15 mar 2007

Al Gonzales en la mira

El secretario de Justicia de EE UU, Alberto Gonzales, aceptó que se cometieron errores en el manejo de la información provista al Congreso sobre las razones para el despido de ocho fiscales federales, pero insistió en que los despidos fueron justificados plenamente.
Dijo que su intención es permanecer en su puesto en tanto, Senadores demócratas, en principio, han pedido su renuncia, pero ya empezaron se sumo al coro un republicano: John Sununu, Senador por New Hampshire.
"He superado muchos obstáculos en mi vida para convertirme en secretario de Justicia y si estoy aquí, no es por darme por vencido. Estoy aquí porque he aprendido de mis errores, porque acepto la responsabilidad y porque estoy comprometido con mi trabajo, y eso es lo que pienso hacer aquí en nombre de los estadounidenses", declaró.
El funcionario convocó una rueda de prensa luego de anunciarse la renuncia de su jefe de personal, Kyle Sampson, por no haber divulgado a otros altos funcionarios del Departamento de Justicia el alcance de las comunicaciones que tuvo con la Casa Blanca en torno a los despidos lo que provocó que funcionarios de la dependencia proveyeran, bajo juramento, informes incompletos al Congreso.
Esos funcionarios del Departamento de Justicia testificaron ante el Congreso que la decisión de despedir a los fiscales recayó totalmente en esa dependencia, pero se supo que hubo injerencia de la Casa Blanca.
Medios de EE UU reportaron que la Casa Blanca, específicamente la ex asesora de Bush, Harriett Miers, fue quien sugirió que el Departamento de Justicia despidiera a los 93 fiscales federales porque se requerían ideas frescas y sangre nueva.
Posteriormente se decidió que ocho serían despedidos, pero los legisladores demócratas alegan que los fiscales federales fueron removidos de sus cargos por motivaciones políticas y bajo la presión de legisladores republicanos.
La semana pasada algunos de los fiscales despedidos testificaron ante el Congreso que fueron removidos de sus cargos tras recibir llamadas de legisladores republicanos cuestionando el avance de pesquisas en torno a figuras demócratas. Uno de esos fiscales despedidos es David Iglesias (republicano), ex fiscal federal en Nuevo México, quien indicó que recibió llamadas de dos legisladores republicanos de su estado, incluyendo el senador republicano Pete Domenici, para averiguar sobre el progreso de las pesquisas. Y ello se considera inapropiado bajo las reglas de ética del Senado.
Los demócratas dicen que la situación es otro ejemplo más de la falta de independencia del Departamento de Justicia y de su politización, pese a que se supone que aplique las leyes sin consideraciones de corte político.
Sin embargo, Gonzales se sostuvo en que los despidos fueron justificados tras una revisión para determinar cuáles fiscales federales habían tenido un desempeño más pobre y en qué distritos convenía hacer nuevos nombramientos. Recalcó que tanto el secretario de Justicia como quienes han sido nombrados a sus puestos, como es el caso de los fiscales federales, sirven a discreción de la presidencia y en ese caso los despidos se basaron en el desempeño de los fiscales y no en razones políticas. "Obviamente me preocupa el hecho de que se le comunicó o se le habría comunicado información incompleta al Congreso", indicó Gonzales.
Pero el senador demócrata de Nueva York, Charles Schumer, quien renovó anteayer su llamado para que Gonzales renuncie, indicó que la salida de Sampson no le quita presión al secretario de Justicia sino que la incrementa. Según Schumer, el presidente Bush debe responder porque "la nube sobre el Departamento de Justicia es cada vez más oscura y sólo el Presidente puede disiparla".
La senadora demócrata de California, Dianne Feinstein, quien integra el panel Judicial del Senado, dijo que llegarán al fondo del asunto. "Me parece extraordinariamente importante emitir emplazamientos al señor (Karl) Rove, a la señora (Harriett) Miers y al señor (Kyle) Sampson para determinar realmente de dónde surgió todo esto, cómo se orquestó, y cuál fue la verdadera estrategia".
Desde México, el portavoz presidencial, Tony Snow, dijo que Bush nunca hizo llamadas telefónicas para hablar sobre fiscales específicos.
Pero los democratas desean saber qué papel jugó la Casa Blanca en los despidos; epecíficamente el papel del asesor presidencial, Karl Rove.
Por lo pronto, la Comisión de Asuntos Judiciales del Senado aprobó este jueves 15 de marzo citar a varios cinco funcionarios del Departamento de Justicia y seis de los fiscales federales; los funcionarios invitados a comparece son Michael Elston, Kyle Sampson, Monica Goodling, Bill Mercer y Mike Battle; y los fiscales que declararon todos ante la comisión la semana pasada, son: Carol Lam, de California; Bud Cummins, de Arkansas; Paul Charlton, de Arizona; John McKay, del estado de Washington; Daniel Bogden, de Nevada, y David Iglesias de Nuevo México.
Empero, la Comisión postergó por una semana más una votación sobre la posible emisión de citaciones judiciales a varios de los colaboradores más allegados al presidente George W. Bush, entre ellos su asesor político Karl Rove, la ex asesora legal de la Casa Blanca Harriet Miers y el asesor adjunto de la Casa Blanca William K. Kelley.
Las citaciones sirven de advertencia para el gobierno para que cumpla sus promesas, declaradas tanto por Gonzales como Bush, de relatar toda la verdad sobre las destituciones.
El Presidente Bush fue cuestionado en México, al respecto:
PREGUNTA: -El mundo quiere escuchar su voz. El Procurador General reconoció ayer que hubo errores en el despido de los procuradores. ¿Qué se ve hacia el futuro en su gabinete? ¿Tiene usted confianza en ellos? Igual de importante ¿Cuán eficaz puede ser en el Congreso? ¿Se ha perdido mucha confianza en el lado demócrata y no tiene quién lo defienda del lado republicano?
-PRESIDENTE BUSH (Interpretación del inglés al español): Sí. Yo confío en el procurador general Alberto Gonzales, hablé con él esta mañana y hablamos de la necesidad de él de ir al Capitolio y dejar muy claro a ambos partidos políticos sobre por qué se tomaron estas decisiones en el Departamento de Justicia.
Está muy claro y, correcto, hubo errores, francamente yo no estoy contento porque hay mucha confusión sobre lo que verdaderamente ha sido una práctica tradicionalmente de la Presidencia.
Los procuradores están ahí a disposición del Presidente, en gobiernos anteriores se han despedido a los procuradores y tienen todo el derecho a hacerlo.
El Departamento de Justicia hizo una recomendación de procuradores y yo creo que esas razones fueron totalmente adecuadas, sin embargo este tema fue mal manejado a tal grado que ahora ustedes me hacen preguntas aquí en México que, está bien, yo haría lo mismo, haría la misma pregunta, pero permítanme decir algo más, que Al tiene razón, hubo errores y va a ir al Capitolio a corregirlos.
Yo agradezco el hecho que está tomando acción, porque en cualquier momento cuando alguien va al Capitolio ellos tienen que entender plenamente en los hechos y cómo van a presentar esos temas ante el Congreso y el hecho de que tanto republicanos como demócratas sienten que hubo una comunicación que no fue directa, esto me preocupa y le preocupa al procurador. Así que él tomó acción y tiene que seguir tomando acción.
-PREGUNTA: -En cuanto al despido de los procuradores en Estados Unidos hubo argumentos de que hubo una motivación política, es esto un factor apropiado. Cuando usted habló con el Procurador Alberto Gonzales el año pasado qué le dijo y qué le instruyó.
-PRESIDENTE BUSH (Interpretación del inglés al español): He escuchado esas acusaciones de que hubo motivaciones políticas en este tema, que se tomaron simplemente no es cierto.
En segundo lugar, para que lo sepan, a mí me llegan quejas en todo momento sobre varios temas de parte del Congreso; el senador, el representante fulano y a veces hay algo de frustración con el poder.
Entonces, ellos hablan conmigo y me dicen: está usted al tanto de tal cosa y de tal cosa, y he recibido quejas de algunos de los procuradores. En una ocasión recuerdo que estuve en el Senado y los senadores estaban hablando de ese tema, no recuerdo algún nombre en particular, pero si le dije a Al el año pasado, el otoño pasado le pregunte: has escuchado alguna queja sobre los procuradores, le dije yo sí.
Y le dije que yo había oído quejas pero en ningún momento le planteé algún caso en particular ni en ningún momento le di ninguna instrucción específica.
-PREGUNTA: -Se entiende pues que usted habló, que había una necesidad de tomar acción con él.
-PRESIDENTE BUSH (Interpretación del inglés al español): Tendrá que hacerle esa pregunta a Al (Gonzales), pero como le digo yo hablé con los miembros de mi gabinete y hablo con ellos sobre cualquier queja que yo escuche.
Si llega un senador y me dice: yo tengo una queja, me parece totalmente correcto y necesario que yo transmita esas quejas. No en cada una y en todas las ocasiones, pero la gente ve su momento con el Presidente a veces como una oportunidad para desquitar su frustración sobre lo que sucede en su estado, o los congresistas a veces se preocupan por como suceden las cosas en su distrito, ya sea el procurador o la Secretaria de Estado, algún otro integrante del gabinete, yo les transmito esa queja.
Lo que hizo Al y lo que hizo el Departamento de Justicia fue correcto, los procuradores están ahí a disposición del Presidente, son nombrados por el Presidente y pueden ser removidos del cargo por el Presidente.
Lo que fue mal manejado fue la explicación de este caso, de los casos ante el Congreso y Al tiene trabajo que hacer allá y lo que yo le agradezco al procurador general fue que públicamente indicó que deberían haberlo manejado mejor, que hubo errores y que han tomado acción y, obviamente hay más que hacer y de eso hablamos esta mañana por teléfono.

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