“Creo que tocan en la puerta equivocada..,“ les dijo Hugo Valdemar, director General de Comunicación Social del Arzobispado de México los manifestantes de Catedral.
Y tiene razón…
La Arquidiócesis de México decidió deslindarse de las marchas precisamente para no herir sensibilidades y evitar cualquier confrontación, como lo leímos en el comunicado en la Catedral hace un par de semanas, ecribió el periodista laico Carlos Villa Roiz
Luego pregunto a los periodistas. ¿Han escuchado del Sr. Cardenal alguna frase en la que llame a estar contra esas personas y sus iniciativas? Me parece que lo que están haciendo es desproporcionado e injusto. No es al Sr. Cardenal a quien le tienen que reclamar”, afirmó.
A otra pregunta relacionada con una carta que algunos grupos piensan enviar a Roma, en contra del Cardenal Rivera Carrera, el Padre Valdemar respondió que “Entre más firmen esta carta, el Santo Padre se dará cuenta de cuán firme ha sido el Cardenal Rivera Carrera y la Arquidiócesis de México en defender la familia y los valores del Evangelio, lejos de afectarlo, lo van a poner muy bien en Roma.”
Al cuestionarlo sobre la presencia de algunos obispos en las marchas ciudadanas a favor de la familia, respondió: “Es una gran novedad que los obispos hayan salido a acompañar las marchas, y participaron como cualquier ciudadano. Actuaron con toda responsabilidad. La participación de los obispos de ninguna manera vulnera el Estado laico, eso es un absurdo, porque lo hacen fuera de culto y como ciudadanos que tienen derechos a expresarse. No se trata de ninguna ley sino de una propuesta, una sola iniciativa”, concluyó.
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El tema en columnas políticas hoy, lunes 12 de septiembre de 2016.
Y tiene razón…
La Arquidiócesis de México decidió deslindarse de las marchas precisamente para no herir sensibilidades y evitar cualquier confrontación, como lo leímos en el comunicado en la Catedral hace un par de semanas, ecribió el periodista laico Carlos Villa Roiz
Entrevistado sobre una manifestación de personas en las afueras de la Catedral de México, y sobre la marcha organizada por diversas agrupaciones laicales a favor de la familia, y a la que asistieron =según las organizaciones- un millón 140 mil personas, Hiugo Valdemar reiteró: “No es con nosotros con quienes deben venir a protestar porque no somos nosotros los que estamos convocando ni organizando esas marchas. Son Padres de familia de quienes vienen esas iniciativas”.
Valdemar también dijo que “Desconcierta mucho que vengan a pedir que se respeten sus derechos porque en la ciudad de México, las uniones homosexuales son una realidad, y no estamos haciendo ninguna acción para derogar ese supuesto derecho humano. Entonces, esta marcha no tiene ningún sentido. Tocan la puerta equivocada.”Luego pregunto a los periodistas. ¿Han escuchado del Sr. Cardenal alguna frase en la que llame a estar contra esas personas y sus iniciativas? Me parece que lo que están haciendo es desproporcionado e injusto. No es al Sr. Cardenal a quien le tienen que reclamar”, afirmó.
A otra pregunta relacionada con una carta que algunos grupos piensan enviar a Roma, en contra del Cardenal Rivera Carrera, el Padre Valdemar respondió que “Entre más firmen esta carta, el Santo Padre se dará cuenta de cuán firme ha sido el Cardenal Rivera Carrera y la Arquidiócesis de México en defender la familia y los valores del Evangelio, lejos de afectarlo, lo van a poner muy bien en Roma.”
Al cuestionarlo sobre la presencia de algunos obispos en las marchas ciudadanas a favor de la familia, respondió: “Es una gran novedad que los obispos hayan salido a acompañar las marchas, y participaron como cualquier ciudadano. Actuaron con toda responsabilidad. La participación de los obispos de ninguna manera vulnera el Estado laico, eso es un absurdo, porque lo hacen fuera de culto y como ciudadanos que tienen derechos a expresarse. No se trata de ninguna ley sino de una propuesta, una sola iniciativa”, concluyó.
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El tema en columnas políticas hoy, lunes 12 de septiembre de 2016.
EL ASALTO A LA RAZÓN/Carlos Marín
Milenio
Insensata exigencia frente a Catedral
Tiene razón Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México: quienes exigieron ayer la renuncia del arzobispo Norberto Rivera Carrera “se equivocaron de puerta”.
Debieron acudir a la Cámara de Diputados y al Senado a demandar que se apruebe la iniciativa presidencial de matrimonios igualitarios.
El cardenal se deslindó hace dos semanas de las movilizaciones a que convocaron los obispos y agrupaciones civiles, pero además ha sido respetuoso de los canales institucionales: desde 2010 en la capital esa unión es legal, y jamás ha impulsado una manifestación en contra.
Ayer, a través de su representante laico, Armando Martínez Gómez, Rivera pidió al PRD y a la Comisión de Puntos Constitucionales en San Lázaro se abran espacios legislativos para que sean escuchados quienes estén a favor o en contra.
Esto sí: el prelado rechaza la iniciativa por considerar que un derecho contractual no debe elevarse a norma constitucional.
Gran misterio: ¿por qué los manifestantes no piden la renuncia del arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, quien preside además el Episcopado azuzador?
cmarin@milenio.com
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Los pro familia y la miopía gubernamental/ Roberto Rock L.
LSR
Al menos 750 mil personas, según reportes periodísticos -1.2 millones, de acuerdo con los organizadores-, marcharon el sábado en más de 100 ciudades del país para defender una visión tradicional de la familia mexicana y oponerse a la iniciativa de ley del presidente Peña Nieto en favor de los matrimonios igualitarios.
Se trata de un hecho inédito no sólo por su extensión geográfica y eficaz organización, sino especialmente por su agenda de reclamos y confrontación directa con el gobierno federal. Pese a ello, la administración Peña Nieto parece navegar a ciegas ante este fenómeno.
Los análisis iniciales, especialmente de carácter académico, hacen recaer el protagonismo de la jornada en la Iglesia católica, los empresarios y grupos ultraconservadores ligados con colegios confesionales. Los informes generados por oficinas de inteligencia mexicana alertan sin embargo, sobre un fenómeno más amplio y preocupante.
Documentos diversos, elaborados previamente a las marchas, dan cuenta de un crecimiento desusado de grupos ciudadanos de carácter laico, ciertamente identificados con valores católicos pero que desbordan los tradicionales espacios de participación y control de la jerarquía clerical.
Se ha informado que ocho obispos participaron en las marchas convocadas el sábado por un movimiento con estructura muy poco definida. En ningún caso esos obispos son ubicados como corazón de las respectivas movilizaciones, si bien reflejan una nueva visión de un sector de la Iglesia a favor de un mayor activismo de los sacerdotes. En este caso concreto, ello coexiste con directrices todavía ambiguas del Vaticano en torno a la comunidad homosexual.
Consultadas al respecto, fuentes gubernamentales deploraron la falta de una mayor competencia en la Secretaría de Gobernación para entender este nuevo fenómeno social y diseñar una estrategia ante el mismo. Subrayaron que el problema se agudiza en la oficina del subsecretario de Asuntos Religiosos, Humberto Roque Villanueva, un política de la vieja guardia, al que se desestima como un personaje capaz de entender estas circunstancias y representar al Estado mexicano ante actores implicados, particularmente las Iglesias.
En 10 estados del país existen ya leyes que protegen a los llamados matrimonios igualitarios. La Corte ha validado como constitucionales los ejes de estas legislaciones. La propuesta de reforma anunciada en mayo pasado por Peña Nieto busca extender esta normatividad al conjunto del país en una ley federal.
El pasado día primero, durante la muy publicitada reunión con jóvenes, Peña Nieto subrayó la necesidad de estimular el debate en la materia y llamó al Congreso de la Unión a procesar internamente la iniciativa planteada, pese a que la fracción de su partido en el Senado, encabezada por Emilio Gamboa, decidió virtualmente “congelarla” al considerar que no se trata de un asunto “prioritario”.
Ello profundiza la percepción de aislamiento, ahora dentro de su propio partido, que escenifica Peña Nieto con amplios sectores de la opinión pública. No existe registro de que un presidente en funciones, con tan bajos niveles de aceptación ciudadana, sea dejado solo frente a un movimiento crítico que lo hace responsable de los mayores problemas en el país.
El pronóstico de este fenómeno no luce positivo para el mandatario, para su gobierno ni para su partido. Una nueva marcha con esta misma temática, ahora nacional y que se concentrará en la ciudad de México, ha sido convocada para el próximo día 24.
Es previsible que la misma cobre mayor resonancia nacional e internacional, y que mande la señal de un corrimiento de sectores importantes de la sociedad hacia un mayor conservadurismo, con claros acentos antigubernamentales.
No parecen existir las condiciones ni los actores idóneos para que este nuevo episodio sea difuminado en tan corto lapso. Antes al contrario, es previsible que estos reclamos resulten engarzados con factores que exhiben su propia dinámica de encono, como la inseguridad, el desempleo, los conflictos magisteriales, los recortes en el presupuesto y la purga en el gabinete.
De suyo complejo, el nuevo ciclo de la crisis mexicana no podrá sino complicarse si se le suman ingredientes de carácter religioso y se enarbolan presuntas amenazas contra la vigencia de la familia. Seguir por esa ruta garantizará desde ahora un adelantado final de sexenio que viviremos bajo peligro.
rockroberto@gmail.com
@OpinionLSR
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