La tragedia en Poza Rica pudo haberse evitado.
La dolorosa tragedia vivida en Poza Rica, Veracruz, con la pérdida de al menos 34 vidas por el desbordamiento del Río Cazones, no debe ser catalogada simplemente como un desastre natural. Se trata, más bien, de una tragedia que pudo y debió evitarse, producto directo de la incompetencia gubernamental en un momento crucial.
La evidencia, respaldada por la información de Conagua y el análisis de expertos, es clara: las alertas meteorológicas e hidrológicas se emitieron a tiempo. El problema no fue la previsión técnica, sino el colapso de la gestión humana. Fallaron de forma crítica las fases de Comunicación Masiva y Capacidad de Respuesta del Sistema de Alerta Temprana, pilares mundiales de la protección civil.
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