TODOS
POR LA FAMILIA/ Felipe Arizmendi Esquivel, obispo
de San Cristóbal de Las Casas
VER
Una
gran coalición de organizaciones católicas y evangélicas del país ha promovido
una caminata, o marcha, los días 10 y 24 del presente, para defender la familia
formada por un hombre y una mujer, así como el derecho de los niños a tener un
papá y una mamá y a ser educados según las preferencias de sus padres. No somos
los obispos y pastores protestantes quienes organizamos este evento, aunque sí
lo apoyamos de corazón. Independientemente del número que se congregue en las
diferentes ciudades o poblaciones, lo importante es que los laicos se
manifiesten públicamente y digan a los legisladores lo que piensan sobre el
matrimonio y la educación. Esto es democracia real. Mal harían los legisladores
y las autoridades en no escuchar el clamor de un pueblo que los eligió para que
lo representaran. Si no lo toman en cuenta, se deslegitiman a sí mismos y
pierden más credibilidad.
Estas
caminatas no se han organizado en todas partes, no por falta de interés, sino
porque también hay otras iniciativas a favor de la familia. Por ejemplo, en
Chiapas, ha habido diálogos con legisladores y autoridades sobre el asunto. Se
han promovido conferencias sobre los nueve capítulos de la Exhortación del Papa
Francisco Amoris laetitia, para que no todo quede en un día, sino que se
profundice cuanto implica ser y formar una familia.
PENSAR
El
Papa Francisco, en dicho documento, nos dice: “Los cristianos no podemos
renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad
actual, para estar a la moda, o por sentimientos de inferioridad frente al
descalabro moral y humano. Estaríamos privando al mundo de los valores que
podemos y debemos aportar. Es verdad que no tiene sentido quedarnos en una
denuncia retórica de los males actuales, como si con eso pudiéramos cambiar
algo. Tampoco sirve pretender imponer normas por la fuerza de la autoridad. Nos
cabe un esfuerzo más responsable y generoso, que consiste en presentar las
razones y las motivaciones para optar por el matrimonio y la familia, de manera
que las personas estén mejor dispuestas a responder a la gracia que Dios les
ofrece” (No. 35).
“Los
dos grandiosos primeros capítulos del Génesis nos ofrecen la representación de
la pareja humana en su realidad fundamental. En ese texto inicial de la Biblia
brillan algunas afirmaciones decisivas. La primera, citada sintéticamente por
Jesús, declara: «Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó,
varón y mujer los creó». Sorprendentemente, la imagen de Dios tiene como paralelo
explicativo precisamente a la pareja hombre y mujer. La fecundidad de la pareja
humana es imagen viva y eficaz, signo visible del acto creador” (No. 10). “La
pareja que ama y genera la vida es la verdadera escultura viviente, capaz de
manifestar al Dios creador y salvador. Por eso el amor fecundo llega a ser el
símbolo de las realidades íntimas de Dios” (No. 11).
ACTUAR
Defendamos
la familia: en el hogar, en la escuela, en las calles, en los recintos
legislativos, en los medios de comunicación. En ella nos jugamos el presente y
el futuro de la humanidad.
Como
Iglesia, no imponemos a la sociedad un modelo de familia, pero sí lo ofrecemos,
seguros de que nuestro ofrecimiento es un bien para la comunidad.
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