El
negocio de la seguridad en México y su refugio panameño/POR
MATHIEU TOURLIERE ,
Proceso 10 MAYO, 2016
Personajes
como Michael Alfred del Vecchio Carranza y otros armadores de estructuras
offshore, rayan en el cinismo cuando se les interroga sobre los millonarios
negocios y las asesorías que proporcionan a las instituciones públicas
mexicanas. Es el caso, también, de los dueños y familiares de empresas fantasma
que vendieron equipo de seguridad a varios gobiernos estatales y al propio
gobierno federal, según los documentos internos del despacho panameño Mossack
Fonseca.
CIUDAD
DE MÉXICO (Proceso).- El negocio millonario que representa para los gobiernos
estatales y el federal la venta de equipos de espionaje y vigilancia permite a
los abastecedores armar estructuras offshore para depositar su dinero en la
secrecía de los paraísos bancarios.
Los
dueños de Balam Security y familiares del fundador de Obses utilizaron al
despacho panameño Mossack Fonseca para incorporar sociedades de papel en Panamá
y las Islas Vírgenes Británicas, así como fideicomisos en Nueva Zelanda.
Durante los últimos dos sexenios, ambas empresas vendieron material de alta
tecnología al Ejército y a las autoridades mexicanas de seguridad.
Lo
anterior se desprende de los 11.5 millones de documentos internos del despacho
panameño Mossack Fonseca que obtuvieron el diario alemán Süddeutsche Zeitung y
el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus
siglas en inglés) y compartieron con más de 100 medios en el mundo, incluido
Proceso.
Entre
los beneficiarios destacan la cónyuge y el padre de Gustavo Cárdenas Moreno
–Lydia Elizondo Himes y Gustavo Cárdenas Fuentes, respectivamente–, quien vende
material de seguridad y programas de espionaje a las autoridades mexicanas a
través de su empresa Obses.
Cárdenas
Fuentes entró en contacto con la oficina de Mossack Fonseca en Miami en julio
de 2015 a través de D’Orleans, Bourbon & Associates, un discreto despacho
que opera en Florida y la Ciudad de México, donde no tiene existencia legal. El
despacho es un espejo de Finalmex, una firma creada por el abogado fiscalista
mexicano Sinuhé Reyes Sánchez. Tanto su dirección como sus empleados son los
mismos.
El
pasado 3 de abril proceso.com.mx documentó con profundidad la forma de operar
de D’Orleans, Bourbon & Associates, la firma que armó las complejas
estructuras offshore utilizadas por el empresario Juan Armando Hinojosa Cantú
para gestionar de manera anónima cerca de 100 millones de dólares depositados
en distintos bancos internacionales.
En
la carta de referencia de Cárdenas Fuentes que D’Orleans, Bourbon &
Associates mandó a Mossack Fonseca, el despacho indicó que, al retirarse de los
negocios, el ingeniero dejó su empresa de fabricación de productos metálicos a
su hijo Ramón Cárdenas Moreno y “apoyó” a Gustavo, su hijo menor, para fundar
Obses. Todavía, según ese documento, Cárdenas Fuentes recibe sueldos de la
empresa de fabricación metálica y de Obses de alrededor de 500 mil dólares al
año.
La
sociedad fantasma de Cárdenas Fuentes, Millfield Holdings Inc., fue incorporada
en Panamá el 1 de julio de 2015. Su única función consiste en detener una
cuenta bancaria en la filial del banco UBS en Hamburgo, Alemania, de acuerdo
con un correo electrónico fechado el pasado 6 de octubre.
A
su vez, Elizondo Himes, contactó a la oficina de Mossack Fonseca en Miami para
incorporar Multon Investment Corp. en las Islas Vírgenes Británicas en marzo de
2012.
En
septiembre de 2013, las organizaciones ContingenteMx y Propuesta Cívica
documentaron que la extinta Secretaría de Seguridad Pública (SSP), la
Procuraduría General de la República (PGR), el Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (Cisen) y el Estado Mayor Presidencial (EMP) compraron el programa
de espionaje llamado FinFisher a la firma Obses por cientos de millones de
pesos.
Tan
sólo la PGR gastó 202 millones de pesos –un precio inflado– en la adquisición
del programa espía, desarrollado por la empresa alemana Gamma International.
Una vez implantado en el dispositivo electrónico, el programa vigila las
actividades de sus propietarios y las reporta a las agencias de gobierno.
Tras
la negativa de Obses en transparentar sus ventas de Finfisher al gobierno
mexicano, el entonces Instituto Federal de Acceso a la Información le impuso
una multa de 1 millón 295 mil 200 pesos.
Conexión
israelí
Otros
beneficiarios de las estructuras offshore fueron Asaf Israel Zanzuri y Rodrigo
Ruiz Treviño de Teresa. Además de posar en las revistas de corazón, los jóvenes
–35 y 33 años, respectivamente– son los socios de Balam Seguridad Privada, S.
A. de C. V., la cual surte dependencias gubernamentales y militares con
material de seguridad.
Zanzuri
–originario de Israel– y Ruiz Treviño contrataron al despacho Doporto &
Asociados en febrero de 2015 para crear dos fideicomisos en Nueva Zelanda
llamados Sapphire Trust y Diamond Trust. Ese mismo mes, a través de Balam,
Zanzuri sirvió de intermediario en la venta de un dron Dominator XP –fabricado
por la empresa militar israelí Aeronautics– al gobierno mexicano.
En
marzo de 2014, empleados de Balam se acercaron con la empresa Hacking Team, que
desarrolla el programa de espionaje Remote Control Systems y presumieron ser
“una de las empresas más importantes en (materia de) inteligencia en el país y
número uno con PGR y Marina (como clientes)”.
De
acuerdo con un correo electrónico fechado el 28 de noviembre de 2014 –que
obtuvo la organización WikiLeaks, junto con una gran cantidad de archivos
internos de Hacking Team (Proceso 2019)–, entre los clientes de Balam destacan
la Secretaría de Marina, la PGR, el Cisen, la Policía Federal y “muchas
procuradurías”, incluyendo la del Estado de México, así como los gobiernos de
Chiapas, Baja California, Puebla y Michoacán.
En
ese correo electrónico, el empleado de Balam precisó: “Hemos vendido de todo,
desde sistemas de intercepción hasta drones y centros de control y de mando”. Y
agregó: “Acabamos de vender a la PGR (el contrato ya está firmado y ya
transfirieron el dinero) el sistema NSO”, otro programa espía desarrollado por
Pegasus, una empresa israelí.
En
otro correo, fechado al día siguiente, un intermediario de Balam señaló que el
“hombre clave” en las negociaciones para la venta de programas espías era Tomás
Zerón de Lucio, el actual director de la Agencia de Investigación Criminal de
la PGR, cuestionado por su actuación en la investigación del caso Ayotzinapa.
De
acuerdo con su página de internet, Balam vende programas de espionaje como
Viskey, sistemas de reconocimiento facial, cámaras y radares de detección
perimetral y bloqueadores de señales celulares y radio, así como cinco modelos
de drones. La empresa no aparece en el Portal de Obligaciones de Transparencia
ni en los contratos federales reportados al sistema Compranet en los últimos
dos años.
En
la documentación que envió el despacho Doporto & Asociados a Mossack
Fonseca para realizar el proceso de “diligencia debida” –con el que se
verifican los antecedentes de los beneficiarios de las estructuras offshore–,
la firma panameña se percató de que la prueba de domicilio de Zanzuri estaba a
nombre de Alfredo Rimoch Lewinberg, el director de los laboratorios Liomont y
presidente del consejo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos
(Anafam) (Proceso 2058).
Un
personaje con varias identidades
Otro
personaje singular cuyo perfil sobresalió entre los #PanamaPapers es Michael
Alfred del Vecchio Carranza, un ciudadano estadunidense con pasaporte mexicano,
quien se involucró en un gran número de estructuras offshore como intermediario
entre clientes y Mossack Fonseca, pero también como beneficiario.
De
acuerdo con el grupo de prensa McClatchy, radicado en Washington y cuyos
periodistas colaboraron con el ICIJ para la investigación global, Del Vecchio
es un militar retirado de la fuerza aérea de Estados Unidos que tuvo bajo su
cargo un programa satelital y “cinco centros de vigilancia espacial en el
mundo”.
A
raíz de su reconversión en la asesoría, incorporó más de 200 estructuras
offshore con Mossack Fonseca desde el archipiélago de Malta.
Según
McClatchy, Del Vecchio creó entidades en paraísos fiscales para 16 personajes
vinculados con el mundo de las apuestas electrónicas, como Michael Flynn III,
un ciudadano estadunidense que orquestó BetCRIS, una operación ilegal de
apuestas en línea relacionada con la Mafia. Flynn III se encuentra prófugo de
la justicia y presuntamente viaja con un pasaporte de Costa Rica.
Otro
de sus clientes destacados fue el laborista Keith Schembri, el ahora primer
ministro de Malta, al que ayudó a armar sociedades en las Islas Vírgenes
Británicas mientras levantaba fondos para su campaña política.
“En
su interacción con el despacho, Del Vecchio utilizó distintos nombres. En algún
momento firmó como Michael Alfred del Vecchio. En otro, añadió el nombre de su
madre, Carranza, con una dirección en la Ciudad de México (en la calle
Olivarito de la delegación Álvaro Obregón). Luego, simplemente se presentó como
Michael Schmidt en un portal electrónico de negocios en Malta”, reveló
McClatchy.
En
los documentos internos de Mossack Fonseca, Del Vecchio utilizó su pasaporte y
una dirección de México para incorporar tres empresas, de las que es
beneficiario final. Se trata de Bald Eagle Services, S. A.; Wellsey Marine
Ltd., y Pythagoras World Corp., que utilizó para llevar a cabo sus actividades
en Malta.
Cuestionado
por McClatchy sobre sus actividades como “asesor”, Del Vecchio aseveró que no
recordaba quiénes fueron sus clientes, e insistió en que había ganado poco
dinero con ellos.
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