Creen que van a debilitar a la presidenta por lo que gritan?, no. ‘¡Más fuerte soy, más fuerte!’. ¿Ustedes creen que esos gritos y leperadas me van a hacer algo?, ¡no!”
La soberbia del poder presidencial: cuando la crítica se convierte en ruido
La respuesta de la Presidenta Claudia Sheinbaum a las recientes manifestaciones, encapsulada en la categórica declaración "¡Más fuerte soy, más fuerte!", no se consolida como un ejercicio de firmeza institucional, sino como una muestra de soberbia política que busca deslegitimar el disenso ciudadano. Esta retórica no solo es un error estratégico, sino un déficit democrático que amenaza con radicalizar la polarización.
Al despachar las consignas de la oposición como simples "gritos" o "leperadas", el Ejecutivo evade de manera intencional el análisis de fondo de las demandas. Esta descalificación frontal no es un signo de fortaleza, sino una táctica discursiva para anular el contenido de la protesta y eludir la necesaria autocrítica. En lugar de ver el disenso como un componente legítimo de la vida pública, Sheinbaum lo proyecta como un ruido irrelevante que carece de la capacidad de "debilitar a la presidenta".