Vatican Insider, 04/25/2015
In
morte di un obispo
El
26 de abril de 1998 fue asesinado el obispo guatemalteco Juan José Gerardi. Su
gente lo recuerda con una marcha silenciosa
ALVER
METALLI
Desde BUENOS
AIRES, 25 de abril de 2015
La
marcha silenciosa comenzará dentro de pocas horas en la plaza de la catedral
metropolitana y recorrerá las calles del centro de Ciudad de Guatemala hasta la
casa parroquial de San Sebastián donde vivía, a poca distancia de la casa
presidencial, y donde los pobres restos fueron llevados en abril de 2013. El
cuerpo, refieren los testigos, después de la mortal agresión con piedras estaba
tan desfigurado que solo pudieron identificarlo por el anillo episcopal y los
posteriores análisis de laboratorio. Pasaron 17 años, pero los guatemaltecos no
olvidan a Juan José Gerardi Conedera, su combativo defensor. Apenas 54 horas
antes el obispo había difundido un informe sobre los actos de violencia que se
cometieron entre 1960 y 1996, durante los años de los gobiernos militares,
titulado “Guatemala nunca más”, que ya desde el mismo encabezamiento evoca el
análogo argentino sobre los crímenes de la dictadura militar.
Las
analogías del asesinato de Gerardi con el del Romero, en el vecino El Salvador,
son muchas. Por esa razón se ha previsto una nutrida participación de
delegaciones guatemaltecas en la beatificación de monseñor Romero, el 23 de
mayo, a cuarenta minutos de vuelo de Ciudad de Guatemala.
La
biografía de monseñor Gerardi que publica el sitio de la Conferencia episcopal
de Guatemala, recuerda cuando fue elegido obispo de El Quiché en 1974. “Eran
los años en que la situación de violencia crecía mucho en este territorio, uno
de los más pobres de Guatemala”. En El Quiché, dice el texto, “la lucha entre
el ejército y la guerrilla se volvía cada día más fuerte, alcanzando situaciones
terribles entre 1980 y 1983. Cientos de catequistas y directivos de las
comunidades cristianas, casi todos mayas, fueron asesinados”.
Las
circunstancias que sellaron el destino de Gerardi ocurrieron en 1988, cuando la
Conferencia Episcopal delegó a Monseñor Rodolfo Quezada Toruño (posteriormente
creado cardenal por Juan Pablo II en 2003) y a monseñor Juan Gerardi para
participar en la Comisión Nacional de Reconciliación que se forma ese año.
Gerardi creó la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, que se ocupa hasta
hoy de tutelar los derechos de los desaparecidos o asume nuevos casos de violaciones.
En este contexto comenzó el proyecto interdiocesano de Recuperación de la
Memoria Histórica, al que el obispo se dedicaba casi por completo. Cientos de
testimonios desfilaron por las oficinas de la Comisión presidida por Gerardi,
permitiendo reconstruir un cuadro de violaciones sistemáticas cometidas sobre
todo por el ejército o grupos de civiles que actuaban junto a ellos en la obra
de represión. Los cuatro volúmenes de la investigación documentan más de 54 mil
casos de violaciones de derechos humanos, torturas, desapariciones,
mutilaciones, masacres y estupros.
El
resultado del trabajo se presentó al público el 24 de abril de 1998. El 26 de
abril de 1998 Gerardi fue asesinado.
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