La presidenta de la República utiliza una estrategia de polarización optimista para movilizar a sus bases y desestimar las críticas.
El mensaje de hoy de que "hay mucho que celebrar" se centra en los siete años de la "transformación" (iniciada en 2018) y en los programas de Bienestar. Esto busca anclar su legitimidad y éxito no en su gestión individual, sino en la continuidad de un proyecto de nación más amplio.
Sheinbaum minimiza el descontento ("Esta idea de que hay enojo, insatisfacción, molestia [...]") y desplaza la crítica hacia "nuestros detractores", calificándola como una oposición esperable en un "país libre". Esta táctica busca invalidar las protestas y consolidar la narrativa de que el apoyo popular es abrumadoramente positivo ("mucha alegría en la gente").