Revista
Proceso # 2017, 27 de junio de 201
Un burócrata
peñanietista, al Comité de la ONU contra la Tortura/GLORIA LETICIA DÍAZ Y MATHIEU TOURLIERE
La súbita
decisión de cambiar la candidatura de un especialista por la de un burócrata de
la diplomacia para representar a México ante el Comité de la ONU contra la
Tortura, prendió las alarmas entre los expertos. Afirman que la administración
de Enrique Peña Nieto da una muestra más de que la defensa de los derechos
humanos no forma parte de su agenda. La postulación de Claude Heller, sostiene
el candidato desplazado, tiene la finalidad de “defender la imagen” del país en
momentos en los cuales se le señala –especialmente desde el estadunidense
Departamento de Estado, como ocurrió el jueves 25– por las constantes
violaciones a las garantías elementales de sus ciudadanos.
El martes 16,
el gobierno de Enrique Peña Nieto dio una muestra más de que la defensa de los
derechos humanos no forma parte de su agenda. Ese día, la Secretaría de
Relaciones Exteriores (SRE) notificó al Comité contra la Tortura (CAT), de la
ONU, el cambio de la candidatura mexicana para ocupar un puesto en ese órgano,
que es el responsable de verificar el cumplimiento de la Convención Contra la
Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
Un auténtico
especialista en el tema de la tortura, Miguel Sarre, registrado el pasado 28 de
abril, fue canjeado por un diplomático en retiro, Claude Heller Rouassant,
experto en defender a México en escenarios internacionales.
La decisión
marcaría un cambio más en la política exterior de México en relación con los
órganos de derechos humanos y en la forma en la cual se habían registrado las
postulaciones de expertos, considera José Antonio Guevara Bermúdez, exministro
de Asuntos de Derechos Humanos de la Misión Permanente de México ante la ONU,
en Ginebra.
“Llama la
atención la visión de país bananero de la Cancillería –dice Guevara en
entrevista–, de buscar controlar los mecanismos de derechos humanos de la ONU
metiendo amigos del régimen, tratar de controlar el impacto internacional sobre
lo que está ocurriendo en México, minimizar los ‘ataques a la patria’”.
Actualmente
director de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos
(CMDPDH) y miembro del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias, de la
ONU, Guevara resalta que pese a no haber reglas claras para designar candidatos
a los organismos internacionales, “en sexenios anteriores se recurrió a
consultas entre las organizaciones de la sociedad civil para postular en 2006 a
Miguel Sarre al Subcomité para la Prevención de la Tortura, y en 2010 para
impulsar a Carlos Ríos Espinosa como miembro del Comité sobre Derechos de las
Personas con Discapacidad”.
Reconoce que
aunque en esta ocasión la Cancillería no sometió a consulta la postulación de
Sarre para contender por un lugar en el CAT, “es claro que cuenta con todas las
credenciales, y de habernos preguntado, por supuesto que hubiera tenido el aval
de las organizaciones. Nos sorprende que hayan decido cambiar a un experto como
Miguel por un diplomático cuyo único mérito ha sido representar a México en
diferentes delegaciones, misiones o embajadas”.
México, bajo la
lupa
Siete días
después de la decisión tomada por la SRE, a cargo de José Antonio Meade
Kuribreña, organizaciones de la sociedad civil reprocharon en una carta la
decisión tomada por la dependencia.
Los firmantes
le recuerdan a Meade que su decisión trastoca los Principios y Directrices de
Addis Abeba, aprobados en junio de 2012 por los presidentes de los órganos de
derechos humanos de la ONU, sobre la independencia e imparcialidad que deben
tener los miembros de dichos órganos.
Los
lineamientos referidos señalan que los “conflictos de intereses y el
incumplimiento de los requisitos de independencia e imparcialidad, ya sean
reales o aparentes, pueden ser consecuencia de diversos factores, como la
nacionalidad del miembro o su lugar de residencia, su empleo actual o anterior,
la pertenencia o afiliación a una organización o las relaciones familiares o
sociales”.
Guevara agrega:
“Como miembro de un Grupo de Trabajo o un Comité de la ONU, trabajas con tus
propios recursos y viajas a Ginebra cuando hay sesiones ordinarias, en el caso
del CAT tres veces al año. No hay paga. Habría que preguntarle al embajador qué
lo motiva a aceptar la nominación, si carece de experiencia y conocimiento para
ejercer el cargo”.
Peor aún,
agrega, cuando se trata de un tema en el cual México no tiene cifras que lo
libren del escrutinio al que será sometido el país el próximo año por el CAT,
en seguimiento a recomendaciones de 2012.
De acuerdo con
datos obtenidos por la CMDPDH por medio de solicitudes de información pública,
de 2006 a octubre de 2014 la Procuraduría General de la República acumuló 4 mil
55 denuncias por tortura, 88% de ellas sólo en los últimos dos años.
De las más de 4
mil denuncias, la dependencia sólo integró mil 884 averiguaciones previas, y de
2005 a 2013 los jueces únicamente habían emitido cinco sentencias condenatorias
(Proceso 2006).
“Las cifras son
escandalosas, de ahí las sospechas sobre qué pretende el gobierno de México que
haga un embajador en retiro como miembro del CAT, que entre sus competencias
tiene la de conocer casos específicos. La CMDPDH tiene cuatro expedientes y
este año presentará otros tres.
“¿El embajador
va a tratar de cabildear para minimizar el impacto de las investigaciones o
simplemente va a reportar a sus superiores en la Cancillería qué es lo que se
cocina en el CAT?”, se pregunta Guevara Bermúdez.
Dudas similares
llegaron a la mente de Sarre Iguíniz el martes 16, cuando recibió la llamada
del coordinador de asesores de la SRE, Carlos Pérez Verdía, para anunciarle que
el canciller Meade lo había revocado como candidato al CAT.
Reconocido
ampliamente por su labor académica desde 1997 en el ITAM y catedrático de la
maestría en derechos humanos por la Universidad de Notre Dame, Indiana, los
últimos ocho años Sarre formó parte del grupo de 25 expertos del Subcomité de
la ONU para la Prevención de la Tortura.
Con amplia
trayectoria en el mundo de los derechos humanos, en México el académico fue
ómbudsman de Aguascalientes, tercer visitador de la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos durante la gestión de Jorge Madrazo Cuéllar y autor de
Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en asuntos que involucren
hechos constitutivos de tortura y malos tratos, publicado por la Suprema Corte
de Justicia.
Asimismo
informó que los altos funcionarios de la Cancillería, entre ellos Alejandro
Alday, no concederían entrevistas sobre el tema.
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