El informe de la ONDCP habla de cultivos en zonas nuevas y afirma que ahora se siembra mucho más en los parques nacionales. Y claro, acepta que unas 38,600 hectáreas de cultivo no son nuevas, sino la cifra corregida tras la puesta en marcha del nuevo sistema de medición que ha permitido la vigilancia sobre más territorio. Y es que en 2005, el satélite observó un área un 81% más amplia que el año anterior.
Mientras que el 2001, los cultivos se concentraban en Putumayo, Caquetá y Meta; en el 2005 -dice la ONDCP-, hay cultivos en 13 de las 32 provincias y, en muchas de éstas, en sitios donde antes no se habían detectado.
Anne Patterson, encargada de los asuntos del narcotráfico internacional del Departamento de Estado y exembajadora de EE UU en Colombia, declaró al diario El Tiempo que si los cultivos se han extendido hasta una zona tan remota es prueba de que "los traficantes están reaccionando a la presión a la que se les somete". Y reconoce que el desplazamiento puede no deberse a un aumento de los cultivos, sino al traslado de los mismos.
Para los críticos el informe de ONDCP es el reflejo del fracaso de la política antinarcóticos, cuya principal herramienta es la fumigación y, en menor medida, la erradicación manual.
El 2005 se fumigaron 130,000 hectáreas (una misma zona se fumiga varias veces) y se erradicaron manualmente 32,000. hectáreas
Abelardo Arias, subsecretario para Asuntos Internacionales de Narcotráfico, dice que la capacidad de resiembra de los cultivadores ha crecido y cada vez hacen un mejor trabajo a la hora de proteger las plantas. Algunos prefieren pequeñas parcelas, que son difíciles de detectar, y otros podan las ramas tan pronto son fumigadas para evitar que el glifosato acabe con toda la planta.
Varias ONGs han denunciado que la fumigación tiene un efecto adverso: estimula la "colonización" de nuevos territorios. Por cada nueva hectárea de coca, se calcula, se talan 10 de bosque.
¡Pero ni EE UU ni Colombia aceptan el fracaso de la política de erradicación!
Para Ann Paterson, el único responsable de que el negocio siga boyante es la actividad de las FARC.
Además, Patterson, resalta que se ha evitado que unas 200 toneladas métricas de coca ingresen al mercado de EE UU, además, subraya como a través del Plan Colombia se han logrado reducir dramáticamente todos los índices de violencia en el país.
Sin duda argumentos sólidos, pero difíciles de vender a un Congreso cuyo interés central es la reducción del tráfico de drogas hacia EE UU.
Los poco más de 5 años del Plan Colombia:
De su cúspide de 169,800 hectáreas registradas en el 2001, los cultivos de coca en Colombia habían caído a 144,450 en el 2002 y, luego, a 113,850 en el 2003. Para el 2004, no obstante, la reducción –que autoridades de ambos países utilizaban para demostrar la efectividad del plan– se estancó en la cifra del 2003. De hecho creció ligeramente a 114,000.
El informe de la ONDCP evidencia lo que algunos en los gobiernos de ambos países temen y lo que muchos críticos de la fumigación vienen pregonando: la estrategia de lucha contra los cultivos está agotada.
El año pasado la Policía colombiana dijo que su capacidad de fumigación había llegado al máximo y advirtió que para ganar la batalla había que ampliar el programa a través de una nueva base antinarcóticos y más avionetas de fumigación, de las cuales 11 han sido derribadas.
La aspersión por hectáreas cuesta en Colombia un promedio de 880 dólares , de los cuales 84 por ciento son aportados por EE UU.
Por lo pronto, el Plan Colombia - con una inversión de cerca de los seis mil millones de dólares- tiene dos años de vida más, a saber 750 millones de dólares anuales, mismo que comenzarían a reducirse de allí en adelante.
Si el dato del 2005 no demuestra una reducción, eso evidenciaría lo que algunos en los gobiernos de ambos países temen y lo que muchos críticos de la fumigación vienen pregonando: la estrategia de lucha contra los cultivos está agotada.
La pregunta será entonces ¿habrá que invertir más dinero para aumentar la capacidad de fumigación o habrá llegado el momento de pensar en otra táctica?
Y bueno, las criticas no se harán esperar.
El 6 de marzo pasado El Tiempo señaló en su editorial en forma de pregunta: ¿Estrategia fracasada? (el combate a las drogas).
¡Da entender que el Plan Colombia ha sido un rotundo fracaso!
Hace referencia a un editorial de ese periódico del año 2000 (‘La última batalla’, 8 de octubre del 2000), "dijimos que, de fracasar el entonces recién lanzado Plan Colombia, “Estados Unidos tiene la responsabilidad histórica de buscar y acordar el camino de la legalización de la droga”.
Termina el editorial del seis de marzo con una simple pregunta: ¿No habrá llegado la hora de revisar una estrategia que, a todas luces, está fracasando? La legalización es impopular. Pero quizá sea el momento de empezar a considerarla en serio."
Y creo que no esta descartada esa posibilidad.
Informe de The Office of National Drug Control Policy (ONDCP)
2005 COCA ESTIMATES FOR COLOMBIA
(Washington, D.C.)—The Office of National Drug Control Policy (ONDCP) released the following statement regarding the annual survey of coca cultivation in Colombia:
This year we are reporting mixed results for the U.S. government's just concluded annual survey of coca cultivation in Colombia.
Coca cultivation declined by 8 percent, from 114,100 to 105,400 hectares, when those areas surveyed by the US government in 2004 were compared with the same areas in 2005
Nevertheless, the survey also found 144,000 hectares of coca under cultivation in 2005 in a search area that was 81 percent larger than that used in 2004. The potential production for the 144,000 hectares of coca found by this year's survey is 545 metric tons of pure cocaine
In an effort to improve the accuracy and comprehensiveness of the estimate, this year's survey expanded by 81 percent the size of the landmass that was imaged and sampled for coca cultivation. The newly imaged areas show about 39,000 additional hectares of coca. Because these areas were not previously surveyed, it is impossible to determine for how long they have been under coca cultivation. Because of this uncertainty and the significantly expanded survey area, a direct year-to-year comparison is not possible. The higher cultivation figure in this year's estimate does not necessarily mean that coca cultivation increased in the last year; but rather reflects an improved understanding of where coca is now growing in Colombia. While we are disappointed that so much coca has been found to be growing outside our 2004 survey area, we are confident that we will be able to work closely with the Government of Colombia to focus eradication efforts on these areas.
The 2005 report reveals two clear trends:
First, where spraying occurs, coca growers have not kept up. This provides some explanation of why they have vigorously sought to expand coca cultivation areas. According to the same U.S. Government estimate, areas where aerial eradication was employed show at least a 10 percent net reduction, as farmers abandon fields or replant less than the initial area under cultivation.
Second, the survey shows that coca growth is emerging in previously surveyed areas where spraying has not occurred in the past—with at least a 12 percent increase in cultivation during 2005.
Colombia, with U.S. assistance, sprayed almost 139,400 hectares of coca in 2005. The Government of Colombia also reported that about 32,000 hectares were eradicated manually in Colombia. The effect of the coca eradication program was to reduce the amount of production in traditional growing areas and force producers, which include illegal armed groups such as the FARC, to more isolated fields where expenses associated with transportation and start-up increase the production cost and reduce potential profit.