la gente de mi edad no me acabo de entender. Tienen otra mentalidad. Al cabo de un rato ya no sé de qué hablar. Nuestros mundos a veces no tienen nada que ver.
-Es lógico. La formación de las mujeres de su edad es muy distinta a la suya.
-Les gustaban otras cosas. Algunas leían, pero leían otras cosas. Es otro mundo, sí. Recuerdo que había una que era escultora. No sabes cómo la criticaban. Decían que lo que tenía que hacer era preocuparse de sus hijos y de su marido. Y yo pensaba: pero qué idiotas. Y de mí debían de decir lo mismo, lo que pasa es que no lo decían delante de mí. "¡Esas cosas tan raras que escribe!". "Esas cosas que... ¡oh! Está muy feo que una mujer escriba de esas cosas".
-¿De qué cosas? ¿De verdad?
-Ah, sí, porque lo que yo escribía era malo, literatura perversa. ¿Que por qué? ¡Porque eran tontas! Porque las protagonistas que salían eran rebeldes contra su mundo. Y claro, ellas esto no... Además eran de derechas. Luego ya sí hubo otras escritoras, como Carmen Martín Gaite, porque otras escribían un libro, dos, y luego se diluían.
-Esther Tusquets dice que a usted lo único que le interesa es el amor y la literatura.
-Sí, es verdad. Porque en la literatura cabe todo. Si a mí me apasiona la literatura es porque me apasiona la vida. Porque he vivido mucho. Porque me gusta vivir. Soy muy vital. La literatura no es solamente ponerse a escribir, sino todo lo que hay que hacer para en un momento dado ponerte a escribir. Hay que vivir...
-¿Y lo ve usted todo con una mirada literaria?
-Lo veo todo con mis ojos. A todo el mundo le pasa. Yo cuento un cuento a dos personas y luego cada una cuenta una versión diferente. Cuentan lo mismo, pero de otra manera. O lo cambian. Cuando vivía en Sitges, venía un tropel de niños por las tardes y ahí, al lado del fuego, les contaba cuentos. Las madres me decían: "Ya sabemos cuándo hay cuento en la casa de la Matute, porque los niños dejan la televisión". Luego les preguntaba y a veces me contaban un cuento completamente diferente al que yo les había contado. Sobre la misma base, sí, pero distinto. Porque los niños tienen mucha imaginación. Luego la pierden. La perdemos, vaya. Bueno, yo no, yo no.
-Supongo que cuando contaba 'El rey Gudú' [una novela de un millar de páginas] durante tantos años, arrastrándolo con un carrito, usted también contaba cada vez una historia diferente.
-No, no. Es que primero lo empecé a hacer y luego me dio una depresión muy grande. Lo tenía en un cajón con ruedas. Han exagerado mucho con eso, aunque hay un fondo de verdad. Han llegado a decir que iba con él por los aeropuertos. Una vez nada más lo llevé [se ríe]. Es que no quería separarme de él. Otras veces lo envié facturado. Tengo dos sobrinas a las que cuando eran pequeñas y estaban en la cama les contaba trozos de Olvidado rey Gudú adaptándolo al momento. Les ponía bandas sonoras, que me gustan mucho. Un día fueron al cine con sus padres y oyeron una de esas bandas y dijeron: "¡Le han robado! Le han robado la música al rey Gudú de la tía Ana María". Pero yo a los niños no les contaba el rey Gudú. No habría terminado nunca. Son bobadas que dice la gente.
-Dicen de usted que es muy divertida.
-Yo me he reído mucho con mis amigas. Con Jorge Herralde también. No sé por qué, mira, porque se me ocurren cosas que a ellos les hacen gracia. Y cocinaba mucho, sí. Ahora me da pereza. Cocina mi hijo, que lo hace muy bien. Una vez, en Noruega, había una chica que había hecho una tesis muy bonita sobre mí, y un grupo de hispanistas me invitaron a una cena vikinga en su casa. En lo alto de un fiordo, en un sitio maravilloso. Iba yo entonces con mi marido, con el bueno [nuevas risas; se refiere a su segundo marido]. Lo habían adornado todo con flores del bosque y la cena fue toda vikinga.
-Qué bonito.
-Sí, cogimos unas moñas que no veas. Había reno. Unas piernas de reno... Embutidos y todo hecho con carne de reno. Y cuando nos íbamos yo le decía a mi marido: "¡Ay, Julio, qué bonito todo!". Y él me dice: "Sí, pero estoy de reno hasta los co...". Me entró una risa tremenda, con lo discreto que era él.
-En cambio, usted estaría en su salsa, en ese ambiente vikingo, tan relacionado con los normandos, que tanto le gusta.
-Eso me ha gustado siempre mucho. Desde niña. Mucho. Mucho. Siempre me he sentido muy atraída por todo lo nórdico. Yo soy muy nórdica. Prefiero el invierno al verano. La nieve me encanta. Y sin embargo, tengo un temperamento muy mediterráneo. Son cosas muy raras. Goethe decía que él era un abeto enamorado de un limonero. Porque tenía pasión por los países mediterráneos. Yo soy un limonero enamorado de un abeto.
-Siempre le ha gustado mucho viajar. ¿Lo sigue haciendo?
-Sí, siempre he sido un culo de mal asiento, y sigo viajando, muchas veces sola. Mira, no hay ningún problema porque mi hijo me lleva al aeropuerto. Allí hay una silla de ruedas que me está esperando. Me llevan hasta el avión. Cuando llego hay otra silla de ruedas que me lleva hasta los que me están esperando, que me llevan en un coche. Me vuelven a dejar en el aeropuerto, donde me llevan otra vez en silla de ruedas... Como tú comprenderás, no es ningún mérito.
-El mérito está en que no le dé pereza moverse.
-Sí, me encanta [con un cierto gesto displicente]. Me gusta cambiar de aire, ver gente distinta, oír hablar de otra manera, inventarme historias de gente que pasa. Yo, por ejemplo, estoy en el aeropuerto en la sala VIP, tomo una copa y empiezo a inventarme la vida de la gente que veo. Seguramente no tiene nada que ver con la realidad. Hablan por teléfono y entonces yo mejoro la conversación. Por lo que dicen y cómo hablan ya me los veo [guiña un ojo]. Yo me invento tantas historias...

Nuevo director de la CIA



En una conferencia de prensa en la que presentó a Hillary Clinton como secretaria de Estado, Obama dio cuenta de su decisión de mantener en el cargo a Robert Gates como secretario de Defensa y nombrar al general de la Armada retirado James Jones consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca; ahí el presidente electo trató de tranquilizar a algunos de sus seguidores más fervorosamente progresistas, les dijo: “entiendan , yo marcaré como presidente el rumbo político. Seré el responsable de la visión que este equipo ponga en práctica y confío en que así proceda una vez adoptadas las decisiones”.
Obama tiene razón dice el profesor Fawaz A. Gerges, "como presidente, su responsabilidad fundamental se cifra en aportar visión y guía a su gobierno y administración, aunque topará con opciones políticas presentadas por los secretarios de Estado, Defensa y Tesoro y el consejero de Seguridad Nacional."
En ese sentido el día de hoy -según varios medios- eligió a Leon Panetta, ex secretario de la Casa Blanca, para que esté al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y escogió al almirante retirado Dennis Blair como director de los servicios de inteligencia.
Ambos cargos eran los más importantes que quedaban por cubrir en la futura Administración, además de la Secretaría de Comercio, vacante tras la renuncia de Bil Richardson en medio de una investigación por presuntos favores a una empresa.
¿Quienes son estos personajes?
Leon Panetta
Si lo confirma el Comngreso será el XXI director de la CIA; sustituirá en el cargo a Michael Vincent Hayden, nombrado en mayo de 2006.
Panetta fue jefe de Gabinete del presidente Bill Clinton entre 1994 y 1997;
No tiene experiencia en asuntos de seguridad nacional, aunque fue miembro del "Grupo de Estudios sobre Irak", una comisión bipardidista a la que se encargó la misión de poner fin a la guerra. Empero, la Casa Blanca mostró una visible falta de entusiasmo cuando el Congreso pidió a un grupo de ciudadanos que constituyeran dicho grupo, sus presidentes fueron el antiguo secretario de Estado Baker y el ex congresista demócrata Lee Hamilton; el grupo incluyó asimismo a su homólogo en el entorno de los Clinton, el abogado Vernon Jordan, y al ex jefe de gabinete del presidente Clinton, Leon Panetta.
Por lo que sus recomendaciones para una retirada gradual de las tropas fueron esencialmente ignoradas por el Presidente George W. Bush, que optó en cambio por incrementar la presencia militar en el país árabe.
Fue congresista entre 1977 y 1993, y allí se dedicó sobre todo a cuestiones de presupuestos, nutrición y medio ambiente
Sustituirá al general Michael Hayden; empero su nombramiento, que Obama debe aún hacer oficial, estará pendiente de una audiencia de confirmación en el Senado.
Actualmente dirige, junto con su esposa Sylvia, el Instituto de Políticas Públicas Leon & Sylvia Panetta, ubicado en la Universidad del Estado de California.
***
¿Quién es Dennis Blair?
Si lo confirma el Congreso será el tercer director nacional de inteligencia; el primero fue John D. Negroponte; actualmente es el vicealmirante retirado John Michael McConnell, nombrado en enero de 2007.
Su nombramiento -a diferencia de Panetta-, no es una sorpresa ya que fue comandante del Mando del Pacífico.
Encabezó
el Mando del Pacífico durante los atentados del 11 de septiembre de 2001, es un experto en China y fue director adjunto de asuntos militares en la CIA.
Sirvió en la Armada durante 34 años y fue jefe del Comando Estadounidense en el Pacífico durante los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001.
Tendrá a su mando las 16 agencias de inteligencia, que reúne a todo el mundo a 100 mil estadounidenses y con un enorme presupuesto -hace tres años era de 44 mil millones de dólares anuales-; entre los 16 organismos que forman la complicada trama del espionaje están la CIA, la Agencia Nacional de Seguridad, la Agencia de Inteligencia Geoespacial, los organismos de inteligencia del Pentágono, el Departamento de Estado, el FBI, La DEA, entre otros grupos menos conocidos.

¡Si no estás en Facebook no existes!


De la TV al Youtube.
Hasta hace unos años la TV condicionaba en forma sobresaliente los procesos electorales, desde la selección de candidatos, hasta las estrategias de comunicación de programas y mensajes políticos. Erá a través de la televisión principalmente que las elecciones se decidían, además más por las personas que por los partidos o los programas. Ahora la TV ha sido rebasada por los medios alternativos. Decía el profesor Karl Popper que si no salías en la televisión no existías, ahora decimos que: ¡Si no estás en Facebook no existes!

r-razones.com

¡Bienvenida la revista electrónica sinaloense: r-razones.com!
Celebro formar parte de este esfuerzo. Agradezco a su director Alfredo Originales la invitación.
Dice en su presentación:
NUESTRA RAZON DE SER (marzo de 1991)
Así lo expresamos hace 17 años: “Guerras, revoluciones, estallidos sociales, liberación del átomo, el surgimiento de la cibernética a través de las computadoras y la automatización de la sociedad, se han sucedido a un ritmo asombroso que han obligado al hombre mismo esforzarse más para no quedarse a la zaga.
Todo lo que ha sido producto de la inventiva del hombre, supuestamente al servicio de la humanidad ha logrado escapar al determinismo histórico, en la mayoría de las veces con resultados lamentablemente negativos.
No exento de responsabilidad por su naturaleza propia, los nuevos medios de comunicación masiva y los sistemas sofisticados de transportación han propiciado cada vez mas la reducción del planeta, vale decir, lo han hecho mas chico en sentido figurado.
Pese a la vasta expansión de los conocimientos ha sido también imposible tener una visión global y, por supuesto, racional de este mundo convulso, cuya característica parece ser el predominio de la desunión sobre la unión, la discontinuidad sobre la continuidad.
El avance cada vez más vertiginoso de la electrónica a partir de la culminación de grandes movimientos históricos como la revolución industrial que incubó en su seno la especialización de los conocimientos, ha fragmentado aún más la visión del universo.
Para el hombre de este siglo, que esta en el umbral de su ocaso, el reto mayor que tiene que enfrentar es sentar las bases para que el acecho de la incertidumbre no anule las posibilidades de alcanzar mayores estadios del libre pensamiento humano.
Sin pretender caer en el pesimismo, pero si dentro de un contexto histórico innegable, resulta difícil escapar a las nuevas corrientes del pensamiento universal, donde las premisas de significado y realidad cobran ahora mayor fuerza cuando de interpretar los fenómenos sociales, políticos o económicos, se trata.
El ser humano se ha convertido al paso del tiempo en esclavo y amo de su propia organización. Subsiste asediado por el constante flujo informativo provocando en él la capacidad de discernir si lo que recibe conforma o reforma, si se oculta o se expresa, si busca esclarecimiento dentro de sí o en el exterior, e incluso, si intenta atisbar entre lo real y lo ideal, entre lo racional o emocional.
Conscientes del papel histórico que han desempeñado los medios masivos de comunicación, en tanto reflejo de la sociedad, no mecánica sino dialéctica, este enorme esfuerzo editorial al que se han sumado personalidades de reconocida trayectoria profesional en las diversas ramas del conocimiento, lleva implícito el compromiso social de servir como instrumento de análisis critico objetivo, que no de ataque.
Por estas y otras muchas razones, sabedores de que todo esfuerzo conlleva el principio de lo perfectible, el reto que hoy se emprende será cada vez mayor en aras de servir a un propósito para con nuestro tiempo y sociedad.” ¡Ahora lo refrendamos!

Testigos protegidos


Testigos protegidos ¿un mal necesario?/Fred Alvarez
Leerlo completo en la revista Código Topo No. 4, 5 de enero de 2009; suplemento de Excélsior:
“Los testigos son para que hablen, son para que den su testimonio y por eso están protegidos, para que no haya peligro de que se vayan a vulnerar sus derechos. El testigo como tal, si es protegido, tiene la responsabilidad de cooperar con la justicia para que se averigüe, para que se haga justicia", Luis Camilo Osorio. Embajador de Colombia en México.
Hay varias formas a través de las cuales se puede fragmentar un grupo de delincuencia organizada. Una de ellas es mediante la infiltración de topos, es decir, colocar agentes encubiertos para penetrar las entrañas de las organizaciones delictivas y conocer sus formas de actuación, lo que se traduce en saber cuáles son sus mecanismos de operar, cómo se compone y estructura su organización, cuál es su ámbito, zona, territorio de actuación, etc. La otra es a través de la “negociación” con testigos protegidos, llámese delincuentes arrepentidos que a cambio de información importante ven conmutada o reducida su pena.
La figura del agente encubierto en nuestro país está prevista en el artículo 11 de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada. Recientemente con la aprobación de la denominada miscelánea penal, se adicionó el artículo 11 Bis que autoriza la reserva de la identidad de los agentes infiltrados, tanto en las actuaciones de averiguación previa como en el ejercicio de la acción penal.
La tarea del agente infiltrado es peligrosa y se necesita del tiempo para dar resultados, a veces hasta años de esfuerzo y trabajo de inteligencia. Un tribunal federal de Nueva York pudo condenar hace unos días al sirio Monzer Al Kassar (en la foto) junto con el chileno Felipe Moreno Godoy por una serie de cargos que incluyen tráfico de armas y lavado de dinero; dicha resolución se pudo hacer gracias a la infiltración de dos agentes de la DEA que por más de 20 años tuvieron contacto con Al Kassar, haciéndose pasar por representantes del Gobierno de Nicaragua que actuaban como emisarios de las FARC.
La otra parte, -figura empleada desde hace 12 años-, es la del testigo protegido o testigo colaborador, figura indispensable en la lucha contra el crimen organizado. En EE UU, –uno de los 5 países que México tomo en cuenta para modernizar su legislación -, el programa de testigos protegidos tienen una experiencia de 25 años y a la fecha se han otorgado protección a 6,500 personas con extensión a 9 mil familiares, y a pesar de su complejidad y elevado costo económico para el gobierno han logrado condenas en el 89% de los casos, y en otros temas han conseguido información valiosa para desmembrar a bandas internacionales. Hay un filme denominado así: Testigo protegido, del director Richard Pearce, 1999, altamente recomendable, y que en ella podemos ver como la vida de una familia cambia de la noche a la mañana cuando el padre decide testificar contra sus compañeros mafiosos para evitar así la pena capital. A partir de ello, toda la familia entra en el programa de protección de testigos del FBI, dándoles ciertas garantías a su seguridad, como un nuevo nombre, un empleo, ubicación en alguna otra ciudad sólo conocida por su núcleo familiar, entre otras. En México, la historia es muy distinta. Aquí no hay tantos ni son tan “protegidos”; incluso algunos se han arrepentido, otros tienen una memoria fantástica y algunos han sido asesinados una vez que se les ha quitado la protección brindada.
En noviembre de 1996 se instituyó el Programa de Testigos Protegidos con la publicación de la Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada. El artículo 34 señala textualmente que, “La Procuraduría General de la República prestará apoyo y protección suficiente a jueces, peritos, testigos, víctimas y demás personas, cuando por su intervención en un procedimiento penal sobre delitos a que se refiere esta Ley, así se requiera.” Por su parte, el artículo 35 precisa que “el miembro de la delincuencia organizada que preste ayuda eficaz para la investigación y persecución de otros miembros de la misma, podrá recibir los beneficios siguientes:
I. Cuando no exista averiguación previa en su contra, los elementos de prueba que aporte o se deriven de la averiguación previa iniciada por su colaboración, no serán tomados en cuenta en su contra. Este beneficio sólo podrá otorgarse en una ocasión respecto de la misma persona;
II. Cuando exista una averiguación previa en la que el colaborador esté implicado y éste aporte indicios para la consignación de otros miembros de la delincuencia organizada, la pena que le correspondería por los delitos por él cometidos, podrá ser reducida hasta en dos terceras partes;
III. Cuando durante el proceso penal, el indiciado aporte pruebas ciertas, suficientes para sentenciar a otros miembros de la delincuencia organizada con funciones de administración, dirección o supervisión, la pena que le correspondería por los delitos por los que se le juzga, podrá reducirse hasta en una mitad, y
IV. Cuando un sentenciado aporte pruebas ciertas, suficientemente valoradas por el juez, para sentenciar a otros miembros de la delincuencia organizada con funciones de administración, dirección o supervisión, podrá otorgársele la remisión parcial de la pena, hasta en dos terceras partes de la privativa de libertad impuesta. En la imposición de las penas, así como en el otorgamiento de los beneficios a que se refiere este artículo, el juez tomará en cuenta además de lo que establecen los artículos 51 y 52 del Código Penal para el Distrito Federal en Materia de Fuero Común, y para toda la República en Materia de Fuero Federal, la gravedad de los delitos cometidos por el colaborador. En los casos de la fracción IV de este artículo, la autoridad competente tomará en cuenta la gravedad de los delitos cometidos por el colaborador y las disposiciones que establezca la legislación sobre ejecución de penas y medidas de seguridad.
El Artículo 36 señala que, “en caso de que existan pruebas distintas a la autoinculpación en contra de quien colabore con el Ministerio Público de la Federación, a solicitud de éste, se le podrán reducir las penas que le corresponderían hasta en tres quintas partes, siempre y cuando, a criterio del juez, la información que suministre se encuentre corroborada por otros indicios de prueba y sea relevante para la detención y procesamiento de otros miembros de la delincuencia organizada de mayor peligrosidad o jerarquía que el colaborador….” Eso dice la Ley.
La primera pregunta obligada es:
¿Cuántos testigos han habido desde que se decretó la Ley el 7 de noviembre de 1997? ¿Cuántas identidades se han cambiado? ¿Dónde viven? ¿Quiénes los protegen? ¿Cuánto nos cuesta su seguridad?
Muchas son las interrogantes, aunque la mayoría sin respuesta por ser asuntos reservados. Una búsqueda en el Sistema de Solicitudes de Información (SISI) del Instituto de Acceso a la Información (IFAI), nos arroja que son varios los ciudadanos que han hecho esas peticiones. La respuesta “más completa” de la PGR es la proporcionada hasta el año 2006. A partir de ella sabemos que en 1997, -desde su primer año de aplicación-, hubieron 19 testigos colaboradores; 19 en 1998; 30 en 1999, 27 en el 2000; 35 en el 2001, 42 en 2002; 89 en 2003; 83 en 2004; 48 en 2005; y 67 en 2006 (contabilizada hasta el 25 de septiembre).
Un resolutivo del IFAI señala que, “la PGR fue omisa en relación con la información respecto de los años de 2007 y 2008 (…) De igual forma, la información para el 2005 está incompleta toda vez que hace falta de contabilizar el mes de diciembre. Por otro lado, resulta necesario que la Procuraduría General de la República informe de forma clara y comprensible la información que otorgó para 2006.” Se agrega en el dictamen que, “en este sentido y toda vez que la respuesta otorgada por el sujeto obligado es incompleta, este Instituto considera pertinente modificar la respuesta de la Procuraduría General de la República e instruirle para que realice una búsqueda exhaustiva de la información en sus archivos y entregue la información respecto de los años 2005, 2006, 2007 y hasta el 4 de agosto de 2008, fecha en que fue presentada la solicitud de información.”
En otra información proporcionada también por la PGR, se informó que desde que entró en funciones, -julio del 2003-, la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) contabilizó, hasta el 6 de noviembre de 2007, un total de 174 testigos protegidos, señalando que en tan sólo en 2007 existieron 47 de ellos. Cabe señalar que las cifras no cuadran con las proporcionadas hasta el 4 de agosto de 2008.
¿Sirve de algo el testigo protegido?
La respuesta es sí. En algunos casos dicha figura es imprescindible en el combate contra el crimen organizado. Difícilmente las instituciones de procuración de justicia podrían descubrir plenamente el entramado de las organizaciones criminales secretas y a los personajes que las integran, sin que contase con información desde dentro de las mismas. De hecho, en muchos casos la única forma de lograr llevar a proceso a los líderes de las organizaciones criminales es a través de las imputaciones indirectas. Por ejemplo, el fiscal norteamericano Rudolph W. Giuliani Giuliani, -al que se calificó como el Elliot Ness de los años ochenta-, jamás hubiera llevado a tribunales a cabecillas tan poderosas relacionadas con la delincuencia organizada, sin el empleo del testigo protegido. En un caso en contra de la Cosa Nostra de Nueva York y tras tres años de investigación, el también ex alcalde newyorquino recurrió a los testimonios de 30 testigos protegidos y a grabaciones conseguidas a través del control de 90 teléfonos y la instalación de 80 micrófonos secretos.
Ciertamente, el testigo colaborador es un mal necesario pero a la vez también un arma de dos filos, ya que puede proporcionar información valiosa e útil para las autoridades, aunque también puede mentir deliberadamente y dañar a inocentes. El fiscal especializado en la materia debe ser muy cuidadoso para no equivocarse. No hay que olvidar que el testigo protegido es, de entrada, un delincuente, llámese personas que han tenido las más diversas ocupaciones: abogados, policías, traficantes, joyeros, periodistas, ingenieros, choferes, pilotos, agricultores, estudiantes, falsificadores de documentos, empresarios, entre otros. Todos tienen una característica común: formaron parte de las organizaciones criminales y, por tanto, conocen muy bien sus secretos y estructuras de mando para así poder aprehender a la gente con mayor nivel en alguna organización criminal. Esa es la finalidad del testigo protegido ya que para el sistema judicial es más importante castigar a los altos jefes del crimen organizado que a alguno de sus sicarios. Unos van a la cárcel y al otro se les conmutan las penas o se les deja en libertad. Así funciona. Es una especie de toma y daca. Además, los testigos colaboradores tienen “derechos” a apoyos económicos decorosos, a una guardia personal, o si prefieren también a una vigilancia a distancia, apoyo habitacional, médico, educacional y, si es el caso, hasta cambiar de identidad y poder vivir en el extranjero. (Son muy pocos los casos existentes)
Conviene señalar que los testigos sirven sólo si sus testimonios son reales y si se pueden comprobar por otras vías. Para que la información que proporcionan tenga sentido tiene que estar refrendada por datos duros; por información objetiva que demuestre lo que esos testigos están declarando. Esa es la labor del fiscal especializado, misión que se equipara a quien hace periodismo de investigación, quien confirma una y otra vez sus fuentes.
Todo esto viene a colación debido a que la llamada “Operación Limpieza”, emprendida recientemente por el gobierno del presidente Calderón, ha generado varias expectativas al grado que hemos echado “las campanas al vuelo” como si de verdad ya hubiéramos resuelto el problema de la corrupción en las policías e instituciones de procuración de justicia. La pregunta obligada sería, ¿Y qué tal si se equivoca el testigo o los testigos colaboradores? Ya hay algunos datos que nos permiten dudar de la efectividad de Alberto Pérez Guerrero, alías “Felipe”, nombre que como testigo protegido adoptó el ex agente federal mexicano detenido en EE UU, y quien en julio pasado, en declaración rendida ante la embajada mexicana en Washington, ofreció información que dio lugar al mayor escándalo de corrupción oficial en México en los últimos 10 años. Este personaje -al parecer sacado como de un filme hollywoodense, y que gracias a su revelada astucia y a sus relaciones públicas con José Antonio Cueto, lo llevaron a transitar de agente de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), a trabajar en la Interpol en el aeropuerto de la ciudad de México, y hasta llegar a ser investigador criminal del US Marshals Service-, reveló los presuntos vínculos de corrupción de ex mandos de la PGR y de la Policía Federal Preventiva (PFP) con el cártel de los hermanos Beltrán Leyva, información que ha llevado a detenciones de alto nivel en ambas corporaciones.
Por su parte, sorprende que en Colombia también se haya dado una operación similar. El gobierno del presidente Álvaro Uribe “limpió la casa” una semana antes de las elecciones en Estados Unidos, cuando éste cesó a 20 mandos gubernamentales, -Incluidos tres generales y cuatro coroneles-, por el delito de negligencia. El mismo martes 4 de noviembre, día de las elecciones norteamericanas, dimitió el jefe del ejército de ese país. En México, “Limpieza” se concreta después de que se firmaran los compromisos de la denominada “Iniciativa Mérida” con el gobierno de EE UU para recibir ayuda de ese país en relación con el combate al crimen organizado. Dicho acuerdo costeará helicópteros y aviones de reconocimiento, equipo para realizar inspecciones en los aeropuertos y software para el seguimiento de casos. Además, respaldará las gestiones mexicanas para eliminar la corrupción en la policía, mejorar el sistema judicial y proteger a los testigos.
En varias entrevistas, el Presidente Calderón ha elogiado los efectos de dicho operativo mostrando sus logros en el combate a la corrupción. Inclusive en su reciente gira por Chile, agregó que “Limpieza” debe ampliarse no sólo en los cuerpos policiacos y los organismos de procuración de justicia, sino incluso de igual forma en otros poderes, señaladamente el Poder Judicial. Sin duda, el operativo “Limpieza” es un duro golpe y esperemos que este sólidamente documentado. En este como en otros casos donde colaboran testigos protegidos, el fiscal especializado tiene la obligación de reforzar sus investigaciones no sólo con los dichos de “Felipe” y de “Jennifer” -la otra testigo-, sino también con otras probanzas documentales y periciales, o de lo contrario la indagatoria corre el riesgo de derrumbarse en los tribunales federales. Los jueces, en ese sentido, son muy estrictos.
Una nota de Alfredo Méndez (La Jornada, 2 de diciembre de 2008) nos trae a la memoria que en julio de 2005, el segundo tribunal colegiado en materia penal con sede en Toluca emitió dos tesis aisladas que se refieren a la escasa validez legal que tiene ante tribunales cualquier acusación de una fiscalía, cuando el caudal probatorio de una investigación sólo se sustenta en la declaración rendida por algún “testigo protegido”. Una de las tesis señala que su valoración está sujeta, “a las reglas de la prueba testimonial”. El reportero enfatiza que, “de acuerdo con jueces del Poder Judicial estas dos tesis han permitido desacreditar diversas acusaciones que han hecho fiscales anti-narco contra presuntos capos de la droga, cuando la autoridad ministerial no tiene mayor sustento en una investigación que el dicho de un testigo colaborador o protegido.”
El órgano jurisdiccional expuso en una de esas tesis, publicada en ese mes en la página 1557, tomo XXII, del Semanario Judicial de la Federación, que: “no existe disposición alguna ni en la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada ni en el Código Federal de Procedimientos Penales (CFPP) en la que se establezca que el dicho de un testigo protegido, por el solo hecho de serlo, tenga o merezca un valor convictivo pleno, superior o de aceptación obligatoria, pues sólo se prevé la existencia de esa figura y las peculiaridades de carácter intraprocesal en cuanto a su confidencialidad inicial, protección y posible otorgamiento de beneficios. Esto último en la medida que se constate su utilidad y, por tanto, la veracidad de sus manifestaciones a fin de lograr el procesamiento y sanción de otros integrantes de la agrupación delictiva, por lo que válidamente se concluye que su valoración se rige por el artículo 289 del CFPP, en todo aquello que no fuere materia de regulación especial.”
Los jueces del segundo tribunal colegiado de Toluca tienen razón. En México hemos abusado de la figura del testigo protegido y, en algunos casos, la hemos sobre valorado. No hay que olvidar que al final de cuentas dichos testigo son delincuentes, y con tal de salvar el pellejo u obtener los beneficios que les otorga la ley, pueden incluso vender su alma al diablo.
Pero también hay que decir que los testigos en nuestro país son vulnerables, desprotegidos, y no se les cuida su identidad como sí sucede en otros países. (EE UU e Italia, por ejemplo). En México, -como también en España[1]-, el testigo es altamente vulnerable. El mayor riesgo hacia su propia integridad proviene de la corrupción interna de las instituciones policiacas y ministeriales. Hay que señalar que el programa de resguardo de testigos protegidos dependía en SIEDO de la Coordinación Técnica a cargo de Miguel Ángel Colorado González. Por otro parte, es relativamente fácil saber la identidad de un testigo. Hoy sabemos perfectamente quien es “Felipe”, principal testigo de la Operación Limpieza. Sin embargo, la PGR trata de protegerlos “entre comillas”, por lo menos en las solicitudes correspondientes de acceso a la información. Comparto sólo un dato. Un ciudadano solicitó a través del IFAI información sobre “Alfredo”, otro testigo protegido. El resolutivo de la PGR dado a conocer el 22 de agosto de 2005, fue que toda esa información está reservada ya que su difusión pondría en riesgo la vida y la seguridad de algunas personas. "... La difusión de este tipo de información podría causar un serio perjuicio a las actividades de verificación del cumplimiento de las leyes, previsión o persecución de los delitos, pues pudiera haber una averiguación previa relacionada con dicha información... De ventilarse datos contenidos en alguna indagatoria, se perjudicará el éxito de la misma, pudiendo traer como consecuencia la evasión de la acción de la justicia de los involucrados", señala el dictamen.
El caso es que Alfredo es ampliamente conocido. Ese es el nombre que adoptó Gustavo Tarín Chávez, testigo que declaro en contra de Francisco Quirós Hermosillo y Mario Arturo Acosta Chaparro. La información es pública por lo menos desde el año 2000. Tarín fue detenido por agentes del FBI en 1999, a petición de la PGR, acogiéndose al programa de testigos protegidos de la justicia estadounidense. De acuerdo con el oficio DGEAJ/2538/04 de la PGR, la última vez que hubo un registro de su existencia fue el 18 de mayo de 2004, cuando fue interrogado de nueva cuenta en Pennsylvania, EE UU, país donde aún reside.
Aunado a lo anterior, cabe mencionar que algunos otros testigos han sido asesinados por causas hasta ahora no esclarecidas, seguramente por venganza. No hay que olvidar que la ley del silencio es clave en las organizaciones delictivas. Son los casos de Tomás Colsa MacGregor, ejecutado en julio de 1997, poco después de renunciar a la protección de la entonces UEDO; Jaime Olvera, asesinado en septiembre de 1998; Humberto Cappelletti González, ejecutado en el 2000; y el caso de José Ramón Bermejo Vargas asesinado en septiembre de 2006 en Monterrey, Nuevo León. Este último era testigo protegido desde 1998 cuando declaró en contra del ex Gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid.
Finalmente debemos precisar que en nuestro país, los testigos protegidos son únicos. Algunos cuentan con una excelente memoria, por ejemplo. Hay casos en que conocen prácticamente a todos los miembros y cómplices de las bandas delincuenciales. Incluso, sus talentos aventajan a los de varios capturados en calidad de confesos. Debemos decir entonces que la figura del testigo es imprescindible, aunque existen también críticas al respecto de legisladores del PRI y el PRD, quienes han solicitado desde hace por los menos seis años que se debe revisar dicha figura debido a que no existe una garantía sobre la fidelidad de sus afirmaciones, por lo que su confiabilidad es debatible por las defensas de los acusados ya sea por constituir un testimonio aislado, porque el testigo tiene problemas mentales o por su propia condición de drogadictos.
Seguiremos hablando del tema.
[1] Un reportaje de Jesús Duva para el periódico madrileño El País, señala que en España existen aproximadamente 400 testigos protegidos, muchos de ellos surgidos a partir de los atentados del 11 de Marzo del 2003.

Hoy es el recorrido de "La novia de Culiacán"

Guadalupe Leyva, o mejor conocida como «Lupita, la novia de Culiacán» es una leyendas de de la capital del estado.  Este domingo 22 de dicie...