Revista
Proceso # 2017, 27 de junio de 2015
El
Cártel de los Fármacos, fenómeno made in USA/RAFAEL
CRODA
INTERNACIONAL
Bogotá.-
El agente especial de la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA),
Rockwell Herron, tiene su centro de operaciones en San Diego, California, a
pocos kilómetros de la frontera con México, pero sus labores nada tienen que
ver con las organizaciones mexicanas del narcotráfico, sino con lo que él llama
el “Cártel de los Fármacos”, mafia 100% estadunidense.
Ese
cártel, considerado el principal beneficiario económico del consumo de drogas
en Estados Unidos, mueve unos 25 mil millones de dólares al año. Sus ingresos
por venta ilegal de medicamentos de prescripción superan los de los cárteles
mexicanos que trafican cocaína, mariguana, heroína y metanfetaminas.
Para
Herron, el Cártel de los Fármacos es la mayor amenaza. Tiene ocho años
investigándolo y está convencido de que el abuso de medicamentos que se
consiguen en el mercado negro supera el de las drogas ilícitas provenientes de
Latinoamérica.
“Tenemos
el problema de las drogas ilegales y otro igual o peor: el consumo de los medicamentos
legales que se adquieren ilícitamente”, dice el agente de la DEA a Proceso en
una visita a Colombia para dar charlas a jóvenes estudiantes sobre el sórdido
mundo de los estupefacientes.
De
acuerdo con Herron, el Cártel de los Fármacos no tiene capos con rostros
mestizos, botas vaqueras, hebillas de plata, gruesas medallas de oro y fusiles
AK-47 al hombro. Tiene, en cambio, médicos con batas blancas que atienden a sus
pacientes en pulcros consultorios y con el poder de su firma en una receta para
proveer drogas a millones de estadunidenses con problemas de adicción.
“Mi
trabajo es investigar a los médicos que venden recetas, canjean recetas por
sexo y utilizan ese poder para abastecer el mercado ilegal y el consumo ilegal
de las píldoras”, explica.
El
Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA) estima que
52 millones de estadunidenses han consumido medicamentos de prescripción y que
uno de cada 12 estudiantes de secundaria se droga con analgésicos opiáceos de
prescripción.
Herron,
conocido como Rocky por los estudiantes a quienes imparte charlas, dice que una
familia estadunidense normal no tiene metanfetaminas, heroína o cocaína en su
casa, pero sí analgésicos, antidepresivos y estimulantes en el botiquín.
“Los
niños van al baño, toman las pastillas y se drogan. Así empiezan, y como no hay
pastillas suficientes en los baños para abastecer la demanda, se genera un
mercado negro con recetas de los médicos”, explica.
Entre
los medicamentos de mayor consumo ilegal en Estados Unidos están los
analgésicos opiáceos, como el OxyContin, el Percocet (oxicodona), la Vocodina,
la Hidrocodona y la Metadona. También antidepresivos y ansiolíticos, como el
Valium y el Xanas, y estimulantes, como el Ritalín y el Adderall.
Drogas
hechas en casa
“Si
la droga latinoamericana dejara de llegar a Estados Unidos, los adictos
seguirían abasteciéndose de drogas hechas en casa, en laboratorios legales o en
laboratorios clandestinos de ácidos y metanfetaminas”, dice el experto en
seguridad y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Pablo Reyes.
Según
investigaciones del NIDA, en condados estadunidenses de altos ingresos cuyos
residentes fueron víctimas de la crisis económica de 2008 y 2009, miles de
familias dejaron de adquirir medicamentos costosos y eso llevó a sus miembros
adolescentes –quienes estaban enganchados con el consumo de esos fármacos– a
incursionar en drogas ilícitas duras, como la heroína.
El
Departamento de Salud de Estados Unidos considera que ese país vive una
epidemia de abuso de heroína que causa más de 100 muertes por sobredosis cada
día. Según la institución, entre 2007 y 2013 el número de adictos a esa droga
aumentó 172%, al pasar de 161 mil a 289 mil. El 85% de ellos comenzó con el
consumo de fármacos.
Herron
señala que el negocio de los fármacos es tan rentable que incluso pasan de
contrabando a Tijuana, donde los adquieren más fácilmente los consumidores
estadunidenses.
“Hay
traficantes mexicanos de píldoras que tienen brazos dentro de Estados Unidos y
corrompen médicos, roban farmacias y mandan pacientes falsos a conseguir
recetas. Así se abastecen de esos fármacos. Son la única droga que se consigue
en Estados Unidos, cruza la frontera hacia México y regresa a Estados Unidos y
sigue dando ganancias”, indica el agente especial, con 25 años de servicio en
la DEA.
Para
Herron, quien piensa que el principal frente de batalla de la guerra contra las
drogas es la educación y la prevención, el Cártel de los Fármacos es tan
poderoso que “en estos momentos, para mí, los narcos mayores son los médicos de
mi país que venden las recetas”.
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